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CAPÍTULO 84

(FINAL PARTE 1)

Bennett.

Estoy acostado en la hierba con Kieran mirando Londres después de nuestra carrera matutina. Acaricio su pelaje y mueve la cola pegándose a mi toque, su pelaje es tan suave que recuerdo cuando lo saque de eses basurero en Nueva York siendo un cachorro y se convirtió en mi fiel amigo.

—Mi Kieran— lo abrazo contra mí. —Cómo te extrañé.

Raspa su cabeza en la mía entusiasmado y le doy una croqueta de premio. Bajo mi brazo derecho yace Cora recostada en mi pecho jugando con mis rizos suavemente. —No dejas que me concentre en el clima gatita y si sigues jugando con mi cabello nos dormiremos en la hierba.

—Eso es lo que quiero, dormirme así tal cual estamos los cuatro, soy la que pasó toda la noche explicándole a Aaron la historia del arte, nuestro hijo hace demasiadas preguntas, está en la etapa de preguntar por todo.

—El otro día pase una hora explicándote sobre mis nuevos bocetos y porque el color rojo no es adecuado para mi pintura familiar ¿Y todavía te preguntas a quién se parece? — me río cuando me golpea en el tórax sacándome el aire —. Tranquila, esta noche yo le explico la teoría de arte contemporáneo con legos.

Cae una mano diminuta en mi pecho y después un cuerpo pequeño de un niño rubio se arroja sobre mi estómago. Me quejo y lo levanto en el aire. —Aquí estás cupcake— se retuerce por las cosquillas.

Me siento completo finalmente.

—¿Qué es un lego papá?

—Las pequeñas piezas que usamos para jugar con...

Mis sueño me jalan a la inconciencia y de repente estoy recostado en mi apartamento a punto de quitarme la vida solo, sin Kieran, sin Cora y sin Aaron. —¡No te pertenezco Logan Roe! — grito fuerte con el rostro bañado en lágrimas.

Estallan los ventanales de la cocina, me cubro la cara mientras me emboscan. La insignia de la mafia danesa se pasea en líneas borrosas a mi alrededor. Destrozan mi apartamento y quiebran cada mueble. —¡Lo tenemos, el adicto sigue con vida! ¡Revisen las habitaciones! — hablan a mi espalda.

—No lo toquen, el gran líder danés está aquí, viene subiendo por los ascensores.

Muchos maldicen — Nunca sale de Dinamarca. ¿Qué coño pasó? ¿Por qué carajo viene?

—Cierren la puta boca, el muro de defensa real entró— apuntan sus armas al techo.

Entran revisando de arriba hacia abajo el apartamento, cubren a dos mujeres que no veo —Tenemos las calles cubiertas y el cuerpo mutilado preparado, hemos dejado nuestras señales de burla por todo el lugar— le hablan al líder a casi dos metros de distancia.

Se quita los guantes blancos de la mano dejando a la vista un tatuaje de cruz alojada en el dorso de su mano. —Átenlo y arrástrenlo hasta una de las camionetas— me levanta a jaloneos y el pequeño trozo de papel cae de mi mano. — ¿Qué es eso? — pregunta el líder hablando finalmente y abro mucho los ojos. Levantan el papel y leen mi acta de matrimonio. —¿Por qué quieres matarte si estás casado?

Me río sin importarme que tienen una maldita metralleta en mi cabeza. —Acabo de enterrar a mi anterior esposa, estoy muy drogado, dependo de una dosis que podría causarle una mal formación a mi hijo. Soy una cadena para la mujer que amo.

—¿Tú eres la cadena en su pierna o ella es tu cadena? — lo dice con rabia —Eres un estúpido, abre los ojos, morirás y ella seguirá su vida con alguien más y al final serás el único que perdió y yo a ella la mataré.

—¡No! ¡Coraline! ¡Coraline! — grito desesperado y es mi propio grito el que me hace despertar.

Abro los ojos desesperado a oscuras en mi celda con el rostro cubierto de lágrimas amargas, mi cuerpo desnutrido está atado por la camisa de fuerza, me siento atrapado, pero no físicamente, si no en mi mente como la noche en la que decidí quitarme la vida.

No hay un Kieran a mi lado, ni Cora bajo mi brazo, ni mi hijo. — Cora— susurro con mis pocas fuerzas. —Cora.

Siento unas manos femeninas pasar por mi frente suavemente y abro los ojos agresivo a quién me esté tocando. —Tranquilo, sólo soy yo, Maya.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a aplicarte tu medicamento nocturno, pero ya terminé.

—¿Y por qué no te largas? No quiero ver a nadie. ¿Ya no puedo decidir quién me visita? — digo insolente, pero apenas sale de mi boca me arrepiento.

Acaricia mi mejilla antes de propinarme una bofetada corta. —Modula tu boca conmigo, a mí me tratas con respeto porque yo te crié.

—Discúlpame, lo que dije está fuera de lugar— sale de inmediato de mi boca y genuino y sonríe de lado como si le complaciera mi actitud.

—Duérmete de nuevo.

—No puedo— ni siquiera me molesto en ocultarlo. —Estoy agotado física y mentalmente, pero no puedo dormir.

—Es porque lo estás intentando, llevas tiempo sobrio, pero necesitas permanecer con esa fuerza de voluntad por más tiempo y por más que te quieran hacer ingerir anfetamina.

—Deberías tratarme como los demás, con desprecio y repulsión, soy una escoria.

—No sé lo que pasaste, ni porqué te obligó a hacer todo esto esa adicta, pero tú eres mi hijo, yo nunca sentiría repulsión de ti, porque... porque— se ve rehacía a soltar las palabras o quizá no está acostumbrada —Te amo tanto como a tu hermano y eso es lo que importa Bennett— lo dice con una calidez que hace que me den ganas de lagrimear.

—¿Y si no logro la rehabilitación?

Sonríe de lado. — Vas a la mitad del camino y vas lograrlo cabrón porque te obligaré a buscar a la madre de tu hijo y tu legitima esposa y arreglarás la mierda que provocaste ¿Entendiste?

—El divorcio era lo mejor para ella, no podía seguir lastimándola después de lo que le hice a Aaron, no puedo dormir por la noche por la culpa, jamás me lo perdonaré y ella tampoco lo hará.

—Pues en la mafia el divorcio es sinónimo de muerte y sólo muerto te dejaríamos divorciarte de ella.

Pensar en Cora hace que me duela el alma, tanto que ni siquiera he podido estar con Alicia, hace días que no la veo. — No te entiendo en absoluto Maya. ¿Por qué no te avergüenzas de mí todavía?

—Porque sé que no envenenaste a Emma, con esquizofrenia o no, mi hijo no sería capaz de dañar a un ser como ella — me toma del cabello —Pero si te estoy ayudando a tu rehabilitación es porque mi otro hijo merece recuperar a su hermano y juro que así me cueste la vida se lo voy a devolver.

—Él quiere matarme.

—Ganas y razones no le faltan, pero usa un poco tu cabeza y pregúntate por qué no lo ha hecho todavía a pesar de que perdió su vis... — lo piensa mejor porque no termina la frase. —Mejor piensa en quién ha impedido que él te mate.

—¿Emma?

—Me largo, el medicamento te hará efecto en cuarenta y cinco minutos.

Me da de beber agua y me limpia la comisura de la boca, no puede tener una pinta de asesina y ser tan atenta al mismo tiempo, me reacomodo como puedo en la cama dura sin almohadas.

Me sumerjo de nuevo a la inconciencia con esa mujer rubia a la que mi alma extraña cada día y cada maldita hora, no me alcanzará la vida para arrepentirme de dejarla ir, del día que me obligue a gritarle insultos cuando me estaba muriendo por dentro.

Me morí el día que la hice llorar rechazando a Aaron cuando lo que quería hacer en realidad era sostenerlo en mis brazos, me arranqué el corazón cuando insulté su físico cuando nunca en mi vida la encontré más atractiva, la mujer que sólo con entrar a la habitación capta mi completa atención, esas curvas más pronunciadas que me volvieron loco.

Cada lágrima que derramo firmando el divorcio me quemó y me sigue quemando hasta en mis pesadillas, me aproveché de su paranoia y le dije que amo a otra cuando con esquizofrenia o sin ella mi corazón sabe que sólo le pertenece a Coraline Gray.

Ese fue el vacío que sentí en Turquía, mi mente no lo sabía, pero me hacía falta Cora.

Lo supo en el mismo instante que traté de llevarme a Aaron y despertó, pero ella merecía más que un enfermo mental, que trató de dispararle a nuestro hijo drogado y yo amo más a esa mujer de lo que me amo a mi mismo.

La amo de tal forma que prefiero pasar la vida sin ella con tal de que ella y nuestro hijo puedan ser felices y vivir en paz. Su tía Mary tenía razón, ella merece alguien mejor que algo como yo, aunque eso me mate.

Apenas estoy dormitando con dolor cuando escucho pasos por mi habitación y abro los ojos poco a poco creyendo que Maya regresó, pero no la veo por ningún lado.

—¿Estás seguro de que va a funcionar creo que está teniendo pesadillas de nuevo estaba gritando muy fuerte? — dicen unas voces masculinas en susurros a mi espalda sobresaltándome.

—No tenemos opción, hagámoslo rápido antes de que despierte o esto será se podrá complicar.

Giro sobre mi hombro y veo al biólogo y a Erick ambos mirándome como una clase de experimento o como una rata de su laboratorio —¿Qué carajo hacen aquí? — los miro sobre mi hombro mientras alzan un sartén negro del mango.

No hay ventanas, el aire es seco y mi pulso está desbocado cuando se quedan quietos. —¡Te dije que lo hicieras rápido! ¡Ya despertó idiota!

—¿Qué van a hacerme? ¡No se me acerquen o los mato!

—Lo siento, es por tu bien amigo, te di un riñón así que no protestes, esto dolerá sólo unos minutos— se van acercando a mí con cautela y no tengo a donde huir.

Estos hijos de perra están dementes. —Ya que la inducción con medicina no funciona tan rápido como queremos, vamos a recurrir a la práctica al modo Jack Roe, en realidad fue idea de Erick, si algo sale mal, demándalo a él.

—¿Y qué me harán exactamente?

Alzan de nuevo el sartén más grande que he visto en mi vida. —Sólo un par de golpes en la cabeza.

—¡Siktir git! ¿Estás idiota orospu çocuğu? ¡Amına koyayım! ¡No se me acerquen imbéciles! ¡Sen ne kadar aptalsın! — me retuerzo maldiciéndolos. —¡Pezevenk! ¡Sikimi yutacaksın!

—No sé lo que dice el idiota en turco, pero suena a que te quiere matar o tal vez nos está dando su aprobación para hacerlo, elijo la opción dos, nos está dando su bendición para probar el método— Erick alza las cejas con mi vocabulario.

— ¡Cehennemde yanacaksınız Erick!

Arderás en el infierno Erick.

Llevo unos días sin poder recibir la dosis que me trae Alicia, la desintoxicación de Maya si está funcionando y ella es la única que lo sabe, si cierro los ojos tengo vívidas imágenes mías, de la última vez que vi a Lena, cuando me despedí de su ataúd y los sietes disparos al aire que lanzaron en su honor, el recuerdo de mi última cena con alguien la noche de mi suicidio.

Me lo he guardado porque aquí nadie confía en mí y los entiendo, les miento cada que puedo hasta que me descubren, pero estos dos idiotas estás locos.

—Paren esto.

Voy a explicarles el poco avance desesperadamente, pero siento el golpe seco de la parte plana del sartén en mi nuca que azota mi culo en el piso, mis pulmones se quedan sin aire y me impiden gritar cuando mi cara se golpea con el piso.

—¡Idiota! ¿Cómo lo vas a golpear en la nuca? ¡Lo mataste! — grita Jack —¡Te dije que yo lo haría primero!

—¡Bennett! Despierta hermano, vamos ¡No puede ser! — me zarandean provocándome más dolor —El cabrón ya está tieso, ya no hay vuelta atrás, soy un asesino serial Jack, la organización del lobo me va a matar, tengo que irme de aquí antes de que se enteren.

—¡Ya cállate Erick y ayúdame a levantarlo! — gritan muy fuerte o ya me atrofiaron el oído, me mueven y todo me da vueltas, hasta veo borroso, mis piernas se desvanecen sin fuerzas. Erick me hace apoyarme contra su hombro y en segundos tengo una maldita luz blanca en mis ojos y soy revisado por el biólogo, mi grito atorado sale. —¡Está vivo!

—¡Dale otro sartenazo Jack!

—¡Los voy a matar malditos! — grito de dolor, tratando de parar las punzadas en mi cabeza.

—Primero lo primero sobrino mío— Erick tienta su suerte porque me levanta la barbilla —¿Eres Bennett Maximuss Roe o Dimitry Hilton Aslan Çelik?

Me pego a su cara sucia lo más que puedo. — ¡Ben Dimitry Hilton Aslan Çelik, Türkiye'den Borah, Volkan Çelik'in babası! — le grito a la cara.

¡Soy Dimitry Hilton Aslan Çelik, Borah de Turquía, padre de Volkan Çelik!

—¿Hablar en inglés no sabes?

Nunca había sentido tantas ganas de asesinar a alguien. — Así crea que soy un perro callejero, te voy a reventar las bolas en cuanto tenga las manos libres Erick y haré que mi mafia te cuelgue del árbol más grande de mi Topkapi y siete día después veré como te queman en leños verdes de Antalya

Su rostro pierde la sonrisa. —No puede ser, tenía esperanzas de que funcionara, esa maldita página de internet me mintió, no queda más que los electrochoques que muestran en los hospitales psiquiátricos.

¡La madre que me parió! Abro los ojos con temor a que lleven a cabo esa idea, debo escaparme de estos dementes, pero veo puntos blancos por todos lados, no sé si siguen discutiendo o es el efecto de mis oídos reventados o el sonido del maldito celular de Jack que no deja de sonar.

—¿Qué pasa James? Estoy en una importante intervención en el sótano — su rostro palidece. —¿Alicia quiere verme? ¿Alexander la matará? ¿Por qué grita mi nombre? Tranquilícenla, ya voy.

De vuelta me quejo cuando azotan la puerta al salir corriendo ambos murmurando algo en susurros que no escucho, debe ser algo serio porque ni se preocupan por cerrarla, tengo imágenes terroríficas en mi mente.

Un club nocturno con jaulas colgando y bailarinas danesas con cuernos postizos bailando a mi alrededor.

Me incorporo, pero a falta del movimiento de mis manos caigo de nuevo y al instante recuerdo a mi prima Emilia, también muerta, tengo débiles las piernas, mi cabeza da vueltas, me veo a mí mismo en Turquía siendo envenenado por un turco.

Alto, yo huí a los almacenes una noche. Giran de nuevo mis pensamientos haciendo que el dolor de cabeza aumente y veo a mi madre patear el arma de mi cabeza antes de suicidarme y agacharse a abrazarme.

—¡Joder! No aguanto mi cabeza, esos pedazos de excremento me provocaron una contusión, estoy seguro— me duele la cabeza, quiero que Alicia me de mi dosis de anfetamina para que todos estos recuerdos se borren de mi mente. —¡Alicia! — llamo, pero no viene —¡Alicia! ¡Si alguien me está escuchando necesito un médico!

Necesito primeros auxilios, eso húmedo que siento en mi nuca debe ser sangre, incluso me cuesta coordinar mis movimientos. Miro el suelo y estoy dejando un rastro de sangre. La puerta se abre y alzo la mirada con esperanza, pero por la rendija de la puerta del sótano sólo veo pelaje amarillo caminar dentro. No es real, no es Kieran, cierro los ojos para elegir cualquier alucinación.

Siento lamidas en mi cara y abro los ojos a un perro a mitad de crecimiento, la mitad de alto de lo que era Kieran, se nota que recién dejó de ser cachorro, frunzo el ceño a mis alucinaciones y lo veo orinar las cosas que deja Alicia para mí. Estoy loco.

Pasa a uno de sus sostenes que dejó con picardía guardado bajo mi almohada y lo muerde hasta desgarrarlo. Cuento los agujeros del techo, pero el perro no desaparece. Alzo la cabeza con dificultad y lo encuentro recostado cerca de mis mulos meneando la cola.

Le silbo y de inmediato se alza para revolotearme alrededor. — Si eres un perro callejero, aquí no hay comida.

Sigue moviendo la cola hasta que una puerta de metal grande de estos cuartos subterráneos se azota y lo sobresalta, estoy muy encerrado que no se oye ni el zumbido de ningún insecto, ese sonido es nuevo para mí.

Se oyen botas por el pasillo y el perro sale disparado a la salida cuando abren por completo la puerta de mi celda. —No me den más medicamento, he vomitado toda la dosis de hoy, necesito que me revisen una herida en la cabeza— pido inútilmente porque sé que me lo darán a la fuerza. —Unos idiotas entraron a golpe...

—Cállate— me interrumpe.

Se extiende un silencio seco y reconozco las botas incluso en la oscuridad, miro hacia arriba al lobo con su traje de kray puesto, trato de aclarar mis ojos en la oscuridad para ver su expresión y entender porque no ha dicho nada desde que entro. —¿Qué quieres aquí? Se acabaron los siete minutos que me darás un día a la semana.

No me responde el maldito, se agacha y me levanta sin esfuerzo contra mi camilla, espero el tirón de las correas de mi camisa de fuerza cuando las aprieta, pero en segundos mis manos se sueltan y puedo mover mis brazos.

Me empuja sin delicadeza y me saca el resto de la prenda por el cuello, también corta los cinturones que se amarran a mis tobillos con una daga que tiene el apellido Roe tallado. —¿Qué pasa? ¿Qué haces conmigo? ¿Harás una cacería con tus criados y soy el venado? No se los voy a poner fácil — me jala del cuello y me arrastra escaleras arriba.

Voy tropezando en cada escalón, pero no se detiene hasta que me sube casi dos pisos, la luz me lástima, llevo meses acostumbrado a la oscuridad. Hay un ruido ensordecedor, hay balas, todo me abruma, quiero desesperadamente el silencio de mi cuarto de demencia.

Veo a sus kray correr por el palacio, no sé qué sucede, pero no me lo explica por más que se lo pido, sus sirvientes le abren una de las entradas traseras que dan al bosque y el frio quema mis pómulos.

Miro a mi alrededor, los puntos blancos no desaparecen por completo, pero veo un jardín y sé que debajo hay un estacionamiento subterráneo de autos de colección. Aston Martin. Me río viendo los pinos, lo recuerdo, un Aston Martin.

Me salta el pulso, el lobo me mira mal por el rabillo de su ojo derecho, me palpa la cabeza y su mano queda manchada con mi sangre, no me ayuda, en su lugar me avienta contra la nieve.

Una arma golpea mi frente cuando me la lanza con un golpe seco, después un dije de oro en forma de cruz me golpea el ojo cuando también me lo arroja. —Lárgate, corre por el bosque — dice muy serio —. Considérate una negociación que sólo para eso sirves.

Me aturde la mente, no sé qué pasa ni porqué me sacó, ni porqué me deja irme, miro el dije de cruz en mis manos, tiene escrito Bennett Roe. —¡Ya oíste muchacho! ¡Corre! ¡Largo! — el grito de un pelirrojo a su lado me hace levantarme con la piernas debilitadas y la cabeza todavía adolorida.

No lo pienso dos veces antes de recuperar mi libertad. —¡Adiós hijos de puta, púdranse en el infierno! — tomo el arma y el dije y tras dar un par de traspiés por la nieve quemándome los pies descalzos me detengo a mirar al lobo, tiene sangre en la frente y le están reacomodando un chaleco antibalas.

Aquí algo sucedió. Hay un rastro de humo por algunos autos de lujo quemados, veo lo lastimado que tiene el brazo. —¡Lárgate con tu legae, puta escoria! — grita el lobo a mi espalda cuando me ve mirarlo.

—¿Por qué me dejas ir?

Me mira una última vez —Siempre le importaste solo tú ¿Te sorprende? La adicta siempre quiso llevarte sólo a ti ¿Qué importa ahora?

Siento un escozor dentro de mi pecho que no entiendo, pero corro por mi vida entre los pinos, no entiendo lo que pasa, pero sí que quiero mirar a mi espalda. Huele a sangre y cuerpos quemados, lo que se oye cortar por el cielo deben ser avionetas y por el golpe me da vueltas todo.

No sé a dónde ir, ni de lo que huyo. El ruido de los todoterreno viene a mis espaldas, tomo una bocanada de aire cuando me corto la planta del pie con una rama seca. Caigo de rodillas en unas piedras cuando ya no puedo respirar.

Levanto la cabeza y veo a uno de los legaes de mi madre a lo lejos dentro del todo terreno encendiendo las luces para mí. Tiene el cuerpo destrozado y la cara salpicada de sangre.

Le cuesta mover el brazo para bajar la ventanilla, a primera vista se nota que lo tiene roto. — ¡Más rápido Dimitry carajo! ¡Sube al auto! ¡Tu madre espera por ti en la intersección de las autopistas principales antes que las cierren! No sabes lo que me costó salir vivo de aquí— grita.

¿Mi madre? Piso trozos de ramas jediéndome los pies y en mi dolor corporal, me veo a mí mismo en una celda oscura mirando una gotera en el techo oxidado, con un pequeño brazo debajo de mi cabeza haciendo la función de una almohada y yo acurrucado contra ese cuerpo y mantas rasgadas sobre mí.

Mis pies se clavan en la nieve tan cerca de llegar al legae, pero miro de nuevo a mi espalda.

—¿Qué esperas Dimitry?

Cierro los ojos oyendo los disparos a lo lejos y me veo a mí mismo corriendo con un juguete roto y un niño de un brazo vendado, mis pies pesan en la nieve como si no debiera irme.

Me arrastro en la nieve con el corazón desbocado, el legae extiende la puerta abierta para mí con sus pocas fuerzas. —¡Agacha la cabeza si no, nos las volarán! — dice con la nariz reventada. —¡Voy a tomar la autopista de las cabañas o nos matarán! Abróchate el cinturón, nos largamos de este infierno, te regresaremos con Volkan.

—¿Qué te sucedió?

—El lobo casi me mutila, sólo así logré negociar con él para que te dejará ir, pero debemos largarnos de inmediato, nunca vi un ataque como este, a ese cabrón seguro que lo van a matar hoy.

Siento un ardor pasar por mi pecho, me sangra la nariz y debe ser por el golpe de la cabeza. El legae conduce como desesperado y muchas veces casi nos salimos de la carretera hasta que tiene que parar en una gasolinera para poder calmarse.

—Estamos cerca— habla por teléfono —Lo logré, su hijo viene conmigo, si van a volar a Turquía que sea de inmediato, el ataque no es lo que parece, es peor.

— ¿Tienes anfetamina? — asiente sorbiéndose la nariz y cómo puede me pasa un paquete blanco.

Qué buena se ve joder. En este momento no recuerdo exactamente las veces que entré a desintoxicación, pero sí que una rehabilitación exitosa duro muchos años. —Termínate todo el paquete si quieres, pero déjame el segundo a mi para soportar esta mierda.

Lo que para algunos es una decisión fácil, para otros es una pelea entre la vida y la muerte, me quedo mirando el paquete. No quiero ser el hombre del sótano, el hombre al que tiene que ponerle una camisa de fuerza, quiero ser el hombre de mi sueño recostado en la hierba.

Aunque sólo pueda mirar a Cora y ver crecer a mi hijo de lejos, quiero hacerlo mientras estoy sobrio, — Era de los últimos empaques que tenía. ¿Qué estás haciendo?

—Nada que te importe.

Llevamos casi una hora de trayecto, se ve molesto por lo que hice, pero se reserva sus comentarios, cuando veo a lo lejos los autos de mi madre esperando por mí, no visualizo si ella está dentro de alguna de las camionetas, agacho la cabeza mientras el auto desacelera mirando la cruz que me arrojó el lobo.

—¿Algún día podremos tener una sala de juegos como los niños de la foto Alex?

Me sobresalto en mi asiento mirando a los asientos traseros con el corazón desbocado y asustado —¿Quién dijo eso?

—¿Quién dijo que? — el legae me mira confundido, pero como no le respondo sacude la cabeza. —Maldito esquizofrénico — susurra bajo — Escucha, tu madre se escuchaba nerviosa por teléfono, pero no te emociones, ella no muestra ningún afecto con nadie, así que sólo la saludas y te subes a la camioneta que yo te indique. ¿Entendido?

—Sí— abro la puerta sosteniendo el collar de cruz.

La puertas de una de las furgonetas se abre y sale mi madre un poco delgada de lo que la vi los últimos meses, se porta fría cuando la ayudan a bajar. —Madre— me comporto frío como me dijo el legae que lo hiciera y tampoco me acerco a ella.

Alza la mirada lentamente hasta verme, no sé si es porque empieza a llover, pero se le cristaliza la mirada.

Entonces comienza a caminar hacia mí.

Avanzo a ella y me sostiene en un abrazo sorprendiendo a los legaes. —Hijo— me aprieta fuerte y percibo el alivio en su voz y cuando nos separamos repara en mi cara buscando cualquier herida, también hace que uno de los legaes me dé sus botas.

—Estoy bien, deja de preocuparte

—No lo parece tienes sangre en la nuca, tendré que escuchar la opinión de un profesional, preparen todo, nos largamos de aquí, sube a la camioneta, no me importa si la torpe de Alicia se queda aquí.

Frunzo el ceño pensando en ella por primera vez, pero no es lo que tiene mi mente adolorida, me quedo un momento bajo la lluvia mirando el dije de cruz, parte de mi mente dice una cosa y la otra me detiene.

—Apresúrate hijo, no quiero que nos alcance alguna unidad de la DEA, nos vamos.

Se hace un silencio tenso cuando no le respondo.

—¿Hijo? La DEA va a desatar el infierno por todas las calles de la ciudad, te dije que nos vamos.

—¿Y dejarás otra vez a mi hermano madre? — su sonrisa se desvanece y lentamente le muestro el dije de cruz —Porque yo no, nunca.

—Ese no es tu hermano.

—Tienes razón, es más que eso, mucho más.

Me doy media vuelta regresando a la camioneta del legae que me trajo, escuchando como me llama, me quema el pecho y me brotan las lágrimas muy amargas en el rostro tanto que me falta la respiración y me nublan la vista.

—¿Algún día podremos tener una sala de juegos como los niños de la foto Alex?

Reconozco los ojos verdes y lo que hice con la inyección de anfetamina que me dio el MI6 esos meses.

—Yo te construiré una mejor que esa, pero ya duérmete Bennett.

No puedo respirar, mi conciencia me acusa. Dios mio, me concentro en la carretera porque la luvia me bloquea la vista del parabrisas.

—¡Somos valientes Alex!

—¡Sí! ¡El gran Bennett y Alexander Roe!

Alexander.

Cualquier persona que me conozca un poco, sabrá que el detonador de mi ira es estar alejado de mi esposa.

Emma tiene control de mi lado racional y perderla es como sacar al diablo del infierno.

Ladeo la cabeza sacando mi daga suiza, mis francotiradores están en los techos de mi palacio por todos lados, nadie se infiltraría a menos de siete kilómetros sin morirse, pero no ordeno ningún ataque porque quiero ver la cara de estos obesos ebrios yo mismo.

—¿Dónde estás perro hijo de puta barata?

— Miren la fortuna que se ha creado el cabrón, por respeto nos correspondería la mitad— veo por los ventanales del ala oeste como algunos miembros de la mafia de los treinta y siete comienzan a ladrar como perros extendiendo sus manos hacia mí.

Lo que en la mafia se considera un caso de extrema seriedad porque los treinta y siete no salen nunca.

—Ven pedazo de mierda, nosotros te criamos desde pequeño y aun así traicionaste a la organización que te dio la vida tratando de matar a tu propio padre, dejándolo ciego y mutilado del miembro, sin vergüenza cabrón, te merecías más torturas de pequeño tú y el adicto— ladran de nuevo.

Extiendo la mano para que Wren y su hermano me arreglen las mangas de mi traje y otro sirviente limpia mis botas negras mientras otra mujer las ata. Trueno mis nudillos cargando mi metralleta.

Cuando terminan camino afuera de mi palacio seguido de un grupo selecto de diez miembros de mis mejores treinta y cinco conservadores rusos, entre ellos Caterva y mi tía, Erick también viene por pertenecer a la línea familiar porque no me sirve el puto cobarde y Jack con su maldita bata blanca con las asquerosas pantuflas.

Los cuatro Roe caminamos en la primera línea, Erick tiene una expresión diferente, tiene miedo, pero también está cansado, pocos meses siendo parte de mi familia y le jodieron la existencia, se limpia el sudor de las manos en los costados y me mira de reojo cuando los vemos.

Vuelve a apretar el mando de su arma con manos temblorosas y respira pesadamente, si no se desmaya será un alivio.

Soy seguido en protección de la luz roja de los francotiradores del techo mientras uno a uno, comienzan a bajar detrás de mi mis conservadores, con la misma mirada enojada que poseo. Salgo a la entrada trasera de los jardines de mi palacio donde están los malditos con su ropa de kray y uno de ellos tiene una ballesta clavando a más de uno de mis criados en el suelo.

Veo la línea de Jeeps verdes estacionada a la entrada como di la orden que abrieran las puertas, veo los daos que provocaron a las columnas de mi más preciada construcción y también estos no son ni la mitad de los treinta y siete.

Imitan ladridos de perro cuando me ven y siguen disparando al cielo dañando otra de mis obras de arte —¡Salió de su escondite el hijo prodigo! — se carcajean entre ellos.

—¡Papi quiere que llegues temprano a casa o te pondrá de prostituto en las fiestas de la organización de nuevo cariñito! — siguen.

—¡Papi te va a dejar sin comida por varias semanas malcriado!

—Cierren la puta boca obesos de mi mierda— las botas de Maya resuenan cuando más se acerca a ellos.

—¿Ese es el nuevo juguete de la gacela? Tanto te aterra la vejez que te compraste al más joven de tus mansos— se burlan y Erick retrocede con temor —Báilanos abogado, eso hacen los mansos de la gacela mientras nos la chupan.

Mientras se ríen ya le revente una bala en la cabeza y le relleno el cuerpo de plomo completo al burlón, pero hay un arma levantada a la par de la mía y es la de Maya matando a dos y al tercero haciéndolos corre como malditas ratas por mi patio trasero y dan contra ataque a los conservadores rusos.

—Defendiste a tu marido — Erick la mira con media sonrisa, pero ella sólo lo mira de reojo.

—Te gané sobrino, eso me pone en la delantera de más asesinatos con una RS otra vez.

No sé quién inventó la estupidez de que se habla en las peleas de la mafia, porque no es así, estos obesos están ebrios, son una excepción porque están funcionando como mensaje de Logan.

—Disfruta tus diez minutos de victoria, ya estás anciana.

Saca la lengua para lamer el mango de su arma y apunta de lejos raspando sus uñas rojas dándole a uno en la nuca desde buena distancia y justo detrás de su rodilla con más de siete disparos, corre dejando caer el cartucho de su metralleta y toma una de uno de los cadáveres, se apoya con el musculo de sus brazos y las levanta, revienta el vidrio frontal de la hilera de los jeeps, sin vacilar.

Los vidrios se descobajan a la par de las balas, cuando termina las avienta al suelo y las pisa reacomodándose el cabello mirándome con superioridad cuando regresa —Aún tengo el toque de la gacela de la organización del lobo.

Miro a Erick que ha palidecido y asiente sin que deba darle la orden mientras su esposa se arregla el abrigo blanco. —Luz verde a los francotiradores del lobo.

Apenas en un segundo ya tengo a los mejores asesinos llenándoles el cuerpo de plomo hasta por las orejas mejor que lo hizo Maya, sus cadáveres se remueven en el piso en un baño de sangre, lanzó el detonador contra los jeeps explotando la hilera completa uno a uno, el metal vuela impactando contra el asfalto.

Se oye el crujido del metal y de la explosión del vidrio. Erick comienza a jadear y trata de retroceder del incendio que empieza casi gritando de miedo incluso se pone detrás de Maya. —Mierda, larguémonos de aquí.

—No seas un maldito cobarde, estás en la mafia ahora— miro a Maya altivo mientras se coloca los guantes. —¿Decías?

—Patético para ser un Roe de nacimiento— camina altiva y el que lleve mi sangre es lo único que evita que la mate con mis propias manos. Se gira como si lo hubiera pensado mejor, me mira por bastante tiempo en silencio.

—¿Qué miras?

—Que nadie de esos obesos se atreva a meterse con la infancia de mis hijos, ni siquiera si son los mismo treinta y siete de Logan— dice mirándome fijamente para dejar en claro que habla de mí también.

Se hace un largo silencio entre nosotros con Jack mirándonos, la incomodidad es palpable, pero por un instante tengo un recuerdo de Maya abrazándome cuando me sacaba de las jaulas de niño para curar mis heridas y cuidando de Bennett cuando comenzó a ser adicto.

También me viene otro recuerdo de ella sentándonos con Jack y Emilia en las cenas dándonos platones de adultos de los que sólo le permitían comer a Alesha.

Fueron en esos días cuando me descubrí añorando que Maya fuera mi madre y no la adicta.

—Quiero que localicen a Logan en Dinamarca.

—ya empezamos la búsqueda mi señor.

Carraspeo un par de veces y ambos nos giramos al instante para entrar al palacio. La miro de reojo mientras me sigue a la cripta. Me remuevo en mi puesto mirando mi ordenador buscando el rastreador de mi esposa que tiene mi mente completa.

Logro conectarme con el servidor de Ethan y el dispositivo de mi mujer, veo la ruta que deberán seguir hasta el Kript.

Alguien de la Cripta me maldice y levando la cabeza mirándola de lejos, le hago un gesto a Maya y me vuelve a maldecir de nuevo, me levanto le extiendo la pantalla mostrándole nada en específico.

Carraspeo de nuevo atrayendo su atención, pero como no voltea a verme, lleno un vaso de vodka del mini bar y se lo deslizo por la mesa. Lo toma mirándome hasta vaciar el vaso por la mitad. —Guiarás las órdenes de la búsqueda de Logan.

—No tengo ganas, estoy volviéndome vieja para eso.

—Eso nadie te lo cuestiona.

—Skidespræller— me golpea con su puño en la costilla.

—Røvbanan— la mal miro y ella sonríe.

—¡Mi señor! — entra un criado interrumpiendo — ¡Tenemos localizado a Logan y a los treinta y siete lideres de la mafia en las cabañas de descanso, uno de sus kray les puso un rastreador a las camionetas, están a una hora del lago, donde murió el ministro Madden! — me muestran el mapa.

—¡Se le dio acceso directo a la entrada norte del palacio por el ala oeste específicamente en la puerta del segundo piso por la oficina de vigilancia! — Caterva me enseña las grabaciones y me señala las cámaras que estaban desactivadas, mirando de reojo a James.

—Déjenlo cerca del lago, así ahogo yo misma a mi hermano, me llevo a varios legaes de la mafia danesa que conocí en las jaulas y le reviento la cara de nuevo, esa maldita rusa se hace la inocente y lo rescató hace meses y yo que quería casarla con mi hijo— Maya acomoda compresas sobre la herida de brazo de Caterva, dos balas de los Krays le rozaron el hombro.

—¡Los treinta y siete lideres nunca salen a este tipo de operativos, quiero a todos mis conservadores rusos preparados para armar un tiroteo a la media noche en las cabañas, irá primero un grupo de reconocimiento al lugar de vigilancia!

Salgo abriendo mi estacionamiento privado y saco una de las mejores colecciones de autos que tengo. Se utilizarán los todo terrenos verdes, mi marca personal de Aston Martin no la toca nadie más que Emma.

Encuentro a un mugriento de la organización de los treinta y siete clavado en una de las cercas eléctricas y le disparo a la cabeza a la escoria dirigiendo el tiroteo personalmente.

—¡Quiero cuatro secciones de francotiradores kytter por el perímetro del Kript a dónde se dirige mi esposa a tomar su vuelo privado en el Raptor! ¡Que preparen al mejor de mis pilotos, él va a llevar al vuelo "Dorian Roe Brown" vigilando el Raptor de mi mujer hasta que ella y mis hijos crucen la frontera de Moscú!

—¿Qué tan vigilada debe estar la señora Roe?

—¿Eres idiota? Mi mujer se lleva toda la protección de mi puta organización.

Corren como hormigas cumpliendo mis demandas, bajo a los almacenes de armamento y recargo una RS calibre cinco abasteciéndome con el equipo de Kytters. Aumento la seguridad del palacio con dos grupos más en los perímetros del palacio.

Me ajusto la tira de la cara soportando la helada cuando empieza una ligera lluvia en la zona. Ato dos cuerdas de tensión de arnés en mis bíceps y pego mis dagas suizas sobre ellos regresando al lugar subterráneo de mi Cripta.

—Tengan activos los detonadores de siete C18, una C17 en cada punto de tiroteos de la ciudad y las dos bombas que armé para esposa en honor a mis hijos manténgalas en el rango más alto sólo como prevención— miro las cámaras de vigilancia de la estancia de las cabañas.

—¿Qué hay del detonador que tiene tu mujer? — pregunta Caterva. —Esa es la mejor de las bombas que has armado y está centrada en un lugar perfecto que armaría uno de los mejores infiernos que la policía podrá ver.

—La mafia no la toca, Emma es la única que puede activar esa detonación y sabrá el momento en el que deberá utilizarla — le advierto — Que se refuerce el número de Krays de vigilancia por todas las calles donde pasará Ethan con mi familia.

—Nos han avisado que las calles están llenas de agentes policiacos de la DEA haciendo revisión de los autos que pasan y de dónde pasarán Emma y Ethan— Maya cuelga una llamada telefónica — No hemos determinado si el MI6 está involucrado en este ataque de la DEA en la ciudad sobrino.

—Seré cauteloso Maya, que nadie se aparte un solo segundo de mis prisioneros preferidos, en especial las celdas de Sarah Wall y el cojo, si el MI6 está en Dinamarca, tratarán de llevárselos, pero no los soltaré fácilmente. Comunícate a Londres, quiero que vigilen a la perra adicta en su propia celda también.

—No he dormido los últimos días primo, pero tu madre no pinta nada en un ataque al palacio Roe, ni siquiera está en Dinamarca, la llevaste a las jaulas de Londres.

Ignoro a Jack encendiendo los comunicadores de los más de seiscientos asesinos activos que tendré a mi servicio esta noche. La primera ronda de francotiradores organizada por uno de mis conservadores rusos, sale a revisar el perímetro donde comenzaron los tiroteos e incendiando dos de mis mejores chalotes de lujo en las zonas de las cabañas de descanso del pueblo más cercano, a una hora de mi palacio.

—Ingresa al sistema del gobierno danés y dame una vista panorámica de las cámaras de vigilancia de las calles de la ciudad, desde las calles más lujosas hasta el canal de Nyhavn por el puerto, dame el recorrido completo que hacen las camionetas de mi esposa hasta la base aérea del Kript— le ordeno a James mientras el resto de consejeros de mayor rango de mi mafia y los conservadores rusos se sientan en la mesa de reuniones de la Cripta al lado de los ordenadores de mi hacker.

—Mi señor, ya tengo el setenta y cuatro por ciento de las cámaras cargando en imagen real en su dispositivo, pero hay mucha interferencia en la imagen de la señora Roe y el sonido está bloqueado en todas, al parecer es una intervención web de la DEA— gira su pantalla mostrándome dos planos de cámaras diferentes.

—Entra desde un servidor pirata, duplica los programas web y desactiva cualquier candado de las torres de comunicación que hayan puesto— estoy por hacerlo yo mismo mientras Maya se sienta a mi izquierda abriendo dos documentos que envían desde Rusia y datos recopilados de la últimas órdenes que dieron en la base del MI6 en Londres.

—Erick trajo este documento de la base de datos de la corte hace unas semanas, revisen hasta las más pequeñas cláusulas del nuevo ministro de Londres— me lo muestra. —Nuevo y misterioso.

—¿Su esposo es capaz de aportar algo importante a la mafia Maya? Creímos que sólo era el juguete de diversión de la gacela y que pronto te aburrirías de él, lo enviarías a la casa de los treinta y siete como prostituto y conseguirías un matrimonio que sí nos beneficie.

—La próxima vez que alguien pida tu opinión te informaré Wren, pero hasta que dejes de tenerle miedo a tu polla y a tus diminutos testículos, ni tú ni tu hermano tienen opinión en mis decisiones, soy una mujer adulta.

Wren el ruso se levanta con las manos sobre la mesa perdiendo los estribos—Soy consejero de alto rango del lobo, vine desde Rusia para proteger a sus primogénitos durante su nacimiento.

—Deberías regresar a tu país.

— La organización tiene altos mandatarios políticos de Filipinas y hasta de Alemania interesados en un matrimonio contigo y te consigues a la burla de la mafia del lobo por una simple donación de riñón, es absurdo.

—¿Desde cuándo a las putas escorias debemos los Roe rendirles cuentas de lo que hacemos? Eres un simple recogido de los burdeles rusos que se creía dueño hasta que te encontramos— Maya no se levanta.

—Debiste conocerme a la perfección en Rusia, te habrías convertido en una de mis rameras preferidas del lugar.

Mi tía sonríe de lado, somos de la mafia, no hay arrebatos insoportables de los que ella no pueda lidiar—Tendrías que pagar una fortuna por meterte en mi cama porque sólo con dinero puedes conseguir que una mujer finja placer los diez minutos que tardas en correrte.

Caterva se atasca con una risa. —Se nota que por eso te casaste con un pordiosero.

—Pordiosero o no ahora es superior a ti porque le puse mi apellido y aunque me divorciará de Erick por un mandatario filipino, el apellido se le quedará de por vida, él ya saboreó la gloria y tú seguirás siendo un burdelero hasta que te mueras— comparte la mirada Roe conmigo —¿Quieres continuar o ya te humillé lo suficiente?

Los criados de la Cripta silban burlones a mi consejero haciendo albures depravados contra él humillándolo públicamente y Caterva ya no controla sus carcajadas. —Se nota que a la gacela no le gusta que hablen de su marido.

—¿Celoso Caterva?

— ¿No puedo hacer un simple comentario sobre tu marido gacela?

— Para hablar de Erick deberían verse ustedes mismos en un espejo ¿De qué basurero los sacaron a la mayoría de ustedes? Cortadas en la cara, tatuajes en el cuello y boca, fumadores compulsivos, ebrios, prostitutos, ciegos, mutilados, el viejo Jenk sólo tiene dos dedos, dan asco hasta para mí que nací en la mafia.

Me toma una mirada alrededor para silenciar a la sala completa de los incompetentes de mi familia y mis conservadores rusos que agachan la cabeza al ver mi expresión disculpándose con reverencias. —Dejen sus estupideces y hagan la revisión del documento.

—Sí, mi señor— levanto una ola de lame botas.

—Querido sobrino, ya lo hice porque James no hace más que juguetear con el ordenador — la mal mira —Hay un dictamen actualizado de hace cuatro meses por el parlamento inglés, está aprobado por la suprema corte y firmado por la casa de Windsor, se estableció que el sistema de defensa de espionaje "MI6" sigue protegiendo la integridad de los civiles o criminales en territorio nacional, pero a pesar de estar en Dinamarca esos hijos de perra debe obedecer esta regla.

—Entonces si el MI6 viene a liberar a Dylan y a Sarah no pueden matarnos— el amigo de Tyler saca otro porro.

— Hace una hora cuando mi señora se fue te enlazamos una llamada con el secretario de defensa de Estados Unidos, lobo, ¿Qué información te dio? — preguntan mi conservadores rusos.

—En las próximas siete horas van a girar en América un boletín de búsqueda traducido a más de catorce idiomas por nuestras cabezas, de todos los Roe y aliados con una jugosa recompensa— saco los nuevos documentos —A pesar de que los gobiernos de Dinamarca y Reino Unido, tienen acuerdos de comercio, la DEA y el FBI han hecho tratos separados del MI6 para llevarnos al Pentágono al momento de nuestra aprensión.

Varios de ellos maldicen y James mira la expresión de todos tomando nota de ello, lo miro fijamente sin parpadear y cuando siente el peso de mi expresión cambia de asiento.

—Fue la entrega de armamento ruso y distribución de droga que hicimos en Nueva York el mes pasado lo que nos puso en el ojo de esa escoria— informo. —Pero claro, el Pentágono no vendrá directamente por nosotros, esos serían serios problemas, para eso tienen a la DEA.

El amigo de Tyler fuma desesperado en la mesa de los conservadores rusos —Hasta el momento nuestro mayor problema era el MI6, pero si Joint Staff llevó la petición a la oficina del inspector general de la defensa de fuerzas armadas americanas, tenemos encima varios putos serios problemas y no solamente a Rebecca y a Tyler enojados buscando venganza.

—Como no tenemos inmunidad gubernamental comenzarán duro y hablo de bombardeos, más los tiroteos que están haciendo en las cabañas mi hermano y los treinta y siete, esta noche va a ser un puto dolor de cabeza— Maya se levanta quitándose el abrigo, miro el rastreador de Emma que siga en movimiento, necesito que salga de Dinamarca de inmediato.

—Este puede ser el día que más ha esperado la organización de los treinta y siete mi señor, mientras la DEA gire detención inmediata contra la organización del lobo, ellos querrán tomar el control de la base militar danesa del Gard utilizando la distracción de la policía local y el ejercito— el hermano de Wren habla con señas a la par de su boca a pesar que su sordera fue operada hace años.

—El ejercito danés nunca ha tenido valor para meterse con la mafia en territorio nacional— Maya revisa de nuevo los documentos del pordiosero.

—¿Y por qué trajo Logan a los treinta y siete? Ilumínanos gacela, naciste en esa mafia, creciste bajo sus reglas, los treinta y siete o miembros mayores de las mafias de Europa sólo salen juntos en un ataque masivo.

Los Roe nos miramos entre sí. Mi organización es la más grande mafia de narcotráfico de armamento y droga en Europa, pero Dinamarca es la cede de una de las mafias más grandes en armas biológicas.

La mafia de los legaes, la mafia danesa ha sido silenciosa durante años, pero no está muerta, mi mente me está llevando al mismo lugar que a Maya. Nadie sería tan estúpido para despertar a Kraliçe,

—Yo puedo ingresar a la base de datos del MI6 y descubrir si ellos tienen órdenes directas de alguna emboscada contra el lobo esta noche —James nos mira —Pero lo primero que debemos saber para sabotearlos es quién es el maldito nuevo ministro al que tanto han estado ocultando.

Los ojos de los treinta y cinco conservadores se dirigen a mí. —Es la primera vez que dices algo coherente, quiero el nombre de ese ministro esta misma noche porque parece que será un puto dolor de cabeza para sus enemigos— me quedo mirándolo fijamente —La policía local comenzará a hacer evacuaciones de turistas de la ciudad por los bloqueos de la DEA, quiero que los maten a todos y que cuelguen algunos cráneos por las zonas de comercio como buen espectáculo para nuestros invitados y los ciudadanos de Copenhague. ¡Qué empiece el caos!

—¡Como ordene mi señor!

Vuelvo a mirar a James que anota rápidamente en su ordenador y vuelve a mirarme un segundo. —¿Dónde está la lora que se hace llamar amiga de mi mujer? Quiero que se largue de mi palacio de inmediato— pregunto a los criados y James escribe más de prisa.

—Se encerró en su habitación a la hora de la cena por la fiesta de antes.

—¿La has visto James?

—No, mi señor— responde apresuradamente.

Me paso la mano por el cabello y abro mi laptop para meterme en un sector de darkweb al aérea de emails estadounidenses para obtener contacto con algún miembro de la armada, será contacto con alguno de los sargentos del pentágono. La organización del lobo se ha convertido en la mayor amenaza de narcotráfico de armamento en toda Europa con más de ciento cuarenta entregas activas y exitosas en diferentes países en las últimas siete semanas.

Las últimas dos realizadas en Nueva York y en Brasil dejaron saldos rojos notables, fuimos noticia internacional durante todo el mes, a los obesos blancos no les gusta que estemos entrando en su continente.

James se coloca corriendo a mi lado y pasa su ordenador por encima de los documentos de la corte. —Ya tengo datos actualizados del soporte técnico de las cámaras de la ciudad, pero los malditos servicios de inteligencia de la DEA ya están interfiriendo con las líneas de comunicación de la ciudad, mi señor, no va a poder vigilar el despegue de su esposa, vamos a perder comunicación con ellos en doce minutos hasta que los pueda volver a restablecer.

—Infórmale a Ethan— miro a Caterva.

—¿Qué quiere decir eso que dijo el hacker? — el fumador se roba un metro de mi espacio personal aumentando mi ira.

—Que las líneas de celular, ordenador, o de cualquier dispositivo conectado a la red, no hará llamadas, ni enviará mensajes de texto durante el ataque cibernético, que enciendan la planta de energía que diseñamos.

Esos malditos creen que estos ataques son suficientes para un mafia que opera sus sedes activas en más de trece países al mismo tiempo.

Camino fuera de la Cripta organizando un ataque aéreo de mi Fairchild por la zona donde sobrevuelan las avionetas de la DEA. Tengo una de mis mejores posesiones preparada para pilotar yo mismo. Un Eurofighter Typhoon.

Cargo dos de mis mejores metralletas y me recoloco mis dagas en las botas debajo de mi ropa de kray mientras preparo municiones de las mejores cargas que nos llegaron de Rusia y de las que fabricamos en Londres.

Los lobos de Emma se pasean solitarios por las escaleras del palacio y los pilares rebuscando a su dueña. Voy a recoger sus cadenas y se las entrego a Caterva, los criados no tienen información de quién los bajó de la camioneta de mi esposa.

Subo a la biblioteca acelerado y encuentro a Jack bebiendo una taza de té despreocupado. —¿Mis criados están trabajando y tú estás tomando porquerías?

—Emma no lleva ni una hora afuera y ya volviste a ser un asno, bebe un poco primo.

—¡Levántate a trabajar! ¡Yo no mantengo a parásitos!

—No me siento bien primo, estoy viendo doble. ¡Rápido! ¡Qué alguien me ayude! ¡Llamen a un médico que me desmayo! — se tumba por completo en el sofá —¡Llamen a mi padre que es urgente! ¿Ethan dónde estás?

Ruedo los ojos antes de asestarle un puñetazo y me coloco un comunicador para tener acceso directo con Emma a través de Ethan. —Coloca a mi esposa Ethan— se escucha interferencia del otro lado.

—Cariño— su voz dulce relaje mi cuerpo completo y los tendones de mi espalda disminuyen, baja la ira que me provocaría matar a cada miembro de mi maldita organización.

Respiro hondo y cierro mi único ojo bueno para imaginarla como esta noche y cada noche que sus pequeños ronquidos desarrollados por el embarazo empezaron y como duerme arropada en mí con necesidad. — Nena.

—Dijeron que perderemos comunicación en doce minutos, van a alterar las líneas de la ciudad.

—Tú y yo jamás, el comunicador de Ethan tiene acceso directo al mío a través del satélite del ejército y tu IPad está enlazado con mi dispositivo de rastreo, veremos la misma pantalla en tiempo real, en cualquier situación— escucho el alivio en su voz cuando vuelve a hablar.

—No falta mucho para llegar al Kript y abordar el Raptor, estamos a unas calles.

—El avión de Dorian resguardará tu vuelo, en cualquier situación Ethan es un piloto certificado como mariscal del ejército, no se va a caer— digo para mejorarle el ánimo, aunque se me queda un sabor amargo en la garganta.

—A las once cuarenta y cinco tuve un pequeño espasmo, Ethan ha tomado nota y le informaré si sucede otro— susurra apenas perceptiblemente y le presto más atención a eso que al inútil que me muestra un documento oficial del Pentágono, me levanto con mi mano en mi comunicador.

—¿Contracciones de prueba o reales? — me martillea el pulso en el cuello.

—Eres el único que usa esos términos tan médicos, pero creo que son de prueba, son muy ligeras como las que solía tener Cora— se oye un ligero temblor en su voz —Todo estará bien ¿verdad?

Muchas veces he sostenido mi mundo en esa silla que Emma compró para el cuarto de mis primogénitos y que yo odio, siento a mis hijos moverse cuando hablo y a Emma respirar de alivio cuando la meso y los sostengo en mis manos.

Si esta guerra es por ellos sacaré el infierno en Dinamarca, mi mujer va primero que cualquier moral humana que exista y que yo no tengo. —Todo estará bien nena.

—¿Apostamos?

—Si quieres volver a perder contra mí, es un punto más para mi ego. ¿Qué voy a recibir cuando gane?

Escuchar su risa es alivio para mi puta alma. —Este es el trato señor Roe, si tardas tres o más días en llegar a Moscú, vas a cantarle todas las noches durante el último mes a nuestros hijos como Jack hace con Millie.

Hago una mueca de desagrado, nunca haré ese tipo de cosas, nadie puede obligarme a hacer tal aberración, juro que no hay un ser diminuto que pueda ponerme esa prueba. —¿Y si llego en dos días?

—Podrás pedir lo que quieras justo como lo hiciste en tu cumpleaños— me trae a la mente ese recuerdo que me saca una sonrísa ladeada y pícara —Estoy loca por estar casada con un hombre mayor, ya eres viejo con veintinueve años.

—Lo que yo quiera— repito interesado con varias ideas en la mente, encabezada por una Emma muy embarazada otra vez, después del nacimiento de nuestros primogénitos o la muerte del cojo por sus propias manos como en nuestra última apuesta donde tuvo que torturarlo.

Tengo planes de tener más dependencia con ella y esa es la idea que se lleva el primer lugar en mi cabeza. Mi idea preferida. Se volverá loca y me gritará hasta cansarse, pero no lo podrá negociar.

Tengo una jodida fila de criados esperando hablar conmigo de la situación actual de los tiroteos, pero cruzo un par de líneas más con mi esposa bajo la mirada consternada de los conservadores rusos y la horrorizada de los Roe. —Estás muy embarazada para cumplir lo que tengo en mente.

Oigo como cruje los dientes enojada por mi juego. —No demores mucho en llegar a Rusia porque no creo aguantar las ganas que tengo de matarte ahora mismo cielo, gracias a Dios hemos ido a terapia de padres con mi ginecóloga o te habría envenenado hace unos meses como sugirió Jack— suena como amenaza, pero la conozco a la perfección, tiene un temblor en la voz. —Lo siento, no es momento de hablar de muertes.

—Debo cortar la llamada por ahora.

—Lo sé cariño, mit a...

—No— la detengo.

—¿Por qué?

—Terminarás la frase cuando nos veamos y reciba el pago de la apuesta.

Lo último que escucho es su risa cuando corto la comunicación y siento que se me desgarra el pecho por pasar más tiempo sin ella, pero encuentro mi objetivo en joder a Logan. Todos me miran con los ojos muy abiertos y caigo en cuenta que de nuevo hice ese gesto.

Tengo el ceño fruncido y mal genio, pero así me atreví a enviarle besos a Emma por el celular. Hasta el jodido de mi primo deja su teatro y de enfermo y me mira con la boca abierta. Finge demencia ante la mafia Alexander.

—¿Algún problema inservibles? — miro la Cripta completa y regresan con un sobresalto a sus actividades y nadie se atreve a hacer un comentario del que puedo cortarle la lengua en este momento.

Sigue fingiendo demencia, no lo notaron.

—Prepara a los francotiradores, que cuiden la nueva carga de armamento y fentanilo que distribuiremos en una semana, la DEA no va a llevársela durante sus cateos— le ordeno a Wren que no me mira a la cara.

—El veneno de su primo ya está empaquetado, debe considerar que tenemos un acuerdo de distribución en España de buena carga para las primeras entregas de diciembre y se debe proteger esa carga también.

—Que sea la empaquetación principal y la mejor protegida, la etiqueta lleva JR.

—Informaré a los criados, mi señor.

Caterva abre la puerta de la biblioteca mientras conecto mi servidor inalámbrico a la par de mi equipo de logística que trabaja en su área. —No estoy seguro que nos espere una noche tranquila Alexander, tenemos más de siete operativos en la ciudad gracias al enfermo ciego, pero no sólo es él, Logan quemó los chalets, pero tenemos información que la DEA va a derrumbar el hotel Hilton & Roe de la ciudad, ya despojaron a los huéspedes.

—Es su forma de amenazarme, localízame al que está al mando de ese grupo terrorista de la DEA, de Logan nos encargaremos después.

—Hemos matado a un grupo de mugrientos bajo el mando de un tal sargento Prescott.

—Ya lo conozco, ese mugriento sólo comanda la directiva de la guardia nacional americana, es un ex veterano retirado de Chicago, vino a crear una cortina de humo para los medios locales— entro en el servidor de James y encuentro la imagen de las camionetas de Emma mientras Maya limpia su daga con un pañuelo de tela arábica.

Veo la línea negra de más de veinte vehículos que protegen a mi mujer hasta que llegue al Kript, estará a salvo ella y mis hijos. Maya mueve la boca, pero sigo el rumbo de la cámara por dos cuadras más.

—Siguen esperando instrucciones fuera de...— apenas escucho a alguien hablar —¡Necesito que alguien me escuche! — James se toma la libertad de gritar.

Mi tía y yo lo miramos de la misma forma, incluso Jack que desde hace media hora mece su pie en las baratijas de pantuflas que siempre usa lo mira de arriba a abajo. —¿Y a este cabrón que le pasa? ¿No quieres que te prepare un té relajante para esos nervios James? Lo que quieran té que alcen la mano— mira a su alrededor — ¿Nadie?

—Yo no me tomo nada que este loco prepare— se levantan los murmullos.

—Ni yo, quién sabe si es su nuevo veneno y lo está probando en nosotros.

—El otro día a mí me dio un té para resfriado según él y amanecí encadenado con Octavian en las jaulas.

—Mi señor, no era mi intención alterarme — dice rápidamente James entre jadeos viendo mi expresión enojada y cortando los murmullos sobre Jack —No estoy entendiendo nada. ¡Si este fuera un ataque del MI6 está no me sorprendería porque el ex marido de su tía es el nuevo General y Rebecca sigue enojada! ¡La orden de aprensión vendría desde Reino Unido, sería como el mini ataque de hace meses, serían una burla, pero la DEA es un tema serio!

Los Roe compartimos mirada mientras me acomodo los gemelos ladeando la cabeza ante mis consejeros de mayor edad, incluida mi tía que me mira rodando lo ojos. Caterva tose evitando reírse de la ansiedad de James y los conservadores rusos siguen fumando.

—¡No estás en posición de exigir información criado, limítate a ser mi rata internáutica que es para lo único que dices que sirves! — aviento su laptop al suelo para que la recoja de rodillas.

—Pero mi señor, hay bombardeos por el país.

—¡¿Te parece que me importan sus diminutos bombardeos?! ¿Crees que me importa que maten a civiles?

—Estos ineptos sobrino, sólo nos hacen perder el tiempo, cada vez tolero menos a los pobres— se guarda las dagas en los muslos y trozo una línea de polvo blanco en mi escritorio para aspirar mientras abro el plano digital del palacio donde están ubicadas cada una de las salidas y accesos de empleados.

—Estoy harto de tener a inútiles del MI6 trabajando para mí.

—¿Y a qué hora comenzará su contra ataque mi señor? Sólo eso quiero saber.

—¿Por qué? — ladeo la cabeza.

—Porque yo... nosotros... debemos estar preparados, mi señor, no tenemos los datos de la DEA, es imposible infiltrarse contra ellos.

—Si la DEA empieza a bombardear los bares de la ciudad le picará el orgullo a la mafia danesa y ellos serán la carnada que necesitamos contra ellos y sus francotiradores. Mi Fairchild ya han empezado a sobrevolar hace diez minutos, todo ataque siempre necesita estrategias, pero tú no tienes porqué saberlas.

Asiente agachando la cabeza. Reviso los datos de los últimos tiroteos por la ciudad que trae Caterva y veo las dos bajas que han hecho en mis bares los estúpidos americanos.

—No te va a gustar esto cabrón— Caterva corre detrás de mí —El Borah está en Londres, no viene a Dinamarca por miedo a la DEA, pero si sabe del ataque de aprensión de la DEA y te envió una botella de whisky escocés de primera clase— rompe en una carcajada —. Por primera vez creo que te encontraste con la orna de tu calzado, ese maldito no le teme al demonio.

Siento un calor de rabia en mis venas cuando dos de mis criados me muestran la botella con una marcada con el nombre de Emma y una botella de Vodka con su puto nombre sobre él entrelazados.

—Ese pendejo quiere romperte las bolas, no le bastó cuando les quemamos el Topkapi y les quitamos la entrega más grande de droga de Estambul hace dos días.

—Planta en su hotel una carga de armamento en Londres, si quiere divertirse, será con el MI6 —arrojo al suelo sus malditas baratijas y abro una botella de mi whisky escocés de mi colección actualizando los mandos de pilotaje del Fairchild y salgo a relajar la tensión de mi cuello.

Me caen un par de gotas de una ligera brisa en la cara. La amiga lora de Emma se pasea con los jardines mirando a su espalda, vio la forma apresurada en la que se fue mi esposa y sigue aquí. La miro fijamente y se retuerce con nerviosismo y camina a la fuente.

Hay un cuarteto de disparos por el ala oeste del Palacio. Camino despreocupado entre la fuente airado y me recargo en el pilar que yo mismo diseñé. Caterva la trae de cuello arrastrándola entre el jardín con sus atuendos en los que no reparo ni un segundo.

—Señor Roe— tose tratando de librarse de agarre del padre de Alesha —¿Qué está pasando? Sólo estaba en mi caminata nocturna, ya que Emma se fue me iré de su casa, lo juro.

Se me atasca una risa a medio camino. —Esperaba que por el tiempo que trabajaste en mi empresa hubieras adquirido un poco más de inteligencia, pero no puede esperar menos de la basura— enciendo mi porro.

—Juro que no hablaré con el gobierno inglés de esto, ellos ya no me interrogan por la subasta de su empresa— se jala poniendo mirada inocente y dejo que se justifique por más tiempo —Erick sabe bien que los interrogatorios de sus antiguos empleados terminaron.

—¿Te largarás en cuando te deje? ¿No hablarás con el MI6?

—Lo juro, nunca más volverán a verme, si quiere también perderé contacto con Emma, aunque eso me rompa el corazón, ella es mi mejor amiga y la amo, no quiero dejarla, pero lo haré si me lo pide.

—Te ahorraré tiempo Alicia, Ethan me dijo todo, todos mis sirvientes y asesinos están entrenados para no ceder a la más codiciosa distracción sin un propósito. ¿Qué querías en la habitación de Bennett con esta porquería? ¿Le inyectas anfetamina regularmente? — le arrojo el suministro de anfetamina a la cara y finge sorpresa negando con la cabeza y Caterva tiene que apretar el agarre de su cuello.

—Eso no es mío... yo no he visto a Ethan en toda la tarde, estaba con James pasando la noche.

Le toco el cabello con delicadeza acercándome a su cara de pena, deja de removerse mientras me agacho a su ropa. —Clavo y pino con toque de madera— paseo suavemente mis dedos por su cuello sintiendo como se estremece a mi toque.

—No sé de qué habla, no huelo a nada.

Cualquiera diría que son carias de seducción y lo son, pero acaban cuando sustituyo las manos de Caterva y la estrangulo yo mismo levantando su patéticos pies centímetros del suelo. Se retuerce buscando arañar mi ojo sano con sus uñas, las venas de su cuello saltan bajo mis guantes de cuero.

—¡Te gusta jugar a los bandos estúpida! ¿Con quién de los treinta y siete te viste primero? ¿Logan o Dimitry Makov?

—Yo no... no... no me matarás porque... sólo yo sé...—trata de hablar desesperadamente mientras su cara adquiere un tono rojizo y después morado.

—Mi paciencia tiene un límite y no hay respuestas correctas porque ninguna evitara que te mate.

—No... no debe... —tose pataleando, pero una de sus manos señala a lo lejos con sus pocas fuerzas. Sigo su dirección en el área de los jardines cerca de mi estacionamiento subterráneo.

Veo a lo lejos dos cadáveres de mis guardias por la puerta de servicio, pero la escena sangrienta no es lo que me hace dejársela a Caterva y acercarme. ¿Qué carajo?

Es el rastro de un peluche de unicornio lleno de barro. Me inclino a recogerlo de la lluvia, meto mis manos en el barro buscando más objetos y encuentro un broche para el cabello rosado. Millie tiene una ligera alergia en la nariz, me duele la nariz papi. Mis manos se meten de nuevo en el barro y encuentro la correa de su perro.

Caterva me mira de lejos consternado. —Dios no, dime que no es lo que creo lobo

—La niña... la... la niña— tose la ramera en el suelo a punto de desmallarse —La niña...

Voy a ella y la levanto de la nuca con rudeza. —¿Qué hiciste? — tose sangre desesperada tratando de soltarse de mi agarre, pero me mantengo firme. —¡Habla maldita!

—¡Está muerta! ¡Logan me lo ordenó! — me grita a la cara con las pocas fuerzas que le quedan.

—No Dios— Caterva la arrastra.

— ¡Jack! ¡Jack! — va gritando Alicia.

Hasta que ordeno a mis criados comenzar a torturarla. Clavo mis manos en el barro de nuevo sin hallar más objetos y la maldita lluvia arrecia sobre mi cabeza, clavo mis uñas en el barro y rasco tierra fuera hasta sangrarme los dedos —¡Caterva! ¡Quiero las grabaciones de hace una hora de esta puerta!

—Esa maldita, no puede ser tan vil, no lo creo.

En instantes mi cabeza analiza la escena y apresuro el paso adentro. —¡Cierren todas las entradas al palacio y quiero revisión inmediata a todas las cámaras instaladas dentro! ¡Un grupo revise entre los jardines! ¡Todos los criados reúnanse en el ala oeste, abran cada habitación de los tres pisos, la biblioteca y cualquier sala de descanso, revisen cada rincón del palacio de arriba a abajo buscando a Emilia!

Azoto la puerta de la habitación de Jack y rebusco entre el armario, por debajo de la cama y hasta en las cajas de juguetes, sobre la cama hay varios dibujos para Emma y Jack. Las criadas limpian las alfombras y objetos del siglo veinte que adquirí en una subasta, tiene pintura por todos lados, cuando me ven subir corren detrás de mí.

Bajo al laboratorio preparado de Jack, abren los candados y no hay más que medicamentos y tubos de ensaye en las charolas. Caterva corre por las escaleras alcanzándome en el área médica.

— ¡Señor! Hemos revisado el palacio de arriba hacia abajo, por los jardines de la fuente y los traseros la niña Roe no está.

Subo los peldaños hasta esa mujer y la arrojo contra el barro barriendo su rostro sobre él. —¿Dónde está? — pateo su tórax y se retuerce, alzo mi daga cortando la piel de su hombro por el cartílago de su hueso hasta que sus gritos se hacen desesperados y suplicantes cuando se zafa el hueso.

Lloriquea de dolor doblándose cuando azoto mi bota contra su cuello. —¡Jack! ¡Jack! Está... muerta y el MI6 tiene la ubicación exacta del palacio— grita de dolor suplicándome por su miserable vida— Millie... tenía... tenía... ¡Jack! — grita de nuevo a mi primo, nada la calla.

Saco a mi lobo carroñero cegado de rabia y le suelto las correas para que la muerda en la entrepierna, grita suplicas, se rompe las uñas mientras araña el pavimento implorándome que pare las mordeduras que pronto harán que se desmaye.

Le quito al lobo de encima y la arrastro bajo el agua para enterrarla viva en el barro, pero mientras voy pisando los charcos que produce la lluvia con mis botas veo el destello de la bata blanca en la puerta seguido de Erick.

—¿Qué son esos gritos primo? Me llamaron, pero estábamos probando un método diferente de rehabilitación para Bennett — moja sus pantuflas al bajar los escalones.

—¡Dios mío Alicia! ¿Qué sucede? — Erick corre desesperado a ella y sus ojos apenas se abren cuando lo escucha.

— ¡Nadie se acerque a la ramera!

—Ja... Jack, perdóname... Dios tendrá que perdonarme también — balbucea con sus últimos jadeos.

—¿Por qué gritabas mi nombre Alicia? — pregunta consternado y los ojos de ella se mueven de arriba para abajo con fiebre.

—Tu hija... tu hija está muerta.

Por un momento todo se queda en silencio, Jack no parpadea, ni un segundo, se queda inmóvil con la boca semi abierta. —No— niega con la cabeza —No digas estupideces maldita enferma ¿Dónde está? — pregunta a los criados de uno en uno —¿Dónde está mi hija? ¿Dónde está?

Comienza a entrarle la desesperación al no recibir respuesta y corre desesperado hacia mí y sin poder respirar.

—¿Dónde está mi hija Alexander? ¿Dónde está mi princesa?

—La he buscado por cada rincón del palacio sin éxito— le extiendo el unicornio sucio y palidece desvaneciéndose en el suelo.

Bajo para sostenerlo junto con Erick, pero rápidamente se levanta corriendo hacia Alicia jodiéndole el brazo que le rompí —¡Mientes! ¿Dónde está mi hija? ¡Maldición! ¡Dame a mi hija!

—No miento...— llora desesperada.

—Juro por Dios que te quemaré viva si no me dices dónde la tienes. ¡Dame a mi hija! ¡Encentren a mi hija! ¡Todos busquen a mi hija! — cae de rodillas al suelo.

—Perdóname Dios, perdóname— llora a gritos desesperada.

Lo voy a auxiliar hasta que reacciono en segundos a los disparos de mis francotiradores, y le disparo a lo lejos a un comando de elementos de la policía local que baja de un arnés a cincuenta metros de distancia.

—¡Ataque directo al palacio! ¡Cierren todas las entradas! — digo por el comunicador con Caterva corriendo junto a mi para que posamos levantar a Jack y mis mejores asesinos comienzas a disparar a la distancia.

Jack corre obligado por Erick y se cubre limpiándose la cara —Sé que miente, no la dejen morirse hasta que me diga dónde está mi hija.

—Tienes que correr más rápido amigo.

—Erick ella miente sobre mi hija— se detiene a mitad del patio trasero como si no pudiera reaccionar. —Mi hija— dice desesperado —Mi princesa.

Regreso por él ayudando a Erick a hacerlo caminar. —Yo la voy a encontrar a Millie, lo juro, ahora tienes que caminar directo a la Cripta junto a Erick. ¿Entendiste Jack?

Se le cristaliza la mirada. — ¡Ella miente primo, miente! — está fuera de sí, no parece escuchar nada —Lo sé porque mi corazón se parará al mismo tiempo que el de ella, yo lo sé.

Logro hacerlo correr detrás de Erick por su seguridad mientras me recoloco el chaleco anti balas y corro al Raptor para pilotarlo y derribar la avioneta azul que sobre vuela en mi jodida cabeza y de la que se van soltando un grupo uniformados azules.

—¡Encontraron la ubicación exacta del palacio! ¡inicien el contraataque a todas esas putas unidades! — doy la orden y en uno de los mugrientos que mato veo un uniforme diferente al que estoy acostumbrado.

Tiene la bandera americana bordada en las solapas. Disparos a dos mujeres que tratan de dispararle a los que recubren mi entrada.

—¡Inicia el ataque a las dos mil cuatrocientas horas! — grita un voz conocida y es la de Rebecca—¡Unidad doce, inicien la búsqueda de la teniente Sarah Anne Wall y el General Dylan Arthur Gray!

—¡Recibido General Hilton!

—¡Alexander Roe! ¿Creíste que esto era un ataque de la DEA? — grita a mi espalda —¡Por orden del nuevo honorable ministro de Londres, el MI6 y el Pentágono de Estados Unidos, se unen en sociedad soberana! ¡Coordenadas 56.26392, 9.501785! — Rebecca me mira de lejos — ¡Comienza la misión del ejecución de cada miembro de la mafia del lobo!

—¡Su esposa va rumbo a al Kript para dejar el país y huir a Moscú! ¿Qué hacemos Rebecca? Da la orden.

—Maten a esa maldita y a su bastardo.

Emma.

—Nos vamos directo a la zona de despegue del Kript, el piloto ha sido informado — dice Ethan por su comunicador —Tengan listo el jet privado de la señora Roe, estamos a mitad de camino.

Pego mi mano a la ventanilla empañada. Me quedo con sus últimas palabras de Alexander «Me voy a reunir contigo y nuestros hijos en Rusia» siento un cardenal interno que se abre con cada kilómetro recorrido.

Fueron meses de paz y esperaba este ataque muy en el fondo, aunque me tengan desinformada, pero maté al ministro Madden y ese crimen no se quedaría impune por el MI6, me da tranquilidad saber que Ethan está conmigo en la camioneta, pero mi alma se quedó con Alexander.

—Toma la ruta doce Ethan, están bloqueadas las sietes carreteras principales danesas y la base de avionetas de los Roe está siendo bombardeada por la DEA— se oye la voz de Caterva por el comunicador digital y mi estomago siente un revuelco.

—Vamos directo al Kript para enlazarnos a un avión privado, ya he dado las órdenes al piloto.

—Hay cambio de planes, los senderos fuera del perímetro del palacio también están bloqueados, la DEA los emboscará en dos kilómetros y medio del Kript si toman esa ruta.

—Es un poco temprano para que empiecen a soltar las bombas contra nosotros, somos civiles con derechos —sonríe de lado —Nos dirigiremos a uno de los aeropuertos privados de la ciudad para perder emboscadas.

—Los sitios de celdas fueron hackeados en la interfaz desde adentro del palacio, hemos matado al traidor, pero no se han podido restablecer los servidores, eso significa que vamos a perder comunicación en doce minutos hasta que James logre la reconexión, mantente al mando, la señora Roe tiene el dispositivo de rastreo activado.

—Recibido Caterva— Ethan mantiene la mirada en la carretera —Quiero a las tres camionetas negras a los costados de la señora Roe y sus herederos, las otras dos al frente y una más a nuestra derecha— me mira por el retrovisor — Vamos a tomar la calle Strøget hasta el canal de Nyhavn y las calles estarán con cuatro bloqueos del MI6 en cada comercio.

—No podemos tomar ruta al canal de Nyhavn, hemos recibido el informe de James, el sur y norte del Kript está siendo bombardeado con C18, se nota que la DEA no va a dejar sobrevivientes en todo el maldito país de ser necesario.

—En ese caso iremos por la ruta trece por Købmagergade, saldremos con tiempo de abordaje de veinte minutos al aeropuerto de Copenhague-Kastrup T2, quiero al piloto de aviación de torre en preparación— mi guardaespaldas comparte una mirada conmigo de forma tranquilizadora, pero me tiemblan las manos.

—¿Qué está pasando con el Kript? Íbamos a tomar uno de los aviones privados ahí.

—La DEA quiere formar un buen espectáculo para el gobierno inglés y americano, mejor tomemos nuestras precauciones de esos pretenciosos, esto debe ser un entrenamiento para el nacimiento de sus hijos— me guiña un ojo.

—¿Y si algo sale mal?

—Entonces aplicaremos el segundo plan, el tercero, el cuarto y los que hagan falta, de ser necesario yo mismo pilotaré el avión. ¿Por qué no descansa un poco?

Me sorprende cómo a pesar de todo trata de tomar con calma la situación. El dispositivo de rastreo de Alexander en mis rodillas parpadea, tomo el IPad y veo todo el plano virtual del palacio Roe abierto, tengo en la pantalla la misma imagen que Alexander debe estar viendo a distancia en su propio dispositivo.

Miro mi anillo verde mientras la camioneta desacelera. — Købmagergade a la vista, la zona está acordonada, la mitad de miembros de la organización del lobo hace la revisión y el resto cerca de la señora Roe — Ethan da la orden y miro la calle con las tiendas más lujosas de la ciudad, un par de personas caminan por las aceras, parecer una noche de tráfico normal, pero hay cintas amarillas por cada esquina y pocos autos se alejan por el puente principal.

Cargo mi arma esperando en un incómodo y tenso silencio. Veo como pasan nuestros hombres de seguridad a nuestros costados para la revisión. Se oyen pocos disparos a los que en este punto ya estoy acostumbrada. — ¡Ethan! — me incorporo sintiendo como palidezco.

—¿Qué sucede mi señora? — se quita el cinturón de seguridad girando hacia mí.

—Sentí un pequeño calambre pasar por mi vientre, no duró mucho y fue muy suave— digo y revisa la hora en su reloj de mano.

—Las once con cuarenta y cinco— dice —La próxima vez que lo sienta le pido que me lo diga, todo va a estar bien, lo prometo, tómelo con calma, estamos a menos de dos kilómetros del aeropuerto privado, tomaremos el avión con tiempo.

Todo va a estar bien. Me sigo repitiendo a mí misma para tranquilizar mis nervios. —Código cuatro Ethan, revisión terminada, están por el puente del canal, cerca de los comercios locales.

Me tenso cuando Ethan saca una metralleta debajo de uno de los asientos. —No en mi guardia malditos— baja la ventanilla y comienza a disparar, todos los que resguardan mi camioneta disparan a un grupo de cadetes novatos del MI6 que encontraron en mi revisión.

Me mantengo en la seguridad de los vidrios blindados de mis camionetas mientras veo como Ethan se coloca una bala entre los dientes y la escupe cada que cambia el cartucho. Todos los cadetes caen muertos en menos de diez minutos y son mutilados por mi guardaespaldas y los que me protegen.

—¡Camino despejado! ¡Seguimos avanzando hasta el aeropuerto! — Ethan hace su camino de regreso a mi — ¡Suban a las camionetas!

—¡Imposible!¡Retirada! ¡Atacan a la mitad desde otro ángulo! — disparan al aire. —¡Es un bloqueo de emboscada! ¡Los cadetes fueron la carnada!

—Tírenles una bomba a los malditos, no tenemos tiempo de matarlos a todos como quiero o buscarán refuerzos, tenemos como prioridad sacar a la señora Roe de Dinamarca— ordena Ethan cambiando el rumbo de la camioneta —Y maten a ese Jeep verde que nos sigue— miro por el retrovisor cuando Ethan enciende el motor.

—¡Sobrevuelan el Fairchild y el Raptor T5 del lobo por la zona, estamos seguros, pero debemos tener a una maldita unidad aérea viniendo sobre nuestras cabezas, alejen a la señora Roe de la zona de inmediato!

—Van a provocar una masacre.

—El MI6 nunca ataca civiles de la zona, esos hijos de puta querrán matar a todo lo que se mueve y poner una cortina de humo para cubrir la muertes, el maldito MI6 se vendió a la DEA y estoy seguro que por órdenes del nuevo ministro de Londres, mantenga la calma mi señora.

—¿Quién es el nuevo ministro de Londres?

—Merecía ser mi viejo amigo Wall, pero a todos los buenos siempre terminan quitándolos del camino.

Lo comprendo, pero no respondió mi pregunta. Quiero tranquilizarme, pero su piel palidece en el espejo retrovisor y busca desesperadamente el comunicador de antes. —¿Ethan? ¿Qué sucede?

—No, no, no, mierda — toma el comunicador —¡Hay un bloqueo en la terminal del aeropuerto Caterva! ¡Es el Pentágono de Estados Unidos el que lleva este ataque, no es la DEA! ¡Vienen directo por la señora Roe! — grita perdiendo la calma y acelerando la camioneta.

Me quedo petrificada mirando la insignia militar de Estados Unidos que nos bloquea el paso.

—¡Tenemos un ataque aéreo del Pentágono, hagan que regrese el Raptor o el Fairchild del lobo de inmediato! ¡Bombardean directamente la camioneta de la señora Roe! ¡Emma abajo! — salta a mi asiento.

Todo pasa muy rápido, en un segundo miro a Ethan por el retrovisor tratando de cubrirme con su cuerpo y al siguiente siento como los asientos caen sobre mi cuerpo y me aplastan las costillas. La camioneta gira por el asfalto levantando una cortina de tierra, mis oídos se ensordecen mientras cruje todo el vidrio desquebrajado de los vidrios que se revienta.

No puedo respirar, toso desesperadamente, me queman los pulmones siento fuego cerca de mi cuerpo, veo todo en una línea borrosa y escucho el sonido del Fairchild a la par de los disparos. Tengo las manos ensangrentadas y sigo aturdida. —¡Emma! — el grito de Ethan me lleva a buscarlo con la mirada, pero no puedo abrir los ojos, me duelen los brazos y no puedo hablar.

Toso más ahogándome con agua que gotea del techo roto de la camioneta. ¿Es lluvia? ¿Nos bombardearon? Se oyen disparos y después alguien a lo lejos grita que el Raptor derribo a las avionetas, quiero gritar, pero pierdo la conciencia, toda mi vista se nubla y el dolor en mi brazo aumenta.

Escucho un zumbido muy agudo y poco a poco empiezo a reaccionar y es porque arrastran mi cuerpo debajo de uno de los asientos con mucha fuerza. —¡Objetivo encontrado sargento Prescott! ¡Por aquí!

¿Cuándo empezó a llover? Se me empapa la cara y logro abrir los ojos mirando una mancha borrosa de toda la imagen de un militar —¡Apártense! — un hombre un poco mayor que Ethan entra en mi campo de visión, me palpa la cara abriéndome los ojos, tengo unas terribles ganas de vomitar.

Todo me da vueltas, miro a mi alrededor sin poder distinguir nada, el militar que me revisa tiene un reloj digital en su mano que marca poco más de media noche. ¿Dónde está Ethan? Me doblo cuando un dolor se extiende por mis costillas y más abajo. Doce, quince, veinte, cuento los segundos que dura.

Entiendo la mano para cubrirme el vientre, se siente intacto, pero mi brazo duele de una forma anormal. Conozco a esos cuerpos quemados entre las camionetas que hay a lo lejos, son nuestros asesinos.

Ya no escucho el Fairchild. ¿Dónde está?

—Carajo, sean precavidos con su traslado, se tratará con código de honor, está embarazada y al parecer tiene el brazo derecho roto o una lesión muy fuerte, que el servicio médico la revise de inmediato— me habla con voz militar ese hombre.

—¿Ethan? — mi voz no se escucha o al menos yo no lo hago.

—Hey— mueve una luz en mi cara aturdiéndome —¿Me escuchas? ¿Puedes verme? ¡El servicio médico rápido!

—¿Ethan? — me arden los ojos. —Ethan.

—Está en shock, necesita atención inmediata ¿Cuántos meses tienes? — me obliga a verlo.

Lo veo borroso con lágrimas en los ojos antes de prohibirle mi mirada.

—Tú poca educación podría poner tu condición en riesgo, no sabíamos que estabas embarazada por eso bombardeamos la camioneta, pero si quieres que te auxiliemos correctamente necesitas responder a nuestras preguntas— trata de hacerme hablar.

Mis hijos, me invade el miedo, pero creo que el golpe fue directo a mi brazo roto.

El sargento toma una respiración profunda y al no lograr hacerme hablar saca un comunicador de su chaleco antibalas —A todas las unidades bajo el mando del Pentágono estadounidense en territorio danés se les informa la captura de la criminal inglesa Emma Kate Roe Brown a las dos mil cuatrocientas horas, al sur del canal de Nyhavn y se autoriza su traslado inmediato a la prisión de máxima seguridad del condado de Fremont, Colorado, EE. UU.

El sargento se acerca a mirarme de cerca y cuando un militar me obliga a levantarme a pesar del dolor de mi brazo me trago mis quejidos. —Agacha la cabeza, te leeremos tus derechos como protocolo de arresto.

Levanto la barbilla soberbia, el sargento arquea una ceja y quita al militar plantándose al frente. —No quieres ayuda del modo bueno, pues te dieron una orden, baja la cabeza a tu superior.

Detengo mis lagrimas a punto de salir y levanto más la barbilla. — La cabeza siempre va en alto para los Roe— mi voz sale en un hilo.

Una mujer médico se acerca pidiéndole permiso para revisarme en una de las unidades, mantengo mi voto de silencio, pero no con ella, por el bien de mis hijos. Me revisa el brazo y concuerda que lo tengo roto porque mi codo sufrió una fractura y que deben trasladarme a un hospital con urgencia.

—No sé qué tan grave es el daño a tu hueso, yo guiaré la ambulancia al hospital, no te preocupes— nota mi expresión —Te parecerán tantas consideraciones para una criminal, pero hay código de honor con las embarazadas que no se rompe.

Me toco el vientre y aprieto los dientes para el siguiente dolor que me aborda, respiro por la boca repetidas veces hasta que desaparece, pero tarda mucho más que el primero, no sé si los tuve cuando me desmayé.

—¿Contracciones?

Asiento.

—Déjame revisarte a profundidad ¿fue muy fuerte? — saca un estetoscopio para colocarlo en mi vientre y niego lentamente —¿Cuántos meses de embrazo tienes mujer?

—Ocho— mi voz apenas se escucha y cuando me mira preocupada temo preguntarle por qué.

—Que la revisión no tarde más de diez minutos enfermera, debe ser traslada con los demás— ese hombre vuelve a venir a la unidad médica.

La enfermera se quita los guantes de látex muy enojada —¡Sargento, esta mujer está teniendo sus primeras construcciones! — dice y me quedo sin respiración — Dele gracias a Dios que todavía no se le rompe la fuente porque sería un delito por el cual lo sancionarían por lo que le hicieron a su camioneta en su condición.

—¿Está segura enfermera?

—No tardará en ver que en unas horas entrará en labor de parto, así que o empieza a tratarla con delicadeza y la lleva a uno de los hospitales del ejercito o denunciaré este crimen.

—Si el primogénito del mafioso más grande de Europa está por nacer, ese malnacido estará por contraatacarnos y de la peor forma que exista— se pasa la mano por el cabello empapado.

—¿Qué ordena hacer sargento? — pide uno de sus militares mientras sigo buscando a Ethan entre el caos.

—Tengo una buen sugerencia si me permite expresarla— esa voz, esa maldita voz mitad tartamudeo, mitad quejidos, a la que poco se le entiende porque suelta gruñidos a veces, le quedan residuos de lo que fue su lengua.

—Lo escucho primer General Hilton porque yo tengo en mente sacar a la señora Roe del país de inmediato, antes que su marido tenga tiempo de encontrarla.

—¿Y si da a luz en el trayecto? — dice fuerte y claro la voz de Tyler.

—Correremos ese riesgo.

—No correrá ningún riesgo Sargento porque acaban de informarme que el MI6 acaba de matar a Alexander Roe. 



Hola sexys. 

Nos leemos el viernes para la siguiente actualización. 

Los amo tres millones sexys. 

-Karla. 


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