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CAPÍTULO 77

LA REINA PARTE 1

Emma.

Otro Roe muerto.

Cuando Alexander se fue después que oímos a nuestros bebés, no pensé que fuera por esto, no puedo mirar el cadáver de Emilia sin sentir repugnancia y Cora sentada en su cama la mira de la misma forma.

El piso está manchado de sangre al lado del cadáver del legae. —Entonces ella trató de escapar por mi habitación y la mataron, así de simple.

—No sólo eso, quería escaparse con los daneses y dio el nombre del líder— explico sintiendo arcadas.

—Es increíble que haya muerto— Cora nos mira.

—No sientas pena, te llamó calva— dice Alexander limpiando su daga en el cojín favorito de Cora —Aunque yo también lo hice, pero nada se puede hacer— se encoje de hombros.

Le doy una mirada de advertencia y finge que no está haciendo nada malo. Entran los sirvientes a recoger primero al legae, le revisan hasta los oídos por pequeños artefactos, quizá un micrófono o algún rastreador.

Trae un rastreador en el tobillo. James entra a revisarlo y con un pequeño desarmador lo desactiva y le entrega a Alexander las piezas restantes ayudando a cargar el cuerpo.

—No sabía lo de tu embarazo.

—No hubo oportunidad, hemos estado en contantes conflictos

—Me citaron para declarar por su ficha de búsqueda, han salido en todos los noticieros, cada día pasan fotos nuevas por si los ven por Londres, Sarah también ha levantado un boletín de búsqueda por las bases de Brent.

—Esperamos que pronto se comunique con nosotros — me siento junto a Cora cuando se dobla por un ligero dolor. Alexander rueda lo ojos cuando la ve, su ropa tiene salpicaduras de la sangre de Emilia. —¿Qué sucede?

—Pequeñas contracciones.

—Pero estás de seis meses, tengo entendido que esas dan casi por el final del embarazo.

—Supongo que las estoy desarrollando prematuramente— me sonríe mientras ve como terminan de prepararle el baño de sales relajantes que le ordene preparar. —El baño me vendrá bien.

—Y también que James te deje de meter la ver...— me levanto hacia Alexander y lo giro a mi antes de que termine.

—No te atrevas a terminar esa frase— va a protestar, pero me adelanto —Si sigues tratando a Coraline de esa forma, no habrá sexo, ni mis tetas, ni dormir entre mis pechos y tendremos un divorcio seguro— le advierto.

Se le oscurece la mirada—No vuelvas a mencionar esa palabra— dice muy bajo y siento un escalofrió en mi espalda cuando coloca su mano en mi cuello posesivo—Yo no me voy a divorciar de ti, tienes mi marca en tu brazo, me perteneces de por vida, grábatelo en la cabeza.

Aprieta ligeramente los dedos con su anillo matrimonial frío.

Muerdo mi labio y su ceño se frunce con mi expresión. —Son amenazas, no te calientes. En las reglas de mi organización es matrimonio o muerte, el divorcio es el sinónimo de muerte.

Las amenazas me dan escalofríos y excitación, la posesividad es también sexual porque su mirada baja a mi boca. —No trates de pelear conmigo.

Cierra los ojos y me suelta. —No debes alterarte por el embarazo, regresa a nuestra habitación, Maya vendrá pronto y no quieres oír una discusión entre los Roe.

Ya me imagino como terminará, era su hija, es sacrilegio para la organización también y los conservadores siguen en la Cripta. Soy racional por nuestros hijos, no cómo él. Me despido de un corto beso en la mejilla de Cora cuando las mucamas la están metiendo al cuarto para su baño.

—No quiero que James entre en esta habitación a menos que yo lo pida— ordeno a uno de los sirvientes y asiente.

Quiero que cuiden de ella, sola, que tenga tiempo de meditar y no compromisos con el hacker, no creo que sea adecuado que haga algo de lo que se arrepienta más adelante, Cora no toma este tipo de decisiones al azar, quiero que todo lo malo que lo ha pasado sea recompensado.

Mis lobos caminan lento como yo. —Felicidades mi señora— dice Octavian pasando lejos de las bestias con un tazón de avellanas en la mano.

—Gracias.

Bajo las escaleras con sumo cuidado y no encuentro a Erick en su habitación para prepáralo cuando vea a Maya. —Felicidades mi señora— dice otro que pasa por la puerta.

Le doy una leve inclinación de cabeza sin entender, todos me felicitan, la escalera a la Cripta está cerca de la habitación de Cora, entre muchos presos Richard y Dylan son los que destacan y yo... prometí torturarlo.

Miro por los otros pasillos y con sumo cuidado jalo las cadenas bajando a las jaulas danesas con las bestias. Las celdas están al fondo, y por otra ruta en el subterráneo donde debe estar el ala oeste de los Roe por encima.

—Close your eyes, have no fear— se escuchan una suave canción en una voz masculina ronca y grave— The monster's gone, he's on the run and your daddy's here— se rompe antes de seguir la siguiente línea y llorar. —Beautiful, beautiful, beautiful boy, before you go to sleep say a little prayer. Every day, in every way.

Cierra tus ojos, no tengas miedo. El monstruo se ha ido, está huyendo y tú papi está aquí. Hermoso, hermoso, hermoso, niño. Antes de que vayas a dormir, di una pequeña oración. Cada día y en todas las formas.

Mis pasos son lentos para no despertar a los mugrientos, el tintineo de las cadenas en mis manos hace eco en las paredes. Hay dos presos en la misma celda, me acerco a ella viendo el cabello rubio de Dylan sucio medio sentado en el suelo terminando de cantar, a un lado Richard dormido o desmayado sin ropa.

Los ojos azules del agente se levantan a los míos y veo el miedo a mis bestias. Tiene la cara destrozada y no puede ni moverse porque Alexander le destrozo la columna. —¿Qué haces aquí? — pregunta cómo puede. No le respondo. Sólo me acerco a la celda. —¿Por qué te olvidaste Emma?

—¿De qué?

—De Trafford, de mis padres, de Kate, de tus amigos.

—Nunca lo hice, me fui porque Seth lo convirtió en mi infierno y me estaba quemando.

Se le escapa un sollozo. — A menudo pienso que todo el mundo siempre deja Trafford. Un día desperté y me encontré solo, todos habían abandonado el lugar donde nacimos por alguna u otra razón y me tuve que transferir a Brent.

Se hace un silencio incomodo y veo el temblor de su cuerpo.

—No debí pegarte— miro si es sincero o quiere manipularme — Llevo siete días sobrio, pero no durará. Te diría que seré distinto, pero no soy dueño de mi cordura ni de mis acciones nunca más, en cuanto esté drogado de nuevo, seré ese maldito que has visto los últimos meses, tuve bajar al infierno para entender a Bennett Roe.

—Bennett merecía más de todos. Cuando hablas así te pareces al Dylan que conocí por años.

—No lo soy, miento, manipulo y saco archivos confidenciales del parlamento. Toda mi vida pensé que hacía lo correcto, pero sólo trataba de limpiar mi conciencia, en el fondo, siempre me he culpado por la muerte de mis padres— recuesta su cabeza —En la noche que murieron, yo debí besar a mamá y abrazar a papá y no lo hice— comienza a llorar. —Tal vez, así, no me hubiera olvidado de mis sueños y no hubiera perseguido una venganza que me amargó la vida y me encargué de amargar la de mi hermana también.

No voy a aliviar su conciencia. — Debiste hacerlo porque arruinaste a Cora, la quiero, pero. Bennett nunca mereció el daño que ambas familias le hicieron, lo vi pudrirse solo, sin que me dejara acercarme— siento un ardor en mi pecho —Bennett es el Roe que, aunque vivan cien vidas los Gray y los Roe como Tyler nunca merecerán— lo digo muy seria —Sólo Alexander.

—¿Cómo me dices eso Emma? No me heches toda la culpa. Yo te ayudé cuando a ti ellos te rompieron y lo haría de nuevo sabiendo el final.

—Sabías cuál era el final de Bennett y no te detuviste, todos sabíamos que sería su última recaída y lo alejaste de su hijo. — lo señalo —No te atrevas a ponerte como mi héroe cuando jodiste a un Roe inocente que sólo quería que alguien lo ayudara con su adicción.

—¡No Emma! Ni siquiera me culpes por la muerte de ese adicto, yo no le puse la droga en bandeja de plata— trata de moverse inútilmente. —El decidido ser adicto y se murió adicto.

Ya me había preocupado con sus buenas palabras. —Mírate en un espejo Dylan.

—Yo no soy como él, ni como ninguno de los tuyos, ni siquiera como tú o al imbécil al que le abriste las piernas por un poco de dinero que yo te pude dar para que me las abrieras a mí las veces que quisiera.

Alzo las cejas. — ¡Cierra la puta boca!

Se impulsa a la derecha y da contra los barrotes cerca de mí. —No tienes a tu fiel guardaespaldas contigo para defenderte, te metiste con un maldito hijo de perra asesino que tiene mucha sangre, te debería dar vergüenza de lo que tiene.

—Si te refieres a su forma de belleza oscura pierdes el tiempo, porque nunca me asustó y estoy orgullosa de cargar a su primogénito. — respiro hondo deseando que Alexander escuchara esto. —Podrás crear mil malditas desgracias, pero siempre nos vamos a encontrar.

—¡Cállate!

Sonrío de lado. —Nunca nadie podrá matar lo nuestro Dylan, porque Alexander y yo mandamos todo a la mierda e hicimos que el mundo nos vea amarnos les guste o no.

—¡No puedes quererlo! ¡Voy a matarte Emma! — su grito hace eco en las jaulas —¡Juro por la memoria de mis padres que al pisar fuera de esta celda voy a matarte por tu traición y por lo que le hiciste a mi hermana! ¡Y te sacaré a esa escoria que llevas en tu vientre!

Estira la mano para agarrarme el vestido, mis lobos le gruñen, pero él los ve como mascotas, lo jala y atrapa mi muslo empujándolo a su celda. Cuatro bestias algunos mordiendo los barrotes, van por sus manos y el más grande alcanza a morderla arrancándole un grito de dolor, cuando le levanta gran parte su piel de su palma.

Comienza a jalonearse de sus cadenas, hasta me hacen daño en las manos, no puedo detenerlos. —Nunca me toques frente a mis lobos.

—¿Tus lobos o los de él? Aquí sólo eres la puta caliente de la mafia.

Suelto las cadenas.

—¡Maldita! ¡Maldita! — grita sosteniéndose la mano mientras los animales se azotan contra los barrotes como carroñeros salivando en la mugre. Alcanzan a herirle el muslo hasta que se arrastra a la protección de su jaula.

Me mira con odio jadeando. —Ven aquí— le ordeno a uno de los vigilantes de la Cripta y no tarda en obedecerme. —Abre su jaula.

Veo el miedo de Dylan cuando lo ve quitarle los seguros y candados a las jaulas. Los lobos se azotan hasta por abajo hasta correr por él apagando sus gritos. —La reina de verdad le es fiel a la organización, felicidades mi señora— escucho a dos murmurar, muchos de los mugrientos de pegan a los barrotes de sus jaulas para ver como Dylan es atacado.

Me giro para sentarme y doy un sobresalto cuando miro a Alexander de brazos cruzados. Tiene los labios en una línea recta, pero las comisuras amenazan con subirse, está tratando de detenerlas.

Escucho todo lo que dije, se nota en su mirada. —Trae a mis lobos, no quiero que muera tan rápido, primero que sufra.

—Uno de los carroñeros le transmitirá rabia al cojo en alguna de las mordidas que le hicieron— carraspea levantando las cadenas y dando la orden de calmarse en danés. —Maya ha llevado el cuerpo de Emilia a ser cremado junto con Jack, estarán una hora en un memorial simbólico en el Kript, al que nadie debe asistir por su traición.

—Estoy muy cansada como para que me importe— viene caminando detrás de mí.

Mis pies se mecen en el are cuando me carga el camino de dos escaleras hasta nuestra habitación con la excusa del reposo médico. Me dejo conseguir después de un día agotados.

Al llegar a la planta de arriba me tratan como una reina, han notado mi poder y todos murmuran lo que le sucedió a Dylan. —Tengo que ir al Kript— me informa Alexander dejándome en la puerta. Baja su mano por mi vientre. —Volveré por los tres.

—No lo digas tan fuerte— miro a ambos lados.

Asiente alejándose, al entrar a nuestra habitación, hay doce sirvientes a mi servicio. Pregunto por Cora y le han negado el acceso a James. Octavian me cepilla el cabello mientras trato de adivinar donde está Alexander.

Apago la pantalla porque todo lo que pasa cada cuatro horas el nuestro boletín de búsqueda. —¿Qué es lo de la caja? — señalo una caja negra con el logotipo de Rolex.

—Es un regalo que le dejó mi señor— se acerca a traerla y me la coloca en el regazo.

La abro encontrando una pieza de oro, un Rolex Daytona, con incrustaciones de diamante en las manecillas de la hora y los pequeños marcadores de una tipa de oro blanco. Tiene una tira de diamante por el brazalete.

—El Rolex Daytona no trae los diamantes en el brazalete, mi señor le hizo modificaciones a la joya. El oro está recubierto por diamantes cullinan. — explica Octavian mientras saco la joya y me la coloco en la mano, la pieza es exquisita, deslumbra a primera vista.

Ser la mujer del mafioso me ha dejado sin aliento con sus regalos.

Miro con burla la pantalla y los noticieros que dicen que estamos escondiéndonos de la justicia y nos pintan como temerosos. Nos paseamos por todo Dinamarca con lujos. Mientras Octavian termina de cepillarme no quito los ojos de mi nuevo Rolex. —Es una joya preciosa.

—No dudo que sea el único regalo que verá— sonríe sin darme más detalles, pero amo las sorpresas no lo arruinará.

Al terminar hago salir a los sirvientes, no necesito a nadie más que a Octavian me encanta conversar con él. Dejo a mis lobos dormidos al lado de mi cama, sólo el más grande sale detrás de mí y me arriesgo a no llevarlo con cadena.

La primera razón es que me da un infarto siempre a colocársela y la segunda ninguno de los tres restantes se comporta con tanta confianza como él en los pisos altos.

Salgo la esperanza de ver a Cora, pero mi pecho se desboca cuando llego a la par de nuestra puerta del piso más alto con una sola habitación principal la del lobo y mía, cubriendo todo éste, veo Ethan está en su lugar uniformado, aseado y con fragancia.

—¡Ethan! — sonrío terminando los dos pasos que nos separan, pero me detengo cuando alza la cabeza, serio, recuerdo todo lo que pasamos y me detengo de ser tan escandalosa —Iba a buscarte mañana tenía tantas ganas de verte.

Asiente y regresa a su posición tensa resguardando la puerta.

—¿Va todo bien? Desperté ayer y no tuve oportunidad de hacer muchas cosas.

Pone la mirada al frente y siento un ramalazo de dolor en el pecho cuando no me habla, se dedica a estar como Ida solía hacerlo. Carraspeo y lo intento de nuevo. —Alexander y yo vamos a tener dos hijos, nos enteramos está tarde— se me llenan los ojos de lágrimas cuando no muestra ninguna emoción. —Oye grandulón, no me apliques la ley del hielo, eres más que mi guardaespaldas y lo sabes.

Mantiene la cabeza fija en la pared, apenas y se oye su respiración. Se me llenan los ojos de lágrimas.

—Lamento todo lo que pasó en la organización de los treinta y siete, no debiste ponerte para protegerme— aprieta la mandíbula y pone expresión enojada. —Si no quieres hablar de eso lo entiendo, pero al menos muéstrate enojado conmigo.

Su boca no se abre ni un poco. Debe odiarme dos veces ha pasado por un infierno grande pro mi culpa y los dos con Logan, ha trabajado tanto desde que lo conocí que no se merece sufrir más, lo que le hicieron los treinta y siete fue el límite.

Estuve semanas inconsciente y él recuperándose, al primer momento que se recupera está aquí en mi puerta. —Ethan, háblame— le tomo la mano y un par de lágrimas caen en mis mejillas cuando la jala y se libera de mi agarre.

Trato de poner mis brazos en su torso para abrazarlo y me empuja suavemente lejos de él. Se me atora un sollozo en la garganta con los ojos cargados de lágrimas. Cierra los ojos sin querer si quiera verme. Nunca tuve expectativas con Sawyer, pero nunca pensé que me Ethan me rechazaría.

Cuando perdí todo, Ethan estuvo ahí. —¿Ya no me quieres Ethan? — niega abriendo una herida en mi corazón dejando mi labio temblando. —¿Ya no quieres que mis hijos te llamen tío?

Niega.

—¿No me consideras como tu hija? — pregunto con miedo a la respuesta.

Respira hondo abriendo los ojos y niega.

Agacho la cabeza con las grimas silenciosas en mi rostro. — ¿Quieres tu collar de vuelta?

Asiente, sollozo entrando a la habitación donde en mi mesa de noche yace su collar con los números de su placa militar, con este pequeño objeto me sentía segura todas las noches. pero a pesar del ardor interno que siento lo comprendo.

Se lo extiendo y sólo un segundo me mira para tomarlo y colocárselo de vuelta. Miro a mi lobo seguirme. Se queda mirando la pared de nuevo recolocándose el comunicador en el oído. —No te obligaré a seguir siendo mi guardaespaldas si ya no quieres, te mereces poder elegir por ser siempre leal a mí. ¿Quieres seguir siendo mi guardaespaldas?

Niega.

—Está bien— le sonrío triste con el alma rota —Tú servicio conmigo termino Ethan.

Respira hondo antes de girarse a mí y verme, pero soy débil, no puedo soportar ver odio en su mirada, me destrozaría, siempre lo sentí como mi padre, sentí que Ethan me quería a pesar de mis errores.

—Gracias grandulón, no voy a olvidarte.

Pone su mano en su frente con un saludo miliar, no termino de verlo porque como cobarde entro a mi habitación y me rompo recostada en la puerta llorando con el corazón roto alterando a mis lobos, aullando, jamás lo habían hecho.

Me sorbo la nariz y escucho un silencioso sollozo del otro lado que desencadena mi llanto.

No me concentro con el aullido de los lobos. Miro donde estaba su collar militar, es como perder al padre que siempre quise, pero ya no me quiere, me odia. Me quedo perdida mirando el fondo de la habitación y Rolex.

—¿Te encuentras bien Emma? — se oyen unos golpes en la puerta y la voz de Cora. Me levanto lentamente y abro, está con un pijama de seda lila corta y huele a frambuesa y el cabello corto se lo ha peinado de lado. —Estaba buscando a Alexander y me dejaron subir, oí que llorabas.

—Estoy bien— me limpio las mejillas. —Alexander no está aquí, debe estar en el Kript.

—Soy tu sexy ¿Y me vas a venir a mentir a mí?

Nos miramos fijamente y entonces se siente como una anestesia para mi alma abrazarla y llorar en su hombro.

Alexander.

Están recitando juramentos en el Kript mientras los tres Roe únicamente presenciamos la cremación de la traidora. Estoy sentado en mi posición de líder. Jack y Maya parados uno a cada lado mío, los tres con ropas negras.

Jack no se muestra afectado solo mece su pantufla cada vez que le permito sentarse, por su parte Maya no deja de ver como arde el cadáver cerrando los ojos en ocasiones. No tengo la mínima empatía.

Los Roe no sentimos el dolor como los demás, nos quema por dentro, pero por los traidores no, Maya pasa a tocar el lugar donde van a colocar las cenizas. De la nada siento un repentino dolor en el pecho.

Muy fuerte parecido a un ardor interno, me toco el pecho respirando hondo para aliviarlo, voy a leer las últimas formalidades en danés para dar por terminado es patético funeral y que maya vaya a vaciar al suelo las cenizas antes de pasar encima de ellas con su Cadillac cuando se larga del Kript.

—Eso fue conmovedor— Jack se coloca a mi lado mientras saco un porro encendiéndolo. —Mi madre no se veía adolorida después de gritarse en la escena del crimen. A decir verdad, Emilia jugo a ser inteligente, pero no tuvo nada de inteligente trabajar para tantas personas al mismo tiempo.

—Nadie traiciona a mi organización.

—Es una de las razones por las que no quiero hacer una iniciación aquí— respira hondo —Explícale a Emma la misión de Turquía y porque no puede ir o tendrás problemas matrimoniales— se mofa. —En otro caso podemos llevarla al Borah.

—No irá a Turquía inútil, varios miembros de distintas organizaciones estarán ahí, no pondré en riego a mi mujer, ni a mis hijos— vuelvo a sonreír como cada vez que escucho esa palabra.

Espero que el chismoso ya haya terminado su trabajo. —Serán sólo dos noches, nadie se muere en tan corto tiempo.

—El hacker consiguió la información de Dmitry, como dejé ciego a su líder, aprovecharán la fiesta de gobierno y tratarán de hablar con el Borah para conseguir alianzas, el comprador danés también estará ahí y nosotros iremos por él.

—Tienes razón, tratará de matar a Emma por matar a su hija.

—Siempre tengo razón y nadie trata de matar a mi mujer.

—Relájate. ¿Acaso soy yo la madre de Katherine? Guarda tu enojo para ella, pero la única forma de no llevar a Emma a Turquía es no decirle y eso nos conseguiría.

Se sube sin permiso a mi camioneta y durante el camino de regreso no dejo de fumar hierba para aliviar ese ador en mi pecho. Estacionan cerca del nuevo Bugatti Voiture Noire de mi esposa, recién traído y bajo con la necesidad de verla.

Veo a Ethan cubrir el área de la entrada con su collar del ejército de vuelta en su cuello. Paso por el piso de arriba mientras algunas de las mujeres del servicio toman mi saco y otras me preparan mi whisky escocés.

Corro al grado de no detenerme camino a mi esposa. Entre abro la primera puerta a las escaleras del piso principal que es sólo nuestro. Mis criados me abren la segunda puerta veo a la rubia calva saliendo de nuestra habitación.

—¿Qué carajo haces aquí?

—Ella me necesitaba Ethan la dejó y la hirió, estuve con ella hasta que se quedó dormida.

—¿Y te voy a creer? Porque seas una recogida no significa que tengas beneficios. Tienes prohibido subir a nuestro piso, no hagas que te encierre en la habitación de mi hermano porque me tienen harto.

—Aún encerrada vendría por ella, nunca nadie se interpondrá en mi amistad con Emma, la he seguido al infierno y ni el demonio me ha detenido— sube la barbilla bajando su camiseta sobre su vientre.

—Te voy a arrastrar para que me respetes.

—Tengo muy claro cuál es mi condición en tu organización. Cúlpame por ser una inmadura en mis relaciones, por no amar a tu hermano ni la mitad de lo que él me quiso a mí, pero jamás por no estar para Emma, para eso tendrás que matarme primero.

Pasa a mi lado con un aire de suficiencia. Nunca me agradó desde que la conocí. — ¿Qué le sucedió?

—Ethan renunció a ser su guardaespaldas y tuvieron una conversación algo extraña porque no habla y ella quedó destrozada, era como su padre.

—¿Está dormida?

—Si, le dije que debía descansar por tu hijo.

—Hijos— la corrijo. Casi se atraganta con el aire y los ojos se le ponen brillosos hasta que le sale una risa entre lágrimas. —¿Por qué carajo te estás burlando?

—No es una burla, es una sonrisa de felicidad por Emma, ella se quedó sin familia hace años, aunque la tratamos por igual— me enojo porque eso incluye al cojo — Ahora tendrá su propia familia. Siento un golpe cálido en mi pecho. —Y mi bebé tendrá primos con quien jugar.

La miro todavía con odio, pero se toma el atrevimiento de sonreír un poco. La mal miro y entro a buscar a mi esposa. La encuentro recostada en su lado de la cama con el pie del lobo de nuevo bajo su brazo.

Si ese no fuera mi mejor lobo lo regresaría a las jaulas en el subterráneo. Se la bajo de un manotazo y le quito la humedad de las mejillas cuando me inclino a ella, no está dormida sólo ha fingido para que se fuera la rubia.

Cuando la toco se levanta despeinada y se abraza a mí con mucha fuerza, no escucho sollozos, pero siento como su espalda se mueve bajo mis manos mientras la estrecho. Me aprieta con más fuerza.

Siento de nuevo el ardor en mi pecho y descubro que era por ella.

—Ethan me odia— mi pecho amortigua su voz.

—No puede odiarte, no se lo permito, lo obligaré a...

Niega en mi pecho mojando mi camisa. —SI lo obligas a volver sabré que lo hace por miedo a morir, él y yo... siempre fuimos como padre hija, con los secretos y la confianza, no quiero que lo haga como trabajo.

Tomo su cabeza y la levanto. Ethan tendrá una visita mía y una maldita aguja de Jack en su pierna. —Ya volverá por voluntad propia.

No sé cómo consolar a la gente que llora, pro Emma siempre ha sido la persona del tacto afectivo y me lo pone fácil haciéndome abrazarla por la espalda mientras me dedico a jugar con su cabello.

Deslizo los mechones, idiotizado por la suavidad. Mientras más caricias le doy noto que ya no llora. Pongo mi mano donde nuestros hijos sobre su camisón y pone la suya por encima respirando hondo, la hago relajarse como en la bañera para soltarle la noticia de Turquía.

Nuestros anillos chocan con las caricias, veo con satisfacción su Rolex en su mano, una pieza única, como su nuevo Bugatti Voiture Noire y no el Mazda. Voltea mi cabeza y baja la mía. —Gracias por el reloj mi amor— se me va a reventar el pecho.

—Se nota que te gustó— asiente todavía triste —Tengo otro regalo para ti, pero lo verás mañana en la mañana.

Hay algo que los criados deben colocarle primero. No pregunta que es, si esa será su respuesta a todo, puedo iniciar.

—¿Esos son mis ojos? — pregunta sorprendida moviendo mi brazo derecho para ver completo el tatuaje debajo de las dos líneas negras tatuadas alrededor de mi brazo. —¡Son mis ojos! Tú mismo te tatuaste, conozco tus trazos, son muy marcados.

—Mi próximo tatuaje será el de tus tetas— se ríe. Carraspeo regresando a mi plan original —Hay una fiesta de política en donde se reunirán algunos de los miembros mayores de la mafia para conocer al Borah.

—¿Quién es el Borah?

—El líder de la mafia turca, la más grande de medio Oriente.

—¿Iremos a hacer alianzas con él?

—Si se presta la oportunidad estaré interesado, pero principalmente vamos a ir por el comprador danés, asistirá con sus legaes. El viaje es de pocos días, me llevaré a una cantidad considerable de asesinos.

—Me parece perfecto, prepararé mi maleta.

—No vas a ir.

—Perfecto.

Alzo las cejas sorprendido. —¿Aceptas? — asiente. —Es por tu seguridad y la de nuestros hijos, estará la organización de los treinta y siete y...

—Cuando vuelvas de Turquía ya no me encontrarás aquí— quita mis manos de su cuerpo y se mete bajo las sábanas.

—¿Qué carajo dices?

—Que cuando vueles en uno de tus jets a Turquía, me voy a largar y no me vas a encontrar. — apaga la luz de su lampara —Buenas noches.

Me quedo en mi lado de la cama mirándola acojonado y le quito la sábana de encima. —No vas a ir a Turquía— le advierto —No me vas a dejar.

—Tú me estás dejando a mí, te vas a otro maldito país cuando recién he despertado y cuando soy tan líder como tú.

—¿Tú seguridad no te importa?

—¿A ti no te importa tu esposa?

Me jalo el cabello estresado. —Emma— mi voz ha bajado un grado. —No voy a discutir en tu condición. No vas y punto.

Se levanta pateando las sábanas y me toma por el cuello. Tú vas llevarme a Turquía mañana.

—No.

—Tengo una noche para convencerte— me guiña un ojo y se mete a dormir.

. . .

El último lugar donde recuerdo haber metido mi cabeza fue entre las tetas de Emma para poder dormir, pero no siento sus pezones en mi boca, sólo un tirón en la verga y muy fuerte para despertarme.

Se escucha un gemido amortiguado y me verga da otro tirón. Abro los ojos encontrando a Emma a mitad de la noche con él, camisón por encima de sus caderas con una mano tapando su boca mientras se frota en mi verga con los ojos cerrados mojando con sus jugos mi maldito bóxer.

—Alexan... Alexander — en su lujuria baja los tirantes de su camisón y se apretuja una teta meciéndose. —Despierta.

Tengo la verga tan dura que la complace con sólo mecerse. Siento su cálido coño paseándose por encima de mis bolas y respiro hondo, sin mostrarme despierto para que se masturbe sola.

Sus gemidos comienzan a ser ruidosos y desesperados. —Alexander despierta— pide de nuevo. —Necesito sexo.

Se me escapa un gruñido largo y ronco que la hace detenerse. Mantengo forma de burla mis ojos cerrados y se me quita de encima. No deduzco que va a hacer hasta que siento su vagina desnuda en mi cara.

Abro los ojos encontrando los suyos. —Cómeme el coño— pide y se agarra a la pared abriéndose de piernas en mi cara.

Saco mi lengua y la paseo por su raja haciéndola estremecer. Basta la primer aprobada del coño que me pertenece para hacerme agarrar sus caderas y sentarla sobre mi barbilla para morder su clítoris.

Gime muy alto y se mece sobre mi nariz. Deslizo mi lengua hasta su sexo y absorbo un poco de carne deliciosa. Se agarra a mi nuca y comienza a masturbarse con mi cara. —Tan rico— está muy caliente.

Meto un dedo por su entrada sin vello púbico y se enloquece saltando para aliviar el ardor en su vagina. Mi lengua se mete en su agujero y raspo mis dientes por sus paredes haciéndola gritar. La llevaré a un buen orgasmo.

Tomo sus nalgas y las froto en mi barbilla a la par que le doy lamidas circulares a su clítoris y mi dedo se mete en su coño. —Mi coño, sólo mío Emma— me pierdo en el sabor, ni drogado olvidaré que es mío.

Emma se retuerce gimoteando antes de soltar con temblores una cantidad de jugos abundante de su corrida directo en mi cara. Mi verga comienza a doler por metérsela y quiere su culo también.

Mi cara queda empapada, le provoqué un squirt muy satisfactorio que la deja con la cabeza apoyada en la pared mientras termina de mecerse. Mira mi cara mientras cupo los restos que llevo a mi boca con el dorso de mi mano.

La bajo a mi lado y le abro las piernas con el camisón rosado arrugado en un bulto contra su cintura. Lamo el resto de su corrida, su clítoris está rojo por mis mordidas, sostiene mi cabeza con su mano.

La dejo jadeando y la acomodo en su lado de la cama colocándome a su espalda. Se hace hacia atrás para sentir mi verga. La dejo frotarse unos segundos tomando su cintura, pero cuando baja mi bóxer y guía el glande por su vagina la detengo—No.

—No puedes follare el coño, pero dámelo en el culo.

Mi verga en automático se roza alrededor de su ano. — Puta madre Emma— le tomo la cintura y respiro hondo, la sonda que le pusieron la lastimó, no lo va a disfrutar. —Te llevaré a Turquía.

—¿De verdad? — asiento —Perfecto, quiero tu polla en mi culo.

Azoto mi cabeza contra la almohada. La muevo a mis rodillas. — Trágate mi leche y a dormir— abre la boca directo a mis bolas. Flexiono mis brazos y coloco mi cabeza entre ellos mirando como Emma se atraganta con uno de los testículos antes de chupar el otro.

—Recuerda que mañana voy a Turquía— dice antes comérsela entera.

. . .

Coloco el último de los tallos que los inútiles de mis sirvientes no pudieron colocar bien por la mañana y que después de reventarle la cabeza a uno por tocar su Bugatti Voiture Noire.

Dos de mis jets están preparados, uno para mi mujer con su pedida privacidad. Veo de lejos a Ethan caminar detrás de ella, él fue al otro que le reventé la cara, nadie hace llorar a Emma. Sigue sin hablar, pero su mi mujer lo quiere toda su vida como su fiel sirviente, lo será.

Emma saca una maleta extremadamente grande para los pocos días que vamos y se la coloca en la mano a Caterva.

Las flores Shenzhen Nongke cubren todo el carro, con más de tres mil ejemplares. Emma sale por la entrada principal despidiéndose de la rubia y sus ojos se mueven por mi Aston Martin hasta ver el monstruo de rosas.

—Felicidades mi señora— le dicen otros criados y frunce el ceño.

Se acerca a mí con una sonrisa abierta. —Este es el otro regalo, una torre de rosas— las mira suspirando y se acerca a oler una y luego toda la fila —Me encantan, son mis favoritas desde que me las regalabas en Hilton &Roe.

—¿Cuántas son?

—Más de tres mil.

Su boca se abre. No niego que yo era el dueño de todos esos arreglos que le llegaban. Se ve tan enloquecida por las rosas, quitando unas cuantas de la primera capa para guárdalas en su bolso con la excusa de olerlas después.

Jack y Maya salen directo a las camionetas y miran unos minutos.

—El regalo no son sólo las rosas, está debajo de ellas, pero primero— me acerco y corto una colocándosela detrás de la oreja, su sonrisa se ensancha.

Giro un minuto y mi familia me mira con repulsión sosteniendo las cadenas de los lobos de Emma. Carraspeo. —Quita las flores.

Comienza a sacarlas con la ayuda de Ethan y Octavian hasta que la primera capa negra aparece a su vista con el capote, los otros siguen mientras admira el lujo ante su mirada. Coloco en su mano una pequeña caja con las llaves.

—Tú nuevo auto nena. Con toda la seguridad que se requiere para mi esposa y mis hijos.

—Mi marido es billonario— repite dos veces. —Me encanta.

Frente a los conservadores rusos no puede mostrarse afectuosa por mi posición, pero mantiene su sonrisa camino al Jet incluso si no viajamos en el mismo. Me comienza a pulsar la cabeza al despegue en un área cerrada del país.

Saco el dije de mi hermano. —Te voy a vengar Bennett— juro —Pero comenzaré la persona que indicó tu adicción.

Narrador Omnisciente.

Estambul, Turquía.

Un grupo de ingleses camina lejos los unos de otros, algunos usando un caftán para no llamar la atención, no son los únicos que tienen interés en asistir a la fiesta.

Los lideres de la mafia y conservadores se reparten por el lugar, a su derecha caminan los cinco mejores asesinos londinenses detrás del lobo, seguido de su biólogo, por si las cosas escalan a otro nivel.

Busca con la mirada a las bestias que siguen a su esposa y los encuentra recostados en el borde de una de las plataformas, sin embargo, con los trajes típicos holgados que cubren los rostros, colocados en muchas mujeres de espaldas a él, no puede encontrar a la suya.

Lejos del lobo, para el hombre más importante del lugar, hay un buen banquete internacional de gente adinerada rondando por su casa recién decorada. Muchos miembros de mafias menores se pasean por su aposento con la esperanza de hablar con él y otros socios empresarios hablan de una nueva inversión.

Le ha interesado la información de la subasta de esa cadena hotelera, con reconocimiento mundial, va a conseguirla y ser otro de sus trofeos.

El nuevo Borah de la mafia turca mueve la cabeza buscando alguna mujer de las bailarinas inglesas, turcas o mixtas que le parezca interesante, pero ni siquiera las que le trajo Dmitry Makov le parece lo suficiente para oír la petición de tal sirviente de la tal organización de los treinta y siete en Londres.

Sus propios Kytters buscan a una digna, pero la rechaza de inmediato.

Los de la organización de los treinta y siete quieren alianzas después que una mafia más poderosa y numerosa puso el maldito país europeo en llamas del mismo infierno. A menudo ha sentido curiosidad por entrelazar comunicación con ellos, pero se sabe que el líder no negocia.

—Tienes que darle el favor a una y bailar con ella, ya has esperado demasiado, los invitados quieren verte hacerlo— le dice su mayordomo personal.

—No hay mujer que haya logrado tal cosa Kyle y no me convences con lo que me trajiste.

—Has lo que quieras en la soledad, pero con la mafia debes cumplir y tomar esposa pronto, has enviudado ya casi un mes.

—Sólo me dieron un maldito mes.

Una rusa pelirroja se le pone al frente con ropas holgadas y transparentes destapando la mitad de su abdomen, es la más joven de las bailarinas, con pecas en la nariz y a su alrededor, se mueve torpe, pero a diferencia de las otras lo mira en cada movimiento, deduce que es hermana del calvo ruso y ha sido instruida de bailarle.

A primera vista le gusta. — ¿Cómo te llamas?

—Dina Makova y puedo ser su fiel dama, Borah— responde rindiéndole pleitesía al inclinarse por él.

La mira con satisfacción, no es perfecta, pero tiene una belleza que en segundos te deja cautivado, desde la muerte de su primera mujer, no ha podido reponer su lugar y en el fondo no quiere hacerlo todavía. No ha pasado ni un maldito mes.

Su hijo con sólo cuatro años le recuerda a ella, los mismos rasgos, el mismo carisma, pero todo eso se le apago cuando su madre murió y a él, le quedó la responsabilidad de criarlo como su sucesor.

Una mujer se pasea cerca de la rusa y ni siquiera se molesta en bailarle. Todas deberían estar para complacerlo, pero la belleza de la rusa no se compara a la de ella.

Es castaña de ojos del mismo color y labios voluptuosos que hacen al Borah fijar la vista en ellos. Una mujer perfecta ante sus ojos, piel tersa, pero sobre todo la mirada retadora como si fuera la misma dueña del lugar.

Se queda hechizado en la mujer que no nota el miedo con el que la rusa se aleja corriendo de ella como muchas otras inglesas que trajo Dmitry, se ríe de esos kray, si su líder está ciego que se puede esperar de ellos.

—Baila— ordena el Borah mirando las cadenas que sostiene, son al menos cuatro en forma de correas.

—No me apetece.

Le molesta que no le obedezca al instante—¿Cómo te llamas mujer?

—Kraliçe

La mujer ve a los lejos a un hombre pasar y el Borah mira como su expresión cambia.

—¿Kraliçe? — cree no haber oído tal sacrilegio, pero la mujer asiente. El Borah detiene su risa por tal atrevimiento, debería mandarla a matar a sus rodillas o complacer a sus kytter. —Te ordeno que bailes Reina.

Se ríe de lado. —Dije que no, y cuando la Reina dice no, es no.

—No me desafíes.

Ladea la cabeza. — Ya lo he hecho.

Sus sirvientes la mal miran. —¿La encerramos Borah?

—Yo mismo lo hago — el líder se levanta airado contra ella. —¿Sen kim olduğunu sanıyorsun ki benimle böyle konuşuyorsun? — demanda a punto de ponerla en el suelo, le arroja el celular al suelo con una patada y la toma clavando sus dedos en sus manos.

La mujer siente el poder que tiene el Borah porque se tensa, pero al mismo momento que la toca le gruñen al lado y dos cabezas salen por detrás de ella y ante el Borah se van cuatro bestias.

—A menos que quieras que mis bestias te arranquen las piernas, quítame tus asquerosas manos de encima— le advierte ella.

El Borah suelta a la mujer.

—¡Madre! ¡Madre! — se oye la voz de su hijo corriendo hacia ellos descalzo, sus cuidadoras corren tras él sin poder alcanzarlo, pero ha ido con la mujer y se ha abrazado a su ropa confundiéndola.

Los lobos reaccionan y van a irse contra su hijo. —Sidde— las bestias obedecen a su dueña.

—Mami, te extrañé tanto.

—Volkan, ella no...

—Yo sabía que el cielo te mandaría de regreso con Borah y conmigo.

El líder ve a la mujer mirarlo confundida. Los criados alejarán a Volkan de ella, pero se abraza fuerte y no puede destrozarlo. Ve a la mujer agacharse a su hijo y quitarle los risos de la cara con compasión por el pequeño.

—No te vayas de nuevo.

—Oye pequeño, yo no soy...

—Sufro sin ti. ¿Por qué no me llevas contigo? Nona me ha dicho que el cielo es más hermoso que nuestro jardín porque se lleva a las mejores personas. Yo quiero morirme contigo.

—No digas eso Volkan — lo reprende el Borah, pero toca la fibra sensible de la mujer del mafioso.

—No puedes ir conmigo porque dejarías a tu padre solo ¿Quieres que llore? — el niño niega con la cabeza.

—Pero yo te quiero.

—Y yo a ti— se pone en sus rodillas para poder abrazarlo —Ve a dormir.

Ambos ven a las cuidadoras llevarse al heredero del Borah en brazos. El hombre no deja de mirar a su hijo. —¿Qué le pasó a su madre? — pregunta la mujer castaña.

—Hubo una emboscada en la venta de armamento a Filipinas, el MI6 estuvo, la hirieron y ya no podía caminar, la oí suplicarle a la teniente Wall que dejara a mi hijo salir cuando fui por ellos— se oye la amargura en su voz —Pero Sarah Wall la mató frente a sus ojos y... los míos.

La mujer se queda inmóvil.

—La mafia no es para niños Emma Brown— ninguno se sorprende de saber su nombre — Lo que creamos son asesinos sin una infancia normal, ni siquiera el más poderoso lo hace.

—Todos estamos corrompidos.

—Has hecho bien, te extenderé mi favor por cuidar de Volkan.

—No estoy aquí para recibir algún favor, estoy buscando al comprador danés.

—Puedes guardarlo por muchos años, porque lo necesitarás, tenlo por seguro.

—El Borah turco me ha visto a mí y a mi organización infiltrarnos en su fiesta y aun así nos extiende su caridad.

—Tengo ojos por todos lados, tengo la mira en ustedes desde hace dos semanas cuando secuestraron al ministro del parlamento— la mira fijamente perdiéndose en su boca de nuevo —Y no te confunda, yo no soy la caridad, mi favor será sólo para ti.

—Es muy generoso Borah.

Alza la mano sorprendiéndola y la pasa lento por su cabello suelto. — Siempre soy generoso con la belleza.

La mujer del lobo parpadea apartándose, pero ni así logra deshacerse de la mirada del Borah, que después de un mes de luto, ha quedado cautivado por la bondad hecha mujer, mira por su espalda y nota el momento exacto en el que la expresión de incomodidad se transforma en algo más.

Mira al mismo lugar y ve al hombre robusto de ojos verdes, que le saca poco más de una cabeza altura a él, abrirse paso entre los invitados. La forma en la que se miran entre sí y la que después le manda el lobo a él, hace que al Borah le queden pocas ganas de volver a tocarle el cabello a la mujer.

El mundo deja de ser importante cuando Emma corta los pasos al lobo seguida de sus bestias. Kyle lo toma del brazo y lo hace regresar a su lugar. Aparta la mirada hasta que los ve morrearse con intensidad.

Comparte una mirada con Kyle y su mayordomo niega con la cabeza. Se acercan a él y se rasca una mano carraspeando por la mirada verdosa enojada contra él. Se levanta para recibirlos y no se equivocaba el lobo es más alto que él.

—Vuelves a tratar de intimidar a mi mujer, tocarla o hablarle sin que ella te lo ordene, te quemaré las manos y se las daré de tragar a mis lobos— amenaza.

El Borah sonríe de lado. —Menos palabras y más acción, yo le mostré mi gusto por ella.

Tarda más en fingir más risas en lo que se encuentra sometido en el suelo con arma en su frente. Sus kytter reaccionan apuntándole al lobo en la cabeza, pero trae gente, asesinos de lejos, el Borah tiene una de las mafias más grandes de medio oriente, pero se dice que él tiene a los mejores francotiradores.

—Estás en mi territorio, rodeado de mi gente ¿Y crees que no te mataremos? — se burla el Borah.

—Te he tenido de rodillas como un mugriento y nadie ha hecho nada— contraataca el lobo.

—No atacaremos con los civiles aquí. Kyle.

El mayordomo le apunta al lobo. Se oye un gatillo y el cuerpo muerto cae al suelo, por el rabillo del ojo el Borah mira a la mujer de antes bajando el arma. No son competencia para el Borah, pero le ha sorprendido su actitud.

Entrelazan sus manos, ambas con argollas de matrimonio. — Ethan, busca al comprador danés y ti— lo señala con su daga —No te conviene hacer alianzas con la organización de los treinta y siete y los daneses.

—El futuro ya está sobre nosotros y sólo las mafias más fuertes sobreviven. Los italianos, los rusos, los filipinos están aquí y se sabe que no dejaré pasar esta humillación.

—No me provoques, ya quemé Londres y puedo hacer lo mismo con Turquía.

Lo suelta bajando las armas de sus Kytter. Mueve la mano mirando como se van después de humillarlo públicamente, su simple gesto hace que las puertas se abran y salgan más de sus kytter para matar a esos dos.

Se quita la ropa típica turca y se levanta con su ballesta. Matando dos asesinos desde una buena distancia. —¡Los Roe son unos cobardes! — grita sacando su ira. —¡Su apellido arderá como el puto Londres y quedarán solo cenizas!

Tres pares de ojos verdes se giran a él, una mujer madura y los dos hombres. El biólogo de pantuflas con el que venían arquea una ceja, pero ni le molesta, se ve pacifista, con ese atuendo no podrá hacerle ni una cortada en el abdomen.

—Roe'nin külleri üzerinde dans edeceğim.

Bailaré sobre las cenizas de los Roe.

De lejos unos miran como entran algunos aliados filipinos en la matanza. Bebe de su copa mirando con enojo la burla, Dmitry Makov se aprovecha de la situación, ha visto cómo llevaba a un ciego a una de las habitaciones traseras.

Logan ciego le causo gracia.

Encontrar gente de confianza para el comprador danés siempre fue una actividad de muerte, y la muerte siempre ha sido su mejor alianza para cerrar negocios. Se cierra los botones en su cuerpo en extrema delgadez y camina a las habitaciones mientas los legae le resguardan.

Mira con ambición las posesiones del Borah y su riqueza. Ve a un hombre sentado en la alcoba con un par de lentes negros colocados y la mitad de la cara quemada. Como está siendo cuidado por sus Kras, levanta las manos vacías y patea ar arma hacia ellos.

—Sólo quiere hablar con el amo para hacer alianzas— dice uno de sus legaes detrás también entregando el arma y que los dejen pasar.

Los kray los rodean y comienzan un chequeo por todos lados, pero con el comprador danés se toman más tiempo, resiste la repulsión de los actos cuando notan la diferencia, pero la paciencia siempre ha sido su mejor virtud.

Un golpe resuena en su culo cuando avanza, detiene con la mirada a su legae antes de atacar. Han llegado muy lejos para arruinarlo.

—Amo, los daneses están aquí, quieren alianzas— le informa un kray.

—¿Quiénes son?

—Un hombre y una mujer, han entregado todas sur armas.

Lo escucha sonreír. —Deja pasar solo al hombre, a su ramera entretenla.

—Ella no hablará— se adelanta el legae. —Y es parte de mi familia, no haremos alianzas si la tocan.

Se quedan parados frente a él. —No quiero a mujeres haciendo negocios conmigo.

El comprador danés sonríe. —Machista de mierda.

El cuerpo de Logan se estremece, aunque no puede ver, sus piernas se sienten débiles, tres palabras bastaron para que el amo se estremezca ante la voz de una mujer. Extiende la mano para atraparla, pero da dos pasos atrás y deja a su legae hablando con él recogiendo sus armas.

Camina afuera todavía con la cara cubierta en dirección al Borah. Alza su metralleta y a distancia se quiebra a quince turcos, con la mejor puntería dándole al ruso cerca de la cabeza, su pequeña y torpe hermana pelirroja corre del tiroteo resguardándose en la habitación del amo.

Los legae se mueven por el lugar, hoy todos querían entablar alianzas con el Borah, pero el lobo lo arruinó humillándolo dentro de su propia casa. Como el Borah es un alto funcionario de su país debe guardar las apariencias.

Manda a sacar a los civiles comunes por las tres entradas. Los legae disparan. Un cuerpo azota al comprador danés desarmándolo. Lo patea en la cara con su bota y lo arrastra por el suelo hasta que se libra del truco por uno de sus legaes.

Todos con un tatuaje similar, algunos legaes en el tobillo, otros en las muñecas o pecho, pero siempre es el mismo. Una cruz invertida por los lados como la cicatriz de los traidores.

El comprador danés se levanta limpiando la suciedad de su ropa. Mete sus manos en una de sus botas y saca un juego de dos dagas incrustadas en rubies rojos por todo el mango.

Siempre mandó a sus súbditos a los encuentros casuales en eventos y ninguno jamás le vio la cara en su maldita oscuridad. Le clava su par de dagas a dos francotiradores y les rebana el estómago al mismo tiempo llenando de sangre el piso costoso.

De lejos ve a la mujer castaña tocarse el abdomen jadeando. Ve una versión joven y más robusta de Logan tomarla de la mano y la otra en el vientre de ella y deduce que está embarazada.

Dmitry Makov no puede con los filipinos. Rebana una garganta, se le va en contra un turco y un maldito de la organización del lobo. Lo reconoce como Ethan. Le azota la espalda contra la pared y le encaja la bota en las bolas.

Lo tumba, se ve como si recién s estuviera recuperando. Saca su cuchillo suizo y... le azotan una daga en el hombro. —A Ethan no— le dice la mujer del lobo enojada empujándola más fuerte.

Sus legaes reaccionan porque nadie debe tocarle ni siquiera con su aliento.

La vuelve a empujar hasta que se le descubre el rostro.

El comprador danés se queda con la cabeza gacha y la levanta poco a poco llamando la atención y el miedo también de la organización de los treinta y siete. Caterva, Dmitry, Ethan.

Los Roe se inmovilizan.

—Meredith, estás viva— murmura Caterva Smith.

Emma.

Me quedo plasmada con las palabras de Caterva, es como ver a Bennett en una expresión, si esa mujer no hubiera apuñalado a dos hombres al mismo tiempo, creería que deberíamos protegerla.

Tiene el cabello negro, pero los ojos castaños son de Bennett. Maya palidece y eso nunca esperé verlo de un Roe o un kray. La mujer mira alguien en específico a mi espalda como si nada más que eso importará, sin hacer caso de las murmuraciones que hacen sobre ella.

Sigo su mirada y encuentro a mi marido mirándola fijamente.

—Alexander— su voz suave no contrasta a su apariencia.

Maya se pone protectora. —No le hables a mi hijo.

Meredith frunce el ceño. —Él es mi...

—Cállate de una puta vez adicta de mierda— la interrumpe Maya colocándose al frente de los Roe —Todos ellos son mis hijos, Bennett y Alexander también. Seguro que a Alexander no lo reconocías, la última vez que lo viste fue cuando lo abandonaste en las jaulas siendo un niño de seis años para ser torturado y Bennett se suicidó hace mucho.

Mencionar a Bennett es la alarma para que Alexander deje el silencio, creo que la matará, pero hace algo diferente, me toma la mano y me hace darle la espalda hasta al Borah —Lad os gå— ordena a nuestra organización.

Las manos las tiene tensas y cuando subimos a las camionetas, pone las correas sobre mis lobos con su mirada que queda perdida al frente, no hay ceño fruncido, pero si mandíbula apretada y sus nudillos se están poniendo blancos de la fuerza que aplica en el volante.

Lo dejo en silencio, sé que lo necesita. El chalet donde nos estamos alojando se ve a lo lejos después de media hora de camino. Abre la puerta y me ayuda a bajar, pero su expresión es la misma, está perdido y comienzo a preocuparme mucho más.

Ethan baja a los lobos y los tres siguen inquietos sin acostumbrarse a estar afuera, el más grande baja despreocupado de la camioneta sacudiendo su pelaje de la arena, entre tres sirvientes me piden que los tranquilice para que puedan darles agua y comida.

No dejan que nadie que no se yo lleve sus cadenas. Los meto a trompicones a una parte del chalet y les traen agua cuando salgo. Miro la otra habitación por fuera.

—Alexander necesita tiempo— le digo a Ethan cuando se queda conmigo, con la esperanza de que me hable, pero sólo asiente.

—Será mejor que esta noche te quedes en otra parte cielo— dice Maya a mi espalda —El lobo nunca habla con nadie cuando está enojado y no le gusta la compañía, menos el contacto.

Miro a Alexander dentro de nuestra habitación, se ve solitario, pero tal vez no me quiera dentro. Me quito los zapatos abrillantados y camino a la arena deshaciendo la ropa del evento del Borah.

Me siento en la orilla dejando que las pequeñas olas mojen mis pies, miro a Ethan a unos metros detrás de mí. Todos se han roto de alguna u otra forma, recuerdo las palabras del Borah respecto a los niños de la mafia y después las de Maya sobre Meredith.

Me toco el vientre pasando mis manos suavemente. —Yo seré ese tipo de madre, no actuaré como Meredith o cómo el Borah, mucho menos como Sawyer— les prometo a las cositas —No sé si logre ser como su abuela Kate, pero haré el mejor esfuerzo.

Empiezo a escribir en la arena Bennett Roe Brown. ¿Cómo se llamará nuestro otro hijo? Empiezo a escribir nombres en la arena que se borran con las olas hasta que encuentre alguno que me guste.

—Ningún nombre se ve tan poderoso para llevar el apellido Roe.

Me gustaría que mis hijos sean valientes, poderosos, pero también nobles, que, aunque tenga toda la crianza de la mafia, sepan que hay más que eso. Y por la parte normal que su nombre tenga algo de mi madre.

Kate, Kal, Karla, Ka...

Sonrío y coloco de nuevo el nombre de Bennett y Alexander segundo, si son niños y Emma segunda y...Kiara si son dos niñas. —Emma segunda será tan inteligente como su madre.

—¿Quién es esa Kiara? — pregunta la voz de Alexander a mi espalda sobresaltándome.

—Nuestra hija— alza las cejas y se sienta conmigo me meto entre sus piernas cuando me abraza por detrás. —Estaba pensando en nombres— le enseño mis escritos.

—¿Emma segunda? Definitivamente no, sólo tú puedes llamarte así.

—Lo cambiaré, pero que te parece el que está al lado de Bennett, creo que te gustaría que uno de los niños se llame Alexander.

—Alexander y Bennett, de nuevo, suena a segunda generación.

—Ya sé que es una idea muy anormal.

—No solo es anormal es probable recrearla toda, con los mismos detalles— pone sus manos sobre mi vientre —Tienes los ojos castaños y yo verdes, heredé los de Logan siendo el primogénito, puede pasar lo mismo con el nuestro y el otro tener castaños como mi hermano.

—¿Lo hacemos?

—No.

—¿Por qué?

—Porque viví en la primera historia y no me gustó el final para dárselo a nuestros hijos.

No discuto, nos quedamos oyendo las olas varios minutos y se dedica jugar con mechones de mi cabello. No quiere hablar de esa mujer y yo no lo obligaré —Cuando hablamos de mi embarazo, me siento muy mayor y no de veinticinco años. ¿Te imaginas si envejeciéramos juntos? — lo miro sobre mi hombro. —¿Crees que duremos todo ese tiempo de edad?

—Si juras hacerlo, sí.

Sonrío volteándome para besarlo. —Te amo tanto que ni envejecer contigo será suficiente para nosotros.

No sé si es por el reflejo del agua, pero me parece que sus ojos se ponen brillosos, aunque pronto me besa y no tengo tiempo de comprobarlo. Siento la suave brisa del mediterráneo moviendo mi cabello.

Le tomo la nuca y lo beso suave, quiero ser suave, pero han pasado días sin mi dosis de Alexander, le entierro los dedos en el cuero cabelludo y aprovecho su jadeo ronco para buscar su lengua.

Lo tiento y lo seduzco hasta que clava sus dedos en mis glúteos y deslizo mi mano por su pecho para sobarle la polla. Jadea en mi boca cuando se la sobo por encima de la tela. Alexander no para esta vez, alza las caderas a mi toque mientras me toma de la nuca y me besa con fuerza.

Siento las ganas que tiene de follarme. La abstinencia lo tiene palpitante. Alzo mi cabeza unos segundos a Ethan —Vete— ordeno, no pasará lo mismo que con la doctora Kriss.

Solo quité mi boca unos segundos de Alexander, pero esos segundos son un error grave, porque en cuanto quiero volver a besar a Alexander, ya no me deja y ya quito sus manos de encima. Trato de besarlo y se hace hacía atrás.

—Debemos entrar primero ya ha refrescado la noche.

Lo miro fijamente y en un segundo me echo a llorar.

Su mirada se frunce mientras mis sollozos se hacen grandes. —¿Emma? — me limpia las mejillas, pero no dejo de llorar, me duele el pecho. —Para nena.

Me da hipo de tanto esfuerzo y veo a los guardaespaldas de lejos mirarnos. —No me quieres.

—Hago más que eso.

Niego varias veces, sé que lo hace, pero sólo quiero una razón para estar llorando.

Me abrazo a él y lloro en su hombro con tanto sentimiento que veo que le preocupa verme así, alza mi barbilla y me da dos besos castos. Descargo mis lágrimas y poco a poco me voy relajando mientras pide varias veces que pare acariciándome las mejillas y limpiándolas.

—Caliente, enojada, celosa, en llanto— susurra y casi no lo escucho.

Me escondo en su cuello de la vergüenza, no quiero volver a ver a nuestros guardaespaldas hasta que Erick deje de ser un chismoso. La cara me quema y ojalá la playa me tragará aquí mismo.

—¿Estás bien? — me levanta la cara y asiento. —Tienes razón, no te quiero Emma— dice y estoy a punto de echarme a llorar de nuevo —Te amo nena, te venero, te sirvo, soy tu maldito esclavo y hago que todo el puto mundo te sirva de rodillas cada vez que quieras.

Me aletea el estómago muy fuerte y lo beso casto, pasando mi nariz por la suya y no es el hecho de que sea alto, malhumorado o mafioso lo que me hace poner una sonrisa tonta, es que deja que lo haga.

—Mi señor tenemos que...— Alexander deja de acariciar su nariz con la mía y se pone como si nada —Revisar los mensajes que nos envió el MI6, quieren negociar por el ministro Madden.

—Por el cojo no ofrecen nada como pensé— se oye satisfecho, me ofrece la mano y me ayuda a levantarme.

Entramos en el chalet donde Ethan le entrega una laptop encriptada por James, se acerca a colocar los códigos que nos dio para el viaje y el nombre de Sarah sale a primera vista en la pantalla poniendo el lema del MI6.

—Está siendo vigilada por el parlamento, nunca es tan cortés— le digo a mi marido.

—Acaba de ofrecerme dinero por Richard, como si me pudiera llegar al precio con siete millones de libras— escribe en el ordenador mientras se burla de la pobreza de Sarah y la de Dylan.

—A Sarah no le importa el ministro, trata de meter en cada conversación a Dylan y podemos hacerla caer por él.

—Ya lo había pensado, pero no caerá si está siendo monitoreada, le pediré a James que se meta en su celular y haremos dos negociaciones. — me sorprende su inteligencia, me cruzo de brazos y lo veo trabajar con sus hombres de seguridad.

Es demasiado bueno en eso que parece hacker. Mi sonrisa se desvanece, si fuera hacker no debería contratar a otros para él. Camino al mini bar con precios extremadamente exagerados en una simple botella de agua que abro.

—Todas las mentiras de Sarah se están cayendo, no puede mantener la mentira del supuesto accidente de Susan Madden, pronto van a comenzar a especular los medios londinenses sobre Richard.

Alexander levanta la cabeza. —Haz que una comunidad completa de periodistas ataque la entrada de a casa de Sarah para hablar de organizaciones criminales y cuestionen la amistad de años de Richard conmigo.

—Y haré que en los medios amarillistas salga la nota de que el honorable ministro Madden fue secuestrado por deudas con la mafia.

—Perfecto, pueden ser los titulares de la web también.

—Sobornaré a los medios amarillistas. Iré a trabajar cariño— le beso la mejilla, pero voltea y atrapo a mitad de sus labios.

Ethan actúa con tanta naturalidad que los otros hacen lo mismo.

Los dejo trabajando en el pasillo, paso por dentro de nuestra habitación donde los lobos han no han terminado de comer carne cruda de al menos un kilo y medio por animal. Levantan la cabeza cuando entro y vuelven a seguir comiendo.

Busco mi IPad sin encontrarlo, tendré que trabajar con el suyo. Siempre que estoy cerca de alguna playa me siento tan relajada que ni el tiroteo de la fiesta de Borah me tensó.

En mi estado no me puse contra ellos, estaba siendo resguardada por mis asesinos y mis lobos, pero en cuanto vi que quería irse contra Ethan tuve que ir contra ella. No siento lastima del desprecio que le mostraron los Roe.

He oído mucho de ella y sólo puedo asociarla como la versión femenina y más perversa de Logan. Capaz de encerrar a sus propios hijos en las jaulas para escaparse, el comprador danés es ella y si de algo esto y segura es que Alexander no estaba calmado cuando nos fuimos.

Enciendo el dispositivo, paso por el correo electrónico. Necesito una clave de acceso a la web para subir las primeras notas en una red social falsa. Busco entre los archivos con clave de Alexander.

Ninguna que coloco funciona, voy a verlo, se mantiene de espaldas y levanta la cabeza cuando entro, me recuerda a la reacción de los lobos. —Necesito la clave de acceso, no encuentro mi IPad y voy a entrar a la web.

—La colocaré.

—Voy a estar ingresando, dímela.

Carraspea. —Es...— mueve sus ojos de arriba abajo.

—No entiendo.

Vuelve a mover los ojos. Frunzo el ceño y me lleva por el pasillo de vuelta a la habitación. —Emma Roe— susurra en mi oído antes de cerrar la puerta y dejarme sonriendo.

Coloco la contraseña de los archivos y bajo hasta alcanzar el que voy a crear. Todos los nombres son algún tipo de clave con letras y números, pocos tienen un título normal. Hay una gran cantidad tanto que me hormiguea el dedo de tanto deslizar abajo.

Me siento recta cuando veo una serie de archivos encriptados, pero con el mismo nombre todos. C, Londres. C.Londres C. Londres. Lo abro y está el nombre de pila de James y su número de rastreo con varias fotos del perfil de su rostro y los últimos lugares dónde ha estado la última media hora.

Debajo de las fotos resaltado en rojo Hacker actual. Por la barra de listados veo que hay varias hojas con toda la información de los hackers que ha tenido Alexander. Siempre tuve curiosidad en saber quién era el anterior.

El que siempre me miraba detrás de su tela negra que cubría su cabeza, el que nadie conocía su ubicación y murió. También recuerdo la vez que entregó a Ethan por salvar su pellejo.

Nadie Bajo al expediente del hacker anterior a James.

El dispositivo se cae de mis manos y me cubro la boca con la mano para evitar hacer cualquier ruido que altere a los lobos.

Último Hacker

Estado: Muerto.

Edad: Veintiséis años

Identidad: Bennett Maximuss Roe.



¡Hola sexys!

¡Estamos oficialmente en la etapa más cardíaca de Deseo! ¿Sobrevivirán?

Los amo tres millones.

-Karla.


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