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CAPÍTULO 76

Alexander.

Seis de mis conservadores rusos regresan a la sala con el informe de Caterva, ellos mismos harán abortar a Coraline Gray, traen el extractor metálico de doce pinzas para sacar a ese engendro con el que engañaron a mi hermano.

—Подготовьте все— ordeno sacando los guantes de latex. —Принесите пинцет.

—Быстрый — grita Caterva.

Sus malditas lágrimas me irritan, el enojo bulle en mis venas ligado al odio que le tengo y la rabia que poseo, aunque finja miedo no se salvará de ser torturada. —¿Dónde le aplicamos el aborto a esta mugrienta mi señor?

—En las jaulas, es lo que se merece por ramera— le ordeno a Caterva, porque si la llevo yo mismo, se va directo a los lobos con el engendro y me gusta hacer pagar a los traidores lentamente. — Sidde— ordeno a las bestias cuando Emma trata de intervenir confundida por la situación.

—¿Qué sucede? — mira a la rubia por una explicación. pero no puede acercarse sin que sus lobos maten a más sirvientes.

—Quiero agujas esterilizadas y alcohol lítico.

La mujer le grita suplicas a Emma mientras le da una caja diminuta, los miembros mayores entran por la puerta para presenciar el procedimiento del médico, toman asiento en las sillas del centro y los sirvientes preparan vino para el brindis final.

Emma trata de hablar con la rubia, pero sus asesinos la alejan de ella. —Mi señora no puede acercarse, como Maya le explicó en el Kript hay doce reglas importantes en la organización del lobo y usted prometió lealtad absoluta a mi señor. Como reina de la organización debe estar a su lado para presenciar la tortura a la mugrienta.

—Unas de las reglas más importantes, son matar por el lobo interponiendo cualquier otra vida para salvar la de mi señor, se debe torturar a los traidores, como líder de su mafia mi señora también debe doblegar a los asesinos y a los sirvientes— le repite el amigo de Tyler con atisbo de una sonrisa—¿O no se comportará como la reina de la organización señora Roe?

Mis asesinos aguardan su respuesta. El rostro de mi esposa se pone serio y no vacila un segundo. —¡Soy la reina, no me hables a menos que te lo ordene sirviente! — le bota el porro de la mano y lo aplasta con sus tacones. —Todos tienen prohibido fumar en mi presencia.

El ex amigo de Tyler agacha la cabeza con la rabia de mi esposa.

—¿Cuál fue la falta que cometió Coraline Gray para ser considerada traidora? Porque siendo mi mejor amiga y viuda de un Roe, me parece un acto que el lobo y yo deberíamos discutir con los conservadores rusos a solas.

—No.

—Es mi amiga.

—No pude detener al lobo. Prometió lealtad absoluta a mi señor.

—Lo hice.

—Entonces sabrá que estamos antes una traidora que debe morir a manos de la organización.

Emma mira a James, pero mi nuevo hacker se queda en silencio después del perdón que rogó anoche por esa mujer, cuando descubrí su maldita traición. Ha estado meses con ella aun cuando Bennett estaba vivo.

Las puertas traseras se abren y entre Erick y Jack traen a Maya caminando lentamente adolorida por la herida del pulmón, pero todos los Roe deben estar presentes. Maya se ve un poco pálida, pero la ropa de marca no la deja.

Emma va con Jack mientras se ordena traer a la traidora de Emilia, de lejos me mira incrédula mientras me coloco los guantes de látex y colocan a la rubia frente a mí. Se acerca a donde puede y el amigo de Tyler se le pone al frente.

Mando a traer al cojo moribundo de las jaulas para que no se pierda el espectáculo y sufra más de lo que le estoy haciendo en las jaulas. Dos de mis asesinos bajan por él para cargarlo y arrojarlo en el suelo.

—Entonces sabrá que estamos antes una traidora que debe morir a manos de la organización.

Traen el bulto que queda del cojo y dejan que se arrastre por el suelo tratando de hablarle a su hermana. Lo deje sin bolas y ha estado con las heridas infectadas días enteros.

—Agente barato, no queda nada de ti, y el MI6 no ha aceptado el intercambio— me meto en su mente —Nadie vendrá por ti.

Murmura suplicas, pero no puede hablar ni caminar, menos procrear dependencia y colocan junto a él a Emilia, no habla, se mantiene con la cabeza baja y con el tatuaje de cruz invertida quemado, por pertenecer a otra mafia.

—No debes estar presenciando esto, debes descansar— mi cabeza, la de Jack y la de todos los miembros se mueven casi al mismo tiempo al pordiosero de Erick que tiene a Maya tomada de la mano acariciándole la cara.

Ella le sonríe antes de acariciarle la cara de la misma forma.

—¿Qué hace el pordiosero?

Mis palabras le caen como un balde frio a mi tía —Erick, para— dice ella con la cara enojada, pero al idiota parece drogado porque la mira con algo similar a la adoración. Ese criado quiere entrar en mi familia a como dé lugar.

—Déjame cuidar de ti— pone un beso en su mano. —No te vas arrepentir de estar conmigo.

Todos los Roe seguimos el movimiento airado, incluida Emilia.

Se oye un carraspeo y el ceño de Maya se frunce mirando a Erick mientras se suelta de su agarre bruscamente. Todos apartan la mirada, pero yo sigo mirándolo, aunque Maya se movió dos lugares lejos de él, no la suelta con la mirada antes de suspirar.

—¿Te dejas toquetear en público por tus amantes madre? Se ve que lo quieres hacer tu nuevo marido ¿Tanto te interesa? — le reprocha Jack enojado. —Tiene la misma edad de tu hijo.

—¿Alguna vez le ha importado? Todos sus mansos son veinte años menores que ella— los miro con la cabeza ladeada.

—Se equivocan — Maya lo mira fijamente, Erick tiene los ojos entornados —Él no me interesa más que para manso, es un pordiosero.

La sonrisa coqueta de Erick se desvanece y casi parece que su mandíbula tiembla, quiere lagrimear. —No hablas enserio.

—Lo hago, no estás a la altura de ninguno de mis mansos, estoy harta de fingir lo contrario.

Las murmuraciones comienzan y Erick guarda silencio unos segundos.

—Disculpen, yo... tengo que irme— se levanta a trompicones hasta que termina en el suelo con la cara roja de vergüenza.

Muchos miembros comienzan a burlarse, hasta Jack. —Eres un simple pordiosero sexual Erick, ya oíste.

—No te emociones Erick, seguro que ya le habías comprado el anillo de compromiso.

—¿Pensaste que te ibas a casar con ella? Si ni caminar sabes— hacen burla de su caída también a gritos—No sabe ni ponerse un chaleco antibalas.

La espalda del criado se empieza a mover con algún sollozo y alguien se guarda una risa ronca, que se rompe con las demás cuando Erick comienza a llorar.

Las carcajes se intensifican cuando comienza a sollozar tratando de levantarse. Dos de las bestias se ponen a su lado cuando Emma le extiende la mano para levantarlo y corta las risas con su mirada enojada.

—Pues búscate a otro manso tía Maya— interrumpe Emma, colocándose a su lado a pesar de que los lobos lo ponen pálido —Porque Erick no es juguete sexual de nadie, vale mucho más que eso.

Todas las cabezas bajan en sumisión a mi esposa. Erick la mira sorprendido, la sonrisa completa no regresa, pero los ojos se le ponen brillosos mirando a mi esposa antes de abrazarla con fuerza.

Eso me cautiva de Emma, puede regresarle el brillo a alguien que ya está casi muerto.

La rubia cree que por estar en distracciones los médicos dejarán de preparar el instrumental, pero en lo que Emma se distrae con el pordiosero, yo miro como se abraza a James, para que la consuele, siento rabia en mis venas al pensar en la traición que le hicieron a mi hermano.

Maya se queda seria sin mirar a Emma ni a nadie más.

Siento a los seis conservadores rusos al lado de la rubia y en segundos me quito el dije de cruz de Bennett para colocarlo sobre el producto que le sacarán como señal de venganza por la muerte de mi mejor francotirador.

—Todo está listo mi señor.

—¡Vi gør dette for Bennett! — gritan los miembros más cercanos a los Roe mientras Emma respira descontrolada alejándose de Erick y yendo a mi lado con las peticiones de nuestra organización, está entre estacas, no puede ponerse a ayudarla —¡Vi gør dette for Bennett!

La rubia se tapa los oídos a los gritos de venganza de mi organización. — Du er en hore — la maldigo como se merece, en memoria de mi hermano.

—Lo siento, lo siento.

—¡Que la reina inicie con la tortura! — piden los conservadores. —La primera tortura de la reina será hoy.

—Yo te ayudaré Cora— le dice su amante y me resisto de matarlos a ambos traidores.

Dejo de ver con claridad. Mi hermano se suicidó por una ramera que ni puede decir quién es el padre de su engendro. Todos los videos que vi de ella cogiendo hace dos noches me hacen querer despellejarla viva para que sufra como mi hermano sufrió por ella.

¿Quién sabe cuánto tiempo ha estado acostándose con James? La mataré yo mismo, Bennett nunca debió casarse con ella.

—¡No merecías a mi hermano! — Erick mira con preocupación todos lados pidiéndole a Jack que haga algo. —¡Du er en skide luder! — le grito a la cara.

Emma está paralizada y pálida.

Uno de los conservadores rusos le entrega su daga y colocan a la rubia de rodillas ante ella con un azote sin importar su condición y será peor a lo que le harán a las jaulas bajo mi mano.

Los conservadores rusos ver las dudas de Emma y la incitan a empezar mientras yo preparo las pinzas de succión. —Comienza a torturarla mi señora o lo haremos nosotros y ya hemos deseado cortarle los dedos desde que la vimos.

El dolor psicológico es más fuerte que el físico. Emma mira la daga y cierra los ojos aguantando la respiración. Se miran ella y la rubia sin decirse nada.

Hasta que veo lágrimas en los ojos de mi esposa mientras avanza.

Se escuchan sus sollozos desesperados como los que debió tener mi hermano en sus mentiras. —¡El cabello! — piden a burlas —¡El cabello! — Emma toma mechones rubios de su cabeza y los corta uno a uno.

Caen hebras al suelo y más gritos del cojo, pasa el filo por su nuca y por el resto de su cabeza. Le tiemblan las manos en cada corte hasta que la cabeza de la mugrienta queda calva.

Caterva la jala hacia atrás para arrastrarla en lo subterráneo, le quitan los zapatos y la ropa. Su maldita cara y sus sollozos me ponen iracundo, saco mi arma y le apunto directo a la cabeza, si Bennett se mató de esa forma, ella lo va a pagar igual.

Su mata de cabello rubio se alza de la mugre. —Co... Cora.

—¡No por favor! ¡No me mates! — suplica lloriqueando viendo la condición del cojo tieso. —Déjame vivir hasta que Aaron nazca.

Le quito el seguro a mi arma.

El cojo se deshace en gritos desesperados que disfruto, pero Emma se coloca entre ella y yo cubriéndole el cuerpo de nuevo con su ropa.

Sus asesinos se levantan con un jadeo directo a donde estoy apuntando. Sus lobos se ponen a su lado dejando su lugar en las esquinas de la Cripta. Los conservadores rusos la miran fijamente.

Las bestias hacen lo que los inútiles no hicieron, protegerla y me satisface ver que hasta podrían atacarme por orden de ella.

—No la tocas— dice mi esposa muy seria.

—Mi señora no debe interferir en las decisiones del lobo— Caterva le advierte.

—Yo soy la reina y tengo el mismo rango y poder que Alexander, a Coraline nadie la toca.

Nadie vuelve a interferir en mi esposa, pero le digo finalmente mis razones. —Es una ramera, llevo a mi hermano a la muerte con engaños.

—Cora es...

—¿Te dijo que se ha estado cogiendo a James aun embarazada de Bennett? — aprieto la mandíbula y veo el enojo en los ojos de Maya cuando oye la verdad. Emma frunce el ceño y aunque le disgusta lo que oye, no se aparta. —No olvido la muerte de mi hermano y ese no es su hijo.

—¡Sí lo es! ¡Lo juro! — grita la rubia hipócrita a medio vestir —Mi hijo es un Roe, eso no pueden dudarlo, Bennett lo sabía y lo quería.

—¡Te cogiste a todos tus amantes en sus narices! — voy contra ella —¡Lo mistaste por un hijo que ni siquiera es suyo! ¡Te has cogido hasta a James en tu estado! No voy a darle nuestro apellido a un bastardo.

—¡Aaron si es un Roe, debes creerme Alexander! Maya puede decírtelo, por favor Maya— repite sin negar lo que yo mismo vi.

—No puedo comprobarlo, menos sabiendo lo que hiciste, sabía que los Gray son una plaga maldita— las palabras de Maya regresan mi rabia.

—No miento, deben creerme, sé que cometí errores, pero me arrepiento.

—Arrepentirte no me regresa a mi hermano.

—Lo sé— su voz es muy baja y tiembla en sollozos —Lo sé... y cada día que pasa, me quema el alma, me siento en su sofá y deseo morirme, ruego por resistir los primeros años de Aaron porque puede haber hombres en mi vida que sean arte, pero Bennett siempre será la inspiración de mis cuadros.

—Mentirosa, mi hermano te amó y siempre lo dejaste como tu amante.

El cojo murmura algo, pero nadie le hace caso.

—Porque no quería perder a mi hermano, desde que mamá y papá murieron, no tuve más familia que Kate y ella también murió ¿Cómo podía perder a lo único que me quedaba? — me mira con lágrimas —Si pierdo a Emma, sé que en el infierno la encontrarás, que nunca en tu vida dejarás que alguien la hiera, pero yo no tengo eso Alexander Roe, yo no soy fuerte como ella, yo no soy la mejor en mi trabajo.

Se oye una risa rota.

—Sólo soy una mujer de veintitrés años que se enamoró de un artista que le confesó que nunca dejaría que su adicción la consumiera y aun así me consumió.

Emma me mira.

—Si eso merece castigo y que me maten, háganlo, pero a Aaron déjame dárselo a Emma.

—¿Te atreves a abandonar a tu hijo maldita perdida? — mi odio a ella crece más, trata de hacer lo que Meredith hizo con Bennett y conmigo de niños.

Su ceño se frunce y mira a James. —Si con eso mi hijo vivé, lo aceptaré— su labio tiembla, pero se obliga a no llorar. —Yo me reuniré con Bennett y lo he deseado tanto desde el día que lo perdí que no me importa más.

El cojo no sigue balbuceando cosas ilegibles, vuelven a ignorarlo.

Maya se levanta con dificultad y se pone a mi lado. —¿De verdad nos dejarás a los Roe a tu hijo Coraline? Si es verdad lo que dices, será lo único que nos quede de Bennett.

No se atreve a hablar, sólo asiente, dándole a Maya lo que parece ser un par de zapatos.

—Voy a casarme con Cora Alexander, juro que me casaré con ella.

—Se acaba de comprometer con Luke.

—No puedo estar cerca de ella y de mi hijo, los mataré con mi adicción.

—¿Qué nombre le pondrás a tu hijo Alexander?

—Bennett — prometo.

—Lo siento hermano, pero no puedo más, nadie me salvará de la recaída, cuida a mi hijo.

Bajo un poco el enojo y extiendo la mano a Emma, la toma y viene creyendo que voy a negociar. Asiente a Erick para que se lleve a esa mujer. Aprovecho que ya no está junto a ella y antes que cualquiera se mueva.

Se oye un zumbido sordo que ensordece a todos. Miro a ese niño sucio con ropa rota de las jaulas, mientras ella pasea su mano por su vientre abultado.

Apunto para dispararle a la rubia calva en el vientre. —Muérete maldita.

En las jaulas, hambre oscuridad sempre serás mi hermano.

—Si lo haces me pierdes— dice Emma que ve claramente mis intensiones. —Y no voy a dejarte.

Suelta las cadenas de sus lobos y me revienta el mango de su daga en las sienes empujándome al suelo. Tambaleo sin perder el equilibrio, no voy a pelear con ella.

—¡Saquen a Cora de aquí y llévenla a las habitaciones del ala oeste, a la que era de Bennett!

—Como ordene mi señora— sus asesinos obedecen al instante.

—¿Qué carajo haces? — sus rodillas suben a mis costillas y me azota en el suelo subiendo su muslo contra mis costillas.

Si yo no le hubiera enseñado combate, no me sentiría satisfecho.

Ya había peleado conmigo, pero en la Cripta donde no había más que veinte criados y pocos mugrientos, aquí están la mitad de mis asesinos y la mitad de los conservadores rusos, incluidos los Roe, más todos los prisioneros incluido el cojo y tengo más enojo que ese lisiado esté aquí.

La tomo por los muslos para someterla porque no debe estar forcejeando embarazada cuando sus piernas se cierran sobre mi abdomen, me detengo de someterla. No tiene la fuerza suficiente para pelear con mis casi dos metros. Pongo su brazo doblado contra su espalda y la muevo lejos de mí, con odio miro al pordiosero sacar a la rubia.

—Para ya Emma, estás embarazada.

Escucho el jadeo del cojo.

Quiero sonreír y ver su cara, pero Emma no se detiene, da un salto y se cuelga a mi espalda cuando me levanta hasta que sus tobillos golpean mis rodillas para tumbarme de nuevo, le pongo las rodillas entre los muslos y me la quito de nuevo de encima, vuelve a tomarme y está vez es más rápida.

Toma mi propia arma apuntándome.

—Quédate quieto, no voy a perderte de nuevo.

Me salta el pulso.

—La voy a matar— me pego a la punta y la obligo a moverse, cargo sacando mi daga contra la rubia y un quejido me hace girarme. Emma está tumbada en el suelo todavía con las manos sobre su vientre.

Dejo la daga sobre el suelo y corro hacia mi esposa que se queja dolorosamente. —Me duele... mucho ca... carajo— se dobla.

Maya, Jack y los conservadores rusos retroceden sorprendidos, mirándome en la posición en la que ningún Roe se pone. —¿Qué haces Alexander?

—¡Trae a los médicos! — le grito a Caterva cayendo al suelo de rodillas con ella para sostenerla.

—Ulven knæler — responden los conservadores. El lobo se arrodilla.

—Nena, háblame ¿Qué parte te duele? — ignoro todo lo que no sea Emma mientras trato de moverla, pero no responde y se pone tensa cuando la cargo, pero se agarra con fuerza a mis hombros. —Aguanta. ¡Traigan al médico inútiles!

Corren a mi orden, pero no pierdo el tiempo. Sus lobos me siguen por el pasillo donde corro a zancadas a los médicos, su cuerpo se remueve quejándose, me suda fría la espalda mientras bajo los peldaños de las escaleras de dos en dos.

Me maldigo por estar forcejeando con ella en su condición, por más cuidadoso que fui algo debí causarle. Puta madre. Llegamos donde los médicos y la dejo sentada sobre una de las camillas.

—Mi esposa— jadeo —¡Revisen a mi esposa! — me miro el brazo con unos rastros de sangre en él. —Está sangrando.

—Si está sangrando puede ser un aborto espontaneo— dice el mayor mirando mi brazo provocándome un dolor en el maldito pecho maldigo todo. —Carajo, ¡Kriss, la señora Roe está sangrando!

—Tal vez es una hemorragia por un mal golpe, no debemos descartar nada.

—Puede necesitar una transfusión, debo revisarla.

Me levanto las mangas del traje. —Somos del mismo tipo, ocupen toda mi sangre para mi mujer.

—Si es necesario le avisaremos señor Roe, aún no sabemos que lo provoca—dice la doctora Kriss volteándose.

—¡Hágalo de inmediato! ¿Qué no ve la condición de Emma?

Sabe que no voy a dejarla seguir. Con malos modales me sienta y saca una aguja colocándome una banda elástica para poner presión, se esteriliza las manos y me la clava con un golpe duro hasta que vierte el líquido rojo de quinientos mililitros.

Siento un repentino mareo que provoca pulsaciones en mi nuca y me va a quedar un moratón por su golpe. —Saque más.

—Ya no es necesario, de hecho, ni esta era necesaria. ¿Mi señora no guardó reposo como le indicamos?

—Fuimos claros con usted, ella debía descansar.

Parece que todos los médicos se me echan encima, le indican a Emma no hablar, pero de todas formas lo hace y de repente no veo señales del malestar de hace unos minutos. —Ya me cansé de estar en reposo.

—Le dije que lo hiciera, pero no oye a nadie.

—Tú no fuiste el que estuvo más de dos semanas en cama— pelea y con una mirada de advertencia de los médicos hacia mí me detengo de llevarle la contraria.

—Estaba forcejeando conmigo.

—Hizo muy mal— vuelven a regañarme —Su esposa despertó ayer, está aún en observación, no pude ni discutir con ella, ni forcejear, ni causarle molestias, ni hacer algo que la ponga en riesgo a ella o a su embarazo.

Me siento como si me echan la bronca, por algo que no provoqué, ella fue la que lo inició, yo traté de detenerla, pero ellos no preguntan. Asiento enojado.

—¿Pueden traerme un bote de helado? Con un puñado de chispas encima y un poco de chocolate liquido por el alrededor y trozos de nuez— manda a Caterva a cumplir su orden, mientras se acomoda despreocupada sobre nuestra cama quitándole la cadena a uno de sus lobos, acariciándole el pelaje.

Frunzo el ceño y me quedo inmóvil mirándola mejorada maldiciendo en mi cabeza.

Hace lo mismo con el otro lobo, pero no con el más grande, ese aun la asusta, casi me saco toda la sangre por ella.

—Me engañaste— el enojo y la ira se oyen en mi tono tanto que los médicos se giran sobre su espalda como es habitual, mientras Emma, se levanta de rodillas sobre la cama y me acerca a ella hasta que me besa con técnicas de quitarme el enojo.

—No, sólo reforcé mi autoridad en la organización porque ya me cansé de que todo se joda para separarnos — entorna los ojos y de nuevo se me jode el pulso—Dijiste que soy la que mando y te hice cumplirlo.

Pone mis manos en su culo, las dejo quietas, sigue con sus besos, me aparto a tientas.

Se levanta colocando su boca en mi oído. —Debes desayunar mis tetas si no te pones de mal humor como ahora— mis dedos se aprietan en sus nalgas hasta que se queja.

Sonríe satisfecha apartándose y dejándome acojonado como imbécil en medio de la habitación mientras se vuelve a recostar. Me engaño. Carajo. Los médicos se arriesgan a voltear.

—Puede que no esté sufriendo dolores, pero el sangrado, aunque es ligero nos preocupa.

—¿Nuestro bebé va a estar bien? — pregunta Emma.

—Debemos revisarlo, para descartar cualquier amenaza.

No encuentro otra forma de descargar el enojo que me pongo a gritarle a los médicos por no ser rápidos con la observación, porque manden que Emma se duche sola en su condición y después de casi una hora de revisiones meticulosas Emma se queda recostada en nuestra cama dormitando con el cabello húmedo.

Si me hubieran dejado ducharme con ella le habría secado el cabello. —Inútiles— le acomodo los cojines arrimando la pata de uno de sus lobos lejos de sus muslos, una de sus bestias ya tiene confianza con ella.

—Cuando mi señora despierte finalmente le haremos el ultrasonido — dice la doctora Kriss —No podemos posponerlo más y quiero revisar que todo esté en orden.

Me quedo tres horas mirando a Emma dormir tranquilamente sin salir un sólo segundo de nuestra habitación. Tiene la copa de helado a la mitad y yo mi whisky junto. Me siento en el sofá de cuero a su lado bebiendo.

Me coloco los guantes de látex limpiando la zona donde coloco su brazo para hacerle la última revisión a su tatuaje, su piel estaba sensible cuando se la llevaron secuestrada, la libre de tener una infección.

Paso un pañuelo retirando la espuma de su tatuaje cerca de la parte inferior de su codo, la cabeza del lobo del mismo tamaño del mío y debajo, mía, tres letras en danés con letras visibles. MIN.

Paso los dedos por su anillo. Debo mostrarle la función del detonador y el radio que alcanzará junto con la ubicación de la bomba y el día que deberá activarla.

En las elecciones londinenses.

Los actos terroristas como los han catalogado han retrasado el proceso dentro de ocho meses mientras la ONU se hace cargo de la situación en el país. En ocho meses se activará esa bomba.

La rubia ha pasado al último plano, cuando se trata de Emma, para ponerme de mejor humor recuerdo la cara del cojo cuando supo que mi mujer va a tener a mi hijo, me acabo el vaso de un trago. Emma despierta cortándome la sonrisa y se levanta beber agua.

Como su esclavo le acerco el vaso con cuidado mientras me acerco a ella. —¿Cómo te encuentras?

—Mejor— no se ve segura y se termina de comer el resto del helado bajo mi mirada desaprobatoria.

Todas esas calorías y grasas saturadas le provocaran un cierre de arterias si no la cuido.

Mira la pantalla donde vuelven a mostrar nuestro boletín de búsqueda, anoche la Interpol lo sacó con su sello y nuevas fotos nuestras con un listado de características físicas. —Por Dios ¿Hace cuánto tiempo estamos en el boletín de búsqueda?

—Siete días y han interrogado a Alicia, Christopher Jones y a los Pitt. — pasa otra imagen de Emma —Y nos catalogaron como asesinos en primer grado por la destrucción parcial de una de las ciudades londinenses más habitadas.

—Manchester

—La bombardeé en un lapso de doce horas cuando te encontré.

—Fue Sarah la que inició con los boletines de búsqueda, la vi hablar con medios americanos, si hago una búsqueda entre mis contactos sabremos quienes fueron los primeros en lanzárselo al FBI y la DEA, porque cuando estuve en el hospital, el Capitán ya no quiso trabajar para Sarah después del bombardeo.

Es una increíble publicista carajo. —Tengo mis alianzas con los rusos, pero también vamos a bloquear las entradas de fichas de búsqueda en países de medio Oriente para poder movernos de país en algún tipo de camuflaje que necesitemos y también por los países bajos de América.

—Puedo deshacer el vínculo de comunicaciones de las Naciones Unidas con Londres.

—¿Fuiste a la escuela de Publicistas de la mafia o qué?

—Te olvidas que fui la publicista del ministro Madden, si crees que lo único que hice fue sentarme a esperar su ordenes, no me conoces en absoluto— se sienta en la cama —Tengo una copia de sus archivos confidenciales y con las claves de acceso que le robé a Dylan tengo la llave a la parte más resguardada del gobierno inglés.

Me sorprende que no dude ni un momento. — Pensé que ibas a molestarte por ser una criminal.

—Hace mucho tiempo que todos tomaron ventaja de mí, Katherine, el ministro Madden, el MI6, Dylan, Sarah, Tyler, todos hacían conmigo lo que querían, hasta me llamaban marioneta y en cierto punto lo era— se inclina hacia mí —Pero se terminó, yo no soy la marioneta de nadie, soy la reina de la organización del lobo, fui torturada y ni así me arrepiento de hacer mi iniciación, le soy al lobo leal hasta la muerte.

Eso lo demostró a todos los conservadores y miembros cortándole el cabello a Coraline, si hubiera dudado en hacerlo se hubiera puesto en duda su régimen como esposa del líder.

—Estamos del mismo lado finalmente— asiente—Podemos desconfiar hasta de nuestros hombres de mayor confianza Emma, pero jamás entre nosotros, ese es el maldito trato.

Sella el juramento colocando su mano sobre la mía entrelazándola y como le enseño Maya, una posición similar a una pelea de manos popular, la jala para que ambos levemos nuestros brazos a nuestro pecho mirándonos fijamente.

—Debemos tener un tipo de código que sólo sepamos tú y yo.

—Lo crearé, el parlamento ha removido las elecciones a ocho meses por la situación del país, he renovado tu rastreador en tu anillo, lo habían quitado, además que tenemos un detonador seguro.

Respira hondo. —Algo me dice que yo lo poseo, ya me hablarás de eso más tarde, debo visitar a Ethan, de momento quiero descansar.

—Hazlo.

—No podemos seguir así, no quiero causarle problemas a nuestro bebé— asiento y me hace sentarme a su lado. —Cora no irá a las jaulas.

Volteo los ojos. Aborrezco a esa mujer, pero sé que es intocable para mi esposa.

—Ella es mi mejor amiga, me ayudó mucho en mi nueva vida. ¿De acuerdo?

Respiro hondo. Sin Emma ya habría matado a la rubia. Soy incapaz de hablar sin maldecir, me limito a asentir y le acaricio la barbilla. Ese solo gesto la hace ponerme las manos encima hasta que de nuevo vuelve a abrazarse a mí.

—No creas que todo será mejor para esa mujer — le advierto —No le pondré la vida fácil, aquí, no voy a olvidar a mi hermano.

Pasa las manos por mi cabello y comienza a hablar dulce —Necesitan tiempo para sanar, no espero que olvidemos a Bennett, a mí también me duele y no vamos a cambiar los planes contra los daneses para vengar su muerte.

—Ella pagará.

—Bennett la amaba, no puedes herirla, piensa en lo que tu hermano quería.

Me quedo pensando en eso. —¿Y qué quería?

—Que cuides a Aaron a cualquier costo, él confiaba en ti— masajea sus dedos entre mi cabello de nuevo —Sé que parece que estamos haciendo de nuevo nuestras vidas, pero tranquilo cariño, no olvidaremos a Bennett jamás.

Respiro hondo con alivio abrazándola con más fuerza. De nuevo esa herida en el pecho que se abre cuando alguien menciona a mi hermano, deja de sangrar cuando Emma está aquí.

—No le des más vueltas al asunto, estás muy tenso.

Masajea mis hombros duro, me coloca de espaldas a ella y pasea deshaciendo la tensión de mis músculos. —¿Crees que Aaron se parezca a Bennett?

—Definitivamente. El gen más fuerte de los Roe son sus ojos, Millie tiene los de Jack, me lo imagino rubio de ojos castaños.

—Nuestro hijo será mejor que él— lo saco a tema porque ningún mini humano me importa, sólo el mío —Será perfecto, ninguno de sus primos podrá opacarlo.

—Ya estás fantaseando de nuevo con malcriarlo y ni siquiera ha nacido— me golpea en el hombro —No descartes que sea una niña.

Ahogo una risa sin humor, me está tocando los cojones de nuevo. —Y tú no descartes que sean dos, nena.

—No sabes, cuanto deseo ver el ultrasonido para que se te baje el ego, Maya ya me dijo que mentiste, ella no es gemela sus hijos tampoco.

—Eso no cambia que yo sea perfecto. Si es uno, no tardaremos más que un año para darle un hermano— la muevo frente a mí. —Pero de mi potencia nadie puede dudar, jamás— toco su vientre aun plano —Sí, hay dos.

—¿Quieres apostar?

—No me ganarás.

—Entonces no le temas a perder señor Roe— se pone en modo seductora —Yo digo que es uno y tú que son dos, si tú ganas...

—Cosa que haré.

—Si tú ganas— continua —Yo torturaré a Dylan— no se ve contenta de decirlo, pero sabe que debía darme algo interesante, sonrío abiertamente imaginándolo. Uno de mis sueños hechos realidad —Pero si yo gano, me dejarás ir a la misión de Reino Unido por la anfetamina.

Ni loco.

Me extiende la mano para sellar el trato, la tomo sabiendo que soy un mentiroso que no cumpliré con esa estupidez de exponerla, pero se ve satisfecha de nuestro apretón de manos.

Le paso los dedos por los labios, las mejillas y la parte baja de sus parpados. Me imagino hijos con Emma, pero mi atención incluso en el futuro se centra en ella. Mi todo. No hay ser humano que pueda apoderarse del espacio que tiene Emma de mí.

—Me gusta que hagas eso todavía— suspira.

—Nunca lo he dejado de hacer.

—Lo harás pronto, dejarás de prestarme atención cuando tengas a tu heredero— ni ella cree en sus propias palabras. Le descubro la piel de su cuello y acaricio mis dedos por su espalda desnuda. —Ya no me querrás— vuelve a mentir porque sabe la verdad, respira hondo cuando le pongo los labios en el cuello.

—Tú eres mi todo Emma— no hace falta decir más porque sonrie obteniendo lo que quería oír —Mi reina, mi pequeña seductora, mi mujer, no hay ser humano que pueda quitarte el puesto nena, ni siquiera un Roe Brown.

Se pone eufórica abrazándose a mí, la dejo hacer mientras sus labios se pasean por mis mejillas hasta ir más arriba y no se resiste a ir por mi boca, besa con deseo hasta que respira hondo en mi oído.

Sus caderas se mecen sobre mi miembro lentamente. Le doy un poco a disfrutar alzándolas a su placer y gime calentándome. —No sabes cuanto deseo volver a tener sexo— se mece más fuerte y chupa mi lóbulo.

Me atraganto con el aire mientras sus dientes raspan en mi garganta cuando baja. Me ha marcado tanto que hasta mis asesinos ya se dieron cuenta. Me suelto de vuelta, pero mi mujer no me deja.

—¿No quieres comer? — con toda la intención se baja los tirantes del vestido donde hay sujetador y sólo están mis tetas.

Grandes.

Mi alimento diario.

Deliciosas.

Recuerdo vagamente alguna prohibición del sexo en mi deseo por ese manjar mientras repito una plegaria en danés en voz baja. —Tak for min kones bryster, de er en fornøjelse. — Gracias por las tetas de mi esposa, son una delicia.

Bajo mis labios por sus cuellos hasta el borde de sus tetas, quito los tirantes y me meto un pezón para chuparlo, y absorberlo, ella se retuerce cuando lo muerdo y me clava las uñas en el cuero cabelludo siendo ruidosa.

Succiono con fuerza con la esperanza de que salga más alimento. Jack lleva días enteros trabajando en las mejores formulas lácteas de recién nacidos.

—Aún no saldrá nada, disfruta mis tetas solas Alexander— respira en mi oído y me pierdo.

Me atraganto de mi mejor comida hasta que me levanta la cabeza para ofrecerme la otra, endureciendo más mi verga. La tomo de la cintura y la inmovilizo empujándola contra el respaldo de la cama. Su espalda se arquea y lleva mi boca llena unos centímetros arriba.

Su mano se pelea con la hebilla de mi cinturón. Los dedos se le resbalan y me comienza a apretujar la verga por encima del pantalón bajando hasta acunar mis bolas, en dos movimientos baja mi bragueta.

—Estamos listos para el ultrasonido señora Roe— entra la doctora Kriss por la puerta cortando sus movimientos —Debemos aplicar primero el...— se queda inmóvil con la mirada enojada que le da mi esposa. —Tomaremos unos segundos antes de la revisión, mientras preparo el ecógrafo.

—Despídela, la odio— me susurra Emma cuando la mujer se gira para traer toda su maquinaria.

Emma frustrada y caliente ansiosa por sexo, se queda enojada con los brazos cruzados sobre su pecho. Me levanto acomodándome la ropa y me señala la bragueta celosa de que cubra mi verga. Un momento está caliente y al otro, celosa.

La mujer acerca el ecógrafo y coloca a Emma en una mejor posición después de darle indicaciones. Se tarda más tiempo del que tengo de paciencia, miro como la cambia de ropa y me paseo de un lado a otro con las manos en mis bolsillos.

Emma se ve nerviosa, vamos a escuchar a nuestro hijo por primera vez.

La idea me deja inmóvil a mitad del pasillo y en segundos retomo mi caminata. —¿Puedes dejar de hacer eso? Me estás poniendo más nerviosa de lo que estoy.

Primero caliente, después celosa, y ya está enojada. Frunzo el ceño.

Me detengo y estudio el ecógrafo, mirando donde saldrá exactamente la imagen. Me coloco de pie junto a Emma cuando le colocan gel conductivo. —Deja de caminar de un lado a otro— me detengo de nuevo —Dame la mano— le extiendo mi palma y la aprieta como si me quisiera fracturar los dedos.

—Me tendré que colocar prótesis en el parto— bromeo y le saco esa risa ronca dejándome hechizado.

—Deja de verme así señor miradas penetrantes.

—Para ya señora Roe que tiene una boca muy obstinada, se ve que tiene demasiada experiencia— se le ponen brillosos los ojos y sorbe por la nariz.

—Mucho señor Roe.

Un carraspeo la interrumpe —¿Quién diría que la primera vez que te llevo por una infección estomacal a mi hospital terminaría así? — dice la mujer en voz baja. —Y terminaría siendo un mafioso.

Emma me mira con los ojos entornados seguramente recordando cuando era mi publicista, yo recuerdo cuando decía que no era mi tipo para enojarla. — ¿Estás lista Emma? — le tiene más confianza a esa doctora que a cualquier médico. —Es un procedimiento muy simple no sucederá nada grave— la tranquiliza.

—¿Y si algo va mal? No estoy preparada para soportarlo — me mira asustada.

Bajo mi rostro al suyo, sube suavemente su boca a la mía. —Mit alt nena.

Su mano deja de tensarse y su cuerpo se relaja visiblemente. —Mit alt cariño.

La doctora mira entre los dos y comienza a aplicar nuevamente el gel, colocando un transductor. —Tenemos la imagen, será algo pequeño por las pocas semanas que tiene y aquí vamos— el aparato comienza a recibir los ecos y de repente la imagen de la pantalla se comienza a tomar forma del interior de Emma.

Mueve el transductor por su vientre y la sangre bombea en mis oídos cuando un sueve golpeteo inconstante se alza en la habitación.

—Aquí esta, el latido del corazón de su bebé señor y señora Roe.

Me quedo inmóvil.

La mano de Emma tiembla en la mía y la escucho respirar hondo.

El latido se escucha irregular a veces más veces de lo normal. Dejo de ver el ecógrafo y miro a mi esposa con los ojos brillantes y una sonrisa de lado a lado, voltea a mirarme y no me doy cuenta que sonrío hasta que me acaricia la cara.

—Oh Dios, sí, definitivamente el otro médico tenía razón— dice la doctora interrumpiéndonos.

—¿Por qué se escucha irregular? No debería latir muy rápido— la miro.

—Sí, lo sé, es algo que habíamos estado conversando entre médicos en las otras revisiones que le hicimos.

—¿Hay algún problema? — se escucha el miedo en la voz de Emma.

—No creo que sea para ustedes— mueve su mano izquierda a la pantalla ampliándola y mostrándonos un punto en blanco en una de las esquinas. —Ese que ven ahí es su bebé.

—No lo parece— Emma entre cierra los ojos tratando de ver mejor —Si realmente es ese punto extraño, hay otro por la otra esquina, junto a la otra esquina — se detiene con los ojos muy abiertos.

Siento como si me hubieran dado un golpe en el abdomen y me llega una excitación en el pecho. —Son dos— digo muy seguro.

La doctora Kriss asiente—Así es, son dos, por eso se escuchan latidos irregulares, dos corazones.

Emma se queda inmóvil y en silencio mirando la imagen, ya no me importa que la doctora me vea sonreír abiertamente satisfecho de plantar dos hijos en mi mujer. Voy con ella y le estrecho la mano sorprendiéndola.

—Gran trabajo en la ecografía, pero el mejor trabajo lo hice yo — señalo la pantalla barata —Nos llevaremos dos copias de esto dadas las circunstancias

Me mira confundida y me estrecha la mano. —Cómo ordene señor Roe.

—También tendrá dos horas de descanso diarias por su buen trabajo— vuelvo a remarcar el número. —Y armaré dos bombas estas semanas en honor a mi esposa.

Mi esposa.

Termina de limpiarle el gel y antes de que se cambie la levanto sobre la cama. —Pide lo que quieras nena— la beso pasando mi nariz por la suya sacándole una pequeña risa ronca —Todo lo que quieras— besos sus dos mejillas —Te dije que mi potencia te iba a sorprender.

—Dos hijos— se queda inmóvil en mis brazos. —Dos.

Le paso la mano por el abdomen hacia abajo orgulloso. —Soy increíble, ya lo sé.

Muevo a Emma a mi altura cargándola, mi cabeza se va hacia atrás y lanzo una carcajada satisfecha, estrechando a Emma entre mis brazos. Me tarde en procrear descendencia como Jack y Bennett, pero soy mejor que ellos.

Y Emma tendrá que torturar al cojo.

Hoy es mi día.

—Estás muy contento papi— dice Emma a tono de burla.

—Eres la mejor— la beso —Soportaste mi verga desde la primera vez, soportaste mi semen y te mereces ser la mejor de las mujeres Roe con dos hijos en tu vientre— se pierde en mi boca.

Debo recordar no mencionar mi verga en un tiempo porque la pierdo. Pegamos nuestras cabezas juntas respirando el mismo puto aire. —Eres feliz con tus cositas.

—No, sólo tú eres mi completa felicidad.

La puerta se abre y el atisbo de la caminata lenta de Jack por el pasillo me hace llamarlo. Entra mirando a Emma recostada. Los lobos no lo dejan acercarse. —Mi prima favorita ¿Cómo ha ido la ecografía?

—La doctora Kriss dijo que...

—Tendremos dos hijos— termino por ella sacando los ojos de Jack.

—Le subieron el ego al cabrón, pero estoy feliz por ese brillo en tus ojos, te ves hermosa.

La cara de Emma se pone roja, ese vestido y cualquier otro le acentúa más las caderas y el culo respingón, no para de recibir halagos y miradas celosas de sirvientas que no pueden ser como ella.

—Vamos a mantenerlo entre familia de momento— mi cabeza se tuerce a Emma con una ceja arqueada listo para protestar.

—No estoy de acuerdo, todos deben saber la noticia.

—Lo mantendremos en secreto en la organización hasta que hayamos asimilado todo esto y más cosas y encuentre manera de decírselo a Cora.

Asiento, saco mi celular como si recibiera una llamada y camino por el pasillo. Busco en las primeras dos puertas del piso bajo hasta que lo encuentro en la tercera bebiendo vodka en una esquina, Erick parece depresivo.

—¿Qué buscas Alexander?

—Sólo camino por aquí, hay una noticia grande que no quieren que se sepa.

Su depresión se va y se levanta ansioso. —¿Qué noticia?

—No puedo decírtelo, es confidencial.

—Vamos hermano, dímelo, soy excelente guardando secretos.

—Está bien, ya que insistes— me encojo de hombros. —Emma y yo vamos a tener dos hijos— suelto la bomba y su boca cae abierta, las manos casi le tiemblan —No puedes decírselo a nadie Erick.

Me siento satisfecho de mis actos cierro la puerta y por el pasillo pasa Ethan con su uniforme puesto y su cabello arreglado, se va colocando el comunicador en el oído. He tratado de mantener a Emma a raya antes de que lo vea por la reacción que pueda tener al estado actual del grandulón.

—¿Qué haces levantado? — le digo y se detiene en el pasillo.

Agacha la cabeza sumiso.

Han pasado doce días desde que descubrí que Ethan ya no habla. Como hombre del ejercito debería estar preparado para las atrocidades de la mafia, su actitud leal y cuidadosa no se ha ido, pero su boca se ha sellado, no se trata de los abusos físicos que le provocaron como juguete de los treinta y siete.

Algo lo marcó y no quiere poner a eso en peligro.

—¿Se trata de tu hijo del que nunca hablas Ethan?

Respira hondo y su gesto se endurece, sigue caminando dándome la espalda todavía cojeando con un ligero rote de caderas manteniendo la compostura.

Siempre ha mantenido su vida privada, las pocas cosas que sé no las he querido compartir con nadie por la lealtad de ese hombre, pero en sus ojos veo como lo poco bueno que le quedaba se jodió.

Sigo el rastro que dejó Ethan al salir de su habitación, buscaré más información que no esté compartiendo.

Veo de lejos a James salir de la habitación continúa cerrándose la cremallera con el cabello desordenado, el enojo hace amago de regresar cuando me quedo al pie de la puerta, entro y la puerta del baño está cerrada, miro dos condones recién usados en el suelo.

Escuchando a esa mujer vomitar en lloriqueos llamándose idiota. —¿Por qué no puedo decir que no? — no alcanzo a entender completamente porque solloza más fuerte.

Mi celular suena y es el correo fantasma que me dio las pruebas originales con dos videos nuevos de más de una hora de James con ella follando en mi propia propiedad con descaro, en la habitación que era de Bennett, con fotos de él por todos lados.

Ni siquiera los abro por el odio que tengo, pero le tomaré la palabra, si tanto quiere deshacerse del hijo de mi hermano como ofreció arriba hace unas horas para quedarse con James, se lo quitaré.

Aaron crecerá con mis hijos.

La cadena del baño baja y salgo por la terraza a calmar mi odio, Bennett merecía más, si hay una razón por la que estuvo con Emilia fue porque ella lo habría elegido y no sólo porque fueran familia.

Lena también era un buen prospecto para él y muchas veces trata de arreglarles un matrimonio antes de que conociera a esta maldita.

La relación de Lena con el MI6 no afectó nada en su amor por Bennett, tuvo incluso a una mujer latina de uno de sus viajes a Republica Dominicana e incluso era mejor que esta rubia.

Si Bennett estuviera vivo, le traería de nuevo a la latina, fue la única capaz de hacerlo pintar de nuevo y la que podía convertir a Bennett en un infiel si se hubiera tenido un matrimonio con la hermana del cojo.

Por el rabillo del ojo veo la ropa sucia dentro de la habitación en el suelo, pero no sólo Coraline Gray yace en la cama durmiendo, me acerco quitando las fotos de mi hermano de su alrededor antes de que vuelva a abrirle las piernas al otro.

Las guardo en un diván del armario escondidas debajo de los trajes que utilizaba. Paso por la misma que veo desde hace días, donde estaba a punto de entrar a la universidad de Oxford.

L giro y veo lo que parece ser el trozo de un papel. Se lee el nombre de esa mujer por encima, no lo saco, la dejo en el fondo de la caja oculta por las demás donde nadie pueda sacarlas para sus perversiones otra vez.

Como estoy silencio en el armario no noté la luz dentro de la habitación, miro dos sombras y al salir escucho el golpe con una de las mesas.

Ni siquiera me molesto en sacar mi arma, me giro y tres luces rojas de las metralletas de mis francotiradores le apunta a la cabeza. Es un legae que está cubierto todo de negro y en su tobillo tiene el tatuaje de una cruz invertida.

Me quedo en mi lugar y la puerta se vuelve a abrir, los pies descalzos de Emilia se dirigen camino al legae, tratando de huir con un plan silencioso. —¿Te mando por mí? — apenas se le entiende sin dientes.

El legae cierra los ojos sin responderle y mis francotiradores disparan moliendo su cráneo. Emilia se azota en el piso quejándose y yo camino hacia ella, me arrastra entre la sangre lejos de mí, azoto mis botas contra su pierna deteniéndola.

Grita de dolor con la cara bañada de lágrimas mientras bajo de nuevo mi bota.

—No te vas a largar de aquí hasta que me digas quién es el líder de los daneses.

—Puedes matarme y no hablaré.

—Disfrutaré el proceso— preparo una muestra cero de anfetamina.

—¡No! — su garganta se rompe —¡Anfetamina no!

No escucho sus suplicas, golpeo la jeringa clavándosela, se le pone roja la cara y hace el último esfuerzo de gritar sin dientes convulsionando. Jadea muriéndose con el veneno y en un último suspiro cede.

Finalmente grita el nombre del líder danés.

Me quedo inmóvil dejando su cadáver en el suelo, siento un mareo alrededor de mi cabeza y la visión se me pone más borrosa.

Siento una mano en la mía cortando los putos síntomas de mierda que me hacen ver débil, alzo la cabeza y veo a tientas a Emma mirando con asco el cadáver de Emilia.

—Mataste a tu sangre, eso es sacrilegio en la organización.

—Trató de huir, su líder mandó por ella, me lo dijo antes de morirse.

—Tú mismo me dijiste que no debemos confiar en los camaleones ¿Cómo sabes que habló con la verdad?

—Porque hace un año vi a su líder en la galería de los Pitt en la primera exposición de Coraline.



¡Hola sexys!

Los secretos más oscuros de los Roe están por ser revelados...

¡Los amo tres millones!


-Karla

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