CAPÍTULO 71
Dylan.
—¡Rastrea la llamada maldita sea! — regreso sangrando por la nariz a ver a los informáticos que recibieron la llamada de Emma, estoy muy enojado —¡Dejen de estar comiendo, no hay descansos aquí! — Lucy corre a traerme un pañuelo para controlar el sangrado en esa maldita celda.
—Si así es esposado y sedado, no quiero saber cómo es libre y cuerdo— me limpia los golpes de la cara y me quejo de dolor, pudo romperme la nariz.
—No vas conocer es faceta suya, ese maldito se larga mañana a Escocia y yo me queo en Londres para buscar a mi mujer donde sea que esté — me limpio la sangre de la cara, a tirones me quito el chaleco, todo quedo manchado de sangre.
Apoyo las manos en la pared gruñendo de rabia, la voz de Emma se repite en mi cabeza, debo ir por ella. Me necesita y aunque me haya cambiado por ese, siempre me vence mi corazón por ella.
Observo que nadie me esté prestando atención, salgo descuidado a la bodega y con ansias saco uno de los porros de anfetamina que me dieron los malditos guardaespaldas de Alexander Roe.
Lo enciendo y calo tres veces con satisfacción antes de tirar anillos de humo. Otras dos caladas y lo apago para que no me atrapen drogándome, pero mi cuerpo necesita esa liberación que obtengo con anfetamina.
Me dejaron salir de la clínica por órdenes del ministro Madden, pero sé que no estoy en condiciones de superar sustancia. Camino de regreso con os informáticos, pero a medio camino las ansias y ganas de más droga me detienen.
Cierro los ojos y trato de aclarar mi mente de los golpes de ese prisionero, pero no puedo, me vence de nuevo, salgo por el pasillo menos habitado, miro a ambos lados y sigo drogándome maldiciendo la jodida debilidad de mi cuerpo.
—¿Camaleón? — la voz de Sarah me hace irme por el otro pasillo para acabarme el porro.
—Tengo que estar yendo por Emma carajo, debo parar — susurro para mí mismo mientras me apoyo en la pared, ver mi uniforme azul hace que me avergüence estar rompiendo mis promesas en la clínica, pero no puedo detenerme.
Apago el porro con mi bota pisándolo cuando veo a unos internos venir. Me saludan con una inclinación de cabeza, no les hablo para que no huelan la anfetamina. Huelo a frambuesas con el último interno que pasa.
Alzo la mirada y veo de nuevo esos jodidos ojos verdes. Detrás de todos los internos hay una mujer con uniforme del MI6, pero con la cara cubierta, me reconoce porque acelera el paso.
—No esa de nuevo— corro a ellos rezando que el olor del porro se haya ido de mi ropa.
—Buenas noches camaleón ¿Te encuentras bien? Te ves un poco agitado— hablan los internos, pero tengo la atención en esa mujer.
—Estoy perfecto.
—¿Estás seguro? Podemos llamar a tu cuidador de la clínica para una revisión rápida.
—No necesito cuidadores, no soy un maldito adicto y si lo vuelven a repetir los daré de baja en todo el servicio.
Se disculpan, veo como la mujer corre por las celdas de los prisioneros, pero cuando me ve ir detrás de ella cambia de rumbo, corro por el pasillo de la entrada y la pierdo de vista. Miro a todos lados, no está. Saco mi comunicador de mi cinturón de armas.
—Vigilen las cámaras de seguridad, quiero que encuentren a una mujer de un metro ochenta, cabello castaño, con uniforme del MI6, pero con el rostro cubierto— sigo mirando a los lados —Y ojos verdes.
Regreso despacio con los informáticos, un poco aturdido por los porros, esperando que nadie lo note, Sarah sale hablando por teléfono, me vigila a cada instante, cualquier pérdida de control de mi parte hará que el parlamento me elimine de posible puesto de teniente.
—Lo informaré ministro Madden— dice ella siguiéndome con la mirada.
Paso al baño y me mojo el rostro viendo mis pupilas dilatadas. Palpo la anfetamina en mi bolsillo trasero, lo necesito, me estoy estresando, es inevitable cuando lo pruebas la primera vez y aunque ya me terminé uno de los porros, no es suficiente.
Imagino a Bennett Roe en la misma condición.
Tanto juzgarlo y apártalo de mi hermana hasta que me convertí en lo mismo que él.
Ni siquiera puedo visitar a mi hermana sin causarle problemas a su embarazo. Salgo con la mirada gacha y mejor olor en la ropa directo para la celda del maldito que me quitó al amor de mi vida.
Está sedado tirado en el suelo de su celda con sangre en el rostro, el maldito me golpeó aun esposado. —Déjame solo con el prisionero— mando al agente que está de guardia.
—A sus órdenes camaleón.
Frunzo el ceño cuando se va dándome la espalda porque no reconozco su voz. Cierra la puerta y me pego a la celda mirando al maldito. —Ella está secuestrada por ese maldito, pero yo voy a ir por ella y se va dará cuenta que conmigo jamás debe ir al infierno— estoy muy enojado, la anfetamina me pone violento.
Miro su anillo de matrimonio, sin saber cómo lo sacó del bloqueo de la entrada donde le quitaron todo, hasta su rolex. Ese anillo debió ser mío, junto con Emma, cuando sea teniente tendré casi tanto dinero como él.
Abro la celda automática poniendo el acceso en el bloqueo virtual, pongo mi mano en mi arma por prevención, aunque le han dado una buena dosis, con este maldito no se sabe. Miro a ambos lados, rápidamente alzo su mano esposada en su espalda y le saco el anillo.
Pongo de nuevo el bloqueo en la puerta y me coloco el anillo en la mano izquierda. —Este anillo me pertenece, ella también.
Paso por la vigilancia, el agente vuelve a dónde él y yo meto mis manos en mis bolsillos ocultando mi anillo con la mente en Emma. Ya voy por ti guapa, espera por mí. Sonrío de lado imaginando a Emma con un anillo similar al mío.
—Tengo la ubicación camaleón— dice el informático cuando regreso —Y está bastante lejos de aquí camaleón y muy bien resguardado, es a las afueras de la frontera, por las salidas de Reino Unido— me pongo a su espalda y veo las dos ubicaciones que nos llegaron.
—Es una de las ubicaciones que tenemos de la organización de los treinta y siete— dice Lucy a mi espalda —Será un operativo más grande incluso que el del Caribe, no creo que los generales lo autoricen.
—¿Eso es un anillo? — pregunta el informático y escondo mi mano en mi bolsillo de nuevo.
—No es de tu incumbencia — mi mal genio drogado los sorprende.
—Tranquilízate.
—Pásala la ubicación a mi celular y al de lo generales de las tres unidades que llevaremos. — asiente tecleando a mi número personal, la pongo en el GPS de los autos todo, terreno, se la paso a Lucy para su unidad. —Iremos por Emma, manden a la unidad doce y a la ocho conmigo, las demás se van mañana por la mañana.
—No estás en condiciones de dictar una orden, estás drogado y tampoco irán a buscar a una criminal, esa misión no la autorizo— Sarah se interpone.
—No estoy malditamente drogado, además sigo siendo general de MI6 y voy a enviar a cuatro unidades por Emma o a las que sean necesarias, está secuestrada.
Saca su linterna a mis ojos. —Pupilas dilatadas, olor a maldita coca— palapa mis bolsillos sin permiso —Si te registro voy a encontrar razones para regresarte a la clínica.
—¡No vuelvas a llamarme un jodido adicto! Voy a pelear por el puesto de teniente y te vas a largar de aquí.
—¡Lo eres! ¡Y ellos seguirán mis ordenes camaleón, a menos que quieras perder tu placa! — me empuja desatando mi mal genio —Retírate y vete a desintoxicar, tienes un diagnóstico en una clínica de rehabilitación de la que te sacaron con sobornos, pero todos saben que no eres apto ni para continuar como General, mucho menos como teniente.
—Fue tu jodida culpa que yo me convirtiera en esto— la empujo cegado en mis sentidos y dos hombres de mi unidad me empujan lejos de ella —¡Tú mataste al teniente Wall! — Lucy se interpone entre Sarah y yo.
—¡Camaleón retrocede, estás intoxicado y te ves alterado!
—¡Me siento alterado Lucy! Esta mujer no es bien recibida aquí — no noto que grito hasta que yo mismo me escucho. —¡Iremos por Emma, es mi orden! ¡Soy el General Gray y todos van a obedecer!
—No quería llegar a esto Dylan, por toda nuestra amistad y mucho más que ocurrió en nuestro pasado, pero te voy a dar de baja un par de meses de tu unidad— Sarah se me acerca y no soy un agresivo, pero quiero quitarla de mi vista, me tiemblan las manos por hacerlo.
—¿Y quién te nombró teniente a ti para darme órdenes? No eres miembro del MI6 te quitaron la placa, traidora.
—¡Por órdenes del parlamento y el honorable ministro Madden, yo ascenderé al puesto de mi padre te guste o no! ¡Y nadie me llamará traidora nunca más a menos que quieran largarse de aquí! — saca la placa de su padre sobre su uniforme. —Estás bajo mis ordenes camaleón y ya me hartó tu actitud, muestra respeto a tu superior.
—¡Tú no eres mi superior!
—Si lo es agente Gray y su actitud merece una suspensión más larga al gritarle a su nueva teniente— El ministro Madden finalmente atiende al alboroto. —De tres miembros que se postularon, James es un prófugo, tú un adicto y ella es la indicada para suceder a su padre.
—Es un imbécil, si quiere ascender a una desterrada al puesto— mi grotesco comentario saca algunos jadeos de asombro.
—Dylan ya es suficiente, el parlamento la eligió está tarde, está hablando con el ministro Madden, no con un interno— Lucy me hace retroceder, pero no dejo de mirar con desprecio a Sarah y al ministro Madden.
—Están demasiado juntos, seguro que ya son amantes.
Las mejillas de Sarah enrojecen de enojo y Lucy vuelve a insistir. —Dylan, no hagas que nos encierren en la clínica de nuevo.
Empujo a todos de mi camino y salgo enojado respirando hondo oyendo el alboroto lejos, el anillo que me queda grande casi se resbala de mi dedo. Entro para sacar mis cosas, pero veo que están poniendo las actas.
Los agentes de la sala miramos la placa que le otórganos, de todos los que estamos aquí Sarah es la menos se la merece, puede que no tenga el nombramiento para dirigir al MI6, pero tanto tiempo de trabajar mano a mano con el teniente Wall me hizo ganarme el favor de muchas unidades de Brent y Londres.
Si digo que iremos por Emma incluso contra la voluntad de Sarah al menos doce agentes me seguirán por ella. Verá que yo soy el constante que la salvaré del infierno que la metió ese maldito narcotraficante.
Ella será mía cuando vea que la salvaré de la organización de los treinta y siete.
—No quería hacer la entrega de la placa sin una ceremonia— Richard no hace mirar el horror —Pero nuestras circunstancias nos obligan el MI6 necesita dirección no sólo de los generales, yo estoy de luto por mi esposa y no puedo dirigirlo. Traigan a los generales mayores al salón.
—No podemos permitirlo Lucy, es el peor error para el MI6— susurro, pero no hay mucho que hacer cuando obedecen las órdenes del ministro Madden. Nos obligan a reunirnos y presenciarlo.
Los agentes estás divididos, la mitad se pone al piso por Sarah, otros le son leales a los Generales y no se oponen, pero hay una parte, los que fuimos a la misión donde nos traicionó y muchos murieron que la odiamos.
Sarah se acomoda el uniforme azul mirándonos a todos con suficiencia cuando la mandan a traer adelante a jurar la constitución inglesa y el reglamentario del MI6 con la mano estirada al frente sobre su corazón.
Un juramento que sólo una persona justa puede jurar, alguien que no pueda corromper al MI6 y esa no es ella. Los Generales juran por ella, me obligan a sentarme con el cuidador de la clínica, como quisiera no estar drogado para impedirlo.
—Juro solemnemente proteger la dignidad de cada agente, perseverar la justicia de Londres y dar mi renombre por mi placa— jura quemando mis oídos, me agacho para no escucharla. —Soy la justicia y velo por la justicia— termina.
Richard como máxima autoridad del servicio de espionaje firman el acta y la sella con Sarah. Me quedo sin respiración cuando le coloca la placa de su padre en el pecho haciendo un saludo miliar en su frente con su mano.
Confío que los Generales no acepten el horror, pero ceden ante Richard firmando el acta y pasando al lado de ella. Miro al pasillo airado y veo por la rendija a los ojos verdes que observan de lejos con la mitad del rostro cubierto.
Le colocan el gorrillo azul ladeado a la cabeza con un deje de cinturón que va de sus hombros hasta su cintura con los nombramientos de agente, general y finalmente... La giran a nosotros con los generales a su lado y Richard Madden alzando el acta firmada.
—Superior y máxima autoridad del servicio de espionaje inglés por su labor fiel y leal a su placa y aún fuera de ella al atrapar a un criminal procesado de narcotráfico, el MI6 dictado por el artículo número veintidós de la reforma de la monarquía cede los honores a la agente Wall— muestra el acta en alto.
Sarah camina adelante con sus nuevas posesiones, la espalda erguida y la mirada satisfecha mientras pone su mano sobre su frente con saludo militar.
—Teniente del MI6, Sarah Anne Wall.
La miro con rencor y me niego a serle honorable al regresarle el mismo saludo militar que todos los agentes de la base hacen. Me levanto con los sentidos adormecidos para soltar mi última cortada.
—¿Qué pasa con Millie Sarah? ¿Se te olvido tan rápido que los Roe te la quitaron mientras le abrías las piernas al ministro Madden para regresar al MI6? — sonrío de lado cuando silencio la sala con mi comentario interrumpiendo la ceremonia —Por eso se la quitaste a Jack ¿no? Porque sin tu hija no podías vivir.
—No permito que nadie dude del amor que le tengo a mi hija, te sientes tan valiente para hablarme así, vas a conocer lo que...— camina hacia mí, pero la mano del ministro Madden la detiene.
—Nos vamos a mi casa, no quiero más revuelos esta noche.
—Qué gran respuesta Sarah, hubieran esperado unas semanas antes de serle infiel a su esposa ministro.
—No lo escuchen está indispuesto— Lucy intercede por mí, pero sigo soltando comentario despreciativas hacia Sarah. —Dije que es suficiente Dylan.
—Nosotros merecemos más que Sarah y no vamos a...
Se escucha un zumbido eléctrico demasiado fuerte que me obliga a cubrirme los oídos y terminar los murmullos del pasillo. De repente todas las jodidas luces se apagan, los monitores, los comandos.
—¿Qué carajo? — el ministro Madden maldice y yo corro con los informáticos a sus laptops, algunos encienden las luces de sus celulares.
—¡El corte eléctrico fue en toda la puta base! — nos informan. —Nadie tiene acceso a nuestra corriente eléctrica y si hubiera sido un hacker los hackers los hubieran sacado del sistema.
—¡Las celdas están abiertas! —grito dando órdenes que Sarah no puede —¡Regeneren la energía y manden a los agentes a las celdas! ¡Rápido!
—Si cortaron la energía, deben estar en el sótano, donde están los interruptores y los accesos virtuales cerrados. La clave de acceso es doce, cinco, uno, nueve, siete.
—Yo voy.
Se mueven a mis órdenes, algunos resguardando al ministro Madden, Sarah toma su nuevo puesto y manda a agentes a las puertas eléctricas de la salida, salgo con una linterna en mi mano aturdido aún y corro por el pasillo, ya van sesenta segundos sin electricidad.
Bajo los peldaños de las escaleras de dos en dos maldiciendo y cuidando que el anillo no se resbale de mi dedo. Empujo la puerta del sótano pateándola. Es de acero, no se va abrir. Pongo el código y lo marca errona, por el rabillo del ojo veo correr al culpable, queriendo escaparse.
Empujo a una mujer en las escaleras, es ella. La linterna se cae al suelo, pero ilumina buena parte—¿Qué coño haces aquí? — la sostengo, pero esta vez no pelea por zafarse, esta empecinada en que no se le vean las mejillas, también se queja como si estuviera herida.
—No es de tu incumbencia, pero al menos que sepas que es mi único trabajo aquí.
—¿Tu cortaste la maldita electricidad?
—¿Eres sordo o solo imbécil? Creo que ambos
Le descubro el rostro y me quedo mirando la gran herida que trae en la mejilla, dos cortes algo profundos, parpadea buscando cubrirse de nuevo con vergüenza clara en su mirada. Aparta los ojos verdes de los míos y se remueve. —Ya deja de mirarme la cara, sí, es una maldita cortada. ¿Mataste ya tu curiosidad?
La herida es demasiado vistosa y le dejará cicatriz, me sorprende que la primera vez que la conocí era arrogante y sarcástica y por una herida se está avergonzando.
Sé que ella provocó el corte eléctrico y la tengo en mi poder para entregarla con los agentes. Alza la mirada de nuevo, no sé qué tiene ese color verde que te hace querer verlo a cada momento.
—Pon la clave de acceso y vete.
Sus cejas se alzan. —¿Cómo sé que me dejarás ir una vez que te abra la puerta?
—Yo nunca miento.
Se ríe. —Había olvidado que eras el señor justicia, con ese cuerpo que me arresten de por vida— de nuevo ese tono sarcástico mirándome de arriba hacia abajo.
Frunzo el ceño enojado y con mi fuerza la levanto contra mi pecho para imponer mi autoridad, pero mis ojos van a su cuerpo y a su silueta marcada en esa ropa negra, es demasiado atractiva. — Toma mi ofrecimiento o te entrego al nuevo teniente— la amenazo, peor esta mujer no se asusta con nada, sonríe de lado mirando mis músculos.
—Si querías toquetearme no tenías que amenazarme agente Gray, seguro que te pongo.
Nunca mete las garras, nadie la ha dominado, se nota en su actitud, ese beso de la primera vez me viene a la mente, respiro hondo no cayendo en su juego. —Me da asco tu herida, no me pones caliente ni tapándote el rostro.
Su sonrisa se desvanece y me siento culpable cuando busca zafarse moviendo su cabeza a un lado para que no pueda verla. No dejo que se cubra el rostro, esa pequeña debilidad la voy a utilizar a mi favor. —No me sorprende, sólo excito a los genios, no a los adictos.
—No soy un adicto.
—Y yo no doy asco— me abofetea y eso es lo más femenino que he visto hacer a esta mujer porque se comporta como un guerrero bruto todo el tiempo.
La suelto para sobarme la mejilla. La agarro por los hombros para zarandearla. —¡Vine a hacer mi trabajo!
Me sostiene de la misma forma agresiva. —¡Y yo el mío! — pone su rodilla en mis costillas y niego con la cabeza.
—No te conviene tratar de someterme, soy agente desde los dieciséis años.
Pone cara de pena. —¿Entonces no debo hacer esto? — pone su tobillo en mi pantorrilla y me empuja a la pared. Con su puño rebota mi cabeza en la pared. La luz se restablece, pero esto dejo de ser por el corte eléctrico. —Yo sé dar palizas desde los cinco años. — me golpea con el puño acentuando el golpe que me dio el maldito Alexander.
Toma todo mi autocontrol no regresarle el golpe, no perderé los estribos por la maldita anfetamina y sus comentarios. — Detente, que yo no golpeo mujeres.
—No te preocupes, yo no soy una mujer— agarra un puñado de mi cabello —Soy una diosa— me azota de nuevo. —Y me encanta mandar a los malditos agentes del MI6 al infierno.
Esta loca, es una salvaje y tiene un jodido entrenamiento que no hay ni en el MI6, es una criminal.
Miro mi placa rogando permiso para una intrusión, la empujo levantándome y empujando su pecho a la misma pared donde me tenía. Jadea por el golpe cuando la levanto de nuevo y baja quejándose.
—Te lo advertí.
La rabia en sus ojos verdes es muy similar a una que ya había visto antes. La dejo tirada jadeante y saco mi comunicador para que vengan al sótano. —Aquí, el General... Gray— jadeo.
—Aquí Lucy General. ¿Dónde estás? La luz se restableció, se hace una revisión general.
Cuando estoy por hablar más la veo medio levantarse y sacar del interior de su bota una daga de corte danés y al venir contra mí la reconozco la rabia con la que me mira, me recuerda al adicto de Bennett y finalmente noto el parecido con los jodidos Roe, en especial con el muerto.
Me golpea con el mango en las sienes y vuelve a hacerlo con demasiada rabia, La someto al suelo y busca que su daga sea la unía que impacte mi cuerpo. no quiere ganarme en la pelea, sólo quiere herirme.
Pone rápidamente sus manos en mi cuello para asfixiarme, hago lo mismo para obligarla a soltarme, sus manos en su cuello. Ambos queremos matarnos. Toso, pero ella igual.
—Eres una... Roe.
—Ya entiendes que tiene más sentido odiarte, es cosa de familia— aprieta más fuerte cortándome la respiración.
—¡General Gray! — escucho la voz de un superior.
Detengo de asfixiar a la mujer, a ella le toma más, pero lo hace. El superior apunta con el arma, pero ella no hace nada por defenderse o por huir. —Las manos donde las pueda ver señorita— alza las manos sobre su cabeza —También a usted agente Gray. ¿Qué demonios es este abuso de autoridad y por qué demonios tiene la joven una cortada en el rostro?
—Ya la traía señor, tuve que someterla en calidad de defensa propia quería matarme, ella provocó el corte eléctrico.
—Es un abuso de autoridad, no tiene permiso de permanecer aquí estando drogado.
Me mantengo firme, pero no me fío de la tranquilidad de la mujer, la tengo en la mira mientras mi superior saca las esposas y camina hacia ella. Está quieta, el General le pone primero un brazo en la espalda y el segundo...
Es una maniobra entrenada, la mujer se gira y le clava en el cuello su daga provocando la convulsión de mi superior al brote de sangre. Doy zancadas deteniendo su cuerpo muriendo.
Esta mujer está demente. Mira la daga con desprecio y después con una elegancia la limpia en su ropa, noto el tatuaje de cruz invertida en su mano izquierda, similar a la cortada que trae en el rostro.
Aún con esa herida no luce imperfecta, es demasiado atractiva. ¿Qué carajos me pasa? Tengo el cuerpo de un General muerto, esta mujer podría clavarme su daga y sacarme los órganos sin titubear.
Trago duro.
—A los Roe haznos tus amigos, pero jamás tus enemigos — dice mirándome con desprecio limpiando su daga cuando se da la alerta de emergencia corre por el pasillo.
Los agentes corren con la revisión, ven el cuerpo muerto del general, las cámaras de seguridad están activas para las evidencias de esa mujer, los informáticos las revisarán. Doy las órdenes del cuerpo y camino a las cedas viendo el conteo de los prisioneros.
No hay daños colaterales, me río sin sentido, mirando colores donde no hay y me doy cuenta que mi noche ha dependido de una gran cantidad de droga.
Veo a Cora firmar un papeleo, se ve cansada, es extraño que no tenga trabajadores en mi apartamento. ¿Por qué esta aquí?
Entro a mi apartamento con ayuda de Lucy, no voy a la ducha porque dice que debo dormir, pero debo recuperar a mi esposa, miro mi anillo, debo dormir y no drogarme, mi esposa está secuestrada y me necesita.
—Ella no es tu esposa— dice Lucy. —Gracias a tu maldita boca nos suspendieron de la unidad quince días, me sorprende su ropa blanca.
En un momento de claridad me doy cuenta que no estoy en mi apartamento, estoy en la clínica, por eso Cora firmaba mi ingreso. Me siento mareado, no soy como Bennett Roe, yo no soy un adicto.
La cama de Lucy está cerca de la mía, hay mucha gente ingresada aquí. Abren la puerta y nos ponen agua en botellas.
—Hemos retrocedido, pero aún podemos lograrlo— nos animan —Día uno General Gray— el cuidador me hace beber mis primeras pastillas de metadona para evitar la recaída.
Me ha tomado semanas aceptarlo, pero finalmente me doy cuenta que necesito ayuda, por muy fuerte mentalmente que sea, no es suficiente para combatir la adicción.
—Día cinco Lucy— pasa con ella.
Levanto la mirada y veo a mi hermana de lejos, no me permitirán las visitas. Sus ojos se ponen llorosos, no es vida para una mujer embarazada. El cuidador se apiada de mí y a hace caminar unos momentos dentro, pero sin dejar que se nos acerque.
—Cora lo siento, no quise hacerlo, es más fuerte que yo.
—Sabes lo que le sucedió a Emma ¿no? James me lo dijo y encerraste a la única persona capaz de rescatarla del infierno.
—Yo soy el único capaz de rescatarla del infierno, no es maldito criminal y te prohíbo estar cerca de James, él es un prófugo de la justicia y ayudó a ese maldito la noche de su arresto.
Niega con la cabeza decepcionada. —No eres mejor que Bennett.
—¿Qué?
Respira hondo, no me gusta verla con ojeras y mal alimentada, tiene que estar saludable por su hijo. — Juzgaste mal a Bennett y no sabes cuanto quiso dejar su adicción, sólo que hasta este momento te das cuenta lo difícil que es y me mataste en el proceso.
—No me compares con él Cora, todo lo que he hecho ha sido por tu bien y deberías sentirte orgullosa que tu hijo tendrá el apellido Gray— miro mis manos la pastilla ha hecho que los temblores terminen.
—Es un Roe— me hace alzar la mirada mirando como pone su mano decidida en su vientre —Aaron Roe.
〘 〙
Alexander.
No puedo abrir los ojos me pesan los parpados y un dolor interno en las costillas y la espalda. Me arden las corneas por las luces de la maldita celda. He sido sedado por horas, veo sol afuera por la puerta de los guardias en su cambio de hora.
Es sol de tarde, han sido más de doce horas, o más, he perdido la noción del tiempo.
Miro mi ropa, así como estoy tumbado en el suelo, esta sucia y todavía siento el ardor de las heridas de mis manos por jalarme las esposas, pero no es tan intenso, la rabia de que hayan pasado más de veinte cuatro horas me ciega.
Hay rastros de sangre seca en el suelo del cojo por el golpe que le proporcione al cojo repetidas veces con la cabeza en mi rabia.
Me duelen las extremidades, recuerdo a los malditos agentes que se metieron a mi celda a golpearme. Las botas las enterraban en mi cabeza y mis costillas, entre ellos Sarah Wall, me golpearon hasta la inconciencia y sedado porque si no lo hubiera matado a todos con la maldita rabia que tengo dentro.
Veo la jeringa con la que me durmieron en la basura. Todo el maldito mundo se puso en mi contra después de haberme dado la mano, mis brazos comienzan a temblar de rabia. Estoy demente, sigo viendo al Bennett pequeño en la esquina de la sala.
Mi esposa está secuestrada y estos malditos me han sedado dos días seguidos desde la noche de mi arresto.
—¡Ah! — me golpeo la frente contra la pared para desaparecerlo de mi vista, pero no se va.
Es el maldito sedante el que me hace ver mierda. Luego de Bennett pequeño veo otra vez ese par de ojos verdes con los que he soñado un par de noches.
—¿El prisionero ya despertó? — pregunta una mujer fuera de mi celda.
—Parece que no teniente Wall, pero lo tenemos en observación para evitar una deshidratación y que su sistema tome los sedantes adecuadamente.
—Lo quiero consiente a más tardar a las cinco de la tarde, lo vamos a trasladar a Escocia— se quedan callados —Y mientras tanto que nadie sepa de los golpes, que se diga en los reportes que se resistió al arresto y por eso ha estado sedado.
—Como lo ordene teniente Wall, pero puede que lo hayan dejado ciego, uno de los agentes se empecinó en golpearlo en la cabeza.
—Mejor, ciego es más inofensivo, no le quites la luz a la celda.
Azotan la puerta de las visitas cuando Sarah se larga, la llamaron teniente Wall, ya debieron darle el nombramiento, jadeo mirando al maldito que custodia la puerta. Me levanto lentamente esposado. Su uniforme azul esta impecable, tiene nombre de la unidad del cojo y mira a mi celda una sola vez.
Es un hombre más mayor para ser un agente de guardia, ojos azules.
Miro en el suelo una navaja de afeitar. Me arden los ojos, me arrastro hasta la navaja del custodio que la puso en el suelo. Estoy en una celda aislada, pero a la cinco de la tarde me trasladaran a Escocia.
Aguardo mi tiempo, hay un balde de agua en una de las esquinas, como si fuera un perro para alimentarme. Han prohibido hasta la interacción con mi abogado, Erick tendrá que declaran por informarme sobre Logan.
Lo último que supe es que lo encerraron, al hablar conmigo, lo catalogaron como cómplice. Ese inútil no sobrevira en la cárcel.
Guardo la navaja de afeitar al lado de mis piernas y la pequeña llave que se desliza por la puerta, las esposas traseras impiden que la pueda tocar, estoy tan distraído con mi enojo que apenas noto que ya no tengo el peso de mi anillo de matrimonio.
El agente que custodiaba mi celda se larga con media sonrisa y viene otro nuevo. El silencio no relaja mi rabia contenida.
Las luces de mi celda parpadean y en unos segundos se apagan permitiéndome ver finalmente. El agente se gira al ver lo de las luces y con mi mirada retrocede, saca su comunicador de su pecho.
—Lucy las luces de la celda veinticuatro se apagaron. ¿Qué sucede?
Tomo alivio en esa oscuridad para mis corneas, muevo mis manos por las esposas cuando caen con la llave soltándolas de mi espalda. El agente me sigue mirando con miedo, las dejo en mi espalda unos segundos.
Si esposado me tenían miedo, con ambas manos libres verán al diablo.
—Trata de oprimir el interruptor dentro de la celda— esa voz la reconozco y es de una mujer que odio.
El agente respira hondo y abre el seguro eléctrico de mi celda con su arma apuntándome. Le atraviesan la cabeza seis veces tirando su cadáver al suelo. Me levanto y veo a Caterva con el uniforme de agente puesto.
Me quito las esposas y me levanto para salir de la maldita celda.
—Mi señor— me ofrece el arma, pero me detengo un momento para quitarle las botas al agente muerto.
Cargo la metralleta y a todo lo que se mueve le clavo al menos diez balas en mi camino de salida de la zona aislada. Se encienden las alarmas cuando la primera de las bombas C17 impacta con la base de Brent en donde estoy, parece que me movieron mientras estaba inconsciente, apenas reconozco el lugar.
—Una cede del MI6 saldrá esta noche por mi señora— me informa Caterva —La lidera Dylan Gray.
Caterva sigue a mi espalda cubriendo mis espaldas. Me arrojan contra el suelo uno de los que me sometieron el día de mi captura, pero ya no estoy esposado, lo tumbo contra el suelo y lo azoto con movimientos secos cortando su respiración hasta que su cráneo se parte en la piel de su cara.
—¡Cubran al lobo! — veo a más de mi organización venir a mis espaldas, los francotiradores hacen una matanza en los pasillos de la entrada.
La DEA sigue aquí, nos interceptarán a la entrada para disparar a muerte. Cambiamos de rumbo y nos dirigimos al sótano. Veo a Rebecca atentar contra nosotros como si no pudiera sola.
—¡Maldito! — el jadeo de Sarah me hace rodar los ojos cuando la veo al lado de Rebecca.
Me divierto viéndolas ambas juntas, pero soy más que cualquiera aquí. Miro a Rebecca fijamente, Sarah maldice antes que la manden al asuelo mis asesinos.
Oigo el jadeo de la rubia que odio viniendo correr de una de las salas pálida. Detrás de ella viene un agente. —No hay tiempo para sacar a Erick, pero tómame como prisionera y tendremos una oportunidad de regresar.
Le apunto directo a la cabeza, cierra los ojos y disparo hasta vaciar el cartucho.
Abre los ojos jadeando y mirando al agente muerto. Caterva la hace ir entre nosotros mientras veo a varios de mis asesinos entrar a la base. Salimos por la parte trasera y en uno de mis Aston Martin está Maya con su ropa de Kray.
—Colocamos la C!7 mi señor— uno de mis sirvientes trae la ubicación dónde está.
Salgo corriendo y me quito el maldito uniforme naranja poniéndome ropa limpia. Maya me revisa los ojos, pero no le doy tiempo, no me importan mis malditas heridas. Como su líder, mi organización está obligada a venir por mi antes que, por Emma, pero ella es más importante y mataré a algunos rusos.
—La mitad de nosotros están en las jaulas por tu esposa, pero la movieron de ubicación, quizá a la casa de los treinta y siete en Reino Unido— me informa Maya. —Sé lo que hicieron Tyler y Rebecca, pero a esos dos déjamelos a mí.
Incluso Maya percibe mi enojo, al ser una Roe no debería amedrentarse, pero lo hace, incluso hace que Emilia se aparte de mi vista.
Pasamos a la cajuela, sale Emilia de la puerta trasera y con Maya los tres nos ponemos a armar el detonador d la C17. Me hablan, peor estoy serio armando un detonador como me enseñaron a hacer en Rusia a los once años.
Perfección.
Emilia enciende los rastreadores y los ajusta con tornillos en el centro, cuando termina saca su arma y comienza a disparar con los franco tiradores de la DEA junto con Maya, los Roe somos perfección, pero ella es un camaleón, la miro fijamente y bajo su cara cubierta veo la cortada de los traidores cuando se le baja unos centímetros.
Entre Maya y ella matan al menos a doce veteranos d la DEA mientras me dan mi dispositivo, informándome que Ethan se quedó en las jaulas con Emma e incluso el mismo Jack. No hablo, sólo trabajo, nadie me interrumpe, no pueden y tampoco cuestiono que hace Emilia aquí. El miedo en todos los de mi organización es evidente.
Explotaron el auto dónde iban sus asesinos. Tocaron a mi esposa y a mi hijo.
Termino de armar el detonador mientras los francotiradores combaten con la DEA para colocar las últimas alarmas en las entradas de la base. No pienso mostrar una buena reputación que ya no hay en los medios.
Dejo de ver con claridad, lo único que pienso es Logan torturando a mi esposa.
Los autos desaceleran largándonos del lugar. Veo a los veteranos de la DEA resguardar a los agentes, esto no es como la última emboscada, las personas como yo, no somos atrapados fácilmente. Veo a los malditos hijos de perra y activo el maldito interruptor disparando donde lo dejé clavado.
El infierno se enciende en la base de MI6 de Brent cuando la vuelo en putos pedazos con una bomba C17 de su propio cargamento, las alarmas de la entrada parpadean antes de explotar con las puertas.
Se levanta una columna de humo negra y se oyen gritos. Paso a la ubicación de otras tres en diferentes lugares de Londres, la cuarta bomba es la más importante, con un radio de ciento treinta kilómetros a la redonda, la C17 que me tomo alrededor de seis meses estructurar a mi perfecto alcance.
Colocada en el lugar principal que ardera.
Nos cubrimos a kilómetros lejos de la explosión, pero aún se pude sentir la implosión y el ruido que bota en los vidrios de los autos.
Maya me mira por el retrovisor mientras me coloco mis comunicadores para dar instrucciones a todas las camionetas, la gente se pone a mis rodillas. Tomo mi dispositivo y coloco setenta segundos de diferencia entre cada explosión.
El puto Londres arderá.
—¿Dónde está Ida? — mi tono de voz es más grueso que Emilia se encoje en su lugar.
—En la Cripta— responde Maya desacelerando la velocidad cuando llegamos a mi residencia a las afueras de Birmingham, pero no da detalles de porqué ha sido encerrado. No puedo volver a nuestra casa, está condonada por las autoridades, pero tengo varias propiedades fuera de la ciudad.
Bajo los peldaños de las escaleras viendo a mis malditos sirvientes arrodillarse, Caterva va a mi espalda cuando hago la intervención digital a la residencia Madden. Maya se lleva a la rubia que nos ayudó a revisión por una crisis nerviosa.
La miro sin asustarse, ni juzgar, ni por su hermano. —Lo hice por Emma— responde como si leyera mis pensamientos cuando se la llevan.
Mi hacker no responde, así que hago la intervención por mí mismo para localizar a Emma con su rastreador. —¿Qué coño? — mis dedos no tienen mi anillo de matrimonio,
—Las dos casas de compañía que tiene Logan están separadas de extremo a extremo, una al norte del país y la otra al sur, la mitad debe ir directo a una y la otra mitad contigo para encontrar a la reina— Caterva me ubica en el mapa nuestra dirección —Debemos cuidarnos que los daneses saquearon uno de los bares más importantes que tenían en Manchester.
—¿Hace cuantos días?
—Tres, pero lo peor de todo es que Emilia rastreo una llamada que hizo Emma desde las jaulas hacia el MI6 hace tres días, Dylan Gray conoce su ubicación—
Me quedo inmóvil con la rabia dentro de mí. Me coloco mi cinturón de armas con los detonadores retrocediendo en tiempo, vuelvo a enviarle un mensaje encriptado al hacker con las ubicaciones a dónde iremos y los relojes programados de las bombas, pero sigue sin responder.
Me curan las rozaduras de los golpes del MI6 y me visto de Kray. —Reúne a mi organización completa, quiero a ciento veinte en Manchester, al doble directo a las jaulas y a todos los rusos conmigo directo a la casa de los treinta y siete.
—Se enviará la orden de inmediato mi señor— Emilia retrocede con miedo y voy uniendo en mi mente las piezas de lo que ha sucedido estos tres días.
—¿Cuál fue el plan que armaron para sacarme? — miro a Emilia que se cubre la cicatriz de nuevo.
—Desactivamos la electricidad, dictaron que las celdas no eran seguras hasta que la protección civil de la DEA hicieras los ajustes necesarios, por eso te trasladaron a Brent— se acerca muy poco —Lo que fue a nuestro favor, su base en Brent es la que ya tenía tu organización saqueada.
Tienes la marca de Caín
Ella será el intercambio por tu esposa.
Bajo a la Cripta sin recibir mensajes de mi hacker, debe haber muerto. Veo a Ida tirado en una de las celdas mirando mi entrada Maya va al lado mío y espero las respuestas que quiero hasta que escucho lo que hizo para llevar a mi mujer con Logan.
—Mi señor— se arrodilla. —Sé que le he fallado, pero le ruego misericordia.
Apenas ha comenzado a hablar comienzo a llenar su ropa con petróleo y sustancias toxicas, saco uno de los intermitentes que preparó Ethan y lo pongo en su celda para prenderlo, gozo de la forma en la que se quema a mi vista, de los quejidos que salen de su boca y del ruego suplicado que tendrá.
Miro a Emilia tragar en seco cuando el cuerpo de Ida queda machacado por el fuego y aguardo por la parte que Maya debe terminar de informarme.
El infierno se ha desatado.
〘 〙
Emma.
Ethan me mira de reojo señalándome el lugar donde dejó su chaqueta. Me guiña el ojo mientras trabajamos, llaman al kray que nos vigila fuera y corre rápido conmigo llevándome con él.
Me hace una señal de silencio con su dedo y nos sentamos entre las cajas para que nos vean. Mis ojos se iluminan cuando saca un trozo grande de pan de trigo partiéndolo y dándome el pedazo más grande.
—Lo robé de la cocina, siempre los dejan enfriándose en el comedor, podremos comer cada dos días si somos cuidadosos— susurra.
Nos sonreímos de lado y comemos con prisa cuidando que no nos atrapen. Después de días sin comer desde que quedamos atrapados esto se siente como la gloria.
Lo veo tan sucio como yo y aquí estamos ambos secuestrados comiendo pan robado.
Oímos pasos venir y guardamos todo rápidamente. Me limpio la comisura y nos levantamos para seguir trabajando. —Gracias Ethan— lo abrazo rápido porque siento la necesidad de hacerlo, he tomado fuerzas con esa poca comida.
Me aprieta contra su pecho con fuerza y me besa la cabeza. No quiero soltarlo, pero lo hago. —A trabajar.
—Hagamos lo que estos inútiles no saben hacer— bromea y me sonríe, hace eso desde hace días para confortarme.
Mis piernas tiemblan con cada caja de armamento que subo en los andenes de las bodegas. Mis brazos tienen moretones, cada que se me cae una me llevo una reprimenda de Logan. Jack incluso herido lo ponen a trabajar en el laboratorio, apenas pudo abrir los ojos lo tiene trabajando horas en la cripta con otro biólogo.
—Apúrate, reina de la organización del lobo— se burlan los kray.
—Póngala en mi hombro— Ethan se levanta con la mano presionando su estómago dejando su caja en el suelo cuando ve que me cuesta y me ayuda con la mía.
—Es el trato de los lideres de otras mafias— murmuran como o están haciendo hace una hora.
Todos los días nos tratan como esclavos, pero mi guardaespaldas hace la mitad de mi trabajo para evitarme más pesar. Nos han trasladado a otro lugar, lo desconozco en las afueras, pero lo reconozco como la casa de los treinta y siete.
—No le ayudes, que lo haga sola—Kyle habla desde la puerta donde nos vigila —Si es tan valiente para amenazar al amo que trabaje como las mujeres de la organización.
Ethan hace caso omiso y con quejidos se echa sobre el hombro mi caja, nos falta casi doscientas y nos amenazaron de terminarlo esta noche. Paso y un kray me empuja al suelo con todo y la caja. —¿Qué coño? — Kyle entra enojado y me encuentra en el suelo.
—Esas piezas son más costosas que tu maldita cara — alza la mano y espero el golpe.
Llega en mi espalda, un puñetazo seco. — ¿Quieres otros azotes? — me amenaza poniéndose frente a mi para continuar con los golpes— ¡Ponte a cargar el armamento con cuidado ramera!
Ethan escucha el grito y los insultos, tira la caja con piezas muy valiosa y regresa a ponerse frente a mi sacándole una cabeza de altura, aun en condiciones peligrosas lo manda al suelo con un golpe seco.
—Para tocar a mi señora primero te jodo la cara.
El cuerpo del kray se golpea entre las piezas de armamento tiradas y el asfalto. Ethan lo levanta contra la pared, me sorprende que aguante el dolor del abdomen. Kyle no se intimida, pero Ethan fue militar.
Le propina de puñetazos en la boca hasta que le revienta un brote de sangre por la barbilla, mala decisión cuando entran Logan mirando la pelea —Llévenlo a la cripta sin comer durante días para que aprenda a comportarse.
Sacan a Ethan a rastras entre tres, al kray solo uno lo saca. Logan mira el desastre de las piezas en el suelo. —No eres tan valiente sin tu perro faldero que te ayuda, cada parte que rompas, la pagas y te azoto, ponte a trabajar reina de la organización del lobo, no vas a parar hasta que acabes.
—Te va a matar.
—Síguetelo repitiendo mujercita indefensa.
Se pega tanto a mí que aspiro mucho del olor a tabaco con asco. Me toma de la barbilla y me obliga a verlo, me besa asquerosamente metiendo su lengua hasta el fondo de mi paladar, no para hasta que me deja jadeando.
—Está noche vas a probar mi potencia— jadea en mi oído.
Lo miro fijamente con asco y rabia. —Potencia la de mi marido y él no me asquea como tú — va a abofetearme, pero me le adelanto y se la propino yo, por cien golpes uno.
—Eres una jodida insolente y obstinada— me toma de la nuca jalando con fuerza hasta que mi sangre cabelluda se pega en sus dedos y mis ojos lagrimean, pero aun así tengo fuerzas para alzarle la cara.
—Por eso soy una Roe.
Hago que pierda los estribos fácilmente, es muy explosivo. —No tengo tiempo para us insolencias, el ministro Madden está aquí para aprobar mi nueva compra y te vas a comportar, quiero este piso impecable.
Otro kray más entra a hacer burla de mí y escupir donde piso descalza, me trago mis lágrimas y sigo. —Vamos reina que quede sin mugre como tú y ven a chuparme la polla — se sacan los miembros a mi rostro.
Odio que me llamen "reina" antes me sentía alagada y poderosa, pero después de oírlo varios días con groserías y obscenidades lo aborrezco.
Me limpio las mejillas y comienzo a cargar las cajas, tengo un dolor interno que no desaparece y duele más que los golpes. Arrastro cajas, limpio el suelo con las piezas rotas, miro en la puerta cuando pasa un kray y tan solo el agua que bebe rogaría por beberla, de la comida ni se diga.
Ya no tengo anillos en las manos, los dejé en el agujero de mi celda con ese celular viejo sin batería, verlos es una esperanza que no existe. Esto ya no es una situación de rescate, es una de supervivencia.
Entiendo que si la DEA atrapó a Alexander será la propiedad de la organización sacarlo. Logan habla demasiado sobre que nos dejaron aquí y se asienta en mi mente, Jack dice que es su forma de debilitarnos mentalmente.
Miro que nadie me vea y voy donde quedó la chaqueta de Ethan y saco el trozo de pan que robó de la cocina. Me lo meto a la boca desesperada y me limpio las migas para que no me regañen.
Jack pasa caminando por el pasillo con su bata blanca colocada, aún se ve molido, pero todos hacemos lo necesario por sobrevivir. Divido el trozo de pan en tres porciones y aunque me muero por comer la parte de ambos las guardo para más tarde.
Me puro con las cajas, hasta que veo a la pelirroja que siempre deambula por aquí. —El amo me dejó cuidarla— le dice al kray y le cree con demasiada facilidad. No la miro sigo trabajando, ni, aunque se me pone enfrente. —Hola Emma.
—¿Qué quieres?
—Ayudar— toma la caja de un extremo y la levanta sola para cargarla, le cuesta tanto que sus pecas enrojecen con sus mejillas. —Pesan demasiado.
—Si no logro terminar me dará otra reprimenda, Logan vendrá en una hora.
Se ve afligida como si sintiera pena por mí. —Quiera ayudarlos, pero no sé cómo.
—Hay algo en ti que no me termina de convencer Dina— ladeo la cabeza —Tu hermano trabaja para Logan y te tienen aquí solitaria cuidado de Alesha y sigues sin irte, aunque eres un camaleón que puede esconderse donde quiere.
—No soy un camaleón oficialmente, estuve en entrenamiento dos años y después dejamos Rusia y aquí nadie me trata como un adulto, aunque lo soy.
—Cuando nos trasladaron aquí te vi mirar de una forma extraña a Logan— su cuello enrojece, yo estaba en lo cierto, cuando veníamos en el viaje ella miraba al hombre de la misma forma en la que mira a Jack, su reacción me lo confirma.
Por Dios sólo un enfermo mental tendría placer deseando a ese maldito, por eso Meredith se murió, pienso.
—No es lo que parece— se justifica.
—Creo que es exactamente lo que parece y mi consejo es que dejes en paz a Jack si tienes los ojos puestos en Logan.
—Eres como Alesha siempre dando consejos a quién no se los pide.
—¿Y desde cuando hablas con
Me estorba más que ayuda, al final de casi dos horas he movido la mitad de las cajas y Dina se ha quedado dormida junto a la chaqueta de Ethan. Comienza a congelarse aquí en el sótano, las goteras tienen el piso mojado las veinticuatro horas.
Me siento a descansar al menos un momento, abrazándome para mantener el calor, pero mis ojos se cargan de sueño, en esos pocos segundos.
No debo dormir,
—Emma— siento calor en mis hombros y poco a poco abro los ojos a unos familiares.
Me alejo del toque, porque todo lo que viene de una caricia de cualquier kray trae golpes. Jack nota que me encojo y veo que lo que tengo en mis hombros es su bata. Se ve limpio y duchado, hasta huele a loción.
Las heridas las tiene saturadas y otras limpiadas, se ven que va a revisión cada cierta hora. —Quiero que vengas conmigo, me dieron una habitación arriba, puedes dormir ahí.
—¿Me dejaran subir?
Se encoje de hombros. —Nadie me detuvo al venir aquí, hay ventajas de trabajar para el amo— dice con asco, pero se obliga a repetirlo —Después haré lo posible por bajar alguna manta para Ethan o quizá comida.
—Lo encerraron de nuevo.
—Quisiera hacer más, pero no soy la madre de la caridad y lo sabes. Me quedé por ti y no por él.
Sé lo que debió costarle despedirse de Millie cuando se la trajo Emilia', cuando lo contaba no dejaba de ver como su mirada se perdía entre recuerdos deseando estar con ella. Me levanto con cuidado. Dina sigue dormida en el suelo, pero ni siquiera la mira.
Hace bien, no le convine ir con alguien que tiene gustos por Logan, de repente pienso en Alicia y su nuevo romance.
Ver algo con luz se hace respiran hondo para olores limpios, la habitación de Jack no es grande, pero si es acogedora y con sabanas limpias y una ducha, me deja verla, ya ni sé cuántos días pasaron ¿Tres? ¿Cinco? Tal vez una semana, así se sintió.
—Puedes usar todo lo que hay aquí mientras trabajo en esa esquina con las muestras cero que hizo David de anfetamina, quiere un veneno para los daneses, algo que provoque parálisis cerebral, pero por tu rostro veo que quieres seguir durmiendo, así que adelante madame.
—¿Por qué quiere veneno contra los daneses? Es extremista cuando se trata de sus bares.
—No es por los bares, quiere transportar contrabando de armamento con para aliarse con un cartel filipino y lo hará fuera de Dinamarca, ahí hay una base militar desalojada conocida como "El Gard"
—¿Y qué le preocupa conseguirla?
Me mira desde su asiento preparando sus fórmulas. —El líder danés murió alrededor de cuatro años y ascendió una persona nueva que logró aliarse con la mafia italiana completa, lo que tiene aquí Logan y Alexander son aliados de Rusia, pero los italianos están enfermos y los daneses se están volviendo muy poderosos, Logan necesita alianzas y muy pronto.
—No menciones a los italianos, pienso en Katherine.
—Lamento decirte que eres prófuga para ellos, Katherine juro alianza para Logan, pero recuerdo que nació con ellos.
—Así que todo el mundo quiere matarme, carajo.
—No sólo a ti, todos se quieren matar entre todos y tú ya eres miembro de un bando— extiende los brazos a su alrededor. —Bienvenida a la vida de la mafia, espero que entiendas por qué la deje y aquí estoy metido de nuevo en esta mierda.
Corro a la cama suspirando limpieza y la expresión de preocupación d Jack aparece cuando nota que me cuesta acostarme y sobre todo debe ver los rastros de sangre seca entre mis rodillas. El vestido no es muy largo como el de Dina.
—No temas dormirte, Logan y la mayoría de sus kray están con Richard Madden, algo grave ocurrió y pronto me enteraré.
No hace comentarios al respecto, sólo pone el televisor de los diarios con el clima de hoy. Se pone la bata y unos guantes de látex, abre incluso una ventana cuando mezcla una sustancia viscosa en una charolilla y comienza a revisar las muestras.
Hay algo que distrae a la mujer, su compañero en el estudio, me remuevo buscando el control remoto al ver fuego en diferentes partes del país dictado como un posible ataque terrorista.
—Hasta el momento se registran seis explosiones en el país, la primera ocurrió hace seis horas en la base del MI6, donde se registraron ciento veintisiete agentes muertos, la segunda explosión ocurrió en palacio de gobierno estatal de justicia, con un saldo de trescientos cincuenta heridos— se pone pálida al leer las cifras.
Jack mira la pantalla dejando sus manos inmóviles, yo me siento en ella mirando las imagines. —Parece el apocalipsis. Seguro vamos a morirnos todos ¿Termino el veneno o no?
—La tercera explosión ocurrió en la escuela militar de Birmingham, no se leerán las cifras porque los militares harán un comunicado especial — se aclara la garganta —La casa real ha levantado un comunicado y ha levantado el estado de emergencia en el país por un posible ataque terrorista.
—Tres explosiones— Jack cuanta con sus dedos —Son pequeñas.
—Las fuerzas militares inglesas y el MI6 han activado el protocolo de defensa, les pedimos que mantengan la calma y sigan las instrucciones civiles de las autoridades.
—Es tu marido — sonríe de lado. —Es el lobo, por eso Richard esta con las bolas temblando.
Me martillea el pecho viendo en la pantalla viendo cómo se quema Londres con los reporteros tratando de captar la noticia. La puerta se abre y veo el enojo de Logan al mirarme en una cama decente.
—La bodega sigue sin estar limpia. ¿Quién te dijo que subieras?
—Yo la traje— se levanta Jack. —Me ayudara con la maquetación del veneno, ya sabe hacerlo.
—Te dije que terminarás con las cajas de la bodega— me arrastra lejos de la habitación lejos de las protestas de Jack. Los kray van gritando con las burlas constantes, en una pequeña oficina, veo la espalda de Richard Madden.
Sale caminando con Kyle mirando que me llevan. —Como desearía que mi esposa la viera en esta condición, me sorprende que todavía pueda caminar, esperaba más de ti Logan— sonríe de lado incitando a que Logan me dé una reprimenda.
Oigo la risa de que me jala y siento un escalofrío cuando saca una daga al tirarme de nuevo en el sótano. Se escuchan disparos afuera me recuerdan al día que quedé atrapada aquí, pero Logan no les presta atención, tiene a sus Krays resguardando el lugar.
—Pues ponte en primera fila honorable ministro para que no te lo pierdas.
Tengo la boca partida y miro a esos dos que tanto daño me han hecho, pueden fingir que las explosiones no les afectaron, pero como publicista leo el lenguaje corporal de las personas y a menos Richard está muriendo de ansiedad.
—No tendré ningún poder aquí— los miro a ambos —Pero ustedes tocaron a la reina del lobo.
El tiroteo aumenta de intensidad hasta que varios vidrios del sótano revientan con una granada marcada con las iniciales del MI6.
¡Hola sexys!
La guerra ha comenzado.
Doy spoilers en mi instagram a la media noche.
Los amo tres millones.
-Karla.
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