CAPÍTULO 68
Alexander.
Lamo desde sus tetas hasta el ombligo dónde pronto estará abultado por nuestro hijo, mi heredero procreado con mi mujer finalmente. El orgullo y el ego los tengo elevados desde que la doctora Kriss me dio la noticia que mi verga finalmente puso a mi hijo dentro de Emma.
Tan hijo de puta y perfecto como soy era cuestión de tiempo para que ella quedará embarazada, sabe que mi potencia es única. Voy a malcriar al heredero más importante de los Roe, el mío.
—¿No puedes perdonarme ese pequeño desliz que cometí al amarrarte con tu cinturón en el Caribe? — prueba su suerte cuando la obligo a aferrarse a los barrotes de la cama.
—Yo nunca olvido Emma, te recuerdo que estuviste jugando conmigo todo ese día, aunque sabes que me jodió— paso las esposas por las muñecas por sus manos con cuidado, aunque ya cicatrizó la sesión de laser que le hicieron aún se pone nerviosa cuando algo se amarra a ellas.
—Estoy embarazada, podrías darme un trato especial— dobla el cuello para verme —¿Sí, mi amor? — saca el labio inferior mimada y caprichosa por conseguir dominarme como le gusta hacerlo.
Se me remueven las entrañas, me es difícil negarle algo a ella con esa mirada y lo sabe, he puesto el jodido mundo a sus pies y lo sabe. —No te hagas la mimada Emma— cierro las esposas en su mano y paso por la siguiente.
Se arquea en cuatro poniéndome su culo ofrecido para mi antojo. Paseo mis dedos por su anillo matrimonial y con mi posesividad llenando mi pecho me alejo y admiro perverso a mi mujer esposada a nuestra cama con las piernas abiertas y el coño ofrecido.
—Tú me hiciste una mimada, ahora no te quejes.
Paso por el mando a distancia colocando la música a distancia, el rap en español de voces graves hace que sus pupilas se dilaten y la letra sucia se compara con ella, al tenerla a mi merced como mi mujer.
Respira desigual, se siente expuesta, pero también excitada, las hormonas de embarazada son mi premio por mi potencia. Abro sus nalgas respirando el olor almizcle que desprende. Lamo desde su coño hasta su culo y tiembla aferrándose a los barrotes.
—Tak for denne lækre fisse— doy gracias en danés por mis alimentos y chupo su clítoris con mis dientes provocando que Emma se retuerza desesperada.
—Puta madre— maldice jadeando y me enojo por su boca malhablada, raspo su carne suave con mis dientes.
—Esa maldita boca Emma.
—No voy a callarme, me estás dando el mejor oral de mi vida— gime muy largo, mi verga punza a oírla. —Me gusta que... que sacudas tu cabeza cuando estás chupándomelo— se le ponen rojas las mejillas.
—Eres una sucia pervertida nena— meto mi cabeza entre sus nalgas y chupo su sexo, comienzo lento hasta que cumplo su deseo sacudiendo mi cabeza de un lado a otro al ritmo de mis lamidas, su cuerpo se estremece y tiembla gustosa.
Muevo sus caderas al ritmo de mi cabeza raspando entre ellas. La miro tan excitada que mi pulgar va a su culo masajeándolo. —Cari... cariño... mie-rda— gruñe en aprobación, cuando se lo masajeo en círculos.
Los nudillos se le ponen blancos por la fuerza con la que se agarra, mi lengua no se detiene, quiero mis alimentos, esos jugos que como con tostadas. Chupo ansioso y hambriento, la música resonando en la habitación, Emma doblándose hacia adelante pidiendo que le chupe el coño con los dientes.
Los pasos de nuestros hombres de seguridad afuera de la puerta me distraen momentáneamente, uno de ellos se debate entre entrar y tocar la puerta, hay noticias de algo, pero saben que nunca deben interrumpirme por trabajo o cuestiones de la mafia cuando estoy con Emma.
Agarro a una de mis divinidades, una de sus tetas en mi mano mientras me levanto desnudo y pongo la punta de mi verga en su vagina. Distraigo a Emma haciéndole pensar que estoy prendido a sus tetas.
Se las masajeo, el tamaño me tiene loco, están más grandes, les haré una maldita altar. Suspira en alivio al sentir el masaje en sus pezones, cuando está lo suficiente relajada empujo hacia adelante con una embestida y la empujo al respaldo de la cama.
Jadea, pero se queda sin aire. —¡Carajo! — siento su coño demasiado apretado.
—¡Mierda Alexander! — grita aferrándose a los barrotes. —¿Vas a embestirme de nuevo? — le tiembla la voz.
—Sí, voy a follare de una forma que no podrás desear la polla de ninguno más que la mía Emma— la levanto en cuatro para soportar mi carga —Ni un solo días vas a desear a otro que no sea tu marido— saco y vuelvo a entrar una nueva embestida.
—¡Por Dios! — el grito pone a Ethan alerta, pero ninguno puede entrar.
—Mi verga es la única que perfora este coño Emma— le advierto —Soy tu marido y no quiero que ni siquiera pienses en divorciarte de mí porque te ni muerto eso va a pasar ¿Oíste? Ese puto cojo que te besó se va a morir por adicto, pero primero voy a torturarlo.
—No.
—Sí— embisto silenciándola —Este es mi coño, grítalo en Santorini porque aquí no lo han oído y parece que a ti se te olvidó n esa clínica.
Las esposas tintinean contra el metal. Sus gemidos roncos escondidos en la almohada y me enoja que no cumpla mi orden mientras la penetro. —No te he escuchado.
—¿Qué... quieres? — mis testículos chocan contra sus nalgas y siento que ya no sabe ni como hablar.
—Grítale a la gente de Santorini de quién es tu coño— me aferro a sus caderas y la jalo hacía mi verga si delicadeza,
—Es... — no puede ni hablar, cada que lo intenta se le sale un gemido ronco.
—¿De quién es tu coño Emma? — el malhumor se asienta en mi cabeza.
—¡Es tuyo! ¡Sólo tuyo Alexander! — grita hasta que se le ponen las mejillas rojas —¡Mi coño es tuyo! — su cara se esconde en las almohadas y convulsiona corriéndose con mis penetraciones.
—¡Te hice un hijo para que no quede duda!
—No hay duda— respira entrecortadamente, tiene las manos tensas con las esposas aún puestas, sigo penetrándola, sus nalgas salen a recibirme cada que saco mi falo, va a tener un doble orgasmo en segundos.
La cama podría tener el mismo destino que la de su antiguo apartamento si no fuera de marca como todo lo que hay en mi hotel. Me agarro a sus tetas rebotando y con cuatro embestidas Emma ordeña mi polla viniéndose encima de las sábanas mojándolas.
Le planto mi semen en lo profundo de su vagina y sus músculos se contraen hasta sacarme la última gota. Le quito las esposas y se queda tumbada con la cara en las sábanas. Caigo en su espalda todavía dentro de ella.
Soy un maldito mafioso, pero aún con su respiración agitada paso mis dedos masajeando el lugar dónde estaban las esposas, beso el lugar dónde estaban antes sus cicatrices y me alza la otra mano para que haga lo mismo con ella.
Beso también el lugar y se gira mirándome con los ojos brillantes hasta que termina sonriendo. —¿Por qué sonríes?
—Porque te quiero— me acaricia las mejillas colocándose sobre mi pecho.
—No me quieres— alzo una ceja, completamente serio —Me amas.
Besa mi mandíbula, las comisuras de mi boca, mis mejillas y llega con los labios húmedos hasta mi boca, se me desboca el puto pulso cuando me sonríe de nuevo. —Mit alt— susurra.
—Mit alt nena— raspo mi poca barba en su mejilla y la alzo para poner mi cabeza entre sus tetas., me deja hacerlo y pasa sus dedos entre mi cabeza.
—Eres un mimado y te quejas de mí— besos sus pezones buscando mi lugar favorito pasando mis manos por su vientre y dejándola protectoramente sobre el —Menos mal no era tu tipo de mujer.
Carraspeo ignorando su comentario y vuelve a reírse.
—No es mi tipo de mujer señorita Brown— imita mi tono de voz —Yo creo que sí lo soy.
—No eres mi tipo Emma.
—Claro— me levanta la cabeza de entre sus tetas. —Por eso estamos aquí, en nuestra luna de miel, casados, con la cosita en mi vientre, eso confirma que no soy tu tipo de mujer.
La veo feliz, las mejillas rojas, los ojos brillosos, esa sonrísa que me pone loco. Deja de reírse cuando nota que la miro con demasiado entusiasmo, los ojos castaños que vi en mi empresa en esa primera reunión.
— Siempre lo fuiste— se me suelta la lengua —Siempre fuiste mi tipo de mujer desde que te vi por primera vez.
—¿Decías eso para no caer por mí?
—Eres la razón por la que creo en el destino, el destino te trajo a mí y si te fueras te volvería a traer aquí.
—A mí no me importa el destino— me toma el rostro en sus manos —Me importa lo que amo y siempre voy a regresar por lo que amo, así el maldito destino esté en mi contra— me besa con demasiado entusiasmo.
—No te quites el anillo Roe, recuerda que tu seguridad y ahora la de nuestro hijo depende de él, si yo no estoy.
Asiente —Por el rastreador, ya lo sé, no me lo quitaré, pero no quiero estar en peligro.
Hay una cosa más que la protege con ese anillo. — La organización te protegerá con su vida, eres la reina de la organización del lobo, mi pieza principal, si ellos no te protegen saben que voy a torturarlos— asiente, se siente protegida conmigo —Te dije que cuando estuviéramos juntos el mundo ardería a nuestros pies.
—Pues que ardan, no me importa.
—Que se jodan todos— sonrío de lado —Ya eres una Roe— la atraigo hacía mí. — Estas dos semanas que estaremos en Santorini, no serán sólo de descanso, necesitas mejorar tu puntería, se nota que el agente barato no te instruyó bien en Brent, necesitas la perfección y ese soy yo.
—¿Estás diciendo que mi puntería es mala? — me punta con el dedo.
—Carajo ni de broma, ya me disparaste una vez y sin estar entrenada— me golpea en el pecho y me río. —No puedes basarte en la protección siempre, debes también protegerte sola, cuando tienes tantos súbditos a tu mando, debes ser la mejor Emma.
—No creo que debamos pasar tantos días fuera de Londres, la muerte del ministro es noticia internacional.
—Es necesario, se arreglarán las cosas cuando volvamos y seremos nosotros contra todos, lo sabes.
—¿En qué momento se convirtió esto en un campo de batalla?
—Las elecciones siempre son carnada para los deseosos de poder, como nosotros— miro al techo con ella entre mis brazos —El que tiene mayor poder, es el que domina, todos en Londres quieren el poder, incluso los daneses.
—¿Hay alguna zona de tiro aquí?
—Siempre hay una en los lugares que visito, Ida y Ethan son ex militares, te enseñarán sus tácticas— pasa sus dedos por el dije de cruz de mi hermano mirándome en silencio, es un honor portarlo, un honor silencioso.
—Tienes un dije similar al de Bennett, pero nunca lo usas, lo vi un par de veces en el Score.
Asiento mirando al techo con la rabia dentro de mi cuando mencionan su nombre, sin poder evitarlo, la muerte de mi hermano es una cortada interna en mi torso que nunca se cerrará en esta maldita vida.
—Hay tres de esos, uno mío, uno de Bennett y otro— respondo simple y se dedica a pasar sus dedos por mi torso desnudo, en silencio de nuevo, dándome lo que quiero cuando se menciona la muerte de mi hermano.
Parece que Emma sabe lo que necesito.
Le beso la cabeza oliendo su gel de ducha y me consuelo con tenerla en mi lado, me siento un poco en paz en una parte de mi jodido ser.
Palpo las costillas donde se retuerce y suelta una risita que es dulce a mis oídos. —¡No! — se vuelve a reír. —Eres un mafioso, no puedes ir haciéndome cosquillas cada vez que quieres.
—Me gusta tu risa— la miro fijamente volteándola sobre la cama y colocando mi barbilla entre sus pechos, sus manos van las hebras de mis cabellos a masajearlo.
—Y a mí me gusta la tuya, pero siempre vas con cara de asesino a todos lados— contraataca —¿Te imaginas a nuestro bebé con tu carácter?
—¿Y con tu sonrisa? — mi sarcasmo no la saca de su ensoñación.
—Y con tus ojos— me pasa los dedos por las sienes —Y tu cabello castaño— suspira largo y trató de no poner todo mi peso sobre ella, una sonrisa burlona tira de su boca —¿Estabas hablando con la cosita mientras estaba dormida?
—No hago ese tipo de estupideces Emma.
—Te escuché papi Roe— se parte de la risa y mi enojo regresa.
—No soy como el idiota de Jack que es un perro para su hija, soy un asesino, dirijo mi propia organización criminal— no pierde su sonrisa mientras me levanto a beber whisky, al lado de mi botella hay envolturas de chocolate de Emma, incluso en el bolsillo de mis pantalones cortó metió barras para cuando tenga hambre según ella.
La miro en la cama comiendo de la fruta fresca que trae el servicio a la habitación. No quiero interrumpir su tranquilada, pero mis ojos se mueven a mi IPad parpadeando lejos de ella.
Abro las cámaras que jaqueó James antes de ponerlo en libertad y veo que el movimiento es exactamente en la celda de Jack. —¿Qué miras? — Emma se percata de mi silencio y pongo el bloqueo en el dispositivo.
—Nada, cuestiones de mi empresa, pero Erick se encargará de todo.
—Lo dejaste moribundo, no creo que vaya Hilton &Roe en días.
—Si no lo hace o despido— me acabo el vaso de alcohol en un trago largo —Ese idiota quería dejar de ser criado y se metió en las perversiones de mi tía para llegar a ser parte de mi familia.
—Yo creo que es el nuevo manso de Maya, deberías comenzar a llamarlo tío Erick— se parte de la risa y si no estuviera desnuda en la cama habría maldecido en danés.
—Ese criado nunca entrará a mi familia, tiene una boca muy chismosa, cuando se queda ebrio suelta la boca con cualquiera hasta con mis enemigos.
—Sólo lo he visto ebrio dos veces, en nuestra casa y cuando fuimos a conocer al comprador danés en el club de la prima de Alicia y no me parece un ebrio irritante, hasta se quedó con Dylan toda la noche en el club— se encoje de hombros caminando por una de sus barras de chocolate.
Es exactamente esa noche la razón que me hizo aborrecerlo más, su boca ebria con el maldito cojo. —Dijiste que te gusta, voy a despedirlo.
—Maldito posesivo, es nuestro amigo— no se opone a que corra al chismoso, cierra sus manos en mi cintura y se sube a la mesita del desayuno. —Ya eres mío, debería comenzar a despedir también a las mujeres que me alteran, empezando por tu asistente, Amelia— arquea una ceja. —Nunca me agradó desde que la conocí.
—¿Quién dice que soy tuyo?
Abre las piernas y me pega a su cuerpo enojada. —Tú y mato a la que se te acerque.
No suelto la media sonrisa que quiere salirse de mi rostro por la satisfacción que siento de mi mujer poniéndose posesiva con lo que es suyo, pero tampoco la contradigo.
La reina es la que manda y hasta el maldito rey le pertenece.
. . .
Hay paneles en el área designada, Ethan rentó toda la locación para el entramiento de Emma, tiene una de las armas más ligeras en por el mango, uno de mis mejores revolver, pero no se lo voy a poner fácil, le hago una señal a Ida para que apague las luces.
Parpadeo varias veces con la poca luz de la rendija y de la linterna que lleva Emma en la mano, la sujeta por encima del arma con la que va apuntando. El sudor se le pega a la frente, pero no se debilita, le he enseñado a contener los nervios al apuntar.
Ethan corre con tres hombres más por la puerta lateral a mi izquierda. Esto no es como su misero entrenamiento del MI6, con casas viejas y granadas explosivas, esto es la organización del lobo.
Salto sobre Ida desde las escaleras del pasillo y con ambas piernas lo someto al suelo asfixiándolo al mismo momento, le lanzo mi metralleta a Emma por el suelo, la recoge corriendo.
Oigo que dispara, yo ni siquiera he sacado mi daga de los laterales de mi bota. El oriental se viene sobre mí.
Recargo los brazos y me voy contra sus dos metros azotando mi antebrazo en su clavícula para desestabilizarlo, su puño en mi costado me da la oportunidad perfecta de azotarlo contra la pared.
Emma pasa corriendo por mi lado, los paneles rojizos le dan indicaciones por dónde debe ir, controlo mi respiración agitada y voy detrás de ella, se le debe tratar con sumo cuidado estando embarazada, pero debe saber protegerse.
La sigo por al menos dos metros, sigue alumbrando a lo que ve y dispara a lo lejos. —¡Agáchate! — lo hace mientras saco mi arma y se la coloco en la cabeza disparando con precisión.
Ida va contra Emma, la tumba al suelo aún cuando di la maldita orden de no hacerlo. Recojo mi metralleta apuntándole al oriental. Apunto, pero no puedo detener siempre los ataques sorpresa.
—¡Manos en su costado Emma! — le grito yendo a su lado. —Te quitó el arma, hunde tus pulgares en sus ojos.
Me encanta que obedezca, el grito de Ida me da la oportunidad de convertirla en lo que es desde ahora. Una mujer de la organización.
—Tus rodillas en sus genitales, tu codo en su garganta, golpéalo fuerte— la voy siguiendo de cerca cuando los papeles se invierten y queda sobre el oriental. —Pon tu bota hacia arriba y en su tobillo...
Se adelanta sin escuchar instrucciones. Saca la daga Roe de su bota y con el mago golpea la cabeza de Ida simulando el tajado con el que le rebanaría los sesos. No soy el único que se queda estático mirándola.
Se limpia las manos jadeando, cuando Ida se levanta le apunto entre ceja y ceja. Agacha la cabeza poniéndose de rodillas como el sirviente que es.
Le toma dos movimientos a Emma arrojar el arma de mi mano y pegarme a su torso. Esa técnica yo no se la enseñé, debió ser la hija de Wall. —Suficiente.
—Estás embarazada, el maldito iba a golpearte.
—Jamás mi señor.
—No azotarías en el suelo a tu esposa— me dice cuando pongo mi rodilla detrás de sus piernas.
Lo sabe bien, cuando me ataco en la Cripta de nuestra residencia, me deje golpear, sin herirla. —Y tú no le dispararías a tu marido.
Jadea respirando entrecortadamente por la carrera que pegó entre los paneles hasta la salida. Escucho el gatillo en mi cabeza. Ethan pone la punta fría en mi nuca. —Ella no, pero yo sí mi señor.
El movimiento de muñeca de Emma es instantáneo, se mueve apuntándole a Ethan silenciando a Ida y a los demás. —No en mi presencia Ethan, ni siquiera por un maldito entrenamiento vuelvas a poner un arma en Alexander.
Quitan el arma de mi cabeza. — Lo siento mi señora, gran entrenamiento por hoy, ha sido el mejor de los siete días que lleva.
—Gracias— le coloco el seguro a su arma y se lo doy a Ida.
—¿Estás bien? — palpo el rostro de mi esposa revisando que el golpe no fuera intenso.
—No me tumbó al suelo, sólo nos deslizamos, no me lastimé, pero creo que lo dejé adolorido— frunce el labio —¿Cómo lo hice? ¿Excelente? ¿Perfecto? ¿Mal?
—Como una Roe nena, pero no te expongas más, menos embarazada. — paso mi mano por su abdomen suavemente.
—Está bien.
Alzo las cejas sorprendido porque no ha sido obstinada. —¿Aceptas sin pelear?
—Si tú te arrodillaste para poder tocarme, yo puedo ser racional por nuestro hijo.
Miro ambos lados que nadie la haya escuchado. No quiero que sepan que perdí mi poder frente a mi mujer por poder tocarla, pero no hay peor tortura que no tener a Emma cerca y menos no poder tocarla.
El oriental pasa de nuevo recogiendo el desastre disculpándose con mi esposa, su castigo se lo pone Ethan en cuanto le doy la orden y no me pasa la mirada molesta que le da a Emma, han pasado casi ocho días desde que Rebecca fue enviada a las jaulas para soltar a mis lobos contra ella.
En parte mantengo varias de las costumbres que Logan nos impuso a mi hermano y a mí de niños, el mantener a esas bestias en un lugar protegido y siendo bien alimentados para comerse a los mugrientos, me recuerda mi vida en la organización de los treinta y siete.
Jack debe ser preso de los aullidos de esas bestias, Logan siempre los mantuvo en las jaulas junto con los prisioneros con el miedo de que los devoren cuando se rompan las correas. Emma deja su saco de armas con Ethan y camina conmigo a las afueras de la locación.
Pasa delante de mí y es seguida por siete de mis mejores asesinos, piensa que es cosa de estar en Grecia, pero incluso cuando regresemos a Londres los tendrá a su alrededor, son su nueva seguridad para ella y nuestro hijo.
Subimos a nuestra camioneta y pasamos entre las calles de Santorini. Hay más de siete entrevistas que nos han pedido y pagado por hacer por nuestro matrimonio, ni la muerte del teniente Wall pudo opacar la Boda Roe Brown.
Pero cuando regresemos a Londres la mierda se desatará, ya envié a James a pelearse con el cojo por el puesto.
—La seguridad ya viene detrás de nosotros— mira por el retrovisor y activa el GPS de la camioneta que está enlazado con el de Ethan. —Quiero un baño en el jacuzzi como cada noche, estoy agotada, hemos estado visitando todo Santorini, más el entrenamiento, más el sexo— sonríe abiertamente.
—Eres una pervertida.
Se ríe con la cabeza hacia atrás soltándose la cola alta que traía y se pega a mi pecho mimada. —Me encanta cuando eres un mafioso que le da espacio a su reina y tiempo de calidad.
—Nadie podría interrumpirme mientras estoy contigo, es una regla de la organización.
—Ni los rusos lo harán, sé que siguen molestos porque mataste a uno de ellos.
—El muy imbécil iba a poner en riesgo a mi hijo y a mi esposa, si no lo quemé al instante fue porque mi daga lo mató antes de tiempo— sonríe de nuevo complacida, entrelaza su mano con la mía la que tengo en la palanca de cambios.
El hostal en la aldea de Oia Imerovigli que compré hace un par de días está iluminado por toda la entrada, el aire mece las palmeras sincronizadamente. Emma vuelve a mirar con entusiasmo el lugar dónde nos quedamos anoche, parece una niña en navidad.
—Bienvenidos de vuelta señor y señora Roe— nos atienden los nativos de la isla con la bebida que ha enloquecido a Emma dado que no puede ingerir alcohol.
Pongo mi mano sobre el vientre de mi mujer y entramos de nuevo. Es el último día en Santorini, Maya ha mantenido contacto conmigo y las cosas no son buenas, no lo hablo con Emma, quiero mantenerla en calma, pero ella sigue siendo la publicista del ministro de Londres.
—No creo que diré algo de esto de nuevo, pero amo que seas millonario, no me quiero ir.
Ethan pasa señalándome con la cabeza una de las camionetas, paso con Emma mirando mi celular, Maya no ha respondido las llamadas desde la mañana. Ethan finge estar al teléfono para que lo siga y me informe el problema con mi tía.
—¿Por qué no te sientas con nosotros Ethan? — Emma lo invita a la mesa.
—No puedo mi señora— respira hondo.
Dejo a Emma entretenida en el lugar y sigo a Ethan. Me pasa el dispositivo y veo el inventario que hizo Rebecca antes de morir en la cripta. —¿Qué sucede?
—Señor algo va mal, Tyler nos ha tratado de contactar, es una emergencia, el servicio de seguridad de la cripta reportó el robo de una C17 por parte de su tía Maya, los conservadores de Moscú trataron de detenerla, pero va por Jack.
—Carajo, prepara todo, adelantaremos el vuelo de regreso y mantén al mudo en contacto que nos sirva para algo el inútil.
—Eso trato, pero James también ha contactado con la organización, sé que debe darle espacio a mi señora, pero la organización demanda que vuelva— lo miro serio asintiendo. —Dylan Gray tiene el favor de todo el parlamento para su nombramiento como teniente del MI6, le harán su audiencia mañana, en el palacio de Windsor, por protocolos.
Sonrío de lado. —Tendremos que mandarle su dosis de anfetamina esta misma noche para que no se presente mañana, dile a James que Emma le enviará un discurso preparado, ya que Dylan Gray no llegará.
Mi distracción preferida siempre será joder al cojo.
Emma nos observa de lejos. Nuestros sirvientes se movilizan por la isla para recobrar nuestras cosas. Sin James no tengo camaleón, necesito un hacker que trabaje momentáneamente.
Emilia no es una opción, James estará ocupado. Si Dina Makova se dignara a respondernos esto sería más fácil, es demasiado joven para el trabajo que se requiere, pero es una rusa y ellos trabajan mejor que nadie.
—¿Nos vamos está noche?
—James tiene una audiencia con el parlamento mañana, deberemos apoyarlo.
—Ni siquiera sabemos la situación en Londres con el ministro Madden y Susan ¿Las audiencias entre candidatos a teniente no son con una semana de diferencia? El primer puesto lo tiene Sarah, el segundo Dylan y James es el último.
No le diré que joderé al cojo o querrá ayudarlo. —No hay problema con Richard, sigues siendo su publicista, públicamente no puede destrozarte, además hubo cambio de lugares James se presentará con el parlamento.
—Sigues siento irracional, sabes que Dylan merece ese puesto.
—James trabaja para mi organización.
—¿Y si nos traiciona?
—No lo hará— me cruzo de brazos —Está demasiado entusiasmado, quizá enamorado de la rubia que era de Bennett, se pasó la boda entera preguntando por ella, de alguna forma piensa que Coraline es parte de mi organización y no lo sacaré de su error para beneficiarme.
—James nunca será para Cora y menos con el bebé de Bennett.
—Mi hermano está muerto, lo que haga esa mujer o no con su vida, me da igual, sólo quiero mi beneficio, a ella la aborrezco tanto como a su familia.
La única razón por la que no he ido tras ella por venganza es su hijo, es un Roe, pero destruiré lo que más ama, así como ella me quitó a mi hermano.
—Mi señor finalmente sucedió— Ida interrumpe nuestra discusión. —El ministro Madden anunció la muerte de su esposa.
. . .
Hay más de catorce cámaras en el aeropuerto cuando Emma y yo aterrizamos en Londres, medios amarillistas que se agolpan contra nosotros. Nuestra seguridad nos dirige entre ellos, pero Emma me guía con su mano sobre la mía a quedarnos.
—Señora Roe ¿Están aquí por la muerte de la esposa del ministro Madden? — le ponen un micrófono en frente
—¿Apoyarán a Richard Madden durante el duelo?
—¿Por qué mantuvieron su boda en privado?
—¡Queremos unas palabras señor Roe! — gritan a mi espalda —¡La prensa muere por un discurso suyo!
Hago caminar a Emma, Ethan e Ida van empujando a los periodistas lejos de nuestro camino, pero Emma se voltea a una de las cámaras.
—Mi marido y yo estamos profundamente dolidos por la pérdida del ministro Madden.
—Hemos pensado que como su publicista hacías falta aquí a unas horas de anunciarse la muerte. ¿Esto afectará la campaña política que se celebrará en unas semanas?
—Debemos respetar el luto del honorable ministro de Londres, hará un comunicado de ser necesario, pero no es el momento.
Pasamos de largo a las preguntas, pongo mi mano sobre el abdomen de mi esposa y la dirijo a mi Aston Martin. Ni espera a mi llave para abrirlo, su mano y su huella digital son suficientes para hacerlo.
Cualquiera de mis autos.
El camino a la residencia la tiene intranquila habla con los medios y yo con Maya para recibirnos en la Cripta, mi tía ha enloquecido, si va contra Logan la asesinarán. Para atacar se necesita tener la cabeza fría.
Emma se queda dormida en el transcurso de regreso a nuestra casa laptop semi abierta. Aparco y la veo dormida, beso su boca y después dónde está mi hijo. Las únicas dos personas importantes de mi vida.
Se remueve y la levanto en brazos para llevarla a nuestra habitación. El Cadillac negro afuera y el criado de Erick sentado en la sala me hace enojar, al verlo como su nuevo manso. —Han vuelto— se gira la mayor de mi familia y por sus casi gritos mi esposa se despierta.
—Mi señor y mi señora— agachan la cabeza los criados, sólo hasta entonces bajo a Emma.
—¡Emma! — Erick no se levanta, pero si grita, no sé si es el dolor de cabeza o que la vista la tengo borrosa, pero me duelen las sienes.
Noto con pretensión que Erick ya tiene ropa de marca, los zapatos relucientes y un reloj tan costoso como mi Aston Martin. Sacarle la fortuna a mi tía le vino bien para perder la apariencia de pordiosero.
El mudo no está por ningún lado, no es admitido en mi casa y su opinión ya no cuenta.
—¡Sobrino, ven y dame un abrazo! — extiende los brazos a mi alrededor el idiota, incluso su colonia huele a una colección reciente sacada por uno de los tantos amigos de Maya. —Esas vacaciones les hicieron muy bien, nosotros deberíamos tomar unas.
—A donde quieras— Maya le guiña un ojo.
—Quítame las manos de encima criado— le advierto empujándolo lejos de mí.
—¿Criado? — se ríe suavemente —Eso ya quedó en el pasado mi buen amigo— se levantada dando media vuelta para presumir sus pertenencia y dos mujeres asiáticas como Octavian lo siguen de cerca. Le colocan el abrigo de piel negro y le acomodan un par de guantes del mismo color con sumo cuidado. —Cuando quieras te dejo subirte a mi McLaren.
—Tengo uno de sobra, el poco dinero que posees siendo el manso de mi tía no se compara al mío.
—No se le responde a tu tío, no seas maleducado— me interrumpe.
—¡Tú no eres mi tío hijo de perra! —voy para mandarlo al suelo donde pertenece, pero tengo a mi esposa frente a mi riéndose y el sonido detiene a cualquiera. Erick se aprovecha y saca un billete de cien libras poniéndolo en mi mano.
—Pórtate bien y habrá más de dónde vino ese hijo.
La vena de mi cuello casi revienta. —Los millonarios no traen efectivo en sus billeteras Erick— lo corrige Emma.
—Mi error, sobrina, para ti también hay.
Le deja uno similar.
Saco mi calibre y le apunto a la cabeza. Como una película blanco y negro palidece. Sus ojos se abren. Si no se desmaya es porque está agarrado de sus cuidadoras asiáticas. — Por favor, tío, es un arma, no te orines en los pantalones— sonrío de lado como un hijo de puta.
—Tænk ikke en gang på det — Maya me advierte, este criado ya tiene protección al ser manso de mi tía.
Enojado le quito el arma de la cabeza. —Te salvó, pero te encontraré sin ella y te voy a hacer lo mismo que quiero hacerle al cojo.
—No creo que hables de darme besos— se acerca a Maya por protección.
—Esperaba que al menos me dieran un par de horas para bombardear la casa de mi hermano mayor— se jacta como la demente que se ha vuelto mi tía.
—¡Maya detente! Harás una locura— Emma trata de detenerla, pero está decidida, yo me mantengo en silencio calculando la situación.
—¿Locura cielo? Locura es lo que planean hacer Richard y Sarah— abre su celular —A pocos días de la muerte de su padre y anunciada la muerte de su esposa y su bebé no nacido— lee con detenimiento —El ministro de Londres podría hallar consuelo en una de sus protegidas, la hija del fallecido teniente David A. Wall.
—Me iré a México antes que Sarah se case con Richard y usen el poder del maldito Londres para quitarme a mi nieta, pero iré con mi hijo también.
—Hold nu kæft, estás sobre pensando las cosas, la prensa amarillista unirá a Sarah y a Richard, pero lo dudo— llamo a Ethan —Reúne a los rusos en mi cripta, bajaré en cuanto haya llamado a Christopher para que me hable de la situación en la prensa de la muerte de Susan.
—Deberíamos ir a la residencia Madden si los medios están ahí, será bueno que nos vean llegar como apoyo moral— mi esposa tiene razón. —Ahí estarán los candidatos a teniente y si quieres apoyar a James debes presentarte.
—Será mejor que hables primero con la organización— Erick deja el teatro de millonario que estabas armando —Una tal Dina Makova se comunicó con Maya y parece que Jack contrajo una infección en una herida, tu tía ha enloquecido, traté de retenerlas hasta que llegaran.
—Hiciste bien Erick— Emma le palma el hombro.
—No me agradezcas a mí, agradécele a mi polla, que quedó agotada. — se toca el paquete —Es una verga triste.
—Como si hubiera sido un sacrificio hacerlo prostituto.
—Soy un prostituto caro.
—Ethan, llama a los de Moscú y quiero revisar el mensaje que envió Dina Makova.
. . .
Me paseo por la residencia Madden con la mano sobre la de mi mujer. El cojo está en los asientos junto a James y Sarah, su mirada nos sigue por todo el salón, a veces se pasa la mano por las mejillas.
Palpo la bolsa interna de mi saco donde traigo su dosis de anfetamina, el idiota de James ha estado pendiente de la ex rubia de Bennett. Le trae comida, la cuida, le pone el asiento, me conviene que esté de mi lado.
—No me siento bien— tengo a Emma pegada a mi cuello olfateándome por las arcadas que le cusa nuestro hijo. —Odio los memoriales.
—Te traeré algo de beber, quédate con los Pitt, los asesinos te seguirán a todas partes— le beso bajo los ojos del cojo.
Me encargo de dar una buena demostración de mi anillo matrimonial mientras uno de mis guardaespaldas trae una botella de agua para Emma. Miro a Ethan cuidando a la entrada, no me gustó ver camionetas verdes a dos cuadras de aquí.
La razón por la que mis asesinos siguen a Emma es porque Richard sabe del embarazo, supe que debía mantenerlo oculto de muchos, más cuando estoy por atacar a los daneses en unas semanas.
Que sepan que tendré un hijo sería el blanco perfecto de muchos. Quería mantenerlo oculto el mayor tiempo posible, pero Rebecca se encargó de gritarlo.
—Si piensas que paseándote con ella por todos lados te hace sentir un ganador te equivocas— sonrío de lado con las palabras del agente barato.
—Mi mujer no es un objeto para que me haga sentir satisfecho, es mi más grande posesión, ya puedes ir a llorar lejos de aquí — alzo mi copa con la suya, pero no lo toma de la mejor forma.
—Ella no te ama, a mí me ama, me lo dijo en el Caribe, ella es mía, tu dinero es algo que la hizo quedarse contigo, pero cuando consiga el puesto de teniente tendré el suficiente para opacarte y encerrarte maldito narcotraficante.
—Aunque fuera un pordiosero como Erick ella seguiría siendo mía, fue mía en el Caribe y hasta en Brent— disfruto decir lo que sucedió —Cuando a ti te besaba, en su habitación Enel caribe gemía mi nombre, le puse mi apellido.
Se me pega haciéndome reír con la facilidad que puedo joderlo. —Maldito hijo de perra.
—¿Tú cojera no te deja crear mejores insultos? — ladeo la cabeza ganándole dos cabezas de altura, ni sus pobres músculos se comparan a los míos.
—Te voy a joder, tengo algo que te va a mandar la mierda dónde perteneces con todo tu maldito ego, cuando ella te deje.
Quisiera decirle que mi mujer lleva a nuestro hijo en su vientre, por puro placer de hacerlo llorar, pero no pondré en riesgo su seguridad por un placer de segundos.
—Veo que estás muy tenso que hasta estás fantaseando conmigo, no me sorprende causar deseo en ti— me pego a su frente y retrocede empujándome.
—Imbécil.
—Esos temblores deben volarte la cabeza, voy a hacer mi obra buena del día y ayudarlo futuro teniente— saco las bolsas de anfetamina que empaquetamos para el adicto sus ojos se abren de par en par cuando la mira —Drógate y olvídate de tus problemas.
Se las pongo en la mano con media sonrisa del mismo modo que Logan se las ponía a mi hermano. —Quita esa porquería de mi vista— las empuja, pero no les quita los ojos encima.
—Debe ser un karma muy amargo que le destruiste la vida a mi hermano por ser adicto y te convertiste en lo mismo que él— se las tiro al suelo —Pero yo no juzgo, un buen porro no se le niega a nadie agente Gray.
—Sé lo que tratas de hacer, quieres que no llegue mañana al Parlamento para beneficiar a James.
—No te des tanta importancia, así como a ti, a mí tampoco me conviene que Sarah ascienda al cargo de su padre, pero no te lo voy a regalar a ti, creo que disfruto quitándote lo que más quieres.
—Mi señor, lamento interrumpirlo— Ida viene solo. —Erick lo llamó, su tía, saco la cosa que le quitó— habla de la bomba.
—¿Cómo que la sacó?
—Aprovechó que mi señora y usted salieron al memorial y se la llevó.
—Carajo— Maya puede hacer cualquier tontería con eso. EL cojo mira entre los, pero para mí beneficio, puedo hablar en danés. —Dame la ubicación de Maya— le pido al oriental en danés.
—Va camino a Dinamarca.
—Vamos a seguirla.
〘 〙
Emma.
Las lágrimas del ministro Madden son patéticas, llorar mientras habla de lo mucho que amaba a su hijo no existente me da sueño, pero como soy su publicista le ofrezco una palmada en la espalda.
Se tensa bajo mi toque, me odia por lo que Alexander le hizo a su esposa, peor no es estúpido, tengo a los mejores siete asesinos de la organización del lobo a mi alrededor si quisiera hacerme algo, moriría antes de tocarme a mi o a la cosita.
Alexander me ha conseguido algo decente que probar, las arcadas nunca me habían dado de noche, me siento mareada, me quiero ir a casa, pero no lo veo, lleva ya unos minutos fuera de la residencia con Ethan e Ida.
Me reacomodo el anillo verde y siento la necesidad de encontrar a Alexander, ya hemos hablado con la presa, Richard dará lastima y tiene las elecciones prácticamente ganadas, un hombre viudo que perdió a su esposa y a su hijo en un trágico accidente.
Sarah se la pasa al lado de él, hablando con los asistentes al memorial, a veces lo abraza cuando el llanto lo ahoga, si en unas semanas no anuncian su boda me cambiaré de profesión.
Todos los comentarios que escucho son de una pobre agente que perdió a su padre consolando a un viudo. Son tal para cual, Millie lleva días con Maya y ni siquiera se preocupa por ella.
Nunca merecerá a Jack.
James entra perfectamente asesado con su uniforme azul colocando y su placa. La rabia se me dispara al ver a Sarah con su placa regresada, no tiene la menor vergüenza, mató a su padre.
Después de ella, solitario, con las manos entre sus muslos está Dylan, no me ha mirado desde que llegamos, pero noto los temblores que le causa la abstinencia, aunque quiere controlarlos con botellas de agua.
Paso por el tocador de damas, mirando las fotos de Susan Madden en su memorial. Dentro hay una mujer rubia lavándose las manos, me mira por el espejo en silencio de lejos y cuando sale se topa con mi hombro.
—Lo siento— no fue mi culpa, pero aun así me muestro amable.
No le veo bien el rostro. Me da un escalofrío en la espalda cuando se gira a verme, porque trae cubierto el rostro, sólo se le ven los ojos.
Su vestimenta concuerda con la ropa del memorial, porta todo un conjunto negro desde el abrigo hasta el vestido, pero sobre todo los guantes que le cubren las manos hasta los codos.
Quizá la estoy confundiendo con alguien o es absurdo que le tenga miedo si ni siquiera le veo el rostro. Ethan no está en la puerta, pero los asesinos sí. —¿Nos conocemos? — digo lo primero que se me viene a la cabeza.
—¡Aquí estás, estaba buscándote por todo el lugar! — la señora Pitt entra sin mirar a la mujer e interrumpiendo mi pregunta —Necesito tus habilidades de publicista, es un memorial, pero todos me preguntan por la subasta de mi galería.
—¿Eso sigue en pie?
—Por supuesto, se día se subastarán dos grandes compañías para los inversionistas ingleses, Gallery Art y otra cede que desconocemos— la mujer se queda a mitad de la salida fingiendo que vuelve a lavarse las manos —Al parecer el vendedor quiere mantenerlo en secreto, pero se oyen rumores que es algo grande, yo apuesto a que es West B. ¿Alexander la subastará?
—No lo sé.
—Si oyes algo, dímelo, quiero invertir en el campo hotelero.
—Lo haré— me giro a la mujer y la veo irse atrayendo la atención de la señora Pitt a ella.
—Disculpe madame, no respondió mi pregunta.
Se detiene y me tenso cuando se quita la tela del rostro bajándola hasta dejarla sobre su cuello. Los rasgos perfectos quedan a la vista, nariz respingada y roja por la punta, pestañas largas, tiene poco más de cuarenta años y pensé que era rubia, pero realmente es castaña.
—Me temo que no— me extiende la mano mostrándome los anillos de oro que lleva en cada dedo cubierto por sus guantes. —¿Cuál es tu nombre?
—Emma Brown— la señora Pitt me mira extrañada —Emma Roe— tomo su mano, su agarre es firme, no es sólo una mujer adinerada, pero tampoco muestra ninguna emoción por el apellido.
—Yo soy la señora Smith. — no me da su primer nombre.
—¿Smith? Debería ser legalmente pelirroja — trato de hacerla sonreír, pero mira fijamente todo mi rostro.
—Y tú por ser Roe deberías ser de ojos verdes, no avellana— quito mi mano de la suya. —La vida no nos da lo que queremos, eso debemos ganárnoslo—me guiña un ojo y se coloca de nuevo a tela en el rostro antes de salir por la puerta.
—Creo que es familia de la difunta Susan Madden— susurra la señora Pitt.
Salgo siguiéndola, tengo las arcadas a mitad de garganta. No sé si es el olor de la casa, pero mi estomago está revuelto. Camino mirando a Ida de lejos, pero sigo sin encontrar a Alexander, los asesinos me siguen encubiertos, me siento protegida
Los lugares de los candidatos están vacíos, Dylan tampoco está por ningún lado ni siquiera cuando lo llaman para que dé unas palabras reconfortantes. James las trabaja bien con el discurso que le di.
—Mi señora tenemos un problema— Ida viene a mi espalda —No encontrará al lobo aquí porque Maya enloqueció y se llevó la bomba para rescatar a Jack.
—Llama a Alexander
—Mi señor ya ha ido —Me entrega mi celular —Va en camino a las jaulas para evitar el desastre de su tía y me ha pedido que se quede en casa— se me desboca el pulso. —Pero también quiere que le lleve el detonador de la bomba.
—Perfecto, hazlo iré a casa.
—Yo la llevaré, sígame.
Camino detrás de él con mi seguridad, me fijo en mi anillo verde. Subo a una de las camionetas, mi celular sin batería, los otros entran en las camionetas traseras. Ida va en silencio como siempre, pero en una de las luces de tráfico saca su celular.
—Mi señor.
No escucho la voz de Alexander, pero la preocupación crece dentro de mí. Ida cambia la ruta. —¿Qué va mal?
—Nada señora Roe.
El camino lo vi una vez, pero reconozco a donde vamos. Las jaulas. Miro a Ida, las camionetas de los asesinos se quedan dos coches atrás, Ida acelera perdiéndolas. Me coloco el cinturón de seguridad.
Es muy estúpido si cree que podrá ponerme una mano encima. Mi ansiedad se dispara conforme nos acercamos, lo veo mirarme por el retrovisor, pero me muestro fuerte, hay dos armas debajo de los asientos, siempre para Alexander y para mí.
Palpo la primera y dejo que mira a la carretera para sacarla. —¿A dónde vamos Ida? — finjo inocencia.
—Las jaulas, Ethan está herido.
No le creo, mantengo el arma en mi costado, pero al ver a Ethan cuando detiene la camioneta bajo corriendo para verlo con la mano en su costado. —¿Mi señora? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué carajo la trajiste aquí? — aún herido se va sobre Ida. —Te dije que la llevaras a salvo.
—Yo lo obligué— Emilia baja de una de las camionetas que hay a nuestro alrededor, trae ropa negra, me recuerda a la mujer que vi en la residencia Madden.
—¿Qué estás haciendo Emilia? — retrocedo.
—Me prometiste ayudar a liberar a mi hermano y lo vas a cumplir de lo contrario, tu guardaespaldas se muere aquí mismo— le apunta a Ethan directo a la cabeza.
Veo a Maya de lejos preparada.
—No lo haga señora Roe, prefiero morirme a que entre en las jaulas.
—No dejaré que mi Jack muera Emma— Emilia no titubea ni un segundo. —Acabamos de perder a un Roe y no perderé a otro más tan pronto.
Miro a Ethan en sus rodillas jadeando por la herida que le hizo con la daga, es un corte demasiado profundo. Recuerdo la primera vez que lo vi morir. — ¿Dónde está Alexander?
—Dinamarca, eso significa que no llegará como un villano a rescatarte.
Tomo el arma que tenía con Ethan y acepto la ropa de kray que Emilia me ofrece para cambiarme detrás de la camioneta. Miro a Ida sin ningún rencor sosteniendo a Ethan que lo maldice a gritos.
—No lo haga mi señora.
—Ya te dejé morir una vez, eso no sucederá de nuevo— prometo cargando mi arma y me giro a Ida —¿Haces esto por Rebecca?
No me responde, mantiene la cabeza gacha. Emilia me entrega su celular. —Tiene una configuración IP que no pueden rastrear, no quiero ponerme de enemigo al lobo, simplemente entras y sacas a mi hermano. Yo estaré esperándote aquí.
Le arrebato el celular. Tengo el anillo Roe en mi dedo. Miro a Ethan una última vez y camino cerca de Maya. —Viniste cielo — asiento. —Cubrirán a Emma en todo momento, está embarazada.
—¿Cuál es el plan?
—Este.
Levanta la metralleta en su mano y destruye el cristal de la entrada pulverizándolo. Las alarmas se activan escandalizando la zona, los autos todo terreno, verdes alzan el polvo por dónde vienen, los kray de las jaulas salen corriendo armados armando un semi circulo.
Maya alza su arma dejando de apuntar, pero se acerca a ellos con cientos de luces rojas en su torso.
—¡Devuélveme a mi hijo, maldito hijo de perra! — los disparos de los kray se escuchan en campo abierto. Mi pulso se desboca. —¡Atáquenlos! — ordena la mayor de los Roe.
El caos se desata, disparos por todos lados. Corremos dentro de la Cripta mientras los kray se desplazan a nuestro alrededor disparando a todo lo que se mueve, Ethan a mi lado cubre mi frente y paso junto a Maya.
Las escaleras son inestables como la de las criptas, una ola de encapuchados verdes kray me acorrala en la esquina superior, cargo mi arma esperando por ellos. Disparo, paso entre dos habitaciones vacías.
Sigo caminando en cuclillas hasta otra habitación, un puñado de cabello rojo está derramado en una silla.
Alesha.
Parece una persona sin vida, sentad en una silla, parece que alguien estaba cepillando su cabello, sus ojos se mueven a la puerta y alcanza a verme, azoto corriendo por otro lado. Un kray oscila en venir encima de mí, pero uno de los protectores de Maya lo lanza lejos, sólo hasta que lo mata noto que es el anterior manso. —Estás embarazada no deberías estar aquí— es la primera vez que habla más de dos oraciones.
—Emilia me obligó.
—Está desesperada, Jack está muy herido, pero el lobo la matará.
—Eso espero.
Siento un ladito en mi pecho de adrenalina y temor, pero es más fuerte mi coraje. EL anterior manso y yo corremos. Se ilumina mi ánimo cuando en una celda dos pisos más abajo veo las pantuflas sucias. —Es él— le sonrío al manso triste y voy por el cuerpo golpeado en el suelo.
Su bata blanca yace en una de las esquinas desgarradas como si un animal se la jaló. El manso me ayuda a levantarlo. —Jack.
Sus pestañas se abren.
—Emma— dice con la voz ronca —Viniste... viniste por mí— trata de levantarse. —Sabía que lo harías.
—Levántate, nos largamos de este maldito lugar— el manso me ayuda de un lado y yo del otro, no pesa mucho, su cuerpo está muy delgado.
—¡Agáchate Emma! — Jack me empuja al suelo cuando le disparan en la cabeza al manso.
Un segundo después, me desarman.
Jadeo fuerte cuando me golpean en la cabeza.
Toda mi vista se nubla y pierdo la conciencia.
¡Hola sexys!
Esta vaina se prendió...
Doy spoilers en mi instagram a la media noche.
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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