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CAPÍTULO 61

Emma.

La sonrisa de Rebecca me provoca tener los nervios de fuera y que Alexander se deje hacer es peor, llevo días sin saber sobre él.

Los ojos los mantiene cerrados y ella sigue masajeando sus hombros con avidez susurrándole cosas suaves, Ethan me pone a su lado, porque nota la repentina tensión de mi cuerpo.

Este es el tope de las emociones reprimidas desde la captura de Jack, la entrega de Millie... llamar estorbos a un hijo de ambos.

—Muévete— sale la orden de mi boca a esa maldita mujer.

—¿Disculpa? Estoy atendiendo las necesidades de Alexander, se un poco más considerada Emma, no descansamos precisamente estos días.

El doble sentido... el tono burlón... Se ríe por lo bajo sin quitarse mirando la expresión que me causó con su comentario, sabe que me provoca y lo disfruta. — Sabemos que no han sido más que unos días difíciles para la familia.

Los ojos de Alexander están cerrados, no bebe del whisky, ni contradice a Rebecca. Ya no pienso con claridad, sólo miro con celos y rabia contenida la escena.

Lleva días desaparecido desde la muerte con Bennett, eso lo entiendo, pero no con la compañía de esta mujer. Creo que comienzo a ver en rojo porque el sonido de la puerta de la Cripta que revela a Ida apenas se oye como un susurro para mí.

—Los familiares y amigos íntimos de la familia como el ministro Madden y su cuñada esperan en el salón por la presencia del señor Roe— informa mirando sólo a Rebecca

—¿Quieres que me haga cargo mientras tomas un tiempo a solas aquí abajo? — se pone al oído del lobo con sus labios en su oído.

Me río internamente, provocarme es lo peor que un ser humano puede hacer.

—¿Qué hacen aquí todas esas personas? No quiero a Richard Madden en mi casa— inquiero con las manos tensas buscando control porque esto está licuando mis entrañas... Contrólate Emma.

—Organizamos un pequeño memorial intimo para Bennett, sólo la familia fue informada, Alexander no mencionó que quería tu presencia ahí sólo la mía como su compañía— Rebecca explica.

—¿Tomaste el tiempo de organizar un memorial, pero no para informar de tu desaparición? — la ignoro como la insignificante que es.

Sigue sin responder, toma todo su vaso de alcohol y se levanta dejando la botella de whisky en el suelo arreglándose la ropa de kray ignorándome. Ella se ríe victoriosa de tenerlo a su ¿merced?

—Era tiempo que, como cualquier Roe, Alexander tomara también una dama de compañía como yo—explica Rebecca.

Los guardaespaldas que resguardan a los prisioneros abajo van siguiendo a Alexander.

Pasan juntos a la salida de la cripta, miro a Ethan que los sigue con la mirada sigiloso y después me mira. —¿Dama de compañía?

—Salgamos de aquí señorita Brown.

Quedo como idiota frente a la organización al ser ignorada por ambos, pero me toma dos segundos sacar de mi bolso mi regalo Roe. Dos segundos en los que mis manos tiene la afilada daga Roe con la que fácilmente rebanaría una garganta sin piedad aquí.

Camino empujando a Ida por la espalda, después a Rebecca y paso a mi presa principal, jalo el cabello castaño de Alexander y con la rodilla en su pantorrilla para hacerlo ceder de rodillas ante mí.

Hace un hincapié con su coso en mi muslo anticipando el movimiento, llevando el ataque a mis rodillas y ambos caemos al suelo.

Lo someto en el piso tentando mi resistencia y seguridad con un asesino experimentado en el combate de cuerpo a cuerpo, Rebecca da varios pasos hacia atrás cuando Alexander y yo nos azotamos contra los azulejos.

Estoy embarazada y enojada. Me va a someter en el suelo para que lo suelte, su fuerza es impresionante, pero, con mi mano atrapo sus nudillos y dos veces su cabeza retumba en el suelo de la Cripta con toda mi fuerza.

No lo veo, pero si escucho la corta y baja risa que lanza Ethan.

—Cuando te hablo me respondes, no soy una escoria de la cripta, no soy como ninguno de tus sirvientes— le inquiero jadeando con la daga Roe en mi mano.

Mi cabello cae a mi cuello cubriendo parte de su cara con los jadeos de ambos. Los de seguridad se acercan por instinto, pero así de furiosa como estoy basta un movimiento para detenerlos.

Pongo la punta de mi daga en su garganta, un paso en falso y el lobo deja de respirar, mira la daga y después mi enojo en todo mi rostro, frunce el ceño. Los prisioneros pueden ver lo que hago, incluido James.

Este último desde su celda mira como tengo a Alexander, no pierde detalle de nada agarrándose a los barrotes.

—¿Estás demente? — Rebecca se agacha para tumbarme, pero el cuerpo de Ethan cubre el enfrentamiento mirando asesinamente a la mujer haciéndola retroceder.

—¿Te la follaste? — mi voz sale apretada con esa pregunta.

Alexander sigue mirando la daga sin responder.

—¡Responde Alexander! Te largas con ella cuatro días y viene jediéndome— clavo más la punta de la daga en el primer trozo de piel cortado que los hace tensarse, me duelen los dientes de tanto apretarlos —¿Te la follaste?

—No— jadea finalmente hablándome.

No siento ni un poco de alivio con su respuesta por el aviso de la dama de compañía.

— Yo soy la única dueña de esta polla— clavo mi rodilla en su miembro sin dejar de mirarlo y jadea dolorido y enojado de la fuerza con la que lo toco —Si ella toco este miembro, lo lamió o si quiera lo masturbó, te juro que te arranco las bolas ahora mismo.

Los ojos verdes que no tenían emoción alguna desde que bajé a la Cripta, se encienden con una perversidad oscura nueva por mi posesividad.

No me importa estar en la Cripta frente a los prisioneros, nadie va a tocar lo que me pertenece, ni por las malditas reglas de una organización perversa que tiene damas de compañía.

—Es mío, sólo mío— le aclaro enojada hasta perder los estribos frente a los que están aquí abajo, jamás me había sentido tan violenta —. No hay otra mujer que lo tenga que no sea yo. ¿Entendiste?

Miro a Rebecca retrocediendo y tragando duro de mi escena de celos. Apenas noto que después de varios días Alexander tiene oportunidad de tocarme, sólo sus manos en mi muslo porque está atrapado en el suelo.

—Mío— aprieto su miembro de nuevo, pero hablo de todo él.

Los guardaespaldas se quedan en silencio, los ojos verdes del lobo están oscurecidos no dejan los míos mientras traga grueso en su garganta.

—Tuyo— su voz gruesa raspa fuera de su garganta enojado.

Sigo jadeando, pero esa aceptación fuerte y clara es la única forma coherente en la que quito la daga de su piel lentamente.

Lo miro tumbado en el suelo con los azotes que nos provocamos mutuamente, me duele el brazo. Me levanto con la ayuda de Ethan acomodándome la ropa femeninamente y miro enojada a los sirvientes aquí abajo.

—Largó de aquí, el show terminó— todos apartan la mirada incluido Ida. Alexander se levanta más enojado que antes incluso si se puede.

Miro a James agarrado de su celda y con mi mirada se aparta nervioso volviendo a su rincón, no sé qué expresión traigo, pero siento el miedo de los demás.

Mi radar se queda en Rebecca. No notó que estoy avanzando a ella hasta que la tengo en mis narices y retrocede como la inocente que no es.

La tomo por la nuca arrastrándola de vuelta a su celda, no pelea conmigo, en una mano tengo mi daga y Dios sabe que la usaré si se opone.

Hasta el momento no me había dado cuenta de lo necesario que es el tatuaje del lobo para ser tratada con imponencia. Mi iniciación en la organización es lo único que me dará esa marca de poder sobre todos los que me miran ahora.

—Hvis du lægger dine hænder på min forlovede igen du vil løbe tør for hænder— advierto en danés cerrando los barrotes en su cara.

Si vuelves a poner tus manos sobre mi prometido, te quedarás sin manos.

Me mira recelosa, pero lentamente asiente. Subo los escalones pesadamente acomodando mi cabello por el enfrentamiento.

Hay una nueva aura en la seguridad, empezando por Ida, pero mi iniciación no sale de mi cabeza. Subo de la cripta seguida de Ethan y con Alexander seguido de su seguridad. Rebecca hace bien en no salir de su lugar.

—¿Dónde está Rebecca? — Tyler viene con su singular cigarrillo y la sola mención de ese nombre desata mi mal humor.

—Está donde pertenece, con los mugrientos en la Cripta, si quieres bajar con ella con gusto te encierro— le tiro de un manotazo el cigarro al suelo, no fumara frente a una mujer embarazada.

Nota la misma aura que hay en la seguridad porque nota que Ida no se acerca a apoyarlo como lo haría habitualmente. Mira a Ethan y después a mí. —Insolente— murmura alejándose.

Miro a Alexander amenazante dándole la instrucción a Ethan de dónde colocar a la gente y noto las manchas negras de la falta de sueño debajo de sus ojos, conforme mi enojo disminuye quiero ver los rezagos de la muerte de Bennett en él.

Es como Maya, se muestra enojado, no hay más que diga que le duele, no quiere a nadie cerca, a todo el mundo lo mantiene a cierta distancia, incluso cuando el ministro se acerca con su discurso ridículo de pésame.

Erick y su padre están aquí, son pocas personas, lo hacen como una cortina para Hilton &Roe para no poner en evidencia a la organización. Hago de anfitriona a la poca gente, Alexander no se acerca, se mantiene en un asiento de cuero bebiendo. Erick se acerca a nosotros. —¿Cómo te encuentras linda? — me da un beso en cada mejilla y ese gesto me recuerda tanto a Bennett que se me aprieta el pecho.

—No mucho mejor que en el memorial de Lena.

Mira la foto simbólica que colocó Maya en el salón y vuelve a abrazarse de mí llorando en silencio que no lo sé hasta que se limpia las mejillas. —Quisiera acercarme a mi mejor amigo, pero se ha alejado de la civilización hace días dejando a Tyler a cargo.

Miro de nuevo a Alexander que bebe incesante. —Es mejor dejar un par de días más, los Roe muestran su afecto de forma diferente si no hacen estupideces— respiro hondo —Maya no habla mucho, sólo en la revisión de Cora y lo hace de forma médica.

—Ahora que la mencionas, tengo que hablar con tu amiga de un tema legal importante.

—Maya la dejó arriba esta mañana, casi no se levanta, dice que es bueno traerla abajo para que comience a asimilarlo, fue por ella, pero dudo que la haga bajar, se quedará conmigo hasta que note una mejoría en su ánimo.

Asiente convencido de la mayor de los Roe. Me cambió la ropa por algo más reservado y de acuerdo al color del luto. Alexander mantiene su ropa de Kray ante sus socios cercanos a los que tampoco les dirige la palabra.

Erick se sienta conmigo mirando atento que paso de todos los bocadillos. Me habla de un documento específico para Cora de parte de Bennett y me muestra la carpeta negra que trae consigo.

La prima de Susan Madden no entabla conversación con nadie, todos saben que ella no es Susan, pero no lo mencionan si sirve para la prensa, tengo nauseas, los perfumes de los ricos mezclados me están provocando arcadas.

El ministro Madden me sigue con la mirada a todos lados, mantiene regla de si tomo alguna bebida o aperitivo que ofrecen los sirvientes, pero cuando antes le rehuía la mirada, ahora la mantengo fija en él.

—Tengo un poco de té de jengibre que preparó Octavian, le ayudará con su condición, veo que no todos tienen buen gusto en sus lociones— Ethan me ofrece secretamente la taza mostrándose preocupado.

—¿Ayudará?

—He estado investigando para cambiar su dieta y lo hace, necesitamos ser precavidos— me guiña el ojo cómplice esperando que bebé el líquido que, aunque me provoca más nauseas, al pasar de los minutos las controla.

—Bennett dejó algo para Coraline y me hizo prometer dárselo como su abogado personal y buen amigo— Erick se aclara la garganta regresando a sentarse conmigo mirando a Ethan llevarse nuestro pequeño secreto. —¿Te sientes bien?

—Sí, es estrés, no es para menos, Bennett me dejó un vacío que nadie llenará— salgo fácilmente del interrogatorio.

Pasa su mano por mi espalda de arriba hacia abajo. Se mantiene protector desde la pelea en el memorial de Lena, sabe que la situación entre Alexander y yo está tensa, me sorprende que esté de mi lado y no del de su mejor amigo.

—No pensé que fuera tan difícil hacerlo, hablar en el memorial de mi propio amigo, no puedo creer que Bennett hiciera esto— sus ojos se ponen brillantes.

Miro la foto del castaño en una mesita de centro elegante con una sonrisa clásica y me puede la imagen porque siempre lo recordaré así. De repente recuerdo la primera vez que se cruzó conmigo en la empresa, esa disculpa coqueta y las salidas que pedía con flores en mi oficina.

Comienzan a arderme los ojos mientras pasan en mi mente los bailes en el Cavern club, las risas, las visitas en mi apartamento. Todo se siente como un enorme déjà vu que no termina.

«El teniente Wall me informo de un memorial privado, no asistirá ¿Crees que debería hacerlo yo?»

Leo dos veces el mensaje de Dylan y busco por algún miembro del MI6 en casa, pero no hay más que ministro Madden, prefiero que se mantenga alejado de ese hombre en su rehabilitación.

Eso le escribo y estoy pendiente a que escriba, quiero saber cómo sigue, pero se mantiene oculto de todos en su condición que lo avergüenza.

«Me siento como si estuviera enjaulado en la clínica, necesito salir, no quiero que Cora tenga que pasar por un memorial de ese adicto, no es bueno para su embarazo»

Enojada por llamar a Bennett adicto, dejo de responderle, pero a los pocos minutos llama a mi celular. Erick mira de lejos sentado con su padre siendo chismoso como de costumbre.

No respondo la llamada de Dylan. Erick regresa a sentarse conmigo, pendiente de mi celular.

A los minutos alza la mirada y hago lo mismo mirando a Maya bajar con Cora con un vestido rojo... el mismo que usó el día que lo conoció, ahora con un vientre abultado con su bebé. Los ojos azules miran a toda la gente alrededor y se detiene a punto de romper a llorar, pero la mayor de los Roe la insta a bajar.

Erick pone su rostro entre sus manos y veo su espalda moverse lentamente diciendo que no puede hacerlo. Cora termina sentada con Maya cerca de nosotros y es la mayor de los Roe la que ofrece un pequeño discurso para los familiares cercanos y los socios de la empresa.

No había notado la presencia del padre de Alesha hasta que noto que no deja de mirarme. Esta alejado de todos, cerca de Ida.

Alexander no se acerca, pero puede escuchar lo que dicen de su hermano, cada que mencionan el nombre de Bennett, él bebe. Los mensajes con Dylan paran, espero que se quede en casa tranquilo.

Maya termina el discurso, hacen formalidades de millonarios y Erick respira hondo antes de acercarse a Cora. Ella quita su cabeza de mi hombro y lo saluda con un débil movimiento de su mano.

—Puedes hacerlo, lo que sea que Bennett te pidió— lo animo y asiente dándome una sonrisa que no quiere dar.

—No sé cómo comenzar esto Cora, porque le temo a tu hermano y también a las cuestiones legales que podría tomar contra mi carrera por lo que hice.

—¿Estás demente Erick o estoy demasiado sedada con somníferos para entenderte? — su voz suena rasposa.

—Está bien— respira hondo mirando a Alexander a lo lejos —Dejaré que lo descubras por ti misma, pero quiero que sepas que sólo seguí órdenes. Él quería que tuvieras esto y mucho más— extiende una arrugada hoja de papel sacada de su bolsillo.

—Es una carta— dice ella mirando la hoja.

—Léela por favor, si quieres hacerlo a solas será mejor, no es el lugar indicado, está lleno de personas

—No seré tan valiente de hacerlo sola.

Reconozco la letra de Bennett en el arrugado papel y Cora asustada me insta a abrirla a mí a su lado mientras la gente se despide de los Roe, sólo de Tyler y Maya en la puerta como gesto educado.

Mi querida gatita,

Las lágrimas de Cora caen abundantemente con las primeras palabras escritas que lee y tarda mucho en continuar.

Es la primera vez que le pido a Erick hacer algo tan estúpido como esto, pero siempre he peleado pasar las despedidas dando la cara... eso lo sabes desde nuestro Dominio. No puedo imaginarme lágrimas en tus ojos, no quiero hacerte sufrir más, eres más valiente que eso, no puedes detenerte ahora Coraline.

Miro a Erick por apoyo para seguir leyendo, pero tiene los ojos cerrados resignado, sabe el contenido de la carta.

Erick te explicará los beneficios monetarios y de la organización de nuestro matrimonio, puedes odiarme por casarme contigo encubierto, pero nunca he sido tan feliz en vida para arrepentirme.

—¿Qué carajos? — sostiene la hoja apretándola y lee repetidas veces la misma frase. Erick se limita a asentir.

—El proceso que llevamos fue legal en su mayoría, pero te explicaré cuando termines de leerla.

—Erick, ¿Bennett se casó conmigo y me lo estás informando mediante una carta rota? — se limpia las mejillas ásperamente.

—No había otra forma de hacerlo sin que todos, incluido tu hermano se interpusieran, léela y si después de esto quieres demandarme, hazlo.

—Cora, termina la carta, sé que encontraremos una solución para esto— la animo a seguir a pesar de mi sorpresa y deja de mirar a Erick.

Una vez te prometí que me casaría contigo y jodido o no, el destino no me lo impidió, porque quiero que tengas una vida de abundancia con nuestro hijo y todo lo mío ahora es tuyo junto con Kieran.

Una vez me dijiste que Dylan no te apoyaría más en tu carrera como pintora si te quedabas conmigo, me casé con Lena para que pudieras cumplir ese sueño y mantener a tu hermano, pero terminamos convirtiéndonos en lo inevitable del dominio de las almas.

Eres mi alma gemela, mi vida estuvo completa cuando te tuve, ahora tienes todo el dinero disponible para hacer tu propia galería sin depender de nadie.

Continua con las pinturas, pequeña rubia despeinada, haz tu sueño realidad y monta tu galería de arte.

Sé feliz Coraline... Haz a nuestro hijo feliz.

No le hables de mí, me lo prometiste, pero no soy material paterno, me avergüenza que sepa quién fui, háblale de James, sé que está enamorado de ti muy en el fondo, me prometió ser un buen padre para el bebé y lo será, hay algo bueno en algunos de los agentes del MI6.

No pienses en mí, quiero ser libre como mi madre y quiero que seas libre también, debes lograrlo Coraline, por los dos.

Debes levantarte en los tiempos difíciles nena, aunque a veces no quieras, aunque haya días en los que te rompas, pero tendrás a una versión pequeña de ambos que te recordará por qué debes hacerlo.

Nunca dejaré que mi oscuridad te consuma para que termines como yo.

Crees en los mundos alternos como yo, los dos sabemos que hay un mundo donde tenemos nuestra pequeña familia imperfecta con pintura en sus mejillas, en una casa desordenada, en dónde cantamos todos los días esa ridícula canción de Rude a todo pulmón... pero ahora, seremos libres en nuestras almas, en el dominio que nos envolvió durante tanto tiempo, cada latido, jadeo, cada risa, cada beso y murmullo romántico se quedará con nosotros por la eternidad.

Eres libre de nuestro dominio para encontrar un nuevo camino y a una nueva persona.

No voy a decirte que te amo, porque me destruí a mí mismo para demostrártelo, al menos ahora, espero que lo sepas.

Se feliz pintora desalineada... mi pintora desalineada.

Con devoción,

Bennett.

Los ojos de Cora se pierden húmedos en las últimas líneas escritas a mano y en la firma de Bennett. Aprieta la carta en su pecho sollozando y es entonces Erick le extiende la carpeta negra. —Esto es tuyo, Coraline Roe Gray— dice limpiándose ambas mejillas.

Los ojos azules miran la carpeta y se rompe en un llano desgarrador que hace a Erick apartar la mirada, devastado. —Bennett me hizo firmar un acta de matrimonio.

—Todo es legal, al menos la parte en la que tu firmaste, lo demás se hizo con dinero Roe obviamente, cuando estés lista, podemos hablar de las cuestiones legales y hacer todo el papeleo correspondiente— explica Erick.

—Debí elegirlo— se reprocha mi rubia. —Debí elegirlo.

Esas palabras las dice en voz alta y cuando Alexander escucha la voz de Cora se gira buscándola entre la gente de la puerta, la mirada que tiene es asesina y termina viéndola cerca de Erick y mío.

Su rostro se desencaja y se levanta finalmente del sillón en el que estaba alejado de todos.

—¿Qué carajo hace está mujer en mi casa? — viene enojado a dónde nosotros

—Está en observación por Maya— explica Erick mirando a los sirvientes traer lo último del cáterin del intimo memorial.

—¡Quiero que se largue!

Cora alza la mirada asustada y me levanto para enfrentarme a la bestia de ojos verdes. —Ella está conmigo, Maya está medicándola y monitoreándola constantemente, la muerte de Bennett afectó a muchas personas en especial a ella, además está embarazada de tu hermano, no vas a echarla.

—Me importa un carajo que hagan con ella o su hijo, quién sea, no la quiero ver.

—Es Cora Alexander, no vas...— Erick quiere interferir, pero no lo deja, no acepta replicas.

—¡Mataste a mi hermano! — el grito enojado hace a Ethan venir casi corriendo vigilando el pasillo para saber lo que sucede —¡No paraste hasta que lo destruiste por completo, vete con tu mierda a tu jodido MI6!

—Alexander— Erick se interpone —Hermano ven conmigo.

—Es mejor que me vaya, tiene razón, yo destruí a Bennett, no debo estar aquí— Cora solloza mirando a Alexander y se levanta temblorosa.

—Lo hiciste, jodiste hasta que se mató como un cobarde— la toma de los hombros.

—Lo siento tanto Alexander, no quería que Bennett hiciera esto, él no...

—Destruiste lo que yo tenía y ahora voy a joder todo lo que te queda a ti y al puto cojo— le advierte con los dientes apretados sin dejarla continuar.

—Lo siento tanto...

—¡Lárgate de mi casa con tu jodida lástima, ramera!

Erick jadea y se pone a mi lado protectoramente. — ¡Cuida tu maldita boca con Cora! — mi grito es semejante al suyo Cora comienza a sollozar llamando la atención de Maya que deja a Tyler en la puerta viniendo, pero su mirada es similar a la de su sobrino, aunque quiera disimularlo.

Los sirvientes de la organización que escucharon la orden se paran a echar a Cora de la casa, veo perdido a Alexander de ira, no se quita la ropa de Kray, es como... Logan.

No queda más de él, lo veo en su mirada, en la rabia con la que casi asesina a Cora. —Está embarazada, yo me ocupare de ella— se ofrece Maya.

—Sabía que esto era un jodido un error con mi hermana aquí— la voz de Dylan despierta la bestialidad de Alexander deteniendo incluso a Maya de llevarse a Cora.

La impresión del agente Gray en un saco delgado y ojeroso hace que me quede sin respiración y se me hiela la sangre con la risa perversa de Alexander mirándolo caminar con un enfermero a su supervisión.

—Regresaste por más anfetamina, me sorprendió tu llamada el primer día — se burla en su cara asombrando a los que quedamos en la casa.

—¿De qué hablas? — inquiero.

Dylan cierra los ojos con vergüenza y Alexander le lanza un paquete cerrado al suelo, Cora deja de sollozar y comienza a insultar a Alexander, pero Dylan la hace callar.

—No pude evitarlo Emma, no puedo dormir, hay noches en las que mi cuerpo convulsiona si no me la meto— se agacha con menos decencia de la que tenía y recoge lo que Alexander le ofrece.

—Largo todos de mi casa— la amenaza del lobo pone alerta a Tyler que comienza a darles órdenes a los de la organización para que saquen a Dylan y a Cora de aquí.

—Si nos vamos nos iremos los tres de aquí— promete Dylan mirando de lejos a Cora y después de a mí. —Vamos Emma, este lugar no es para ninguno de nosotros, lo que hayas hecho con James, se arreglará.

—Se largan tu hermana y tú solos, si tardas más de dos minutos, te vuelo la cabeza con plomo— advierte el hombre vestido de kray.

—Vete— pido —Lleva a Cora contigo, arreglaré la situación, aunque no lo sepas, si eres coherente, sabes que tienes a tu primera arma contra el ministro Madden ante tus ojos — miro a Alexander.

No se mueve un centímetro, pero juraría que lo tomé con la guardia baja. Fija su vista en Dylan con odio y Ethan confirma mis palabras. Tyler acorrala a Dylan, pero el enfermero es del MI6, nadie hará nada contra ellos mostrando su verdadera faceta de mafiosos.

—Tienes frente a ti, al otro portador de la ubicación de la anfetamina que ocultó el ministro Madden y del otro lado, tienes a la esposa de tu hermano.

Suelto la bomba.

Erick abre los ojos como demente y se apoya en un pilar de la casa. Los Gray se quedan juntos con el enfermero y los Roe poco a poco se colocan juntos mirándolos despreciativamente.

La organización rodea a los Gray asesinamente. Dylan no está en condiciones de pelear y es muy devoto a su trabajo que ni torturando diría la ubicación de la anfetamina, los Roe lo saben.

He ganado tiempo para su vida, pero no por mucho. —Pueden irse, Ida los llevará a casa, el memorial de Bennett terminó— les informo y Cora asiente yendo con su hermano a la salida con su nueva delgadez.

—Abre la cripta de las afueras de Londres— ordena Alexander en cuanto han salido los intrusos mirándome sigilosamente con mi guardaespaldas en mi apoyo —Llamen a la organización del lobo para una maldita reunión, iremos por esa anfetamina así tenga que mutilar al cojo diez veces.

—Sí, mi señor— agachan la cabeza ante su presencia, pero esta vez de rodillas.

—Debe descansar— Ethan me insta a subir, pero me siento ansiosa. Acabo de poner a Dylan en el ojo del lobo.

Entro en mi habitación seguida de él, parece que no quiere dejarme sola un sólo segundo desde que supo del embarazo. Octavian y los demás sirvientes que están a mi cargo entran para atenderme, limpian mi alcoba y me traen la cena.

Termino con Octavian cepillando mi cabello y Ethan mirando de lejos. Cuando Octavian sale Ethan me ayuda a recostarme con delicadeza y entre la ropa de seda me siento como una princesa.

—Si es un niño. ¿Cómo se llamaría? — pregunta de repente.

—Ni siquiera he pensado en nombres, no asimilo la noticia, todo es un caos para buscar nombres Ethan.

— A veces pensar o imaginar cosas buenas del futuro nos ayuda a soportar los momentos más difíciles de nuestra vida.

—No sé si hay momentos buenos para mí en el futuro.

—El futuro es incierto, pero si pasamos toda la vida preocupados por él, nos olvidamos de disfrutar nuestro presente— me arropa como si fuera su hija.

—Sería una madre horrible, no si quiera soy buena.

—Ningún padre lo es, pero aprenden a lo largo de la vida.

—Tengo muchos miedos sobre esto— me señalo el vientre.

—Yo creo que esto— lo señala también —Es lo que hará su futuro valer la pena— se agacha lentamente y se acerca esperando que lo detenga, pero no lo hago —Soy Ethan, pero puedes llamarme, tío Ethan.

Sonrío hormonal y dejo que me arrope de nuevo. Cuando las luces se apagan lo escucho respirar de camino a la puerta. —Necesito completar mi iniciación en la organización del lobo.

—Le hace falta un paso más.

—Lo sé.

—¿Está preparada?

Miro el techo en la oscuridad. — Lo estoy.

Espero su respuesta, pero cuando no viene escucho una respiración diferente entrar. —No vas a tocarme— advierto a Alexander, aunque no lo veo.

Estoy en seda, tratada mimadamente como una reina. Lo escucho sentarse en el diván y cierro los ojos obligándome a dormir.

. . .

Cuando la luz cae sobre mi cabeza levanto la mirada para encontrarlo en el mismo lugar dónde se quedó anoche. Tiene heridas en ambas manos que se ven recientes y hechas por su propia daga.

Me levanto mirando cuando vuelve a apretar las manos en puños como si no le dolieran sus propias heridas, paso por mi armario y cuando estira el brazo involuntariamente para tocarme vuelve a sacar la daga y se abre una nueva herida en la palma.

—¿Qué demonios haces? — miro la sangra que cae en la alfombra.

—Huyo de la tentación de tocarte— responde seco y termina un corte perfecto bajando la botella de whisky escocés al suelo.

Trago duro, al caer en cuanta que se ha estado hiriendo durante toda la noche las manos con su daga para evitar tocarme como le prohibí. La sangre seca de la alfombra es la evidencia de eso.

—La reunión con la organización será al medio día en la casa en la que Emilia huyó con el hacker, te ordeno que no hagas más estupideces como esa, el hacker estará presente y no quiero que sepa que será remplazado por James— dice frío.

—Te traicionará de todas formas por dinero, se irá pronto con el mejor postor, da igual que se enteré ahora o más adelante que será sustituido por un camaleón del MI6.

—Ha trabajado para mí casi ocho años, es cuestión de honor, matará a James para mantener su trabajo.

—Entonces revela su identidad y quítatelo de encima— replico haciendo que arqueé una ceja por mi petición.

Me mira caminar en mi alcoba para vestirme, sigue mis movimientos torturándose. Noto la ropa de kray sobre el diván del armario, yace como la vez que fuimos a las jaulas, supongo que es para la reunión de la organización.

Me la coloco.

Los primeros estragos de las náuseas matutinas aparecen por tercera vez en esta semana. Me suda la frente, pero con Alexander aquí no voy a vomitar.

Salgo arreglando las mangas de la chaqueta verde militar, Alexander sigue en el mismo lugar mirándome sin replicar por la ropa que me dejó. Octavian abre la puerta entrando con el desayuno.

—Buenos días mi señora— dice el asiático con una casta sonrisa.

—¿Por qué no tocas al entrar criado? — el tono de Alexander hace que la charola con galletas de jengibre se tambalee del susto. —¿Y qué tipo de desayuno es ese? Un perro comería mejor.

—Es que Ethan... me lo pidió, yo hago lo que es mejor para la señorita Brown, puedo preparar otro menú digno de ella— le tiembla la voz.

—En mi alcoba nadie debe atemorizarte Octavian— tomo la charola mirando la nueva dieta que me ha provisto mi guardaespaldas, el olor del tocino me da una arcada del tamaño del score.

Dios.

—Me va a matar, me echará a los lobos como su padre hace con los mugrientos— susurra mirando a Alexander.

—No lo hará— lo tranquilizo dejando que acomode la mesa del desayuno, después me cepilla el cabello como lo hizo anoche.

Por el espejo veo a Alexander hacer una nueva marca con su daga que me da escalofríos, se levanta y sale por la terraza aferrándose al balcón con mucha fuerza manchando el metal.

Soy una máscara fría que se sienta a comer después que Octavian termina, supongo que las galletas ayudarán a las náuseas, pero mi hambre me hace ir primero a por el tocino. Mala idea. Salgo corriendo al baño azotando mis rodillas en el azulejo y mi cabello cayendo en mi cara.

Me doblo dolosamente vomitando, cada arcada es peor que la anterior. Joder. Opto por mantenerme a base de galletas que aplacan mi estómago.

Ni me molesto en llamar al ministro para faltar al trabajo, mi Mazda se resguarda detrás de las camionetas negras, ya ni me insisten en ir en ellas, me seguirán a dónde vaya. El Aston Martin se coloca detrás de mi Mazda y me preparó para la reunión.

Bajo dos escalones sigilosa a la cripta bajo la mirada de James, me acerco a la celda de ella y la miro con malicia. —¿Qué quieres ahora? No he salido de la Cripta desde que me lo pediste.

—Y lo harás hasta que yo lo ordene. Quiero que sirvas para lo que se te contrató de una vez por todas.

—¿De qué diablos hablas?

—De tu verdadero trabajo en la organización Rebecca.

Alexander.

Entro en la Cripta dónde será la reunión de la organización. Maya vestida de Kray, Tyler del mismo modo, mis criados como mozos van escondidos por las cuatro esquinas del lugar.

Las heridas de las manos no me molestan al agarrar el acero de mi arma mientras la guardo. Emma entra decidida sentándose junto a Maya con la ropa que le acerqué, frunzo el ceño cuando veo que detrás de ella viene Rebecca con su uniforme de guardaespaldas nuevamente puesto.

Ethan del otro lado y ella como la reina en medio de su seguridad. Tyler es el más sorprendido con la aparición de su sobrina, pero Rebecca tiene la cabeza gacha con el comunicador en el oído.

—¿Vamos a iniciar de una buena vez o seguiremos perdiendo el tiempo? — dice Maya entrando con sus botas Gucci blancas debajo de su ropa verde.

Miro a Emma sentarse en la silla que le correspondería a Jack. Tengo la daga a la mano para hacer otra cortada.

Soy muy racional. Estoy llevando el exilio de tocarla al límite. No me pasa desapercibida la mirada osada de Ethan, parece que siempre está del lado de Emma a pesar de la autoridad que tengo sobre él.

Preparan las copas y abren la mesa de la reunión, miro con recelo el lugar vacío que le correspondería a Bennett y me ciego justo como anoche lo hice. —Caterva pondrá la estrategia de la misión, anoche hemos sido revelados por Emma de que el maldito cojo sabe la ubicación de la anfetamina.

El padre de Alesha se acerca mirando a Emma. Miro a la mujer que porta el anillo Roe hacerle un saludo amable que no le devuelve.

—Iremos por el a su captura en su clínica de rehabilitación, no es difícil atrapar a un adicto, usaremos la droga que nos queda para hacerlo ceder, una vez en nuestro territorio, se vuelve prisionero como James— muestra sus dientes filosos.

—Sugiero que se haga una distracción con Richard Madden para que quite la vigilancia de la clínica— interviene Tyler.

—He estado investigando estas horas y Richard debe sospechar que el cojo tiene información confidencial que aún comparte con el teniente Wall, en dos días será interrogado por el MI6.

—Entonces no esperamos más y llevémonos al agente Gray a la Cripta— Maya se porta serena más que todos, no pierdo de vista a Emma que no interviene sólo escucha la estrategia.

—Hay que comenzar en la entrada principal de la clínica— señala Tyler en el dispositivo que trae el GPS de su ubicación apoyado por mi camino virtual que trazo desde mi IPad.

—He revisado el perímetro de la zona acordonada con Ethan y sus hombres y el MI6 no tiene una base ahí, entonces si despliegan unidades no llegarían a tiempo mientras lo capturamos— Ida muestra sus últimos informes.

—Pero desde el secuestro de James la seguridad con los sobrevivientes se duplico en especial con el agente Gray por órdenes del ministro— finalmente tengo a mi mejor hombre de seguridad hablando no como si me reprochara todo lo que hago.

—Vamos a utilizar las habilidades de mi hacker para encontrar y volcar las cámaras de seguridad de la clínica. Cuando esté en mi Cripta, será mejor que hablé antes de que lo comience a torturar— sonrío malicioso ansiando ese día desde hace meses.

—Yo ayudaré al hacker, tengo habilidades tan buenas como las de Alesha, podemos utilizar su antiguo apartamento para poner a Dylan unas horas antes de que el teniente lo busque — Caterva se pone en contacto con... él.

—Después de tener la ubicación, nos desplazaremos a Dinamarca con la anfetamina y será venganza contra los Gray por la muerte de mi hermano— marco una selección de miembros de la organización para ser parte de ese equipo.

—Su plan es simplemente estúpido— el comentario de Emma calla a todos en la mesa y levanto la vista de mi IPad molesto. —¿Creen que de verdad Dylan dirá la ubicación de la anfetamina?

—Cuando esté en mis manos lo hará y repetidas veces.

Se levanta poniendo sus manos en la mesa sosteniéndome la mirada. —Podrás torturarlo hasta matarlo y nunca te dirá lo que sabe, Dylan Gray es fiel al MI6 hasta la muerte.

—Estoy seguro que no conoces las torturas del lobo niñata— Tyler saca su porro para fumar y Rebecca lo hace apagarlo, sigo a la guardaespaldas sigilosa mientras Maya interviene.

—¿Qué sugieres Emma? ¿Qué esperemos a que el agente Gray se ponga de nuestro lado y nos ayude en esta guerra? — se burla —Eso no pasará.

—Sacarlo de la clínica será fácil, pero obtener la ubicación lo puede hacer una persona inteligente sin si quiera lastimarlo, lo conozco desde que crecimos juntos en Trafford— siento un calor recorrerme los brazos. —Me protege y, sobre todo, me quiere.

Me jalo el cabello de la nuca, volteando los ojos. Me mira sabiendo lo que provoca con sus palabras. —Puedo obtener la ubicación de la anfetamina en una visita familiar a la clínica, sólo requeriré que desactiven las cámaras de seguridad del lugar y mantener lejos a la vigilancia de su puerta.

—¿Cómo vas a hacer eso? — Maya parece genuinamente interesada.

—Encanto femenino.

Cierro los ojos. —No vas a hacer ni una mierda, lo vamos a capturar en unas horas y cuando lo esté torturando...

—Es mi mejor estrategia y en la que no movemos a la organización a un enfrentamiento innecesario, a Maya no le parece una mala idea— me interrumpe —¿Qué hay de ti Tyler? — incluye al que menos quiere de mi familia.

—Mientras consigamos lo que queremos no me importa el método.

—En efecto, la propuesta de la chica es buena— Caterva se le une y no dejo de mirarla.

—No— ordeno y todos aceptan la negativa sabiendo que nadie se interpone en mi organización.

Excepto ella. Se me planta de frente, aunque Ethan la quiere detener y le veo las manchas rojas de rubor natural aparecer con su enojo. Los labios resecos que quiero humedecerle o morderlos, se le ve ese brillo nuevo en los ojos, aunque esté enojada.

El ardor de las heridas de mis manos me hace enojar. El toque es exquisito y me lo ha negado.

—No estás en condiciones de decidir qué hago o no— Caterva se aleja de la escena sabiendo que cuando alguien me lleva la contraría naturalmente lo mato o lo mando a las jaulas.

—Y tú no estás en condiciones de ir contra mis órdenes en mi organización— me alzo sobre ella imponiéndome.

—Pruébame, si dije que iré con Dylan por la ubicación, lo haré y la conseguiré— se pega más sin despegar los ojos de los míos.

—Si le damos las cuatro horas que pide para conseguir la ubicación podría funcionar— Caterva susurra de lejos, pero no dejo fuera de mi radar a Emma.

—No me desafíes, sabes que soy un mafioso que tortura.

Se pega a mí alzándose de puntillas para alcanzar mi tamaño. — No hay peor tortura que no poder tocarme y a menos que te pongas de rodillas y me supliques, no volverás a hacerlo en tu vida.

Miro a Maya atónita, mis dolores de cabeza matutinos se intensifican.

Esa es la peor tortura.

—Si sabes lo que te conviene desaparece de mi vista Emma.

Deja de fruncir el ceño y sonríe maliciosamente cruzándose de brazos casi atrayendo mi mirada. —Oblígame.

—Emma, esto no es un juego de oficina, creo que te estás excediendo cielo— Maya trata de intervenir por ella, pero ya es tarde.

Mi humor explota contra todos los presentes con esta mujer que me hace perder los estribos. — ¡Se hará lo que ordeno! Capturaremos a Dylan Gray y lo encerraremos en la Cripta.

—Sí, mi señor— hay un unisonó de voces que no acompaña Emma.

Maya comienza a trazar la ubicación de la clínica nuevamente con la ayuda de Caterva, pero Emma sigue obstinada en su propio plan que no propone más ideas. La reunión tarda más de una hora en terminarse.

Tenemos un plan de distracción para el ministro Madden y otro para el teniente Wall en lo que capturamos al cojo.

Despido a los miembros y ella sale con Ethan, camino a interponerme entre ellos para dejar mis órdenes claras. —Vas con el cojo y lo mato— le advierto, pero no responde ante mí.

Miro a Rebecca seguirla sin dirigirme la palabra y después Ethan que sabe ser leal conmigo todavía al activar la ubicación en tiempo real de Emma en cuanto están en su Mazda.

Me quedo bebiendo para aligerar mi cabeza de toda la mierda que ha sucedido últimamente, planeo hasta el más mínimo detalle de tortura contra el agente Gray por la muerte de mi hermano.

Soy creativo como cuando diseño un nuevo hotel. Quiero que todo el mundo pague por Bennett, hasta el más mínimo ser humano insignificante.

Los daneses se burlaron de la muerte de Bennett, despojaron su casa y mutilaron partes de su cuerpo, si llevo la anfetamina a Dinamarca será pata infectar a esos mugrientos y declarar finalmente la guerra como una mafia poderosa.

Hay el doble de doce mil personas involucradas en la organización del lobo, la cede principal dirigida por mí y estoy dispuesto a desatar todo mi poder que ni siquiera la organización de los treinta y siete ha conocido.

Una vez que tengamos la anfetamina de David Wall el MI6 estará sobre nosotros, tendré que matar al teniente Wall a traición.

Empaqueto las muestras que dejó Jack para mí, con esto será mi carnada para el cojo, la primera noche que vino pude matarlo, pero quiero que sea su karma, odiar a un adicto y convertirse en uno.

—Daremos mantenimiento a nuestra arma más poderosa— le informo a Ida que viene a traer el objeto más preciado que poseemos, letal como me gusta.

Tarde dieciséis horas armándolo, soy perfecto. Con cuidado mantengo el rastreador a tope de ser activado, pero aún no es momento.

Mi celular suena incesante con horas de trabajo, como es el inútil de Erick no responde hasta que haya solucionado que esa rubia sea esposa de Bennett.

Ese hijo de perra se murió, pero aún muerto me jodió.

Paso de la llamada de Richard también siendo desviada por Amelia que me pasa el instrumental de limpieza, con Ida ayudando torpemente. —Señor Roe, hay una llamada.

—No quiero interrupciones ya te lo había dicho.

—Es la señorita Brown.

Quito después de dos horas la mirada de mi instrumental y me pasa el celular respondiendo. —Estoy empaquetando armamento para los rusos, espero que tengas una buena excusa para haberme interrumpido.

—Pudiste pasar de mi llamada— susurra por lo bajo, pero aun así la escucho.

—¿Qué quieres?

—Estoy atrapada en el tráfico de la avenida siete por Down Street. Ten las cámaras de la clínica de rehabilitación de Dylan desactivadas al medio día o el MI6 me capturará— dice del otro lado del celular aumentando la ira que siento.

—Te advertí que no desobedecieras mis órdenes, el plan de captura lo puso en revisión Caterva.

—Y yo dije que es un plan estúpido porque matarán al único que sabe la ubicación y no lo conseguirán antes que le ministro Madden lo ponga bajo resguardo, ya ha comenzado a hacerlo, hace una hora estuve en la residencia Madden y encontré los archivos del traslado de Dylan a Dinamarca.

—Informaré que la captura se adelante.

—No servirá de nada, Richard ya sospecha de ti. Haz lo que te digo y desactiva las cámaras.

—No hará nada, has desobedecido mis órdenes— mi tono enojado hace a Amelia retirarse de la Cripta.

Emma se queda en silencio sin cortar la llamada, yo tampoco lo hago. Miro enojado a Ida que sigue con el instrumental colocado.

—Estás molesto, odias a todos por la muerte de Bennett, tal vez te odio ahora mismo y me odias también— dice en voz baja después de segundos de silencio —Pero nunca dejarías que me capturen.

Me quedo mirando el arma letal sobre el escritorio mientras corta la llamada. Pongo mis manos sobre la Mac colocando un código de encriptación, cuando el teclado comienza a tener vida, sé que está del otro lado en la video llamada.

—Estaba tan aburrida, esperaba una de estas video llamadas— dice su voz similar a la de él —Ordena lo que quieras lobo, estoy a tu servicio.

—Desactiva las cámaras de la clínica del cojo— ordeno mirando el monitor.

—Eso es pan comido— oigo el teclado de su lado. —Como es una clínica privada te cobraré el doble, aunque para ti el dinero no es problema.

—Enlázame con la única cámara que dejarán encendida, la del cojo.

—Eso tomará unos veinte minutos, hay un camaleón que bloquea mi acceso. ¡Carajo! No me dejará ingresar fácilmente, aumenta unos quince minutos más.

—Trae a James— le ordeno a Ida.

Su sonrisa maliciosa es producto del miedo que le hemos infringido a nuestro nuevo invitado. Lo suben a mi biblioteca con la Mac en su asiento sabe lo que debe hacer y no le toma más que unos minutos ponerse a trabajar.

—La única cámara que quiero activa es la del cojo.

—¿Lo capturarán como a mí?

—Al lobo no le hablas a menos que él te lo ordene— lo atan a la silla.

Mueve sus manos por el ordenador y hay una rabia interna en mi mente cuando se abre en grande la pantalla de la cámara de la habitación del cojo.

〘 〙

Emma.

Camino por los pasillos de la clínica de adiciones de Londres, nunca me imagine ver a Dylan aquí, sin poder salir a menos que sea acompañado, ver como recogía lo que Alexander le entregó en burla fue doloroso.

—Las cámaras estarán desactivadas en quince minutos— me dice Ethan mirando a Rebecca cubrir cada pasillo por el que pasamos.

—Dylan no merecía esto— miro triste el formulario que llenamos a visita del paciente Dylan M. Gray.

Paso por la revisión y hay dos agentes que me reconocen, pero me dejan entrar, son de los que confían en Dylan, en contra del ministro. —Tienes diez minutos— me dice la mujer que custodia.

—Gracias.

La cama pequeña y paredes blancas en conjunto es espeluznante, un delgado semi rubio con ropa blanca parado frente a la pequeña ventana del fondo me recibe con asombro cuando dejo a Ethan y Rebecca fuera.

Mi guardaespaldas no parece a gusto, pero Dylan no hablará a menos que estemos solos. Mido el tiempo de la desactivación de las cámaras. —Emma— se acerca a mí descalzo guardado rápidamente algo en su bolsillo.

El olor me hace apartarme y mirar preocupada su bolsillo. —¿Qué es eso?

—Nada— lo mete más a fondo. —¿Qué haces aquí? Anoche cuando dejamos a Cora con Alicia, pensé que no vendrías más, he estado tan preocupado por ti. ¿Dónde está James? ¿Qué le harán?

Comienza a entrar en su papel de agente con su interrogatorio, pero hoy se invertirán los papeles.

—James está siendo custodiado— dejo mi bolso sobre su cama —Los planes que hay para él serán simples, siempre y cuando Coopere, te ves fatal— paso mi mano por su cara y se aparta como si mi toque le doliera.

Pronto me doy cuenta que se aparta por los temblores constantes de su cuerpo. —No sabes cómo odio que vivas en esa casa.

—Estoy mejor protegida que en cualquier lugar.

Niega sentándose en la cama pequeña incitándome a colocarme a su lado. —No te quedes con ellos, no estoy en condiciones de ofrecerte algo seguro, pero el teniente Wall es mi amigo, él te protegerá.

—No voy a irme, los Roe serán mi familia.

Maldice cerrando los ojos —No lo llames familia por favor, anoche trataron a Cora como lo peor de este mundo — siento una rabia interna por Alexander también —Hay algo que no te he dicho todavía y es necesario que lo sepas guapa o la culpa no me dejará ver cómo te casas.

—¿Qué es? — paso mis manos por brazo en un intento de calmar sus temblores.

—Te voy a herir si te lo digo— aparta la mirada.

—No le des muchas vueltas al asunto Di Di, nuestro mayor problema en este momento es la anfetamina que te trajo a esta condición.

—Sarah vino a verme esta mañana— suspira cansado —No puedo creer que tenga cara para pararse frente a su superior después de deshonrar su placa matando a toda su unidad, prohibí su acceso, pero como es protegida del ministro mi palabra no vale tanto como la suya.

—¿Trajo a Millie?

—No— niega — La deja en casa con la niñera mientras trabaja en la residencia Madden, no sabía que tan importante era Jack para la niña hasta que vi la basura que es su madre.

—Sé lo difícil que es conocer la verdad sobre las personas que creías honorables como Richard Madden — comienzo mi propio interrogatorio interno. —Él está protegiendo a la mujer que entregó a su unidad a la mafia.

—Me siento confundido Emma— toma mi mano mirando la diferencia de tamaños —Por una parte, te escucho decir todo sobre el ministro y por otra veo mi placa.

—Sé que estás confundido, pero necesito tu ayuda.

—No puedo hacer mucho desde aquí dentro.

—No es algo físico, necesito saber ¿Dónde están las muestras de anfetamina de David Wall? Oí que el ministro las movió de su residencia por protección y dos personas conocen la ubicación.

—¿Por qué quieres saberlo? — se cruza de brazos poniéndose a la defensiva en un instante.

—El hermano de Sarah murió protegiendo esas muestras y no están seguras con el ministro, Jack me advirtió que Richard Madden no debe tenerlas.

—Pero lo están con el MI6, bajo nuestra protección.

—Dime dónde están.

—A ti ya no te confío información confidencial desde que te comprometiste con un criminal— sigue serio y miro la foto de nosotros con Cora en el Caribe que aún tiene en su celular, nos veíamos muy felices.

Se levanta de nuevo a la ventana. Me acerco a tocarle la espalda. —No quiero darte más preocupaciones de las que tienes, parece que nos olvidamos de nosotros en el Caribe.

—Para ti parece que nos perdimos ahí, pero yo me aferro a esos momentos juntos para seguir con mi carrera y las noches en las que no puedo dormir con las pesadillas de la mujer que maté en el Caribe— deja que lo abrace por la espalda, su respiración se va regulando cuando me tiene cerca.

—Pienso en esas noches también, en Brent y en lo que estábamos construyendo.

Frunce el ceño. —¿Lo haces? — me mira sobre su hombro, pero sacude de inmediato su cabeza —No te creo, no puedes decir cosas como esas y llevar un anillo en tu dedo anular, te vas a casar con Alexander Roe.

—Me dijiste que las bestias no cambian Dylan, pero no pensaste que tú y yo también somos unas, en el mundo no hay buenos, sólo hay menos corruptos que otros y cuando lo entiendas será demasiado tarde para ambos.

Lanza una risa triste y con las manos apoyadas en la pared se ve aún más agotado que antes. No dejo de tocarlo porque mi toque hace que hable.

—No me harás dudar del MI6 ni del ministro Emma, vi a mis padres morir por su placa bajo el mando de Richard, me convertí en convicto a los catorce años, agente a los diecisiete, a mis veintisiete soy General de mi unidad, estoy en la lista de candidatos para ser teniente con la baja de placa de Sarah.

Se aferra a eso para no ceder a darme información que no debe.

—¿Y tu vida personal agente Gray? — le levanto la mirada y viene ligero y suave a mis palabras mientras le acaricio la cara.

Suspira cerrando los ojos y pegándose a mi mano. —Mi vida es el MI6 y no una mujer, eso siempre ha sido un error.

—¿Yo fui un error? — agacho la cabeza.

—No— me levanta la cara, ansioso por tocarme. —Tú nunca será un error, guapa, no pretendía decir eso— me besa ambas mejillas y la frente también.

—Repítelo— lo envuelvo con mis manos y veo cómo va cediendo a mi abrazo.

—Tú si eres importante y también eres mi mejor amiga, eres mi familia con Kate, cuando no quedaba nada para mi hermana y para mí.

—¿Desconfías de mí?

—Te confiaría mi vida.

Pega su cara a la mía y su aliento baila en mi barbilla, me siento una rastrera al estarlo envolviendo de esta forma, pero no hay solución para esto.

El clic de algo en la habitación se escucha cuando pego mi boca a la de Dylan cortando el beso que pide silenciosamente en su agonía dejando caer de su mano en puño una bolsa de droga que se estaba metiendo cuando llegué.

Lo miro triste y suspira agitado físicamente como si se le fuera la energía en mi boca, es dulce y venerante.

Se gira y me atrapa entre él y el ventanal, por inercia me aferro a su traje de interno blanco y su nueva delgadez. Me besa ambas mejillas y me mira a los ojos avergonzado de la bolsa de su adición en el suelo.

—¿Dónde están las muestras de anfetamina del ministro Madden?

Toma una respiración profunda buscando otro beso, le beso la mejilla fingiéndome avergonzada de lo que acabamos de hacer. — En el salón principal del parlamento de irlanda, con el secretario Owen, hay un código de rastreo, James lo conoce, pero no sabe lo que es.

Lo acaricio mientras deja su cabeza en mi hombro. —Estaba en lo cierto, sabes la ubicación.

—Hubo algo dentro de mí ese día que me acojonó, fue extraño que el ministro pidiera tener acceso absoluto, el teniente Wall tenía derecho a saber la ubicación, rompí la orden de un superior.

—Hiciste lo correcto, el ministro Madden te quería utilizar como Sarah lo hizo con su unidad.

—Estoy confundido Emma, ya no sé por quién estoy peleando— me transmite su propia agonía. — No debí besarte— jadea aun con ansias de seguir en sus ojos, —Me dejaste por él.

Lo miro a los ojos fijamente sin responderle. Tocan la puerta incesante, la cuidadora entra con las llaves en la mano. —El tiempo de visita se terminó, afuera.

Antes de tomar mi bolso, Dylan me detiene por la mano. — Tienes que prometerme que esa información la mantendrás confidencial Emma, promételo por Kate, dime que no compartirás esto con los Roe.

Me quito sus manos de la cintura y aparto al que fue mi único apoyo en Brent. —Lo prometo— miento.

Ethan está afuera con Rebecca a su lado, cuando me ven salir ambos se encaminan hacia mí.

—Llama al lobo, conozco la ubicación de la anfetamina de David Wall— ordeno a mi guardaespaldas.

El camino de regreso es corto, pero con las ansias que me creo por conseguir la ubicación sola se me derrumban cuando no soy recibida con honores.

La frialdad del Roe de ojos verdes es evidente en cuanto llego a casa. Mira con recelo a Ethan y Rebecca se mantiene lejos de él como se lo ordené, la sorpresa de Alexander no la muestra cuando la ve como mi guardaespaldas, pero se deberá acostumbrar por los próximos nueve meses.

Erick se levanta del taburete en el que bebe, últimamente todo el mundo lo hace para aliviarse el estrés. —Hacías falta en esta casa creo que tu prometido se ha vuelto loco unas tres veces.

—¿Qué haces aquí?

—Quiero saber si aún tengo trabajo en Hilton& Roe o ya estoy despedido y seré el nuevo indigente de la ciudad.

Me río de su broma y mi risa parece molestar más a Alexander, incluso Erick lo nota. —¿Siguen los problemas?

—¿Eran problemas? Pensé que era el maldito infierno aquí.

Hablo con la organización y les doy la ubicación.

Ubicación falsa.

Hay algo que no me hace confiar en Tyler y sólo a los otros miembros y a Caterva se las envió por el programa que instaló en los móviles James. Maya mira el mensaje, confundida, pero no delata la información a su esposo.

—Trasladarnos a Irlanda será fácil, pero no conozco el sector negro ahí, habrá que mandar a un equipo de investigación estas semanas— menciona Caterva.

—¿Quieres dar alguna orden alterna? — miro a Alexander finalizando mi repertorio de información, todos saben que ha estado en silencio desde que llegué.

Se levanta sin responder, da órdenes en danés que apenas entiendo con mis practicas diarias del idioma con el practicante privado que contraté. Todos asienten, se comunica con Maya en danés, responde, se enoja... Maya agacha la cabeza.

—Te vere en casa después de la cena de negocios que tendrás con Alexander cielo, necesitamos afinar los últimos detalles de nuestro viaje— susurra Maya confidencialmente al despedirse de mí.

Esa maldita cena de negocios no me apetece con todo lo que ha pasado, pero tendré que colocarme un vestido elegante y fingir una risa falsa como las mujeres de sociedad.

—Estoy preparada para asistir.

—Es bueno que ahora tengas a dos guardaespaldas.

Comienzan a salir. Recojo mi IPad mirando a James en un rincón siendo vigilado mientras trabaja.

—¿Lo besaste? — oigo en mi espalda el gruñido enojado.

Suspiro hondo mirando a los sirvientes cotillas escuchar esa acusación. El asombro de Ethan es el que me acojona. —Habría hecho algo más que un beso si eso me daba la información.

—Me importa una mierda la información.

—¿Y qué es lo que te importa? — me giro encarándolo. —Tus hoteles en nueva York los clausuraste— comienzo a enumerar —Dejaste tu empresa a cargo de Ethan, te largaste con Rebecca y aun quiero una explicación— le palpo el pecho —¿Entonces que demonios te importa esto?

Ya no quiero pelear, el perfume de Tyler es tan desagradable como en la residencia Madden, dejo los problemas de pareja de lado y subo a mi habitación olvidando colocar el pestillo.

De nuevo estoy sobre los azulejos vaciando mi estomago odiando a Tyler y su olor a cigarro combinado con su colonia, mi cabello cubre mi cara.

Hay dos cosas que odio en mi estado, el exceso de nauseas con la más mínima cosa y el estado de mis malditas hormonas.

De repente alzan mi cabello fuera de mi rostro.

Alexander lo sostiene en alto para no ensuciarme, toso dolorosamente sudorosa y termino tan agotada que cuando termino, me giro buscando inconscientemente el olor a menta de su cuello, pero como no hay contacto no lo logro percibir.

—No te encuentras bien para la cena de negocios, llamaré para cancelar.

—Estoy perfecta— no termino de decir la frase cuando las arcadas regresan con más fuerza, siento que me voy a desmayar, no sé cómo controlarlo.

Me saltan lagrimas involuntarias por el esfuerzo. —No me toques— lo detengo débilmente cuando hace amago de acercarse.

Me levanto débil enjuagándome la boca, pero mis rodillas ceden y termino apoyada en el lavabo con la frente húmeda. Se jala el cabello impaciente. No puede ayudarme sin tocarme.

Maldice en danés, en inglés y en español jalándose el cabello castaño de nuevo con sus nudillos ensangrentados por su daga.

Sus rodillas poco a poco se doblan hasta que sus casi dos metros ceden haciéndome quedarme con la boca abierta, queda en el suelo, enojado, pero de rodillas.

Es un mafioso que no acepta réplicas de nadie, pero sobre su enojo está que algo me dañe como ahora.

—Déjame tocarte Emma— suplica de rodillas, aunque suena más como una orden.

Lo miro en silencio, sorprendida hasta los huesos. Asiento débilmente y no le toma más que tres movimientos levantarse y cortar la distancia alzando mi rostro para comprobarme.

Con el ceño fruncido palpa mis brazos y mis mejillas con decisión como si fuera médico.

Pierde el tiempo, el alivio de mis arcadas llega con su aroma a menta, aspiro cerca de su cuello y deja de moverse cuando nota lo que hago. Pasa su mano por mi cintura y espera.

—¿Qué te pasa? Esa doctora Kriss vendrá.

Me duele el pecho de tenerlo tocándome de nuevo, pero no quiero rechazo a... nuestro bebé.

—¿Te revertiste la vasectomía? — pregunto involuntariamente y sus cejas se juntan—Cuidaste de Bennett, tan mal padre no puedes ser.

Se aparta con la mención de su hermano y esa máscara fría vuelve. —Bennett está muerto, mi hermano está muerto.

No muestra dolor, ni otra emoción, aunque la sienta, camino acariciando sus hombros, está tenso. Veo de nuevo el dije de cruz de Bennett en su pecho. Pronto su mirada reconoce la mía y pasea su nariz por la mía lentamente pegándome a su lado.

Toco el borde de su pene con el inevitable beso que vendrá. Jalo la solapa de su camisa cuando me besa de nuevo removiendo con sus dedos los restos de algo invisible, pese a los problemas, nuestro Deseo sigue intacto.

Apoya su mano en la pared detrás del lavamanos besándome con avidez. Muerdo su labio buscando ese gruñido excitado que me hace arder la sangre.

Me levanta contra el diván de la ducha bajando el cierre de la chaqueta, sus ávidas manos heridas bajan mi sostén y se llenan de mis senos con urgencia. Bajo mis manos por su pecho quitando su chaqueta.

Jalo la camisa ansiosa y voy a sobar su abultada cremallera. Gimo sintiendo como se amamanta de mis senos hambriento, uno lo masajea con la mano herida, el otro es mordido por sus dientes.

Jadeo arqueándome para llevar el otro también a su boca. Van aumentar de tamaño con mi embarazo. Joder. Se va a volver loco.

Se pega a mi toque y gime con la cabeza hacia atrás cuando comienzo a masturbarlo con la mano en su bóxer. Mis hormonas me tienen al tope, ya estoy húmeda y muy ansiosa, no me ha sucedido esto desde hace mucho.

Pero mi obstinación a nuestros problemas es mayor, la forma en la que corrió a Cora se repite en mi cabeza, me corro silenciosamente sin dejarlo saber que me dio placer con solo chupar mis senos.

Se aparta cuando nota que me pongo tensa, se queda duro, lo suelto colocándome la camiseta de nuevo.

No debo ceder al deseo. —Vete.

—¿Qué me estás ocultando Emma?

Me tenso, pero en su expresión noto que es más una pregunta general que sobre mi embarazo. —Te veré en la cena— le digo y sale con una advertencia perversa de mi habitación dejándome sudorosa y... caliente. 



Hola sexys. 

Drama is comming. 

Traducción: Erick es mi criado. 

Fuente: Alexander Google Roe. 

¡Los amo tres millones!

-Karla

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