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CAPÍTULO 60

Emma.

Alexander camina a la salida del memorial, hay varios agentes afuera discutiendo y murmurando contra Sarah, pero los que son parte de la seguridad del ministro los silencian recordándoles que ella es protegida de Richard Madden ahora.

Si algo aprendí fue que trabajar para el ministro tarde o temprano te cobra la factura y Sarah no será la excepción.

Los disparos al aire por los agentes en honor a las muertes de los agentes se escuchan todavía, uno de esos pudo ser de Dylan y la gente llorando pudimos ser Cora y yo.

Los muertos quedan atrás mientras las camionetas negras de los guardaespaldas vienen delante del estacionamiento con la llamarada de la organización que les dio Alexander, secuestrar a James nunca se escuchó tan bien como hoy.

El recuerdo de sus botas en el barro cuando me caía de agotamiento en Brent y las burlas que me hacían él y sus amigos son mi motivación para encabezar la fila de los que vamos al hospital.

Una pequeña sonrisa maliciosa tira de mis labios y cuando me doy cuenta que sonrío al infierno que le espera a James me siento más Roe que Brown.

—¿Te sientes preparada para ir a la misión del lobo o quieres seguir sintiendo lástima por Jack y todos los heridos del mundo? — pregunta Alexander serio mirando al ministro de lejos.

Mi enojo me hace arrebatarle el revolver y ponérmelo dentro del blazer cubriéndolo en mi espalda y por mi cinturilla como lo he visto hacerlo antes. —Ya era hora de ponerme a trabajar y no sólo de mantenerme en tu cama— miro mi perfecta manicura y después mi arma para subirme a la camioneta con ayuda de Ethan.

El poder que me da el guardaespaldas es único, porque me trata como trata a Alexander, con la misma reverencia, es el único sirviente de la organización que lo hace voluntariamente.

Maya se acerca casi corriendo por el pasillo y sube a la camioneta de mi lado mientras los demás se suben a los diferentes autos. —Espero que nuestro plan siga en pie Emma, no quiero pensar que me has utilizado como mi sobrino.

—Tú y el imbécil de tu sobrino deben de comenzar a mirarme como una Roe o no confiarán en mis capacidades del todo, si dije que iré contigo lo haré— me pongo seria sabiendo que con la misión de rescate que Maya trazó para Jack podríamos arder en el infierno de Logan.

—Mi sobrino te hizo enojar ¿cierto? He visto que esa mirada tuya decidida, sólo aparece cuando estás demasiado enojada— me señala de arriba abajo —Y tus ojos marrones están muy rojizos, estuviste llorando.

—Como una futura Roe no mostraré mis emociones frente a nadie, así que pierdes el tiempo siendo cotilla.

Sonríe de lado complacida por mi respuesta, pero estoy lejos de estar satisfecha como ella, me duele el pecho pensar en... ¿La cosita dentro de mí? Mierda.

—Todas las mujeres Roe tienen una mirada asesina, pero nunca vi una como la tuya Emma— se retoca el labial mirando a Alexander por afuera del cristal— Y sus hombres saben cuándo no meterse con ellas porque, así como los Roe son unos malditos, las mujeres Roe pueden desatar un infierno si son caprichosas.

—Lo haré pagar por enfadarme.

—Si buscas que un Roe se ponga de rodillas, no lo lograrás, él ama, pero ningún Roe en lo que llevo de vida, ha cedido por sentimiento tanto por una mujer al punto de ponerse de rodillas y suplicar por ella, somos muy perfectos para eso. — veo el egocentrismo que tienen los Roe en su mirada —El mundo se pone de rodillas ante nosotros Emma, recuérdalo.

—Alexander no me ama— me río sin humor —Me venera— la corrijo. —Nadie en la organización del lobo está por encima de mí, ni siquiera tú y justo de enojada como estoy ahora mismo, podría tener de rodillas al mismo Logan ante mí sí quiero.

La fiereza con la que lo digo sale porque llamaron a... estorbos.

Dronningen— su ceño se frunce.

—¿Disculpa? Mi danés no es tan bueno como el de los Roe.

—La reina— dice en mi idioma natal. —Suenas igual a alguien de mi pasado, que no vivió para cumplir sus amenazas, el egocentrismo es exclusivo de los Roe y te falta un aspecto para convertirte en uno, lo sabes bien.

Un asesinato.

—Nos hemos quedado hablando más del tiempo necesario, sé que irán por un nuevo camaleón, prepárate para ir por Jack futura sobrina.

Mientras se baja de lejos veo a Bennett con Millie y no puedo borrarme la imagen de él besándose con esa mujer en los pasillos. —¿Quién es la mujer que besó a Bennett a mitad del memorial? Tiene un parecido familiar con él y quizá también con Alexander— le pregunto a Maya a su espalda.

Si se tensa lo disimula bien porque no lo noto. —¿Qué mujer?

—Claro, no lo sabes— mi ironía es evidente.

—¿Viste su rostro?

—Por supuesto, tenía todo el rostro descubierto.

Palidece y ahora si la veo tensarse aumentando mi interés por esa mujer Se van sin darme respuestas sólo hasta entonces Alexander se sube a la misma camioneta que yo y cuando Ethan lo mira por el retrovisor yo hago lo mismo que mi guardaespaldas despreciativamente.

Somos dos, contra él en este momento. Tres. Me corrige mi subconsciente y notó la incomodidad que me invade.

—El comunicador que te colocaré es uso exclusivo tuyo y mío en caso de que haya inconvenientes, pero conmigo al mando son escasos— asiento en silencio. —Los sirvientes llevan uno conectado al de Ethan— saca el pequeño aparato negro y aun cuando quiere tocarme para ponerlo me aparto y me lo coloco yo misma.

—No me toques— la mirada de desagrado de no poder tocarme está de vuelta y más pronunciada que hace una hora, pero ese será su castigo por llamar a mi embarazo o lo que hay dentro de él, un estorbo... y mi castigo será soportar la ausencia de su tacto.

—Entrelázate a mi comunicador también Ethan, quiero estar al tanto de lo que la seguridad hace en el hospital y de los otros sirvientes de la organización para poder largarnos de la zona en caso de riesgo con ele MI6— miro a mi guardaespaldas por el retrovisor.

—Cómo ordene mi señora— asiente cumpliendo mi acomedido sin cuestionarme o pedirle a Alexander autorización.

Noto que durante el trayecto Alexander hace los posible para irse acercando a mi lado del asiento, pero su ego lo regresa siempre a su lugar.

Pasamos hasta la autopista principal ocultos de los agentes del MI6 y sus bloqueos, el hospital queda a veinticinco minutos de camino que nos pasamos de intersecciones del tráfico.

Cuando bajamos y Alexander comienza a dar órdenes en su comunicador me pego a Ethan para no perderme de ninguna de las órdenes, soy parte de esta organización también. Sin el asesinato que me falta cometer.

La regla primordial para pertenecer y cuando me hablen de la iniciación incluirán ese tatuaje de lobo que todos portan incluido Alexander, lo puedo asegurar.

—La entrada principal será bloqueada, entremos por la entrada de los enfermeros y bajaremos hasta las habitaciones de terapia intensiva, lo desconectamos y es nuestro.

Bajan la cabeza a su orden como perros fieles.

—Es mejor entrar por el estacionamiento de la cafetería, he estado en este hospital del MI6 y hay menos seguridad en los empleados de la cafetería que con los enfermeros, dos entrarán como pacientes y los demás iremos como trabajadores y visitantes— digo desde el comunicador de Ethan.

Veo la advertencia en los ojos de Alexander cuando los de la otra línea se quedan en silencio esperando que él confirme esa orden.

—¿Confirma esa orden mi señor? — se atreve a preguntar Ida.

—¿Le quieren llevar la contraria a la mujer que porta el anillo Roe? — los callo en un minuto.

—No actúes como si quisieras llevar el secuestro por el mando Emma, deja esto para los profesionales, no podemos tener fallas con un camaleón, son armas letales.

—Como tú lo eres, no debemos tener problemas. ¿Quién desconfiaría de una ex agente del MI6 y línea directa del gran Dylan Gray?

—No menciones al cojo— dice Alexander en el comunicador que compartimos con Ethan imponiéndose. —El uso de tu arma aún sigue en práctica, irás detrás de mí siguiendo mis órdenes.

—¿Por qué? — respondo también en el comunicador —. ¿Crees que no tendré buena puntería para James y terminaré disparándote de nuevo mi amor?

Las cejas de Ethan se alzan, pero el miedo por Alexander lo hace quedarse en silencio como todos los demás. No veo a Alexander por el retrovisor, me quito el comunicador de Ethan y bajo de la camioneta de camino a la de Ida.

Bajan, pero no por mí, si no por Alexander. —Ya escucharon lo que deben hacer, yo seré de los que entren por la puerta principal como una visita cotidiana, los demás irán por la entrada de la cafetería del hospital.

—Mi señor todavía no ha dado la orden— Ida no acata lo que acabo de decir.

—A este punto... — levanto mi mano para mostrarte mi anillo Roe —Es evidente que yo también tengo el mando.

—Esto puede salir mal si es un simple capricho suyo y sólo quiere llevar el mando de este secuestro exprés por su discusión en el memorial con el señor Roe— tiene las bolas de decirlo en un susurro.

Como le dije a Maya, estoy en un punto de no retorno en mi enojo con cualquiera que se atreva a si quiera cruzar una palabra mal conmigo.

—Ida, en este punto si es un capricho o no, entre tú y yo, ¿Quién crees que tiene la ventaja de ganar con Alexander? — miro a los que trae en su camioneta —La respuesta es obvia desde que bajé de la camioneta y no me ha detenido todavía, ni lo hará.

Mira con su ceja cortada a la camioneta esperando que me den una reprimenda, pero no sucede. Finalmente cierra la boca. La cara de orgullo de Ethan cuando camina detrás de mí la veo en uno de los vidrios de la camioneta.

—Las órdenes de mi señora también se cumplen— le advierte poniéndome todavía con más autoridad sobre ellos.

Alexander sale serio sin dirigirme la mirada en algún segundo, saca una réplica de cruz de un estuche aterciopelado con una R tallada en el interior y se lo coloca para comenzar a ordenar.

—Emma y su guardaespaldas harán una distracción en el tercer piso como visitantes de los pacientes en recuperación que es dónde está James, yo iré por él por la entrada que Emma mencionó antes— ordena Alexander cuando se acerca y todos bajan la cabeza

Los ojos verdes conectan con los míos una milésima de segundo, pero nuevamente desconecta la mirada de la mía y vuelvo a encender el comunicador en el oído que sólo nosotros compartimos.

Él permanece con su traje negro y yo con ropa decente de oficina, somos la descripción perfecta de lo que oculta Hilton &Roe con la organización del lobo que le pertenece, un mafioso con pinta de empresario.

Los hombres con tatuajes del lobo se encaminan a la parte que les indicaron en la entrada de la cafetería y como si fuera un día normal Ethan y yo sacamos pases para visitar a Dylan, yo nunca tendría la entrada restringida por él.

Dylan confía en mí ciegamente.

Camino femenina hasta el ascensor después de mostrarle nuestras identificaciones al vigilante del primer piso. En cuanto estamos dentro Ethan saca su arma y destruye las cámaras de seguridad que estaban en las esquinas superiores del elevador.

Los trozos de vidrio se desquebrajan a nuestros pies. En el tercer piso están dos enfermeros, les mostramos nuestros pases esperando que Alexander haga su trabajo con James y mientas llenan la solicitud de visita Ethan da una ronda para desaparecer las demás cámaras de seguridad.

—La solicitud de visita se formuló correctamente, sin embargo, el agente Gray no quiere recibir visitas hoy señorita Brown.

—SI le dicen que soy yo, aceptará, esperaré hasta que hablen con él.

—Será inútil, ha rechazado también la visita de su hermana Coraline.

—Su médico dijo que tiene que acoplarse a su nuevo estilo de vida, las visitas de sus amigos y familiares son de apoyo mientras sean cortas— explico, pero uno de ellos tiene la vista fija en Ethan siguiendo cada uno de sus movimientos, es muy astuto.

—No fue una mañana sencilla para él, debe entenderlo, el proceso para los nuevos adictos es... difícil con la abstinencia que presentan a las cuarenta y ocho horas de su primera inyección de droga— me explica —Le afectará verlo en ese estado.

—Conozco a Dylan de toda mi vida.

—Lo que verá cuando entre a esa habitación será un hombre diferente en ciertos aspectos, no es fácil ni para el paciente ni para los familiares de este.

¿Será como ver a Bennett en su peor estado? No dejo que el dolor de la situación actual de Dylan me desconcentre de mirar la habitación vigilada de James. No ha querido vernos, ni a Cora ni a mí, quizá por vergüenza.

—¿Podrían al menos mostrarme su avance médico de anoche para que me sienta más tranquila?

—Es información confidencial y de hablar con sus médicos sólo puede hacerlo su hermana y familiares cercanos.

—Está confundido caballero, yo soy su hermana, Coraline Gray, me ha llamado Emma antes, pero lo corregí— las palabras salen de mi boca sin titubeos.

El más distraído de ellos titubea como si de verdad se hubiera confundido, pero el astuto lo pone sobre sus pies — ¿Podemos ver su identificación primero antes de mostrarle el expediente?

—Por su puesto— finjo buscarla en mi bolso para hacer tiempo.

—Un momento señorita Gray— Ethan se acerca. —Quiero ver primero sus identificaciones para comprobar que son enfermeros del hospital, es extraño que nos estén negando el acceso al agente Gray desde hace días, hemos tenido reportes de infiltrados la última noche y no quiero que mi custodiada se vea implicada.

—Tenemos el uniforme del hospital y esta es nuestra zona de trabajo, llamaremos al director para que se lo confirme. ¿Usted quién es?

Ethan se yergue frente a los dos hombres doblándoles la altura. —El guardaespaldas de la señorita Gray, soy militar de fuerzas armadas del ejercito inglés, placa 542724, muéstrenme sus identificaciones o tendré que ponerlos bajo arresto de inmediato— se los lleva por la mesa de atenciones intimidándolos.

El tiempo de nuestra distracción se agota y aún no veo a nadie llevándose a James. Miro de reojo la cámara del pasillo ya desactivada. —¿Dónde estás? La distracción ya fue suficiente— pregunto en el comunicador a Alexander.

—Por el corredor de los aseos públicos, las escaleras están deshabilitadas y tres puertas bloqueadas, hay agentes en cada puerta del segundo piso, ya maté a tres— dice frío.

—Nuestra distracción no durará mucho, deben entrar con James ahora— mis tacones se mueven impacientes mirando como pasan cinco y después diez minutos sin que vengan. —A la mierda con todos— saco mi arma y le apunto a los enfermeros.

—Venimos a recoger a un paciente, espero que nos dejen llevárnoslo pacíficamente, hay tres agentes muertos que necesitan de ustedes.

Ethan deja su papel de militar justiciero y saca el de mafioso para apuntarles y ponerlos de rodillas. Los dos guardias que vigilan la puerta de James se acercan uno con un arma y el otro con un detonador de descargas eléctricas.

—Tiren las armas, alejándose lentamente de esos enfermeros, quiero sus manos en la cabeza— ordenan apuntándonos.

—Por orden del servicio secreto del gobierno inglés, el MI6, están bajo arresto. ¡Pónganse de rodillas! — uno muestra su placa mientras se acercan cautelosamente.

Sigo sin superar mi nerviosismo cuando me apuntan con un arma, algo se remueve en mi interior en mi actual condición. Miro a los agentes y a Ethan y utilizó mi mejor táctica de publicista, el convencimiento.

—Ellos me están obligando a hacer esto— bajo mi arma lentamente para brindarles confianza —Fui agente del MI6 en la unidad siete de Sarah Wall en Brent y familia indirecta del camaleón.

—¡Silencio! Tienes derecho a permanecer callada mientras procede el arresto.

—Tú debes reconocerme.

El que nos apunta pasa a apuntarle a Ethan, veo que las puertas bloqueadas finalmente se abren, mientras uno de los agentes titubea, creo que me reconoce y sólo necesito que diga... las palabras mágicas.

—Sí, la reconozco— abre muy bien los ojos —Estaba en la unidad de primeros auxilios de Brent.

—Aun así, retrocede con las manos en la cabeza. ¡Ahora! — grita el otro.

—No le apuntes a una ex agente del MI&. — me mira —¿Te están obligando a hacer esto? — asiento —Te recuerdo de Brent, eres Emma Brown, eres la mujer del camaleón— repite el otro que sostiene el taser paralizador.

—Repite eso último— una voz grave está en su espalda dándome un escalofrío por los brazos, le pone una daga Roe en el cuello.

—Ella es Emma Brown— jadea asustado —La mujer de Dylan Gray— suda por la frente segundos antes de que su cuello sea rebanado fríamente en una tajada por Alexander y una mirada oscura en su rostro.

Fija la mirada en mi enojado mientras el agente cae muerto a sus pies con la garganta abierta, el otro es rápido y presiona la alarma de seguridad, ni siquiera el ruido intermitente hace que Alexander deje de verme con el agente a sus pies.

Los guardaespaldas empiezan a disparar cuando las puertas del elevador se abren con más agentes, corro dónde Ethan, pero el agente, suelta el paralizador y la pinza se prende a mi pierna antes que venga la descarga.

Dejo de respirar por el dolor y mis extremidades se encogen por la presión. Los agentes de abajo que veían televisado el memorial suben por la alerta que presionaron y comienza el revuelo.

Jadeo adolorida. Entre todo el caos nadie va por James. Cojeo levantándome, me hormiguean las extremidades.

Empujo mi peso en la puerta de James. Tiene una charola de comida a medio camino, rozaduras en la mitad de la cara. —Emma ¿Qué haces aquí? — se le escucha débil.

Reviso que la habitación y el baño continuo estén vacíos y apago los monitores a los que está conectado. —Emma... por Dios, es el oxígeno que me colocaron.

—Espero que me recuerdes, soy la que llamabas castañita— ato sus manos por detrás de su espalda con la punta de mi tacón clavándose sobre el colchón de su cama de hospital.

—¿Qué estás haciendo Emma? — no tiene fuerzas suficientes para oponerse.

—Te estoy secuestrando para la organización del lobo— golpeo la puerta por fuera —¡Ethan tengo a James! — hablo en el comunicador apretando mi improvisada atadura.

—¡Maldita sea! ¡Estás traicionando al camaleón! ¿Para quién trabajas?

Le hago una señal a Ethan para que lo cargue, el grandote se lo hecha al hombro con la facilidad de un saco de patatas mientras grita con las pocas fuerzas que le quedan y caminamos a la salida.

Me cuesta seguir caminando me duele el cuerpo mantengo el revolver apuntando delante por si alguno de los del MI6 quiere detenernos.

Ethan viene detrás de mí con James hablando incoherencias y cuando vemos a otros del lobo apunto el revolver al techo poniéndole el seguro —Misión cumplida, ahora súbanlo a la camioneta y nos vamos.

—Cómo ordene mi señora— ambos agachan la cabeza.

Alexander no aparta la mirada de mí, se ve estupefacto por mi comportamiento nuevo y la agilidad con la que capturé a James con Ethan sin poca ayuda. —Nos vamos— ordena y todos asentimos.

El cuidador del pasillo al que derrumbamos al entrar viene con un arma de mano derribando al hombre al lado de Ida y yendo por el oriental de dos metros. —¡Suelten a James!

Alexander levanta su ametralladora en instantes apuntándole con la luz fosforescente roja directo a la cabeza. Ida se lo quita de encima y arman un medio circulo a su alrededor dejándolo en desventaja. Le quito el seguro a mi revolver y le apunto también.

—Emma— levanta las manos rindiéndose y jadeando con la frente sudorosa —No hagas esto— me suplica —Tú eres de los nuestros, tú juraste ante la placa del MI6... tú estás del lado de la justicia como tu familia.

Se hace un silencio en la sala de espera, mi pecho golpetea vacilante, pero mi revolver no baja, juré ante una placa cuando me dieron asilo en Brent cuando Tyler me corrió de Londres, cuando no tenía empleo, ellos fueron mi hogar cuando perdí todo.

En el MI6, vi a gente luchar por la justicia y a Dylan llorar por la muerte de sus padres durante años...

—Nunca le dispararías a uno de los tuyos Emma, eres familia del camaleón, eres de la justicia como tu madre Kate, una ciudadana memorable ¿no es así? — dice el cuidador.

—Por eso te dejaré ir— dejo de apuntarle, aunque Alexander no lo hace —Pero no te metas en mi camino, nos llevaremos a James y si te interpones...— camino dos pasos a su cuerpo —Mi guardaespaldas te matará.

—No me lo tiene que pedir dos veces mi señora— Ethan carga su metralleta remarcando mi punto y mi poder. —De rodillas mugriento— le apunta a la cabeza y el cuidador baja al piso con la cabeza gacha.

—Emma, tú perteneces a la justicia, piensa en tu madre, Kate.

Mi interior se golpea con fuerza —Con el ministro Madden no hay justicia, si eres leal al camaleón abrirás los ojos antes de que sea demasiado tarde— le doy la espalda y miro a Alexander apretar el gatillo.

—¡No, por favor! — suplica el cuidador. —¡Kate no crio a una asesina Emma!

—No lo mates— me interpongo, no puedo dejar que maten a agentes del MI6.

—No quiero testigos de lo que venimos a traer.

—No hablará, es de la unidad de Dylan, ellos ya no están al cien por ciento bajo la influencia de Richard, nos conviene tener una resistencia en el MI6 que mantenga ocupado al ministro.

—Nada nos lo asegura, no me digas que el cojo milagrosamente perdió su "justicia" porque eso nadie se lo creerá al cojo mirable de mierda.

—Lo sabrás a detalle en la siguiente reunión de la organización, de momento mi palabra debe serte suficiente.

—No cuestionas mis órdenes. Entonces elige tu lado de una jodida vez, porque no puedes jugar a los dos bandos al mismo tiempo— dice enojado dejando al cuidador de rodillas.

—Mi hija merece verme regresar hoy a casa, es su cumpleaños— repite una plegaria el agente en voz baja como lo hacía Jack cuando se entregó por Millie. —Es un monstruo, te mintió.

—No toques al agente, es inocente, no hagas lo mismo que hizo Sarah con su unidad, entre ellos, Lena y Jack.

—El camaleón sabe toda la verdad...

Dispara.

El amo es un lobo cruel.

Esas palabras de Ethan suenan en mi cabeza y mi silencio de hace días se rompe, el silencio que provocó saber de mi embarazo, saber que ocultó a mi guardaespaldas de mí, siento palabras de Kate en mi interior.

La humanidad no es algo que los Roe tengan, no todos a excepción de Bennett. Me dan arcadas repentinas por el olor a sangre. Subimos a las camionetas con James como la nueva mercancía.

Los agentes de refuerzo vienen y se montan con alguien al mando que reconozco a la perfección. Ese el suceso que toma segundos en bloquearme cuando una bata azul se ve por el pasillo mientras nos vamos y los ojos de Dylan conectan con los míos.

El cuerpo lo trae horriblemente moratonado, una mano vendada. No veo más porque sigo la mirada que tiene en el cadáver.

—¡Camaleón esperamos tu orden! ¡Danos la orden de atacarlos!

Dylan me mira de nuevo y veo algo que me recuerda a mi madre, pero pronto el sentimiento de él se convierte en dolor y decepción. —Prepárense para dispararle a estos mugrientos— dice Alexander por su comunicador a los de la organización.

—¡Camaleón danos la orden de atraparlos!

Si comienzan un enfrentamiento no podremos llevarnos a James, pero Alexander esta tan decidido a pelear.

Utilizó un arma que ninguno de la organización del lobo posee, la mirada de culpabilidad, la mirada que me hace manipular al mayor de los Gray cuando me acerco cautelosamente a él creando tensión en ambos bandos.

Le hago una señal a Ethan para que me dejen acercarme al MI6 protegida, Dylan no me va a disparar, primero se dispararía a sí mismo.

Siento el láser de una de las metralletas de mi guardaespaldas siguiéndome por si alguno de los agentes me ataca.

Pongo mis manos sobre el rostro de Dylan, los pómulos agrietados y las mejillas moratonadas y los labios partidos.

—No te lleves a James— su voz sale rasposa.

—No tengo elección.

—Siempre hay elección para nosotros. No quiero que te lastimen.

—No lo harán, pero no estás en condiciones de protegerme, así que déjanos ir DiDi y me protegeré sola— le pido con voz suave y deja de replicar, sus agentes hacen amago de levantar sus armas contra mí, pero él se los impide.

—Prométeme que sabes lo que haces— me acaricia la barbilla.

—Emma, regresa aquí— la voz de Alexander no me hace apartar la mirada de Dylan.

Bajo mi tono de voz jurando solo para nosotros. — Te prometo que pelearé por tu lado, el lado de la justicia, lo haré en memoria de tus padres y por Kate— me abro el bolsillo interior del blazer y le muestro el borde mi antigua tarjeta de acceso del MI6 que me regalo en la cena de compromiso.

Dijo que siempre me estaría esperando de vuelta como agente. Asiente con alivio en los ojos como si esas simples palabras los regresaran a la vida. —Déjenla ir, no disparen— ordena Dylan instándolos a bajar las armas.

—Pero se llevan a James.

—Escucharon la orden.

Las armas bajan acojonados por sus agentes. Me alejo con Ethan mientras me regresa segura al lado de la organización... con media sonrisa que los del MI6 a mis espaldas no pueden ver.

—Nos vamos— le digo a la organización.

Dylan se arrastra por el pasillo por dónde vino dándome la espalda. Ethan me insta a caminar por el elevador, Alexander ahora mantiene los ojos fijos en mis reacciones.

—El cojo no quiso enfrentarnos, me tuvo miedo— se burla Alexander enojado —Nos largamos para cuando ese cobarde quiera enfrentarnos con las bolas que le hacen falta.

Esas palabras hacen que Dylan regrese a nosotros con el rostro desencajado en ira. —La dejo ir a ella maldito imbécil.

—Te suda que no puedas enfrentarme cojito, sabes que acabaré contigo en menos de diez minutos— la sonrisa socarrona del lobo alza de nuevo las armas del MI6. —¿O ahora prefieres el apodo de adicto cojo?

—¡Yo no soy un maldito adicto como tu jodido hermano!

—Eres igual de adicto que él, en unas horas más de abstinencia te vas a arrastrar por anfetamina como un perro y yo te la puedo proveer cada que quieras, que no se diga que Alexander Roe no hace caridad— se burla de los temblores constantes del cuerpo de Dylan que delatan su condición actual.

—¡Cierra la boca maldito imbécil o te la lleno de plomo como el perro que eres!

—Para mí no eres amenaza, llevo meses esperando por un aburrido enfrentamiento contigo, pero si como don cojo no me sirves para pasar del inicio como adicto me la pones en bandeja de plata.

Provocaran un enfrentamiento mayor como una pelea de territorio. Ethan conduce a los de la organización a la salida y entre el murmullo escucho la risa de Alexander.

—Lleven a James a mi camioneta y nos vamos directo al Score con toda la seguridad— ordeno a los que lo lleva prisionero pasando de las malditas bromas de Alexander que no me provocan humor alguno.

Ethan como siempre es el primero en obedecer, los demás le siguen y el lobo se enfrenta nuevamente a mi frialdad.

El camino al Score me trae nostalgia de lo que ambos éramos hace un año, cuando parecía que simplemente había comenzado un acuerdo casual con un millonario empresario.

No le dan una bienvenida cálida a James, si su cuerpo estaba molido por Logan Ida se encarga de dejarlo en el sótano que solía ser la habitación de Jack en el edificio.

Las paredes siguen iguales, hay un toque colorido aquí y el desorden que hay. Se nota la presencia de Jack y de Millie, las ganas de llorar aparecen de nuevo. Un padre como Jack sería perfecto.

Sarah no supo valorar que su hija tenia de padre al mejor de los Roe, se entregó por su hija. Espero que cuando Maya y yo emprendamos la misión de rescate, aún siga con vida.

Por mensaje concreto la primera cita de revisión con la doctora Kriss que será la primera persona en saber sobre mi embarazo, no puedo asimilarlo, pero tampoco pretender que no es real, quiero una confirmación sanguínea.

Como Alexander la tiene amenazada en ser mi médico personal, me pone un horario acogedor para la revisión, voy borrar el mensaje que dice embarazo, pero tanta gente pasa a mi espalda en el Score que temo que miren por cotillos y termino apagando la pantalla de mi celular y escondiéndolo en mi bolso.

En un minuto estoy bebiendo un café que me prepara Octavian mientras Alexander revisa las pertenencias de su primo, pero al siguiente minuto me encuentro dormida en el sofá completamente exhausta.

Recupero mi cuerpo adolorido por el taser del agente en el hospital.

—¿Señorita Brown? — oigo los susurros y los movimientos suaves a mi hombro.

—¿Qué pasa Octavian? — abro los ojos todavía adormilada.

—No quería despertarla, pero el señor Roe está tirando la mayoría de cosas del consultorio improvisado de Jack y pensé que le gustaría quedarse con esto— me extiende uno de los dibujos de Millie, dónde con letras muy mal hechas pone el nombre de todos, tío Bennett, tío Alexander, Tía Emma y rey Jack al lado de la princesa Millie.

Alexander mira de lejos como doblo con sumo cuidado el dibujo y la amargura de verlo tan frío regresa mientras a escondidas me toco el vientre. —Te dije que tires esa basura, los mini humanos no hacen más que garabatos—asusta al pobre asiático.

Lo mal miro y comienzo mi propia exploración en el Score encontrando una severa cantidad de muestras ocultas en la habitación que ocupaba Jack.

Los empaques ponen muestras cero, pero no dice más, si es medicamento o algún tipo de veneno, me coloco los guantes de látex como vi hacerlo a Jack varias veces y tocos los empaques mirando de cerca los nombres y... son muestras en cero.

Le envío foto a Maya de lo que pidió revisar y encuentro los tres que requiere escondiéndolos en mi bolso.

—James despertó mi señora.

—Atenlo, yo le daré la buena noticia de que ahora es sirviente obligado de la organización del lobo.

La habitación está a oscuras, me recuerda a mi encierro en Trafford, James tiene la cabeza caída y jadea miserablemente. Ethan le levanta la cabeza para ponerlo a mi altura. —Está no es una invitación formal como la del MI6 James así que iré directo al grano.

—¿Qué mierda quieres castañita? ¿No te funcionó ser agente y ahora juegas a la chica mala?

—La chica mala puede hacer que te encierren de por vida en un lugar llamado las jaulas si me diriges la palabra sin que te lo ordene.

—Siempre supuse que nos terminarías traicionando, pero no tan pronto y menos con un enemigo tan peligroso.

—Desde hoy eres nuestro prisionero y cómo eres un camaleón, sabes que trabajarás para la organización del lobo.

—No voy a deshonrar mi placa dónde juré por la justicia, pierden el tiempo, será mejor que me maten— nos mira con desagrado.

—Respuesta equivocada James— la voz gruesa en nuestras espaldas es un escalofrío tenebroso.

Las botas negras de kray y la ropa verde recién cambiada. Hacen ver al lobo como un kray. La cinta negra alrededor de su mano es una amenaza para la tortura que vendrá si se niega. Se coloca a mi lado. —Piensa de nuevo antes de hablar, entrarás al servidor del MI6 y me dirás la ubicación de la anfetamina del ministro.

—La misión en la que Sarah te traicionó se ejecutó con éxito, estamos al tanto, pero evadieron al hacker con candados virtuales— le explico.

Se ríe mirando la ventana. —Esa ubicación es confidencial, no la tengo y aunque la tuviera prefiero que me torturen antes de dárselas.

—¿Entonces quién la tiene?

—El ministro Madden es el único que se quedó con la ubicación de su droga, perdieron el tiempo conmigo, no sé la ruta, no fui el camaleón que cubrió la misión, yo iba en la camioneta con Sarah, pero a medio camino... la maldita nos abandonó, lo último que supe era que estábamos rodeados de Kray.

Se atraganta con un ataque de tos que desespera a Alexander, pero llevo las cosas por un lugar pacifico antes que mate a su nuevo hacker.

—Estas muy hablador.

—Le temo a este desgraciado, es idéntico al maldito que mató a mi unidad— dice mirando a Alexander. —Lo vi reírse mientras infectaba al camaleón y a los otros, quién sabe qué hará este enfermo con cara de maldito.

—Voy a aprovecharme de eso mientras bebo whiskey— se sienta en un sofá preparado y le traen una botella de whiskey escocés y una de vino Chappel Down para mí, pero cuando me lo ofrecen lo rechazo bajo la mirada atenta de Alexander.

—Lena sabía la ubicación, pero como sabes está muerta— suelta con amargura y los que sobrevivieron como yo, seremos condenados a ser adictos.

—Te equivocaste de justicia, en este mundo no hay gente buena James, sólo menos corrompida que otros y el ministro Madden es uno de los peores.

Ya que será prisionero por muchos años le bastará saber la verdad.

—¿Por qué nos engañó de esa forma Emma? Todos nosotros tenemos el alma puesta en la justicia, matará al camaleón tarde o temprano, o al teniente Wall y tú te la pasas escondida bajo la protección de una organización que nos destruye día a día.

No escucho más dejo que Alexander se haga cargo del... resto.

Esa es la primera noche después de meses que duermo nuevamente en mi antigua habitación en el Score.

. . .

Pasan cuatro días desde que secuestramos a James, lo mantienen en el Score bajo el cuidado de Ida, mi preocupación se extiende a Cora, deja de comer y Alicia dice que no sale de la cama en todo el día.

Me la paso en el Score revisando las cosas de Jack, mi distanciamiento con Alexander es apoyado por Ethan avisan que Bennett está encerrado en casa solitario, hago mi visita por su apartamento, llamando a su celular, sin recibir respuesta.

—No responde tampoco mis llamadas hermano, es serio— dice Erick en la cena cubriendo el silencio que hay entre Alexander y yo. —Deberías ir a visitarlo, lo de Lena lo dejó complemente hundido.

—Tengo cosas más importantes que hacer como la organización.

— Si Bennett no come en días lo siguiente que encontrarás será un cadáver en el suelo— le dice su mejor amigo y cuando pasa por el vino del que nuevamente no bebo me quito para que no me toque.

Le sigue afectando, la tortura es de ambos.

Erick mira entre nosotros callado y termina la cena convenciéndolo por Bennett, la situación de Bennett incluye a Cora, sigue decaída, Alicia ya no sabe qué hacer con ella y yo he pasado casi todas las mañanas tratándola de hacerla comer.

Me voy a la cama terminando una entrevista para el ministro, Octavian me informa a media noche que cuando Alexander regresa viene en silencio, no deja que nadie lo vea y se encierra en el a Cripta.

No sé nada de él toda la noche y tampoco la mañana siguiente. Me voy al trabajo con la prima lectora de Susan encerrada en la biblioteca, sacarla de ahí es casi imposible, pero necesitamos dos fotos.

Sigo sin tener noticias de Alexander, pienso en lo que dijo Erick y compro comida china de camino al apartamento de Bennett.

Al llegar y ver el Cadillac de Maya, junto con el auto de Tyler, me asusta, tengo un mal presentimiento con la ausencia de Alexander. En la casa está la reunión puesta en la biblioteca.

—Qué bueno que estás aquí cielo— me da dos besos en ambas mejillas con su olor Channel provocándome un revoltijo en el estómago.

—Creí que la reunión se llevaría mañana por la noche, James sique cautivo en el Score— Tyler fuma en la terraza con el manso de Maya sentado lejos suyo.

—Hay un cambio de planes, Alexander ha cancelado la reunión, ha cortado el envío de armamento y ha declinado la oferta de sus hoteles en Nueva York cancelando su contrato— mira al suelo con una mirada perdida, pero incapaz de mostrar sus emociones como cualquier Roe.

—¿Por qué demonios hizo eso? Erick no debe estar al tanto de eso, anoche estuvo aquí.

—Díselo Maya y evita que siga hablando tonterías— la interrumpe Tyler.

—Emma no pases por ahí, hay gente limpiando el desastre— Maya me toma de los hombros como preparándome y llevándome lejos por la terraza dónde solía jugar Kieran—Bennett... mi sobrino... se suicidó anoche.

Es como si el suelo se tambaleara para mí, mi primer pensamiento corre hacia Cora y después a Alexander.

La mayor de los Roe por primera vez se cubre la mano con la cara, pero al quitársela no llora, se niega el llanto. Tyler viene a sentarla susurrándole palabras alentadoras.

Camino por la casa de un artista oliendo ese horrible olor a sangre, Kieran sale de un pasillo a otro ladrando incesable como si estuviera perdido. Ethan entra por él, pero el perro se jalonea para ir dónde Ida está.

Hay una pequeña cruz invertida pintada en la terraza, similar al tatuaje del hacker. —¿Qué sucedió aquí? — hay rastros de armas y cuando más me acerco finalmente miro el cuerpo bajo una manta blanca manchada de escarlata y se me rompe el corazón.

Quedan a la vista sus manos delgadas con la banda de cabello de Cora atada en su muñeca. —Cuando muere uno de la organización los enemigos vienen a burlarse de sus restos, allanaron la casa de Bennett para mofarse de su suicidio— dice mi guardaespaldas explicando el desastre. —No vea esto mi señora, lo limpiaremos— me insta a ir a dónde Maya.

—¿Quién hizo el desastre? ¿Los kray?

—No dudo que Logan sepa que su hijo ya está muerto a esta hora, pero los kray decapitan a los que se suicidan, la cabeza del castaño sigue en su lugar, fueron los daneses.

Cuando los sollozos de una mujer en la habitación me detienen.

Los reconozco.

Entro a la habitación e Bennett mirando a Cora tendida en el suelo perdida en su llanto tomando una camiseta en sus manos temblando por todo el cuerpo, no lleva más que ropa arrugada y va descalza con el cabello suelto.

Sexy— me pongo a su lado.

—Tiene frío Emma y no me dejan cubrirlo, esta es su chamarra favorita— solloza incapaz de respirar aferrándose a la prenda —Dile... a los de la organización que me dejen colocársela.

La abrazo por detrás controlando mi llanto en silencio y repite que debe tener frío. Miro la habitación llena de pinturas, algunas con la firma de Cora, otras con la firma de Bennett, en el centro está puesto un dibujo de Kieran.

Los ladridos del perro se escuchan todavía como si fuera su forma de mostrar su dolor de ver a su duelo tendido sin vida en el suelo. —No sé por qué se lo llevan, ama su casa, es su estudio favorito— los ojos rojos de Cora me parten el alma más viendo su vientre abultado.

—Cariño— la tomo por ambas mejillas casi llorando como ella—Ven conmigo, Ethan y los demás limpiarán esto.

No parece entenderme porque sigue viendo la habitación mientras las lágrimas salen de sus ojos mojando sus mejillas todo el tiempo, no suelta la prenda en sus manos. —Tyler me llamó esta mañana... no podía respirar — ese bastardo —Bennett no quiere a tanta gente en su casa, él es muy limpió.

—Cora...

—Bennett no— niega —Bennett no Emma— se le rompe la voz.

—Lo siento tanto— no me sale la voz.

Se pierde en un llanto doloroso haciéndose un ovillo en el suelo, lo único que veo cuando cierro los ojos es su clásica sonrisa coqueta que nunca perdió ni en su adicción.

Los minutos en ese apartamento se vuelven horas, y pronto llega la noche. Maya tiene que medicar a Cora para tranquilizarla, la dejan dormida sobre la cama de Bennett y Kieran no se aparta de la terraza con la cabeza gacha aullando hasta que parece que se queda también dormido.

—¿Dónde está Alexander? — le pregunto a Ethan cerrando la puerta de Cora y mirando que ya levantado todo como si nada hubiera sucedido aquí.

—No lo sé.

—Ethan, el perro está muerto también— dice Ida interrumpiéndonos.

Miro a Kieran tendido en la alfombra y voy a acariciar su cabeza, pero no siento la habitual calidez de siempre. Ethan ordena lo que se debe hacer y empaquetan cada cosa que hay. Cuando finalmente vacían el apartamento me llevo a Cora a casa, será más fácil cuidarla ahí que con Alicia.

La dejan aún sedada en la habitación de huéspedes y bajo a la cripta. Nadie me habla de la ubicación de Alexander. Los prisioneros aquí están a oscuras como dicta su castigo. No hay rastro de él aquí a excepción de una botella vacía de whiskey.

—No lo vas a encontrar aquí— la voz de uno de los prisioneros me detiene. —Está muerto ¿no? Bennett murió anoche.

—¿Cómo lo sabes?

—Tyler bajó a informarle a todos.

—Tyler es un imbécil no debió decírselo a Cora y menos dejarla verlo... muerto, en su estado es peligroso.

—Vi a mi señor anoche, la mirada que trae asusta, mató a la mitad de los prisioneros de una sola tajada y se llevó a uno arriba, a tu prisionero favorito— sonríe.

—¿A dónde fue?

—No lo sé, pero no lo busques, porque lo único que yo vi anoche, fueron los ojos del lobo casi nos rebana la garganta a todos, no quedaba más de Alexander Roe.

. . .

Pasa otra noche, Cora no come en absoluto, me asusta que tengan que sedarla de nuevo porque Maya dice que su presión arterial se va a elevar por el llanto que no cesa. Dylan es dado de alta del hospital, pero le prometo que me haré cargo de Cora.

Tampoco quiere que lo veamos, no sé qué aspecto tendrá y como será su reacción de abstinencia, nos dijeron que será peor que los demás por la dosis que le agregó Logan.

No seré bienvenido por la organización. Me ducho y por la tarde vuelvo a preguntar por Alexander, sigue sin aparecer. Miro la banda de Kieran y me obligo a comer, una de las dos debe ser racional con su embarazo.

He cancelado mi cita con la doctora Kriss, pero no puedo postergarla más, iré mañana, mientras Maya cuida de Cora.

Me cambio la ropa en la mañana y por el espejo veo los ojos azules de mi rubia abiertos. La rojez no me gusta y menos la hinchazón, ya no quiero que la mediquen, es verdad que Maya sabe que administrarle en su estado, pero no es del todo sano.

—Hola cariño, ya despertaste.

No responde, mira a la nada aferrada a la almohada.

—A la hora perfecta para desayunar, he traído proteínas y un poco de lácteos, Maya me explicó lo que debería comer— Octavian trae la charla, pero Cora no hace intento de levantarse y cuando le lleva la cuchara a la boca ella vuelve a llorar impactando al asiático.

—Tienes que ser fuerte por tu bebé sexy— no deja de sollozar y digo lo único que no quiero decir. —Bennett es libre ahora— se me rompe la voz con dolor —Y sé que él quería que tú lo logres como él no lo hizo.

No funciona. Se rompe en la cama aferrada a su pequeño vientre. Octavian se pone la mano en el pecho preguntando qué hacer, pero no sé cómo ayudarla. Maya llega justo a tiempo, pero al mirarla de lejos veo el dolor por su sobrino, aunque no llora como los demás.

Los Roe jamás demuestran este tipo de emociones.

—Déjenme a solas con ella, necesita un tiempo de respiro de todo esto, yo la cuidaré — me promete.

No puedo creer que Bennett esté muerto. Sólo días después de Lena. No dejo que Cora me vea llorar, debemos levantarla no hundirla más, pero le tenía un especial cariño a él, fue el primero de los Roe. Erick pasa por la noche quiere hablar con ella de un tema importante, pero es la primera vez que duerme voluntariamente y la deja.

Tampoco me habla de Alexander, es el tercer día de su desaparición. La mañana siguiente sin que nadie me siga sigilosamente llego al consultorio de la doctora Kriss el jueves por la mañana.

Hago el papeleo en la entrada y cuando me estoy poniendo la bata blanca me salta el pulso de nerviosismo.

—Buenos días Emma, cuando me contaste la noticia por teléfono no pensé que fuera real.

—No lo creo todavía, he tomado varias pruebas de embarazo y...— no puedo terminar la oración.

—Hoy nos aseguraremos de que estés en lo cierto— me coloca una liga en el brazo. —Primero quiero que te relajes y respires hondo, sentirás un pinchazo en el antebrazo.

Arde.

—Los resultados estarán disponibles en cuarenta y cinco minutos— mientras esperas podemos hacer una revisión general de tus anticonceptivos y mirar la razón de alguna posible falla.

—Quiero ser honesta, no tuve los mismos síntomas que la inyección inicial, sino de antibióticos. ¿Por qué?

Se queda en silencio.

—¿A qué te refieres? Mi ética profesional no está en juego bajo ninguna circunstancia.

—Entonces ¿Qué sucedió con la inyección? Mi amiga y yo presentamos síntomas similares.

—Las inyecciones anticonceptivas suelen ser inefectivas si se toman antibióticos, los síntomas de la primera inyección pudieron disiparse por el ejercicio físico o el cambio hormonal. — pone sus manos bajo su barbilla. —Nunca habría hecho algo sin tu consentimiento Emma, puedes probar la efectividad de la inyección con cualquier otro médico, confía en mí.

—No entiendo como sucedió, la noticia me tiene todavía afectada, además Alexander dijo que se realizó la vasectomía.

—¿Hace cuánto tiempo? ¿Sabes si se hizo la reversión un mes después?

—No tengo la información suficiente, pero puedo investigarlo.

Traen los resultados y me los entrega sellados, pero conozco la respuesta antes de verla. Positivo. Un resultado que no me causa mejora, ni siquiera hablo con el causante de este estado, hace días que no nos vemos la cara más de dos minutos en la salida.

Comienza a darme indicaciones de mi dieta y cuidados pasando de las felicitaciones por mi expresión. Positivo, Positivo. Positivo.

Salgo del consultorio con una lista larga de reglas a seguir y paso al baño con arcadas matutinas. Las controlo en el lavamanos, pero una mirada por el espejo de atrás revela a Ethan.

—¿Mi señora se encuentra bien?

Niego y se preocupa más revisando el baño para comprobar que nada aquí me haya herido. —¿Sabes guardar un secreto?

Asiente ansioso. — Dígame que le sucede por favor, estoy a nada de sacar mi arma y ponérsela a esa doctora en la cabeza, dijo que venía a una reposición de antibióticos, pero su expresión la delata.

—Ethan esto es más grande que cualquier cosa que te puedas imaginar, con lo que le sucedió a Bennett y lo que estamos pasando no es el mejor momento.

—Mi señora no tiene que ocultar nada, posee todo el dinero del mundo, cualquier diagnostico que le dio esa médico de quinta...

—No es lo que piensas.

—La protegeré.

—Estoy embarazada— lo digo por primera vez en días.

El cuerpo musculoso de mi guardaespaldas casi se tambalea hacia atrás y sus ojos se abren por completo junto con su boca, me quedo en silencio esperando por su reacción, pero se queda inmóvil mirando mi vientre.

Los minutos se extienden y su pecho se expande. —Di algo.

—¿Es el primogénito del lobo?

Asiento lentamente. Una media sonrisa tira de sus labios lentamente. Se me llenan los ojos de lágrimas con el miedo que me ha quitado el sueño hace días se transforma en alivio de que al menos a alguien le agrade esta noticia.

Le toma dos zancadas estar abrazándome protectoramente. —¿Nadie más lo sabe? — niego —Tenemos que aumentar su seguridad, terminar su trabajo con el señor Madden y encontrar a Susan Madden, amenazaré a la doctora Kriss.

—No la mates, me sirve, si Maya fuera mi médico se lo diría a Alexander.

—El precio por su vida ya era muy alto señorita Brown, pero ahora es más que eso, es una línea sanguínea directa con los Roe— mira mi vientre plano y se coloca los lentes negros. —Es hora de utilizar a la persona indicada para el bebé Roe Brown.

—No me gusta como suena eso.

Revisa nuevamente el baño por intrusos indeseados.

—La mandó a la Cripta, no querrá verla, pero es necesario porque Rebecca fue contrata especialmente para esto, es un arma letal entrenada por años.

—No me protegió cuando debía hacerlo. ¿Crees que le confiaré el trabajo de cuidar mi embarazo?

—No lo hizo en su momento porque ese es mi trabajo, el de ella es diferente— explica —El trabajo de Rebecca siempre ha sido proteger a muerte a los herederos Roe Brown, alguna falla y no irá a las jaulas, sería quemada viva frente a usted.

—No quiero verla, me ha tocado los nervios más de una vez.

—No estaba en ese entonces, pero en este momento en mi presencia, nadie desobedece a mi señora— baja la cabeza con una reverencia.

—Debemos mantener esto en secreto... necesito tiempo— asiente.

—Con lo de Bennett es conveniente, pero no puede ocultarlo por siempre.

Salimos del hospital, repasa en las luces del trafico la lista de cuidados que me dio la doctora Kriss y promete que obligará a Octavian a adecuar los alimentos siguiendo todos los requerimientos.

Incluso me lleva a una pequeña farmacia de las afueras por las vitaminas. —Esto ya no le servirá— alza una caja de condones cuando pagamos en la caja y logra sacarme media sonrisa que no es adecuada por el luto.

Regresamos a Londres al atardecer, Maya sigue al cuidado de Cora me lo informa Octavian y también me informa que el Aston Martin ha regresado y Alexander está aquí, en la Cripta.

Me vuelvo impaciente por verlo después de la muerte de su hermano, todos parecen más asustados por su presencia, las palabras del prisionero cobran sentido, este suceso es crucial para él.

Bennett era su hermano. Bajo con Ethan a la cripta, la humedad y la oscuridad no me incomodan porque en una de las celdas veo la ropa de Kray en un hombre muy alto, tiene un vaso de whiskey escocés en la mano y la botella completa en otro.

Está sentado de espaldas, pero no veo su rostro, sólo las manos femeninas que se pasean por sus hombros deshaciendo los nudos de tensión.

Lleva ropa limpia, la cara limpia y muy bien peinada. Ya no tiene las cintillas de la nariz, las sustituyó y aunque mira a mi guardaespaldas conmigo no detiene sus manos en él.

—Volviste.

Alexander no gira la cabeza ni responde, sigue bebiendo, pero ella si se gira a nosotros —Sí, ya volvimos, fueron unos días necesarios— dice Rebecca con una sonrisa. 



¡Hola sexys!

¿Qué hiciste Alexander? *Se va corriendo*

¡Los amo tres millones!

-Karla.

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