CAPÍTULO 57
"Nightmares"
Logan.
Esperé casi cuatro meses para tener en mi poder al mejor biólogo que tuvo el MI6, fue mi plan desde el inicio raptarlo para poder crear mi anfetamina, una droga mortal.
David Wall no se comparó nunca al "Gran Jack Roe", el camaleón oscuro, es un Roe, la perfección es de familia.
Cuando vino a entregarse está noche por su hija, lo vi matar a cuatro kray sin violencia. Siempre pacifista, siempre escondido. Mis kray cayeron al suelo moribundos con toxinas en su cuerpo de algún veneno potente.
Su ex mujer es muy inteligente, sabía que no podría librarse morir por la organización y me ofreció una cabeza por la suya y más valiosa.
Mis kray lo arrastran descalzo a su nueva, la misma dónde hace meses estuvo David, Jack no es mejor que yo, el entregó a su amigo y huyó. Todos los Roe siempre terminamos traicionando por lo que más nos conviene.
Veo lo que provoca la anfetamina cero después de inyectársela, es el mismo dolor que le provoca a Bennett cada que se la mete, el dolor que les provocará a todos los agentes del MI6 que infecté.
Lo gocé, me gusta matar, pero me gusta más torturar y Alexander es igual a mí, fueron un sinfín de veces que lo vi en las jaulas de las peleas clandestinas riéndose mientras asesinaba a su rival, por eso es mi hijo preferido, es el que más se parece a mí.
Y Meredith lo sabía, por eso protegió a Bennett porque ese adicto es una copia exacta de ella, los mismos ojos, los mismos rasgos. Lo aborrezco tanto, cada vez que lo miro, la miro a ella y de la misma forma que ella se destruyó, yo lo destruí a él.
—Es nuestra noche de celebración amo, hemos preparado el comedor grande, las copas de plata, hemos traído invitados y entretenimiento— Katherine sonríe caminando a mi lado con el uniforme de kray sucio de lodo por las peleas.
Tengo a uno de mis lobos atado a la correa de mi mano, va caminando conmigo hambriento, con los dientes afilados, salvaje, como mi hijo, ahí nació su apodo, así era Alexander de niño, un bestia salvaje y lo sigue siendo.
—Tráeme mi whiskey escocés a la celda del camaleón, no quiero perderme la diversión.
—Ahora ya no importa que no tengamos la muestras que hizo David, Jack hará una nueva anfetamina y peor que la anterior — concuerdo con ella —. La hija del teniente sabe hacer buenas negociaciones — limpia en su chaqueta la sangre y se guarda la daga que le clavó a la agente de los tatuajes repetidas veces en la pierna.
—Esa estúpida me puso todo lo que quiero en bandeja de plata, cree que es así de fácil liberarse de la organización— lo miro sádico y satisfecho. —Cree que su cabeza valía entregarme al esclavo que me hará anfetaminas, toxinas y todo lo que le ordené.
Dmitry deja a Jack en el suelo y comienza a ponerle las cadenas en los brazos, encadenándolo a los barrotes que cuelgan del techo, por la anfetamina es un peso muerto que se queja en balbuceos.
Mi lobo gruñe por algo de carne fresca y suelto un poco de la correa para que vaya a su cara a gruñirle.
—Mierda— se sobresalta viendo los colmillos, atraigo la correa metálica de nuevo y se lo quito de encima riéndome.
—No serás su cena todavía, pero no olvides que sus presas favoritas son los camaleones. Aprieta las cadenas todo lo que puedas, no quiero que haga uno de sus trucos y se libere— le ordeno al calvo de Dmitry.
—Este mugriento no va a escapar de aquí amo, no tiene fuerza en los brazos y si la tiene se los cortamos— le cierra el candado—. Esto es todo lo que traía, una aguja llena de un líquido transparente que parece veneno, dos envases de calmantes y seis analgésicos empaquetados.
Me enseña todo el motín que traía el pequeño hijo de la gacela que inofensivo no es porque venía con sus propias armas biológicas. —Venías muy bien armado, pero sólo para asegurarme de que vas a cooperar cuando los treinta y siete vengan por ti, te inyectaré una dosis de anfetamina cero.
—Soy el más débil de la familia y tienes que encadenarme, eso es demasiado hasta para tu hijo el lobo, seguro a él lo encadenas en la cripta porque sabes que te mataría, pero yo soy un simple pacifista que odia la violencia con tus kray— levanta la cabeza, sudoroso por la humedad aquí abajo.
—Mataste a cuatro Krays en menos de diez minutos en el operativo del MI6.
—Detalles sin importancia, si me atreví a envenenar al ministro— hace amago de encogerse de hombros, pero las cadenas le jalan las extremidades.
Le doy la correa de mi lobo a Dmitry y saco las maquetaciones preparándolas como se la preparo a Bennett.
—David no terminó estás muestras, sólo treinta y siete que robó Bennett con la rubia, esas llegaron a manos del MI6, pero ya no es mi prioridad— le explico llenando la jeringa. —Tú terminarás el trabajo.
—Regresa mañana tío hoy no tengo ánimos.
—Tengo la forma de obligarte— le corto la sonrisa.
Mira la aguja jadeando, encadenado con los brazos extendidos al candado que sube al techo, ni encadenado deja sus putas bromas de lado. Su bata blanca está rota y sucia.
—Eres malo, a ti te dieron el cerebro que Tyler no tiene.
—No te vas a reír cuando el amo te queme— Katherine le borra la sonrisa.
—Y tú cuando me libere, ten miedo de un simple biólogo.
—Te cortaría la garganta en segundos.
—¿Así como se la cortaste al camaleón que bailaba música italiana? — se burla del operativo que tuvieron antes mis kray.
—Le tienes miedo a la anfetamina porque sabes lo que provoca— detengo la patética plática —Entonces dime Jack ¿Qué provocaría la droga en cero? ¿Una muestra con toxinas abiertas sería peor que la anfetamina? — sonrío gustoso de ver el terror en sus ojos.
Alza la cara sudoroso y con las pocas fuerzas que le quedan bosteza fingiendo aburrimiento de mis palabras.
—Al amo le respondes siempre— Dmitry y los kray aprietan las cadenas y levanta la cabeza mirándome sumiso.
—Sería monóxido de carbono, un veneno letal entrando en tus pulmones y quemándolos y luego iría a tu sangre para matarte lentamente— le doy golpecitos a la jeringa explicando lo que él ya sabe.
Las manos en las cadenas comienzas a agitarse. —El monóxido de carbono es mortal en los humanos... no me... no me matarías antes que te entregue lo que quieres.
—Eres inteligente, no quiero matarte todavía— le levanto la cabeza —Pero voy a torturarte hasta que llegue ese día, así que es mejor que cooperes con mi organización, volviste al infierno de tu infancia Jack.
Dmitry me trae mi sillón y cuando Katherine trae el whisky escocés me siento al interrogatorio de la noche más esperado por mi organización.
A mi alrededor tengo a Krays de vigilancia y a Kytters, los mejores francotiradores como Bennett, a Katherine mi mano derecha sentada a mi lado, a Dmitry en representación de los rusos mirando el espectáculo.
—¿A quién le entregó Bennett la anfetamina? Quiero su ubicación y la clave de acceso al lugar en el que la puso el MI6.
Jadea hablando bajo como demente de su hija. Le doy unos minutos para que piense su respuesta o que sufra las consecuencias por ocultar información, él no es de proteger a nadie más que a sí mismo y ahora a su hija.
—No lo sé, se la entregaron al ministro en el Caribe— mira al suelo encadenado confesando—La tuvo en la residencia Madden hasta que el MI6 la movilizó hoy.
—Eres un camaleón, sabes perfectamente a quién se la dio Bennett primero, quiero nombres.
—Tyler Hilton, el esposo de mi madre, él se la entregó al ministro Madden en la misión del Caribe.
—Coopera muy bien— Katherine me mira satisfecha, pero estas son las preguntas fáciles.
—Revisé las cámaras de vigilancia de las bodegas, la escoria de David le dio unos envases a Bennett en su última visita, no era la anfetamina que se robó. ¿Qué era? ¿Dónde lo dejó?
Doy en el punto débil porque se tensa con la mención de los envases y son similares a los que traía de armas hoy. —No sé.
—Respuesta equivocada.
—Bennett estaba muy drogado cuando se escapó de aquí con Cora, ni siquiera sabe lo que se llevó, pudo dárselo a cualquiera, pudo ser anfetamina en cero o envases vacíos.
—Miente amo— Katherine lee su lenguaje corporal como buena periodista.
Tomo mi vaso de whisky y me río mientras me levanto y aprieto las cadenas, grita bajo en su garganta, se pone de puntillas y sus brazos terminan alzados colgados del techo haciendo que sólo la punta de sus pies toque el suelo.
—El adicto, no sabe a quién le dio las muestras, pero tú sí, viviste en el Score en esos días, la hermana de Dmitry dijo que David las hizo para ti. ¿Dónde están y qué diablos son?
Le veo en los ojos que sabe dónde están. Aprieto las cadenas de nuevo y grita más profundo, otro poco más y le arranco los brazos.
—David...— jadea con la cara llena de sudor por los jalones —. David y yo queríamos crear un veneno para el MI6, lo dejamos en muestra cero cuando lo secuestraste en Nueva York— solloza con los temblores de la anfetamina que ya están haciendo efecto—. David debió continuar con el trabajo aquí sin que lo supieran tus kray.
—¿Qué tipo de veneno es ese? No trates de jugar conmigo, quiero toda la información de él.
—Sarah vendió mi cabeza por la suya y aun así la matarán— dice mirando al suelo.
—Deja de divagar y háblame de ese veneno— vuelvo a mi whisky y a mi sillón.
Se le aclara la mente por segundos. —No hay ningún veneno, estaba divagando, debieron ser envases vacíos.
Trata de ocultar su desliz enojándome. — Hazlo hablar Dmitry— ordeno y el ruso que pelea en las jaulas de peleas clandestinas hace mordeduras en sus extremidades que lo hacen rogar clemencia con el ardor de las heridas.
—Trae chocolate en la mejilla— se burla el ruso mientras le da una paliza, me levanto y le clavo la aguja en la vena del cuello poniendo la rojez habitual en su piel.
Grita, pero pronto el dolor del veneno no lo deja hacerlo más porque está apretando sus extremidades mientras corre por sus venas, cada rasgo de dolor lo disfruto y lo amansa para darme lo que quiero, mi objetivo principal es que todos mis relativos sean portadores de la anfetamina.
Comencé con Bennett, Maya fue la que lo disfrutó en las reuniones de los treinta y siete forzada, no terminaré hasta que la anfetamina llegue al portador para el que fue creada desde un inicio.
Alexander.
—Las debilidades fueron lo que te trajeron aquí— niego mirando un biólogo torturado. —Si hubieras recordado la primera regla de la organización hubieras vivido hijo. ¿Cómo se llama la más pequeña de nuestra línea familiar? — juego con su mente y aunque el monóxido disuelto lo quema alza la cabeza para verme.
—Emilia Roe Wall, amo, y es la línea sucesora del teniente Wall y de nuestro lado sería la línea sucesora si muriera el lobo para dirigir la organización, como él no tienes hijos— me recuerda Katherine entusiasmada de su siguiente misión en unas semanas más.
—Emilia— repito tocándome la barbilla. —¿Será que elegiste ese nombre en honor a tu hermana o Sarah lo hizo? — me burlo —. Emilia Roe, dos años, habla español e inglés, espero que le enseñaras danés, si no serías digno de hijo de Maya, ni de los Roe.
Jack saca fuerzas para mover las cadenas levantando el rostro sucio, el terror de saber que poseemos toda la información de su hija desde hace meses, esperando por nuestra oportunidad.
Mi lobo se queda a mis pies esperando y jalándose cada que Jack grita del dolor.
—Si creciera en la organización sería una niña prodigio como yo y buena peleadora en las peleas clandestinas— Katherine bebe directo de mi botella de whisky con los golpes que nos dejó la riña con el MI6.
—Tengo planes para ella— no lo niego —. Así como los tuve para mis hijos a su edad, aún recuerdo que mis planes contigo Maya los arruinó las veces que te escondió de tu padre, Beckham.
—Ahora él está encarcelado, pero en su juicio todavía puede llevarse a tu madre a las celdas del MI6, esa es la orden que tiene de la organización— Dmitry goza soltando información que nadie le pidió.
Veo las patéticas lágrimas que le limpian poca de la suciedad de la cara. Dmitry le levanta la cabeza para que me mire como el maldito que soy. El ego que nunca ha tenido lo hace agachar la cabeza sumiso.
—El lobo no va a venir por ti, el MI6 tampoco lo hará, ningún camaleón te salvará de mí— canso su mente para que confie, pero se niega a hacerlo.
Le repito palabras crueles que quiero que se le claven en la memoria, poco a poco. El mejor poder que puedes ejercer sobre una persona es el mental y yo como el diablo, me apodero de sus almas hasta corromperlas.
Está a mi merced, tanto tiempo de esconderse y ocultarse no le sirvieron de nada, al final siempre gano.
Mis kray comienzan las torturas de los mugrientos, las cadenas tintinean cuando se apoderan de su cuerpo y rompen pequeños trozos en su abdomen. Miro el espectáculo las dos horas que dura hasta que pierde la conciencia por el dolor y lo dejan hecho un ovillo en el suelo mugroso.
Suelto la correa de mi lobo para que vaya hacía él.
Si hay un lugar reservado en el infierno en primera fila, ese es para mí, voy a arder y lo gozaré.
Hay veces que despierta y busca a su hija, otras veces en las que las muñecas amo ratonadas se las besa de la parte interna con los labios rotos y las mordeduras de mi lobo le provocan fiebre la mayor parte de la madrugada.
Rompo su espíritu y lo destruyo internamente como lo hice con Bennett, La fiebre lo hace convulsionar dos veces antes de las tres de la madrugada, un médico lo viene a supervisar por las mordeduras del canino.
Jadea suplicando con los delirios que le debe estar provocando la anfetamina —Millie—repite varias veces tocándose el estómago mientras vomita en el suelo —. Tía Meredith... dile a Emilia... él sabe dónde.
El médico nota mi enojo a la mención de la adicta muerta en los balbuceos del hijo de la gacela, está prohibido decirlo en mi organización, mencionarla, no hay retratos suyos que queden.
Quemé todo cuando sufrió la sobredosis y aborrezco a cualquiera que se atreva a mencionarla. —Quiero que se calle.
—Está teniendo pesadillas— explica antes que mi ira caiga sobre él —. También tiene alucinaciones, los sedantes ya no están funcionando, tengo que inyectarle algo más fuerte que le haga efecto o morirá— dice el médico sudando de la frente.
—No lo dejes hacerlo, eso lo decidiré yo cuando me plazca.
—Tendré que llevarlo al subterráneo médico y que le quiten las cadenas, porque si no le pongo morfina no soportará. La tortura fue demasiado para una noche.
—Llévalo al subterráneo, pero encadenado— doy la orden y comienzan a bajar las cadenas para arrastrarlo con el médico.
—¿Qué va a hacer si no nos da la información que buscamos amo?
—No quiso traicionar ni delatar a quién tiene las muestras de su veneno— bebo en silencio — Estoy seguro que las dejó escondidas, es muy hábil como mi hermana, pero los días siguientes cambiará de opinión, mientras tanto, prepárenle una buena jaula.
—Tienes pesadillas— señala ella haciendo que lo mire retorcerse con el sudor bañando su frente.
—Espero ser el protagonista de cada una de ellas— sonrío perverso.
〘 〙
Emma.
Siento que las piernas me fallan, que mi cuerpo completo se vuelve débil.
—No es cierto— susurro sin dejar de mirar la cara de Ethan, de ver sus ojos, su cuerpo intacto al borde de las lágrimas.
Escucho los que traen a Ida herido, algo mencionan de Jack, pero todo pasa a segundo plano excepto mi promesa de cuidar a Millie.
—Emma, vuelve adentro— ordena Alexander y esa es la voz que hace que mi mente se despierte y piense que estoy imaginando cosas como antes.
Muevo la cabeza a su lado y lo veo pálido cuando trata de tomarme del brazo para regresarme dentro de la casa lejos de Ethan, pero lo empujo lejos de mi agarre caminando descalza hacia el guardaespaldas.
Necesito tocarlo, necesito saber si es real. No me importan las miradas de los otros guardaespaldas o lo que me dice Alexander que haga.
Ethan espera parado en su lugar hasta que llegue a él y siento que veo un fantasma cuando mi mano temblorosa toca su pecho y se siente real. Aturdida paso mis manos por sus hombros palmando todo su cuerpo y después su cara.
Deja que lo haga, que mis ojos paseen por todo su cuerpo y sólo cuando termino de toquetearlo habla mirándome directo a los ojos. —Soy yo.
Niego varias veces con la cabeza porque no me parece real, yo lo vi moribundo en mis rodillas. — Dime algo que sólo tú y yo sabíamos.
Se queda en silencio y después muy lento pone la cabeza gacha.
—Que nadie le diga que no puede defenderse sola— susurra con los ojos brillantes conteniendo algo y me repite lo que me dijo cuando me encontraron en el Caribe para matarme.
Miro a los guardaespaldas detrás de él con el pulso martillándome en el cuello, no lo abrazo porque la confusión no me deja. —Te vi morir.
—Maya y Jack— explica con los brazos detrás de su espalda —Mi señor dejó que me intervinieran esa noche, fue lo que dijeron cuando desperté una semana después.
Veo las nuevas arrugas en su frente. Preocupación o estrés. Miro a Alexander que está serio en su lugar mientras Ethan relata lo que le sucedió después que Logan irrumpiera en mi hotel.
—¿Por qué me lo ocultaste? — pregunto en voz apenas perceptible con un cardenal interno en el pecho, no ha sido la noticia más impactante que tuve hoy a primera hora del día, fue lo que me trajo aquí con Jack en un intento de huir.
Mira a Alexander y después baja la cabeza, avergonzado quedándose en silencio, los guardaespaldas guardan su distancia. —Las bestias a veces son crueles— susurra refiriéndose a Alexander.
El cardenal en mi pecho se hace más grande. — No dolió con Sawyer y eso que era mi padre, pero contigo el dolor me quemó. Me odié por matarte, me odié tanto y durante cada noche.
Pone cara de pena, pero no puedo dejar de ver que no alza la cabeza. —Lo sé, pero tenía órdenes de no mostrarme con usted específicamente— eso es el que más me duele escuchar.
Miro a Alexander que serio hace callar cualquier ruido de los que traen a Ida con golpes. —Dejaste que me odiara a mí misma— no encuentro fuerza para alzar la voz, ya no la puedo alzar desde la mañana.
No responde, no niega nada, no hay forma de que lo haga, es cruel. Miro a Ethan de nuevo y ya no vuelvo a tocarlo.
—Me lo merezco, fui por Logan para no casarme obligada contigo, pero el poder es lo único que evita que te pisoteen.
Nadie dice más, esperan que arme mi habitual escándalo de siempre, pero no hay más de eso y siento que no lo habrá en mucho tiempo, a menos que asimile las cosas que me han sucedido hoy.
Dejo que entren con Ida en la casa, hago uno de los guardaespaldas traiga las tijeras, su ropa apesta a liquido de autos y está con la cara muy raspada, me pongo a ayudarlo con el entrenamiento que tengo del MI6 en RCP y cuidados post pelea de la unidad siete.
Ethan pasa trayendo lo que necesito, me mantengo en silencio cuidando de Ida. El hombre de piedra no habla mientras le aplico un poco de alcohol en la cortada de la mejilla. Alexander me mira expectante por alguna reacción al igual que su guardaespaldas por lo que ocultaron, de echo todos parecen hacerlo.
Reprimo mis ganas de romperme, lo hice en la mañana y lo seguiré haciendo hasta que sepa la situación de Jack, lo único que hago es cuidar de Ida.
—Esto dolerá, pero eso ya lo sabes— aplico presión en su pierna buscando los demás golpes, sólo hay tres cerca de su rodilla, parece que lo patearon o eso deduzco porque no habla, ni se queja, como si no sintiera nada.
—¿Dónde está Jack? — pregunta Alexander cuando termino con mi trabajo.
—Sarah localizó los tres cuatro celulares que estaban aquí, y el rastreador de mi laptop, debió de utilizar a un hacker del MI6— le explico guardando las vendas —. Ella le dijo a Jack que había entregado a Millie con la organización.
Los celulares siguen apagados como mi laptop en la mesita de centro de la sala coloreada con pintura de colores.
—Se fue a entregar— concluye Ida por mí jadeando mientras le dan agua—. Había un operativo del MI6 contra la organización, tenían a la unidad de Sarah secuestrada, ella entregó su cabeza por la de Jack y saldó la deuda con Logan.
Cierro los ojos pensando en Millie dormida con Cora y las promesas que le hizo su padre y que no cumplirá cuando amanezca.
—Hay muchos agentes heridos, fueron infectados, lo vi de lejos, el camaleón no me permitió acercarme más y cuando me emboscaron maté a esos kray.
Mientras relata los de afuera le informan a Alexander la presencia de camionetas todo terreno, azules del MI6 que viene con Sarah y el teniente Wall y un equipo de agentes.
Los hacen esperar en la puerta porque es una propiedad privada y con lo millonario que es Alexander nadie desobedece las órdenes.
—El agente Gray, Lena y James son los más heridos del MI6, dudo que su amigo pase la noche, seguro le dará una sobredosis, si fue veneno lo que les inyectó en menos de dos horas estarán todos muertos— Ida se toca las costillas mirándome y esa noticia hace que se me hunda el pecho de nuevo.
Dylan está infectado al borde de la muerte otra vez por el MI6.
Un golpe seco en la escalera nos hace volvernos a todos bruscamente. Es Cora pálida cae de rodillas en los escalones, corro a ella para evitar que se caiga, tiene la mano aferrada al barandal.
Ethan viene de prisa conmigo y me ayuda a levantarla, pero su palidez aumenta mirando al que creíamos muerto.
—Mi hermano fue infectado— susurra mirando a Ida.
—Tu hermano estará muerto, como el General James y los otros más, supéralo— dice Ida frío haciendo que lo manden fuera porque es muy desconsiderado Cora... está embarazada.
—Unidad especial de espionaje y protección de las fuerzas del gobierno inglés— escucho la voz de Sarah en la entrada dónde está Alexander seguro mostrando su placa —. Vengo por mi hija, Emilia Wall.
Los uniformados azules cubiertos por la cara, los cascos y con metralletas sujetas a su pecho pasan por la entrada dejando mirar a Sarah con golpes en la cara y una ligera molestia al caminar.
Ella no está infectada como los demás, se alió con Logan para entregar a Jack, la hicieron llegar a él y tengo opciones de los que lo hicieron, la lista encabeza a Tyler.
Los miembros de la organización del lobo se mueven por alrededor de ellos intercalando los espacios vacíos de la entrada. Alexander se queda en la entrada al lado del teniente Wall que mira a Ethan silencioso.
—Entreguen a Emilia, no quiero a esta mujer en mi casa, me pone de mal humor— ordena Alexander frívolo sirviéndose whisky escoses.
—Maldita perra— el susurro enojado de Cora corre en la habitación silenciando a todos los que la escuchamos, pero no provoca reacciones en Sarah —. Mandaste a mi hermano a su muerte.
Sarah quiere reaccionar, pero recuerda que está embarazada porque aleja sus manos de su cinturón de armas y actúa despreocupada.
—Fue una emboscada de la organización de los treinta y siete, todos arriesgamos algo estando en el MI6, sé que el camaleón es fuerte y sobrevivirá— se quita los mechones sucios de la cara para verla mejor—. Todos han sido trasladados de emergencia a nuestro hospital privado.
—¡Jódete! — Cora se levanta como puede y le revienta una bofetada en la cara que al momento preciso que se la regresa a Cora hace que yo le aseste mi codo en la garganta llena de la misma rabia que Cora.
—No vuelvas a tocarla.
Ida ayuda a Cora por el golpe y ella que no deja de insultarla. Sarah me tumba, pero viene herida para pelear, cuando saca su arma, el cuerpo de Ethan se pone frente a mí protegiéndome ante cualquier amenaza.
Le apunta en la cabeza en tres movimientos precisos, el teniente pone las manos en su espalda y ve a su viejo amigo apuntarle a su hija sin mover un dedo por ella.
—Eres la escoria más despreciable que conozco, ni en cien vidas serías mejor que Jack— le suelto frívola protegida por mi guardaespaldas.
—Lo soy porque de la misma forma que él entrego a mi hermano, yo lo hice con él y no me arrepiento— se limpia la sangre de las heridas que trae recién curadas en las manos —La justicia siempre viene corrupta, pero las muertes hacen que valga la pena luchar como los buenos de la historia.
Miro al teniente Wall y después a Alexander. Hago que Ethan baje el arma. —Eres la más corrupta del MI6 después del ministro Madden.
—No me inmutan tus palabras Emma, eres una simple publicista, no te tengo miedo—sonríe con el labio roto —Dame a mi hija y nos largaremos de inmediato sin causar más pleitos— mira a Alexander —. Es lo que más nos conviene a todos aquí.
—Compórtate Sarah— habla finalmente el teniente Wall que ahora que lo noto también trae rezagos de la pelea con la organización.
—Lo haré padre, estoy haciendo esto por las buenas como me lo pediste.
—Entrégala Emma, no quiero nada de su sangre aquí— no doy crédito a lo que dice Alexander ni a la frialdad con la que se refiere a Millie, si ella también es una Roe.
Miro con odio por lo de Ethan, pero sobre todo por estar dándole a Sarah lo que quiere, después de lo que esta mujer le hizo a Jack será capaz de hacerle cualquier cosa a Millie, Jack lo sabía perfectamente.
—Va a tener que matarme antes de llevársela y cómo aquí soy la prometida del dueño no darás dos pasos hasta que se la lleven.
—¡Maldita enferma! Te aborrezco desde el día que llegaste al MI6 con Dylan ¡Entrégame a mi hija! Tú no sabes cómo se siente ser madre — se pone histérica y por más intentos que el teniente Wall hace por tranquilizarla no funcionan.
—Tranquila, la tenemos rodeada, no ceda— me dice Ethan en voz baja.
—Búsquenla en cada rincón de la casa hasta que la encuentren y después ella y yo nos iremos hasta la corte por secuestro involuntario de mi bebé— Sarah les da la orden a los agentes.
—No puedes allanar una propiedad privada, da un paso dentro y todos mis guardaespaldas te llenarán de plomo a ti y a tus agentes— la detiene Alexander.
—Entonces has que esta mujer me entregue a Emilia pacíficamente, sabes que es lo que más te conviene.
—Maya te matará, prefiero que Millie no se vaya contigo para que no vea eso— me burlo en su cara.
Se poene más histérica tanto que la tienen que sacar. Alexander cruza unas palabras con el teniente que aboga por su hija, tardan mucho tiempo hablando lejos de los agentes, cuando regresa mira enojado a sus hombres, me lleva por el pasillo seguro para aplacarme, pero Ethan me sigue, este toque me asquea cuando veo sus intenciones de hacer que entregue a la niña.
—Entrega a Emilia a Sarah, es lo conveniente por hacer, hablé con el teniente Wall y estará protegida, él no estaba al tanto de lo que la loca de su hija hizo con Logan.
—No voy a entregarla, ella mató a toda su unidad, a sus compañeros de trabajo y entregó a Jack, pero por salvar su cabeza no para recuperar a Millie— le dejo en claro lo que es evidente que ni Ida lo negó cuando regresó.
—No quiero más problemas aquí con esta demente— se pone rígido —Su hija no es mi responsabilidad, ni mi prioridad, Jack está cautivo, yo apenas la tolero, no tenemos distracciones en nuestra organización, el caos se acaba de desatar y necesito armar estrategías.
—Digas lo que digas, no la entregaré.
—Te voy a obligar a hacerlo, no es tuya, no es nadie aquí.
—¿Así como me obligaste a odiarme por Ethan? — no alzo la voz—. Emilia es una Roe y los Roe se protegen entre ellos.
—Entrega a esa niña a su madre porque nos vamos a largar de aquí y es una orden.
—Mandó a Jack a las jaulas— le pego en el pecho de impotencia sacando un poco de las emociones que reprimí cuando vi a Ethan para hacerlo reaccionar, que deje de ser un maldito robot sin corazón por los demás —. ¡Por una vez en tu maldita vida deja de ser egoísta con los tuyos!
Se pasa la mano por la nuca exasperado y parpadea por la poca luz del pasillo, la luz de la casa ha disminuido desde que llegaron, los interruptores están en el sótano dónde vi a Jack meterse varias veces desde que llegamos en la mañana.
En una parte del día escuche voces de ahí con él, pero no dejó que ni Cora ni yo bajáramos.
—Jack ni siquiera está del lado de mi organización, él no pelea por nadie, no te sorprendas que no lo rescate porque él haría lo mismo conmigo. ¡Si me atraparán y me torturarán, él se dedicaría a mirar de lejos!
—No voy a entregar a Emilia.
—¡Vas a hacerlo! No quiero a minihumanos aquí, los aborrezco, son una carga y una debilidad en las organizaciones. ¡No hay espacio para ellos! ¿No lo entiendes? No la quiero aquí ni a ella ni a ninguno, ni al de Coraline— pone la mirada afilada y pega su cara a la mía —Ni siquiera si fuera tuyo.
Me quedo inmóvil en el pasillo, con el cardenal interno que abrió la aparición de Ethan haciéndose más grande desde lo que me hizo huir momentáneamente de Londres hoy por la mañana.
—¿Nuestro no? — me atrevo a preguntar, aunque por su mirada conozco la respuesta.
—No quiero estorbos como esos en mi vida.
Parpadeo alejando las lágrimas de mis ojos y me quedo con un vacío en mi pecho, se queda esperando mi respuesta.
—La entregaré— cedo finalmente y parece aceptarlo —Diles que esperen a que empaque sus cosas.
Miro a Ethan al final del pasillo y siento que me rompen el pecho. Ya no lo miro a los ojos porque es muy cruel hacerlo, tengo unas reprimidas ganas de llorar dejo que Alexander vuelva a la sala de estar dónde está Sarah.
Ethan me sigue cuando subo las escaleras y miro triste la puerta del baño como lo hice en la mañana, le pido que espere en las escaleras y amablemente lo hace.
Paso por la habitación dónde estaba Cora con Millie, la pequeña yace en la cama con su pijama rosado abrazando al cachorrito de Kieran.
Cierro la puerta antes de ir por las otras escaleras al sótano dónde estaba esta mañana Jack. Controlo mi impulso de derrumbarme como lo hice en la mañana al saber con lo que me dijo Alexander.
Paso un momento por el pasillo mientras rompo los folletos de Cora que robé de su bolso y paso por lo que parece un improvisado lugar de trabajo de Jack por la puerta del sótano.
Hay dos batas blancas colgando de una percha y el traje de oficial tirado en el suelo. La habitación está a oscuras, ni el interruptor sirve. Es difícil llegar a esta parte de la casa que tiene forma de la cripta de nuestra residencia.
Huele a químicos y un poco a humedad, mi estomago se revuelve y miro por la oscuridad algo que no veo, pero sé que está aquí.
—Se que estás aquí— digo en la habitación a oscuras. —Oí a Jack hablar con alguien, te reconozco desde nueva York.
No recibo respuestas de nadie dentro y poco veo con la iluminación. —Eres ambicioso, no te pido que un favor, pero te pagaré por ello— sigue sin responder nadie abajo y poco a poco camino entre la forma de Cripta vacía, es como la extensión de un sótano de seis metros de largo.
—Poseo el dinero de mi padre muerto, te ofrezco sus tres millones de libras porque nos saques a Cora, a Emilia y a mí de aquí y nos lleves con Maya— hago mi último intento en vano cuando quedo en silencio.
Tengo miedo, es como un ser maligno. Me asusta no poder verle la cara y ver su delgadez. Una de las sillas del final se mueve y me aterrorizo cuando veo la figura delgada que camina desde las sombras del sótano hacía mí, deja de fumar.
Sus botas resuenan en las baldosas y me perturba el trapo oscuro de su cara cuando tira un cigarrillo recién prendido al suelo, tiene la altura de Jack, me saca un poco de ventaja, pero su cara cubierta queda en la mía cuando camina alrededor mío como si fuera una presa y quisiera comerme.
—Tres millones suena tentador Emma Brown— la voz me da escalofríos.
Tengo frente a frente al hacker de Alexander.
—No cuando sepas que hay agentes del MI6 fuera y gente del lobo llenando la casa, un movimiento en falso y te atraparán.
—En ese caso sólo llevaré a dos, tres personas son una carga y no quiero terminar como mi buen amigo el camaleón prisionero de la organización en la misma noche.
—A Cora y a Millie— digo sin pensarlo.
—Buena elección, si me llevo a la mujer del lobo, terminaré ardiendo, es uno de los peores enemigos que hay en este mundo y no me conviene ponerlo a cazarme como su padre— camina distraídamente limpiando su bota con una daga —Aunque los kray son muy tontos a veces.
Veo entre la tela confundida, pero se la arregla para que no mire más. —¿Tienes miedo a que te reconozca?
Se ríe. —El día que conozcas mi cara, seré un cadáver muerto y para eso faltan mil vidas porque no me muero sin antes presenciar el día de las elecciones de Richard Madden.
Sus palabras se quedan flotando entre nosotros y deja de rodearme. — ¿Cuál es tu nombre?
—Tú ya lo conoces, pero no sabes que es mío— ladea la cabeza —Me encantan estos pequeños trabajos pagados, cada vez estoy confirmando que la guerra grande se acerca y veré a todos arder por la corrupción y el poder, te sugiero que busques al bando ganador.
Se mueve como si estuviera bailando. Mueve los dedos con guantes negros, no hay rastro de su piel que se vea. Saca una daga de sus botas y la afila con la otra, después saca de entre las cosas de Jack un laptop gris.
Se pone a teclear, en los informes bancarios y me pregunta el banco con el que me relaciono, hace la búsqueda y abre el portal de cuentas.
—El pago primero, no voy a arriesgarme en vano— me señala la página Web.
Se me dificulta recordar los datos de Sawyer y la clave de acceso a la cuenta, pero después de unos minutos lo hago y transfiero todo a el número que me da.
—He aquí frente a mí la aclamada reina Brown que ha hecho un buen uso de su dinero— alaba cerrando la laptop y quitándole la batería para destrozarla—. No uses ese apodo, ya le pertenece a alguien y no quieres ser su competencia, es una persona muy obstinada para compartir.
—Tu voz es muy parecida a la de...
—No— mueve su dedo de un lado a otro—. Te conviene no decir nada sobre mi aspecto porque la última persona que lo hizo fue Katherine y la apuñalé con Maneskin de fondo bailando como ahora.
Se quita uno de los guantes y veo un tatuaje de una cruz invertida en la parte inferior de su muñeca, esa cruz es un diseño exacto y lo he visto antes, pero no como un tatuaje.
Se sube el guante a tirones y me entrega una daga, me pregunta por las salidas de la casa, pero las conoce mejor que yo. Tomo a Millie dormida con su mochila de unicornio y los dibujos que hizo toda la noche para cuando Jack regresara.
Con tristeza los guardo junto con sus cosas, la cargo siguiendo el plan del camaleón. Ethan pasa por el pasillo y me encuentra con la niña sola. Revisa alrededor porque escucho voces además de la mía, pero no encuentra a nadie.
Cora está en el sofá haciendo la llamada al hospital dónde trasladaron a Dylan, no me gusta esa palidez, Alexander parece satisfecho de ver que trigo a Millie, voy dónde Cora simulando que se despide de ella y le susurro lo que debe hacer dándole a Millie en los brazos.
Sarah magullada espera impaciente con el teniente Wall. Todos ven que he cambiado de opinión, no hay forcejeos o altercados. —Llevaré a Millie por un poco de agua a la cocina primero— dice Cora cuando la niña despierta.
—No, hay agua en los autos, todo terreno del MI6— Sarah hace amago de entrar, pero la detiene la seguridad del lobo en la puerta.
—Es un poco de agua, no me exasperes Sarah— le advierto.
El teniente la hace tranquilizarse y vemos a Cora desaparecer en la cocina. Me siento tranquilamente en el sofá arreglando los cojines, todos los ojos miran cada uno de mis movimientos, en especial Alexander.
Ethan no habla, a Ida se lo llevaron recostado a algún lado. Pasan dos minutos, después cinco. Sarah rompe el allanamiento y entra ella misma a la cocina vacía, los agentes de MI6 comienzan a revisar la parte superior de la casa, los propios hombres del lobo lo hacen, por el subterráneo y los alrededores.
El teniente Wall espera en el mismo lugar de la entrada, no ayuda ni ordena, pero si me mira curioso. Tomo mi laptop y comienzo a trabajar en un artículo amarillista, se lo mando al Daily Star y después al New Times mientras ellos hacen la ronda.
—Revisen las cámaras de la casa y el estacionamiento, con la de las dos entradas— ordena Alexander.
—Fueron desactivadas mi señor— le informa Ethan.
Lo hizo el hacker antes de subir del sótano. Mando dos fotos, corto, pego, escribo un correo a mis contactos de los noticieros matutinos.
—¿Dónde está Emilia? — dice Alexander parado frente a mí.
—No lo sé, vi lo mismo que todos, que desapareció con Cora.
—No tengo tiempo de tus juegos, ¡Te dije que la entregarás!
Miro a Sarah más alterada de cómo llegó va tirando cosas y gritándole a todos, las heridas de las manos se las abre por ir como loca de habitación en habitación, la misma desesperación que tenía Jack por sacarnos de aquí.
El teniente Wall regresa de su llamada de casi quince minutos afuera, ve a su hija haciendo alboroto y ni siquiera opta por tranquilizarla.
Todos hablan y todos gritan, excepto yo, comienzan los agentes a armar alboroto con la gente del lobo, miro triste las manchas de pintura que dejó Millie con Jack en los muebles y la foto que le hice a los dos está mañana.
Tengo recuerdos de su videollamada con ella en el Caribe y al final terminó entregándose por ella. Él si tiene instinto paternal.
El viaje a Londres es en silencio, Alexander va reclamándome cada cosa que hice por sacar a Millie, pero no me altero ni levanto la voz, ni mucho menos respondo. Eso lo enfada tanto que cuando llegamos a la residencia se encierra en la biblioteca convocando a sus hombres para informar la situación actual de Jack.
A la hora llega Tyler e incluso hacen subir a Rebecca y a los demás que hay en la cripta para los informes, no entro porque estoy agotada para escuchar cosas de armamento y estrategias.
Octavian tiene cena servida para mía incitándome a sentarme con una sonrisa amable, pero mi estomago es un revoltijo que no quiere probar nada.
Las amenazas del MI6 fueron duras, ofreciendo demandas por secuestro de Millie o algo más que Sarah se pueda inventar. No hay más que caos en todos lados.
Dylan infectado y moribundo con Lena y James, muertos del MI6, Jack con Logan. Cora morirá si Dylan lo hace y una parte de mí morirá con ella.
Mi mente regresa a esta mañana, abrumada y solitaria, en shock, Alicia fue muy insistente que la famosa inyección de la doctora Kriss no era más que un simple antibiótico como al que ella le habían colocado la semana pasada.
Me siento sobre la tapa del inodoro mirando la basura con recelo. Tengo el miedo por los hombros y por todo mi cuerpo, en shock como en la mañana, no lo quiero. Me tapo la boca con ambas manos y lloro silenciosamente por el estrés y todo lo que ha pasado.
No puedo tener un hijo.
Decirlo en mi mente me hace llorar con más ganas, lágrimas de decepción y muy dolorosas.
—¿Mi señora? — preguntan en la puerta después de los golpes.
No sé cuánto tiempo llevo dentro, pero sí que es el suficiente para que los que me trajeron la cena hayan dejado de insistir. No le respondo a Ethan, han sido muchas noticias que no puedo asimilar.
Pero de todos los problemas que han ocurrido está noche, el mío es el que más me abruma. La puerta se abre y Ethan me mira sentada en el inodoro. —Tenía que entrar, no respondía a la puerta, la seguridad siempre debe asegurarse de qué esté bien.
Pienso en Cora y lo miserable que ha sido por Bennett y Dylan y lo que ha sufrido estando embarazada.
—Lo siento— la voz de Ethan me saca de mis pensamientos —. No debí ocultarme de usted tanto tiempo.
—Eras un padre para mí— hablo finalmente de lo que no pudimos hacer en esa cada a las afueras de la ciudad.
—Lo era y siempre lo seré.
Vuelvo a llorar como una niña en problemas. No sólo por lo que dice, si no por lo que descubrí está mañana. Espera paciente frente a mí y lo miro triste levantándome a abrazarlo finalmente, cuando pongo mi cabeza en su pecho lloro muy dolorosamente.
—No llore por mí.
Ojalá fuera por él, dejo unos minutos mi miedo en Ethan y me siento protegida de nuevo, como si fuera lo único que me queda en la vida, ya no soy una adolescente noqueada, pero aun así quiero que me abrace y me diga que voy a estar bien.
Ethan apareció en el momento de mi vida que más lo necesitaré.
Los reclamos de Alexander no salen de mi cabeza haciendo que llore más, su mano la pasea por mi cabello suavemente disculpándose por mantenerse lejos tantas semanas.
—No voy a preguntar dónde está, pero al menos dígame que la niña Millie está a salvo.
—Lo está— digo con mi cara todavía en su pecho, no quiero que me suelte, nunca.
—¿Qué le pasa mi señora?
Niego incapaz de hablar, nota que mi llanto no es sólo por él porque llevamos demasiado tiempo adentro en esta posición. Relaja los hombros y me abraza de forma que su cabeza queda en mi cuello y me puedo agarrar a sus anchos hombros.
—Sea lo que sea, nunca dejaré que la dañen— promete —. Ya di la vida por usted una vez y lo volveré a hacer.
Niego con la cabeza y lo dejo finalmente ir, me duelen las piernas y los brazos y tengo mucho frío. Se va retomando la posición de seguridad en mi puerta como lo hacía antes, es la verdadera protección que nunca se va.
No tengo fuerzas para llamar, pero el mensaje de texto de Cora hace que me alivie un poco el alma al saber que Millie llegó con Maya. Debo apoyarla, debemos ir dónde Dylan, ella está embarazada, su bebé...
Vuelvo a llorar y es algo que no termina durante el resto de la noche, termino en un ovillo culpándome como lo hice cuando Ethan murió, no pienso en razones de la doctora Kriss o la demanda que le pondré, pienso en un futuro que de todos los lados dónde lo miro termina mal.
¿Qué si heredé el cáncer de Kate? ¿Qué tal si la organización me llegara a atrapar como a Jack? No hay una vida tranquila aquí y Alexander no lo quiere, me lo grito a la cara y está noche no fue la única vez que me lo dijo.
Despierto con los ojos hinchados, llamo para cancelar mi trabajo con el ministro Madden reportándome enferma. Me siento como la mierda, pero debo apoyar a Cora y saber si Dylan sigue vivo.
No podría superar que muera, no en este momento. Me ducho y me pongo ropa linda, me arreglo el cabello y aun así no me siento bien. Mi mal hábito de dejar de comer cuando no estoy bien me hace pasar de largo por la comida de Octavian.
Alexander se fue a su empresa desde temprano, sigue con el enojo de que no haya entregado a Millie, le importa muy poco.
Recibo la llamada de la niñera de Millie porque la pequeña quiere hablar conmigo. En el hospital privado respondo mientras Ethan conduce, no tengo ganas de usar mi Mazda, así de mal estoy.
La niñera me dice que Maya está mal por la noticia de Jack, pero aun así puso protección para su nieta. Nadie vio al hacker irse.
—Hola princesa Millie— hago un trabajo excelente para que me escuche contenta.
—Te quería escuchar Emma la abuela me dejo llamarte y me cocinaron panqueques de unicornio— dice su vocecita feliz.
—Eres una princesa, todos deben obedecer lo que pides.
Se ríe emocionada. —También me dieron cereal de colores— aplaude y la niñera hace un ruido, creo que está ayudándole a sujetar el celular.
Ethan mira sobre el retrovisor sin decir nada. —Mi papi no viene todavía, le hice unos dibujos para él.
Mi corazón se rompe. —Los va a amar cuando los vea— miro la ventana triste de mentirle. —Dijo que tenía que trabajar, pero la abuela te cuidará y te harán más panqueques de unicornio.
—¿De verdad? — se distrae con lo que le gusta —¿Y puedo llamar también a mi papi?
—Mañana, lo prometo.
—Ya tenemos que colgar princesa Millie, vamos a darle de comer a tu cachorrito— dice la niñera y me da las últimas indicaciones de cómo pasó la noche Millie y que llevaron a Cora de vuelta a su apartamento, ya he hablado con ella en la mañana, a primera hora del día que está en el hospital.
Termino la llamada suspirando por saber de Jack, sus bromas y sus risas. El piso del hospital de los agentes es el segundo, Ethan va detrás de mí, pero no tengo agrado a su perfume tampoco.
Hay una lista con los nombres de los agentes y la habitación dónde se encuentran. La de Dylan es las cuarenta y siete, la de Lena la cincuenta y dos y la de James no me importa, así como la de los demás heridos.
Bennett sale de la de Lena ojeroso, le trae un café a Cora, sentándose con ella sin que me vean venir con Ethan. Cora apoya la cabeza contra el hombro de él y de nuevo quiero llorar mientras le toca el vientre.
—¿Se siente bien? — pregunta Ethan cuando me detengo a tomar agua de los dispensadores para tranquilizarme.
—Si Jack estuviera aquí, sabría cómo ayudar a toda esta gente que infectaron— miro las habitaciones. —Después de lo de Millie, no tengo muchos ánimos de poner buena cara frente a Cora o Bennett, la vida de Lena y Dylan pende de un hilo.
—Los soldados del ejército también nos dolemos, pero mostramos una cara neutra a las muertes porque así levantamos a otros que quieren rendirse— dice y mira orgulloso que traigo puesto su collar militar.
Alicia también viene y parece que revivo el día que regresamos del Caribe con Dylan envenenando y herido. Le da ánimos a Cora y educadamente también a Bennett, me siento a esperar noticias, todos tenemos una cara de pena.
Cora no se ha despegado de Bennett ni él tampoco. Alicia me lleva a la cafetería, pero incluso ahí me desagrada ir. —¿Tomaste la prueba de embarazo?
—Salió negativa— miento y me mantengo bebiendo un café negro sin azúcar desde que llegue.
—Menos mal— se limpia la frente como si fuera lo mejor del mundo—. Tendrás que tomar acciones legales con esa mujer, no te dijo que no te había colocado la inyección y sólo antibióticos.
Me quedo callada.
—Si hubiera sido positiva ¿Dónde habría sido concebido?
Miro mi café recordando varios de los encuentros y aunque no tengo exactitud de la fecha porque me terminé enterando ayer, hago memoria de mis malestares actuales.
—En el Caribe, cuando falló la misión del MI6 o tal vez cuando me propuso matrimonio en la playa— susurro sin ánimos.
—Qué romántico habría sido eso— pone sus manos sobre su barbilla—. Un embarazo del señor Roe, que no tiene cabeza para los niños— bromea, pero no me río.
—Es verdad, no quiere estorbos— decir eso me pone un nudo en la garganta.
—Es horrible que lo considere un estorbo, pero cada quién decide si tener hijos o no, por mi parte puedo ser la madrasta perfecta de Erick sin necesidad de darle un hermanito a su edad.
No sé qué más sigue diciendo porque me pierdo en mi mente de nuevo, es hasta que me queda mirando confundida que me doy cuenta que he dejado de hablar hace varios minutos. —Te noto extraña y no sólo por Dylan. ¿Está segura que la prueba salió negativa Emma?
Asiento. —Nuestra prioridad debe ser Cora y su bebé— le pido su ayuda porque con tanto que ha pasado no puedo sostenerlo sola.
—Bennett parece estarla apoyando en este momento.
—Es que Bennett es diferente, lo vi ponerse de rodillas cuando le dijo que esperaba a su bebé— miro triste mi café.
La llama de mi celular nos interrumpe con el número del ministro. Respondo y no espera a que hable porque ya me está dando órdenes.
—Sé que estás enferma, pero te necesito en la base del MI6, para que me prepares un discurso, también porque iré al hospital a visitar a los heridos, es necesario, quedan pocos días antes de las elecciones, necesito buena imagen.
—¿Cuál es la ocasión para ir al MI6?
—El teniente Wall le retirará la placa a su hija.
La organización de Alexander planeó sus estrategias anoche e hizo mucho con la situación de Jack, no lo rescatarán, pero sé que Maya no se quedará inmóvil y aportando mi buena voluntad hice un trabajo impecable anoche.
Una buena vez le dije a Sarah que me conocía como agente, pero no como publicista, llené el New Times con falacias de ella y con foto montajes de una posible unión de ella con una organización delictiva.
Miro la pantalla de la cafetería dónde los noticieros matutinos revelan el articuló que mi buena amiga la señora Pitt pagó por colocar en cada canal televisivo y de las redes sociales no se diga.
Bienvenida a mi infierno Sarah.
¡Hola sexys!
Sucedió Emma esta embarazada y lo supe desde siempre, aunque siempre lo negaba y no me arrepiento de nada *Se va corriendo*
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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