CAPÍTULO 55
La organización del lobo.
Alexander.
—¡La cabeza siempre en alto para y por los Roe como lo merecemos! — dice Maya y toda mi familia alza su copa en alto de acuerdo con ella.
Lena se abraza a su marido y lo hace con él, aunque no aprueba la forma de vivir de los Roe, Bennett se abraza a ella sin despegar la mirada de Coraline.
Jack abraza a Emilia que la trae Octavian desde la cocina dormida y alza su copa por su pequeña familia. Los Gray nos miran confundidos de nuestro ego tan grande y nuestra humildad rebose entre ellos y nosotros.
Maya besa a su esposo con el bastón en su mano apoderándose del centro de atención con sus guantes blancos y joyas. Tyler, aunque no sea de mi familia por sangre lo es por ley, y gustoso alza su copa de ser parte de una familia de millonarios.
Emma por regla de la organización aún no puede alzar su copa hasta que tenga mi apellido, pero yo alzo por ambos. Maya sonríe gustosa de ver a la familia casi completa, aunque Jack vaya solitario.
—Larga vida a la futura familia Roe Brown— cita con la mirada sorpresiva de la organizadora al ser desterrada del mando de la cena por un brindis que no estaba planeado.
—Larga vida— responden todos los Roe incluida Lena al mismo tiempo finalizando un brindis familiar que los Gray, ni Alicia ni Erick no entienden. —La familia casi está completa.
—Y nadie me creía que casar a Bennett en la desintoxicación beneficiaría a todos. — Tyler abraza a Lena. Ella se tensa. —Es justo lo que nuestro sobrino necesitaba, una buena esposa.
—Gracias señor Hilton, siempre apoyó nuestra relación desde el inicio.
—Es por nuestras relaciones con el ministro, es bueno tener a una agente en la familia que sepa a lo que se atiene.
—Esa es una forma elegante de decir que te aprovechaste de su condición para hacer negocios con el ministro— Jack mira a Cora y después a Lena —A cualquier drogado que lleves a la corte dirá que sí y firmará un acta de matrimonio si eso le regresa su vicio, no sé quién te puso a cargo de él en la clínica.
—Lo hice para beneficio de la familia y para que mi amada esposa no tuviera que lidiar más con este tipo de problemas de adicción— le besa la mano a Maya. —Y mira cómo somos todos felices ahora.
—No es que tenga nada en contra de ti Lena, pero Bennett necesitaba un médico no una esposa y eso todos los Roe lo sabemos— Jack se termina la champaña de un solo trago. —La inteligencia te persigue Tyler, pero tú eres más rápido.
—Eso no vas a pensar cuando el ministro invierta en mis negocios.
—Me encantan los negocios, vivo por el dinero, felicidades Tyler— dice sarcástico mi primo.
Maya frena esa conversación y calma al torpe de su marido, mientras mi organización se alinea en la entrada del salón del lado de Emma para ofrecerle sus presentes.
Con su firma en el contrato prematrimonial, la firma de la boda será simbólica, lo que realmente importa es la marca de la organización del lobo, el tatuaje que tendrá el día de su iniciación.
Me levanto la manga del traje y queda al descubierto el tatuaje del lobo a vista del agente barato, espero que esto le traiga recuerdo de hace unos años en Rusia.
De haber sabido que sería uno de mis grandes problemas, lo habría eliminado con gusto en la misión rusa del MI6 cuando vendí buen armamento.
Cruzamos miradas, reconoce la marca en la parte inferior de mi antebrazo, rodea con los ojos a cada persona de mi familia buscando una marca similar entre nosotros, pero la de Maya la cubren sus guantes, la de Tyler el bastón que nunca suelta, Bennett la tiene en el pecho, en uno de sus pectorales por elección propia.
Cada uno de mis hombres la porta, pero es muy astuto para asaltarlos frente a todos.
Maya le indica lo que debe hacer a Emma y el cojo no pierde vista de la alineación que hay entre los que parecen ser simples guardaespaldas, pero son armas corporales de una organización que me pertenece.
Cruza unas palabras con Lena y la esposa de Bennett palidece a la orden que le da.
—¿Por qué hacen todo esto? Es una actividad muy peculiar que no había visto en ninguna de mis amistades— pregunta la tía de los Gray.
—Apuesto que ninguna de sus amistades los había recibido con una daga en el cuello señora, o servido champaña de la mejor calidad en una copa de cristal— dice Alicia nerviosa.
—Tampoco me habían dicho que eran asesinos burlándose de mi difunta hermana— ella mira a Maya de nuevo, esta vez enojada. —Son una familia muy peculiar como dije, pero por Emma estamos aquí.
—Todos los estamos tía— Coraline se acerca a su hermano y lo aparta de Lena.
—Es poco comparado con lo que somos chef Mary, esperamos que vuelva a visitarnos pronto ¿Por qué no tomamos el té juntas la próxima semana? — Maya la amedrenta con su mirada.
—Vuelvo a Trafford en unos días.
—No acepto un no por respuesta.
La chef se ve nerviosa—. Dylan me invitó a Brent, ya lo teníamos planeado hace días.
—No tuvimos un buen comienzo Mary, pero no te asustes, soy una persona amable, díselo Alexander.
—Maya es la mujer más amable que he conocido— concuerdo con media sonrisa.
—Una daga en el cuello no me llevo a prisión chef, fue un biólogo torturado, aunque no se pudo probar nada, eso no quiere decir que no sea verdad.
La mujer se abanica con ambas manos asustada y busca apoyo en sus sobrinos, maya y yo compartimos mirada satisfechos.
—No me respondieron por qué traen obsequios.
—Porque vamos a ofrecérselos a Emma, es algo simbólico— dice Bennett entablando conversación por primera vez con ella. —Es una costumbre familiar y no espero que lo entienda.
—¿Qué te pasó Bennett? Te ves muy delgado y bastante desmejorado de la cara, se ve que duermes muy poco. ¿Estás comiendo bien muchacho? — le palpa las mejillas invadiendo su espacio personal
—Estoy perfecto.
—¿Por qué no has hablado con mi sobrina en toda la noche? Seguro que Cora te echa de menos y de la mano de la agente no vas a lograrlo— mira a Lena de nuevo.
—Tía, te dije que te mantuvieras la compostura, no es el momento adecuado para sacar este tema, los Roe van a darle joyas a Emma o eso parece— el cojo la sienta a su lado, pero la mujer no ha terminado.
—Debiste dejarla en tu casa— le hablo y no me responde porque con la mirada me mata.
—¿Callarme? Pero llevas callándome toda la noche Didi, no me vas a dejar ni decir pio ni conocer a la familia de Emma.
—Nosotros somos su familia.
La mujer se cubre la boca con la mano pareciendo todo menos discreta—. Se nota que Bennett viene con tu compañera la agente, cuando sabe que tu hermana está aquí, no vamos a pretender que no lo vemos.
—Mary, hablamos cuando terminemos de ofrecer nuestros presentes, por cierto, me encanta tu vestido— Bennett se porta sensato.
—Por favor Bennett, no le mientas cariño, el espejo ya lo hizo en su casa— Maya la mira de arriba hacia abajo.
—Pues a mí me gusta mucho este vestido señora Hilton.
—Soy Roe— la interrumpe —No tomé el apellido de mi marido y más vale que cuidé lo que le dice a mi sobrino Bennett porque me gusta sacar la daga por los míos.
—No eres su madre.
—No de sangre, pero métete con uno de ellos tres y verás de lo que soy capaz, tan amable como soy, traigo este rastreador por ayudar a mi hijo Jack— se levanta el vestido para que lo pueda ver —Bennett y Alexander son igual de importantes que él para mí.
—¿Todos ustedes creen que esto no le afecta a Cora? Estás saliendo con otra cuando sabes que mi sobrina está embarazada de tu bebé. — la señala
—Cora nos importa a todos los Roe.
—Cuando lleguemos a casa ustedes dos me van a decir por qué el papá de mi nieto está con otra.
—Tía acompáñame por una bebida a la barra.
—No quiero. ¡Todos van a hablar de nosotros! Si no es que ya lo están haciendo. Se está burlando de como la embarazó y la botó para casarse con otra.
La rubia se limpia los ojos, creo que llora porque Alicia va con ella corriendo y yo me exaspero como Tyler de este drama innecesario.
—Tía, los Roe están haciendo algo simbólico para Emma, guarda la compostura de una vez y deja de avergonzarnos— la rubia va con ella viendo que comienza a levantar la voz, evitando mirar a mi hermano.
—Estás incumpliendo en su orden de restricción, aléjate de mi hermana adicto— advierte el agente.
Maya se levanta con ese comentario y se pone al lado de Bennett.
—¿Cómo que Bennett tiene una orden de restricción si es padre del bebé de Cora?
—Después de que tu sobrino mandará a los agentes del MI6 a darme una paliza, el amor entre cuñados no creció como esperaba.
—¿Qué hizo qué?
—Bennett, ven conmigo, estás irrumpiendo en el acuerdo que te dio la corte, no hagas esto más complicado cielo— Lena va de nuevo a llamar a la calma.
—¡Ya sabía que algo andaba mal aquí! — señala al cojo con la mano y sonrío porque el rubio se hace hacia atrás—. Por eso Cora salió la otra anoche con James, porque ahora él se hará cargo del bebé ¿No es así? Quieren tapar lo que hizo este adicto con mi sobrina.
—¿Estás obligando a Cora a salir con tu puto amigo? — Bennett es el primero en alzar la voz.
—A mí nadie me está obligando a nada, soy una mujer libre— se defiende la rubia.
—Tú ya perdiste derechos sobre ella.
—Lleva a mi bebé, puto cojo, solo ves el beneficio de tu maldito trabajo, ahora que van a ascender a James a General de la unidad, se te hace un buen cuñado. ¿No me lo dijiste tu misma Lena?
—No creo que tu amiguita deba meterse en cuestiones de tu hijo, nene.
—No, mis planes ahora están en James.
—¿Va a tener buen sueldo siendo General de la unidad?
—Lena no es mi compañía de la noche Mary, ella es mi esposa.
—¿Qué demonios? ¿Te casaste?
—Sí, hace cuatro meses.
La chef lo abofetea, levanta la cabeza y vuelve a hacerlo pegándole en el pecho fuerte.
—¡Eres un descarado! ¡No voy a permitir que mi sobrina esté en boca de las malditas críticas y de las habladurías de nuestras amistades! — aleja la mujer ventilándose con la mano.
—Ve lo que provocaste adicto.
—¡Dios mío! ¿Qué va a pensar el teniente Wall y su hija? Los compañeros de Dylan se reirán, el gobernador ya nos invitará a las cenas de fin de año y mi pobre Cora criará a un hijo sola— solloza.
—Nunca voy a desproteger a mi hijo señora y menos a su madre.
—Eso no arregla muchacho, confié en ti cuando fuiste a pedirme su mano cuando estaba con Luke, pero eres peor que él, hazle un favor a Cora y aléjate de ella.
—Cora viene de una buena familia, ella no te necesita, tiene un buen capital, una carrera exitosa y es más honorable ser la esposa de un General como James que la de un drogadicto— el salón completo se queda en silencio.
—Me acabas de ofender camaleón— Lena agacha la cabeza.
—No pretendía hacerlo Lena, discúlpame— la palma el hombro, pero ella se ve dolida —Sabes que eres una buena amiga, mía y de Sarah y una excelente agente, no esperaba que terminarás en un matrimonio así de jodido.
—Dylan ya es suficiente, no es el momento de iniciar una discusión más grande— Emma se interpone entre los Gray y los Roe.
—Te prometí una cena tranquila siempre y cuando se alejara de mi hermana, no voy a quedarme de brazos cruzados mientras veo al imbécil que se estaba drogando frente a una mujer embarazada.
—Lo hizo por ella.
—Eso es lo que él dice, pero conozco su historial médico de la clínica en la que estuvo, lo investigué y él ha sido un adicto toda su vida. — se pasa la mano por la cara —No lo arreglará mandando a su perro con ella, esta jodido Emma y quiere joder también a mi hermana.
Ya nadie cree que Bennett sirva para algo útil en su condición. Logan finalmente lo destruyó.
—Al final, va a terminar muerto— dice una voz más baja que es la de Jack silenciando a todos, la flaqueza de mi hermano es evidente. —Lo que menos podrías hacer es dejarlo conocer a su hijo.
—Va a destruirla.
La risa de Bennett rompe el silencio incomodo que se instala entre los Gray y las miradas que hay entre la dependienta y nosotros.
—¡El MI6 no me hará lo mismo que Sarah le hizo a Jack con Millie, hijos de puta! — les grita agresivo por la anfetamina que recién consumió — Tu maldita política Dylan, no me va a quitar a mi bebé ni, aunque cases a tu hermana con James— lo empuja del pecho y el otro se lo regresa, aunque la chef se interpone.
—No pelas nene por favor.
—¡Él no es un asesino como tú cabrón!
—Por la justicia o por una organización, tú también eres uno.
—No me compares contigo escoria, yo porto la placa que le da honor al país, derramo justicia y peleo por la verdad, soy un agente y un cadete de pelea entrenado.
—¿Y ya te olvidaste de lo que hiciste en la misión del Caribe? No le contaste a tu unidad ni a Sarah, ni a Emma cómo mataste a una mujer que te suplicó clemencia— se burla mi hermano —La culpa no te deja dormir por las noches, tienes pesadillas que te persiguen, yo por mi parte no tengo conciencia, así que no finjas que eres mejor que yo.
—¿Qué diablos dices Bennett? — Emma deja a mi familia acercándose, pero no se le permite acercarse por los arrebatos.
—Pregúntaselo Emma, dile que confiese lo que pasó en el Caribe, que muestre su verdadera cara, porque él piensa que es el bueno de la historia, pero en este jodido mundo, no hay gente buena, solo menos corrompidos que otros.
—¡Ya basta Bennett! No te conté lo de Dylan para usarlo en su contra, están haciendo una escena en la fiesta de Emma y Alexander, no se lo merecen— la rubia se interpone entre ambos, pero ya han ido demasiado lejos.
—No me toques, no vuelvas a tocarme nunca más, si me destruyo será solo— se hace hacía atrás como si el tacto de la rubia le doliera. —Siempre solo.
—Vámonos de aquí, ya es sensato que nos retiremos— Lena interviene.
—No me toques tú tampoco, sabías que planean quitarme a mi hijo y no me lo dijiste. — la mira dolido —Confíe en ti Lena, pero eres igual que ellos.
—Ella no habla de lo que su superior no la deja, es información confidencial— dice el cojo. —Y así como Cora se lleva a su hijo, Sarah vendrá por Emilia.
Jack instintivamente la abraza hacía sí mismo, con la rabia prendida en sus ojos. Bennett bufa enojado mirando entre los Gray hasta reparar en la rubia. Niega con la cabeza y vuelve a desprenderse de Lena agresivo.
—Sí me quitas a mi bebé, te voy a hacer miserable por el resto que me queda de mi puta vida Coraline— jura, frío y la rubia se toca el pecho con ese golpe verbal en silencio.
—¡Déjala ir muchacho! Este hombre de pantuflas dijo que te vas a matar con tus drogas— la chef lo hace retroceder de ella. —¿Eso es lo que quieres para ella y su bebé? ¿Qué diablos puedes ofrecerle Bennett Roe? Mírate en un espejo y dime que vales la pena.
Mi hermano se queda en silencio, reflexiona y se rompe calmando su agresividad, Emma le pide al cojo calmar a la chef, pero sigue hablando delante de todos, aunque el cojo cumple como perro el pedido de Emma.
—Pero la quiero— dice Bennett frente a Lena.
—Eso no es suficiente muchacho, pero si la quieres como dices, déjala ir— le toca la cara —Deja que tenga una vida que tú no puedes darle, ella ya eligió y eligió a los Gray, no a ti.
Bennett deja de moverse perdido en su mente drogada, con una sonrisa sin humor termina la pelea. —¿Por qué habría de elegirme? Nadie lo ha hecho nunca y ella no era la excepción.
Desata sollozos silenciosos de la rubia y deja que Lena lo aparte de ahí.
—Tranquilo sobrino, es un bebé Roe, si tenemos que sobornar al juez con nuestros millones lo haremos y dile a Sarah que si quiere a Emilia tendrá que pasar sobre nuestros restos— anuncia Maya preparándose un martini.
—Adicto desde nacimiento, adicto para siempre— la chef se pone roja del enojo. —Yo también sé herir señora Hilton.
—A Sarah, la ley le dio la custodia completa de Emilia en su divorcio, sabe que están incurriendo en un delito— agrega el agente asesino.
—Cuando le niegas a un padre que la ama y la protege, tu MI6 y tu ley pueden irse a la mierda agente Dylan Gray.
Sorpresivamente es Tyler el que pone orden entre los Gray y los Roe yendo por su esposa. Millie se despierta con el ajetreo y Jack se sienta con ella en la mesa calmándola para que no se asuste con los gritos que se van apagando.
—Está es la última vez que me verás de forma gentil Coraline— Bennett no deja de jurar, cosas insignificantes.
Bennett se ha convertido en el más débil de los Roe. Ninguna apuesta está hecha a su nombre, las palizas que le dio el MI6 serán continuas, ya no tiene espíritu que lo haga levantarse.
Miro a Emma desde su lugar y me rehúye la mirada mirando a la rubia con Alicia, va a calmarla se la llevan al baño varios minutos.
Cuando salen del baño, la rubia trae la cara limpia, pero las mejillas rojas, yo estoy exasperado y de mal humor.
La organizadora va con Emma trata de que le dé instrucciones para arreglar los problemas familiares, pero parece que le cuesta.
—Emma, querida, discúlpanos, mira como terminó esto, no era nuestra intención armar un escándalo— dice Mary, pero no sirve para arreglarlo.
—Mary, yo no... Dylan dijo... — no puede formular una frase completa y la chef no deja de disculparse.
Erick también incomodo de la situación saca a Bennett llevándoselo al jardín donde vuelve a fumar.
Emma se avergüenza de que invitar a los Gray se haya convertido en un desastre como le dije. Alicia va con ella, pero se le ve la cara de pena que no contiene, ni la dependienta sabe qué hacer con el alboroto.
—Malditos sean todos los Gray, arruinaron nuestras tradiciones perfectas— Maya maldice a los Gray y se sienta con Tyler.
Maldigo con ella y Jack también. Parte de la iniciación que íbamos a llevar a cabo se detiene por la pelea. Los murmullos de la tía parlanchina son imprudentes.
Emma mira avergonzada a mi familia, disculpándose con cada miembro, pero sobre todo Jack está enojado de ver al cojo y con lo que soltó sobre Sarah, no me sorprendería que aceleré irse a Nueva York.
Emma se acerca a mí con incomodidad dejando a Alicia atrás y a la rubia más tranquila.
—Te dije que no los invitarás.
—No pensé que las cosas se pusieras así y que lo de Bennett y Cora desatará el caos entre las familias.
—Nunca podremos convivir con gente como ellos, espero que lo entiendas ahora.
Mira a su espalda a su familia de acogida. Respira resignada. — Quería que este momento fuera nuestro, pensé que sin Richard sería especial y tendríamos un poco de paz de la campaña, de fingir nuestro compromiso, y de todo lo malo que nos ha pasado estos meses— suspira cansada. —Pero lo jodido no es sólo el ministro Madden, ni su esposa.
—Somos nosotros.
—Sí, y no puedo arreglarlo corriendo a una fuente descalza— sonríe triste.
—Lo siento tanto Emma— Alicia se acerca a ella —. ¿Cómo puedo ayudarte a calmar a todos? La organizadora está preguntando por ti, si quieres convenzo a Dylan de irnos con Cora o a Lena de irse con Bennett, lo que sea que me pidas.
—Eso sería lo prudente de hacer jovencita —Tyler comienza a entrometerse. —La cena se acabó antes de iniciar y sólo nos queda ver arder a los Gray.
—Llama a Rebecca, dile que suba de la Cripta y arregle la situación entre tu familia, yo llevaré a Cora a su apartamento y a los Gray los despediré— me pide en voz baja.
—Es lo mejor que te he escuchado decir desde que te conocí— Tyler se levanta con su bastón sacando un puro. —Mi sobrina sabe respetar tradiciones como está, me parece una falta de respeto que no esté aquí siendo parte de los Hilton— levanta la caja aterciopelada que le iban a entregar a ella.
—Está en la Cripta por órdenes mías, pero creo que no fue pertinente mantenerla ahí hoy.
—Pues hazla subir de inmediato, mira el desastre que armaste, te quedó grande usar el collar del lobo tan pronto— se ríe.
Estoy esperando que Emma reaccione como hace días, tiene que defender su posición sola, es cuestión de ego ser un Roe. Damos la cara cuando hace falta no nos avergonzamos ni de los desastres.
—Cállate ya, Tyler, tengo un dolor de cabeza que me está matando— Maya llama a su manso silenciando a Tyler.
—Como digas mi amada esposa, todo lo que hago siempre será para complacerte— le besa la mano con vehemencia.
Emma asiente mirando como los Gray discuten todavía cerca de la barra y Bennett ignora a Lena que trata de hacerlo entrar en razón.
—Esto ya es un desastre entre Cora y Bennett— alza los ojos llorosos —Iré por la sobrina de Tyler y hablaré con Dylan sobre lo que dijo Bennett del Caribe.
—Es evidente que el cojo no era un santo hasta que decidieron quitarle la máscara, así como ni la hija del teniente lo es, la diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros mostramos lo jodido que somos y ellos lo esconden.
Emma mira a Dylan confundida, pero sabe que tengo razón.
—No estamos peleando por el lado bueno, ni el malo Emma, estamos peleando por el nuestro, siempre debemos ser nosotros primero antes que el mundo.
Alicia me mira perpleja y dudando, pero que se espera de la mujer que está cayendo por Logan Roe, la corrupción abraza hasta a los más "ingenuos".
—Primero acompáñame con la organizadora Emma y después llevamos a los Gray a la salida— dice Alicia.
—Mi señor, su whisky escocés ¿Quiere tomárselo en su terraza o frente a la chimenea como todas las noches? — viene uno de los sirvientes.
—Lo quiero aquí.
—Siéntate Alexander, como cabeza de la organización no te concierne arreglar desastres femeninos, mejor fuma algo que te distraiga del caos. —Tyler me ofrece un puro.
Miro a todos enojado y con la tranquilidad que quería Emma.
Me informan que Ethan regresó de estar con Caterva y con posibles noticias del mensaje que le dejamos hace unos días a Dina Makova.
Le envió la ubicación de Ethan al hacker para que lo tenga vigilado, nuestra mejor ventaja sigue siendo que nadie sabe que sigue vivo.
También le mando un texto con las actualizaciones de la rusa hermana de Dmitry, acordamos en el mensaje que le dejé que se reuniera con nosotros en las jaulas, pero hasta ahora no lo ha hecho.
A lo mejor la estamos subestimando y no es tan "ingenua" como la han estado tratando, tengo entendido que la única persona que convivió con ella fue David Wall, el hermano de Sarah y ahora Alesha, pero está atascada con ella en su parálisis.
Salgo a la terraza a tomarme el whisky con sirvientes atendiéndome. Paso al patio trasero de nuestra casa moviendo algunas cosas.
Miro con el ceño fruncido el estacionamiento dónde están nuestros autos, mi Aston Martín, mi Cadillac, mi Mercedes, mi Jaguar, su Mazda y los demás autos que poseo. Como una línea de autos similares a los de los kray con rastreadores integrados.
Esos autos los uso cuando vamos a las jaulas o voy de cacería. Ida mueve las cosas que le digo y mis hombres que vigilan las entradas miran silenciosos como si fueran Krays nocturnos mis movimientos.
Entro de nuevo a la casa y voy por el salón mirando a Alicia salir del baño, me dice que Emma está dentro retocándose el maquillaje o algo. Entro y la miro limpiándose las mejillas frente al espejo.
—Estaba por ir por Rebecca, sólo tengo que tranquilizarme un poco, lo de Cora me pudo.
—Ven conmigo primero— señalo la salida trasera con mi cabeza.
—¿A dónde? — me sigue resonando sus tacones en las baldosas.
Salimos por la parte trasera al frío del invierno nocturno, se abraza a sí misma con escalofríos cuando sigo con mi expresión malhumorada, busca con la mirada lo que le quiero enseñar, pero no lo encuentra.
—¿Para qué salimos?
—Silencio.
Cierra la boca y como no hay ruido percibe el ruido del agua cayendo en el patio trasero por el jardín y dónde están los autos.
Me mira confundida caminando al sonido y lo va siguiendo hasta que repara en que la fuente que mantuve apagada desde que nos mudamos, está encendida.
—La fuente está encendida.
Meto las manos en los bolsillos de mi esmoquin y asiento. —Quítate los tacones y corre hacia ella como tanto te gusta.
Los ojos avellana se le iluminan de la emoción y se apoya en mí aventándolos con un puntapié mirando a los de la organización que vigilan como si no le importaran en absoluto, ellos esperan que la reprenda como suelo hacerlo con las otras personas, pero no lo hago.
Emma tira los tacones al suelo y me mira ansiosa corriendo descalza a la fuente y metiéndose como loca en ella mojándose el vestido hasta las rodillas salpicando agua.
Se pone a alzar el agua con ambas manos, ha bebido vino hoy como suele hacerlo le afloja el cuerpo, y parece que en mi mente escucho esa música callejera de esa vez que lo hizo por primera vez, la música que sonaba a mitad de la carretera.
Me acerco a la fuente por inercia aún con las manos en los bolsillos, se ríe mirando al cielo despreocupada de lo absurdo que se ve el baile que hace, se alza el borde el vestido y mueve los pies por dónde puede.
Está completamente loca.
La admiro, pero poco a poco me acerco tanto que termino con las rodillas mojadas detrás de ella con mis brazos alrededor de su cintura ayudando a que siga ese desarreglado baile.
—¡Estás bailando de nuevo señor Roe! Pensé que ese talento oculto te lo ibas a guardar de nuevo— jadea sorprendida mientras salpicamos agua alrededor con nuestros movimientos.
—Es una de mis virtudes, paro miradas cuando lo hago.
Salpica agua con sus manos y se ríe cuando gran parte me cae en la cara. —No salpiques agua Emma.
—Sí, señor Roe.
—Deja de llevarme la contraría.
—Jamás.
—Mira lo que estás haciendo con mi reputación frente a mi organización, la estás arruinando, siempre haces lo mismo.
Se trepa como una loca sobre mi cuerpo poniendo sus piernas en mi cintura abrazada a mi cuello dándome esos besos en la mejilla que terminan en mi boca.
—Dime esa frase ridícula que me gritaste en el Cavern Club— la sostengo por la cintura, pero me silencia con su beso, apoderándose del control con su lengua.
Me respira en la cara mojando mi esmoquin con sus piernas. — Mit alt, Alexander Roe.
Sonrío.
—No uses mis frases, quiero un "te amo hijo de perra" Emma— le toco las costillas en su punto débil y se retuerce.
Se ríe a carcajadas. —Esa no fue mi frase más romántica contigo, estaba enojada de que quisieras terminar.
—Pero fue la primera que me dijiste, así que dilo.
—¿No me digas que te gusta escucharlo?
—No te lo estaría pidiendo, no vamos a regresar ahí adentro hasta que lo digas y tengo toda la noche nena— le advierto y alza una ceja obstinada —Pero tú ya estás temblando de frío— se pega más a mí reafirmando mi comentario.
—Acabamos de tirar nuestros problemas bailando en una fuente, creo que es un trato justo que te dé algo a cambio— dice pensativa y me besa la mitad de la boca. Me preparo para oír su confesión como las otras veces.
—Te escucho.
Me sonríe. —Te odio Alexander Roe.
Me enojo al instante y sabe lo que hace cuando la nalgueo en advertencia. Me muerde el lóbulo de la oreja y me susurra muy bajo esa frase que se guarda. No estoy satisfecho que no lo diga frente a la gente nunca.
Yo quiero oírlo siempre que quiera.
Tiembla de nuevo y la saco de la fuente escurriendo agua en nuestro camino dentro de la casa, Ida nos trae una toalla para secado rápido, no teníamos tiempo para salir, pero igual lo hicimos.
Se limpia las piernas y dice que va a la Cripta por Rebecca más relajada que hace una hora.
—Emma — la detengo mirando a la sala en silencio cuando levanto la voz, los sirvientes dejan de servir aperitivos y bajan la cabeza. Nuestras familias que notaron nuestra ausencia ven que regresamos con las ropas mojadas.
—¿Dónde estaban? ¿Trajeron a Rebecca? — Tyler nos mira a ambos.
—I kommer til at rejse jer og fjerne jeres forbandede medlidenhed. — le advierto a mi familia —Hvad er denne udfordring for dronningen? Min dronning.
Otra vez la expresión de Emma a mi voz, la voz que hace que Bennett se levante con Erick que no entiende danés reaccione a mi enojo en automático.
—Ja min Herre— dice Bennett y baja la cabeza retomando su lugar con la iniciación.
El puro de Tyler se detiene y con una tos disimulada se levanta también a su mal genio mirando a Emma, aborreciéndola.
—No me estás dando una orden a mí Alexander, la quiero, pero ella aún no es tu esposa para que uses el poder así conmigo y lo de tu familia— Maya se confunde de mis palabras intercalando miradas entre Emma y yo.
Estoy yendo en contra de las reglas de mi propia organización, irrumpiendo en una reunión pública con una orden de iniciación que ni siquiera es aceptada en la organización de los treinta y siete.
—Lo estoy haciendo, levántate Maya.
El manso ayuda a Maya a levantarse, aturdida, en danés murmura que Emma no tiene el tatuaje del lobo. Me quedo a la cabeza de la organización simbólicamente.
Tomo asiento en mi silla de cuero negra con el whisky en la mano y la locura de cada presente en sus ojos. —Te dije que un Roe nunca se disculpa Emma, si hay un desastre culpamos a otro, nosotros nunca nos equivocamos y la próxima vez que agaches la cabeza frente a otros, voy a mandarlos a todos a la Cripta.
—Pero esto fue un completo desastre, evitar que Bennett y Cora se vieran era imposible.
—Los asuntos internos de Coraline y mi hermano no interfieren en nosotros, son dos adultos que se hirieron a sí mismos, ellos deben afrontar sus consecuencias de lo que le hizo Logan dándole la anfetamina.
—Para ti es fácil decirlo, todos los ojos están sobre mí, fui la que contrató a la dependienta que organizó la cena, puedo ver la molestia de tu tía.
Me río por lo bajo enojado. — Si alguien hubiera insultado tu trabajo de publicista habrías sacado las garras, estás por ser la esposa del líder de la organización, nada debe detenerte. ¿Me entendiste? — le levanto la barbilla.
—¿Y qué hago?
—Sí la gente te ve asustada, les das oportunidad a atacarte y herirte por dónde quieran, pero si te ríes en sus caras con una máscara de mentira, nadie te puede tocar— me reclino en mi asiento.
—Entonces la respuesta es, primero yo y después el mundo.
—Sí y eso es lo que nos diferencia a los Roe de los demás, nadie puede herirnos, nosotros no mostramos nuestras emociones ante nadie, nosotros no tenemos debilidades para nuestros enemigos.
Espero que lo entienda, para joder a alguien basta con demostrarle que no pueden herirte por ningún lado, aunque sea mentira, es la razón por la que la cabeza siempre va en alto.
No venimos a complacer a nadie, que hablen de nosotros es un premio de saber que seguimos siendo el centro de atención en cualquier lugar y que sus patéticas vidas no son tan interesantes como las nuestras.
—Eso es egoísta para la gente que te quiere, decirles que nada te importa.
—Siempre te dirán que es la mejor, que te aprecian y cuando te das la vuelta te clavan un puñal en la espalda, con envidias y odio.
Siento a Emma mi regazo con su vestido rojo abierto en su pierna húmeda y endereza la espalda como una mimada, reina de un imperio que puede destrozar a cualquier millonario, vemos con desdén a los simples mortales inútiles a nuestro servicio.
Esto es lo que hace el carácter de una persona egocéntrica, le demuestras que siempre tienes el poder incluso cuando hay un desastre.
—Ahora quiero silencio absoluto y que le entreguen sus presentes a Emma.
—Sí, mi señor— dicen los sirvientes.
Es la primera vez que la mayor de los Gray se calla de decir algo borde porque sabe que ahora la mujer del lobo será la que tenga la última palabra en la organización y no ella.
En este momento saben que no estoy actuando como Alexander Roe, soy el lobo y cuando me hacen enojar, me gusta torturar.
Maya y Tyler sacan del estuche una daga dorada tallada con las iniciales de Emma en el interior, Tyler la mira con desdén, pero se la entrega.
Lena y Bennett no traen un presente juntos, él ya no la quiere cerca, es mi hermano el que saca una caja aterciopelada y le entrega un brazalete con cortes.
Coloco mi mano perversa en la cintura deslizando la tela del vestido rojo, Emma pone mi otra mano en su pierna desnuda y el cojo aparta la cara bebiendo de más.
Sonrío como un hijo de puta y bebo complacido de mi whisky, mientras el sirviente dispara una foto, la primera imagen del lobo y su mujer en su organización.
Emma levanta la cabeza poniendo su máscara de frialdad para los que quieran insultarla. La rubia como trabaja para mí desde ahora, toma nota del cuadro que pintará con la foto que hizo el sirviente.
Ida con la ceja cortada nos da una inclinación de cabeza y deja algo abierto a sus pies, es su placa del ejército de Irak para Emma similar a la de Ethan que a veces usa Emma.
Octavian trae unos pendientes asiáticos, tallados con un dragón simbólico de su país. —Para mi señora— se los entrega.
—Gracias Ida— Emma es amable, pero no debe serlo, aquí somos los que mandan.
De la Cripta de abajo vienen más de mis sirvientes con sus respectivos presentes, cada persona en esta casa debe ofrecer algo a la reina, entre ellos Rebecca, que es la que todos se quedan viendo por la hinchazón de la cara.
Los ojos moratonados y una rojeza prominente en las vendas de la nariz hinchada que se cura día con día.
—No te quiero arriba mucho tiempo— dice Emma barriendo su mirada en ella desde que supo que estuvo conmigo en Nueva York por Octavian.
Ese metiche me lo confesó en cuanto ocurrió el golpe en la pared. Rebecca mira a Tyler diciéndole que está bien y le entrega a Emma su presente antes de regresar a su castigo permanente.
Emma pone su mano sobre la mía rozando mi Rolex y hay un nuevo disparo de las cámaras, pero ahora es por la rubia de diferentes ángulos.
—Nosotros no sabíamos de esta tradición, pero no quería quedarme sin darte nada Guapa— el cojo viene caminando en dos piernas hasta ahora. Le da algo que no veo y el calor recurrente en mi pecho la pega a mí.
—La tradición es de mi familia, no puedes ofrecerle algo que yo no le compré diez veces más caro. — sonrío —Salud— vació mi whisky con la risa de Maya en mis oídos.
—Gracias Dylan es un gesto muy amable, me encantó— Emma le besa la mejilla con el abrazo que le da él y trato de ver que le dio que la hizo sonreír de un modo diferente al que sonríe conmigo.
¿Qué coño le dio? ¿Y por qué demonios le encantó? —Estabas enojada con él por lo que hizo en el Caribe— le recuerdo.
Sus amigas no ofrecen nada, pero toman la iniciativa del agente y la abrazan dándole un sinfín de disculpas por la escena de hace pocos momentos.
Lena solo la felicita de lejos, no quiere involucrarse más de lo que debe desde que se casó con mi hermano.
Al terminar ya hay suficientes presentes para Emma en sus pies que no se comparan con mis dotes. Damos el discurso que ella preparo para nosotros cuando la organizadora nos da luz verde.
Le paso la mano por el cuello con caricias y sonríe a mi toque, aunque lento la subo a su mejilla y borro los retos de la boca del cojo, aunque vuelve a ponérselos al despedirse de ella.
Platican mucho tiempo y hasta termina abrazándola.
Cuando se van despidiendo los invitados en mi camino a la biblioteca veo por el rabillo del ojo como el agente se toca el abdomen y de nuevo Jack me atrapa en la mirad que compartimos.
Entra detrás de mí con su hija en brazos.
—Espero que sólo hayas puesto en su bebida la dosis que te indiqué y no el frasco completo— mi primo me susurra despidiéndose con la mini humana dormida en su hombro. —Si lo matas ahora, dudo que haya boda en dos semanas.
—Si se muere, celebraremos dos cosas ese día.
—Sí, su muerte y tu divorcio prematuro, piensa con la cabeza, mientras Cora este embarazada y Emma ligada a él, no puedes tocarlo como sueles hacer.
—Cuando me case con Emma, sólo muerto firmo un acta de divorcio con ella.
—Ella no ha dormido aún conmigo, así que no cantes victoria antes de tiempo— me guiña un ojo —Llévala con cuidado hoy a las jaulas, hay legaes de Dinamarca y de los que conoce mi madre merodeando la zona y muchos daneses que la visitan.
—Sé cómo llevarla al espectáculo final de la noche.
—Me encantaría ver el desenlace, pero por medidas de seguridad me voy a Nueva York está misma noche— me entrega el celular que le di —No quiero sorpresas del MI6, como dijo Dylan, no van a quitarme a Millie, él va a decirle a Sarah que soltó su plan en la cena y en menos de dos días, me estarán buscando.
—Es arriesgado que te vayas ahora y menos antes de las elecciones del ministro.
—Volveré a la Gran Manzana, a mi sótano y con mis mozos de más confianza como siempre lo he hecho, para llevar a la princesa a su nuevo palacio— se pone serio. —Mi objetivo siempre fue recuperar a Millie, no pelear por el poder como hacen todos ustedes.
—El poder es lo único que va vale aquí, no voy a dejar que Richard se lo quede.
—Logan lo quiere, tú lo quieres, Richard— se ríe sin humor —No me voy a quedar a ver el desastre primo, todos quieren el poder y sólo uno lo va a conseguir.
—Si vas por las carreteras principales, levantarán bloqueos en las autopistas, la unidad de Sarah está haciendo un control de drogas por la zona. — le digo cuando hace amago de salir.
—¿Cómo me largo entonces? Quiero irme de forma segura y rápida, lo último que me llevaré del Score serán mis muestras, no quiero ni la anfetamina del David.
—Pensé que te quedarías hasta las elecciones.
—Eso se pondrá peligroso y yo no voy a ponerme en ningún bando, prefiero mirar el desenlace de lejos y a salvo como el jodido egoísta que soy.
—En mi organización tendrías más posibilidades de sobrevivir— le recuerdo.
—Prefiero ser un alma libre, siempre lo he sido, mi tiempo con ustedes se terminó y sabes que no me voy sin una buena paga, tengo buen dinero, pero no soy estúpido.
—Te apuesto seis millones de libras que vas a regresar aquí, nunca podrás huir de tu sangre cabrón— saco un fajo de dinero de mi caja fuerte y se lo entrego.
—Encárgate de depositarlo en mi cuenta— toma los fajos de libras que le doy —Lo último que necesito de ti es que el gruñón de Ida me lleva al Score por mis muestras y me escolte hasta el aeropuerto.
—¿Por qué en el aeropuerto local?
—Es más fácil para mí volar como un civil común en un vuelo comercial, es el último lugar dónde buscarán— se toca las sienes. —El MI6, no es tan inteligente como un camaleón que sabe esconderse.
Le concedo a Ida para llevárselo.
Llamo a Ethan para que visite está noche a su viejo amigo el teniente y haga distracción para que Jack tranquilo se vaya con Emilia a Nueva York, con un reloj regresivo de siete horas en total.
Se va despidiéndose de su madre con su mini humana en brazos. La cena de la discordia se termina entre peleas y amenazas de ambas partes, en un punto parece que de nuevo nos apuntaremos con armas, pero Emma lo termina de forma decente.
Bennett sale colado sin hablarle a nadie, Lena se va detrás de él y como Erick se niega a lavar los platos lo mando a ser niñera de ellos para que sirva de algo.
Los sirvientes recogen los presentes de Emma y los suben a su habitación. Veo como se cambia de ropa en ella.
—Aún hay un lugar al que te debo llevar hoy, pero ponte ropa seca y más cómoda, será un viaje un poco peculiar.
—Es poco más de media noche. ¿Iremos a un lugar importante?
—Sólo podemos ir después de la media noche porque es la hora en la que el espectáculo inicia y es un lugar importante porque hay una escoria ahí que te pertenece desde hace casi un año.
—¿Qué lugar es ese? — pregunta cuando le entrego la ropa verde de kray.
—Las jaulas.
〘 〙
Emma.
Me pongo unos vaqueros negros con una camiseta ligera por el frio que me provocó la fuente, me duelen los pies por los tacones que sólo llevo la botas que me da Alexander cuando viajamos en una de las camionetas negras.
Su ropa es como la de los kray, verde militar con harapos y se camufla en la oscuridad, lleva botas negras y me pasa una chaqueta verde como la suya cuando llevamos casi media hora de viaje.
Llevo el anillo verde en mi mano y el collar en mi pecho. No tuve oportunidad de guardar la joya, la escondo bajo la chaqueta verde, parece que vamos a un lugar peligros y lo sé por la cantidad de gente que viene con nosotros.
Ida no, él se fue con Jack, se irá a Nueva York, debe llevarlo seguro al aeropuerto, viajará encubierto. Dolió despedirme de él y de Millie.
Después del desastre que fue la cena de la discordia no tengo cabeza para reparar en lo que dijo Bennett de Dylan.
Mató a una mujer que le pidió clemencia, pero ¿Por qué? Aprieto la mano de Alexander cuando veo que llegamos a las afueras de la ciudad, casi dónde está otra de sus casas la vez que lo hirieron en el cumpleaños de Cora.
Carga un arma y no tengo que mirar para ver que hay un dote de ellas en un estuche negro del tamaño de un ordenador. Así vestido se parece mucho... a Logan.
Espero que no se deje la barba o será el doble de su padre. —Llegamos mi señor, el área está despejada por daneses que viene a ver el show nocturno— avisa el que conduce.
Dos camionetas que nos siguen también paran en el estacionamiento de lo que parece un simple edificio, pero creo que lo que buscamos está escondido abajo, debe ser como la Cripta de la casa.
—¿Estás nerviosa? — me mira.
—Demasiado, parece un lugar escondido y completamente vigilado por Krays.
—Lo es, aquí traen a las ratas para enjaularlas— miro por las ventanas blindadas a la cantidad de gente que camina dentro del edifico con pinta similar a la de Alexander, creo que veo a dos kray encubiertos, pero no sé distinguirlos todavía. —Ponte esto.
Me da un pañuelo verde militar a juego con la chaqueta que me cubre la boca y deja solo libre mis ojos. Me ato el cabello y lo veo equiparse con armamento. Una daga Roe en una de sus botas, dos armas en la cinturilla de su uniforme y otra más en las pantorrillas por debajo de un cinturón adherible negro.
Mi miedo a las armas ya no es el mismo después del disparo, pero sigue causándome ansiedad.
El mismo me enseño un par de veces a hacerlo, pero lo perfeccioné con Sarah, aunque el juramento del MI6 es nunca utilizarlo en cuestiones delictivas, sólo en operativos y esto no es uno.
Todos los hombres de Alexander traen el mismo pañuelo cubriendo sus rostros, pero los distingo porque los veo todos los días. Cada uno de ellos traen un comunicador en el oído izquierdo incluido Alexander.
—¿Qué haremos dentro?
—Visitaremos a mi presa favorita, buscaremos a un comprador y nos iremos.
—Como diga, mi señor— responden al unisonó.
—La vigilancia, se centra en Emma, no quiero Legaes cerca de ella, mucho menos Krays, vamos a seguir una ruta directa desde la entrada hasta los cuadriláteros clandestinos, de ahí partiremos a mis jaulas personales. — asiente a sus órdenes.
Miro a la gente que pasa a nuestro alrededor, varios hablando danés, algunos hablando italiano. Siento escalofríos de lo que veré dentro.
—Quiero ir armada también, para mejor protección dentro de las jaulas.
Alexander me mira pensándolo. —¿Vas a dispararme en el pecho?
Es un chiste agridulce. — Está vez será en el miembro.
Se ríe ronco echando la cabeza hacia atrás y es un sonido bajo y grueso que sólo yo lo escucho.
—¿Qué tanto mejoró tu puntería en Brent para usar una de calibre alto? — saca un cofre negro de la cajuela y lo lleva a los asientos delanteros dónde abre y veo mucho plomo en diferentes tipos de balas.
—Lo suficiente para unirme a la unidad de Sarah que me llevaran al Caribe.
—No niego que el MI6 tenga buenos francotiradores, pero pelear sucio es para los más salvajes.
—¿Qué tengo que hacer para tener la puntería que tienes tú?
—Aprender de mí.
—Pensé que Bennett era el mejor francotirador de la organización del lobo.
—Lo es, pero yo sigo siendo perfecto, nadie se me compara. Estuve en Rusia desde los doce años con venta de armamento, fui el mejor entrenado de Logan por Beckham en la organización de los treinta y siete, tengo conocimiento de entrenamiento aéreo de tres naciones desde que nací, Ethan e Ida fueron militares y maestros de práctica para mí desde hace casi doce años— carga el arma que prepara para mí.
—Coño, eres un asesino muy entrenado— maldigo varias veces mordiéndome la lengua y pensando en la perfecta puntería que debe tener con todo ese entrenamiento.
En el Caribe no falló en dispararme, una puntería perfecta me habría matado, pero nunca quiso hacerlo y Tyler lo sabía por eso estaba enojado.
—Soy mejor que eso— le quita el seguro a mi arma y dispara tres veces de lejos dándole al cerrojo de una de las puertas de la entrada del edificio en el mismo lugar las tres veces.
Los que estaban en la puerta haciendo fila para entrar salen corriendo con los disparos, muchos ven las balas como algo natural que dejan pasar, pero se asombran que las tres seguidas den en el mismo lugar.
Me quedo con la boca abierta, desde nuestra distancia, hasta a mí se me dificulta ver el maldito cerrojo y más a él con el problema de la vista, pero eso no parece limitarlo, parece que no es ninguna debilidad.
—Estaré a tu lado todo el tiempo, la seguridad va con nosotros, pero en caso de que algo falle, sal directo a las camionetas, tienen los vidrios blindados y se abrirán con tu huella digital como mi Aston Martin.
Sigo mirando a la gente que va y viene, Nadie puede reconocernos, así como vamos, sólo se ven nuestros ojos y Alexander es una piedra musculosa de dos metros que asusta a cualquiera que se le ponga al frente.
—Mi huella abrió el Aston Martin.
—No, fui yo, desde el mando de mi oficina.
Me martillea el pecho. — ¿Cómo te llamo ahí adentro?
—Alexander, ese es mi nombre siempre para ti — no le veo la boca por el pasamontaña, pero sé que está sonriendo por su tono de voz.
—Está bien, si algo sale mal, voy armada— asiente poco impresionado y me atrae a sí mismo levantándome la chaqueta para colocármela en la espalda.
Sus dedos rozan mi espalda y me tenso, miro a sus hombres, mira mis intenciones y se baja la tela bajando la mía también, alza mi barbilla para besarlo, me besa duro, golpeando su boca fría por el viento que se levanta de noche.
—Es una visita solamente— me tranquiliza.
—No tengo miedo, voy armada.
—El arma no es tu solución Emma, es el anillo, pase lo que pase no te lo quites, ni dejes que te lo quiten, es mejor, incluso mejor que el arma.
Asiento y me la coloca en la cinturilla de los pantalones a la espalda y la cubre con la chaqueta verde y vuelve a besarme.
Me agarro a su nuca pegándolo a mí. Pone su frente con la mía y los dos jadeamos. Me cubre de nuevo y hace lo mismo con él. Lo tomo de la mano y caminamos a la entrada del edificio.
Los nervios me cosquillean las palmas de las manos y tengo un frío obsceno en la espalda que no me gusta.
Con solo mirar las paredes sucias y mohosas del lugar se me revuelve el estómago y tengo un escalofrío, huele a humedad, a tabaco y más cosas sucias.
Como sospeché hay unas escaleras que conducen abajo, la estructura es similar a la Cripta, con dos pasillos laterales que conducen a lugares diferentes, es enorme.
Hay barras oxidadas en los barandales, pero no por falta de uso, parece que las mojan con la intención de que se oxiden, el dueño del lugar quiere tener esto en el peor estado posible.
Hay una parte en la que la gente no entra, la esquivan, veo pasar a un par de kray a ella, los turistas ni se acercan, Alexander me dice que él si tiene acceso a ella.
Vamos por dónde van los caminantes que no se distinguen sus rostros por la oscuridad y por la música que escalón a escalón que bajamos se va haciendo más fuerte. Aprieto la mano de Alexander y compruebo que los guardaespaldas nos sigan.
Es media noche, pero aquí parece que es medio día.
Pasamos por la primera jaula y es justo lo que su nombre dice, una jaula con barrotes gruesos dónde hay un bulto dentro
Alexander mira el lugar sin expresión en sus ojos, se comporta frio a lo que ve, pero yo miro sorprendida golpeándome con el anuncio de peleas clandestinas que nos dirigen a ellas, me quejó sobando mi costilla y su mano me protege del barandal para evitar otro golpe.
Esa es una jaula abajo que tiene luces neón violetas iluminando a una mujer con la cabeza baja que se coloca cinta negra en los nudillos. La gente grita apuestas en danés y tiran billetes de cien libras a un hombre afroamericano, los gritos suben a italiano e inglés y un kray comienza a recolectar también dinero.
Un hombre rapado, robusto y de brazos enormes sale de una de las puertas, escupe en el suelo y la gente enloquece eufórica.
—¿Él va a pelear con la mujer? — le pregunto a Alexander por encima de los gritos. —Es una pelea injusta, ya la tiene ganada.
—No hay reglas en las peleas clandestinas de las jaulas— dice mirando sin emoción —La mujer es parte de la organización de los treinta y siete, mira su tatuaje, no es ninguna desventaja para el calvo.
Miro horrorizada como la mujer de la misma altura que Cora se levanta de su asiento mirando a su competidor. Con desagrado me obligo a ver, aunque sé que pronto apartaré la mirada.
Cuando alza la cabeza a la gente, me quedo petrificada al ver que se trata de Katherine, una sonrisa ladeada en su boca y unos diamantes en el cuello en forma de collar.
—No te hagas daño linda, voy a ser gentil contigo— dice el hombre y como reconozco su voz me acerco para ver si el calvo es Dmitry.
Lo es. Caigo en cuenta que son las jaulas de la organización de los treinta y siete. Las jaulas de Logan Roe.
—No gastes fuerzas hablando Dmitry, guárdalas para lamentarte— se saca una daga de la bota, sin conocer reglas del cuerpo a cuerpo.
Dmitry se mofa de ella y saca una mancuerna de su bolsillo. Los gritos suben cuando comienzan un cuerpo a cuerpo que enloquece a la gente de las apuestas, Dmitry le asesta con la mancuerna en la mejilla derecha tumbándola con un golpe limpio.
Katherine rueda golpeando su espalda, escupe sangre riéndose, espero que se rinda con ese golpe, pero la lógica se levanta con la daga en la mano y se carga el cuerpo del ruso y lo aplasta contra los barrotes barriendo sus rodillas en el suelo mugriento.
Le clava su daga en la pierna arrancándole un grito al ruso y vuelve a reírse como demente.
Alexander me hace seguir caminando, el ruido de las peleas clandestinas va quedando atrás. La cabeza me da vuelas con el olor a tabaco que no me impregna en la nariz gracias con el pañuelo que traigo.
Pasamos por un pasillo, el silencio comienza a hacerse presente. —¿Por quién apostarías? Katherine o Dmitry? Los dos se ven como competidores salvajes.
—Katherine— responde seco. —Un niño de la organización crece siendo un arma blanca y Katherine nació aquí.
—Alesha también y no parecía tan salvaje como ella.
—No todas las habilidades de un kray están en su físico, es cerebro es parte de una buena estrategia.
Estamos en la zona que no es para los visitantes. En la zona de Alexander. Hay rasguños en una pared en una de las jaulas con sangre seca alrededor, el olor aquí es petrificante.
Hay un tubo de metal en el suelo por dónde pasamos, en otra jaula también hay una botella de whisky escoses a medio abrir y en la siguiente jaula algo se mueve.
—Hay un hombre ahí.
—Una rata— el tono en el que lo dice me perturba.
Es un hombre joven maltratado, por la silueta de su físico lo distingo y juro que su mirada me conoce, pero yo no lo veo completamente por la oscuridad.
Alexander se frota los ojos para acostumbrarse al cambio de luz y el prisionero se amedrenta por la presencia del lobo arrastrándose al suelo.
No nos quedamos en esa jaula, es la del fondo la que tiene preparada para que la vea. —Saca a la escoria para que ella lo vea— ordena a uno de los que viene aquí.
El hombre golpea el tubo de metal contra los barrotes alterando al prisionero. La mirada de Alexander en automático se enoja cuando el bulto se arrastra a la salida y veo sus ganas de asesinar, ahora reconozco la mirada que trae, es peor con la que mira a Richard.
—Sal maldita escoria, no colmes mi paciencia porque sabes qué pasará si entro sacarte— me cosquillea la espalda con la voz del lobo, como en la cena, demandante y baja.
—¿Quién es?
No sé si está lastimado como el prisionero anterior, pero se le dificulta tanto moverse que no puede caminar por sí solo para ponerse en los barrotes para que lo veamos.
La paciencia de Alexander se cansa en segundo, agarra el tubo de metal que tenía el hombre y entra a la jaula para arrastrarlo de cara al piso mugroso hasta los barrotes.
Los ojos de Seth se posan contra los míos cuando lo pone a mi vista.
Me quedo inmóvil. El cabello rubio apenas se le ve con la suciedad que trae encima.
Tose retorciéndose. —Hola conejito— dice arrastrando las palabras sacando fuerzas de su dolor para sonreír... lentamente mis muñecas comienzan a temblar.
Tengo a toda la seguridad de Alexander a mi espalda, pero una sola palabra hace que sienta que estoy sola aquí con él. Su boca mallugada apenas se distingue, un ojo lo tiene medio cerrado y amoratado.
Con ese apodo con que me llama enoja a Alexander y lo avienta contra los barrotes oxidados con toda su fuerza y mis muñecas dejan de temblar mirando sorprendida la rabia del lobo.
—No, mi señor— suplica desgarrado con un ataque de tos sacando una sola mano para agarrarse del barrote, cuando Alexander parte su pie en su espalda. —No, mi señor— repite varias veces esa letanía.
Me miro las manos dónde ya no hay marcas, pero parece que siguen ahí en mi cabeza. Lo atrapó aquí.
—Emma— la voz de Alexander me hace mirarlo.
Me toma tiempo hablarle porque no puedo apartar la mirada de Seth y callar las memorias en mi cabeza. Su seguridad se pone a mi alrededor dándome la protección que hace tiempo no tenía y es reconfortante.
—¿Qué hago? — mi voz sale en un susurro.
Alexander lo alza contra los barrotes y veo horrorizada que no tiene una de sus extremidades, por eso sólo veía sostenerse con una mano.
—Traes un arma contigo, tú eliges.
Mis manos van automáticamente a mi espalda, saco el arma que me dio y vuelvo a mirar a Seth que sigue llamándolo mi señor. Hay suplicas desgarradas que muestran el terror que se vive en las jaulas.
Miro el arma en mis manos y la agonía de Seth que tengo la opción de terminar yo misma. Matándolo. Yo nunca he hecho eso, pero las ganas de hacerlo sobre pasan mi mente.
Todo parece estar en silencio en mi cabeza como un buque solitario, con un sentimiento en común que me quito el sueño por años. Quito mi dedo del seguro y miro a Alexander.
—Tortúralo.
Los ojos verdes se oscurecen y de pie en la jaula veo el terror en los ojos de Seth sus suplicas comienzan segundos después que mi boca diga la palabra.
—¡Maldita perra! — me escupe desde su celda y es cuestión de segundos para que Alexander lo haga pagar y suplicar por decir esa palabra.
Miro en silencio lo que hace, no siento empatía. No siento nada.
—¿Hace cuánto tiempo está aquí? — le pregunto a uno de sus hombres.
—Casi medio año, lo sacamos de la Cripta de Logan y desde entonces, Seth es la diversión favorita del lobo.
—Emma, dile que no... ya no más— lloriquea inútilmente defendiéndose. —No... no mi señor.
—Grita todo lo que quieras, es música para mis oídos— le gruñe Alexander bajando el golpe de su bota en sus costillas absorto en su enojo, sin importar quién lo mira.
Como si estuviera en un trance, me acerco a la silla del lobo y me siento mirando directo a la jaula y veo cumplir a Alexander mi demanda, más bien, al lobo.
Un lobo asesino, cruel y torturador vestido de Kray, con la misma maldad de Logan en su mirada y sus expresiones y la sonrísa corrompida que me asusta porque demuestra como disfruta lo que hace.
Mi estomago se revuelve con lo que veo, es la parte más cruel de Alexander, la viva imagen de Logan en su cara. Con la facilidad que su maldad y crueldad arrancan gritos de agonía en él, yo me levanto para correr del miedo repentino que hay en el ambiente.
Mi mente se perturba, pero dentro de mi pecho, la Emma de la que Seth abusó en Trafford, cobra venganza.
No sé en qué momento pasó corriendo por el pasillo sin ser consciente que sigo en la jaula, choco contra varios visitantes. Me pierdo entre los espectáculos obscenos que hay por aquí, entre las caras de los prisioneros.
Mi cuerpo me pide aire libre de está suciedad y del olor a sangre, me tocan el brazo, es gente que no conozco, muchos ni siquiera hablan mi idioma.
Ya no veo a Alexander o a los guardaespaldas y corro por lo que parece ser el infierno. Bajo por la escalera de las peleas clandestinas y tiro el tubo de metal que seguía sosteniendo.
Choco contra la espalda de Katherine dejando caer el tubo a sus pies. Voltea molesta insultando en italiano mientras cuenta su dinero que ganó venciendo a Dmitry, con una cortada bastante profunda en su boca.
—Fíjate por dónde caminas imbécil— me grita a la cara, pero sólo puede ver mis ojos. —¿No sabes que los visitantes no entran aquí? Sólo Krays entran.
Niego con la cabeza o reconocerá mi voz. Además, el lugar es enorme, Alexander no va a encontrarme entre tanta gente.
—Bonito anillo, debe valer una fortuna y lo voy a tomar porque me hiciste tirar uno de mis bajos de libras— me golpea en la cara con sus billetes, mira mi dedo y cuando trata de quitármelo le arrebato mi mano.
—No me toques.
—Alto, alto, esa voz chillona y molesta yo la conozco— se me acerca con media sonrísa y yo voy retrocediendo. —¿No me digas que la puta de Alexander Roe está aquí vestida de kray? — me baja el pañuelo y descubre mi rostro. —¡Es la publicista! — grita riéndose.
Trato de pasar a su lado para irme, pero me bloquea el paso dos veces controlando su ataque de risa perversa. —No te vas a ir tan rápido, deja que te atienda como se debe bailarina.
—Déjame ir.
—No lo creo cielo— mueve su dedo índice de un lado a otro. —Todavía recuerdo cuando tu padre te vendió aquí y la mercancía nunca llegó, no sabes cuanto quería el amo ver bailar a la reina.
—Muévete o te rompo la nariz.
Se ríe de nuevo, parezco su diversión favorita —. No sabes a dónde te metiste estúpida, hace tiempo que no te veía y tenía muchas ganas de hacerlo por la golpiza que me diste en el Caribe— me agarra del cuello y me pone frente a toda la gente que viene.
—Eres muy salvaje y una simple publicista te clavó una daga, no eres la mejor después de todo— la provocó y se le borra la sonrisa.
—Si te clavo una daga ahora mismo no vas a estar soltando tus tontos comentarios— me agarra de la nuca jalándome a caminar con ella —. Bienvenida a las jaulas traidora— sonríe. —Aquí metemos a las ratas que nos estorban y no tuve que ir a buscarte porque viniste a mí tú sola.
—Si vine, no vengo sola.
—Eso no me importa. ¿Por dónde empezaré? Tu lindo cabello me gusta para mi colección, Aquí ibas a parar por tu padre, después que el amo se divirtiera contigo será mi turno de hacerlo, lleva meses obsesionado con tu cuadro de puta en encaje.
Mi estomago se revuelve de nuevo y le quito las manos de mi espalda, pero es extremadamente fuerte, si pudo con Dmitry, yo no soy competencia para ella.
—Pagó mucho por él en la exhibición de la rubia embarazada.
—¿Celosa de que por ti no pagará nada Logan para tenerte?
Me aprieta más fuerte casi arrastrándome. — ¿Quién te trajo? Porque nuestra ubicación no se le da a cualquiera y menos a las que disparan a los miembros de la organización, hace meses que estás fichada como el hijo de la Gacela, Jack, Jack, Jack, vamos por ti lindo. — canta perversa y llama a unos kray que vigilan las escaleras y sus caras tienen muchas cicatrices como de dagas.
—¿Qué quieres?
—Informen al amo que le tenemos un regalo, está noche tendrá una bailarina.
—El amo está en su Cripta reunido con el danés que trajo de Dinamarca y ordenó que no se le molestara o nos mata en el momento.
—Dile que tenemos a la dama del cuadro y vendrá de inmediato.
—Como digas Katherine.
—También llévense a esa torpe niñata de aquí, si Dmitry la ve le va a meter una paliza de su vida o lo haré yo, que se ponga a cuidar de su amiga la tiesa y no me ahuyente a los clientes de esta noche.
—Ya nos hizo perder mucho dinero está noche cuando rompió las botellas de vodka.
—Sácala de mi vista o la encierro yo misma, no sé qué viene a hacer a las jaulas.
Veo como jalan a una chica pelirroja con piel pálida de poco más de dieciocho, viene caminando descalza siguiendo a los Kray, se jalonea insultando, pero está muy bien aseada y se nota que no pertenece ahí, ni trabaja aquí.
Es alta y atractiva, incluso tiene los mismos rasgos rusos de Dmitry y los maldice en su idioma.
—Si vuelves a pisar las jaulas, te voy a encerrar con los lobos ¿Entendiste?
La rusa mir a Katherine enojada antes de mirarme mí, sus ojos pasan hasta por mi cabello como si me hubiera visto antes, pasa por mi ropa y terminan en el anillo de mi mano, veo enojo y aunque traigo ropa de Kray ella sabe tampoco yo soy de ellos.
La jalan a la salida, pero se voltea y grita. —¡Yo soy Dina Makova!
El kray la silencia y la sacan a rastras. Miro mi anillo aprovechando la distracción de Katherine en la rusa y entonces saco el arma que me dio Alexander, se la pongo debajo de la garganta.
—Suéltame o disparo.
Hecha la cabeza hacia atrás y se carcajea sonoramente. — Te puedo quitar esa arma en dos movimientos y dispararla directo a tu lindo cráneo.
—Hazlo y te lleno la cabeza de plomo— la punta del arma de Alexander está en su cráneo y Katherine alza las manos rindiéndose.
—El amo no admite a traidores aquí, menos si los trae el lobo.
—Mis jaulas, mis reglas— dice Alexander sin bajar el arma.
—Lo dices porque ya peleé con Dmitry está noche y sabes que soy un blanco fácil— con toda la intención suelta el siguiente comentario. —El amo quiere a la publicista para follarla como a Alesha.
Alexander me señala que camine a su espalda y quito el arma de la barbilla de Katherine sudando frío.
Espera hasta que esté muy lejos con los guardaespaldas y sigue apuntándole, lo veo a mi espalda, pero me instan a seguir caminando.
—Debemos irnos a las camionetas señorita Brown.
—Lo más rápido que podamos.
Salimos hasta la entrada dónde hay más gente de la que había cuando llegamos. Uno de los guardaespaldas abre las puertas y dentro de los vidrios blindados espero impaciente a que Alexander regrese.
Casi me sangro el labio de tanto mordérmelo. Muchos salen, pero ninguno es él, mis nervios aumentan cuando las camionetas verdes de los kray llegan.
—Debemos regresar dentro por él.
El guardaespaldas sonríe. —Es el lobo, no nos necesita— se toca el audífono de la oreja recibiendo una orden que escucho a medios susurros.
—Debemos irnos a la residencia.
—No voy a dejarlo.
—Nos pidió que la regresáramos, los kray vienen a estas horas, el lugar estará lleno de gente de la organización de los treinta y siete.
—No me voy sin él y si lo haces voy a escaparme y regresar ahí dentro- Ambos sabemos que pasará contigo si vuelvo ahí dentro— mi amenaza hace que apague el motor.
Me quito el pañuelo limpiándome los restos de las jaulas de encima y esperamos por más de una hora a que Alexander salga.
Me detiene de regresar varias veces, casi me quedo dormida, pero no puedo si no lo veo.
Me acuesto en el asiento trasero, pero cuando lo veo salir, no me importa ya no tener el rostro cubierto, bajo de la camioneta revisando que está bien.
Viene con la ropa de kray salpicada de sangre, la mirada sería y el arma a su costado mirando con los ojos verdes penetrando los rostros de los visitantes.
Simplemente exquisito, salvaje y dominante.
Me ve salir de la camioneta y su ceño se frunce. — ¿Qué haces aquí todavía? Dije que te llevaran a casa.
—No me voy a ir sin ti.
Suspira largo. —No sé por qué sigo creyendo que ya no eres obstinada— niega con la cabeza descubriéndose el rostro. —Sube a la camioneta. — me alza al asiento y cuando guarda las armas nos ponemos en marcha.
Se pasa las manos por los ojos y le ofrezco un poco de agua para que se quite la sangre y suciedad del cuello, tenemos el olor a humedad de ahí dentro.
Estoy agotada por la cena y por esta visita inesperada, pero no conciliaré fácil el sueño está noche. No se me acerca, sabe que corrí de la jaula de Seth por temor.
No hablamos mucho durante el trayecto, ni cuando suena su celular con la voz de Ida del otro lado.
—Vamos a tomar una línea alterna señor, hay un bloqueo del MI6 en las cuatro autopistas al aeropuerto, al parecer el agente Gray informó a Sarah de su descuido durante la cena.
—Llévalo por Dowing Street, si el bloqueo persiste, regresen al Score.
—El camaleón se niega a regresar con su hija, estaré conduciendo en rodeos para ver si la búsqueda desiste.
Cuelga llamando a alguien más en danés, alguien que estaba con el teniente, se frota los ojos cansado y en la primera oportunidad que tengo, estoy en su regazo besándolo y comprobando que no haya heridas bajo la chaqueta de kray en su pecho.
Veo unas ligeras cortadas en sus palmas por tubo de metal y un golpe en su pómulo derecho. El chofer no presta atención ya está acostumbrado a este comportamiento de constante contacto entre nosotros.
Es la imagen de Alexander como kray lo que me éxito al verlo salir de las jaulas, fue tan oscuro verlo ahí dentro.
—¿Qué pasó con Katherine? — meto mis manos bajo su camiseta buscando su bragueta sin despegar mi boca de la suya.
Cuando lo desabotono mis dedos se cuelan por debajo del elástico de su bóxer y palpo la piel caliente y el rastro de vello que me lleva a su miembro.
Respira con fuerza por la nariz mientras le envuelvo la polla con la mano y lo saco de su pantalón.
—Se largó de las jaulas, parece que van a una emboscada con los kray— pasa la boca por mi cuello metiendo las manos debajo de mi blusa y amasándome los senos por encima del sujetador.
Su boca succiona en mi cuello y jadeo mirando el techo sin soltar su miembro. — Menos mal
Dice más pero no lo proceso porque mi mente se pone en blanco cuando siento sus manos en el botón de mis vaqueros. Me restriego en su erección y gruñe mirando enojado al chofer.
—Estoy agotada, pero quiero que me folle el lobo— le muerdo el labio con toda mi fuerza y gime muy duro.
—Emma— me advierte mirando al que maneja.
Sigo con mi acomedido. Gruñe de nuevo y alza las caderas a mi mano para que siga masturbándolo.
—Miras a mi mujer y te corto las bolas— amenaza al chofer.
—Jamás mi señor.
Pongo su cabeza contra el asiento y jalo su cabello mientras seduzco su lengua con la mía. Me aferra las nalgas clavándome los dedos en ellas y me frota contra su polla, llevándome a adelante y hacia atrás.
Interrumpe de nuevo su celular con Ida, me quedo en su regazo, pero se oye agitado. —El MI6 encontró a Jack.
—Llévalo directo a mi casa de las afueras de Londres, mantenlo vigilado con Emilia, no podrá salir fácilmente del país está noche y en unos días.
—Pásamelo— se escucha el arrebato de Jack y su agitación, no me imagino en qué situación están. —Necesito una cuartada, para largarme con mi hija lejos de Sarah, nos atrapó la unidad de James en Downing Street, pero los perdimos.
—Van a tener bloqueos en todos los aeropuertos de la ciudad, no vas a volar como civil.
—Entonces necesito una distracción como la que mandaste con el teniente, algo que mantenga la atención del MI6 y del ministro Madden.
—La captura de Beckham es todo lo que tenemos por ahora.
—Eso no, quiero algo más fuerte, algo que mantenga a mi exesposa lejos de mí y de mi hija o no podré irme.
Se enfrascan en una conversación crucial, que dura tanto como llegamos a la residencia. Jack estará varios días en la otra casa hasta que Sarah desista de buscarlo y no se acuerda ninguna distracción.
Duermo muy poco, pero más que Alexander y lo sé porque en nuestra habitación pasa poco tiempo entre mis pechos para dormir, la situación de Jack lo tiene alerta la mayoría de la noche y gran parte de la mañana del día siguiente.
Pasa casi dos horas al teléfono caminando descalzo por toda la habitación. Cuando bajo a la cocina una hora más tarde y estoy sobre la encimera con mis tostadas de crema batida se acerca a morderla de mi mano y miro mi tostada con el ceño fruncido.
No me gusta compartirlas.
—¿Resolviste la situación de Jack?
—Estará unos días en asilamiento con Ida, la única forma de que Sarah deje que se vaya será creando una distracción grande que involucre al ministro— explica acariciando mis piernas desnudas. —¿Cómo está Millie?
—Perfecta.
—¿Qué pasará con irse a Nueva York?
—Llegamos a la conclusión de que las muestras de anfetamina de David, serán la solución perfecta para desviar la atención. Vamos a robarlas.
—Ya no están en la residencia Madden— vuelve a morder mi tostada sin darse cuenta de mi cara de enojo —La última vez que las vi, fue en nuestra cena falsa de compromiso, estaban empaquetadas en su biblioteca privada, pero desde que me descubrió viéndolas, las movieron de lugar.
—En ese caso debemos descubrir a dónde las...— se detiene mirando como tomo la lata de crema batida y me relleno la boca directamente. —¿Qué diablos haces Emma?
—¿Hum?
—Calorías.
—Tu fuiste el que te estás comiendo mis tostadas— me encojo de hombros y vuelvo a comer directo de la lata, la vena de la frente le salta del enojo y me río llevando el dispensador a su boca, pero no la abre.
Me envuelvo en un manoteo de hacerlo comer la delicia que pruebo, pero no me deja y termina botando la lata a la basura en desapruebo. —No comerás más de esto.
Su torso desnudo se queda con un poco de crema dónde veo que hay un golpe de anoche.
No se libró de Katherine fácilmente por lo que veo. Se distrae desayunando mis senos mientras yo busco con la mirada un nuevo gabinete en nuestra cocina para ocultar la crema batida y que no la bote a la basura.
—Me gusta cómo te ves recién levantado.
—A ti te gusta cómo me veo siempre, no lo niegues pequeña seductora.
Me siento muy normal está mañana como lo fuimos pocas veces en el Score. Un mañanero sobre la encimera de la cocina es tan delicioso para comenzar el día cuando me deshago del nudo de su pantalón de pijama y él me abre las piernas.
La única prenda que uso es una de sus camisetas, por eso tuvo fácil acceso a mi coño y a mis senos.
—Seremos un matrimonio muy activo señor Roe— gimo aprisionando su cintura con mis piernas.
—Que no se diga que a mi esposa le hacen falta orgasmos— gruñe amantándose. —La religión dice que debo cumplir sus necesidades y caprichos y darle mucho sexo.
—Eres el peor religioso...— gimo —Que he conocido, eso no dicen los devotos.
—Soy el padre Roe, no puedes dudar de mi palabra nena.
Me río, pero se encarga de quitarme la risa y hacerme pedir más. Un poco de normalidad en nosotros es bueno.
Las arremetidas de sus penetraciones me arrastran por el mármol de la encimera, mi trasero se congela, pero es compensado con su esencia caliente que viene después de ponerme sudorosa y tenerme temblorosa.
Aun siento como mi vagina se contrae contra él ordeñándolo. Mezo las caderas para que se vacíe completo y se ve satisfecho de tenerme abierta de piernas.
—Tengo que trabajar en encontrar la ubicación de las muestras de anfetamina.
—Y yo en la boda— le acomodó el pantalón de pijama de nuevo cubriendo su desnudez. —También tengo que verificar a Cora después de su pelea con Bennett anoche— me bajo de la encimera sintiendo el líquido escurre entre mis piernas.
Cuando me inclino para atrapar las tostadas, tengo a mi prometido y su prominente miembro pegado a mí. —¿Qué regalo te dio el cojo anoche? — pregunta como si nada pegándome a su torso, pero esa pregunta esconde su enojo.
—Algo personal, no lo llames así.
—¿Qué es?
—Algo personal.
No logra sacarme la información, pero enojado como va termina entrando a mi ducha, la tomo para quitarme sus restos y termino teniendo más de él.
Desde anoche no podemos tener la boca separada del otro, me siento como una adolescente que no tiene suficiente, es poco lo que dura nuestra normalidad, pero es un respiro oportuno a los problemas.
—Lo que dijo la chef Gray anoche— dice colocándose el traje y la corbata. —Sobre Bennett. ¿Qué piensas de eso?
Dejo de aplicarme labial y lo miro en el reflejo del espejo. — ¿Qué parte exactamente?
—Coraline no lo eligió.
Suspiró triste. —Bennett fue la primera persona amable que conocí en Hilton &Roe, fue el único de los Roe que me visitó en el exilió de Brent, supongo que para Cora fue difícil esa elección por la muerte de sus padres.
—Pero tus padres no murieron en un operativo.
—No. Kate murió de cáncer y Sawyer en un accidente de auto— me queda mirando fijamente en el reflejo del espejo.
No dice más, pero al salir de la residencia e irse en su Aston Martin va serio y callado. Yo voy a la residencia del ministro con una nueva persona de seguridad, si Ida se quedará toda la semana con Jack y Rebecca sigue en la cripta no hay nadie de más confianza.
Richard se porta hostil todo el tiempo, vigila mis movimientos, tomamos las fotos de la campaña con su cuñada y el parecido con Susan me molesta, pero ella es más amable.
A la hora de la comida, aprovecho la confusión de los empleados para ir a su biblioteca privada y el mismo mueble de antes busco la anfetamina de David sin obtener resultados. Tomo evidencia de que los estantes están vacíos y cuando la puerta se abre me sobresalto.
—¿Qué haces aquí publicista? — entra el ministro seguido de Tyler.
—No sabía que la tenías trabajando en tu biblioteca.
—No lo está— me rodea con hostilidad Richard.
Tengo en la mano un documento sellado como confidencial sobre la campaña que él no me mostró y como pieza importante debió hacerlo, pero no quiere que yo sepa esta información.
—Necesitaba un archivo de...— mi mente no procesa que hay en su biblioteca privada que pueda servirme de excusa.
—Yo le pedí que sacará los tomos de las constituciones del parlamento por mí— Tyler entra en mi defensa confundiéndome. —Necesito mover unas piezas de los políticos que vendrán y la prometida de Alexander no es tan inútil como parece.
—No te lleves lo tomos del estante izquierdo— el ministro pasa de largo a servirse una copa. —Esos son de mi esposa.
Miro a Tyler confundida de su intervención, pero nota el sobre que tengo en las manos cuando me despido para regresar a mi oficina con la excusa de subir las fotos de Tyler y su cuñada para la campaña.
Rompo el sello confidencial de la campaña y veo, el itinerario que seguirá el día de las elecciones, con dos empresas puestas a subasta por el parlamento. No aparece el nombre, pero si el propietario.
Es la señora Pitt y su esposo, ambos ponen Gallery Art a la venta. —¿Por qué Richard querría vender la Galería de la señora Pitt? Esto va a destrozar a Cora, ella trabaja con la galería.
Busco el nombre del comprador de la galería, pero solo aparecen sus iniciales y no me dan pista del nombre de nadie.
Tyler sale de la biblioteca del ministro sin decirme una sola palabra o darme una mirada cómplice, actúa como si no me hubiera ayudado.
Mi celular suena con el nombre de Jack, espero que los sirvientes del ministro dejen de vigilarme, el guardaespaldas que viene conmigo no se despega cuando salgo al pasillo. Su respiración se escucha agitada y no puede hablar con claridad.
—¿Qué sucede Jack?
—Necesito un vehículo de Alexander, pero como eso no sucederá, quiero tu Mazda, voy a huir a Irlanda con Emilia.
〘 〙
Autopista de Downing Street, sector desconocido, hacker de la organización del lobo.
—¡Atrápenlo!
Bloqueo la dirección IP de todos los correos que he enviado y las llamadas recibidas de parte del lobo y la unidad en la que trabajó, instalo un bloque cibernético con virus incrustado para los dispositivos móviles que traten de conectarse a mi computadora.
Tengo a los uniformados de verde detrás de mí, pero los traje aquí para poder colocar el dispositivo rastreador que me pidieron.
La mujer salvaje que me partió el arma en la cabeza se arrastra desde dónde la tiré con su compañero en el suelo. La señal de los daneses la sigo teniendo en espera, no puedo recibir trabajos de él comprador todavía.
Sabe que soy la única persona que conoce su identidad y su rostro.
Nadie conoce el mío, él día que lo sepan, será el día de mi muerte y para eso me queda una campaña política y unas elecciones por presenciar.
Dejo mi ordenador en el suelo y voy a la mujer jadeante. — Para atraparme— la coloco frente mí y la máscara negra que utilizo no la deja ver mi rostro. —Se necesitará más que una unidad de tontos salvajes.
—No eres mejor que el mundo, maldito.
—No soy mejor que el mundo, sólo soy mejor que tú— me río y la dejo de nuevo en el suelo.
Veo su cuerpo convulsionar. —Eso les pasa por traer de Dinamarca al comprador, pensaron que podrían retenerlo, pero yo lo he visto trabajar en Londres y es más peligroso que tu amo.
—Nadie es más peligroso que Logan Roe.
—Me voy a poner a bailar mientras recuperas tu daga Katherine y así darme algo de pelea— digo y comienzo a bailar al ritmo de Maneskin que pongo en mi ordenador. — Loro non sanno di che parlo. Vestiti sporchi, fra', di fango, giallo di siga fra le dita, o con la siga caminando. Scusami ma ci credo tanto — canto sentado con el pie cruzado —Como eres italiana quería bailar una canción en tu idioma natal.
—Sei uno stronzo— escupe en el suelo.
Dejo de bailar y voy con ella, le levanto la cabeza. —Dile al amo, que la reina ha llegado.
¡Hola sexys!
Todos quieren el poder, pero sólo uno lo va a conseguir.
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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