CAPÍTULO 54
Alexander.
Veo a la prima de Susan sentada en la sala de espera dónde Emma y como ella se congela al verla, es el parecido a Susan.
—Volvió.
—No es Susan— la sostengo por la espalda y regresa a colocar su mano en la mía— Es la prima de los Madden, seguro la trajo para fotos publicitarias, por el parecido a su esposa.
—Es verdad, le sugerí que lo hiciera, no sacará a su esposa de su escondite todavía— Emma no de la de ver a la prima de Susan cautelosa. —¿Por qué regresaste?
—Juntos en esto Emma— le recuerdo —Después de lo que le hiciste a Richard hace dos días, es mejore que nos presentemos juntos en tu trabajo, hasta que asigne a un nuevo guardaespaldas, tengo trabajo para Ida.
—No vas a regresarme a Rebecca.
—No, nadie sabe de ella desde anoche que la dejaste tirada.
Cuando Ethan regrese de Dinamarca regresará a estar al cuidado de Emma, fue siguiendo a Logan, él y sus kray viajaron la noche de la recaída de Bennett.
El comprador danés no se ha contactado con nosotros. Ellos debieron ir a buscarlo directamente.
Sonríe victoriosa y mimada.
—No me importa a dónde se haya ido, que se las arregle sola— me advierte y vuelvo a mi mal humor habitual, está mujer no conoce el respeto que se le da a los lideres de cualquier organización o mafia.
Soy un asesino especializado, líder de mi propia organización y tengo a una mujer menuda de veinticinco años que es muy caprichosa y mimada diciéndome qué hacer.
—Siéntate conmigo a esperar al ministro— me quito los lentes oscuros neurótico y me siento con ella en la sala de espera dónde está con Tyler.
La razón principal por la que mantengo a Rebecca conmigo no es nuestra amistad de años, es por Tyler y los miles de libras que ha deslizado fuera de mi empresa en el tiempo que ha estado a cargo.
—A ver si vas cambiando tu tono de voz conmigo, que soy el lobo de mi organización.
La prima de Susan nos ondea un educado saludo que Emma le regresa con amabilidad, pero yo no. No soy devoto a la familia Madden.
—Cada día estás más malhumorado que el anterior ¿Por qué? ¿Ya te has tomado las pastillas del estrés?
—No las necesito, ya te dije cuál es la razón principal que me pone de peor humor— cruzo mirada al diseño del lugar criticando como siempre.
—La falta de sexo.
—No, la falta de sexo contigo— aclaro remarcado la última frase. —Pero lo único que has hecho es robarme, gritarme y sobrepasar mi autoridad.
—Así que me estás limitando el sexo para remarcar tu autoridad— casi se ríe y mis cejas se juntan más —La que te está cortando el sexo soy yo, por defender a Rebecca.
Tyler sale de la sala sorprendiéndose de verme ahí, lo intimido y se acerca guardando su celular en su bolsillo. —Vine por unas cuestiones de negocios personales y para limar las perezas después de lo que hizo la publicista en la fiesta— explica atareado.
—Se llama Emma y no la miras— le advierto y aparta la mirada de mi mujer al instante. —¿Quién te dijo que quiero que me representes con Richard?
—Lo hice por nuestros negocios Alexander, ya te explicaré más tarde lo que me dijo.
—Ha estado viniendo todos los días— Emma me informa —Pasa alrededor de dos horas en la oficina del ministro.
—Tú no te metas.
—Tú no me hablas si no te lo ordeno— de nuevo esa ferocidad de anoche en nuestra casa aparece.
Como no contradigo a Emma Tyler se enoja, pero sigue explicándome lo que viene a hacer aquí todos los días. —Richard quiere vender unos lotes en Dinamarca y como mi compañía está ahí, quiero ayudarlo a hacerlo.
Emma me mira mostrando su desacuerdo, dejo que se vaya el marido de Maya y ella no espera hasta que se aleje para alegar. —¿Le creíste?
—¿Tú le creíste?
—Es cosa de tu organización.
—Nuestra en pocas semanas para la boda.
Richard sale a recibir a la prima de su mujer, pero primero nos ve a nosotros. Me levanto con Emma y ella envuelve su mano en la mía cuando entramos y sale su secretaria detrás de nosotros.
—De las cosas que menos me esperaba ver hoy, son ustedes dos en mi casa, mi MI6 ya liberó a Maya, tengo al teniente Wall y a su hija protestando desde esa noche.
—No venimos para hablar de la situación de Maya. Vengo al trabajo honorable ministro Madden, el que haya liberado a Maya no significa que dejé ser su publicista, eso se termina el día de las elecciones.
—Estaba pensando en conseguirme a Adam Tail como mi nuevo publicista, tu no me sirves ya. ¿Crees que después de amenazarme públicamente te voy a dejar regresar a mi casa?
—Eso no está a discusión, ella quiere trabajar y te vas a callar — tres de mis asesinos se ponen en la entrada de la puerta de su oficina incluido Ida, que, aunque Emma no lo ha visto matar, es experto.
—De ninguna manera— es tan torpe que veo el botón que aprieta en el borde de su escritorio y dos de los del MI6 entran.
Me abro dos botones del saco y ya sin preocupaciones a mostrarme tal cual soy, saco una de las dagas suizas de mi familia, con la que fui a cazar al médico de Emma. —Es mejor que se vayan— advierte Richard.
Mi asesino interno va por el más fuerte de los agentes, regreso a Rusia a los doce años y su vida en mis manos en cuestión de segundos.
No me da la pelea que necesito. Le rebano la garganta a uno de los agentes a sangre fría sonriendo.
Su cuerpo cae inerte a mis pies dando una pequeña convulsión mientras me limpio con un pañuelo de ceda las manos. La mirada de Emma se queda fija en mi cara mientras mis manos quedan limpias de la sangre.
—Sal— le dice Richard al otro agente que tiene Ida casi prensados por sus dientes en su yugular. Ida lo suelta y el otro sale mirando a su compañero en el suelo. —Le estás cumpliendo un capricho a esta mujer.
—Ella ya te demostró que puede acabarte la campaña política si quiere— le recuerdo — Pero esa es solo una de tus facetas, si te atreves a tocarla mientras trabaja para ti, no solo voy a quemar tu residencia contigo adentro, voy a bombardear el puto Londres completo.
Ida da un paso adelante amaestrado desde que regreso de Irak. —Ida estará en cada reunión con ella, tú eres el jefe públicamente, pero internamente ella manda.
—Nos estamos poniendo las caras que escondíamos— mira sobre todo a Emma por encima del miedo que me tiene a mí. —Pero voy a aceptar, así de cerca como tengo el triunfo no voy a perderlo por una mujer.
La advertencia con el agente muerto le supo aclarar su respuesta.
—Algo te quedo claro.
—Pero ten en cuenta que nuestros negocios juntos se van a ver perjudicados, ni siquiera voy a vender mis lotes con Tyler. La prima de mi esposa será la imagen de los últimos días de mi campaña.
—Podría traer a su esposa de vuelta y evitarse tanto trabajo— le sugiere Emma dejando su bolso en su escritorio.
—Mi esposa estará a salvo hasta que yo lo decida, mientras tanto mantendremos la armonía como el equipo perfecto que somos desde el Caribe y si tu prometida me respeta, no veo porque yo no habría de hacerlo.
Emma se frota la loción en las muñecas aún quemadas y la dejó con Ida inseguro. —No te quites el anillo— es la última recomendación que le doy y vuelve a mirar la sangre en mi antebrazo mientras sacan el cadáver del agente.
. . .
—Estás de mejor humor hoy, ya escondiste a la bestia que llevas dentro, puto neurótico de mierda— Erick parece marica evadiendo mi presencia.
—Tuve un excelente desayuno— lo miro por encima del diseño final del mejor hotel de este año —Y no vas a ir a la cena de compromiso, así que bórrate de la lista, con solo verte me dan ganas de partirte tu maldita boca chismosa, le disté una copia del contrato a Emma.
—Punto número uno— levanta un dedo — No soy chismoso, soy comunicativo, y punto número dos, ¿Cómo pensabas que la novia no puede ver el contrato matrimonial dónde ya le cediste una sociedad igualitaria a la tuya de la cadena hotelera de Hilton &Roe?
—Este es el nuevo hotel— dejo de lado mi mal humor por la falta de contacto con Emma.
Siempre sucede lo mismo, mi carácter es una porquería, pero empeora cuando no puedo estar con Emma. El desayuno de sus tetas apenas me quito el dolor de cabeza mañanero, pero estoy en un estado semiduro desde que amanecí y yo no soy un marica que recurre a pajas solitarias.
Palpo de nuevo las bragas de Emma en la bolsa interna de mi saco, antes que Erick entrará estaba oliendo el aroma de su coño que impregna en todo el encaje o seda que use.
Dos pares de bragas me robé hoy para no correr al perro de Bennett que fue a rasgar uno de mis trajes más caros.
Tengo el ordenador abierto para ver los movimientos bancarios de mis tarjetas, quiero que se gaste todo mi dinero.
Ayer se coronó como Emma Roe.
Su cara de satisfacción al romperle la nariz a Rebecca me dio el orgullo perverso que siempre le he guardado, es igual de maldita que mi familia y ya lo está descubriendo. Es peligrosa, salvaje y celosa. Una ladrona de autos también.
Emma Brown es la única mujer que puede montarme, robarme mi Aston Martin, gritarme a la cara y recibir de premio de rodillas a todos mis jodidos hombres de seguridad.
Plasme todo en Nueva York, mi mejor obra de arte. El hotel Emma Roe Brown, patrocinado por Hilton &Roe, como obsequio de bodas, en el que he trabajado por más de medio año, un obsequio digno de los Roe.
Un hotel digno de la reina.
—Esto te va a subir el maldito ego que tienes, pero de todos los diseños de hace cuatro años de la cadena hotelera, este es el mejor— dice Erick revisando la estructura.
—No me dices algo que no sepa, yo creo maravillas y perfección. — envió el diseño final a Bennett que espero esté los suficientemente consciente para mandar el diseño de interior terminado como le pedí.
—Aquí está el contrato bancario y la isla comprada bajo su nombre— me entrega la cuenta nueva en la que plasmo mi firma gastando una fortuna de dinero.
Los bancos ya tienen la huella digital de Emma autorizada a mi nombre. —¿Ethan no ha regresado?
—No, ni siquiera se ha comunicado desde Dinamarca.
Gané unos millones más que mi hotel en la venta de armamento con los rusos que me consiguió Ethan. El tráfico ilegal requirió vigilancia las veinticuatro horas a las afueras de Londres.
La anfetamina de Jack también ha servido para los daneses, pero la mejor es la que hizo David Wall, y esa la tiene empaquetada Richard.
. . .
Con todos los asuntos preparados de nuevo, dos días después me reúno con mi familia a mitad de la noche, una reunión de los Roe, en la cripta de mi residencia, las casas grandes ocultan secretos grandes.
Aunque Jack no es miembro directo de mi organización aparece como parte de mi familia, no trae a la mini humana, Maya es la primera en llegar con la daga Roe y el manso siguiéndola, Bennett viene colado, pero lo suficiente en sus cabales.
Se hace un círculo en la cripta escaleras abajo, como un sótano subterráneo, pero del tamaño de una residencia común.
Es la primera vez que Emma ve en lo que está metida porque ve diferente el comportamiento de Ida que parece un perro rabioso buscando a quién matar, han pasado tres días en abstinencia y sigue obstinada a que es un tipo de castigo para mí y no para ella.
Yo siempre tengo el poder.
Ha seguido trabajando con Richard utilizando a la prima de Susan como imagen de los últimos artículos que publica el sitio oficial del castillo de Windsor.
Todos estamos vestidos con ropa verde de Kray, incluso Maya. Jack mece sus pantuflas, removiendo pacíficamente uno de sus tés, en lo que dura la reunión, Bennett se cala casi cuatro porros en la hora.
—Vamos a ir por la anfetamina de Richard el mismo día que el MI6 quiera recuperarla, ya se hizo la venta del armamento con los rusos.
—El MI6 hizo cuatro rondas cerca de nuestra vigilancia por dos noches seguidas, pero no localizaron el lugar de la entrega, entonces no localizaran si vendemos la anfetamina tampoco— explica Bennett con el porro entre los dientes, se le comienza a ver la pérdida de peso.
—Tengo a varios compradores interesados, pero creo que buscamos al comprador danés tanto como Logan lo hace— Maya mantiene un Martini en la mano que le prepara el manso. —Desde que enviaste a un vigilante a Dinamarca, no hemos tenido noticas.
—Lo que vamos a hacer será contarlo directamente, porque ese inútil que vino al club de la prima de Alicia, no era el comprador original.
—¿Y qué sugieres genio? — Jack sorbe ruidoso su té. —Tenemos una boda en puerta, una cena de compromiso ¿Y vamos a estar persiguiendo al comprador? — le toma la mano a Emma —Yo apoyo a mi futura prima a qué se le dé la atención que quiere.
—Esos asuntos no son importantes, lo que nos importa son las ganancias que nos va a dejar danés si lo encontramos antes que Logan— Tyler interfiere.
—Otra vez. ¿Quién invitó a este panzón que ni siquiera es un Roe? — lo mira por encima de su hombro.
Tyler lo maldice en danés, ronco por el tabaco de años.
—La tuya también— Jack vuelve a mecer su pantufla. —Cuando quedes viuda, yo te ayudaré a elegir a un marido más amable madre— le sonríe a su progenitora. —¿Puedo traer a Millie a la cena Emma? La niñera que contraté no se presentará.
—¿Quién es tu niñera?
—Erick.
—Puedes traerla, Octavian cuidará de ella.
—Sigues siendo mi favorita.
Tyler se exaspera y yo también entre dos malhumores físicos que me causa mi mujer. Jack la convence de irse, igual no se veía interesada en los asuntos de la organización, tiene la cabeza puesta en la cena.
Repaso los temas de la anfetamina y de Ethan, sin mencionar su nombre frente a Tyler. Cuando salgo de la cripta ya pasa más de la una de la mañana, los pasillos están silenciosos y me siento frente a la chimenea a beber whisky escocés.
Emma no reaccionó a la muerte del agente hace días la rubia ha vuelto a mi casa para ayudarla con los preparativos de la boda y la cena.
Me fumo un porro distorsionando unos segundos el color de las llamas por mi problema de la vista.
Me sobo la verga fuera de mi bragueta, fumando y con el móvil en la mano mientras paso de una en una las fotos que le hice a Emma en mi auto. El puño lo bajo lento mirando sus tetas.
Abro la cámara y me hago un par de fotos con el glande rebosando a vaciarme. Se las envió a Emma y le escribo que se meta los dedos. Rebecca está fuera de la cripta, ya no sube a la casa, la nariz si se la revisaron o no me da igual.
Emma es caprichosa y yo le cumplo esos caprichos.
Me llega una foto de Emma y mi pene palpita al verle la tanga negra dentro de esas nalgas redondeadas.
La llamo y al primer tono responde. —Estoy en una video llamada con la decoradora de interiores de la boda.
—Es la una de la madrugada.
—Nos extendimos en hablar, me está mostrando fotos de arreglos florales.
Quito mi dedo de grabar y le envío el video que acabo de tomar jalándome la verga, me encargo de que se vean las bragas que usó está mañana. — Mira tu móvil.
Escucho su jadeo ahogado cuando escucho mi propio jadeo bajo y la voz de la mujer impertinente, preguntando que fue eso.
—¿Por qué me enviaste eso? Tuve que silenciar la llamada con la decoradora.
—Todas son para ti, nena— le envío más fotos y de diferentes ángulos. —Disfrútalas, porque no te voy a coger hasta que pidas disculpas por robarte mi auto y desautorizarme frente a mis hombres de seguridad.
—Y yo voy a dejar que me folles, hasta que me supliques que te monte.
—Esta va a ser una espera larga, yo no le suplico a nadie, ya no vas a faltarme al respeto frente a mi organización y solo así vas a aprender.
—Si yo me torturo, tú también, señor Roe— dice en tono seductor —Y deja de robarte mis bragas.
—Oblígame— la reto —Si me caso es para tener el olor de tu coño veinticuatro siete y follar— suelto el humo del porro.
—Son excusas muy sexuales— ronronea cayendo en mi trampa.
—No soy un virgen mediocre, cuando el ministro civil nos esté casando tendrás mi semen dentro, cayendo por tus piernas, porque te voy a rellenar minutos antes de la boda.
—No puedes ver a la novia antes de la boda.
—No solo la voy a ver, la voy a joder duro— escucho como traga duro.
Tengo la verga palpitando. —Ven a rezar, estoy abajo en la chimenea. — ordeno cortando la llamada.
Me sirvo más whisky esperando a que baje, cuando los minutos hasta que veo los pasos silenciosos que da bajando las escaleras en una de sus pijamas diminutas, pero solo la parte de arriba, de abajo solo trae la tanga de las fotos con medias negras, y sé que esas se las puso para bajar.
Me envuelvo la verga con el puño de nuevo y vuelvo a masturbarme.
Revisa que no haya nadie mirándola en su poca ropa, pero sabe que no dejo que nadie mire lo que me como.
Mira mi verga y viene inocente. —¿Me llamaste?
Mi pene punza dolorosamente y me la jalo con más fuerza oliendo sus bragas en mi mano. La vista la hace relamerse los labios.
—No nos vamos a andar con juegos nena, me está doliendo la verga, así que se vas a comértela entera para que los dos podamos dormir placenteramente— le gruño tirando mi porro a la chimenea.
—No voy a dormir placenteramente.
—Si lo harás, porque tienes hambre y me la vas a chupar.
Esta salivando de ganas al verme que le cuesta negarse y más con mi vocabulario sucio y perverso del que es adicta.
Poco a poco se acerca y entre más se tarda más duro me la jalo. Se arrodilla levantando el culo respingón a mi vista. Pone sus manos en mis piernas desnudas electrizando mis vellos y el aliento de su pequeña boca pone dura mi polla.
Le cepillo el labio inferior con el glande y la boca femenina de mi mujer se abre hambrienta. Tardo en metérsela y ella saca su lengua a probar la gota que derrama el glande.
Se la meto hasta que mi punta toca el fondo de su garganta.
—Mmm— gime gustosa y yo jadeo tomando su cabello castaño en mis manos.
Se la saco y lame con su lengua húmeda la piel rasposa que sale.
—Chúpame las bolas— me la alzo y abre la boca metiéndose una a cada par.
Carajo.
—Joder, que puta boca deliciosa tienes nena— hecho la cabeza hacia atrás en mi sofá mientras Emma se atraganta con mis bolas. —Por eso me voy a casar contigo.
Clava sus dedos en mi pierna y vuelve a meterse sola mi polla hasta el fondo de su garganta.
A ella le cabe completa.
Me la empapa y sus mejillas se mojan con las lágrimas que salen cuando se toca el fondo, pero eso no la detiene porque esta viciada a mi verga.
Disfruto de la mamada tomando el control con mi mano en su nuca. Hasta que se desespera y comienza a ir más rápido.
—Quiero leche— la envuelve con su mano ansiosa centrada en el glande para recibir su premio tan caliente como es.
Me extiendo y le alcanzo a nalguear, incrementando su calentura porque ya no se la saca de la boca. Veo como se toca sobre su tanga con una de sus manos y sus lamidas incrementan de ritmo.
Se me tensan las bolas y lo siente porque comienza a masajeármelas con la mano libre, es una perversa, la potencia que está usando me va a sacar el semen de los días que llevo sin follarla.
—Estás muy hambrienta Emma— se la clavo al fondo y comienzo a correrme.
Jadeo con los ojos cerrados explotando la dureza de mis bolas, dándole el premio que se merece.
No para hasta que me vacía la verga, veo como traga en su garganta y le doy una embestida final, pero incluso cuando ya se tomó mi leche sigue chupándola con dedicación.
—Si sigues vas a ponérmela dura de nuevo— le advierto y parece que ese es su objetivo, porque sólo me mira caprichosa mientras lame en círculos mi glande.
Me dan espasmos cuando quita sus labios ya da paso a sus dientes. Muerde haciéndome maldecir y se levanta montándose en mi regazo presándose a mi boca.
Se abraza a mi cuello y me empuja al borde del sillón mordiéndome salvaje en el beso que sabe a mi esperma.
—Joder Emma, esa potencia no te la conocía— me aferro a sus nalgas y se las apretujo peleándome con su lengua.
—Es porque me has dejado... con abstinencia varios días— jadea meciéndose en mi miembro con la tanga totalmente empapada.
Es verdad que la abstinencia aumenta el lívido.
Gimotea cuando alzo la cadera y el grosor de mi pene se roza alrededor de su coño, en un mundo a su medida, le haría la tanga a un lado y acabaría de vaciarme dentro de su pequeña vagina.
Pero no lo haré.
Quiero follarla cuando el cojo esté en mi casa. Quiero que vean satisfecha a mi mujer y luego envenenarlo de nuevo en la cena.
Esa será mi celebración de compromiso.
Detengo su masturbación y se queja sudorosa. —No sexo hasta la boda— le susurro.
—No le diré a Maya— reanuda sus roces.
—No— la detengo por las caderas ya duro por sus insinuaciones.
Deja caer su cabeza en mi pecho quejándose entre balbuceos sudorosa, le estoy negando el sexo y parece funcionar para que deje de ser obstinada, pero el que termina acojonado soy yo cuando sus hombros se mueven.
Escucho el pequeño sollozo y le levanto la cara frunciendo el ceño.
—¿Estás llorando?
Su ceño también se frunce y se palma las mejillas. Apenas son dos lagrimas solitarias, pero a ella igual le sorprenden.
—Es frustración— dice insegura y se levanta. —Me estás llevando al límite, cualquiera se pondría así.
—No te has puesto así.
—No me viste en Brent.
—Me echabas de menos como loca— no oculto mi satisfacción. —A excepción que estuviste con el puto cojo pobre— mi mal humor hace amago de regresar con esos besos que le dio.
Y todavía quería ver a mi mujer bailar el cerdo de mierda. Primero le paso un carro encima.
—¿No podemos adelantar la boda una semana?
—Te lo propuse varias veces, pero lo querías en un mes por los preparativos, el vestido y más cosas— le beso la mejilla —Y un mes será.
Su cara de decepción casi me ablanda, pero soy un dominante cruel. —Los preparativos de la cena ya están casi listos, las invitaciones fueron enviadas— explica cansada. —Creo que la tía de Cora vendrá, ella era algo así como una amiga de mi madre.
—¿Más Gray en la fiesta?
—A puesto a que vamos a disfrutar nuestra noche. Buenas noches, entonces— dice enojada y se va escaleras arriba poniéndome difícil el impulso de seguirla porque me quedo pensando en su llanto falso.
—Se está volviendo más caprichosa— me sirvo otro vaso de whisky y enciendo otro porro.
. . .
Tres días después mi humor es peor, me la paso gritándole a cualquiera que me interrumpa y que no sea Emma.
Ethan volvió de Dinamarca en la noche, ya me informó que el comprador va a regresar a Londres en unas semanas y debemos aprovechar nuestra oportunidad para negociar con él.
Como Maya apoya a Emma en los temas de la boda, aplazaremos recuperar la anfetamina de David, en casa del ministro hasta después de mi boda.
El MI6 también esperará, están distraídos con el juicio de Beckham y Jack tiene distraída a Sarah teniendo la custodia de su hija.
—Voy a cenar con mi viejo amigo el teniente Wall.
—Es peligroso que te vea.
—No lo será, tuve su cargo también, se cómo trabajaba en el ejército y en el MI6 no será diferente— dice Ethan a primera hora en la mañana.
De Caterva no he tenido noticias, hoy pondremos a un informante en la Cripta de Logan para Dina Makova, la rusa tendrá la elección de comunicarse con nosotros o no.
Pasamos por la Cripta metiendo al nuevo trabajador de Logan. Tenemos ropa de Krays y franco tiradores, entre ellos Bennett protegiendo la entrada y vigilando.
Caterva sabe el camino más rápido para entrar, dónde Alesha lo dejaba y con la gente de confianza de su hija. La última vez que estuve en la cripta fue para sacar a Seth, sin manos no va ningún lado.
Es parte de la diversión del circo humano de las jaulas.
Se infiltra la nueva empleada en la noche y aprovecho para seguir la ruta que me marcó Caterva, en la habitación donde espero ver a Dina Makova, sólo hay una mujer en uno asiento, puesta como si la estuvieran peinando.
No es la rusa, pero si una pelirroja que conozco, Alesha tiene una marca en el cuello, el cabello suelto frente a la silla, pero cuando entro no se inmuta en defenderse como anticipaba.
—¿No te gusta ver a los viejos amigos traidora? — no tiene opción de escaparse y su expresión ni se mueve, es cuando recuerdo lo que dijo Caterva.
Me acerco a ella viendo la piel pálida que se le pone cuando no se broncea habitualmente. La delgadez de la cara y la debilidad que hay cuando le levanto un brazo dónde está el tatuaje de la organización de los treinta y siete.
Tatuaje que mi hermano y yo nos removimos cuando Richard nos sacó.
—Te mataría, pero vas a seguir viviendo la tortura que tu sola te buscaste. — le dijo a la cara y dejo la nota para Dina Makova.
Los ojos de Alesha me siguen hasta la puerta. Caterva entra también a una visita rápida a su hija antes que nos escabullamos de la cripta dejando todo en su lugar.
Ya han pasado diez horas de eso y la rusa no se ha comunicado conmigo.
Las bragas Emma de mi cajón privado, las tengo ahora en el cajón de la biblioteca y no salgo sin una cada que dejo la residencia.
Emma también está irritable, no le gusta Ida, no le gusta nadie que no sea Octavian, cuando vea a Ethan su humor mejorará.
Con este tiempo de abstinencia también aprenderá a no robarse mis autos, ni siquiera se ha disculpado por su último robo y mi forma de castigarla me jode porque no se la he metido en varios días.
Huelo las bragas, ya no me ha dejado desayunar esas tetas porque a primera hora del día Maya está aquí jodiendo con los arreglos, con las mesas y más mierda inútil.
Habría comprado un restaurante para ahorrar mujeres locas en mi casa.
Rebecca está abajo en la cripta de mi casa, si la revisaron o ella se hizo la curación en frio, no me interesa, no sube, no se le habla y ella no me grita cuando bajo, está sumisa porque sabe que el castigo de mi mujer es bondadoso al lado del que yo le daré.
—Puto coño— digo apreciativamente oliendo los jugos de mi mujer que ahora está en el comedor con la impertinente de la rubia, Alicia y Maya y la dependienta de las decoraciones acomodando los últimos detalles de la cena de esta noche.
Tengo la verga tan dura que, si la veo agacharse otra vez en esos pantalones de yoga que utiliza por la casa, voy a recurrir a la paja que me he hecho diario mientras se ducha.
Mi bragueta abajo y mi mano en mi verga huelo sus bragas. Necesito comerle el coño, llevo días enteros en abstinencia, parece que estoy de vuelta en Nueva York. Me levanto guardando mi miembro.
—Emma, ven aquí— salgo de la biblioteca y deja los cubiertos de Maya en la mesa.
—Estamos trabajando en arreglar la cena— no levanta la cabeza de los diseños de la dependienta.
—¿Por qué mejor no vienes a ayudarnos cabezota? Esta cena también es tuya— murmura la rubia impertinente.
Los mozos de Maya parecen hormigas por mi casa contrastando con mi gente de seguridad.
Emma evita la pelea verbal viniendo conmigo, nuestro mal humor es mutuo. —Te dije que contrataras criados que hicieran eso.
—Me gustan los detalles solos y creo que ya tengo elegida a la organizadora para nuestra boda— mira a la dependienta.
—¿Habrá más alboroto que en la cena?
—Es nuestra boda.
—Te vas a cargar de trabajo.
—Me gusta hacer el trabajo de mis propias fiestas, además no quiero gastarme el límite de tu tarjeta de crédito— se cruza de brazos atrayendo mi mirada a mi desayuno.
—La tarjeta no tiene límite de crédito para ti— su expresión cambia.
Voy a encerrarla en la biblioteca, pero los ojos de Maya la detienen y le pone más tareas por elegir como los bocadillos.
Erick aparece en el momento oportuno de entrar a mi salón de juegos y tener billar por un rato con Whisky, desde que le recorté el sueldo viene encarado.
—Se me están quitando las ganas de venir a la cena con la rubia gritándole a todo el mundo.
—Nadie te quiere en la cena imbécil— me bebo de un solo trago mi whisky.
Nunca cancelo un día de oficina, pero hoy para Maya me ha obligado a hacerlo, perder el tiempo no es algo que disfruto, pero para ella la ocasión lo ameritaba.
Recurro a pasar una tarde de alcohol y juegos con el único inútil de mis pocos amigos preparado para el desastre de esta noche.
Incluso en la sala de juegos entra la rubia de Bennett dos veces trayendo sillas aterciopeladas y arrugando la nariz con el olor a alcohol ahora que está embarazada.
Estás semanas el embarazo se le ve más, también trae al perro de Bennett, ahora parece que ya es suyo, porque le puso una correa rosa y la sigue a todos lados.
—¿Bennett no se ha acercado a ella?
—No puede, tiene una restricción de parte del MI6, pero supongo que está noche harán una excepción.
—Su hijo es un Roe, Dylan no lo puede vetar de su vida.
—Deja de ser un pendejo metiche Erick, sus vidas amorosas me valen un carajo.
Se sirve de mi whisky y lo miro enojado. Que se compre el suyo el pobre. —Tu hermano ya no se va a levantar, ya ni siquiera accedió a ir a la clínica.
—Lena es su esposa, Bennett es su problema, ¿Vas a seguir de chismoso o vas a ponerte a jugar cabrón?
—Bola ocho— se ríe —Y si no me ganas me aumentas el sueldo.
Horas más tarde del juego, estoy frente al espejo, con el diseñador de mis trajes me hizo la entrega desde hace dos días y en media hora ya me afeité la barba y me coloqué la perfección que me hace un puto dios irresistible.
El alboroto al otro lado del pasillo, con Emma y sus amigas me hacen sobarme las sienes mientras me fumo un porro para el estrés que sirve mejor que las pastillas. Me lo acabo en mi terraza y cuando quiero entrar a ver a mi mujer en lencería la rubia me atrapa en la puerta.
—No puedes pasar cabezota— me cierra la puerta en mis narices.
—Soy el puto dueño de la casa— empujo la puerta y Alicia se cubre las bragas gritando asustada.
Busco a Emma, pero no la veo, cuando voy a ir a vestidor Cora forcejea conmigo y no peleo con una mujer embarazada de mi familia.
Me cierra de nuevo la puerta y gruño regresando abajo ya listo.
Hay meseros privados sirviendo alcohol y aperitivos, entre los que ya estamos, como siempre el primero en llegar es Erick porque no tiene nada mejor que hacer.
—¿Qué no tienes casa? — me le acerco con mi whisky.
—Y yo también estoy feliz de que el matrimonio te mejore el humor hermano— dice altanero con un traje barato. ¿Cuándo va a empezar la cena? — se atiborra de aperitivos con vodka que trae la dependienta.
—Hasta dentro de media hora, mejor emborracha tu trasero antes que me pongas de malas.
—Bar abierto, vodka, nenas lindas— se limpia la boca imaginariamente. —De aquí soy, si me trajeran bailarinas como te gustaban antes yo estaría encantado, pero en tu despedida de soltero llevaré sólo pelirrojas, a tu gusto— choca su copa con la mía.
—No celebro tonterías.
—A Emma van a prepararle sus amigas una celebración así en el club de Alicia— comienza a coquetear con la dependienta. —Esa secretaría besa bien y habla más si tiene la boca ocupada.
—¿Cuándo te dijo eso?
—Hace unos días, cuando me la encontré en el club de su prima, fui por nenas y ella fue a contratar a los bailarines.
El calor conocido de los celos comienza en mis antebrazos hasta subírseme a la cabeza.
—Ese club es mío, lo compré cuando fuimos a reunirnos la primera vez con el comprador danés.
—Lo compraste porque Emma bailó ahí.
—Sácale a Alicia toda la información de esa fiesta.
—Aunque me encante hacerlo, trabajar de prostituto cuesta, así que si voy a tener que follarme a la dependienta y a Alicia mejor dame una buena propina— junta los dedos —Un trío como los que nos montábamos con Alesha me interesa para esta noche.
Cuando pruebo el vodka para sacarme el sabor del porro de la boca le doy unas pocas libras, casi lo que cuesta mi Cadillac.
Comienza a coquetearle a la dependienta siguiéndola a la entrada de la cocina con Octavian, no la deja libre ni por el anillo de bodas que trae la mujer y ella comienza a caer ante los encantos baratos de Erick.
Salgo afuera para recibir a mi tía en su Cadillac, es tradición de los Roe llegar haciendo mucho alboroto más en las reuniones familiares, pero se demora en llegar. Lo que si veo aparecer es ese jodido auto azul del MI6 que trae el cojo.
Me paro recto en la entrada de mi residencia orgulloso, engreído y millonario con mis lujos. Lo estaciona en la entrada con iluminadores nocturnos y cuando sale planta la mirada en mí, no trae su habitual uniforme.
Va a la puerta del copiloto y baja a una señora de la edad de Maya con un vestido colorido que no va con el tono elegante de la fiesta y trae sonrisa de señora loca.
—¡Es una verdadera belleza! — le dice mientras caminan a la entrada. —Buenas noches— va saludando a todos.
—Tía compórtate— el cojo la insta a caminar más rápido.
—¿Ahora Emma vive aquí? Pero si es el triple de grande de la casa que tenía su padre— le pregunta y el cojo asiente. —Se la hubiera dejado cuando murió, pero ya ves que se la quedó la inmobiliaria.
Al agente ya no se le nota tanto la cojera por las terapías, necesito emparejarle esa pierna por mi cuenta.
—Ya sabes, lo que te dije tía Mary, no hables tan fuerte, es una cena de ricos, tienes que comportarte y no seas tan parlanchina— le susurra por lo bajo.
—Di Di por favor, es una cena familiar no evento de trabajo, es la futura familia de nuestra Emma y del bebé de Cora, ¡Claro que voy a hablar con todos los invitados! Tenemos que conocernos— le palmea el hombro.
—Se más decente.
—No, ya ves que no nos fue bien con ese Luke, nunca se termina de conocer a la gente, no le pasará lo mismo a tu Emma.
Volteo a ver a la mujer. — Mi Emma— la corrijo sin conocerla y el cojo está que bufa del enojo.
—¿Perdón? — la mujer nos mira confundida
Erick carraspea viniendo desarreglado de la cocina. —Buenas noches, bienvenida madame, soy Erick Jones, amigo de la pareja y mejor amigo del novio también— se ríe con ella besándole la mano con su habitual coqueteo.
—Mary Gray, un placer, soy tía de Dylan y muy cercana a Emma.
—Se ve fantástica con esos colores tan llamativos.
—Eres muy apuesto muchacho ¿Tú eres el novio?
Él se atraganta con el vodka. — Ni siquiera lo repita Madame o esta cena terminará antes de empezar, le dije que soy amigo de la pareja, mi mejor amigo Alexander Roe es el que se casará con Emma.
—¿Y ese quién es que no viene a saludar a la familia de su prometida?
—Tía— el agente quiere callarla.
—Soy Alexander Roe— me presento— Yo le quité a Emma a su sobrino— le doy una inclinación de cabeza viendo como el agente voltea la cara sosteniéndole la mano.
—Esa es una presentación muy grosera.
—Pero es la verdad, Emma es mi mujer y se la quito al que la tenga— me termino mi whisky.
—Soy Mary Gray, soy como una madre lejana para Emma— ve la incomodidad de su sobrino ya trata de cambiar de tema. — ¿Eres sólo empresario?
—Empresario, millonario y marido de Emma Roe.
—¿Ya están casados?
—Aún no, pero es mejor que se vayan acostumbrando a oírlo señora Gray, bienvenida a mi residencia— la educación es mi mejor virtud y la humildad mi sobrenombre.
Cuando entran por las puertas dobles cristalizadas en mármol negro, reparan entre la gente de seguridad y la servidumbre que los atiende en el primer segundo que los ven.
Llegan al salón y ven la vida de un verdadero millonario, con lujos, mueblería, los candelabros que colocó Maya y los iluminadores de mis arquitectos. La sorpresa en sus rostros alza mi ego, pero el agente oculta lo que le impresiona.
—Quiero ver a Cora, nene, llévame con ella— insiste la impertinente.
—No sé dónde está, voy a llamarla por teléfono.
—Las amigas de Emma aún no bajan, pero pueden esperar en mi bar— los interrumpo y les señalo el camino y la mujer mira las copas afiladas.
—Dales un respiro puto cabrón billonario— Erick se queda conmigo.
El siguiente invitado en llegar es mi hermano con Jack y la mini versión de mi primo cargando un cachorrito similar a la raza de Kieran.
Bennett acompañado de Lena está bañado, arreglado, pero colado, saluda a la tía impertinente, que lo ve con desagrado y le murmura al agente, el cojo le dice algo a Bennett por varios minutos y él sale a fumar al jardín cuando termina de amenazarlo.
Su esposa se queda con el agente, más cómoda con su gente de trabajo, Erick mira al jardín dónde Bennett fuma y nota más delgadez en su figura.
Cuanto los segundos que tarda esa chillona voz en gritar mientras Lena le arregla el vestido rosado de princesa.
—¡Tío Alexander! — vacío mi whisky hasta que la veo saltar hasta mí.
—Aleja a la mini humana de Sarah— le digo enojado a Jack cuando su hija se prende a mi pierna con el perro también.
—Princesa Millie, saluda a todos y suelta la pierna del neurótico de tu tío— Jack la alza en sus brazos y le quita chocolate de la nariz con el pulgar.
Erick le acaricia un redondeado cachete haciéndola reír y gritar cuando ve el Cadillac de su abuela. —Bu bu llegó, papi— alza las manos para que Jack la lleve y el parece su sirviente porque la carga hasta dónde quiere.
—Nunca vi tan feliz a tu primo que ahora que tiene a Millie.
—Sarah le quito los primeros dos años de su hija, pero no dejará que le quite más— Maya sale con guates blancos de Cadillac de la mano de su marido que camina con un bastón dorado.
El show para la tía del agente es de lujo que hace mi familia al entrar porque va y viene con aperitivos en su boca apreciando los detalles y hablando hasta con la hija de Jack.
Dylan y Lena se mantienen en conversación, ninguno de los dos trae uniforme del MI6.
Maya camina despreciativa con Tyler a su lado. —El bar privado de los Roe está abierto señor Hilton, espero que me acepte una copa— Erick hace conversación que nadie le pidió.
—Tráeme una copa a la terraza niño.
Maya y yo tenemos la misma mirada cuando la parlanchina se nos acerca.
—Ella debe ser de tu familia Alexander, todos ustedes tienes los mismos rasgos— incluye a Jack, lo saluda de la mano y por más que el cojo la trata de controlar no puede.
—Buenas noches, señora Hilton, espero que traiga a la vista su rastreador. — mi tía no intimida al agente, pero con solo ver a un agente del MI6 su cara es otra.
—No voy a escaparme de la residencia de mi sobrino agente Gray, pero aquí lo traigo en el tobillo.
—Perfecto, no estoy en ronda, pero sigo a cargo.
—Dylan deja las cuestiones del trabajo, te dije que debemos disfrutar por Emma— su tía lo regaña. —Hola dama, es un verdadero placer— la mujer del vestido floreado llega hasta Maya.
El cojo la sigue para regresarla a su asiento, pero ella no lo deja porque quiere presentarse en nombre de Emma.
—Soy Mary Gray, la tía de Dylan y Cora— la mujer con una sonrisa igual impertinente que la de su sobrina saluda a Maya. —Conozco a Emma desde que era niña, puede considerarme como algo cercano a su madre Kate.
Maya la mira de arriba hacia abajo con las intenciones claras en su mirada.
Le toma la mano con su guante blanco. —¿Su cara se me hace familiar, nos hemos visto antes?
—Soy Maya Roe, médico cirujano, millonaria y asesina, por algo traigo un rastreador del MI6.
La sonrisa de la parlanchina se esfuma. — Dijo ¿Asesina? — mira al cojo.
—Señora, por favor, mi tía es una civil común, mantenga su humor al margen con el debido respeto— le advierte su sobrino.
—Oh, es verdad, los Gray son tan comunes que no podemos bromear con ellos como nos gusta a los Roe.
—Debimos sacarlos de la lista de invitados— me río con ella ambos egocéntricos.
—¿Sabe está mujer quienes somos realmente?
—No empiece señora Hilton, está en presencia de agentes del MI6
—Madre, deja que la cena inicie en paz— Jack la insta a bajar su ego, aunque yo estoy sonriendo.
Maya se disculpa con todos por su atrevimiento. —Perdona mis modales Dylan, empecemos de nuevo Mary, después de todo vamos a convivir en la boda también. — le extiende la mano otra vez.
—Me parece perfecto.
—Maya Roe, creo que maté a tu hermana y a tu cuñado hace catorce años.
El movimiento enojado y desesperado del cojo es rápido y muy bien entrenado contra Maya, saca un revolver de su cinturón de armas escondido bajo el traje. —Suficiente señora, no va a denigrar la memoria de dos placas doradas del MI6.
—Doradas significa que fueron asesinadas ¿no? — se ríe y el agente le apunta directo a la cabeza.
Mi tía se enoja y ya tiene su daga afuera apuntándole a la garganta de su tía en cuestión de segundos. —A mí nadie me apunta a la cabeza.
Yo saco mi arma para apuntarle al cojo con demasiadas ganas. Lena como agente bajo el servicio de Dylan, saca su arma de servicio y le apuntan a Maya también desde lejos preventivamente pidiéndole mantener la calma a todos.
—Por orden del MI6, bajen las armas.
—¿Qué es esto? Espero que tengan los permisos correspondientes de esas armas. Recuerde que está bajo libertad condicional, señora— el cojo mira el arma que tengo en su hombro.
Mi tía y yo nos miramos, saco otra arma y yo le apunto a Lena con mi otra mano.
Es cuando la tía se pone pálida a punto de desmayarse si no es por el acomedido de Erick que la sostiene por los hombros.
Era cuestión que la cena se pusiera tensa.
Nos apuntamos unos a otros, los agentes del MI6 y los Roe.
Erick muestra su miedo a las armas y se pone rígido como la tía. Jack ya tiene a su hija con Octavian y no se preocupa por el alboroto, simplemente se sienta en su mesa meciendo el pie cruzado.
—Es adorable conocer a nuestra nueva familia Alexander, pero creo que no les agradamos— dice Maya riéndose.
—Nadie entiende nuestro humor tía, es cosa de millonarios— finjo tristeza.
—¿Podemos portarnos sensatos? Es una fiesta de compromiso, no un tiroteo. — Erick mira a Jack por apoyo, pero Jack le niega coqueteándole.
Es sólo cuando la rubia de Bennett baja tocándose el vientre abultado cuando el Lena baja el arma y los Gray hacen lo mismo, somos los Roe los que la bajamos al final, el vestido le marca más el embarazo y de la mano de Alicia bajando las escaleras pasan al salón.
La dependienta regresa de la cocina mirándonos a todos. —Qué bueno que las familias estén reunidas en armonía— saluda a todos con educación y comienzan a pedirle a los meseros privados que hagan su trabajo.
Pero incluso la interacción se divide en bandos, las amigas de Emma se van con los Gray y los Roe nos quedamos juntos mirándolos despreciativamente, hay una separación entre Lena con ellos y Bennett con nosotros.
Tyler deja el bar en cuanto el manso se acerca a Maya y no se pierde de los espectáculos familiares, pero toma a Lena por su parte.
—¿Dónde está Rebecca?
—Emma la tiene en la Cripta— escucho que le dice Erick.
La dependienta baja a la media hora con Emma dirigiendo la cena saludando a sus invitados y noto que los lugares estratégicamente intercalados, un Roe y al lado de un Gray.
No es hasta que siento el golpe del codo de Erick que me doy cuenta que sigo a Emma con la mirada en ese apretado vestido rojo mientras saluda a los invitados en nuestra casa.
Le miro el culo, las tetas, las curvas de la cintura. El vestido tiene una abertura vulgar que deja una de sus piernas a la vista y el borde de su ropa interior, si es que trae, capta la atención de todos, me fascina lo buena que está y me encanta que la vean.
Cualquiera que la mire sufre por no tenerla.
El único accesorio que trae es el anillo familiar, en verde. Cuando saluda a la parlanchina agente de un beso en la mejilla capto al cojo mirarla apreciativamente y ahí camino hacia ella deslizándole las manos por la cintura con la ceda entre mis dedos.
—Gracias por venir, no pensé que hicieras un viaje tan largo desde Trafford— le dice a la tía Gray.
—Por mis sobrinos hago cualquier cosa, puedo ver a Cora embarazada y pasar unos días con ella. Te ves hermosa Emma, reluciente— la mirada del cojo la sigue.
—Es el amor— Alicia la codea y de nuevo el codo voltea la cara tomando su primera copa de vodka.
—Esta familia es, esplendida, nos recibieron con la daga en el cuello literalmente— la tía parlanchina sigue y sigue manteniéndola lejos de mí.
—¿Ocurrió algo?
—No lo sé nosotras, bajamos hace poco— le dicen sus amigas.
—Nada guapa— veo el toque de barbilla del cojo y me levanto de la mesa de mi familia. —Vamos a mantener la paz en la cena como me pediste, sabes que me encanta cumplirte promesas.
El suspiro embobado de Alicia le gana la primera sonrisa del cojo.
—Estás esplendida nena— me pego a la espalda de Emma interrumpiendo el acto mediocre del otro celoso.
—Lamento la tardanza, el vestido no me ajustaba— me mira por su hombro y cuando la volteo le beso la mano como todo un caballero prometiéndole perversidades con mis ojos.
—No te preocupes, atendí a los Gray como se debe.
—El traje te queda exquisito— pasa sus manos por mi cuerpo perfecto y va más atrevida olvidando por un segundo a los Gray, la rojez de sus manos ya disminuyo notablemente.
—Es hora de la cena, los meseros traerán el platillo de entrada— anuncia la dependienta instando a la gente a tomar sus lugares.
Atraigo a Emma a mí mientras la dependienta sienta a los invitados y subo su boca a la mía borrando parte de su labial rojo cuando chupo su labio para morderlo, hace días que no la beso y este un espectáculo que no dejo que nadie se pierda.
Jala la solapa de mi traje y me da pase a su lengua. Le apretujo un glúteo y miro sonriente al cojo cuando Jack grita que nos consigamos un privado que hace reír a sus amigas y a la parlanchina de los Gray.
Llevo a Emma al pasillo y saco la joya en un estuche negro con el dije del lobo colgando en oro plateado.
—Ponte esto antes de que demos la bienvenida, es para tu cuello.
—Quería solamente utilizar mi anillo familiar para que sea más especial la cena— alza el dedo anular con la joya verde.
—Te voy a llenar de joyas desde ya, así que es mejor que te acostumbres— le descubro el cuello y le pongo un collar plateado besando su pulso cuando se lo abrocho.
—Se parece al que te aventé al poco de conocernos y que terminó en el cuello de Alesha— me reprocha.
—Nunca lo compares, esta es una joya familia, mira el dije del lobo.
Lo alza y su pecho se alza cuando lee la inscripción. Roe.
—No hay joyas de los Roe para nadie que no lleve el apellido.
—Me encanta, pero brilla demasiado. Gracias— me besa la mejilla mimada. —Y gracias por mantener la cena de familias tranquila.
—Bésame— tengo mi mano en su nuca y viene de buena gana, deseosa.
Se separa regresándonos al evento, la dependienta ya tiene la champaña descorchada y comienza a dar el discurso preparado por Emma de la reunión en honor a nuestro compromiso.
La mirada dolida del agente cuando menciona la boda me hace sonreír, nos sentamos y sus amigas le alaban lo precioso de la joya con gritos chillones y mi familia ve con orgullo una joya familiar puesta en mi mujer.
—¿Eso es oro blanco? — la tía Gray también se vuelve loca, hasta se levanta de su lugar solo para ver la joya de Emma.
Estoy mimando a mi pequeña seductora, tanto como quiere.
—Darán su agradecimiento a sus invitados cuando sirvan la champaña al final de la cena, mientras tanto disfruten de sus platillos— nos dice la dependienta.
Me traen mi comida balanceada de manos de Octavian. Todos son atendidos como reyes, pero en especial yo.
—Todo está saliendo muy bien, estaba muy nerviosa de que fuera una cena de la discordia— me susurra Emma por lo bajo, pero Erick a nuestro lado alcanza a oírla.
—Lo dices porque no llegaste a la hora del espectáculo de familias— se acaba el vino de un solo trago. —Casi se matan entre ellos, que familia más amorosa tendrán.
—Cállate Erick, estás invitado para lavar los platos.
—Dijiste que habían llevado las cosas tranquilas— me cuestiona ella
—Lo hicimos, nos tratamos con cordialidad— demasiada —Erick es un chismoso, no lo escuches, disfruta los caprichos que te estoy dando y muéstrame en qué te gastaste mi dinero.
—Todo es muy costoso, el banco te va a llamar por los cargos extra.
—Tu collar cuesta más que el jodido banco.
Me regala una sonrisa y me vuelve un imbécil en un segundo, la complazco y la mimo, ella se aprovecha de tener a lobo a su merced, hasta corta parte de mi cordero y se lo lleva a la boca sin darse cuenta.
Los aperitivos al centro de la mesa son ciruelas exóticas, toma una y la muerde saboreando la fruta en su lengua, hasta que me la lleva a la boca. —Pruébala.
Me importa un carajo el código de elegancia, ella se puede comportar como quiera, es nuestra puta casa, ellos unos intrusos.
Miro al cojo y como de la mano de mi mujer, Emma se apresura a darme otra.
—¿Me pasas una ciruela guapa? — le pide cuando lamo sus dedos quitando los restos de jugo.
—Te van a encantar Dylan, todas son frutas exóticas— toma más del plato, pero me le adelanto.
—Quiero otra— abro la boca y la seductora me alimenta.
Chupo su dedo y me da una cuarta mostrándome sus verdaderas intenciones con la fruta. Casi me río. — Lo quieres probar saborizado, pervertida.
—No sé de qué me hablas— finge inocencia, pero me mete otra ciruela a la boca.
Acepto que endulce su próxima comida todo lo que quiera, pero si ya es adicta con su sabor natural, saborizado la va a volver loca.
—Sigo esperando las ciruelas— el cojo vuelve a interrumpir. —Parece que estás en un trance, el resto de los invitados también queremos tiempo de calidad contigo.
—Lo siento— Emma saca su dedo de mi boca y se las pasa.
—El agente necesita que alguien lo alimente para que le guste— la atraigo a mi lado destapando sus celos enfermizos por algo que no es suyo. — ¿Por qué no lo haces Erick? Y consigues el trío del que me hablaste.
Los Roe se ríen y los Gray se atragantan. Emma me da una mirada horrorizada. —Por Dios, estamos en la mesa— la tía Gray se signa el pecho religiosamente. —Perdona nuestros pecados señor.
—No se preocupe señora Gray, los Roe somos unos santos, además, no creo que Erick sea su tipo— interviene Jack.
—El tuyo tampoco y se dieron un atracón en el Score.
La mujer vuelve a su signa.
La primera en sacar tema de conversación es Alicia y la rubia de Bennett le sigue, el embarazo es el tema de los próximos diez minutos y Bennett no ha dejado de verla durante la cena, ella lo evita, solo mirara un saco de huesos drogado.
Sirven filete para todos, una dieta especial para cada invitado como la refinada del agente similar a la de Lena.
Las amigas de Emma hacen alboroto por todo, hasta por la comida con gritos, ojalá Alicia se atragante de vino. Alejan el alcohol de Cora y muy al pendiente mi hermano le prepara aperitivos correctos de lejos.
Erick empieza a coquetear con Alicia y la tía parlanchina por naturaleza consigue entablar conversación con todos hasta con Tyler, el más aburrido de mi familia.
Emma come despacio riéndose de las bromas de sus amigas y el sonido no me desagrada, se le ve feliz y más cuando Maya saca la boda al tema.
Le meto mano cada que puedo mientras ella responde una pregunta tras otra entusiasmada, con mi mano en su muslo acariciando la abertura del vestido.
Odio la maldita cena y a los intrusos, pero ella riéndose me pone de buen humor, incluso la veo bailar con sus amigas, tan perdida en disfrutar cada capricho que le cumplí, en dos semanas será mi esposa.
Vuelve a bailar. —Le sirvo más whisky mi señor— el mozo que me atiende me llena la copa.
Carraspeo volviendo con Erick y mi whisky. Si logro que mi organización se vea como un lugar decente para una cena familiar, tiene tanto poder como yo. Viene de bailar riéndose con la rubia y me besa.
—Esa es la mujer destinada para Alexander Roe— dice Maya a mi espalda, en la mesa —Lo supe desde la primera vez que vi esa foto de ellos en la exposición de Cora.
—Yo también lo supe, era innegable en la empresa— Alicia trata de agradarle.
No despego los ojos de ella bailando y me atrapa mirando.
—Eres una caprichosa, mimada pequeña seductora— le digo a Emma sentándola en mi regazo, pero al ver la mirada de todos, en especial la del cojo se levanta a su lugar junto a mí.
—No es apropiado para nuestros invitados comportarnos así.
—Es nuestra casa, si no les gusta que se larguen.
—¿Más vino mi señora?
—No.
Vuelvo a sentarla en mi regazo, encima de mi polla, justo donde la quiero, la abertura del vestido se le abre y mi mano lo cubre. Tomo las ciruelas y comienzo a alimentarla como ella hizo conmigo.
Me mira sonriendo, se frota y alborota mi verga con sus nalgas aceptando que yo también saborice su coño.
—Están muy hambrientos de ciruelas— señala Jack.
—Déjame regresar a mi lugar, debemos comportarnos— Emma me susurra bajo la mirada del cojo al otro extremo de la mesa, pero no deja de moverse contra mi pene.
—Don cojo se pone alerta cada que te mueves.
—Deja los celos irracionales, con los Gray, son nuestros invitados de honor.
—Yo no estoy celoso.
El agente dice algo que hace reír a Emma y yo lo mato con la mirada.
—Es cierto, debemos ser educados— le sirvo vino de su cosecha favorita y cuando lo bebé le coloco la mano de nuevo en la abertura del vestido escuchando atentamente a Maya.
—Nuestra fortuna junta, de los cinco juntos— señala a los Roe —Excede el dinero del castillo de Windsor, señora Gray.
Voy deslizando mi mano por su muslo hasta que siento el hilo en sus caderas, sonrío perverso cuando Emma se tensa y paseo mis dedos por su pelvis buscando su coño, jugando a su alrededor.
Me mira de reojo mientras Maya deja con la boca abierta a la tía del agente diciéndole cuánto dinero costó su abrigo y mis dedos encuentran el hilo de la tanga.
—Cómete las últimas ciruelas— palpo la carnosidad húmeda de la vagina de mi prometida y se llena la boca con la fruta.
El reloj en mi muñeca comienza vibrar y ella ahoga un jadeo cuando lo siente entre sus piernas.
Bebo whisky y aprovecho para humedecer mi dedo, vuelvo a bajarlo y comienzo a masturbarla con una sola mano. Jadea disimulándolo con una pequeña tos y me mira sin detenerme, no puede ni quiere.
Hace días que no follamos.
No tardo en penetrarla con dos dedos y comienza a moverse contra mi mano gustosa. Maya dice algo y la mayoría de los Roe se ríe.
Los Gray y la dependienta no.
Saco los dedos y los pruebo con la mirada atenta del cojo en que Emma y yo hemos estado callados en la mesa.
—Arriba, en nuestra habitación, de inmediato— le ordeno levantándome.
—Disculpen un momento.
Subo por las escaleras contrarias, escucho que se excusa para ir a la cocina y sus amigas le dicen acompañarla, debe librarse de ellas. Abro mi habitación esperándola, sus tacones se oyen en el pasillo y cierra la puerta de mi habitación detrás de ella, pero no me ve, porque está la luz apagada.
Descifró que nuestra habitación es la mía. Me pego a su espalda y da un pequeño salto.
—Tardaste en subir— le pego mi erección a su culo.
—Alicia quería acompañarme.
—¿Cómo te libraste de ella?
—Le dije que me esperara cinco minutos.
—Vamos a tardarnos más de cinco minutos— chupo su lóbulo y le doy el primer azote por no pedirle a Alicia más tiempo. —Debiste pensar en eso.
Gime muy fuerte y le tapo la boca dándole otro. —Es que no podía pensar, me estabas masturbando.
—Tenemos la casa llena de invitados entre ellos tus amigos más cercanos, así que piensa muy bien como no gritar— le recuerdo perverso en la nuca mientras apoya sus manos en la pared.
Le levanto el vestido hasta por encima de la cintura y con el hilo de su tanga entre sus glúteos. la azoto hasta que lloriquea y su piel queda rojiza, los glúteos rebotan con mi mano, voy más duro en cada uno.
Se tapa la boca y me alza el culo respingón pidiendo más.
Le hago a un lado la tanga y le meto los dedos igual de profundo que en la mesa. Su humedad se resbala por sus piernas. La dejo jadeando y saco las esposas que he estado guardando su mirada codiciosa las sigue, pero niega.
—Mis manos están muy lastimadas, el metal está muy frio.
—No, ya no lo están, no hagas enojar al lobo, pon las manos para tu futuro marido Emma.
Traga fuerte. — ¿Vas a ser duro conmigo?
—Muy duro, voy a joderte completa— amenazo.
La excitación le hace apretar las piernas obedeciéndome.
Pone las manos juntas y le pongo las esposas apretadas con los brazos a su espalda. Le aprieto las nalgas cuando queda completa a mi merced y se le marcan los pezones en el vestido.
La volteo, esposada para prenderse en mi boca me saco la verga y se la froto en las nalgas. —No me rompas el vestido, es muy costoso— pide buscando más roce para masturbarse.
—Te voy a romper el vestido, el coño y el culo.
El tocador es el reposo de su espalda cuando la inclino alzando es vestido lo suficiente para ponerme de rodillas y abrirla de piernas. Le bajo los tirantes del vestido y mi boca baja a sus tetas.
Me prendo de mi dulce preferido y comienza a gemir alto. —No sé cómo Maya creyó que cumpliríamos la tradición... la tradición de tu familia.
—Vamos a ver que buen trabajo hicieron las ciruelas.
Bajo hasta tocar su coño con mi boca, sus rodillas chocan mi nuca y su espalda se azota en el espejo gimiendo mi nombre, lamo jadeando como un hijo de puta y muerdo con mis dientes su punto débil por encima de su clítoris.
Cuando tiene las manos libres me jala el cabello y ahora que no puede me aprisiona con sus rodillas.
Subo sus piernas a mis hombros y la abro completa mordiendo la carne rosada que me da sus jugos, me suplica que le quite las esposas.
—No, te voy a quitar las esposas— la giro al espejo con las tetas de fuera, el coño en mi mano y yo detrás —Lo que ves, significa que la correa con la que te tengo unida a mí la acabo de poner— le digo al oído y la dejo sentada en el tocador.
Mientras me desvisto con su mirada lujuriosa recorriéndome. Mi verga punza al verla jalar de sus manos esposadas, frotando sus piernas juntas con su humedad sonando en nuestra habitación.
Le bailo desnudo lento y provocándola morderse los labios. —Mastúrbate— pide ronca y se reacomoda en el tocador tirando mi colonia al suelo.
—A la reina lo que pida, porque no voy a pasar noche tras noche empalmado— me envuelvo la verga en la mano y me la jalo un par de veces, gime frotando sus muslos juntos.
—Ya sabías que no íbamos a cumplir la tradición, ¿Por qué me dejaste varios días en abstinencia?
—Mira lo que te hace la abstinencia, estás chorreando.
—Estoy mojando mi vestido.
—Abre las piernas, no quiero perder de vista mi coño Emma— le digo enojado y obedece.
Me jalo la polla todavía moviendo mis caderas bailándole perverso a mi mujer. —La tienes muy grande— dice apreciativamente.
—Y te cabe entera— termino de acercarme a ella en un baile erótico que le aumenta las ganas. —Vamos a hacer las paces Emma— le rompo la tanga y se prepara para ser penetrada ansiosa.
—Sí, por favor— gimotea cuando le pinceleo el glande por su clítoris mojándomelo aumentando su tortura.
No deja que siga teniéndola en abstinencia porque entierra sus tobillos en mis glúteos y me empuja dentro de su coño.
Gruño ruidoso. Está muy apretada. —Silencio Alexander, tenemos invitados— pone su boca en la mía para aplacarme, pero la jalo del trasero al borde para enterrársela un poco más y los dos echamos la cabeza hacia atrás gritando.
—Esto es mucha potencia— gruñe de puro placer ofreciéndome su garganta.
El tocador se sacude y su cuerpo choca contra el espejo cada que la penetro y le hago una deliciosa marca de mis dientes por encima del collar.
—¡Dios! Necesito que me la metas completa, cariño— está extasiada, perdida en lujuria.
—Joder Emma, me pone mucho que me llames cariño— la levanto y se la entierro completa.
Grita.
Demasiado fuerte.
—¡Sí! — se pone ronca y roja del cuello hasta las mejillas.
—A la mierda la fiesta, tú y yo no podemos ser silenciosos— la quito del tocador y la pongo en cuatro en nuestra cama. Aprisiono sus manos esposadas con una mano y con la otra la jalo directo a mi polla.
—¡Qué rico! — entierra su cara en las sábanas.
El calor húmedo de su coño me hace maldecir y le deshago el peinado jalando su cabello cada que la penetro.
El ruido de mis bolas golpeando sus nalgas no sobrepasan sus gemidos. Su collar se azota en su cuello, la nalgueo todo cuando puedo y a la par de las nalgadas y los choques de mis testículos en sus nalgas suenan golpes en la puerta.
—No abras, no quiero que pares— pide la pequeña seductora recibiendo su dosis de verga.
Sus están manos tensas en su espalda con las esposas no pueden moverse, me dejo de juegos y comienzo a embestirla.
Vuelven a tocar desesperadamente.
—¡Lárgate! Estamos ocupados Maya— grito por encima de los gemidos ruidosos de Emma.
Hecha las caderas hacia atrás pidiendo más duro, Maya debe tener los oídos de un sacrilegio porque estamos pecando en deseo. Le flexiono la rodilla a un lado y posiciono la penetración de un ángulo ladeado.
Mis sabanas se hacen un revoltijo cuando Emma se corre.
La levanto saliéndome y mandando al suelo el jodido vestido, la cargo desnuda conmigo hasta el diván, me siento apoyando mis manos en el respaldo y le quito solo una de las esposas, jadea colocándose en cuclillas dándome la espalda.
Se quita el cabello de la cara y pone sus manos en la cama por apoyo, es esa nueva posición sexual flexiona ambas rodillas y pies al lado de mis piernas, yo sentado y ella doblada.
Extiendo las piernas mientras se acomoda y ella se penetra sola con fuerza en las piernas, comienza a mover el culo respingón sentándose sobre mi verga apoyada de manos en la cama delante.
Le apretujo los glúteos reteniendo el semen en mis bolas para no correrme.
—Puta madre Emma— le agarro las caderas mientras sus nalgas rebotan con los sentones.
Como todo un mafioso me relajo en el diván con la cabeza hacia el techo mientras la pequeña seductora muestra sus dotes sexuales y me cabalga.
—Suplícame que te siga montando— gime entre movimientos perversos.
—¡Deja de querer aplacar al lobo y cabalga duro la verga de tu hombre! — gruño jalándole el cabello
Me arranca varios gemidos bajos con el movimiento de sus caderas, la fuerza en sus piernas la deja destrozarme con sus sentones, mi pene se expande en su interior y la hago ir más rápido ayudando con el mando.
Lloriquea en gimoteos ruidosos complaciéndome mientras se corre, le tomo las tetas sobándolas desde atrás y comienzo a vaciar mis bolas en su pequeña vagina inundándola.
Extiende las piernas y jadea tocándose el semen de la raja para probarlo. Las palpitaciones de su vagina terminan de exprimirme la polla. Extiende las piernas para destensarlas y se tumba sobre mí en el diván con el dedo en la boca recogiendo mi semen.
—¿Las ciruelas lo mejoraron? — recobro la respiración y asiente tomando más.
El rojo de sus mejillas después de cada follada se marca más hoy, recobra el aliento conmigo, pero muy pronto que lo hace me levanta buscando el vestido de la fiesta.
—Tuvimos demasiada potencia— jadea en mi nuca.
—Esto es lo que nos espera en el matrimonio, un mafioso insaciable y una pequeña seductora lujuriosa— asiente sonriendo y miro de nuevo el collar del dije del lobo en su cuello.
—Necesito mi dosis diaria de esto— envuelve con su puño mi polla. —Maya nos matará cuando sepa que rompimos la tradición familiar.
—Pensabas hacerme caer esta noche con tus ciruelas, no te hagas la inocente.
Se ríe y la miro fascinado de nuevo. —Me volviste una ninfómana Alexander y más con las fotos que me mandaste la otra noche, Cora las vio el otro día, cree que estoy viendo porno.
—Para que verla si puedes practicarlo, seguro la rubia de Bennett no deja de pensar en mi polla, esas fotos son exclusivas para ti Emma.
—La próxima vez no envíes tantas.
—Siempre que esté caliente te las voy a mandar, esa es la clase de matrimonio que quiero, una mujer perversa, una vida perversa y mucho dinero.
—Debemos bajar ya con nuestros invitados— me acaricia el cabello, estoy prendido en sus senos relajándome del sexo.
—Te ofrezco un baño caliente, vino de tu cosecha favorita, yo desnudo en la tina y no tenemos que regresar a la cena. ¿Aceptas?
—No podemos desaparecer así, la organizadora ya debe estar vuelta loca— me pega en el pecho, pero vuelve a besarme, así a oscuras, dos pecadores en una habitación. —Además Erick me dijo que hay papeleo que hacer ¿Es de Hilton &Roe?
Me levanto cargándola y va besándome con piquitos. Recojo su vestido y se cuelga con sus piernas para no caerse. —Es el contrato prematrimonial.
—¿Por qué lo firmamos hoy y no días antes de la boda?
—Es simbólico para mí y mi familia hacerlo está noche y no porque sea una fecha en especial. — me tiene loco aferrado a su cuello mientras se viste de nuevo cubriendo mi dulce favorito sabor ciruela por la cena.
La ayudo a frotarse la loción contra las marcas de las esposas, sus ya removidas cicatrices han sido curadas con éxito.
—¿Cuánto dijo la doctora Kriss que te duraría la nueva inyección anticonceptiva que te puso el lunes?
—Dos meses— me abrocha la bragueta —Lo mejor de esta nueva inyección es que no tuve dolor de senos, ahora me duelen, pero por tus mordidas.
—Entonces hice bien mi trabajo hoy.
La última cosa de hoy es firmar el acuerdo prematrimonial que trae listo Erick Emma se arregla el cabello, pero ya suelto no sujeto como antes, hace un trabajo bueno que miro desde el diván mientras se arregla en mi espejo.
Su rubor aumenta al regresar al piso de abajo y que la dependienta le diga que se tardó en la cocina a la que nunca fue.
—No los quiero ver a ninguno— Maya nos reprocha en cuanto nos unimos en la mesa y para deleite del cojo regreso a Emma mi regazo.
Se levanta incomoda llamando la atención de la mesa. —No puedo sentarme, estoy adolorida— me susurra como si fuera un secreto.
Con mi expresión de neurótico le hago una seña a los sirvientes y le traen un mejor asiento. Hacemos el brindis de agradecimiento con champaña a ambas familias, Jack mira curioso la copa de Dylan y me regresa la mirada.
Bennett aprovecha para acercarse a la rubia cuando estamos por firmar el acuerdo prematrimonial, pero su esposa va a su lado impidiendo que incumpla la orden de restricción.
Mis firmas ya están desde hace días, excepto la última. —Es un acuerdo bastante generoso, como lo leíste Emma— Erick pone los documentos sobre la mesa.
—¿Qué harán? — la parlanchina trata de ver por encima del hombro de Emma.
—El contrato prematrimonial señora Gray— le explica Erick.
—No quiero ver esto— Tyler jode.
—Nadie te pidió que te quedes.
Miro a Emma, ella es la prueba de que mi destino no se quedó completamente jodido en las jaulas ni en rusia, porque tenía que conocerla.
Tengo presente en mi cabeza ese día en Hilton &Roe dónde comenzó y el día que caí por ella en Birmingham.
Estampo mi última firma y le paso el bolígrafo a ella, mira la hoja nerviosa y respira hondo mirando a sus amigas, en especial a la rubia, plasma su firma con una "B" al final.
Los Roe sonríen gustosos, los Gray no me importan un carajo sus reacciones, mi tía no se ve contenta, pero si orgullosa.
Los ojos avellana de Emma se le cristalizan y la rubia ya están llorando, Alicia le da un pañuelo.
—Mit alt. Emma Roe. — le beso la frente hablando en danés.
Mi todo. Emma Roe.
La dependienta descorcha una nueva botella de champaña cortando el silencio. Cuando Emma levanta la cara tiene los ojos húmedos y viene a besarme por encima de las formalidades.
—Dios, no puedo estar tan enojada, si voy a conseguir el vestido más caro de diseñador para la novia, mi primera sobrina en la familia— Maya viene a abrazarla.
—¿Qué hay de Rebecca? — Tyler la cuestiona
—Rebecca no es una Roe, para ser un Roe se nace con carácter, se humilla con el ego y se sella con un asesinato — declara. —Porque la cabeza siempre se lleva en alto para los Roe.
¡Hola sexys!
Dejen su voto o se les aparece Rebecca en la noche.
Feliz cumpleaños a las que nacieron en Marzo.
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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