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CAPÍTULO 5

Alesha.

El collar con el diamante incrustado me golpea en el pecho una y otra vez mientras me penetra con más fuerza jalando mi cintura hacia sus arremetidas justo como lo hacía Alexander antes de derramarse dentro mí.

—Así... así querido— jadeo agudamente cuando me golpea el sexo contra la mesa.

Las manos de Logan son más rigurosas que las de Alexander, pero me calienta más imaginarme que es él. Que Alexander me va a rellenar con su esencia caliente... Que puedo tener a su hijo aquí dentro.

Un hijo de los dos. Sería la madre de su hijo. Sonrío con la sola idea.

—¡Ah! — Logan comienza a embestirme golpeando duro.

Apenas tengo tiempo de respirar, la piel me arde con cada golpeteo hasta que ya no puedo aguantarlo más.

Gimoteo mimadamente ganándome la corrida del mayor de los Roe que me hace llegar al orgasmo otra vez. Me desplomo contra la mesa sudorosa con el labial corrido y mis pechos desnudos.

Desde que era adolescente siempre supe que Logan podría hacerlo igual de bien que sus hijos, cada vez que lo veía cuando regresaba a Londres, me calentaba ver los rasgos de Alexander en él, pero más maduros con el paso de los años.

Me azota ambos glúteos bruscamente mientras hago movimientos circulares para que se vacíe por completo. Pasa sus manos por mi brazo dónde tengo implantado el dispositivo anticonceptivo, pero no por mucho tiempo.

—Putamente caliente— me muerde el cuello haciéndome daño.

—Despacio— me quejo, ya me arden los glúteos por los azotes que me dio y ni porque me tiene abierta de piernas todos los días deja de hacer lo que me molesta.

—Cállate.

Aunque no me quejo de los buenos polvos que da Logan a sus cuarenta y ocho años. Se nota que las buenas cogidas se dan mejor con el paso de los años.

Cada uno de los Roe tiene una polla malditamente caliente y logré seducirlos a los tres. Aunque con Alexander costó más, pero basto una noche para hacerlo caer, después de todo solo teníamos quince años los dos y no se resistió a encontrarme accidentalmente en desnuda en su habitación.

Siempre he sido una mujer caprichosa que ha tenido lo que quiere, me han complacido en todos mis caprichos, tanto mi padre como la gente con la que me rodeo.

Y a Alexander le he dado las mejores felaciones de su vida, aunque no me lo dijo verbalmente, sé que así es y estoy practicando para comérsela otra vez.

—Me encanta— digo con él en mi mente, aunque sea su padre el que tengo dentro.

Jadeo descontroladamente mientras Logan me baja el vestido, reacomodándomelo. Tardé más en entrar en su oficina que en estar sobre su escritorio.

—Trae acá— me aprieta los glúteos a su antojo jalándome hacia él y me muerde las tetas dejándomelas rojas.

Su lengua las chupa y vuelve a mordérmelas. Desde que llego hace más de dos meses a Londres buscando a Alexander, sus visitas a mi apartamento para hablarme de sus planes fueron solo una excusa para poder follarme como siempre ha querido, pero está vez lo logró.

Siempre le han gustado las mujeres jóvenes, no soy estúpida para no ver a las mojigatas que salen de su oficina por la tarde.

Pero tengo más clase que ellas y a Logan le gusto más que ellas. Le he gustado desde siempre, le gusta probar a las mujeres que Alexander ya tuvo, es como un logro para él. Mis veintiséis años hacen contraste con su edad, pero no me importa.

Ahora me mudó a su casa oficialmente porque sabe que el lobo no va a dejar pasar mi traición. Me da lo que quiero, me consiente y disfruta de mi mientras consigue lo que vino a buscar.

Es un enemigo peligroso, no hay forma de ir contra él. Una vez que follamos supe que debía estar de su lado y tuve que mostrarle un acto de confianza para que no me tirara de traidora.

—Amo— entra uno de los Kray interrumpiendo como siempre.

Todavía tengo los tirantes del vestido abajo, Logan ni hace nada por cubrirme y yo tampoco lo hago, me gusta que me miren con deseo.

Quiero que vean lo que se come su amo y que ellos no pueden tener, aunque este Kray se ve que tiene buen cuerpo debajo de toda esa ropa desgastada. Veo como se alza algo en su pantalón y sonrío de lado subiéndome el vestido para terminar con su lenta tortura.

—Habla idiota— le dice Logan con ese tono de voz demandante yendo por el wiskey escoses ignorando el café que le traje hace una hora con la excusa de verlo.

Se bebe el vaso completo de un solo golpe y me recuerda más a Alexander. El mismo le implantó ese mismo gusto a su hijo cuando era niño y aunque a Bennett le implanto un gusto diferente, es igual de jodido, parece que quería que sus dos hijos crecieran siendo unos malditos adictos.

Me paso la mano por el collar que me regaló Logan hacen unos días y los escucho en silencio.

—Las reparaciones se hicieron en la casa treinta y siete, pero no hay buenos clientes todavía, ya muchos saben del atraco que causó el lobo ahí. — dice el Kray —Los viejos clientes quieren más entretenimiento femenino mientras nos compran la mercancía, si no se van a ir otra vez con los rusos.

—Llama a D'mitri para que venga y consigue más bailarinas para el jueves en la noche porque vamos a venderles nuestra nueva adquisición. — Logan me recorre con la mirada mientras se empina otro vaso de alcohol —Quiero que todo esté perfecto como siempre.

—Ya hay bailarinas nuevas, pero uno que otro me dijo que ya se había promocionado una nueva bailarina, la reina le decían.

Alzo las cejas a ese absurdo sobrenombre que le dan a las putas baratas y Logan se ríe.

—¿Y a mí qué mierda me importa lo que ellos quieran? Si quieren más bailarinas que paguen más— arruga la frente como siempre suele hacerlo. —Lárgate. — lo corre.

El Kray asiente y con sus botas mugrientas sale por la puerta dejando el mal humor en el ambiente.

—Quieren meterte presión— me acerco a Logan por la espalda, el masaje quita estrés se me da bien. —Los rusos siempre han estado por encima de la mafia inglesa y siguen haciéndolo.

—No por mucho tiempo, cuando consiga quedarme con el Gard de Dinamarca voy a aplastarlos como las malditas cucarachas que son — me mira con el verde de los ojos oscurecido, el rastro de la barba ya se hace más notorio conforme pasan los días. —¿Cuándo vas a salir a los medios?

—La próxima semana, ya tengo todo preparado y la compañía que tienes es buen respaldo para que escuchen mi propia rueda de prensa contra Hilton &Roe. — sonrío.

Soy la arquitecta de todos sus proyectos ecológicos a excepción del hotel de Brent y Alexander siempre mantuvo esa información ante los medios. Me anoto un punto a los planos que le robé y yo misma entregué a West B para que filtraran la noticia de nuestro mejor proyecto en Birmingham.

Una parte del plan era que la competencia se robaran la idea y que los medios avasallaran a la empresa y funcionó.

Pero la otra mitad de ese plan falló porque, aunque inculpé a esa maldita estúpida de filtrar esa información, nadie me creyó, pero esto no ha terminado. Si ella sigue trabajando para él se la voy a quitar de encima, solo es cuestión de tiempo.

—Sabes que tengo buenos contactos, pero también necesito que me des apoyo con tu gente, tus socios y lo demás— le pido poniéndole mi mejor mirada haciéndole un puchero con el labio.

Si quiero quitarle credibilidad a la impecable Emma Brown, debo tener mejores contactos que ella. Esa zorra hace tiempo consiguió un acuerdo con una revista que a Christopher Jones le había costado meses obtener, se cree muy inteligente, pero no lo es.

—Tienes todo de tu lado Alesha— Logan me recorre la boca con el pulgar y le sonrío mostrándole los dientes.

Me encanta que me complazca, que me de todo lo que quiero. Difícilmente alguien me niega algo cuando lo pido. Siempre soy persistente y astuta.

—Entonces iré a prepararme. Alexander ya dio su conferencia ante los medios locales, me toca dar la mia— salgo de su central de esta extensa villa dónde está asentada su casa casi a las afueras de la ciudad.

El lugar es grande por todos lados, las camionetas verdes están resguardadas bajo vigilancia veinticuatro siete.

Subo las escaleras y entro a la habitación que me asignó, es una de las más grandes de la casa. La suya queda un piso más arriba y aunque nunca la he visto, siempre consigo que se quede aquí y no precisamente a dormir.

Paso por el comedor que tiene la puerta semi abierta y veo a esa zorra que siempre se mete a la oficina de Logan por la tarde, tiene rasgos finos y por el acento debe ser extrajera, ya le noto un parecido con el calvo de D'mitri, pero va a entender su lugar aquí.

Hay dos casas continuas aquí en la villa y no me la topo a menos que sea su hora de complacer a Logan. Ella vive en la casa continua con menos sirvientes de los que hay aquí. Se nota la diferencia entre ella y yo, aquí los Kray caminan por todos lados y los sirvientes hacen su trabajo a cada hora en silencio.

Solo dos veces he visto venir a los socios de los treinta y siete. El calvo de D'mitri siempre viene por la tarde, siempre para avisarle sobre negocios de los que no me hablan, pero sé que uno de ellos está relacionado con Bennett.

Esa es la razón por la que Logan lo tiene a su cargo, D'mitri es un pionero insignificante y solo porque es ruso y a Bennett hundido hasta el cuello, sigue aquí.

Entro a mi habitación. Me miro al espejo, sonriendo con la cara roja por los orgasmos. Yo siempre consigo lo que quiero y Logan va a darme exactamente eso.

Me quito el collar que traigo y saco otro plateado para ponérmelo en su lugar. Este me gusta más, de todos los regalos de los que me llenó Alexander, el collar es mi favorito.

Me lo imagino eligiéndolo para mí y me cosquillea el estómago.

Siempre hemos funcionado bien, él folla por su lado y yo por el mío, pero siempre terminamos juntos, siempre cae a la seducción, aunque el último año entre la presión de su nuevo proyecto creando hoteles ecológicos y contratos en América, se mantuvo centrado más en el trabajo, pero me dejaba relajarlo como a él le gusta.

Y luego llegó esa puta barata.

Mis mejillas se ponen rojas, pero ya no es por el orgasmo, es por la rabia.

Me dejo la joya puesta mientras me arreglo debidamente, la imagen es primordial ante las cámaras. No soy publicista, pero aprendí que la imagen es la puerta a muchas cosas. Me hago una coleta alta sujetando mi cabello rojo.

Me aplico labial del mismo tono intenso y me pongo el traje negro que me llega hasta la mitad del muslo. Tengo la misma imagen de siempre, solo que ahora tengo más poder al ser la mujer de Logan Roe.

Me río, meto dos condones en mi bolso porque Alexander debería estar preparado de ahora en adelante.

Los disparos afuera me hacen tirar el bolso al suelo y levantar la cabeza cuando algo se azota contra la puerta. Saco mi arma de su lugar y la levanto abriendo la puerta. Los Kray ya están rodeando.

Alguien se infiltró en la casa, suelto un disparo fijo a uno de los infiltrados y le doy en la pierna, un Kray viene detrás de mí.

—Aquí— gritan otros.

Me agarran por detrás apretando manos en mi cuello. Dejo de respirar un solo segundo antes que me arrojen al piso y pasa un hombre alto quebrando uno de los vidrios.

Golpeo al hombre que me asfixió en las costillas y le pego en la nuca reventándole el arma por dónde puedo. Su sangre me mancha la mano y me la limpio en su ropa.

¿Por qué mierda los Kray no hacen nada?

Una mano me sujeta el brazo y me alza bruscamente del suelo. —Él tenía razón, Logan te tiene. Levántate— la voz es conocida.

Me arrastra por el pasillo llevando muy rápido. Dos hombres vienen detrás de nosotros cubriéndonos y veo que no son Kray.

—Papá— digo sin aliento corriendo en mis tacones tan rápido como me deja.

Cruzamos el mismo pasillo de antes, pero giramos a la puerta trasera, es ahí cuando los Kray se le interponen y comienzan a descargar plomo reventándome los oídos. Mi padre con una mano me sujeta y con la otra dispara.

—Caterva, que agradable e inesperada visita— Logan sale del comedor sin inmutarse, sin tener un arma en las manos.

Papá se infiltro en su territorio lleno de Krays, no le va a tocar un solo cabello y menos con los pocos hombres que trae. —El lobo sabía que te metiste con mi hija, te voy a volar la puta cabeza— la voz le sale raspada.

—El lobo te lo dijo— Logan sonríe de lado.

Mi padre lo clava con la mirada y aprieta su agarre en mi brazo. —¡Camina! — me jala hacia la puerta.

Doy varios traspiés pisando los vidrios rotos que dejó el tiroteo y veo a Logan parado dónde siempre. Ladea la cabeza como esperando una reacción de mi parte. Me zarandeo del agarre de mi padre y me jalo hasta que me suelto.

—No me voy a ir de aquí. ¿Qué diablos haces papá? — me reacomodo el traje molesta —Por Dios. Soy la mujer de Logan— remarco cada palabra.

Una risa atrás corta lo que digo y veo que es el mismo Logan.

—¿Te volviste loca Alesha? ¿Ya te olvidaste quién es este perro? — me cuestiona mi padre y veo el enojo en sus ojos, los mismos ojos que tenemos. No voy a discutir mi vida privada, ni las decisiones que tomo.

Si, Logan lo tuvo acorralado muchos años y le costó sangre salir al igual que Alexander, pero no voy a discutir los pormenores que me hicieron estar de parte de Logan, él es el pez más peligroso en este mar y no está de más estar del lado ganador.

Uno de los Kray se acerca y papá le apunta en la cabeza con la carabina m4 que trae en la mano. Me cuesta tener el ceño fruncido, solo puedo pensar que Alexander fue él que le dijo que estaba aquí.

—Tú y yo hablaremos después— le digo en voz baja para que nadie más escuche.

—Ya es suficiente Caterva, tu hija ya eligió quedarse— me jalan atrás, Logan está disfrutando la humillación que le está haciendo a mi propio padre. —Saquen a los perros de Caterva de aquí y a los que atrapen métanlos a la jaula. — ordena.

Me lleva por el pasillo a rastras y escucho otra vez las balas retumbar. Logan me empotra con la pared empuñando su mano en mi cuello haciéndome daño. Uno de sus dedos queda a la altura de mi boca.

—¡Escúchame bien Alesha, si Caterva vuelve a aparecer aquí jodiéndome las pelotas te largas tiesa de aquí, yo no lidio con niñatas estúpidas! — su aliento me golpea la cara. —¿Entendiste? Me ofreciste un trato en tu apartamento y estás aquí para cumplirlo.

Abro la boca y me meto su pulgar pasando mi lengua por él mientras asiento sumisa. Succiono y poco a poco su mano en mi cuello se afloja.

—Lárgate— me hecha furioso como solo los Roe pueden estar.

〘 〙

Emma.

—Nunca había sido tratado así por una enfermera.

Vacío el sobre de azúcar en mi café y me muerdo el labio para no reírme de Dylan.

—Es una mujer dura, no eres el único al que ha corrido de la habitación de Cora créemelo— le doy una sonrisa débil, no he dado una sonrisa de verdad ni creo poder hacerlo en algún tiempo—. ¿Qué te dijo el médico sobre Cora?

Estamos en una pequeña cafetería cerca del hospital privado y también es un lujo el pequeño espacio. Me siento segura al estar con Dylan, aunque si saca un arma puede que termine igual que está mañana en el edifico de Alexander.

Ya he visto suficiente de armas por el resto de mi vida. Cuando el médico que atendió a Cora llegó quise darle privacidad a Dylan, él es su hermano después de todo.

—Contusión menor en la cabeza, estará con medicación varios días, tenían planeado darla de alta hoy, pero tiene mareos y la mantendrán en observación una noche más. — le da un sorbo a su café y lo miro anonadada.

Es un hombre robusto, su cuerpo tiene los estragos del entrenamiento perfectamente marcados, tanto en los músculos como en la mirada, hasta me resulta diferente verlo sentado en una cafetería cualquiera con esa mirada sigilosa en todo momento.

Su trabajo no debe ser fácil.

—Es bueno saber que no pasó a mayores a algo que lamentemos— me meto el cabello detrás de las orejas viendo a Ethan por la ventana de la cafetería, debió pasar una noche fatal cuidando a Cora, pero aun así me sigue a dónde sea que vaya.

—Tengo una habitación reservada en el hotel central de la ciudad. — me pasa una tarjeta pequeña. —Esta es la dirección y el número de la habitación. No puedo quedarme mucho tiempo, pedí la baja de un día porque Cora me dijo que la darían de alta hoy.

Y no puede dejar su trabajo. Nunca lo ha hecho ni siquiera por ser la única familia que tiene Cora.

—Dijiste que estás en Brent— me reclino sobre el asiento, me siento cansada otra vez como si no hubiera dormido toda la mañana.

—Estamos buscando un pez gordo desde hace unas semanas— responde sin dar más información de la necesaria y supongo que es por temas de confidencialidad, tampoco quiero entrometerme

—Es lamentable todo lo que sucedió en el hospital de ahí— me abrazo a mí misma sintiendo un golpe de tristeza por las noticias que vi.

No se reportaron sobrevivientes. Fue una tragedia horrorosa. ¿Quién puede hacer algo como eso?

—Muy lamentable— su mirada se pone sigilosa mirando algo en la pantalla de la cafetería, sigo el sonido y veo que la entrevistadora repite un fragmento de la rueda de prensa de Alexander.

—La empresa en la que trabajas también sufrió un daño en el hotel que tiene en la ciudad

—Si.

—Dos accidentes en periodo corto de tiempo— dice más para sí mismo.

—Con todo lo que pasó no he ido a la empresa. No sé si sigo teniendo trabajo.

—No serían tan miserables para despedirte por un accidente en tu edificio— sus cejas castañas se juntan. —Y hablando de tu edificio, la zona no es segura para que sigan viviendo ahí, ya estuve haciendo el papeleo para que el seguro cubra los gastos del robo.

Alexander hará lo mismo Ethan me lo dijo.

—No era necesario yo iba a encargarme de eso— trato de calmar el nerviosismo en mi voz.

—Emma— pone su mano sobre la mia —Aunque digas que estar perfecta frente a Cora se ve que no es así. Te vez cansada y ojerosa ¿Dónde te estás quedando?

—Cerca de Highway Street— miento con un carraspeo.

Pone los labios en una línea recta. —Quiero pedirte algo.

—Lo que sea.

—No puedo quedarme hasta mañana, como te dije estamos en medio de algo importante, pero vendré en unos días a visitar a Cora y ver el nuevo lugar en el que se instalaron. — agacho la cabeza. —¿Por qué no utilizamos el resto de la tarde para buscar otro apartamento en alquiler o hacer los trámites necesarios para tu edificio? Luke puede quedarse a cuidar a Cora. También debes rendir tu declaración con la policía.

Como si ellos fueran a hacer algo, como si no les hubiera suplicado que me creyeran.

—Dylan no sé si sea buena idea, hace solo un par de días que sucedió todo esto y... — no tengo cabeza para pensar en papeleo y búsqueda de lugares en renta.

—No quiero irme sin arreglar esto. No pueden quedarse en ese edifico.

—No eres la primera persona que me lo dice.

—¿Quién más lo dijo?

Lo miro fijamente. —Uh, Luke.

—Aun debes rendir tu declaración con la policía. ¿Ya lo hiciste? — ladea la cabeza.

Estudia cada reacción que tengo cuando niego con la cabeza. La mirada que me da es demandante, la mirada de un hombre de seguridad, un hombre especializado, pero Dylan más que un agente de seguridad, es parte de mi familia, es mi amigo, es todo.

En este momento puedo decirle todo, lo que realmente sucedió, todo lo que vi. Lo que hizo Sawyer y lo que hizo Seth porque Jaden ya no puede ser castigado.

Miro a Ethan en la puerta y luego al rubio. —¿Te sientes bien Emma? ¿Qué sucedió? ¿Por qué no has rendido tu declaración? Cora tampoco dejó que los oficiales que fueron esta mañana al hospital entraran— me cuestiona el de ojos azules.

¿La policía fue al hospital? Ethan me mira por el cristal de la cafetería. Parpadeo conteniendo las lágrimas que me escuecen los ojos.

—Emma— Dylan me hace mirarlo. —¿Qué sucedió en el edificio? ¿Por qué no quieres rendir tu declaración?

—No me gusta meterme en líos legales. — un repentino mareo me hace agarrarme a los bordes de la mesa.

—¿Líos legales? ¿Un asalto a tu edifico te parece un lio legal? — se reclina sobre la mesa y contengo la respiración. —¿Qué paso el día del robo?

—Yo no... nosotras estábamos en el apartamento.

Sus cejas se juntan. —¿A qué hora ocurrió exactamente el accidente de Cora?

La presión de su mirada y el tono demandante de voz me alteran los nervios y no estoy mentalmente fuerte para crearle evasivas. Creo que lo nota porque vuelve a insistir.

—¿Qué pasó exactamente Emma?

—Fue Sawyer Taylor— digo con un nudo en la garganta cediendo a la presión. —El robo de mi edificio lo hizo ese hombre que se hace llamar mi padre y también hizo que Seth... nos llevara a Cora y a mí secuestradas a Trafford.

Dylan tuerce el gesto. —Continua.

— La policía local no hizo nada, Seth estuvo acosándome por semanas, levanté una denuncia y fallaron a su favor. No rindo mi denuncia porque no confió en ellos.

Lo digo con tanta amargura que un sabor amargo se queda en mi boca, ya me cansé de llorar y lamentarme como una cobarde. Lo que me sucedió esta mañana me confirmó lo jodida que estoy.

—Señorita Brown ¿Se encuentra bien? — la voz de Ethan nos interrumpe y me sobresalto porque no lo vi entrar.

Dylan se levanta de inmediato. —No se acerque. — Ethan mete la mano detrás de su espalda viendo mi cara pálida. —Emma levántate— me insta Dylan y lo hago, pero Ethan se interpone en nuestro camino.

—No se atreva a sacarla del lugar. ¿Quién es usted?

Dylan mete la mano detrás de sus pantalones y levanta una placa. Algunas personas dentro dejaron de comer y los miran a ambos. —Seguridad del gobierno de Londres— le dice y eso hace que la gente levante la cabeza asustada.

Los agentes de seguridad solo se acercan en casos extremadamente peligrosos.

—Seguridad privada de la señorita Brown— Ethan no tuerce el gesto ni un segundo,

Dylan se endereza y me obligo a hablar. —Lo conozco.

—¿Conoces a este hombre? — pregunta Dylan y alcanzo a asentir. —¿Quién es?

—Se llama Ethan, es un... él... Ethan me está ayudando.

No me obliga a decir más. Ambos hombres se miran. —Vámonos— Dylan me insta a caminar con la mano en mi espalda y me duele, pero lo sigo.

Caminamos en silencio seguidos a lo lejos por el hombre de seguridad de Alexander que veo de reojo está al teléfono. Me mantengo fuerte mientras entramos al hospital. Dylan está muy tenso, si antes tenía la mirada seria ahora está en su completo papel de agente.

Luke camina de un lugar a otro en el pasillo y levanta la mirada justo cuando nos ve entrar. —He estado llamándolos. La policía quiere la declaración de Cora, pero ella no quiere recibirlos.

Dylan mira a la espalda de Luke. A un hombre y una mujer uniformados. A uno de ellos lo reconozco del día que me echaron de la comisaria. Camina hasta ellos con zancadas, los encuentra hablando con una de las enfermeras.

—Somos familiares de Coraline Gray— les dice.

—Estamos esperando para interrogarla sobre el asalto del edificio. Manténganse alejados de la puerta mientras hacemos nuestro trabajo— dice la mujer con uniforme.

—Retírense del lugar de inmediato.

—No puede interferir con el trabajo de la policía— el hombre interviene molesto —Aléjese de la zona y manténgase a la vista de mi compañera.

Dylan ni se inmuta. —Seguridad privada del gobierno de Londres— les muestra la placa y los deja sin habla. —El caso se vuelve propiedad del Mi6 no de la policía corrupta de esta zona.

El hombre y la mujer se miran. —Señor nosotros...

—Fuera del lugar o estarán bajo arresto de inmediato por incumplir con el gobierno inglés.

Me dice que entre con Cora, los escucho hablar en el pasillo sintiendo un escalofrío en mi espalda. Cora esta recostada en la cama con el ceño fruncido, se le ve la preocupación en la cara.

—La policía está fuera quieren saber lo que pasó en el edificio. — trata de ver por la ventana —Ethan dijo que hablaría con ellos, pero siguen viniendo y también van a buscarte a ti para declarar. Necesitamos hablar con Alexander, pero primero decidamos que vamos a hacer, lo que sucedió es una mierda.

—La policía no intervendrá. Dylan lo hará. — su piel palidece. —Se lo dije. Le dije a Dylan lo que Seth hizo.

El jadeo ahogado que hace me hace retroceder un paso. —Emma.

Levanto la mano y la interrumpo. La voz de Dylan se escucha al teléfono. Por la pequeña ventana de lado veo a uno de los guardias del hospital ponerse en la puerta, al que no veo es a Ethan.

Se está armando un lio fuera de la habitación. Los oficiales se están yendo. No pueden desobedecer la orden de un agente de seguridad del gobierno. El miedo me corroe y por primera vez desde que Seth me llevó con él siento que mis muñecas comienzan a temblar.

Dylan entra mirando entre su hermana y yo, por la puerta veo a Luke a lo lejos con el ceño fruncido por todo lo que está pasando.

—No pueden salir de la habitación hasta que yo las escolte, no den declaraciones ni atestiguar nada hasta que se los indique. En unas horas llegara gente de mi comando para que se haga lo debido

Cora se ve muerta de miedo y yo... me siento sin fuerzas. Dylan nos mira fijamente y a Cora le da una mirada severa, ya no está actuando como su hermano y mi amigo, es el agente de seguridad al que acabo denunciar un crimen mayor.

—Dylan.

—Mantente dentro de la habitación al igual que Emma hasta que se los indiqué.

Sale con la espalda tensa dejándonos solas otra vez. —Dios— la voz le tiembla a Cora.

No me cuestiona por qué lo hice o algo más. No la miro, solo me siento en el sofá con las manos frías. Nos quedamos en silencio por varios minutos e incluso pueden ser horas. Una mujer en uniforme negro entra caminando al igual que lo hace Dylan.

Revisa a Cora y después hace unas anotaciones. No nos pregunta nada, pero se reúne con otro hombre fuera, uno con un uniforme igual.

—Fue Sawyer— comienzo cuando el silencio se hace pesado. —Le pagó a Seth y a Jaden para que hicieran esto, pero eso no fue lo peor. Está metido en un negocio de prostitutas, al mismo al que nos llevaban — comienzo a hablar de lo que no le he dicho a nadie.

Un ajetreo se arma afuera en los pasillos y se escucha hasta aquí dentro, alcanzo a reconocer una de las voces, me salta el pulso. Ethan debió llamarlo.

—Cuando estabas inconsciente me golpearon y me azotaron, ojalá me hubieran matado ahí.

Sollozo en silencio, veo la puerta abrirse, apenas puedo centrarme en nada, pero sé quién entró, lo siento en mi cuerpo, pero no hay forma de que me detenga de decirlo todo.

—Nos llevaron a una casa de mujeres de compañía— levanto la mirada sin ver a Cora ni a quién entró a la habitación. —Una mujer me vistió para ellos, me dijo que me habían vendido— me dejo caer al suelo con las lágrimas amargas cayendo por mis ojos. —¡Me vendieron como prostituta!

La garganta me duele, pero no más que la herida que tengo en el pecho.

—Emma— la voz desesperada de Cora mientras llora apenas la escucho.

Necesito sacar esto de alguna manera o va a quemarme por dentro, me está consumiendo día con día. 

El pecho me arde y me quema como la primera noche y me agarro la cabeza jalándome el cabello con fuerza en un intento desesperado de sacarme esos recuerdos de la mente.

—Jaden entró a la habitación y... —se me corta la voz en la garganta, escucho como él contiene la respiración. —Le dijo a esa mujer que llamara a Seth para que se divirtiera conmigo— miro el piso a través de las lágrimas.

A veces el dolor es tan fuerte que nuestra mente inconscientemente nos adormece en un intento desesperado de hacernos sobrevivir.

—Cuando la mujer salió... Jaden trato de abusar de mí como lo hizo Seth.

Finalmente me rompo.

Las lágrimas que no derrame esa noche ni las siguientes salen, el dolor en mi pecho se abre dejando que la herida sangre como debe hacerlo.

—Mi propio padre dejó que me vendieran, que trataran de violarme otra vez. — me abrazo a mis piernas doblándome por la rabia, el enojo y el dolor. —Vi gente matar a otra, vi tanto horror esa noche— añado en voz baja y levanto la mirada al hombre cerca de la puerta.

Las punzadas que siento en el pecho me cortan la respiración. Cada bocanada de aire que tomo me quema los pulmones.

—¿Cuánta mierda más tengo que soportar? — me lo pregunto a mí misma, pero lo veo apretar la mandíbula.

Ni siquiera me importa cuánto tiempo pasa mientras saco toda mi amargura desde dentro. Ya ni siento las piernas en el suelo. Apenas logro distinguir los sollozos de Cora y respirar al mismo tiempo.

— El Хамелеон dijo que nadie podía entrar a la habitación— dice alguien a la puerta —Sácalo de ahí.

Aparto la mirada incapaz de verlo más tiempo. —Mientras no hablen de algo respecto a mi nombre o mi empresa con los agentes, tienen el camino libre de seguir con sus vidas— dice con voz ronca.

—¿Libertad? — pregunta Cora.

—Estarán siendo vigiladas para que no rompan el acuerdo. ¿Tenemos un trato?

Ni siquiera espera a que respondamos para irse y cuando él se va por la puerta no siento un alivio ni un respiro. 

La herida sigue sangrando y yo no quiero que nadie la cierre, porque, así como nuestra mente inconsciente busca hacernos sobrevivir a través del dolor, es nuestra mente la que nos dice cuando es tiempo de quebrarnos.  



Hola sexys.

A veces los corazones heridos necesitan silencio y soledad para aliviar un poco el dolor y encontrar una pizca de paz...

Los amo tres millones.

-Karla


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