CAPÍTULO 49
Dylan Gray, agente de la unidad siete de las fuerzas de espionaje especiales inglesas, MI6
Diesisiete años atrás: Trafford, Londres.
El niño rubio miró a su hermana pequeña apuntarle con el pincel de su madre amenazándolo de dejarla jugar con él. Se río de ella y recibió un jalón de cabello de la pequeña de cinco años que no le pudo regresar porque Cora era cinco años menor que él.
Y aunque a veces lo volviera loco, la quería demasiado como para hacerla llorar. —Si no me dejas jugar, te voy a pintar la cara.
—Si usas las pinturas de mamá nunca te va a comprar un perro.
—La nueva vecina tiene un cachorrito y me va a dejar jugar con él..
—No son de ella, su mamá los cuida— le dijo enojado jugando con su nuevo videojuego pensando en las pocas veces que había visto a la niña castaña con su madre en el parque local.
—¿Podemos ir a jugar con ella Didi? Estoy aburrida— su hermana usó ese apodo que no les gustaba menos ahora que había cambiado de grado con los niños más grandes de su escuela.
—Papá dijo que no podíamos salir Cora, sin la niñera, ya lo sabes.
—Pero Emma vive en el piso de arriba y su mamá hace galletas muy ricas, ya tengo hambre— apachurró su peluche con unas coletas mal hechas por él mismo en su cabello subio del mismo tono que el suyo. —Me gustaría que mami hiciera de esas.
—Las hará cuando vengan del trabajo.
—Su trabajo no es divertido como el de la señora Brown, ella cuida perritos, hace galletas, cocina, y no usa ese feo uniforme azul de mami y papi.
—Es un uniforme de seguridad.
Su hermana lo vio sin entender y siguió jugando con su conejo a ponerle una taza de té, él típico juego de ella. Ahora que había hablado de las galletas de la señora Brown su estomago le recordó que no había desayunado.
Había una lata de comida, pero como la niñera se fue temprano con su novio y no la cocinó y el pescado crudo olia mal.
Miro la foto de sus padres deseando que también tuvieran un trabajo no como la señora Brown, pero al menos que no trabajaran todos los días, y tener otra niñera que si cocinara pasta al menos.
Dejó a Cora en la sala y fue a hurtadillas a la habitación de sus papás dónde levantó la alfombra y encontró el estuche de las placas de honor de sus padres. Reviso las placas que tanto le gustaban y paseo entre las cosas que había de sus ellos, como las carpetas o las galletas de extrachocolate que pocas veces lo dejaban comer.
La caja de golosinas estaba vacía para su mala suerte, busco más, pero no encontró más carpetas, leyó el titulo de varias sin entenderlo, pero todas traían el sello azul del MI6
Había fotos de jóvenes, adultos, algunos similares a su padre otros de ojos verdes, una mujer muy delgada a lo lejos. Dejo de ver fotos de gente que no conocía y se paró frente al espejo y se puso una medalla en el pecho.
Alzo el pecho con orgullo y similó los pasos de su papá.
—Soy el agente Gray— puso cara ruda y desfiló como soldado. —Alto criminales, soy Robert Gray.
Una risa ligera lo sacó de sus pensamientos y su piel se puso roja al mirar a la niña odiosa que vivía en el piso de arriba, siempre con el cabello suelto y esa risita que lo ponía nervioso.
—¿Qué haces aquí?
—Cora me llamó a jugar con ella al té.
—Pues vete a jugar, esta la habitación de mis papás y no puedes pasar.
—¿Por qué no?
—Porque solo es para niños.
—Grosero— la niña le saco la lengua, se cruzo de brazos y repitió la misma acción de su hermana jalándole el cabello y hechandose a correr con Cora. Se sobó la cabeza y las vio jugar en la sala con el set de té.
No quería estar rodeado de niñas que se reían de él, además era el mayor, debían obedecerlo.
—No suban los pies al sofá— dijo lo que decía su papá cuando veían televisión y las dos niñas lo miraron mal.
Mantuvo su tono autoritario hasta que encontró su videojuego de nuevo y camino a la cocina escuchando como hablaban de su comida falsa. Vio un plato de galletas de chocolate, debió traerlo la mamá de la castaña, miro a las niñas a lo lejos y se guardó todas las que pudo en su bolsa.
Cuando escucho otra risa en la cocina se volteo nervioso para ver a la versión adulta de Emma. Con los mismos ojos que ella y una sonrisa de lado a lado. —Perdón señora Brown— dijo avergonzado sacando las galletas de su bolsillo.
La mujer se volvió a reir secando sus manos en el delantal que llevaba. Su cocina estaba más limpia de cómo la había dejado la niñera que no levantaba ni un vaso, la señora Brown hacia mucho por ellos.
—Toma todas las que quieras Dylan para eso las trajé y ya te dije que no soy señora Brown, soy Kate— le dio las galletas para que las regresará a su bolsillo acariciándole la mejilla.
—Gracias Kate— se llenó la boca con ellas y jugó de nuevo con su videojuego en el sofá mientras su hermana y Emma bebían té imaginario chocando las tazas.
La señora Brown limpiaba la casa con demasiado esmero. La veía hacer eso muchas veces que venía Emma a jugar. Deseaba que la señora Brown fuera su niñera. Cuando se la encontraba en el supermercado la saludaba con educación y la señora Brown se reía de él con su mamá.
Le caía bien.
Prestó atención al juego de su hermana menor y cuando Emma lo miraba ponía cara de aburrimiento. Ni si quiera le caía bien.
Se quedó dormido en el sofá, hasta que unos besos en las mejillas lo despertaron y vio los ojos azules de su mamá.
—La cena está lista cariño. — le sonrío —Hola.
—Llegaste — se frotó los ojos tratando de quitarse el sueño. Ya no estaba la señora Brown ni su hija y oía la voz de su hermana parloteando en la cocina.
Se levanto para oler el perfume de su mamá, traía aun puesto el uniforme azul, aunque sin la chaqueta. En la cocina vio la espalda ancha del hombre que se giro enojado a verlo. Igual que su mamá ya no tenía el uniforme azul.
—Buenas noches, agente— le dijo con tono serio.
Se cuadro de hombros y puso su mano en su frente en un saludo militar —Buenas noches señor— dijo tratando de sonar como él.
Robert le sonrío y le acaricio el cabello sirviéndole su cena favorita ¡Pasta! Cora puso la mesa, pero era todavía pequeña para alcanzarla, así que él lo hizo mientras ella le contaba a su papá la fiesta de té que había hecho con Emma.
—Me encargué de que las niñas no subieran los pies al sofá— les dijo a sus padres. Ambos asintieron y ocultaron una sonrisa. —Estuve a cargo de ellas junto con la señora Brown, como soy el hermano mayor.
Hizo a sus papás reír.
Hubo juegos de mesa y un poco de televisión después de la cena, con risas y el perfume de su madre, se puso su pijama de cohetes y cerró los ojos
Se sintió feliz esa noche.
. . .
Ya tenía casi trece años, Cora apenas siete y entre más crecía más dolor de cabeza le daba, pero también entre más crecía más la quería.
Desde pequeño siempre les pidió a sus padres una hermana en Navidad, ahora no podía fingir que no la quería, aunque se dedicara a romper sus vinilos de vez en cuando con Emma, de la que ya se había hecho amiga inseparable.
Puso su música del televisor en su habitación pegando un poster viejo de una banda de rock que, aunque desentonaba con sus cosas, sus amigos le dijeron que estaba a la moda. ¿Por qué no podía tener todavía sus posters de la guerra de las galaxias?
Miro por la ventana y vio a Kate con su hermana y Emma en el parque trasero. Emma de nuevo usaba ese sueter rosado. Su fiesta de once había sido la semana pasada y no se había quitado el sueter que él le regaló.
Ya habían sido más de tres veces que se sorprendió sonriendo viéndola, iban a la misma escuela, pero ella siempre era más cercana a Cora que a él y siendo más pequeña era como el duo inseparable de su hermanita.
Le gustaba verla reírse y también que le hablará cuando no veía a Cora. Escuchó a sus padres discutir a los lejos, pero como siempre en sususrros ilegibles por su música.
Terminó de pegar el poster como cualquier adolescente y escucho el teléfono de su casa sonar mientras terminaba de armar su avión a escala. Sus amigos no pensarían que era cool si seguía armando juguetes.
—Dylan— dijeron en voz alta y salió corriendo, aunque era más rebelde por estar en la pubertad, la disciplina la llevaba en la sangre y ahora que la voz le estaba cambiando quería demostrarle a su padre que podía entrar al equipo de fultbol.
—Cariño, tenemos que salir,
—¿De noche? — siguió a su madre a su habitación —¿Papá podemos hablar del equipo de fultbol?
—No.
—¿Por qué no? — le hizo frente cruzado de brazos.
—Baja tu tono de voz— lo corrigió como de costumbre desde que había hecho nuevos amigos y adquirido su amplio vocabulario. —Los jovenes de ahí son de diesiseís años, vas a terminar fracturado, no entrarás ni a la liga menor para comenzar.
—Mamá, mis amigos están por ser seleccionados del equipo, dile algo— trató de buscar apoyo.
—Cariño, solo faltan dos años más y si decides hacerlo yo misma te llevo a las practicas, tenemos todo el tiempo del mundo— ella le sonrió.
—Iré solo, no está cool que tu madre te lleve como si fuera niñato.
—Eres un niñato y un maleducado— dijo su padre serío enojandolo y cuando su madre quiso acariciarle la cabeza se quito rebotando su mano, pero la severa mirada de su padre le quito la mala cara en segundos.
—Disculpa mamá.
—Esta bien— ella aceptó las disculpas y lo acarició como cuando era niño haciendolo rodar los ojos. —Quiero que te quedes con Cora por si se asusta en la noche, la niñera va a venir en media hora.
—Pero es de noche ¿Por qué se van? Su horario de trabajo ya terminó— sintió algo en su pecho que lo hizo seguir a sus padres. —Annie ni siquiera nos hace la cena como debe.
—Tu ya sabes como hacer la cena.
—Tu hija es una mimada que no quiere comer nada de lo que me preparo— contrraatacó a su padre.
—Le vamos a dejar dinero para pizza, — su madre trató de suavizar las cosas entre ellos mientras su padre sacaba su placa de dónde la había mantenido por varios meses sin movimiento.
—Más te vale no causarle molestias a Aniie ¿Puedo confiar en ti agente como hombre de la casa para cuidar a tu hermana?
Lo miro serio y de nuevo sintió algo en su pecho que quería decirle que no. Que se quedara.
—Ya no tengo diez años para ese juego tonto— se cruzo de brazos.
Su padre se colocó su placa en el bolsillo y le dio un billete de diez libras sin pelear con su nueva arrogancia, los vio preparar sus uniformes en una bolsa de gimnasio.
—Te dejó los números en la encimera, pero sólo para emergencias, la señora Brown también tiene nuestro número telefónico, pero no la molestes a menos que Annie se vaya, ya sabes que ha estado un poco enferma últimamente — le advirtió su madre que hace poco dijo que no quería molestar más a la mamá de Emma.
Aunque a Kate no le molestaba cuidarlos, quizá era porque él se había vuelto grosero al rechazar sus galletas, pero ¡Ya no tenía diez años! Todos los adultos a su alrededor parecían olvidar que ya era un adolescente.
Su mamá se recogió el cabello en alto, a menudo se preguntaba si Cora sería como ella y si él sería así de fuerte como su papá, ya la voz le había cambiado, ahora era un adolescente, rebelde como todos, pero disciplinado para ser hijo de dos hombres al servicio del país.
—¿Tienes algo cariño? — su mamá lo encontró en la cocina sirviéndose un vaso de agua.
—Estoy pensando en el equipo de fultbol, papá no quiere que sea un jugador, pero ese es mi sueño, ser como David Beckahm o mejor.
—El futbolista Dylan Gray gana el balón de oro, en la copa mundial— dijo su madre moviendo la mano en el aire emocionada —Eso suena bien para mí. Elijas lo que quieras ser eso está bien para mí.
—Ser futbolista me va a dar fama y eso es lo que quiero, no necesito porras.
—Hijo, puedes intentar lo que quieras— se puso a su altura, aunque él ya era tan alto como ella —El próximo año quizá querrás otra cosa y siguiente otra, hasta que encuentres tu verdadera vocación.
Rodo los ojos aburrido de sus platicas y saco su nuevo celular para escribirle a su amigo James y criticar a gusto a sus padres. Antes que se fueran la niñera desobligada llego.
—Me voy agente— dijo su padre al que no le presto atención por estar en su celular. —¿Puedo dejarte a cargo de la casa y de tu hermana? —lo hacía para hacerlo enojar.
No le respondió, azotó la puerta y mandó al diablo a todos mirando fotos de David Beckahm en internet.
Voy a ser mejor que él.
Fue hasta diecisiete horas después que había cenado, había hablado con James de su nueva novia, y había visitado dos veces el perfil de su banda de rock, que todo se complicó y dejó de estar tirado dormido frente a su computadora en pantalones cortos y ahora se encontraba en la oficina blanca de Trafford.
Con Cora durmiendo con su pijama de girasoles a su lado en una silla, tapada con una pequeña manta que trajo Annie y él sosteniendo su cabeza.
La niñera hablaba con su novio por teléfono casi histérica y él no podía dejar de ver a la gente afuera como caminaba de un lado a otro. Conocía a pocos rostros, algunos que eran amigos de su padre como el señor Wall.
—La organización de los treinta y siete se desplazó, tenemos las peores bajas del año— una mujer se quejó en la otra oficina al lado —¡No, quiero que las unidades se retiren!
—¿Y cómo maldita sea vamos a hacer eso?
—Ya mataron a su esposa, él no debe ser tan difícil de conseguir.
—También hay adolescentes de ese lado.
—¡Esos no son adolescentes, son armas engañosas, retira a la unidad completa!
Era rebelde, decía malas palabras en la escuela y ya maldecía como su novia de dos semanas, a la que no les presentaba aun a sus padres. Según él ya no tenia sentimientos de niñato, ni quería afecto, pero cuando vio a un agente venir con dos bolsas trasparentes dónde había dos placas, se quizo esconder bajo la cama o incluso mojar lo pantalones.
Apreto a Cora en su regazo y espero a que el agente hablara con Annie la niñera, su tía Mary llego varios minutos después y se acercó a él y a Cora diciendo que todo iba a estar bien, pero estaba igual de histérica que la niñera.
Otra vez se encerraron con el agente Wall. La mesa de dónde yacían las pertenencias estaba vacía, caminó hacia ella dejando a Cora dormida y leyó los dos oficios con los que estaban empaquetados.
Robert y Olivia Gray, placas 34567 / 34559, descenso a las 23:00 hrs. Unidad siete del MI6.
Relativos afectados: Coraline M. Gray. (Siete años), Dylan M. Gray. (Doce años)
Parentezco: Hijos.
Se quedó paralizado con la hoja en su mano. Sentía un ardor dentro de su pecho que no lo dejó moverse ni cuando su tía Mary salió, ni cuando el agente le quitó la hoja y llamó a una de las enfermeras a evaluarlo.
Descenso a las 23:00 hrs. Unidad siete del MI6.
Era todo lo que en su mente se reproducía.
Le tocaban la cara, Le trajeron la cena, pero no podía comérsela. Había una mujer en bata blanca, hablaban, pero él no escuchaba, no quería escuchar. Estaba atónito. Se tapaba los oidos y alejaba la mano de su tía cuando quería tocarlo.
Ya habían traído a Cora dormida a uno de los sillones de la habitación dónde estaba, cuando ella despertará. ¿Qué iban a hacer?
Dormitó, despertando entre lapsos de dos horas y fue hasta la mañana de ese día que vio a la señora Brown aparecer en la puerta y después de hablar con su tía Mary la dejaron entrar.
Fue la calidez de Kate la que lo hizo levantarse y entonces ella lo hizo comer, diciendole palabras suaves, terminó su plato, pero con ganas de vomitarlo.
—Todo va a estar bien— le decía la castaña con calidez.
—¿Te vas a quedar conmigo? — preguntó en voz baja.
—Van a ir conmigo— interrumpió su tía, pero él no dejaba de ver a la señora Brown.
—¿Quieres que me quede? — asintió y fue entonces cuando el cabello rubio con mejillas sonrosadas se levantó de la silla bostezando.
Miro primero a su tía Mary y después a Kate, hasta terminar viéndolo a él..
— ¿Didi?
Su hermanita se veía asustada de estar ahí, había estado dormida todo el camino, toda la noche. Ayer estaba encerrado en su habitación, diciendole que no lo molestara, que el ya no tenía tiempo para sus juegos infantiles.
En su mente vio de nuevo la hoja que lo hizo llorar la noche completa.
Robert y Olivia Gray, placas 34567 / 34559, descenso a las 23:00 hrs. Unidad siete del MI6.
Kate le dio un asentimiento de cabeza que lo tranquilizó y le abrió los brazos a Cora, dejando de lado su actitud de rebelde de lado. Tenía sólo doce años.
Su hermana no dudo en ir con él descalza y asustada de estar en ese lugar. Se azotó en su pecho con su cabello rubio despeinado. —¿Dónde está mami Dylan?
Su pecho ardió como anoche y miro a la señora Brown para poder hablar. —Mami no está aquí Cora, pero todo va a estar bien Cora. ¿De acuerdo?
Su hermana asintió mientras el agente Wall, amigo de su padre camino dentro de la habitación dónde lo tenían con su tía Mary. La señora Brown le sirvió el desayuno a ella y la hizo comer justo como hizo con él.
—¿Podemos jugar con mi juego de té después del desayuno Didi? — Asintió viendo como a su hermana se le iluminaban los ojos. —¿Enserio vas a jugar conmigo?
Volvió a asentí cuando su tía dejó de hablar con el agente.
—Voy a llevarme a Coraline conmigo, tiene que cambiarse y desayunar, más tarde vendré por Dylan.
—No me quiero ir sin Dylan— dijo su hermana asustada y él la apretó contra él. —Por qué nos vamos a ir con la tía Mary? ¿Por qué mami no ha venido? — le susurró en el oído aferrándose a su camiseta.
El agente Wall lo miró abrazarla con tanta fuerza que interrumpió a su tía. — Aquí está bien la niña— se giró hacia él y escondió su cara de pena con una sonrisa forzada. —¿Puedes cuidar a tu hermana, agente?
Le beso la cabeza a rubia a su hermana.
Asintió conteniendo un gotero en sus ojos e hizo el saludo militar que le negó a su padre ayer por la noche. —Sí, señor.
Tiempo actual.
Jalo las tiras del gimnasio hacia dentro brotando los músculos de mis brazos, me tiemblan las rodillas y siento un hormigueo por mis pantorillas, pero continuo hasta que se cumplen los cuarenta minutos que me propuse.
De lejos James lleva las pesas de arriba hacia abajo, pero ni con diez kilos menos lograría levantar todo eso durante la hora que llevamos aquí.
—Voy a mostrarle como se hace porque ya me dio pena ajena verlo— una mujer de mi unidad se quita la toalla del cuello arrojándola al piso y lo quita.
—Muestrale como hace— me bebo una botella de agua de un solo trago y me río de la cara de mi amigo—Eres un inútil James.
Observo y me divierto con el espectáculo, pero no tengo tiempo de pérdida, me largo de ahí riéndome y me pego una ducha fría para tensar los músculos, apoyo la frente en el azulejo y bajo más la temperatura, para que todo regrese a su lugar.
Quito las bragas del sillón reclinable, ayer James se quedó en mi apartamento con su novia y ni se preocupó por limpiar. Las tiro a la basura mientras me seco el cabello, quito mi celular del estante dónde posan las fotos de Kate con los tres de niños.
Me gusta la sonrísa de Emma tanto como antes. Le mando un mensaje como tonto enamorado, ya le quedan dos semanas de estar en esa casa y que volvamos a Brent, dónde dejamos todo.
Pongo el recordatorio en mi celular de la cita de Cora con el médico para la revisión de mi sobrino, aunque esa era con la Dra, Maya Roe y encerrada le tengo que buscar una nueva.
Sonrío mientras me pongo de nuevo el uniforme repasando mi mirada en el tatuaje en mi pecho de la placa de mis padres. Pago los rollos de canela recién horneados y corro cojo sobre el tiempo para dejárselos a mi hermana.
Cuando Alicia abre la puerta paso corriendo, tengo poco tiempo, pero todavía me gusta darle el mundo entero a mi hermanita. —¿No te vas a quedar a desayunar grandulón?
—Tengo mi terapia en veinte minutos— saco los rollitos preguntándole por sus malestarés matutinos.
—Coño, ya había comprado un bastón Versace de incrustaciones de perlitas— se muerde la lengua ocultando su risa, pero sale cuando la empujo suavemente fingiendo enojo, me regresa el empujón, cien veces más fuerte.
—No me molestes niñata, que sigo siendo mayor que tú.
—Se nota en las arrugas— se carcajea y saca la revista que me estuvo mostrando dos noches atrás dónde muchas cosas diminutas de niños. — Ya hice un pedido a la tienda, vas a amar estos vaqueros de cuero.
Habla con un brillo en sus ojos y miro su plano abdomen, ya es toda una adulta. Miro los pinceles que tiene regados por todos lados mientras parlotea como cuando era niña y noto lo parecida que es a cómo era mi madre.
Hoy no es un día fácil de recordar, hoy fue el descenso de ellos. Tantos años sonriéndole a Cora y llorando en secreto en el regazo de mi madre Kate por las noches. Recuerdo perfectamente ese día en el MI6 cuando me convertí en el todo de Cora.
El día que me prometí que haría lo que fuera para verla sonreír.
—Tengo que irme al trabajo después me muestras el todo mundo miniatura si quieres.
—¡Es una tienda de ropa! ¡Y ni siquiera se llama el mundo miniatura! Alicia, mejor trae las otras revistas porque mi hermano es un asno — me riñe mientras le beso la cabeza. —
—No por favor, más ropa miniatura, ya no.
—No voy a vestir a mi bebé con tu uniforme militar.
Hecho la cabeza atrás con una carcajada que me relaja la mente. —Desde que es un Gray, ese niño tiene un lugar asegurado en el MI6.
La dejo enojada, pero feliz con su desayuno y viajo a mi terapia de una hora para el movimiento de mi rodilla, la cojera ha disminuido, pero no ha desaparecido.
Los tratamientos de calor en loción me alivian el dolor de los ejercicios. En un mes dejaré de usar los calentadores. Pocas veces me han herido así de mal en mi unidad, una vez recibí dos tiros en el abdomen bajo que gracias a la divinidad no me dejaron sin manubrio.
Salgo haciendo un esfuerzo por los dolores y en mi todo terreno azul me desplazo de nuevo con la unidad siete del MI6, me quito los lentes y saco mi credencial de acceso a la base.
Saludo a todos con un asentimiento de cabeza abrochándome el chaleco. —¿Sarah no ha regresado de Brent? — pregunto en general.
—No, camaleón. Lo último que supimos fue que en efecto iban persiguiéndola, hubo un mal entendido en la unidad, la dejaron sola por un lapso de una hora, no sabemos quién dio esa orden— responde una chica amablemente.
—¿La unidad la abandonó?
—Sólo por una hora, alguien les dio la orden— frunzo el ceño. —Yo diría que alguien la dejó desprotegida para que la matarán, pero Jack Roe llegó justo a tiempo.
Respiro con alivio. — Justo como lo predije, quiero que me reúnas a su unidad y me averigües de quién fue la orden de dejar a Sarah.
—Ya han sido interrogados varios de ellos, pero ninguno sabe quién dio la orden, dos de ellos dicen que no fue de alguien de la base. — se cruza de brazos —Tal vez se confundieron, parece que estaban recreando un movimiento similar que hicieron en el Caribe.
—Estos errores no se cometen con nosotros. Traelos al medio día a mi oficina quiero investigarlos yo mismo.
—Como ordenes camaleón.
—Si Sarah pasó la noche en Brent debió darles órdenes a los de su unidad. Dime ¿Qué hizo nuestro querido biólogo está vez?
—Ahorrarme el trabajo de matar a unos hijos de perra de la organización— dice Sarah a mi espalda viene completamente aseada con el uniforme puesto. —Y pude ver a mi hija al menos un par de horas para comprobar que está bien.
Pasa revisando unos informes con su placa colocada, la ayudo a pasar del otro lado por una ligera desmejora en una de sus piernas. —¿Te topaste con Katherine o enviaron a un tercero por ti?
—No tuve el placer, el día que esa mujer y yo nos encontremos voy a sacar las ganas que le tengo hace meses— ladea la cabeza con una sonrisa. —Vivo anhelando ese día como te imaginas.
—Lo vas a tener pronto, cuando tengamos la anfetamina.
—No nos va a costar mucho después de anoche, el plan salió de maravilla y con el mínimo esfuerzo. — me sonríe ladeado. —Por cierto, ya salió el primer abogado del caso de Maya Roe, pero la jueza le negó la libertad condicional, lo que nos da el derecho de proceder contra ambos Beckahm y ella.
—Primero quiero escuchar a la defensa de esa mujer.
—¿Para qué? Beckahm confesó, ella estuvo involucrada en la muerte de mi hermano, no necesito más para hundirla y tampoco quiero retrasarlo.
—Podríamos estar cometiendo una equivocación y los errores se pagan al doble aquí.
—Sólo no hacen falta pruebas físicas para probarle al juzgado la integración de esa mujer en la organización de los treinta y siete, tú mismo la recuerdas de hace un año cuando mataste a uno de los lideres, el retrato hablado que hicimos es de ella misma.
—Dicen que en el mundo tenemos a siete personas idénticas a nosotros.
—No con nuestros antecedentes, es la madre de Jack Roe, ¿Tengo que repetirte de nuevo todo? Llevamos años detrás de ellos, no vamos a retroceder esta vez, en cuanto me den en cuarenta y ocho horas a Millie, se inicia el juicio contra ella.
—¿Y las muestras de anfetamina?
—Le saqué mucha información anoche a Jack, te vas a ir de espaldas cuando sepas quién las tiene y cómo las consiguió, estábamos muy alejados del objetivo— baja la voz.
—Es un pez gordo por tu expresión.
—Es el ministro Madden.
—Imposible. ¿Por qué nos mandaría a buscar algo que el mismo tiene?
—Porque con quién las consiguió debe tenerlo amenazado. El esposo de Maya Roe, Tyler Hilton, se las vendió en el Caribe. — mira a ambos lados
Me quedo en silencio recordando la misión fallida que ocurrió, el ministro Madden había sido avisado que fallaría antes de nosotros.
—Digamos que el día de las elecciones del honorable ministro Madden tendremos mucho trabajo, más que cuidarlo.
—Estoy atónito,
—Yo estaba igual que tú anoche, pero entiendo porque lo hizo, están más seguras con él, aunque dudo que sepa el arma que tiene en sus manos, tenemos que planear una estrategia, si está siendo amenazado debemos ponerle más seguridad, su vida corre peligro.
—Anoche tú unidad te dejó y hoy esto.
—Lo de mi unidad no es relevante, fue un susto en venganza, pero no pasó a mayores. Lo relevante está en proteger la vida del ministro Madden y sacar las muestras sin que lo sepa para que no esté involucrado. Tyler debió venderle la anfetamina con engaños y por algo lo tiene amenazado, si no no trabajaría con él.
—Y con las elecciones la delincuencia en su contra va a aumentar— asiente.
—Ya mandé a aumentar su seguridad y mi el teniente nos espera al medio día para que de la información que conseguí vamos a hablar de cómo recuperar las muestras, lo más probable es que sea el día de las elecciones, una parte irá con el ministro y la otra irá por la anfetamina.
—Bien hecho agente.
Me da una inclinación de cabeza. —Gracias por la seguridad de tu unidad que enviaste conmigo, aunque se hayan desaparecido una hora— se acerca más de lo habitual a besarme la mejilla.
Sólo así puedo verle la parte rojiza que trae por encima del escote. Se sube el cierre de su chaleco y me sonríe de vuelta.
—En caso de que el biologo no llegara no me iba a arriesgar a qué te tendieran una emboscada, agente y van a ser sancionados por desaparecer esa hora, si no recibieron ordenes directas de mí— le palmeo el hombro. —Estamos fichados por esa organización.
—Tú por matar al primo del líder y yo por enjuiciar a Bekcham— suspira cansada y a veces me siento así. —Siempre que los hiramos nos herirán el doble.
—Pero no hay otra forma de hacerlos pagar. Me buscan desde hace un año para matarme, en el Caribe casi lo lográn, fui envenenado durante el vuelo, esto está lejos de haber terminado, la anfetamina es un logro más para nosotros, pero también un riesgo mayor.
Los de mi unidad asienten. Sabiendo los momentos críticos que se vivieron con varios de ellos en la misión fallida. No es fácil derrocar a una organización bien armada de la que llevamos años detrás hasta que se dejaron de ver de nuevo.
—¿Y que cuando atrapemos al comprador? Son capaces de bombardearnos. — dice la chica del gimnasio.
—Se reunirían a todas las bases del MI6 del país y con algo de precaución, también al ejercito.
Sarah palidece, tiene las entrañas duras como todos aquí, pero involucrar a todas las bases del MI6 implicaría muchas pérdidas. Incluidas las nuestras.
—Pero no llegaremos a eso— dice Sarah convencida. —De algo sirvió mi sesión de anoche, tengo información valiosa para el teniente Wall— camina al otro lado y ahora me doy cuenta que la desmejora de su pie es una ligera cojera que examino a detalle mirando mis propios informes.
—Cualquier cosa que tú le digas al teneinte es importante— dice James entrando con los cafes en la mano.
—Tan temprano y ya vienes reventándome la cabeza—Sarah no cae en su provocación y toma uno de la bandeja—Oí que te ganaron en levantamiento de pesas, eso pasa cuando no tienes suficientes bolas o no la tienes tan grande como alardeas todo el tiempo.
—Te puedo mostrar aquí mismo que te equivocas cariño— pone su mano en la cinturilla de su uniforme azul.
—Adelante, muévela frente a todos nosotros— Sarah se recarga en un mueble despreocupada.
—No quiero ver miserias, te abres la bragueta y te doy de baja de mi unidad James— lo amenazo sacando una de las laptops de servicio. Reviso los correos que rastreamos desde el comprador danés, pero pierden el rastro.
—¿Viste al biólogo anoche?
—Efectivamente, ya tenemos un pase directo a la anfetamina para vendérsela al comprador danés y atraparlo, todo funcionó a la perfección.
—¿Estuviste toda la noche en Brent? — dice una de sus amigas.
—Estos son los sacrificios que haces por la justicia Lena.
Sarah se pone a mi lado enseñándome a desencriptar algunas direcciones IP de los últimos usuarios que ingresaron al e-mail. La risa de James se escucha del otro lado de la mesa haciendonos mirarlo.
—¿Te dispararon o por qué estás cojeando? — le pregunta extrañado —Parece que los sacrificios de la justicia para conseguir la ubicación actual de la anfetamina que creó tu hermano fueron muy altos Sarah.
—No es de tu incumbencia.
—Tu sesión de sexo no es de mi incumbencia, tú habilidad para engañar hombres no es de mi incumbencia, lo que tu digas...— cierro los ojos irritado al saber que va a usar ese apelativo del desgraciado Roe. —Cojita.
No me hierve la sangre como cuando ese imbécil lo usa, pero si me enoja. Me frotos los ojos y me giro a él enojado. —Lárgate de mi vista James y como castigo tienes ocho horas de servicio comunitario.
—Pero camaleón.
—Es una orden.
—Sí, señor.
Sarah se pone nerviosa y toma una silla a mi lado. —Es un imprudente, sólo sugiere barbaridades. — asiento concentrado en mi trabajo. —El que me haya llevado a mi hija anoche no implica nada más que lo que acordamos en sacarle información— vuelve a decir.
—Ya lo sé Sarah, todos estábamos preocupados aquí por Millie y también por ti, pero no hay nadie mejor que sepa controlar a Jack Roe.
—No desconfías de mí ¿O sí?
Dejo de mirar la pantalla. —¿A qué te refieres?
—Los comentarios de James, fui con Jack, pero mantuve la cabeza fría y en nuestro plan. — me toca el hombro. —Yo hago lo que sea por mi unidad y por el honor de la placa.
—James habla estupideces siempre, no cuestiono lo que hagas mientras los resultados sean los mismos.
Me mira complacida de la confianza que le doy. —Al fin hice que abriera la boca, tenemos toda la información que necesitamos. — me acaricia los hombros —¿Cómo estás hoy? Hoy es la fecha memorial de tus padres.
—Me quiero centrar en el trabajo como siempre.
—Me parece perfecto, ¿Quieres que te prepare la cena hoy en mi apartamento y discutimos los detalles del ministro? — voy a negarme, pero su mirada se pierde —Con sin Millie me siento... vacía, no quería dejarla ir anoche.
—Te la va a regresar— le levanto la cara pasandole los pulgares por debajo de los ojos, se le ve cansada. —Si algo sé del teniente es que quemaría el mundo entero, piedra por piedra por su nieta y por ti.
—¿Cenamos juntos entonces?
—Sí.
Sube su boca a la mía sin que me de tiempo a apartarme y me besa lento. Aprieto la mandíbula apartándola y me paso la lengua por los labios. —Sarah, acabas de regresar de una encomienda.
—Ya sé que acabo de regresar de Brent después de pasar la noche con Jack— carraspea —De tener sexo con él, pero eso fue por trabajo, yo planeé la estrategia, y gracias a eso logré saber que el ministro tiene la anfetamina de mi hermano.
—Arriesgaste mucho, ayer.
—Es el poder femenino que tengo sobre uno de los Roe, pero eso no cambia lo que quiero contigo camaleón — suspiro para interrumpirla, pero no me deja.
—Una cosa es el trabajo Sarah y otra la vida personal.
—Para mi las dos son iguales, siempre va a ser prioridad mi trabajo. Voy a tantas misiones como se requieran, pero todas van a ser por tí— se pone de puntas y me besa castamente antes de apartarse.
— Sabes que no te voy a poder corresponder— le soy honesto como el día que me lo dijo en Brent. —No con Emma, ya lo hemos hablado muchas veces, no me hagas recordártelo, no quiero que volvamos al mismo lugar de antes.
Su sonrisa se tuerce, pero logra mantenerla. —Tenerte toma su tiempo, no me estoy rindiendo contigo ahora mismo.
—Esto no es momentáneo, agente Wall.
—Eres ciego para saber que a esa mujer no la tienes, estas a años luz para poseerla como Alexander Roe.
—Una mujer no es un objeto para tenerla Sarah, es un ser humano para adorarla, para amarla, para protegerla y es lo que quiero hacer el resto de mi vida con ella— digo convencido.
—Ella te terminó en el Caribe.
—Lo del Caribe nos concierne solo a nosotros dos— sonrío recordando el placer que le di a Emma, en el bar, en el vuelo. Dios. Lo que sucedió en el Caribe se quedará en el Caribe.
—¿De verdad crees que ella no ha tomado partido en esto? Es la publicista del honorable ministro Madden, pero está con ellos, te lo puedo asegurar, los Roe son muy buenos para envolver a los ineptos. — dice fiera
—Emma siempre ha estado del lado de la justicia y no la involucres en nuestros aspectos laborales.
—Y ¿Por qué no regresó al MI6? Porque no es capaz, cualquiera la puede romper fácilmente, es vulnerable, torpe y sumisa. Los Roe le dicen salta y ella salta, le dicen cállate y lo hace. ¿Sabes cuál es la diferencia entre ella y yo?
Aún enojado, me mantengo sereno, no pierdo los estribos fácilmente, controlado tanto en mi vida sexual como en mi carácter.
Por eso beso lento como en el Caribe, mientras Emma y yo bailamos, lento para que no haya ruidos, ni molestias.
—Hay muchas, porque todos somos diferentes entre sí, porque eres una gran mujer Sarah y no necesitas compararte con otra mujer para resaltar tus cualidades— le toco la barbilla, pero no como a Emma, si no para que me mire — Y tampoco necesitas hacerla menos, para hacerte más, agente Wall.
—Si te clava una daga en la espalda no digas que no te lo advertí, porque no quiero que te lastimen y ella es muy ambiciosa, por algo aceptó trabajar con el ministro Madden y ambos lo sabemos, eligió el dinero antes que la justicia.
—Sarah vuelve al trabajo.
—Como ordenes, Camaleón— me mira severa.
. . .
Al medio día estamos reunidos en la oficina del teniente Wall, sólo los de rango mayor, como Sarah James, la chica del gimnasio, otros dos estatales y yo, cada uno responsable por su unidad.
EL teniente tiene en la mira los informes de su hija, aunque no se traten como familia aquí, el trabajo es trabajo. Tenemos a la mano las ultimas azañas de la organización como la mujer que apareció en el juicio de Bechakm y los cargos que se efectuaran a Maya Roe por la muerte de David Wall.
—teniente Wall— dice James. —La seguridad del ministro ha sido aumentada, en cuanto tengamos la anfetamina, arremeterán contra él, sospechamos de amenazas contra su vida por mantener esos maletines con él.
—Hemos revisado las cámaras de seguridad de su residencia y captamos dos vehículos de procedencia del señor Hilton en vigilancia continua— dicen los estatales.
—La señora Madden salió de la ciudad esta mañana para un evento de caridad, lo que es curioso a estas alturas de su campaña— Sarah se une a ellos con la información que conseguimos —Vi la conferencia que dio su señoría antes de su ultima entrevista política, creo que eso es una cortina de humo para proteger la seguridad de esposa, lo que refuerza que está siendo amenazado y en caso de poner en evidencia esto, corre peligro.
El teniente Wall analiza lo que le dice cada uno y toma notas de algo haciendo preguntas de horas, de días y del número de personas involucrados, así como una descripción del maletín de la anfetamina.
—Agente Gray, ¿Cuál es tu aportación al caso? — me pregunta el teniente. —Has estado en silencio toda la reunión.
Carraspeo mirando mis propios informes. —La seguridad del honorable ministro Madden es nuestra prioridad señor, el aumento de la delincuencia el ultimo día de las elecciones será caotico estas dos semanas.
—No suenas convencido— dice Sarah por lo bajo.
Porque no lo estoy.
—Tienes algo en la bota Sarah— le dice su amiga.
—No habrá que esperar tanto, hablé con mi buen amigo Richard y tiene en mente adelantar el día de las elecciones por cuestiones personales, si logra que sean al final de esta semana tendremos que trabajar el doble del tiempo. — anuncia el teniente y James lo anota en el informe.
—¿Entonces desplazamos a la guardia a su residencia desde hoy señor?
—Así es James.
Miro de nuevo el informe que tengo en mi mano uniéndolo con la información que trajó Sarah y el trabajo que hemos hecho desde el Caribe. Hay algo en los dos sectores de información que poseemos que no está del todo claro.
Pero ninguno aquí tiene las dudas que me están brotando a mí. Las dos veces que hice la guardía con el ministro fue de noche y no recibió visitas del señor Hiilton.
—Señor.
—Dime agente Gray.
—Tenemos informes de la anfetamina con las cartas que mandó su hijo antes de morir, tiene efectos colaterales en la vista, pero no sabemos a qué grado, si tuviéramos muestras cero podríasmos enviarlas a nuestros laboratorios. Es una droga en cero mejorada para la organización de los treinya y siete. — carraspeo de nuevo —¿Para qué la querría una persona común si no sabe su uso?
—Si te refieres para que la querría el ministro— interrumpe Sarah. —Si fue amenazado, lo más seguro es que él sólo sea el medio de mantener segura la anfetamina hasta que el verdadero dueño venga a recogerla.
—Así funciona la mercancía de narcotrafico— el teniente despeja su escritorio y coloca dos bolígrafos paralelos. —Se mueve entre los compradores primarios, para llegar a los secundario, entre más movimiento tenga mejor accesibilidad y ganacia tiene el vendedor. Esta es una nueva droga que será exportada no sólo en Londres si no en Dinamarca. La organización 37 está buscando expandirse hasta los danéses.
—¿Qué vamos a hacer? — pregunto
—Quiero un recuento del armamento que tenemos, el contacto directo con las cuatro bases del MI6, la de Londres, la de Brent, la de Manchester y la Birgmingham. Si conseguimos la anfetamina, nos contactamos con el comprador, le damos las primeras ventas y que regrese por más.
—Lo vamos a enganchar entonces.
—Efectivamente.
—Del ultimo inventario de armamento que tenemos del mes pasado, tenemos una baja en uno de empaques de las C17— le informa James al teniente.
—Salió del empaque desarmada, tiene una duración de seis semanas su montaje y ya había saltado el rastreador que les ponemos— le explico — Aun no salta, lo que quiere decir que no la han armado y para alguien no entrenado que conozca las refacciones y las incripacines, no lo harían ni con dos manos derechas.
—Aún así no podemos dejarla a la deriva, que hagan un nuevo inventario en en los empaques de las C17 y pasen a las de almacenamiento.
—¿Qué tanto tiempo tarda una de las bombas C17 en ser armada en caso de ser necesario? — pregunta uno de lo estatales nuevo, de esos que hacen preguntas hasta de la forma en la que se hace del baño con el unifrome.
—Principiantes— Sarah rueda los ojos.
—El menor tiempo lo hace una dupla, entre dos personas experimentadas y cuidadosas, se arma en seis semanas— le explico. —Y por experimentadas me refiero a agentes que sepan de incriptación y de las refacciones que vienen individualmente.
—Lo entenderás en unos años, poner el cable rojo con el azul o ¡Cabum! — James lo asusta riéndose cuando el teniente se va ya puede volver a sus habituales bormas a los principiantes.
—¿Y cuanto tiempo tardaría usted en armarla solo, agente Gray? — pregunta el aprendiz cuando voy camino a la puerta.
Lo miro sobre mi hombro a punto de alardear de mi ego. —Dos semanas— Sarah me sonríe y el chico se queda admirado de mi trabajo.
Voy a las incriptaciones del inventario del armamento y abro uno de los ordenadores de los buscadores de información como yo. Le quito la dirección IP a los rastreadores de las unidades que tenemos y me encuentro con uno que debe venir de afuera de algún hacker. Otro camaleón.
Los piratas informáticos, somos especializados por algo, una de las cosas que se buscan es lealtad, la cantidad de información que poseemos y extraemos puede ser de beneficio o de fractura para la unidad.
Por eso siempre estoy al pendiente de las redes inalámbricas que involucran a la familia Madden. Veo al intruso informático que trato de entrar a la base de datos y le pongo un password de privacidad.
Hay alguien del otro lado y por las señas que da es la misma persona que entro a mi celular unos días antes en el bar de la prima de Alicia.
Mi bloc de notas se abre y el cursor se mueve en un juego viejo.
¿Qué tiene tres letras y explota cuando la tocas? — escribe entre puntos suspensivos.
Borro su actividad en mi laptop y encripto la entrada de cualquier virus. Subola mascarilla de tela de mi uniforme dejando ver sólo mis ojos.
Entro a su propio ordenados y me saca a un par de minutos y por más que quiero ingresar no me deja. La luz verde de la web cam se enciende y paso por los controles.
Me subo el Pongo la grabación de pantalla y respondo a la video llamada que recibo de un enlace web desconocido. El fondo es blanco, pero no se ve más que sólo pared, por debajo pongo mi celular a grabar la llamada hasta que sale una cara cubierta de un velo negro y no se le ven los ojos.
Es muy delgado, y también está todo vestido de negro. Saca un letrero mal hecho. Con la incriptación de algo. Repaso las letras anotándolas en un papel.
No hablo tampoco pero cuando termino de armar las letras veo que están puestas del lado contrario las escribo en orden justo cuando Sarah entra, le hago silencio y pasa cautelosamente a ver la pantalla compartida en otro ordenador.
—¿Por qué me buscas? — le hablo por primera vez. —¿Para quién trabajas?
Saca otro cartel. Trabajo para el que pague mejor.
La video llamada finaliza en ese momento. —¿Qué quién coño era ese y por qué le aceptaste una video llamada?
—Reconocí su dirección IP. Tengo una palabra escrita del cartel que me mostró.
—Era un hacker, mira lo que le hizo a la red— me muestra su laptop
La palabra no tiene sentido. Abro el buscador web que sólo nosotros tenemos y tecleo la palabra que me dio, sale un paquete que reconozco.
—¡Carajo! — maldigo levantándome.
—¿Qué pasa?
—Dame tu bota. — me agacho levantando su pie y le quito el pedazo diminuto de metal enterrado en la parte de las agujetas. —El maldito Jack Roe te puso un micrófono.
Hola sexys, (El hacker escribe esto)
"Todos buscan algo, pero solo uno va a conseguirlo"
¡Los amo tres millones!
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