CAPÍTULO 47
Alexander.
Veo a Beckahm, la mano derecha de Logan en el estrado, esposado con manos en la espalda, vestido con el uniforme café que usan los convictos. La cabeza rapada la tiene baja y no habla a menos que el abogado de oficio que le impusieron se lo indique.
Me mira entrar con el ministro y nos sigue hasta que nos sentamos, será el la victima propiciatoria de la organización, asumirá todos los cargos y no hablará inculpando a Logan Roe.
Las puertas de la corte ya fueron cerradas, en la espera del honorable juez, pero en la puerta en su lugar sale una mujer que hace a todos ponerse de pie, como horable autoridad.
Si yo soy arrogante, es cosa de familia, porque como siempre Maya espera al útimo momento para enrar vestida en un traje blanco de Louis Vuitton y el sombrero de lado que hace que los tacones sean poca cosa para llamar la atención,
—Buenas tardes— interrumpe la presentación de la jueza —Ya estoy aquí, como pedía mi citatorio— se quita los lentes mirando a la jueza de arriba hacia abajo.
—Haganla pasar— Sarah cruza mirada con ella y dos oficiales pasan a Maya al estrado izquierdo, pero no pierde la postura ni la imponencia, somos más que cualquier persona aquí.
Así somos los Roe, entramos con cara de fastidio a todos lados, porque no merecen nuestra presencia en estás pocilgas. Pasa a mi lado besándome en la mejilla y saludando al ministro de la misma forma sorprendiendo a los del jurado.
Blake entra con ella y con el manso siguiendole los pasos. Le da el bolso y se sienta del lado que le indica el MI6. Sarah la sigue con la mirada portando el uniforme ceremonial del MI6 azul, con dos medallas en los eslabones del pecho.
El cojo capta la atención de Maya y me satisface saber que tenemos las mismas ganas de matarlo. Aunque ella sepa que es hermano de Coraline no perdonará que la enjuicen, a ninguno de ellos.
Por eso Jack se llevo a Emilia, si el caso falla a favor de Sarah, cosa que no sucederá porque tenemos a Richard de nuestro lado, verán quienes somos realmente los Roe.
—Se abre el caso número cincuenta y cuatro, bajo la demanda del cuerpo de agentes de seguridad, el MI6, horable fuerza militar armada del servicio de seguridad secreto de Londres— habla la jueza haciendo que todos en la corte se levanten en reverencia a esos.
Sarah se pone junto a su padre y los uniformados azules erguiendo la espalda y alzando la barbilla, mientras los alaban.
—La demanda procede a cargo de la agente Sarah J. Wall, el militar, comandante, superior de fuerzas especiales, y mayor autoridad del MI6, el Teniente David. J. Wall y el sub comandante, Dylan C. Gray. — el cojo y yo cruzamos miradas.
Sarah irá tan lejos como pueda, Jack hizo bien en llevarse a su hija, porque las horas de esa mujer están contadas. Uno de los uniformados azules pasa con Dylan mostrándole un IPad, el hacker puso la foto de Sarah en su sistema portátil para que vean que lo que la organización va a hacer.
El rubio mira al teniente y luego a Sarah, pero la jueza no se detiene a hablar. Veo la línea roja que pasa por la pantalla que trae el otro y la foto de Sarah aparece.
—Se presentan los siguientes cargos contra el convicto Beckham. A. Smith— los oficiales lo ponen de pie —Por narcotráfico, exportación de armamento ilegal, asesinato, secuestro, tortura y surrogación a la organización delectiva conocida por el MI6 como la organización número treinta y siete. Teniendo como ultima victima antes de su captura al biologo David Wall. — golpea el mazo judicial —Se abre el juicio.
El rubio con la mano aun en el IPad camina detrás de ella, pero no alcanza a detenerla y Sarah pasa al estreado mirando seria a Beckham.
Comienza a sacar las pruebas encontradas durante los meses de investigación. En toda la hora el cojo no deja de mirar a mi familia y mirarse entre ellos, sin dar una orden, demasiado tarde para actuar.
La presencia de Richard es un eje principal aquí y muestra que el juicio está a nuestro favor. —No tardará en llamar a Maya al estrado— le hago saber, aunque mi tía actue como si no hubiera presión.
—Será un juicio de minimo dos días para que encuentre pruebas contra ella, moveré mis influencias con el jurado, la jueza es una mujer recién traida de escocia, ha provocado varios negocios rotos conmigo.
—Dijiste que lo tenías arreglado.
—Cambiaron al juez que tenía previsto y comprado. La hija del teniente es inteligente.
La jueza toma nota de cada palabra de Sarah con sumo cuidando escuchando a los testigos que se presentan y también mira al ministro Madden, entre la gente, creo que tenemos a una aliada para el teniente Wall, una mujer que realmente busca justicia, no corrupción.
—Puede comenzar el interrogatorio con el convicto— le da la orden a Sarah.
—Durante varios días tratando de someterlo, le ofrecimos a un acuerdo para una libertad condicional, pero se ha negado, así que quiero nombres Beckham Smith.
—Eso no es una pregunta agente Wall— la voz de Beckahm es similar a la de Caterva su hermano, pero a diferencia de él, él no huyó de la organización, él se convirtió en la mano derecha del puto Logan.
—¿Reconoce entre la corte a algún complice de la muerte del biologo David Wall?
—A lo mejor, pero ¿Qué gano con decirlo? — ladea la cabeza rapada dónde se le ven cortadas de navaja — Eso no va a reducir mi condena, ni me va a sacar de aquí.
—Te va a dar inmunidad en el juicio.
—Yo vivo en el infierno todos los días, su puto juicio no es nada comparado a las jaulas.
—¿Qué son las jaulas?
—Un lugar olvidado de Dios— sonríe de lado cuando se mueve y los oficiales se sobresaltan regresándolo a su lugar a la fuerza bruta —Le aseguro que, si su hermano estuviera vivo, le rogaría todos los días porque lo matará.
—¿Dónde está exactamente ese lugar?
—¿Quiere que la lleve ahí? Ganas no me faltarían, por las golpizas a las que me han sometido estas semanas, se cree una mujer fuerte, pero estoy esposado, no le gustaría que me suelten— la perversión en sus ojos no amedrenta a Sarah.
—¿El biologo David Wall estuvo en ese lugar?
—Sí.
—¿Qué le hicieron ahí?
Beckahm sonríe, ya ha atrapado a Sarah en su juego de preguntas, él tiene el control. Maya y yo nos miramos antes que responda la pregunta sin ningún tipo de arrepentimiento.
—Lo torturé todos los días.
El teniente Wall mantiene su mirada fija en su hija. —¿Por qué?
—Por que quise.
Los hombros de la mujer de Jack se tensan. — ¿Por qué?
—Suplicaba que parará y que lo matará. — se ríe a carcajadas. —Los gritos fueron mi mayor diversión ¿Por qué hacen esto y no me matan de una vez? Hice todo lo que quisieron, déjenme ir. — imita la voz del biologo riéndose perversamente.
Ella aprieta la mandíbula manteniendo sus manos en su espalda. — ¿Cuánto tiempo estuvo encerrado?
—¿No quiere saber qué más gritaba su hermano?
La jueza golpea el mazo judicial llamando al orden a Bekcham y los oficiales los sujetan más fuerte para que se comporté.
El cojo se acerca con Sarah y le dice algo a lo que ella se resiste, pero al final la hace asentir y destenza la mandíbula retomando su postura, pero Beckahm está lejos de terminar hasta hacer con ella lo que quiere.
—Tengo algo que decirle agente Wall, si me cede la palabra una vez más.
—Sólo vas a responder lo que yo diga.
—Pero quiero confesar, se la han pasado días y noches sometiéndome y hoy ha funcionado, no voy a someterme a una tortura en el confesionario. ¿Se puede hacer eso? — mira al abogado de juicio.
El abogado de oficio lo insta a deternerse, pero Sarah lo manda a callar y le afirma que puede hacerlo —¿Cúal es tu declaración?
—Perfecto.
Lo han mandando de expiatorio.
—Me declaro culpable de todos los delitos en mi contra, soy cupable de crear la organicación numero treinta y siete, de dirigirla, de proveer el armamento ilegal y de las torturas a su hermano.
La sala entera y el jurado se quedan en silencio. El MI6 está anonadado, el cojo, el teniente y la misma Sarah. La espalda de Maya se tensa al ver lo que ha hecho Beckahm. Entre la gente hay uno que no deja de mirarlo.
Es un kray.
La mujer escirbe la declaración con dedos tensos y Sarah pasa la cabeza entre la jueza y el convicto.
—Repito mi pregunta original Beckham ¿Ves a algún complice tuyo aquí?
La comisura de su boca se alza cuando levanta la cabeza por primera vez y mira directo a Maya, después mira a kray. —Nunca traiciones al amo, gacela, no puedes ganarle— dice en voz baja.
—Deja de murmurar incoherencias ¿Ves o no a un complice?
—Lo veo agente Wall.
—Di en voz alta quién es, el MI6 protejerá tu declaración si confiesas absolutamente todo, ya te has declarado culpable, ya no hay vuelta atrás— respira hondo —¿Quién es?.
—La mujer del traje blanco— alza la barbilla señalándola. —Maya Roe.
Miro a Richard que saca su celular y de inmediato sale a llamar a otro de sus contactos. Me levanto con él mientras el cojo mira a Maya y yo lo miro a él. Sarah sonríe de lado y mira a la jueza. Esposan a Beckham sometiéndolo cuando se resiste y lo ponen contra el suelo.
Sigo a Richard fuera de la sala y no veo movimiento del otro juez. — ¿Dónde está?
—Está tardando en venir, pero lo tenemos asegurado, quiero que tu abogado haga tiempo— uno de sus guardaespaldas viene a decirle algo en privado de su esposa y vuelve a mirarme mientras Blake me pone al tanto de la situación adentro.
Richard se nos une dándole indicaciones a Blake de cómo manejar a la jueza por orden de su amigo. Ida viene a informarme de Jack y Emilia como le dije que hiciera, no deben salir del Score.
Hoy es el día más peligroso para ambos, la organización está desatada.
—Están resguardados todavía, Tyler no aparecerá en el juzgado por órdn directa del ministro y no hemos recibido movimiento del Mazda de la señorita Brown en las ultimas dos horas, sigue en el estacionamiento del club.
—La ultima llamada que me hizo fue antes que iniciara la audiencia.
—Todavía tenemos contacto con Rebecca.
—Pues habla con ella, que te diga dónde recoger el vehículo y habla directamente con ella antes que me la comuniques. — me paso la mano por la cara —También habla con Caterva, la presencia de la rusa es indispensable, Beckahm se acaba de declarar culpable junto con Maya.
Asiente y hace la llamada en su celular. Richard me palmea la espalda y me presenta al nuevo juez que trajo. Está sobornado para deslindar a Maya del caso.
—He llamado dos veces y fue al buzón de voz, pero ya me envió un mensaje de voz la señorita Brown, están en el club con las señoras del parlamento. — Ida me interrumpe y veo la molestía de Richard —Sigue con la esposa del ministro, no quiso interrumpirlo, pero la puse a tanto de la situación.
—¿Te envió un mensaje de voz?
—Si señor, yo también lo escuché— dice el otro de seguridad que traigo. —Quieren que recojamos el Mazda del club, al parecer va en el auto de la señora Madden.
—Ve a traerlo, ya sabes que no le gusta estar sin su auto.
—Es una comida Alexander, ya sabes que no debe hacer las muestras de preocupación dónde no hay camarás— lo dice en tono de burla el ministro.
—Como si en los juzgados no hubiera camarás.
Ida me muestra los mensajes de texto que él le envió a Emma. —Ve por mi esposa, es el cambio de vigilancia de su escolta— manda Richard a unos agentes del MI6. —Ya sabes dónde está.
Asiente mientras entramos nuevamente en la sala sin llamar la atención porque no quiere dar mala imagen para su campaña.
Blake, mi abogado, hace una intervención con el jurado, pero el mazo judicial no lo deja, la jueza no deja que ninguno de los tres abogados que le puse intervenga. NI siquiera deja que el juez que entra con Richard en el receso cruce palabras contra ella.
Esa mujer no va a ceder. El rubio se lleva a Beckham de vuelta a su celda, sometiendo su cuerpo de bestia jalándose del agarre y resistiéndose hasta que sacan el taser y le dan la descarga en la espalda.
Dos mujeres del jurado hacen alardos y dos golpes de la jueza poner orden en la sala.
—Señoria solicitamos proceder en el caso después de la declaración de nuestro convicto— Sarah no pierde el tiempo de frenar el asunto en cuanto Beckahm está fuera de la sala.
—Adelante agente Wall.
—Intermención en el caso— se levanta el juez comprado.
—¿Bajo que cargos? — la jueza lo mira. —Aun no se ha hecho un dictamen oficial.
—Quiero hace una intervención en la declaración del convicto, soy abogado de la señora Roe.
—Es absurda su intervención y fuera de lugar. Agente Wall prosiga.
—Gracias señoria.— Sarah sigue al frente del caso —En representación del cuerpo de justicia del MI6 y con evidencia escrita y verbal del convicto Beckahm Smith, acuso a Maya Roe con la pena máxima delictiva de complicidad directa a la organización número treinta y siete dirigida por Beckahm Smith y por la muerte de mi hermano, el bilogo David Wall.
El juez se vuelve a levantar cuando el primer impacto de la jueza es asentir y proceder a la demanda. Cuando Maya se levanta le sostiene la mirada a Sarah. El cojo viene con su amigo James por las puertas izquierdas.
—Intervención su señoria, no se puede hacer una acusación sin pruebas contundentes de un ciudadano inglés— Blake saca una orden judicial apoyando al juez.
—Denagada la intervención, el convicto declaró.
—Se debe presentar una audiencia primero y hasta que no se haga nos negamos a responder a la demanda del MI6— el juez se mantiene firme.
—Se abre en este momento una carpeta de investigación— la jueza ni lo mira.
—Queremos una apelación al jurado.
—Denegado.
—¿Podemos proceder con la intervención judicial su señoría? — Sarah interrumpe a Blake.
—Pueden proceder.
Dylan y James le cortan el paso a Maya. Richard se ve molesto por no poder hacer que su juez sobornado haga desistir a la jueza. El MI6 tiene el control total del lugar, pero él es la máxima autoridad.
—¿Procedemos honorable ministro Madden? — le pregunta el teniente.
La jueza estudia cada reacción del Richard, así como los presentes. —Procedan. Este un país soberano libre de corrupción.
Dylan y James no lo dudan. Maya alza la cabeza, en alto para los Roe, y me mira desde enfrente.
—Orden judicial del MI6, al servicio del gobierno inglés y del honorable ministro Madden— los agentes le muestran su placa azul.
—Sé quienes eres Dylan Gray.
El asiente. — Bajo orden del honorable ministro Madden y el teniente Wall, queda bajo detención preventiva señora Roe, por la muerte del biologo David Wall. en caso de presentar resistencia, será sometida, tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga, será tomado como una declaración formal.
Sacan las esposas y Maya las mira antes de mirar a Sarah. —Esto no te va a regresar a tu hermano.
—Pero si a su hija— el cojo habla y Sarah se limpia las mejillas.
Maya extiende las manos para que le pongan las esposas y con la barbilla soberbia me mira de reojo. El cojo se las coloca.
—Podrás cambiarle hasta el tono de piel si quieres— sonríe de lado mirando con asco las esposas — Pero Emilia siempre va a ser una Roe y eso viene en la sangre no el apellido querida.
Sonrío con lo cabrones que somos los Roe hasta en una situación así. —¿Cómo quieres tu celda tía? — ladeo la cabeza.
—Quiero la más cara de todas y tráeme un corte de carne, en punto medio, del mejor restaurante de la ciudad, este mal entendido no me quitara las ganas de comer su señoría. — quita sus brazos para que el cojo no la toque.
Se la llevan por la puerta trasera y la jueza da por finalizada la udiencia de hoy. Sarah y el teniente están al pendiente de Blake, pero no por él, si no por mí.
—Dile a Jack que tiene diez horas para regresarme a mi hija o Maya va a ser condenada con los cargos de Beckahm.
—Jack no va a arriesgar a su hija por tu inmadurez, ya viste tu imagen, estás fichada.
—Tengo a la seguridad del MI6, no corro ningún peligro, quiero a mi hija en máximo diez horas en la base militar del MI6 en Brent o ya sabes que sucederá con tu tía. Les estoy ofreciendo un trato, Millie por Maya.
—No irías contra el MI6.
—Por mi hija soy capaz de lo que sea y creo que Jack por su madre también.
—¿Crees que Jack no sacrificaría a Maya por Emilia? — me río —El camaleón vendería a su alma al diablo para que sólo ella y él sobrevivan.
—Tienes diez horas— repite de nuevo y se va con el teniente.
El papeleo final dejo que lo haga Blake con el inútil del juez que contrató Richard. La minihumana no estará segura con ella de ninguna manera, en diez horas no estará viva. Ya veo la respuesta de Jack en mi cabeza cuando le diga el trato de su ex mujer.
Una más demente no se pudo conseguir.
—La señorita Brown me mandó otro audio de voz, está en la residencia de la señora Madden concretando la ultima entrevista del ministro para el Daily Star, será la ultima de la campaña politica— Ida me informa.
—Y será el ultimo favor que le haré a Richard Madden.
. . .
El camino al Score es tan natural que me hace aborrecer mi nueva residencia, los huéspedes de los otros apartamentos van y vienen por el corredor. El olor a canela y tés de hierbas, le dicen a cualquiera que este lugar ya no es mío.
Veo pintura de pies por el suelo, unas huellas diminutas y las otras de adulto de varios colores. Hay hojas de papel por la sala de estar y uno de los de seguridad se esta quitando una coleta mal amarrada del cabello y tiene pintura en la nariz con la marca de un dedo pequeño.
Me topo con la primera imagen ridícula de la minihumana en su vestido rosa esponjado saltando en los sillones caros a los brazos de Jack que la levanta en el aire. —Otra vez papi— grita riéndose volviendo a subir al sofá con los pies manchados de pintura como la ropa de mi primo.
—Pero primero dale una mordida a tu pizza.
Le da una mordida miniatura a la pieza que le ofrece y hace que se la termine antes de seguir jugando. La hace abrir la boca para comprobar que no tiene más queso en la boca.
—Esta bien, a las tres— le alza tres dedos y la ayuda a subir —Una, Dos... Tres ¡Corre princesa Millie! — corren ambos y de nuevo se lanza y él la atrapa en el aire soltando las carcajadas de la niña.
Pongo cara malhumorada viendo esa ridicules, y luego se me viene a la mente el hijo no nacido de Bennett que espero no eduque como un demente como Jack. Carraspeo para llamar su atención.
Bennett ni siquiera es el que sigue en la línea de suceción, Jack es el mayor, y después sigo yo.
De reojo me miro el miembro contando mentalmente las semanas que han pasado desde que vi los tampones en la mesita de noche en la habitación continua a la mía.
Qué cojones.
Me enojo de estar pensando estupideces, pero aún así voy viendo que no estoy tan mal. Ninguno de estos pendejos se ha casado, yo si lo voy a hacer con mi mujer, eso me pone en el primer lugar de la lista.
—¡Tío Alexander! — el grito chillón de la minihumana que corre a mi me paraliza en mi traje de marca hecho a medida.
—A un metro de distancia mini humana, esto es Gucci. — le estiro la mano para que se detenga y se queda parada viendo mis dedos y luego los compara con el tamaño de su mano y como tiene pintura, me ensucia.
—Estás en nuestro territorio, te vas a tener que portar como nosotros.
—Te extrañe tío Alexander, papi, me dijo que me iba a llevar contigo y con Emma. ¿Puedo llevar a mi perrito?
—Quitamela de encima Jack— aprieto la mandíbula cuando saco mi puañuelo para limpiarme y ya la tengo abrazandose a mi pierna. —Viene a hablar del juicio.
—Vamos a la biblioteca, ahí no está sució— le acaricia la cabeza y como por arte de magia me quita las manos de encima.
Con que así funcionan los mini humanos. Estudio ese comportamiento, me suelta, pero alza su meñique. —Quiere que la lleves a la biblioteca. — me explica Jack.
La miro malhumorado y le extiendo el meñique para que se agarre a mi. Si Emma tuvoera razón en eso de que soy un neurótico, tendría mis razones muy especificas que lo provocan y una de ellas es la hija de Jack que se va meciendo riéndose.
—Twinkle, twinkle, little star. How I wonder what you are.
Cierro la puerta de la biblioteca y ella va con Jack de inmediato, que trata de peinarla. No puedo dejar de ver como mi jodido primo es un esclavo de la minihumana, es patético.
—¿Viene Emma? — dice la vocecita. —Emma es muy bonita.
—Es inteligente— me cruzo de brazos mirándola. —Emma es mía.
—No es cierto— se ríe y me enojo. —Es de mi tio Dylan.
Esa niña en vestido rosa casi hace que mis dos metros se golpeen el puto culo en el suelo. —¿Qué?
—¿Por qué le dices tio a Dylan? — pregunta Jack como si de lo que dijo eso fuera lo importante.
La niña nos mira a los dos y ya no responde, porque ni le importa que lo que dice es de la magnitud de lo que yo vengo a decir. No voy a discutir con una minihumana de casi tres años.
—A lo que vine— carraspeo siendo un adulto y la miro. —Emma es mía. — miro a Jack. —Maya fue detenida porque Bekcham la acusó de complicidad.
—Ida me lo dijo— sus cejas se fruncen, pero cuando la niña lo mira cambia su cara por completo. —¿Qué vamos a hacer?
—Sarah, me buscó después del juicio quiere hacer un intercambio, ella— señalo a su hija —Por tu madre, la quiere en menos de diez horas en la base de Brent del MI6, de lo contrario la jueza fallará a favor de la confesión de Beckham y será sentenciada.
Su cara se consrtriñe. —Esa maldita mujer.
—Quiere vengar la muerte de su hermano, pero no con Maya, sino con Beckahm.
—¿Viene mi mami, papi?
Mira a su hija y después a mi, mientras responde lo que yo ya sabía y niega con la cabeza.
. . .
Sigo en el Score y las diez horas se reducen a seis tan rápido que ni me doy cuenta por tener a Bake aquí, la situación con Maya empeorará y Richard no me da soluciones consisas.
Miro mi celular con ninguna llamada de Emma, y me encargo de hacer mi propio papelo para la boda, el minisitro religioso es lo que menos me preocupa.
Reviso los recibos del dinero que han sacado de mi empresa y la firma sigue estado a mi nombre como en las anteriores. —Ida— lo llamo serio marcando las entradas y salidad. —¿Rebecca no ha llamado?
—No mi señor, la ultima en comunicarse fue la señorita Brown y la ubicación del Mazda sigue estando en el club, ya fueron por él.
—¿Cuántos mensajes de voz te envió?
—Cuatro, el último fue hace casi una hora.
—Reproducelo.
Saca su celular y teclea mientras tengo la mirada en mi computadora. Miro el último mensaje de Jack sobre que se quedará con su hija y vuelvo a pensar en lo que vi en el Score.
Dejo mi laptop de lado y me cruzo de brazos tamborileando mis dedos en mis nudillos.
—Ida— lo miro y regreso a unos planos que no me interesan.
—Diga mi señor.
—¿Qué probabilidades hay de que si tengo un hijo tenga los ojos de Emma y no los míos?
Levanta la cabeza de su celular. —No lo sé mi señor, su primo es biologo, yo no— dice serio con su ceja partida alzada.
—Estoy esperando los mensajes— me pongo imponente después de esa estupidez.
—Aquí están— le da clic y se escucha decir que están en la casa de la señora Madden.
〘 〙
Emma.
Susan se mantiene yendo y viniendo a la habitación dónde me dejaron, para ofrecerme cosas de aseo o algo de comer, mi bolso se lo llevó con todas mis cosas y no lo ha traído desde entonces.
Miro la rojez de la piel de mis muñecas cuando viene la tercera vez a frotarme la loción que le dio el médico y que alivia el ardor. —Me dijo que no te frote mucho producto, pero al parecer tu piel es muy sensible y se está poniendo peor de lo que dijo.
Esa es una de las razones por las que no había hecho el proceso. Escucho como una de las mujeres de servicio graba un audio afuera hablando de la casa del ministro y algo que no distingo.
El anillo blanco me lo quita y lo mira de cerca después de cerrar el tubo de loción, probándoselo en uno de sus dedos, pero está hecho a mi medida no a la de ella. —Es mi anillo de compromiso— le explico.
—Pero este no es el mismo que te dio en la fiesta de compromiso Alexander. ¿Por qué lo cambiaste? ¿O él lo cambió?
Sigo recostada en la cama, dónde me dijo que durmiera un poco, veo que pone el anillo en la mesa de sus costosos muebles, la suspicacia de su mirada me dice que sospecha que en esos dos días no estuve enferma por lo que no le respondo.
—Entiendo que estés enojada, pero las dos somos adultos para que no me hables, incluso esa mujer Rebecca, tu guardaespaldas ya está aquí para que quites esa cara de espanto, ya sé que lo que sucedió en el consultorio fue un poco brusco.
Miro la puerta para ver si veo a Rebecca, pero no lo hago. Mis tacones están en la entrada y odio el olor meloso de las mantas que me puso en las piernas.
—Sé que te tomé por sorpresa, pero en este negocio las cosas son así Emma, debes entenderlo, todos tenemos que hacer sacrificios por no perder lo que tenemos— manda a traer un té y sigue con sus explicaciones. —Mirame a mí, todos los días soy una mujer perfecta porque la imagen de mi marido también está en mí. Es lo que cuesta ser una figura pública.
—No quiero ir a la segunda sesión, me duele mucho la piel— mi voz apenas se escucha, pero se ve satisfecha de que le responda.
—No va a doler tanto como está, te lo prometo, sé que la anestecia falló un poco en tu mano izquierda y sentiste todo, pero el médico lo hará mejor esta vez y será la última sesión— me sonríe calidamente como si ambas estuviéramos de acuerdo.
—Pero aún me duele, incluso me hormiguean los nudillos— digo y eso parece preocuparla porque ve las instrucciones de la loción.
—La loción ya hará efecto. — dice no muy convencida —Tu guardaespaldas va a estar aquí todo el tiempo por si tienes alguna reacción alérgica o algo. ¿Te parece si te subo la cena aquí o quieres bajar al comedor? Mi marido tal vez no venga a cenar, casi nunca lo hace.
—No quiero quedarme aquí señora Madden, quiero irme a mi casa.
—No me pidas eso linda— se sienta en el diván conjunto y me alza las manos de nuevo quitándome todo el estorbo que tengo —Es mejor que tus manos descansen porque ese hormigueo no me parece natural.
—Creo que el doctor me lastimó.
—No, el doctor hizo muy bien su trabajo, solo que te estresaste de más, necesitas descansar, haré que te suban la cena— trata de quitarme el anillo verde de los Roe, pero si yo no puedo quitármelo ella, tampoco.
—Está apretado.
Casi lo saca, pero yo le quito la mano para que no lo haga. Nadie debe tocarlo, sólo yo y Alexander.
—Ese anillo no me estorba.
—Esta bien.
—No voy a regresar al consultorio de ese hombre.
—Eso no está a discusión Emma, tienes un contrato con mi marido y él pagó por la cita, nada es de a gratis aquí. — me palma la mano y me quejó de dolor haciendo que se disculpe, el médico me quemó con el laser realmente. —¿Quieres más loción? — se ve un poco preocupada.
—Por favor— asiento, desesperada por el dolor y me quita poco a poco una capa de la venda azotando de ardor el aréa. Con cuidado raspa sus dedos húntandolo de arriba hacia abajo pero ya no hace el mismo efecto que antes.
—Esto no se ve bien.
—Ya no me toqué— provoca más dolor con sus muñecas.
—Dejame ponerte más.
—¡No! Usted me lastimó le dije que no lo hiciera— pego mis manos a mi pecho buscando calmar el dolor. —No sabe lo que hizo, no sabe señora Madden lo que me hizo.
—No quería que se te irritará así la piel, discúlpame Emma.
—Mi piel no fue lo único que se dañó. ¿Tiene una maldita idea de cómo me hicieron esas cicatrices? — mira la rojez que ni yo misma quiero ver porque si duele así de mal, se debe ver peor, sigo insistiendo que el médico me lastimó.
—Te voy a llevar a tu casa para que tu médico te revisé, no me gusta nada como se te ve.
—No va a arreglar así de fácil lo que hizo— veo que respira hondo y como tic nervioso se toca las uñas.
—Ya te ofrecí una disculpa.
—¡Su puta disculpa no va a arreglar nada! — el enojo que no pude sacar en el consultorio lo saco aquí — ¿Sabe de qué eran estas cicatrices? — respiro hondo controlando un sollozo —Me ataron como el médico lo hizo hoy para abusar de mí en mi propia casa en Trafford— me quedo sin voz, unas marcas que me siguieron desde el primer día que llegué a Londres. Seth.
—Le supliqué que no me tocará de esa forma por esa razón señora Madden— aguanto un sollozo —Y aun así lo hizo, mire lo que me hizo ¿Tan inhumana es? ¿Es un maldito monstruo sin corazón?
Su cara palidece con lo que le digo y el tic se vuelve más notorio cuando me limpio las mejillas de nuevo.
—Emma, no lo sabía... yo...
Me sorbo la nariz tratando de alcanzar la loción porque el ardor ha empeorado. Se agarra el pecho con sus uñas caras protegiendo su mano.
—Señora Madden, el auto está esperando para llevar a la señorita Brown su casa— la mujer del servicio entra trayendo una charola de comida. Me levanto, pero lo que dice me detiene.
—No podemos regresarla así. Llama al médico dile que su piel tiene reacción alérgica a la loción— dice apresuradamente.
—Me quiero ir a mi casa, usted dijo que me dejaría ir— digo tensa y apenas pudiendo moverme.
—No después de lo que me dijiste.
—Dije que quiero ir.
—No te voy a dejar ir así, hasta que el médico arregle esto, si es que le va a dar la segunda sesión que sea ahora y en mi casa. — se agarra la cabeza —Llama a mi marido, rápido, tenemos que arreglar esto antes que se vaya a su casa.
Mi piel está dañada y ella quiere que me den la segunda sesión del laser. Mi pecho se alza sobresaltado en terror, pero no se lo demuestro. Le digo que no quiero y más, pero ella misma llama al médico en mi presencia.
—Necesito que la arregles, cualquiera que la vea sabrá lo que pasó.
—Calmate Susan, estoy en camino— escucho lo que dice.
Quiere cubrir la evidencia de lo que hizo, que nadie sepa lo que me hizo y menos la persona principal que la pone a temblar por su expresión.
Mis manos se sienten debiles, pero alzanzo a hablar antes que se vaya.
—No deje que me den la segunda sesión, compadézcase de mí señora Madden.
—No voy a rriesgarme a que dejes el trabajo incompleto.
—Por favor, ya no quiero suplicar señora Madden— le digo sollozando con el miedo de que el médico vuelva a lastimarme, no quiero duela de nuevo, ya no quiero que duela.
Cuando se retira de mi habitación me escucha y veo como se pone pálida y manda a la servidumbre a llamar de nuevo a su marido.
Dejan a alguien en mi puerta y como no tengo acceso a mi bolsa tampoco lo tengo a mi celular. Hace casi cinco meses en Brent ya no había ataques de pánico, Dylan estaba ahí para ayudarme y cuando me uní al grupo de primeros auxilios de Sarah, aprendí a controlarlo.
Así mataron a Ethan, el ministro retiró a su seguridad y Logan lo mató. Nunca voy a olvidar el sacrifició que hizo y menos quién tiene que pagar por él. Necesito enconrar mi bolso y largarme de aquí.
Me pongo mi anillo de compromiso y voy a la puerta dónde está Rebecca con la mirada gacha como hace unas horas en el hospital.
—¿Cómo te atreves a ayudar a esa mujer?
Apenas oye mi voz alza la cabeza y veo su mirada perdida. —¿Uh?
Me agarro las muñecas así descalza como voy y ella mira mis manos viéndose confundida. —Joder, cómo me duele— digo con voz apretada.
—Sus manos señorita Brown— como si no tuviera aire —Están vendadas— veo que lo de la cabeza no es temporal porque se le vuelve a caer hacia abajo y cuando la alza veo sus ojos.
Se parece al Bennett que encontré llorando por Cora con la mirada perdida, ni siquiera mueve sus manos, aunque está parada. Meto mi mano en la bolsa de su saco y saco las llaves de mi Mazda, no me impide quitarle nada.
Ni siquiera la sigo mirando, ni me compadezco de ella, camino por el pasillo a ver si me impide irme, pero no lo hace, vuelve a tener la cabeza baja.
La casa es enorme y no voy a encontrar, mi bolso, veo a una de la servidumbre y me pego a la pared para que pase y no me vea. Miro por una de las ventanas el patio delantero y veo mi Mazda estacionado cerca del Mercedes de Susan, pero también veo otro auto llegar y al médico bajar.
Camino más lento y con el corazón bombeándome en los oidos. Sé dónde están las salidas, yo trabajo aquí. Bajo al segundo piso, y camino en silencio, en las escaleras del lado derecho escucho subir a la señora Madden hablando con el médico de mi reacción a la loción.
Espero a que suban y salgo casi corriendo al primer piso, pero en el ultimo escalón la mano trajeada en blanco se me pone al frente.
—Buenas noches Emma. — es uno de los enfermeros, su mirada va de inmediato a mis muñecas. —Tuviste reacción alaergica a la loción— acerca a tocarme y el dolor que provoca ni me deja quejarme. —¡Doctor aquí está!
No me jalo, pero él si cuerpo robusto trajeado de Rebecca lo empuja al suelo empujándome con a la pared a mí y a él tirándolo.
—Vayasé, su Mazda esta afuera— dice como si se quisiera agarrar la cabeza mientras el enfermero se toca el hombro y le suelta pababrotas.
—Levantaté— me pongo a su lado sontarme las muñecas vendadas para que se jale de mí ropa y se levante. —Nos vamos juntas.
—No puedo caminar, mi cabeza se siente pesada.
—No.
—¿Por qué no?
—Porque no soy igual a ti. — la miro sollozando y la hago levantarse, aunque duele y sea dificil, ya sé que no vamos a llegar a la salida y menos con su cuerpo pesado yendo lentamente, pero no voy a dejarla, Kate me educó bien.
—¿Le duele mucho? — mira mis muñecas.
Ya no puedo hablar, sólo asiento y casi nos resbalamos, hago que ponga su brazo sobre mis hombros y nuestra caminata se alenta todavía más. Empieza a llorar entre su confusión por lo que le pusieron o le dieron.
Hay camarás en el pasillo para qu no nos hayan visto salir, además el enfermero se levanto al poco de nosotras. Me paro a quitarme una de las vendas, me está quemado tenerla, cada que roza mi piel.
—Mi tio Tyler, esta ahí— dice en balbuceos y victoriosa soprendentemente llegamos a fuera.
—No puedo manejar así— le digo quitándole la alarma a mi Mazda.
Abre las manos sacudiendo la cabeza y le lanzo las llaves sabiendo que drogada puede que nos matemos.
〘 〙
Alexander.
Justo en la entrada de mi residencia a dónde me mandó la ubicación que ella está veo su Mazda fuera y entro enojado sin mirar a Rebecca por ningún lado.
—¿Dónde está Emma? — le pregunto a uno de los inútiles que trabajan para mí.
—La señorita Brown llegó con Rebecca hace media hora y desde entonces no ha salido de su habitación, ni siquiera responde a la puerta.
Siento ese calor en el pecho cuando subo de ados escalones a la habitación continua a la mía y toco sin recibir respuesta. Entro sin permiso y en la cama no la veo, examino la habitación completa hasta que termino en el cuarto de baño.
Emma está sentada las baldozas con la misma ropa que llevaba en la mañana de espaldas a mí.
—Nena— me acerco a ella y cuando pongo mi mano en su espalda se sobresalta volteando sobre su hombro sin hablarme.
Los ojos rojizos y la nariz sorbiente hacen que las venas me ardan de rabia. —¿Qué sucede? ¿Por qué no has salido de la habitación? — le acaricio el cabello para quitárselo de la cara y ver que estuvo llorando.
Me inclino para levantarla y cuando se queja de dolor mis manos de inmediato van a las dos vendas en sus muñecas cubriendo la piel recién quemada en sus cicatrices.
¡Hola sexys!
El lobo despertó... *Se va corriendo*
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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