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CAPÍTULO 41

Emma.

La fiesta fue extensa, no tengo fuerzas para pelear con Alexander y su inmadurez del lado de la cama, el hecho que Ida no pueda encontrar las llaves de las otras habitaciones me tiene molesta.

Mi cama es un desastre y ni siquiera puedo quedarme en la sala de estar las cajas empacadas.

Llevamos casi una semana aquí y justo está noche deciden desempacar como si no supiera que Alexander dio la orden para que duerma aquí.

Me acomodo en el lado incomodo de la cama y como si se burlara de mi jala la sábana, parece un niño pequeño con su inmadurez, jalo más fuerte y la jala por completo.

—Hace frio— le susurro, pero hace sonidos de estar dormido. —Hace frio— repito porque sé que no está dormido.

—Sí, olvidé encender la calefacción, mejor cobíjate bien porque te vas a congelar— se acurruca de su lado dándome la espalda.

—Tienes toda la manta de tu lado— no me responde —Si me da una neumonía tú serás el responsable— jalo fuerte la manta, pero es una piedra de músculo imposible de quitársela.

Me pego a él poco cubriéndome con una mísera porción de manta. Me abrazo a mi misma para mantener un poco el calor de mi cuerpo.

—Si no te pegas a mí, te vas a congelar Emma.

—Eso te gustaría, lo que hiciste con mi habitación es una estupidez— gruño a su espalda acomodándome a una distancia prudente.

—Yo no tengo la culpa de que Kieran sea un maleducado.

—¿Kieran o Ida? Kieran me ama, no iba a destrozar mi habitación, así como destroza tus sacos.

Ya no me responde, su espalda sube y baja rítmicamente, él puede dormir perfectamente porque está cubierto en calor como un bebé, pero yo no.

No se puede dormir así y mi pijama corto no ayuda, puedo estar loca, pero la calefacción de la habitación está desactivada y más con la puerta de la terraza entre abierta.

El arma en el estante de noche cerca de su cabeza me pone nerviosa, duerme con el arma todas las noches, ya no confía en nadie, menos ahora que murió Ethan.

No estoy segura que su nivel de confianza con Ida sea igual que el que tenía con mi guardaespaldas, el lugar de Ethan nunca lo podrá llenar nadie.

Ida comparado a su lado parece un ex soldado de la guerra fría, nunca muestra emociones, nunca sonríe.

Y aun así Alexander lo mandó a destrozar mi habitación, el hecho de que no me responda me confirma lo que hizo.

Sigo divagando en mi mente por varios minutos más incapaz de dormir, hasta que levanto la cabeza para ver si está dormido y como ya está perdido o eso deduzco por su respiración, me pego a su espalda y poco a poco meto mis manos por su cintura descubierta buscando calor que irradia.

La diferencia de tamaños siempre ha sido notoria entre nosotros, no de forma exagerada en altura, pero más en proporciones, su espalda es ancha comparada con mis brazos y sube mi cabeza cada que respira.

Escucho las pisadas del perro fuera por el pasillo, todo está en silencio, hay más calma aquí de la que había en el Score. Es extraño que Kieran lleva toda la semana con nosotros como si lo estuviéramos cuidando o como si él me estuviera cuidando, aunque es Alexander el que lo ha sacado a pasear al menos la otra noche.

Bennett ha estado como ausente, en la fiesta de compromiso sólo hizo aparición con los Roe antes de desaparecer y no fue para buscar las muestras que buscábamos con Jack, parece que está trabajando en algo más y tampoco está relacionado con Hilton &Roe.

Parece que todos los Roe están trabajando en algo grande incluida Maya, si no Alexander no me habría informado que vendrá todas las noches. Si ellos trabajan en algo grande tengo el presentimiento que Logan estará involucrado y el peligro de la situación crece.

Los Roe son iguales de cierta forma.

Ojos verdes.

Logan tiene ojos verdes. Alexander tiene ojos verdes.

El sueño vence mis ojos finalmente con esos pensamientos rondando en mi cabeza.

Estoy dormitando temblando ligeramente hasta que mi cuerpo entra en calor por su cuerpo, cuando siento el calor de la manta cubrirme completamente cuando Alexander se pone boca abajo llevándome con él suspiro agradecida y gustosa al mismo tiempo.

Mi cara se queda escondida en su espalda cálida, no me quiero mover de aquí, dormir las últimas noches sin Ethan, ha sido difícil.

Aunque es una montaña de músculo duro y bien trabajado por tanto entrenamiento, es el colchón humano perfecto. No hay mejor cama que su cuerpo.

Los ladridos de Kieran al lado de la cama me abren los ojos, trae en la boca la correa de la otra noche para ser paseado, Bennett lo pasea todos los días por lo que me dijo Cora, debe haber entrado por la puerta de la terraza.

Alexander abre un ojo y sólo hasta que se mueve y mi cuerpo se mueve con el suyo, me acuerdo que estoy dormida en su espalda.

Primero mira a Kieran que no deja de mover la cola mientras vuelve a ladrar y después alza la cabeza enojado viendo mi cuerpo encima del suyo.

Me levanto medio sentada en su espalda con ganas de regresar al mismo lugar donde mi mejilla dejó una marca roja en su omoplato.

—Tenía frío y me quitaste la manta— me excuso antes que diga algo, pero no deja la vista fija en mí, si no más abajo.

Hago lo mismo y veo la parte delantera de mi camiseta subida revelando mis pechos desnudos que hace unos minutos estaban presionados contra su espalda.

Se debió subir en las pocas horas que dormimos. Mi reflejo por lo adormilada que estoy es clavar su cabeza en la almohada esponjosa con una mano para que no los mire y con la otro me reacomodo la camiseta con decencia.

Como está boca abajo pareciera que trato de ahogarlo, su mano sale debajo de inmediato y busca la mesita de noche donde está el arma. Levanto su cabeza rápidamente deteniéndolo de apuntarme.

Se gira haciéndome quedar a horcajadas sobre él. —¿Estás tratando de matarme o qué? — jadea por aire.

—Estaba dormida, no pienso en disparate todos los días o matarte secretamente mientras duermes— ruedo los ojos —Soy publicista no una asesina serial de mafiosos empresarios.

—Es igual, el que dispara una vez lo hace de nuevo, me disparaste antes y me puedes disparar ahora— toma el arma con la mano izquierda —¿Estabas durmiendo encima de mí o contra mí?

—Si quisiera matarte utilizaría mis mejores técnicas no sólo dormir en tu espalda.

Se remueve desde su lado abriendo y cerrando los ojos para enfocarme en la oscuridad por su problema de visión. ¿Será que está aumentando?

—No me ganarías en un cuerpo a cuerpo, mi cuerpo es un arma letal.

—Entrené con el MI6, puedo ser letal también.

—Si fueras un agente de años lo entendería, pero en tres meses lo único que puedes hacerme son cosquillas. En cambió yo, desde los doce años entrené con los rusos del ejército.

—Pues cuídate las espaldas, un día puedo cansarme y echar abajo tus años de entrenamiento con los rusos.

—No peleo con traidores, yo los mató.

Me levanto para irme de ahí, el hecho que tomará el arma me recuerda lo que dijo en la casa del ministro y lo comprueba con lo que dice.

—¿A dónde vas?

—Me voy para que duermas tranquilo y no pensando que te voy a matar en cuanto cierres los ojos— me duele que siga la desconfianza —Dormir con el enemigo debe ser difícil para ti, como dijo Maya.

—Estamos durmiendo.

—No te voy a obligar a dormir con la mujer que mató a Ethan, me lo recuerdas a cada nada.

Kieran me sigue gustoso afuera, tengo los hombros caídos estaba durmiendo tranquilamente, pero esos tiempos para mí quedaron atrás la noche que Logan mató a la figura paterna que se había convertido Ethan para mí.

Sé que no es seguro salir de noche de la casa y menos sin nuestra seguridad, entonces no podré pasearlo como quiere.

Le quito la correa dejándola fuera de su alcance para que no insista y se pasea por mi habitación en desastre hasta que encuentra un lugar cómodo en la alfombra.

—Extrañas a Bennett demasiado ¿verdad? — le acaricio el pelaje, la gente que tiene mascotas debe ser consciente de cuidarlas y dedicarles tiempo, ellos también los necesitan —¿Que se traen entre manos los Roe amigo?

Por detrás de las orejas es donde más le gustan las caricias porque cierra los ojos y baja la cabeza, lo dejo ahí y me coloco los pantalones cortos de licra para gimnasio.

Son las dos de la mañana, pero justo como hice cuando llegue a Londres correr será lo único que me quite el estrés, me sería imposible dormir ahora y yo tengo lugar para hacerlo realmente.

—No se necesita ser un genio para saber lo obvio del por qué es mejor estar alerta al dormir— Alexander entra descalzo a mi habitación hecha un desastre. —Si el arma te incomoda en mi habitación la pondré fuera de tu alcance.

—Tú eres Alexander Roe, claro que eres un genio, a excepción del honorable ministro Madden porque nunca sospechaste que nos estaba usando para su conveniencia.

—Richard está utilizando todo lo que tiene a su alcance para ganar las elecciones, va a correr sangre y no será suficiente para él, no te sorprendas de lo que puede hacer, a mí nadie me utiliza.

—¿Pero yo sí debía dejarme usar? Me reprochaste traer al mismo Logan, pero mis opciones eran limitadas, no cómo las tuyas.

—¿Sabes quién es Logan y de lo que realmente es capaz? Sigo enojado contigo por esa estupidez.

—Yo también estoy enojada, no eres el único que desconfía en esta casa, podía confiar en Ethan, pero ¿Puedo confiar en ti? — veo el desastre aún sobre la cama, saco mis deportivas y me las ato.

—Si tu enojo te está volviendo una obstinada, tu plan no está funcionando— pasa la mirada por la habitación con desagrado. —Regresa a dormir.

—No tengo cinco años para que me des órdenes y cómo parece que se te olvido nunca me ha gustado que me des órdenes.

—Dices que no eres una niña, entonces no te comportes como una.

—Ve a proteger tu castidad a tu cama, me ofreciste un mísero pedazo de cama ¿Pero a qué costo?

—Tienes la cama para ti sola, yo dormiré en el suelo. — insiste, como si la única forma en la que puede dormir es conmigo.

Me concentro en atarme las deportivas, pero no se va, toma detalle de todo lo que hay en la habitación, la vergüenza me cubre la cara cuando mira en la mesa de noche y observa el consolador que planeaba usar antes que Kieran destrozara mi habitación.

Tan tierno es el perro que se queda en la alfombra acostado mirando el desastre que hizo horas antes.

Arquea una ceja y me busca la mirada. Lo cubro con la otra almohada fingiendo demencia y termino de ponerme la ropa deportiva. —¿Qué es eso?

—Una herramienta que me hace falta.

—¿Desde cuándo la tienes? ¿Desde que me dejaste?

Ladeo la cabeza con ganas de apagar su ego, pero consciente que las peleas siempre terminan en un camino de no retorno. —Lo tengo incluso antes de conocerte, espero que aún lo recuerdes.

—Ya lo recuerdo, lo usaste en Brent, pero era mi nombre el que decías.

—Antes que llegarás decía el de Adam.

Aprieta la mandíbula, pero no se ve enojado, sabe que molestarme le da él mandó sobre mí. —Se conforma con muy poco, señorita Brown.

—Sí tu lo dices.

—Puedes tener una herramienta de carne y hueso, más carne que otra cosa— su voz baja un grado grave. —Esa herramienta está para complacer a la reina del tablero cada que lo pida, solo tiene que dejar su orgullo de lado y ponerse de rodillas.

—¿Por qué se pondría de rodillas si es la reina?

—Porque sólo así se alimenta.

—La reina debe ser alimentada todos los días.

—En este momento está pasando hambre, pero no pierde su poder, porque a su alrededor todos son súbditos que deben obedecerla o el rey los hará pagar por no protegerla.

—Ese rey suena a que es muy cruel.

—Demasiado, incluso hace a algunos peones cercanos protegerla con su vida, porque nadie importa más que ella. — no deja de mirarme.

—¿Y quién es esa reina a la que se escucha que tanto admiras? — tengo que retroceder, porque se viene acercando.

—No puedo revelar esa información es muy confidencial y sólo mis hombres de seguridad la conocen— arqueo una ceja.

—¿Quién es la reina Alexander? — inquiero de nuevo.

—Como pista, te puedo decir que me dijo, que el arte no se toca con las manos sucias— sus pestañas ocultan sus ojos y me repasa con la mirada en mis pantalones de licra que remarcan mis curvas —Y yo estoy lavándome las manos para volver a tocarlo.

Mierda. — ¿Vas a tocar la reina o la vas a hacer tuya?

Sonríe de lado y se pasa lentamente la lengua por el labio inferior. —Si respondo esa pregunta romperé mi voto y te dije que quiero seguir con nuestro acuerdo casto.

—¿Tu voto?

—Soy un hombre santo Emma, incluso estoy considerando meterme al sacerdocio como un Padre desde hace meses.

No me contengo la risa irónica y enojada de escucharlo. —De todas las mentiras que dices esa es la más absurda.

—¿No me crees?

—No.

—Pero lo he considerado, quiero ser un hombre sagrado — mira al techo fingiendo que dice una oración religiosa en un idioma que no conozco, parece danés.

—¿Puedes dejar tu drama? No soy religiosa, pero esa ni siquiera es una plegaría, suena como una canción en español.

—No la conoces porque te hace falta ser santa, ven conmigo y ten enseño.

—¿Enseñarme a ser sagrada?

—Puedo enseñarte a rezar por sus pecados Emma— me atrapa en el borde de la cama ya no hay más lugar a dónde huir, en un momento sus rodillas se rozan con las mías.

—Eso cualquiera lo puede hacer.

—No de la forma correcta— sus manos me tocan la cintura y el primer contacto me deja inmóvil.

—¿Cuál es la forma correcta? — trato de no sonar sin aliento, pero sus manos se mueven un peligroso centímetro hacia abajo erizando la piel de mi espalda, deduciendo que se dirigen a mis glúteos.

—Yo pongo de rodillas al hambriento, para darle de comer la absolución — pega su boca a mi oído y su aliento calienta la piel sensible de mi lóbulo —Y que se la coman entera— mi pecho se alza rozando sus pectorales —Hasta que beban la leche bendita.

Me muerdo los labios con fuerza con la primera mano que baja descaradamente a mi trasero.

—Serías un mal sacerdote, me estás metiendo mano en la primera clase— mi voz se escucha agitada.

—Por eso soy un pecador, porque me voy a ir al infierno, pero feliz de mis pecados— me toca la boca con la punta de su lengua subiéndomela a la suya sin llegar a besarme —Hay un coño apretado y mojado que valdrá quemarme en las llamas por la eternidad.

La tensión que nunca se va desde que llegamos a nuestra casa me hace apretar las manos en puños resistiendo a obligarlo a bajar la cabeza, es una tortura lenta que me tiene frustrada.

—¿Te gusta mucho ese coño? — mis dotes de seductora y la voz ronca que casi ronroneo hacen que se pegue a mí con descaro aumentando mis fluidos entre mis piernas.

Gruñe en respuesta apretando la mano que tiene en mis glúteos. Antes de bajar al gimnasio voy a tener que cambiarme. Sé que puede sentir como se moja su pijama.

—Me encanta y es mío, es mi coño— dice posesivo mientras siento el bulto de su erección en mi pierna —Ese coño sólo lo llena mi polla, sólo mi leche lo rellena hasta que se desborda y mi seductora se lo come.

—Me gusta esa leche— jadeo cerca de su oído.

Su pantalón de chándal se levanta con la erección y mis dedos se mueven casi rozando la punta con los nudillos. Su cuerpo casi tiembla con la tensión contenida.

Se ve el esfuerzo con el que está apretando los músculos de los brazos para no tocarme, pero la mano en mis glúteos lo traiciona, porque entre más excitado está más la aprieta.

No dejo de mirarle la boca con las ganas que tengo de probarla otra vez, mientras el beso en la fiesta se repite en mi mente.

—No debes tentar a un hombre de Dios de esa forma.

—No eres un religioso.

—Si lo soy.

—Pues ese vocabulario no es propio de un sacerdote padre Roe— mi mano baja lentamente por su pecho desnudo tocándolo solo con las yemas de mis dedos, muy cerca de tocarle el miembro y envolverlo con mi mano.

Cierra los ojos y respira hondo tratando de buscar el control que ninguno de los dos tenemos, afuera se escucha el ruido del Cadillac de Maya para, reconozco el sonido del motor.

Mira enojado dónde la ventana entre abierta, pero sin apartarse de mí.

—No mentiste con que Maya vendría.

—No— jadea mirándome la boca —Y no te quiere cerca en las reuniones que traten de la organización, cree que venderás la información al MI6.

—¿Y tú crees lo mismo?

—Eso ya lo veremos, voy a estarte vigilando día y noche para ver si nos traicionas o no— su agarre en mi cintura se aprieta cuando en uno de mis jadeos clava la vista en mis senos que tanto le gustan, va a dejarme marcas si sigue así.

—Señor Roe— el golpe en la puerta no hace que ninguno de los dos nos apartemos con la voz de Ida. —Señor Roe, su tía Maya y su esposo están aquí.

No le responde porque está centrado en mí. La mirada lasciva que tiene me hace relamerme los labios lentamente.

—¿Señor Roe? — vuelve a insistir Ida.

—Por ahora, nadie sabrá lo de Richard, ni siquiera Maya, fingiremos frente a la gente como acordamos, la pantalla es que seguimos "en un compromiso de contrato" por el ministro, al menos hasta que encuentre las muestras de anfetaminas que robó.

Asiento lentamente. —Señor Roe— los golpes en la puerta no cesan.

—Debes ir con Maya o sospechará que algo traemos entre manos.

Hace una mueca, pero igual asiente. — Diles que esperen abajo Ida, bajaré enseguida— responde enojado.

Les da una última mirada a mis pechos y a propósito me inclino hacia adelante, frunce el ceño enojado y se va camino a la puerta, pero se detiene apoyando las manos en uno de los muebles y respirando hondo con el ceño fruncido.

No entiendo lo que hace hasta que se reacomoda el miembro maldiciendo en voz baja.

Está tratando de que se le bajé la erección, si baja empalmado Maya o Tyler sabrán que estuvo en mi habitación.

Maya ya no confía en mí y Tyler ha sido el peor enemigo que conozco de los Roe, sus visitas a Brent fueron una amenaza constante para mí.

—¿Tienes algún problema para irte? — hago que no lo miro.

—No, yo soy Alexander Roe y siempre me controlo en cada aspecto de mi vida— responde egocéntrico como siempre. —Nadie puede hacerme perder el control Emma y eso ya lo sabes.

¿Nadie? Conmigo no puede jugar ese juego absurdo de poder. —Te olvidas que estás hablando conmigo— arqueo una ceja.

—Precisamente porque estoy hablando contigo lo digo, sabes que nunca me pudiste quitar el control en la cama.

—No pienso discutir contigo, estaré en el gimnasio, búscame cuando Maya y Tyler se vayan, enviaré a Ida o a Rebecca a limpiar mi habitación— levanta la mirada a mí y me agacho recogiendo las prendas que tiró Kieran.

Escucho el gruñido contenido cuando la tela de licra de mis pantalones cortos se pega a mis glúteos y repito la misma acción caminando por todos lados.

—¿Estás bien? — pregunto inocente cuando escucho el segundo gruñido.

—Deja de hacer eso Emma— me advierte enojado. —No te hagas la inocente, sabes que siempre que despierto estoy duro. — no reconoce que se le paró por nuestra conversación —Si Maya me ve empalmado, pensará que follamos y ya te dije que es casta.

—Tu tía tiene un sumiso a pesar de estar casada, además es una Roe, de casta no tiene nada.

—Por si no escuchaste a Ida, Maya viene con Tyler, cualquier cosa que vea se la dirá al ministro, no dudes que él sea una de las personas a las que puso a vigilarnos para no estar juntos.

Es cierto, incluso la servidumbre del ministro parece que nos sigue a todos lados.

— No puedo dejar tirada la habitación, prueba a darte una ducha fría en tu habitación— bajo de nuevo y lo escucho respirar pesadamente.

—No tengo tiempo de una ducha.

Cuando miro, la erección en lugar de disminuir ya aumentó, no la ocultaría ni poniendo sus manos en su entrepierna, está muy bien dotado.

Estoy muy satisfecha, me quiso hacer dormir con él pasando frío porque sé que apropósito bajo la calefacción y ahora le toca su karma, cuando alguien se queda empalmado sin liberarse es doloroso.

Sus ojos me siguen por toda la habitación, la tela apretada ayuda con el karma de que me vea, pero no me pueda tocar.

Bajo de nuevo tratando de no mover a Kieran que se durmió en la alfombra y cuando me levanto el bulto carnoso de su miembro se encaja a través de nuestra ropa entre mis piernas haciéndome jadear de sorpresa.

En dos segundos tengo a Alexander a mi espalda respirando pesadamente, me retiene por la cintura mientras se frota contra mí lentamente entre mis pliegues haciéndome gemir en silencio.

—Dame las bragas que traes puestas— dice con voz grave frotándose de nuevo.

—¿Para qué? — mi pregunta sale en gemido, tengo su polla bien encajada entre nuestras ropas.

—Ya me la pusiste dura con tus malditas dotes de seductora, haz lo que te digo que no sabes cómo me duele la polla en este momento— sus labios acarician mi oído.

La humedad en mi sexo se hace más al escucharlo tan alterado. Claro que le duele, quiero que le duela por ser tan maldito conmigo. Hecho el trasero atrás aumentando su tortura y me aprieta la cintura con fuerza

—Vas a tener que arreglártelas solo— lo miro sobre mi hombro —Tu eres Alexander Roe y puedes controlarlo todo ¿no?

—Déjate de juegos Emma y haz lo que te ordené— escucho como aprieta la mandíbula.

Va a recurrir a una paja solitaria para bajarse la erección. Se va a masturbar pensando en mí. Ese pensamiento me pone caliente.

—Oblígame— lo desafío y esa simple frase levanta su mano a azotarse en mis glúteos con una nalgada que casi corta la tensión de todos los días anteriores.

Me agarro a la mesa del desayuno inclinada, mis nudillos se ponen blancos y me cuesta la vida no gemir tan fuerte, su mano se queda sobre mi piel casi conteniendo las ganas de nalguearme más.

La línea se está rompiendo y quiero llorar de pura excitación. Mis vellos están erizados y mi pulso descontrolado.

—Si no me las das, ya sabes cómo va a terminar esto Emma.

Ese es el problema, sé exactamente lo que lleva al primer azote y las ansias salen a flote. —Mierda— jadeo, se pega de nuevo a mí y las frotaciones ya se vuelven rítmicas.

—Maya va a empezar a sospechar si no bajo.

Comienzo a bajarme los pantalones cortos y gruñe deteniéndome. Lo miro confundida. —Te voy a dar las bragas— digo sin aliento.

—Quítatelas en el baño, no frente a mí.

—Ya no hay tiempo, sólo no mires, dices que siempre tienes el control, demuéstralo— lo miro sobre mi hombro bajándome los pantalones de licra.

Gira la cabeza hacia dónde duerme Kieran y me quito las deportivas bajando por completo los pantalones cortos.

Es ridículo que aparte la mirada, pero no se me despegué de mí, siento la dureza en mi piel cada que la tela baja.

—Carajo— maldice en voz baja y me doy cuenta que está mirando mis bragas de encaje diminutas con pura perversión.

—Te dije que no mirarás.

—Ya no hay tiempo— dice en tono grave —Vas a tener que hacerte cargo de lo que hiciste — me jala hasta la cama y me insta a ponerme a horcajadas. —Frótate encima de mí.

Trago grueso y ansiosa. — Será mejor y más rápido si lo hago con mi mano.

—Maya sigue esperando. Me la pusiste dura a propósito, no hay tiempo de discusiones, si me corro con tu mano no se me va a bajar hasta que te la meta— me mira enojado colocándome. —Quita esa cara de espanto. Estamos a salvo, tengo el pantalón puesto y tú, las bragas y la camiseta.

Suena razonable... ¿A quién quiero engañar? Me subo con cuidado sobre el miembro cubierto cuando Ida vuelve a llamar a la puerta como un puto recordatorio de que no tenemos mucho tiempo y gimo con la boca abierta cerrando los ojos cuando nuestros sexos se tocan.

—Mmm— mi gemido sale de puro placer cuando me froto la primera vez.

—No gimas así por Dios— aprieta la mandíbula jadeando.

El pantalón no ayuda mucho, creo que no trae ropa interior porque siento el calor perfectamente.

Giro mis caderas hacia adelante. Se agarra fuerte a los bordes de la cama así sentado y sale un jadeo de su garganta.

Nuestros pechos no se tocan, nos miramos mientras roto las caderas y me muerdo los labios para controlarme.

—¿Qué vamos a hacer con Richard... si no encontramos las muestras que le robó a Jack? — trato de desviar la atención de la atmósfera pesada, pero no funciona porque no me responde.

Gruñe enojado el verde ya casi no se ve. Busco un punto de apoyo y termino sosteniéndolo de la cabeza, mientras nuestras manos estén en un lugar seguro no habrá peligro.

Jadeo más fuerte cuando sus manos dejan el borde de la cama y me rompe las bragas por la mitad antes de clavarme los dedos en los glúteos alzando las caderas como si me penetrará.

Jadeo con el movimiento brusco mientras las saca por los lados dejando mi sexo desnudo y le clavo los dedos en el cuero cabelludo gimiendo ya sin vergüenza con la boca abierta.

—Nos vamos a quemar juntos si seguimos así Emma. — su voz es un murmullo grave.

Uno de los dos debe romper la tensión, pero el orgullo sigue entre las muchas barreras de odio que se han creado gracias al ministro y la muerte de Ethan, la que utilizó para manipularme.

Sabiendo que la culpa me ha torturado desde esa noche.

—El único que se va a quemar eres tú Alexander— bajo la mirada a su boca —Porque el control siempre lo he tenido y lo tendré yo.

Sólo la vida sabe lo que me cuesta quitarme de encima con la excitación que tengo dentro. —¿Qué carajo haces?

Levanto mis bragas rotas y se las lanzo al torso desnudo. —Están empapadas, úsalas.

Saco mi consolador debajo de la almohada y correr al baño. Cuando pongo el seguro azotando la puerta siento el peso de su cuerpo caer del otro lado. —Abre la puerta.

—No— pego la boca a la madera alzándome en las puntas de mis pies para alcanzar la rendija de la cerradura. —El arte no se toca con las manos sucias señor Roe.

Enciendo el consolador en la máxima potencia y me siento en el diván, ni la ducha más fría me quitaría las ganas, lo escucho del otro lado de la puerta también cuando abro las piernas y la punta del aparato se resbala con mi humedad mientras me masturbo.

El jadeo del otro lado me dice que él está haciendo lo mismo. Aprieto los dedos de los pies y comienzo a penetrarme sola como lo he hecho casi cada noche. Joder que gusto, no es el mismo placer que sentí frotándome con él, pero me sirve por ahora.

—Puta mierda— su jadeo se ahoga con la madera de la puerta y escucho la fricción de su mano con su miembro mientras maldice más, también se escucha como aspira algo, deben ser mis bragas.

—Má...más— gimo echando la cabeza hacia atrás mientras las vibraciones del consolador golpean mi clítoris y por lo que se escucha pareciera que ambos aceleramos nuestros movimientos.

La línea de la tentación quedó atrás, esto es puro deseo contenido, un deseo que cómo dijo Alexander, nos va a quemar a los dos. Lloriqueo de placer apretando con una mano uno de mis pechos y la otra en el aparato.

Sus jadeos se hacen más ruidosos y me calientan la sangre en las venas con los sonidos tan obscenos que hace al masturbarse.

—Deja esa porquería de consolador en el suelo y métete los dedos hasta el fondo Emma— incluso excitado se escucha como una orden.

Dejo el consolador en el suelo y me chupo los dedos lubricándolos antes de metérmelos, es mejor que la máquina, con el calor humano. Mi anillo de compromiso se raspa con mi piel sensible intensificando la fricción.

Mis gemidos se hacen más conforme aumento la velocidad de mi mano. Me voy a correr mejor que en las noches anteriores. Me preparo para soltar mis fluidos cuando vuelve a hablar del otro lado.

—Di mi puto nombre.

—¡Más! — tengo los ojos cerrados y la mente volando —¡La quiero entera Alexander!

Me corro en mi propia mano liberando la tensión de mi cuerpo, de nuestro deseo, pero no es suficiente si no es con él. Sus maldiciones me hacen tener contracciones sobre mis propios dedos mientras maldice con mi nombre dándole un golpe fuerte a la puerta.

—Carajo Emma— es el gemido masculino más excitante de mi vida, lo grita mientras se corre.

Escucho su respiración pesada del otro lado igual a la mía tratando de regularla. Cierro los ojos hasta que el éxtasis se me baja de la cabeza y mi pecho deja de subir y bajar descontrolado.

Cuando lo logro me levanto para poder limpiarme, ya no lo escucho del otro lado.

Como sigo sensible de esas partes, lo hago con delicadeza como Alexander suele hacerlo y cuando ya no lo escucho finalmente abro la puerta viendo mi habitación vacía sin Kieran y sin él.

Encima de la cama están mis bragas rotas con su esencia sobre ellas, como si me lo hubiera dejado con una orden silenciosa.

El agua bendita de un hombre religioso. Me pongo de rodillas y tomo la absolución a mi pecado probando el sabor salado que queda en mi lengua, dejo un poco en la comisura de mi boca con toda intención.

El cuerpo lo siento liviano, me visto de nuevo, la reunión con Tyler y Maya lleva ya buen tiempo, Ida debe estar dentro porque otro de los hombres de seguridad vigila cuando salgo dejando a Kieran dormido.

—¿Necesito algo señora? — pregunta obediente automáticamente —Lo que pida se lo daremos. No había nadie atendiéndola.

—Busco a Alexander.

—El señor Roe sigue en la reunión.

—Voy a entrar.

—Los Roe pidieron no ser molestados— la voz de Rebecca viene desde la puerta mirándome, trae ojeras debajo de los ojos, no soporta la carga de trabajo que tenía Ethan.

—A la prometida del lobo no se le niega nada, son órdenes directas del señor Roe, Ethan siempre nos lo recordaba— el otro hombre me abre la puerta.

—Gracias— le sonrío a medias con la cabeza un poco gacha para que no se vea lo que aun traigo en la comisura de la boca.

—Pedimos no ser molestados— la voz de Tyler me irrita con sólo entrar.

—Señor Roe es su prometida— dice el que me abrió la puerta.

—Puedes retirarte— lo dejo sobrepasando la autoridad de Alexander cuando se gira a verme, ya trae pantalones y una playera puesta, nadie sospecharía lo que sucedió en mi habitación.

Me sorprendo de ver a Jack también aquí sentado con una bata blanca, pero eso no evita que consiguiendo la vista de todos los Roe me limpie la comisura de la boca con el dedo índice y chupe la esencia salda.

Nada sabe lo que significa ese gesto únicamente el de ojos verdes.

—Amén— digo en voz clara.

Los demás Roe incluida Maya no entienden el gesto, pero cuando miró al hombre que me puso el anillo en la residencia del ministro su mirada se ilumina.

Jack se pone a trabajar como si mi presencia no le molestara en absoluto, Maya muestra su desagrado y es Tyler el que me mira primero a mí y después a Alexander que baja la cabeza cortando nuestras miradas.

—Estaba por preguntar por qué mi prima favorita no estaba en esta reunión que parece secta satánica— Jack se ríe, pero los otros Roe se ponen serios. —No es mi noche de chistes.

—Ponte a trabajar— le ordena Tyler y veo unas muestras en la mesa.

—No la quiero aquí, le va a vender información de todo lo que vea al MI6. — Maya se pone al lado de su hijo entrecerrando los ojos viendo algo que no percibo desde aquí.

—Ya oíste niña, vete de aquí, esta reunión es privada— Tyler me truena los dedos. —No queremos traidores aquí, sólo trabajas cuando hay cámaras presentes.

—Si quisiera vender a los Roe lo habría hecho hace tiempo, cuando estaba en Brent era la pregunta con la que más me manipulaban Sarah y el teniente, Sarah más que nadie.

Rebecca entra trayendo documentos que Maya examina dándole instrucciones a Jack, todos están trabajando y estoy fuera de esto.

—Alexander, no la quiero aquí— Maya ni siquiera me mira, su desprecio es frío.

Ida que está dentro con ellos con otros dos hombres están a la expectativa de que me corran. La misma Rebecca ayudando a Tyler tiene un ojo puesto en mí para no perder detalle.

Alexander alza la mirada interrumpido en trabajo que tiene en sus manos, enojado mira al hombre que está junto a Ida. —Esto no fue lo que te pedí ¿Qué es esta porquería? — se lo arroja al suelo.

El otro hombre es de buen tamaño, iguala la estatura de Alexander, pero es más robusto, tiene pinta como de peleador callejero, pero aun así agacha la cabeza ante los gritos de Alexander.

Rebecca agacha la cabeza con pena escuchando la regañina y Tyler ya no enciende el puro que tiene en la mano por la presencia de Alexander enojado.

La sala completa se queda en silencio. El único que impone es el de ojos verdes, incluso mi espalda se eriza con la potencia. Ida se queda en su lugar sin moverse como siempre, incluso las bromas de Jack ya no se escuchan.

—Llama a Bennett, necesito que se reúna con el hacker— le da orden a Ida caminando hacia mí. —Ya no quiero que sigan perdiendo el tiempo, inútiles— la vena de la frente se remarca cuando está más enojado.

Nadie más se atreve a contradecirlo. La actitud frívola de Maya parece poca cosa con esto. Me siento de nuevo en Hilton &Roe.

—Sí, señor.

—¿Te dije que me hables? — le saca sus casi dos metros de estatura y veo al otro hombre en desventaja.

—No molestes más al lobo— Ida le advierte.

Yo estoy como todos, pero siento una ligera satisfacción de ver a Tyler ponerse pálido. Sabe cuándo retroceder el maldito, Alexander, es el lobo.

El otro hombre sale, pero nadie más habla, trabajan en silencio. Alexander escanea la sala y sus ojos terminan en mí. Bennett entra con la ropa desarreglada similar a la de los kray de Logan.

Desarreglado le entrega a Maya algo sin abrir la boca, parece que percibe el ambiente que deja Alexander.

—Di la orden que nadie me interrumpiera y esa orden también es para ti— el enojo hace que los demás vuelvan a apartar la mirada.

—¿Qué te dije sobre darme órdenes?

Por el rabillo del ojo veo a Ida levantar la cabeza incluso con su ceja cortada a la mitad pareciera como si las alzara. Alexander aprieta más la mandíbula de que le haya respondido.

Sé que si miro a la sala todos los ojos están sobre nosotros.

—Yo no soy uno de tus hombres, soy tu prometida.

—Te di una orden— se pone frente a mí.

Estoy perdiendo, nadie le quita el poder al lobo. La Satisfacción de Rebecca y Tyler de que me pongan en mi sitio como al otro hombre me hace apretar los dientes, a todos tanto en el MI6 como aquí les divierte rebajarme.

Ya va siendo hora de que me tomen enserio —O modulas tu tono conmigo o te buscas otra esposa frente al ministro.

El calor de mis mejillas es de puro enojo me gustaría que no se notará tanto. No bajo la cabeza soporto la mirada amenazante de Alexander que más duro de lo que se ve, por eso nadie logra hacerle frente a su mirada.

—No te atrevas a desafiarme y menos a amenazarme frente a mi gente, aquí no soy el empresario Roe, aquí soy el lobo— su tono de voz baja y se vuelve más amenazante.

—Entonces tócame y córreme— digo en voz muy baja para que nadie más me escuche.

Si nadie de sus hombres puede poner mi seguridad en peligro porque el los mataría, él no lo hará. Puede que ya lo haya olvidado, pero yo recuerdo perfectamente esas palabras que dijo en el Score.

Para tocarme tendrían que matarlo.

—¡Ya sáquenla de aquí! — Tyler se altera ridículamente camina tirando el puro —¡Nos está haciendo perder el tiempo! ¡Ida llévate la fuera, es una orden!

Sólo basta una mirada de Alexander en la sala. Una sola mirada que hace que ni Ida ni ningún otro se me acerque por más que alardeé Tyler. Miro a Jack, dejó las muestras en la mesa y tiene una sonría de oreja a oreja.

Jack me mira por encima de los anteojos que trae y Alexander regresa a dónde estaba trabajando sin decir más, está claro que si alguien habla desquitará su enojo sobre esa persona.

Así es cómo se comporta una verdadera Roe— dice en español y lo único que entiendo es su apellido, pero esa simple frase hace que los otros tres Roe me miren intensamente junto con Jack.

Alexander le responde en el mismo idioma más serio que antes, Jack mira a Maya y regresa a trabajar con una sonrisa de lado.

—No soporto esto, siento que es una perdida innecesaria de tiempo— Tyler vuelve a quejarse cuando ya todos volvieron al trabajo.

—Llama al Hacker, dile que ya estoy aquí— Bennett manda a Ida.

—Guarda la primera muestra que tiene mi primo— Alexander pone a trabajar a otro con Maya y todos ignoran al que usa bastón.

—Puedo trabajar desde mi casa— Tyler saca otro puro.

—Entonces lárgate de una buena vez— Jack no despega los ojos de su trabajo, ya voy entendiendo lo que hacen Jack está siguiendo las instrucciones de Maya de lo que debe poner.

Las muestras que hacen se las dan a Alexander. Bennett sólo espera al hacker recargado en una de las paredes. —Estamos haciendo un anzuelo falso— me explica Bennett. —Estás muestras no son reales, son mercancía falsa, para atraer a un kray.

—¿Muestras de qué?

—Anfetamina, una droga que no el hermano de Sarah la perfeccionó para Logan en su encierro, antes de morir me dejó varias muestras a mí, Jack las puede clonar sin que sea anfetamina real.

—Supongo que la quieren vender.

Asiente. —Sabemos de un comprador extranjero que está demasiado interesado en la anfetamina, sabe el nombre, pero es imposible que alguien sepa de una droga que se creó exclusivamente para Logan. Nosotros lo sabemos porque yo estuve con los kray durante el tiempo que el biólogo estuvo vivo, nadie más debería saberlo.

—Eso significa que hay alguien vigilando a Logan.

—Eso aún no lo sabemos, pero usaremos estás muestras falsas para llegar a ese comprador misterioso y descubrirlo — ladea la cabeza —¿Quién sabes? Hasta podría ser alguien más poderoso que el amo Roe.

—¿Alexander? — frunzo el ceño confundida.

—Mi sobrina me ayudará con lo que pediste— Tyler me interrumpe. —Rebecca se va conmigo para buscar al comprador, seguro tendremos su ubicación antes de los dos días y no será necesario que uses al hacker.

—Como si tú supieras de investigación más que un camaleón. —Jack ni alza la mirada.

—Confía en mí Alexander, Rebecca y yo encontraremos la ubicación dónde estará en la ciudad ese comprador.

—Yo ayudaré en lo que pueda y le enviaré toda la información directamente a Maya.

Alexander parece pensarlo antes de asentir, pero cuando Tyler y su sobrina se van ordena que el hacker siga a cargo de encontrar al comprador.

—Yo ya estaría con el hacker, pero Alicia me dijo que Cora tenía atojo de comida hindú, que dejaría la puerta abierta para que dejará la comida en el hueco caliente que le gusta a Cora.

—¿Alicia te dijo eso?

—Estaba en la fiesta de compromiso, no se escuchaba bien por la música y estuve por toda la ciudad buscando un maldito restaurante abierto a estas horas, hasta que está a las afueras de la ciudad.

Controlo la risa que amenaza con salir de mi boca. —Bennett, Cora odia la comida hindú— le palmeo el hombro —Como una pista te digo que las mujeres embarazadas tienen las hormonas descontroladas.

Se despega de la pared y sus ojos castaños se oscurecen un poco, pero ya no averiguo sobre él, voy dónde Alexander mirando como empaqueta cuidadosamente las muestras falsas con otro hombre.

Las están metiendo a una caja negra similar como la que tiene el ministro, pero está es más pequeña.

—Parecen muy reales.

—Jack es bueno en su trabajo, cualquier muestra que tenga en las manos, le basta con verla una vez para recrearla.

—¿Por qué están tan interesados en terminarlas?

—El comprador sólo estará en la ciudad dos días, después va a desaparecer, debemos ser los primeros que se contacten con él para poder verlo. Le van a llegar más vendedores, no sólo nosotros.

—Ustedes tienen las muestras casi exactas, los va a elegir.

—Es un comprador importante Emma, puede que ya haya encendido la alarma de la DEA, el FBI o el MI6, y ellos también saben hacer anzuelos que luzcan reales.

—Podrías decirle al ministro, él manda en el MI6, hará que no se interponga en tu camino.

—El tiene las muestras reales, es un ambicioso, si se entera de un comprador las venderá al precio que sea antes que las podamos recuperar— coloca otra muestra diminuta —Puede poner al MI6 en nuestra contra para ganarnos.

—¿Por qué es tan importante ese comprador?

Se ve reacio a contestarme más porque Maya nos mira de lejos. No confían en mí. Saco mi celular y muestro los mensajes del teniente.

—Estos han sido los informes que me pide el padre de Sarah mientras esté en la residencia de Richard, ni siquiera le hablé de lo de anoche en nuestra fiesta de compromiso cuando fuimos a buscar las muestras.

Mira el teléfono, pero no parece ser suficiente. Dejo las manos a los lados. —Puedes dispararme ahora si quieres.

Entrecierra los ojos por varios minutos cuando le entregan otro mini frasco.

—El comprador es importante porque sabe de una droga que sólo creo el biólogo. — dice finalmente y me pongo a su lado —Me suena que es alguien que quiere algo con la organización de los treinta y siete y no viene para ser amigable y nos pone alerta, tenemos suficiente con Logan.

—Así que estamos compitiendo con el MI6 y las demás unidades policiacas para llegar al comprador primero.

—¿Estamos? — la comisura de su boca se medio alza.

Asiento. —Quiero ayudar, no puedo hacer muestras, pero el trabajo del que te ayuda no se ve tan complicado.

Bennett sale cuando le informan que el hacker llegó. —No hay mucho que hacer, sólo es empaquetar, Jack está por terminar, además, dormiste unas pocas horas, vete a descansar, mi habitación es completamente tuya.

Me tienta más porque no puedo cargar mi propio cuerpo después de los orgasmos.

—¿Tú vienes también?

—No.

—Entonces me quedo— sacudo los hombros, necesitaré un café —Te elijo a ti antes que a la cama.

Tomo una de las pequeñas muestras con sumo cuidado, no sé qué pasaría si se me cae. Veo que Alexander no se mueve y cuando lo veo me está mirando fijamente.

—Prometo aprender rápido— me va a pedir otra vez que me vaya y después de mi escena de hace rato, me será difícil recrear otra igual.

Carraspea dejando de mirarme. —No toques las muestras de la tapa— se pone detrás de mí y pone su mano sobre la mía —Se necesitan guantes especiales como los de Jack para ese liquido si lo tocas es tóxico.

—Mierda— me río nerviosa y la pongo en el maletín como él lo hace.

Alzo la cabeza cuando acomodamos la tercera muestra hay como cincuenta espacios y faltan tres filas. —Lo estamos haciendo bien.

—Irías más rápido solo— Maya termina con Jack de hacer las muestras.

—Puedo ayudarte si quieres primo, de todas formas, tengo insomnio a estas horas— Jack se quita los guantes y estira los brazos mirando su reloj. —Son las putas cinco de la mañana, ¿En qué carajos se nos fue el tiempo?

—¿Estás cansada? — Alexander sigue detrás de mí.

Niego con la cabeza, aunque siento que voy a desmayarme de cansancio, el suelo se ve cómodo en este momento. —No, puedo seguir contigo.

Asiente. —Emma lo hace bien, ustedes vayan a descansar, terminaremos de empaquetarlas.

Maya no tarda en tomar la palabra y Jack deja etiquetado las ultimas muestras antes de irse, la luz ya me molesta en los ojos, envidio a los que se fueron, Alexander por su parte está entero, sigue trabajando al ritmo que hace una hora.

Dejo mi cabeza caer un poco en su pecho y cierro los ojos un segundo con las siguientes tres muestras.

—¿Te rendiste? — se escucha un tono burlón en su voz, pero ni me molesta.

—No— digo convencida, pero ya no puedo abrir los ojos.

Escucho que deja las cosas sobre la mesa y me gira hacía él.

—Yo también estoy exhausto, termínalas y cuando termines te largas— le ordena a uno de sus hombres antes de tomarme de los muslos y hacerme rodearlo para caminar al sofá que hay casi a la entrada.

Que bueno porque no tengo fuerzas para llegar a la habitación. Se queda como mi colchón humano.

—Aquí no hay manta, así que mejor pégate bien a mí. — me abraza poniéndome a horcajadas.

Balbuceo una respuesta que se ahoga en su cuello, en mi lugar favorito.

Su cuerpo es un lugar calientito que me atrae como un gato enrollándome en él, pero la luz de la ventana me molesta en los ojos cuando despierto. Aquí huele a químicos y algo desagradable.

A Alexander debe dolerle el cuello como siempre ningún sofá es lo suficientemente grande para su tamaño.

Su cabello me hace cosquillas en el escote de mi blusa dónde me subió para meter su cabeza entre mis pechos como acostumbra.

La tengo muy por debajo del sujetador como si la hubiera jalado para que su cabeza quedara entre ellos sin el estorbo de la tela.

Una sus manos está dentro del sujetador apretando mi pecho izquierdo.

Obsesionado con mis pechos.

Por su Rolex ya es bastante tarde, dormimos más de la cuenta.

Me resisto a ir por su boca por más que quiero, me muevo y él se despierta automáticamente con la voz de Ida.

Siempre está alerta, dudo si quiera que duerma a gusto como yo alguna vez.

Nos levantamos juntos y ni se disculpa cuando saca su mano de mi sujetador.

—Las muestras ya están empaquetadas señor, las etiquetas las colocará Jack en el Score porque no es seguro que salga de día.

—¿Que noticias hay?— se pasa la mano por el cabello y me levanta del sofá.

—Anoche en la fiesta de compromiso hubo infiltrados de Logan, si pensaban que el compromiso era falso anoche comprobaron que no lo es— pone la manos a su espalda —Los de vigilancia me dijeron que han estado rondando la residencia de lejos.

Me acomodo el cabello escuchando con atención, me cruzo de brazos igual que Alexander y ambos me miran.

—Bennett se reunió con el hacker, pero aún no sabemos si le dio la ubicación del comprador.

Reviso mi celular mientras Ida sigue hablando y compruebo los mensajes del teniente, no hay más que uno, de Dylan son nulos.

Alicia me envió las fotos que nos hizo anoche en nuestra fiesta, son varias de ella en su mayoría y dos de Alexander conmigo.

Nos vemos bien, es decir, para las revistas, y puede que de todas me guarde una que otra.

Hay una en especial que me vuelve loca y es donde está de rodillas poniéndome el anillo.

La prensa va a enloquecer.

—¿Quién quiere que lleve las muestras al Score para que Jack las etiquete?

—Las llevaré personalmente, no me voy a arriesgar a que desaparezcan como las originales.

—¿Me necesitas?

—Tyler ira al Score, necesito una pantalla porque no quiero que vea las etiquetas de las muestras.

—Tengo que hacer la publicidad de nuestra fiesta de compromiso, pero dame cinco minutos y estaré lista.

—No tenemos tanto tiempo antes que Richard nos quiera en su oficina. Tienes tres minutos.

Me deja en el pasillo y me deshago el chongo despeinado con el que dormí con prisas, tres minutos son lo que me toma la ducha.

—Octavian, tomaré tostadas de crema batida— grito viendo al chef poniéndose el delantal de trabajo y corro escaleras arriba.

Aún falta el desayuno, mi traje, mi ordenador, miro el desastre aún en mi habitación y corro con un sólo zapato a la ducha más rápida de mi vida.

Los cinco minutos parecen ser suficientes para él porque sale en traje listo para el trabajo, terminando de ponerse cera en el cabello.

Corro al pasillo con mis tacones en una mano y mi bolso en otra, por secar me el cabello me quede sin tiempo.

Pero ahora me involucran en esto que es nuevo para mí, quiero dar el ancho.

—El maletín de las muestras señor Roe— Ida nos ve escaleras arriba, bajo los escalones de dos en dos para seguirle el paso a Alexander.

Ida le va explicando el proceso de etiquetación, son temas importantes.

—Dame la mano por favor— con la falda de tubo me caeré.

Alexander se detiene a media escalera y con cierto fastidio me da la mano y retoma la conversación con Ida, justo cuando veo la charola de mis tostadas de crema batida listas en la encimera del desayuno.

—Toma mi bolso, estoy que me muero de hambre.

—La solución más rápida será que te quedes y así tengas tiempo de salir a tu trabajo a tiempo, haré la etiquetación con Rebecca ella conoce el proceso.

—En mi primera noche de trabajo con los Roe no voy a renunciar, sólo quiero una tostada de crema batida.

Rueda los ojos y le dejo el bolso tomando una única tostada mientras salimos a la entrada.

Me la pongo en la boca y cojeando me coloco un tacón y después el otro, la camioneta negra se para a la entrada y me entra la risa con Alexander sosteniendo mi bolso en una mano y el maletín de las muestras en otro.

Ninguno de sus hombres dice nada, Ida se queda parado detrás de él esperando a que termine con mi desastre.

—No desayunaste tampoco.

—Dormimos de más, la comida pasa a segundo término.

—La podemos compartir— alzo mi tostada mordida.

Mira la tostada en mi mano con el ceño fruncido cuando la llevo a su boca.

Mira que sus hombres no lo miren y le da un mordisco. Sonrío llevándomela a la boca y otra vez veo ese brillo en sus ojos.

—¿Dónde está tu anillo?

Levanto la mano y subimos sin perder el tiempo de camino al Score.

Veo la camioneta verde que nos sigue como dijo Ida, mientras se pone los lentes negros.

Con la seguridad no debo preocuparme, pero confirmo desde anoche habrá krays.

Hago la publicidad amarillista en artículos de la web con las fotos que me envió Alicia de camino e incluso mientras Jack etiqueta las muestras con sumo cuidado.

Al medio día no puedo seguir huyéndole al ministro, Alexander se va a su empresa y yo me quedo pegada en la residencia de los Madden.

Me quedo sola en su oficina mostrándole la publicidad que hice y los pagos del Daily Star que se ha convertido en nuestra mejor revista aliada.

Me resulta repulsivo estar cerca de él después de lo que Alexander y yo escuchamos anoche.

Sus sonrisas falsas las contesto con la misma falsedad.

Tyler está con él todo el día y esa es otra de las muchas razones por las que no me fio de él.

A veces hace comentarios que me tensan porque los dirige a hablar de las muestras como si hubiera sido un descuido.

—Espero que no olvides nuestra cita mañana Emma— la mujer de Richard viene del club justo cuando me voy en mi Mazda con Rebecca.

—Me haré espacio en la agenda.

—Cancela todo el día porque nos tomará varias horas lo que tengo planeado y no acepto un no por respuesta.

—No le negaría nada a la mujer del honorable ministro Madden— ella también trató de manipularnos.

—Parece que ya entiendes que es mejor ceder que resistirse.

Le doy una media sonrisa y Rebecca me saca de ahí, pero poco cómoda me siento con la sobrina de Tyler.

Tengo la tarde libre para pasarla con Cora y Alicia en casa. Ambas locas por ver el anillo y por mostrarme por quinta vez las fotos que me hicieron en la fiesta.

Me quedo todas las que puedo rescatar para los artículos.

—Eras la envidia de todas las mujeres de la fiesta— Alicia parlotea sirviendo la comida del delivery, aunque Octavian perfectamente se ofreció a cocinar para nosotras.

—Me costó llevarme a la bruja de Madden fuera, le inventé que había periodistas en su jardín, pero se me escapó— Cora se sienta en el suelo conmigo mirando a Rebecca vigilar en la puerta.

—Era necesario estábamos buscando unas muestras.

—¿Las que van a etiquetar?

—¿Cómo sabes de las muestras etiquetadas?

—Bennett estuvo aquí como todas las noches y trajo comida hindú a las dos de la mañana— rueda los ojos. —Todas las noches que pasa aquí, habla de la etiquetación de unas muestras.

—Sí— no debo revelar más información de la necesaria.

—¿Estuviste en la etiquetación de las muestras?

Asiento. —No puedo revelar más de lo que sé.

Sus cejas rubias se juntan. —No te sientas presionada a decirme más de lo necesario.

Me alivia que lo entienda, teniendo a Maya sobre mi desconfiando es suficiente.

—El problema es que vas a tener que decírselo porque tenemos un problema— Jack entra a la cocina con la misma ropa de anoche se ve que apenas durmió.

—Alicia está aquí— hago hincapié en voz alta para que la note.

—Tú eres el otro primo Roe—Alicia se gira para verlo —No nos han presentado adecuadamente.

—Madame, Jack Roe a tus servicios— le toma la mano y se la besa dejándola con la boca abierta y las mejillas rojas.

La coquetería de los Roe es cosa de familia.

Pero esta vez la calcula antes de hacerme una señal con la cabeza para que lo siga lejos de la cocina con Cora, la expresión de coqueto que puso con Alicia se le borra.

—Tenemos un problema— repite.

—Te ordené que no lo hicieras— Bennett viene por el pasillo con la camisa levantada hasta los codos, su pecho se expande cuando mira a Cora conmigo.

—¿De qué sirve hacer el proceso con las muestras si no vamos a dar con el comprador?

—No la vas a exponer así. Alexander va a matarte si la expones así.

—¿Cuál es el problema?

—Ninguno, Emma, tú no te preocupes.

Jack aprieta la mandíbula y baja la cabeza claramente enojado.

—Dímelo.

—El hacker encontró la localización del comprador, pero tal como lo sospechamos es alguien astuto porque no aceptará verse con ningún hombre — Bennett casi mata a Jack ahí —La cara de Maya está fichada, necesitamos un transportador de confianza, femenino — añade para recalcar.

—¿Quieren que yo sea el transportador?

—Únicamente llevaras las muestras al lugar, el comprador se reunirá con otra persona para la transacción, yo te propuse a ti porque si alguien va a traicionar a mi familia prefiero que seas tú.

—Ni siquiera lo escuches Emma, incluso para ser un transportador necesitarías ir de infiltrada.

—¿Infiltrada con un nuevo look y ropa diferente?

—En parte, pero te explicaré todo lo que debes hacer cuando estés en el lugar— Jack nota mi interés en el asunto.

Miro a Cora con Alicia. —Tengo experiencia en infiltrarme.

—¿Desde cuándo?

—Así conocí a Logan.

La noche que Cora y yo allanamos el apartamento de Alesha fue caótica en todos los sentidos, conocí a Logan, y ahí mismo me llevó Seth.

—Si quieres recrear esa escena necesitamos mejor vestuario que el de la última vez. — Cora no duda en opinar recordando la misma noche que yo.

—¿Qué hicieron exactamente ustedes dos? — Bennett nos mira confundido.

—Te lo diría, pero la versión corta es que nunca dudes de las habilidades que una rubia y una castaña pueden hacer guapo. — el clásico guiño de ojo le gusta a Bennett.

Un pequeño movimiento de cejas y parece que ambos se coquetean entre sí.

—No sé de qué vaya su conversación— Alicia se asoma por la encimera —Pero oí vestuario y cualquier tipo de vestuario que deseen lo pueden encontrar en el club de mi prima.

—¿Tu prima tiene un club? —Jack se interesa.

—Un club privado en la ciudad, normalmente no le hago promoción, pero si me da descuentos me gusta ser agradecida.

—Y pensar que Erick dice que eres un fastidio en la oficina— alza las cejas. —Averigua donde está el club Bennett, porque el comprador aceptará reunirse en lugares clandestinos según lo que dijo el hacker.

Dylan

—Unidad siete del MI6 reúnanse en la base— Sarah habla en el comunicador mientras James abre la computadora digital.

Los rastreadores han estado trabajando todo el día y han sido una distracción perfecta para que no vea las fotos del compromiso falso y me enoje más que anoche.

Hemos rastreado a un comprador, estuvo primero en Manchester, se desplazó a Rusia, pero un mes más tarde volvió a Londres.

Un nuevo comprador en el mercado negro que parece tener más reconocimiento que los que hemos perseguido porque es extranjero.

Si no lo atrapados puede aliarse con los de la organización que buscamos y es mejor pelear uno a uno, que se pongan dos, contra el MI6.

Hemos sembrado infiltrados en los bares locales donde se consumen sustancias a por mayoreo.

No haremos operativos para no asustarlo, es como un venado en tierra, el más mínimo ruido de una rama lo hará esconderse y será difícil sacarlo de su escondite.

Ha sido un buen año para el MI6, aunque la falla del Caribe nos puso en el ojo público atrapamos a Beckham y su juicio está por comenzar.

El círculo amarillento en la pantalla gira completando la carga y en el mapa satelital aparecen tres zonas en dónde se moverá el comprador para su siguiente transacción.

—Lo tenemos—miro satisfecho la pantalla por mi buen trabajo. —Iremos directo a su ratonera.

—Bien hecho camaleón— Sarah se pone a mi lado para comprobar por ella misma las ubicaciones del ordenador.

Se ha vuelto más adicta al trabajo desde la muerte de su hermano y miento si digo que no me complace su faceta, que sea decidida y eficaz tan amante del honor como yo.

Nuestro traje azul nos complementa a ambos junto con nuestro armamento, hasta cierto punto esta mujer tiene un carácter para un hombre como yo.

—Vamos por otra rata de la organización.


¡Hola sexys!

La espera por el siguiente capítulo fue larga, pero gracias por su paciencia.

Feliz cumpleaños a las sexys que nacieron en Septiembre ❤️

¡Los amo tres millones!

-Karla.


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