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CAPÍTULO 40

Emma

La foto que sale en la prensa es de ambos serios, claro que los títulos amarillistas son ridículos, muchos para llamar la atención y más con la expresión de ambos, otros como el New Times optan por dar la noticia con respeto.

La sonrisa de Richard no ha desaparecido desde que llegamos a la cena con todas las llamadas que ha recibido. Mira en su pantalla las fotos que he compartido por internet y los artículos de los medios.

—No puede ser más perfecto, hay dos inversionistas daneses que conocí apenas en el evento pasado y ya se comunicaron conmigo para hablar de invertir en Londres, el parlamento no me va a dejar ir fácilmente después de esto.

—Yo fui la que esparció el rumor por el club la gente cotilla hizo su trabajo— su esposa también comparte su entusiasmo.

—Te lo digo Alexander, cuando encuentres a la mujer perfecta y te cases con ella de verdad, no te costará nada tener a los medios sobre ti, con una simple publicista ya estás en todos los titulares.

Yo estoy sentada, frente a él. —Si no supiera de la estrategia, diría que son perfectos el uno para el otro, me encanta la forma en la que fingen, sé que fueron pareja antes y eso debe ayudarlos — su esposa hace hincapié en la ultima parte.

—No digas tonterías mujer, en el mundo de los mafiosos, la confianza es primordial para sobrevivir, cuando te disparan a muerte, eres el peor de los enemigos ¿O no me lo explicaste así Alexander cuando fuimos al Caribe para matarla?

—Que traigan mi whiskey, no quiero beber el vino barato que tienes aquí, tanto dinero tienes y no tienes algo decente que beber.

El ministro le hace señas a la servidumbre para que le cambien la botella a Alexander.

—¿No estás emocionada con toda la atención que estás recibiendo? Tu carrera de publicista va a despegar más lejos después de esto, cuando me casé con Richard fue así— no quiero oír a esta mujer —Te lo aseguro Emma, ganaras mucho prestigio.

—Ella no está interesada en el prestigio, es publicista— Richard alza su copa cara —Una simple publicista.

—Seré una simple publicista, pero sin mí, su campaña política estaría hundida— dejo a todos callados en la mesa.

—No te alteres Emma, fue un simple comentario.

—Reconsidere sus simples comentarios durante toda la noche.

—No hay que alterarnos, los invitados llegaran pronto— su esposa hace de mediadora —De Alexander sabemos que no se esperaban un romance con una publicista, no es que te esté menospreciando, pero con Alesha esto hubiera sido más creíble.

—Pensé que la cena era para celebrar el anuncio del compromiso no para denigrar mi carrera— mantengo el tono neutro, pero ella no se ve avergonzada por hablar de más.

—Podemos cambiar de tema si lo prefieres, háblanos más de ti, en el aspecto personal. ¿No tenías un romance en la universidad o planes de boda con alguien? ¿Un novio secreto del que debamos saber?

—No madame. — aparto la mirada y me obligo a comer en silencio tratando de no ser grosera.

—Todas las fotos quedaron perfectas— Alexander llena el silencio incomodo que se forma en la mesa.

Eso complace a Richard. —Y las llamadas de mis socios me inundan con mi secretaria— los dos chocan sus copas, este logro es para él y para nadie más.

—Querida— la mano de su mujer tiene una manicura perfecta cuando me toca —Después de la cena me encantaría que me dieras un minuto, es un tema de belleza, no estoy muy contenta con lo que vi.

Asiento confundida y Alexander la mira fijamente.

El teniente viene acompañado de Sarah y entre los agentes viene Dylan, cojea cuando camina, pero su molestia no es por la rodilla, es por la noticia de esta mañana.

La cosa más adorable sucede cuando veo a Millie agarrada de la mano de su abuelo con un vestido de marca seguramente obra de Maya y bien arreglada, caminando con una caja en las manos.

Los sirvientes les dan su lugar en la mesa y la niña ve primero a Alexander y los ojos se le iluminan, pero sonríe hasta que me ve a mí.

—Millie, cariño, no corras o te caerás— el teniente trata de agarrarla, pero corre a nosotros.

—¡Emma! ¡Tío Alexander!

—Hola princesa Millie— sonríe encantada del apodo que le puso Jack, para hacerla sonreír más le hago una reverencia y se pone a dar saltitos.

—¡Es que soy una princesa! ¿Mami viste a Emma?

—La invitación a la cena era sin niños— el ministro se hace a un lado.

—Despedía a la niñera, se estaba comunicando con su padre sin mi consentimiento— Sarah la aparta de mí llevándola al lugar.

La niña se esconde detrás de Sarah asustada y no habla nada más. Al extremo de la mesa el teniente se sienta con Dylan y Sarah del otro lado. Richard no se calla de todo lo bueno que vino con la noticia del compromiso.

No hay felicitaciones, tanto Sarah como el teniente y ahora Dylan saben que el compromiso es falso.

—¿Por qué no me lo dijiste? — Dylan esta serio, es estúpido que Richard quiera celebrar algo que a nadie más le causa alegría. —No puedo estar en esta estúpida mesa escuchando al ministro hablar de esas fotos.

—Cuando me abandonaste en el restaurante en el Caribe, lo hiciste por tu trabajo y yo acabo de hacer lo mismo por mi trabajo.

—Eso fue diferente. Te estás comprometiendo con un empresario.

—¿En qué sentido esto es diferente Dylan? Te fuiste con Sarah y nos dejaron a toda la unidad desarmada en riesgo por la posibilidad de capturar a Beckham.

—Mi trabajo siempre ha sido mi prioridad, pero di la orden de que la unidad se fuera.

—No te estoy reprochando nada, hubo sobrevivientes, pero creo que mi trabajo también se está volviendo mi prioridad, esto es lo que siempre quise, publicidad, no llenarme las piernas de tierra y ser humillada con agentes a los que nunca les podré seguir el paso por eso deserté del MI6. — Alexander nos mira desde el otro extremo de la mesa.

—¿Por eso desertaste del MI6?

Suspiro. —Hace pocos días murió Ethan y lo único que quiero es seguir trabajando.

—Que el compromiso sea falso no quiere decir que no te involucraran en algo más.

—Como si no supiera que el interés del MI6 en mi ha sido que delate a los Roe desde hace tiempo, incluido tú.

—Queríamos que cooperaras, pero si no estabas dispuesta ahí nadie iba a obligarte a nada, menos a algo tan ridículo como esto.

—Sarah lo habría hecho y lo sabes. ¿Si tanto te disgustaba estar en la cena por qué viniste?

—Queremos que cooperes, porque el teniente te tiene confianza, al parecer él y el guardaespaldas mantenían una amistad de años.

—Ethan me lo dijo.

—El juicio de Beckham ya está abierto y todas las pruebas que se presenten serán cruciales, tenemos información que el Caribe el ministro recibió un maletín de Tyler Hilton, Sarah investigo y sospecha que son unas muestras que su hermano el biólogo trabajó cuando estuvo encerrado en la organización.

—¿Muestras de qué?

Veo que el teniente distrae al ministro haciéndole platica mientras Dylan me informa. A veces os mira de reojo, pero mantenemos el tono de voz neutral.

—Eso es lo que debemos descubrir, y es útil que trabajes con el ministro porque pasas tiempo aquí y debes descubrir dónde las tiene. Necesitamos tu ayuda por eso el teniente te está dando todo su apoyo frente al ministro.

—No he visto esas muestras antes.

—Las vas a ver, estamos seguros que el ministro las tiene y ya debió dárselas al MI6, pero no lo ha hecho. ¿Contamos contigo?

No le respondo, pienso si esas muestras son la cosa que le dio Tyler en el Caribe a Richard.

En algún punto de la cena Millie termina dormida en las piernas de su madre, el ambiente se pone más tenso, pero agradezco a la mujer del ministro que me saca del comedor a la hora del postre.

—Mi problema con las fotos eres tú Emma y las cicatrices de tus muñecas— me pasa su celular agrandando la imagen —Tienes la mano en el saco de Alexander y se ven, eso es poco estético, así que me tomé la libertad de hacerte una cita con uno de mis mejores médicos plásticos.

Escondo mis muñecas de su vista. —No creo que sea necesario.

—Es necesario porque la imagen es primero ¿No dicen así los publicistas? Mañana iremos por la tarde y verás que no quedarán.

Es tan insistente que es mejor ser sincera con ella. —He tratado de quitarlas, pero el proceso es... complicado, prefiero que siga así.

Sonríe. —Ya se que te tomé por sorpresa querida y solo Dios sabe cómo te las hiciste, pero mañana mi chofer irá por ti, ya hablé con Richard y no tendrás que trabajar mañana.

—Aprecio el gesto, pero no es no— le quito las manos de mis brazos —Cubriré las marcas con accesorios o lo que sea en la siguiente sesión, si no alguien editara las fotos y no se verán, yo me encargaré de modificarlas en todos los artículos. Buenas noches.

Esperaré en la camioneta con Ida, no puedo estar otro minuto aquí. Por una de las puertas veo unas muestras como de hospital, no deberían estar en su biblioteca, si son las mismas que dijo Dylan eso es serio. Miro a ambos lados y les tomo una foto de lejos.

—La salida es por aquí Emma— me atrapa la esposa de Richard, pero mi celular ya estaba guardado.

En el pasillo salen todos del comedor, el teniente carga a Millie y Dylan se apoya del hombro de Sarah cojeando.

—Está cena ha sido esplendida— el ministro ya está ebrio.

—¿Qué quería la mujer de Richard? — Alexander se me acerca de lado.

—Cosas femeninas Alexander— contesta la mujer detrás de nosotros, desde que llegamos parece que nadie quiere dejarnos solos, si no es Richard, es su esposa o alguien de servicio. —Pero si Emma no quiere, entonces no lo haremos.

En otra vida pudo ser la madre de Alesha.

—Nos vamos, ya no quiero estar un minuto más aquí.

El plan es irnos, pero el teniente habla conmigo lo mismo que me dijo el hermano de Cora.

Dylan nos sigue con la mirada molesta hasta que salimos. Ida va en silencio hasta la casa, Alexander se desaparece en la entrada y yo me sumerjo mientras Rebecca me sigue, repaso las fotos que tome en la biblioteca con mi pijama puesta.

Aburrida salgo a la cocina y abro una botella de vino. Lo muevo en la copa y pruebo a buscar bocadillos. Me preparo mis tostadas de crema batida y me siento sobre la encimera a oscuras comiéndolas.

Alexander pasa al sofá de la sala de estar y se sienta de lejos, la mesa la tiene llena de planos, cuando se va voy a la mesa a ver cada trazo que hizo, es impresionante como crea cosas tan espectaculares con esto.

Son los hoteles de Nueva York, ya están en construcción, el nombre aparece en la parte posterior de los planos con el logo tipo de Hilton &Roe.

Salgo a nuestro jardín y me paseo en silencio ahí con la vigilancia cuidándome. La puerta trasera se abre y Alexander sale con Kieran y una correa en su mano, me mira en mi paseo.

—El perro de Bennett quiere un paseo.

—No sabía que estaba aquí.

—Estaba encerrado, me hizo cuidarlo hoy, pero Ethan decía que estas cosas necesitan salir o yo que se.

Camina conmigo en silencio, nos abren la puerta de la entrada y tres hombres vienen detrás de nosotros. —No vamos a alejarnos de la casa.

Asiento y voy acariciando la cabeza de Kieran platicándole como si fuera una persona, cuando se acerca a uno de los arbustos para hacer sus necesidades Alexander suelta la correa y yo tengo que ir por él.

—¡No debes soltar la correa nunca! — mi voz se escucha agitada por la carrera que pegué

—Y tú no debes correr de la seguridad de mis hombres.

—Kieran se habría ido.

—¿Cómo lo iba a saber? Yo no tengo perros.

—Es una regla humana— estamos en un parque cerca de la casa, Alexander se acerca a ayudarme con Kieran. —Ya lo tengo de la correa.

—No me interesa el perro hay doy periodistas vigilándonos— dice entre dientes.

—Carajo.

Caminamos de la mano de vuelta a la casa, siento a los periodistas de lejos. Richard los envía hasta de noche. —Richard tiene a gente siguiéndonos todo el tiempo. ¿Lo has notado?

—También en su residencia, su esposa no deja de seguirnos.

—Ahí vienen otros reporteros, entra a la casa.

Ida se pone en la puerta cuando entro con Kieran. Miro el collar de emblema de Ethan y me distraigo del perro cuando salgo, su cola se pierde en la habitación de Alexander como si supiera que su misión son sus sacos.

. . .

Los días siguientes trabajo en la residencia del ministro, Alexander en su empresa y sigue la misma rutina de estar bajo el mismo techo, pero sin hablar realmente. Creamos una especie de rutina donde a veces en la noche trabaja en sus planos y yo miro televisión ella sala de estar.

La seguridad ha sido duplicada desde que se le informó de autos de kray por la zona, pero Rebecca ha dejado de seguirme y se consiguió un lugar con Alexander, ahora tengo a Ida todos los días. La primera cosa que me ha fastidiado la semana fue a Tyler venir aquí.

Solo he ido un día Hilton &Roe, pero fue cuestión de minutos, el bastón que usa le da un toque más intimidante que antes y el acento danés se le está marcando más que antes.

Hoy me la paso corriendo desde temprano en la cintilla del gimnasio de la casa para aclarar la mente de la fiesta de hoy, según mi reloj llevo corriendo casi dos horas, el sudor se me pega a los pechos del pequeño top y al cuello.

He preparado artículos toda la semana, he hablado con las revistas amarillista a como el Daily Star, también con las prestigiosas, todo está saliendo como lo planea Richard, las súplicas de entrevistas no dejan de llegar a mi correo cada que lo reviso.

Veo mi anillo mientras tengo las manos en puño sobre mis costados mientras exhalo por la boca.

Alexander entra con unos pantalones cortos y camisa sin mangas, como tengo los audífonos puestos no sé si me saluda o no, pero me inclino por la última opción, no no hemos topado aquí, pero hoy será ese día.

Pasa directo al asiento de las pesas y queda frente a mí, flexionando los músculos hasta que va por la más pesada haciendo que se le saltan las venas en él brazos por el esfuerzo, lo levanta con una facilidad que me deja boquiabierta, en el MI6, veía a los agentes entrenar y fácilmente él podría acoplarse al ritmo de ellos.

Nos miramos en un lapso mientras corro y el pulso me salta y no por la carrera, hay mucha tensión sexual en la casa estos días, hay noches en las que tengo que usar el vibrador para poder dormir por lo caliente que estoy, trato de ser silenciosa cuando lo hago.

Voy disminuyendo la velocidad de la cintilla y con la tensión cortando en toda la habitación salgo jadeando. No sé cuánto más voy a soportar esto.

Mi ducha me relaja los hombros y el cuerpo entero, uso un pijama grande toda la mañana desganada de arreglarme y después del incidente en el gimnasio, a Alexander no se le ve por la casa.

Ida dice que se reunió con Maya para que le informen de como tomo la organización la noticia del compromiso falso, dado que ella ahora está en mi contra no pisa la casa.

Hoy Richard no me ha llamado al trabajo, es considerado de su parte, su esposa lo obligó a darme el día libre ya que ella sigue trabajando en la fiesta de compromiso de esta noche, más tarde vendrá con su equipo para arreglarme, pero como han sido las peores noches de mis días, estas ojeras no ayudaran a que me vea mejor en las fotos.

En los días que he ido no he visto las muestras que busca el teniente, Dylan ha estado pendiente de mí, incluida la misma Sarah, les conviene mucho que siga trabajando ahí.

Parezco una indigente en mi camisa larga. Alexander no se ha tomado la molestia de arreglar algo de nuestros invitados, si alguien quiere algo lo arreglan con la esposa de Richard, pero creo que deberíamos hacer acto de presencia antes de la fiesta para que se vea creíble.

Su traje nuevo está en su habitación a la que solo entré por curiosidad, es tan extraño estar en un lugar que no sea el Score, pero conforme pasan los días me voy acostumbrando a estar aquí, aunque no me acostumbro al silencio que hay entre nosotros.

Por la ventana veo el Cadillac de Maya estacionarse junto al auto de Alexander.

Me cambió mi pijama por ropa más presentable y bajo a recibirla, pero viene Rebecca con ella y el manso atrás.

—Tía Maya Alexander entró a su oficina, vamos. —Rebecca casi se la lleva para que no nos topemos, las botas de la mayor de los Roe resuenan y cuando me ve a los lejos su mirada es de no acercarme. —Hice que Octavian te preparará un expreso como te gustan.

—Tú siempre sabes lo que quiero Rebecca, últimamente he estado de mal humor— le pasa su abrigo al manso.

La sonrisa de Rebecca tiene algo que paso por alto porque Alexander sale y entra con su familia sin incluirme con ellos y sigue sin interesarle que habrá gente celebrando nuestro compromiso hoy en la noche.

—Revise los detalles de la fiesta— voy con él y le muestro el iPad.

—¿Hay algún problema?

—No.

—¿Entonces?

—Alexander, la tía Maya está esperando— Rebecca es un grano molesto.

Dejo el iPad y voy por mis tostadas de crema batida, justo cuando Cora y Alicia llegan a la casa casi gritando, el entusiasmo de Alicia lo entiendo, pero Cora sabe que esto es falso y aun así trae vino con ella.

—Si esto es lo que vas a usar en tu fiesta de compromiso, permíteme decirte que perdiste la cabeza mujer— Alicia me da una vuelta en mis pantalones cortos.

—Si, hoy decidí usar pijama para decirle al mundo que soy la que le disparó a su jefe y ahora se casara con él.

—ni siquiera lo pienses Emma Brown, nosotras te arreglaremos en un santiamén que vas a quedar irreconocible para tu nueva familia— Cora deja el vino para nosotras, ella se sirve agua.

—Prefiero salir con esto.

—Ni loca lo harás— me señala con el dedo —Y ni se te ocurra desafiarme porque hace un par de días comenzaron mis cambios hormonales y me pondré mandona— no sé si son las mejillas las trae sonrosadas, el cabello rubio o algo más, pero se ve más guapa de lo normal.

—Los famosos cambios de humor en el embarazo. ayer te había visto llorar sin sentido.

—Oh no, esto es peor, Maya me hizo la revisión y mis hormonas estás jugando con mi sexy cuerpo a joderlo — se ríe sarcásticamente —Son las famosas hormonas que quieren hacer él arrumacos con el sexo opuesto.

—Oh— alzó las manos y ella asiente.

—Así como lo oyes, ayer Dylan leyó uno de los folletos que me dio Maya y casi se desmaya, tan grandote y tan cobarde para saber cómo se hacen los bebés.

—Tan fácil como llamar al papi y decirle que el pequeño bebé Roe quiere que su mami tenga acción y no creo que se niegue.

—Mis noches son tan extrañas a veces que lo he considerado— me lanza un beso, pero sé que miente.

Bennett ha insistido en estar con ella en el proceso, pero termina chocando con Dylan que tampoco se ha apartado de ella desde que salió del hospital.

—Dime que se siente convertirte en la esposa del jefe Emma, has salido en las revistas veo tu foto cada que navego en internet ¿Es emocionante? — Alicia se ve genuinamente interesada.

—Se siente como si fuera a perder la cabeza en cualquier momento y lo hablo enserio — digo mientras Cora se sienta en la encimera.

—Y yo que te dije que el señor Roe era la Tentación en persona y terminaste cayendo en esa tentación o lo hiciste caer en la tuya— lo que dice Alicia tiene sentido.

Las dos traen su ropa a juego preparada para la fiesta de esta noche, pasaran todo el día conmigo, el maquillista vendrá pronto, la esposa de Richard ha llamado dos veces para recordármelo.

—Les tengo un regalo— Alicia abre su bolso y saca tres juegos de pijamas rosadas —¡Pijamas iguales! Es un ritual que la novia y sus amigas estén vestidas igual durante la despedida de soltera antes de la fiesta.

—Aun no voy a casarme Alicia.

—Me emocione un poco, perdona— bebe de su copa dos veces —Es la primera vez que estoy en una fiesta con el señor Roe y estoy que me muero de los nervios, toda su familia da miedo, a excepción de Bennett.

—Alicia tiene razón, fiesta o no hay que alocarnos y volver loco a ese cabezota con apellido pomposo — Cora le sigue la corriente. —Un día de chicas antes de la fiesta.

Miro la puerta cerrada dónde entraron los Roe, esta también es mi casa. —Tienen razón, vamos a ponernos esto juntas— tomo el pijama y las dos aplauden entusiasmadas. —Octavian puedes subirnos bocadillos, estaremos en el piso de arriba.

—Si señorita Brown.

—¿Se dan cuenta que esto es un gran paso? — Alicia admira la casa —¡Joder te vas a casar Emma! ¡Y con un millonario!

—Sí.

—¡Coño se va a casar! — Cora también grita demasiado fuerte y me gana la risa que también me uno a su grito estúpido por un momento. —Si eliges a Alicia como dama de honor antes que, a mí, no dejaré que mi bebe te llame tía Emma—me advierte.

Durante el día más de una vez Alicia tiene que cerrar la boca de todo lo que ve, incluso si salimos a la piscina se muestra sorprendida y no deja de halagar toda la casa, Alexander pasa por la entrada cuando Maya se va y nos ve de lejos con el ceño fruncido.

Escucha lo que Alicia dice de la casa y sacude la cabeza como si estuviera exasperado. También le llama la atención que las tres tengamos la misma ropa puesta porque nos mira más de una vez.

—¡Hola futuro señor Brown! — Cora ondea la mano para él y se va más enojado que antes dejando a las chicas riéndose. —Definitivamente sexy, te vas a casar con un neurótico, egocéntrico, amargado.

—Y que está más bueno que los del club de mi prima.

Apenas cruzamos palabras, así que la definición de ambas está en lo correcto. En la comida ni siquiera come con nosotras, se encierra en el trabajo.

A media tarde después de comer en la terraza ya está aquí la esposa del ministro bien vestida, con su equipo que parece un ejército, un maquillaste, un estilista y el asesor de ropa.

Me pongo la camiseta de antes corta para ser maquillada, mientras uno de los chicos habla de mi cabello, pero antes paso por la habitación de Alexander a sacar el bolso que dejé en la mañana que entré de cotilla.

—Vuelvo enseguida.

—Pueden hacerme un peinado a mí también— Alicia toma mi lugar en la silla principal y comienza a tocarle el cabello.

—Tienes pelo de zanahoria cariño, ¿Qué no conoces el acondicionador? — dice el estilista indignado.

Al entrar en la habitación del final del pasillo veo el traje sobre la cama perfectamente acomodado, la puerta de la ducha se abre y sale Alexander solo con una toalla puesta cubriendo su cintura y el pecho húmedo.

El cabello castaño se lo revuelve a lado y me mira fijamente antes de que sus cejas se junten.

Los músculos duros me quedan a la altura de los ojos. —¿Qué buscas en mi habitación?

—Mi bolso, lo deje en la mañana.

—¿Y por qué entraste aquí?

—Necesitaba algo.

—¿Qué cosa?

Esto no puede ser más vergonzoso y es difícil concentrarse con su cuerpo desnudo. —No lo recuerdo, pero ya me voy —me muevo para agarrarlo y doy un tras píe con la alfombra, me agarra del codo y mi mano termina en la parte baja vientre.

El músculo se tensa bajo mis dedos y me clava la mirada. Ya pasaron varios días desde la última noche que tuvimos sexo noche en el Score, comienzo a sentir la tensión en mi cuerpo.

Y aumenta más en las mañanas cuando desayunamos en silencio y no deja de mirarme, o como la de hoy cuando bajó al gimnasio y lo vi trabajando duro.

—La esposa del ministro ya está aquí— no se me ocurre decir otra cosa.

—¿Sabes que entrando así a mi habitación es peligroso?

—¿Por qué?

—Sabes bien por qué— recorre con la mirada lo poco que cubre mi camiseta.

—Emma— escuchamos la voz de esa mujer en el pasillo, pero eso no disminuye ni un poco la tensión sexual que hemos creado en días enteros.

—Sigue siguiéndome, incluso aquí.

—Debe tener ordenes de Richard, algo nos está ocultando— frunce el ceño y se ajusta el nudo de la toalla que ahora se levanta un bulto en su entrepierna.

—Es el maletín Alexander— susurro mirando la puerta medio abierta. —No nos quiere juntos por el maletín, lo vi hace unas noches en su casa, no quiere que te lo diga porque sabe que es tuyo.

—¿Tenia muestras dentro? ¿Como pequeños envases transparentes con liquido?

Nos miramos fijamente. —No lo recuerdo, pero sí sé en parte de la casa de Richard están, podríamos conseguirlos durante la fiesta, aunque escabullirnos en la residencia no va a ser fácil porque siempre hay gente siguiéndonos.

—Las va a sacar pronto de ahí, solo tenemos hoy para hacerlo, no sabe cómo guardar anfetamina. Son muestras que hizo Jack para contrarrestar la adicción de Bennett.

—Si el ministro no sabe cómo utilizarlas necesita que alguien lo haga.

—Otro imbécil que está des tras de mi primo además de Logan.

—Pero Tyler no sería capaz de entregarle al ministro a Jack ¿O sí? — la respuesta se contesta sola en mi cabeza en cuanto formuló la pregunta.

Claro que sería capaz, la ambición desmedida de poder que tiene eso esposa de Maya es sorprendente. Me mintió con la muerte de él en Brent.

—Vamos a buscarlas hoy, que sea una fiesta para ellos no para nosotros, veremos cómo distraer a la gente que nos sigue siempre que está Richard.

—Hay un problema más, que el MI6 también quiere esas pruebas, Dylan me lo dijo y también el teniente Wall, dijeron que si yo veía algo mientras trabajaba ahí lo comunicará. — respiro hondo y todo lo que huelo es menta de su colonia —Ethan me dijo que podía confiar en el teniente Wall.

—Eran viejos conocidos.

Se queda en silencio ahora sí concentrado en lo que le dije y no en la tensión de antes que nos estaba distrayendo. Salgo de la habitación con bolso en la mano viendo que la esposa de Richard no esté cerca cuando regreso con las chicas, me rehacen el peinado y el maquillaje, Alicia es la más entusiasmada de las tres aunque Cora también se ve feliz.

—Vas a estar entre los Roe así que te recomiendo poner cara seria como si la casa del ministro fuera una pocilga— Alicia me arregla los aretes —Siempre tienen esa cara intimidante.

—Es su estado natural, la definición de pocilga es un lugar que no ha sido tocado por alguno de los Roe.

—Entonces pon cara como si la residencia del ministro Madden fuera una pocilga — Cora se encoge de hombros.

Ida se ha mantenido en la puerta vigilando de espaldas como hacía Ethan, pero siempre serio. Mi vestido es rojo largo, el entalle me favorece como siempre, Cora me pellizca las mejillas para agregarles color, aunque el maquillista se enoja. Las tres estamos listas un par de horas más tarde.

Bajo la escalera buscando mi bolso y veo a Alexander caminando de un lado a otro en la entrada serio, el esmoquin le queda mejor que siempre.

Erick que está a su lado le da un codazo, alza la mirada y se queda sin moverse hasta que Erik le da otro codazo y esta vez se lo regresa antes de caminar hasta mí.

—Ya vamos tarde— me dice serio.

—Las chicas tomaron más tiempo.

—Te ves hermosa Emma.

—Gracias Erick, lo mismo digo.

—No puedo verme mal en la fiesta de compromiso de mi mejor amigo y al que pensé nunca se casaría con esa cara de amargado que se carga, pero tú lo atrapaste Emma, ese disparo fue la prueba de su amor.

—Deja de decir estupideces Erick— Alexander lo mira serio y nos obliga a salir a los dos.

Nunca sentí la presión como hasta ahora, la fiesta de la esposa del ministro es muy extraña, los meseros tienen puestas pequeñas máscaras, en la cara, hay dos fuentes de hielo en el centro y demasiada gente de negocios.

Cora y Alicia entran con Erick, veo por ahí a Sarah, pero no a Dylan. Todos son extraños para mí, pero no para el ministro.

—Entrarás con mi familia— Alexander me detiene a la entrada cuando Bennett llega, Maya le sigue y un mesero que se la pasa rondando cerca de nosotros.

La mayor de los Roe no pone buena cara cuando me ve. —Hagamos esto rápido.

Nos empiezan a saludar y sonrío a todo lo que dicen. Dos fotógrafos se nos acercan y por el señor Jones Alexander me atrae a sí mismo, a los socios que se le acercan me presenta y hablan solo de números.

Llevamos casi una hora saludando gente desconocida, ya me cansaron las fotos y el ministro no se nos despega en ningún momento.

—Alexander, sé que no eres demostrativo, pero un beso pequeño no afectará la foto— el señor Jones nos alcanza en la entrada.

—No seas romántico Christopher — el ministro nos quiere llevar a otra mesa dónde no esté el señor Jones.

El teniente está cerca con su hija y con sus agentes. Alexander me mira y asiento, me pega a él para que el beso se vea descuidado en lo que los periodistas nos ven, dejo que me pegue a él mientras alza mi barbilla y me besa casto, su sabor se queda en mi boca.

Se separa apenas un centímetro antes de besarme de nuevo más profundo atrapando mis labios por completo.

—Ya tomaron la foto— escucho la voz del señor Jones, pero Alexander me tiene sujeta de las mejillas probando los invites de sus besos.

Mi mano sube por su saco y lo jalo hacia mi abriendo la boca para su lengua. Jadeo y siento su mano en uno de mis glúteos, su gruñido bajo se ahoga en nuestras bocas.

Cuando se separa tengo la cara roja con el tremendo espectáculo que formamos con los invitados y ahora sí veo a Dylan.

—Recuerda que venimos a buscar mi maletín— me besa la mejilla dos veces, asiento, pero terminamos de nuevo sobre la boca del otro.

Un carraspeo nos interrumpe y es un mesero casi de la misma altura que Alexander. —Decían que el compromiso es falso, pero yo vi ese beso muy verdadero— uno de los meseros nos da una copa que no pedimos.

—¿Qué hace aquí Jack? — me limpio los restos de labial discretamente.

—Quiere ver si son las muestras las que tiene el ministro y no debería estar sirviendo copas, si no buscándolas. Los tres estamos aquí por eso.

Se acomoda el uniforme blanco con negro que traen todos los meseros y baja la charola vacía mirando fijamente a Richard de una forma maliciosa.

—Me trajiste por trabajo según tú y yo no puedo servir copas como quiero, pero ustedes si pueden besuquearse. ¿En que arreglo estamos porque yo no tengo pareja esta noche? — pasea la mirada por los invitados hasta que termina en Sarah al lado del teniente y vestido verde que trae.

Sarah deja su bebida a medio beber y mira al mesero, no se reconoce que sea Jack por las dichosas mascaras que traen, que cubren la mitad de su cara.

—Mejor me voy moviendo, mi ex mujer conoce mis ojos, va a saber que estoy aquí— Jack retoma su trabajo de mesero falso y confirmo lo que dice cuando Sarah ladea la cabeza y de inmediato sigue la ruta por dónde él va y viene.

En el transcurso de la noche, tengo a la esposa del ministro siguiéndome desde la foto con el beso, vaya con Cora o no, incluso si estoy con el ministro.

Maya se pasea con Tyler asintiendo obligada a las felicitaciones, se le ve frívola como si fuera una desconocida. Alexander, busca a Jack entre los meseros, pero se perdió desde que Sarah lo vio.

—Necesito que cubras mi ausencia, vine a buscar las muestras que Richard tiene y Emma va a ayudarme para que se las lleve Jack— le dice a Maya.

—Seguro te está tendiendo una trampa.

—De ser así no le habría dicho que el MI6 también la busca, sabes que nunca te entregaría Maya, quien sea que te puso en mi contra está jugando contigo.

Veo algo en sus ojos como si quisiera decir algo, pero no lo hace porque tiene a Tyler a un lado. Tocan buena música, pero pocos bailan en sí. Llamo a Cora en el tocador de damas reacomodándome el vestido sobre el pecho cada que me muevo se me cae.

—Necesito que me quites de encima a la esposa de Richard, no ha dejado de seguirme toda la noche.

—Déjamelo a mí sexy, esa mujer ya no te va a seguir así tenga que encerrarla en una de las habitaciones.

—Gracias.

Cuando salimos, no veo a Alexander ni a Dylan, voy por el pasillo de la biblioteca dónde le dije a Alexander que vería las muestras, lo veo al final y me hace caminar para que lo guíe, lo llevo dónde tomé las fotos, pero las malditas muestras no están.

—Las cambiaron de lugar, pero tengo fotos de que estaban aquí— susurro buscando en los cajones, sin obtener nada, saco mi celular y se las muestro.

—Viene alguien— mira atento la puerta y nos quedamos atascados en la biblioteca. —La esposa de Richard ya me pilló antes aquí, si me ve de nuevo sabrá que sé lo de las muestras y se lo dirá.

—No hagas ruido, nadie nos vio entrar.

El miedo de ser descubierta es real. —Se lo dirá a Richard, el ministro es muy peligroso— el miedo de que se abra la puerta y seamos descubiertos me carcome y por más que Alexander diga que haga silencio no puedo.

Es Richard viene hablando con alguien. Alexander sube el índice en su boca y nos ponemos cerca de la puerta. —Búscalos, no deben quedarse solos.

—Ministro, no encontramos al señor Roe y ya recorrimos la residencia entera.

—Te di la orden que estuvieras con ella todo el tiempo— le habla a otra persona al parecer es su esposa —No me conviene que este compromiso sea real detrás de cámaras, quiero su desconfianza.

—Su amiga me distrajo por eso la perdí de vista.

—Ya logré que se muriera el guarda espaldas, quiero que Emma siga vulnerable, cuantas veces te voy a repetir que no me conviene que Alexander y la publicista estén juntos— dice Richard quitándonos la venda de los ojos.

〘 〙

Alexander.

El enojo me corroe desde adentro, escuchando a Richard, por eso esperó a un día antes del compromiso para decirme sobre Emma, por eso nos puso en contra, para él era más fácil que viviéramos la mentira separados.

Los ojos de Emma se abren con sorpresa y me mira en silencio. La conversación que tuvimos en el caribe se repite en mi cabeza, nada tenía sentido hasta ahora, habíamos hablado, lo acordamos juntos, acordamos tener lo nuestro en secreto.

—Él lo planeó todo, nos quería en el compromiso, pero no nos quería juntos— susurra. —Por eso nos descubrió en su oficina el día que me habló del compromiso.

—Nos quería el uno contra el otro, sabía que después del disparo cualquier cosa nos iba a hacer dudar.

—Habíamos acordado en el Caribe mantenerlo en secreto lo nuestro, pero apuesto a que lo notó— se tapa la boca mirando la puerta.

—Claro que lo notó por eso su maldita insistencia en que firmaras un contrato de trabajo antes que yo lo revisara.

Hijo de puta. Richard siempre ha tenido artimañas guardadas, supo dónde jugar, le quiere más ser la pieza principal que ser un simple peón. Emma está en silencio escuchando lo que puede.

—En una de las cláusulas decía que yo no puedo salir del hotel a menos que él lo dijera, no me quería en el Score.

—Blake va a cancelar ese contrato.

El enojo me pone serio y orientado a revisar todas las puertas que veo buscando una salida antes que nos atrapen aquí dentro.

Si Tyler le vendió las muestras las quiero recuperar antes que el MI6. Llevo a Emma por otra puerta mientras la fiesta afuera sigue.

Richard habla con otra mujer, pero ya no se escucha cerca, ni se distingue quién es. Nos vamos afuera cautelosos que nadie nos vea salir.

—Nos verán, sabrán que oímos lo que dijo, el ministro es muy peligroso— la preocupación le llena la cara.

—No, no lo es, hay perros que ladran, pero no muerden y él es uno de esos, llevo años conociéndolo.

—Viste lo que hizo con Ethan, sus agentes no lo ayudaron— mira por todo el pasillo. —El ministro es igual que Logan o peor.

—Y aun así lo trajiste aquí.

—No quería entrar en el juego del ministro y que me usara a su conveniencia.

—Siempre buscas sobrevivir Emma Brown.

—Kate me crio así.

Otra vez habla de su madre con un anhelo en su voz, demostrando la fuerza interior con la que la crio y con la que estoy seguro crío también a la rubia porque comparten ese carácter fiero las dos.

La mujer del ministro viene del lado izquierdo Emma la ve y se pone pálida. Me pego a ella en el rincón para que no nos vea, sus manos agarran mi cintura y nos miramos a los ojos, desde que la bese no dejo de mirarle la boca. Le pasó la mano por la espalda tensa.

—Que no pasa nada.

Mi instinto primitivo sale al verla tan vulnerable desde que Ethan murió, la protegía de una forma que no puedo entender. Cuando la señora pasa sin mirarnos, nos quedamos esperando que salga alguien más.

Ya escuchamos a la verdad, las piezas encajan de nuevo.

—Te dije que no nos iba a ver, pero sí debemos volver al salón o comenzarán a sospechar. — asiente, pero aun así no la suelto —Me jode que no puedo quitarte los ojos de encima mientras caminas entes los invitados y no te quiero ver.

Su mirada cae de nuevo. — Habría dado mi vida por Ethan.

Otra vez con esa mierda. —Si lo hubieras hecho, yo lo habría matado por no cuidarte, te la pasas hablando de él que no te das cuenta que tú estuviste en peligro también y que él sólo hizo su trabajo— respiro hondo y todo lo que huelo es a ella

—¿Entonces por qué dices que no quieres mirarme?

Empiezo a confesar. —No te quiero ver porque siempre que te tengo alguien te quiere quitar de mí Emma, el mundo no está listo para que estemos juntos.

—Lo íbamos a arreglar en el Caribe, pero el ministro tenía otros planes— susurra.

—Sabía que pendíamos de un hilo— su ceño se frunce —Nunca te he culpado por la muerte de Ethan, pero me ha servido para que seas más prudente y menos obstinada.

—No puedes manipularme de esa forma, me he torturado noches enteras.

—Las mismas que yo me he torturado, tu seguridad siempre va a ser mi prioridad.

Sube esos ojos tristes que me han torturado noches enteras cuando trato dormir sin ella. Ahora que sabemos la verdad, siento la presión dentro.

Le levanto la cara para besarla porque ya no puedo tenerla lejos, pero me detengo a mí mismo de hacerlo. No beso lento, nunca lo hice, mi instinto siempre es tener rudeza, pero ella arranca todo lo que tengo encima, llevo días pensando por qué no se ha reído.

—Es una pena que después de todo, vivamos como dos extraños en nuestra casa.

—Y que no hablemos más— comienza a subir la cabeza, con tacones es más alta, pero no lo suficiente para alcanzar mi boca.

—Richard te dijo la verdad, dormí con un arma incluso en el Caribe — mi aliento se golpea en sus labios a centímetros de tocarse —Dormí con un arma todas las noches porque en mi mente retorcida ibas a volver para dispararme y prefería estar preparado para atacar que perderte otra vez Emma.

Sube la boca atando de atrapar mis labios. Me resisto el impulso de besarla lento en esta esquina oscura deseando lo prohibido, porque nosotros somos prohibidos en muchos sentidos.

—¿Qué vamos a hacer ahora? — pregunta sin aliento mientras le repaso la lengua por las comisuras de la boca sin llegar a tocarle los labios y se le ponen rojas las mejillas.

Hemos creado en nuestra casa una tensión sexual que me ha hecho doler el miembro de una forma diferente todo este tiempo, pero se ha vuelto excitante ver quién de los dos pierde primero el control de su cuerpo.

En el desayuno fantaseo con subirla a la mesa del comedor y comerle el coño, cuando estoy empalmado en la noche la quiero follar en el balcón bajo la luz de la luna.

—Vamos a vivir castamente en nuestra casa.

—¿Cómo? — trata de alcanzar de nuevo mi boca.

—Vamos a seguirle el juego a Richard por ahora y apegarnos al contrato que nos hiciste firmar, que no sea en vano tu acto de valentía — alza la barbilla desafiante. —Podemos vivir castamente bajo el mismo techo. —Siempre es bueno tener al enemigo cerca.

—Eso se lo dijiste a Maya.

—Ella duerme con el enemigo Emma.

Volvemos a acaparar las cámaras cuando salimos, ahora los dos estamos alertas de los Madden, me doy cuenta que Sarah está muy pendiente de todo, espero que no haya encontrado a Jack, no me sorprendería que los también estén buscando las muestras que hizo el biólogo para llevárselas.

—Te ves hermosa hoy— el agente barato se acerca a nosotros como si nos interesara la presencia del cojo.

—Y tú te ves comestible en traje, te sienta bien el negro Gray.

Ruedo los ojos en un gesto muy impropio de mí y le hago señas a un periodista para que se nos acerque, con el viene otras tres, entre más mejor. Hago que Maya se acerque y sacó la caja de tercio pelo negra preparada para la ocasión.

Espero que toda la gente mire y esa sonrisa que trae el agente barato cojo se la voy a quitar en seguida, ni Richard sabe de mi pequeño acto. —Ven— pongo a Emma en el centro de la sala y abro la caja.

Soy un hombre de casi dos metros que no se arrodilla por nada y ante nadie, pero cuando me propongo algo, lo cumplo de la forma más placentera posible.

Clavo una pierna en el suelo llamando la atención de todos los presentes y Emma estira la mano sin preguntas tradicionales y estúpidas, le pongo un anillo caro en el dedo que solo usara cuando sean los eventos, porque el real lo tiene puesto desde el Caribe.

La gente aplaude mi acto en especial Alicia, veo las caras largas y aprovecho la atención para provocar a que me bese de nuevo, pero de nuevo no la dejo.

—¿No nos vas a felicitar? — llamo al agente cojo.

—Felicidades Emma, felicidades Alexander o debo llamarlo señor Roe.

—Llámame, millonario, el mejor arquitecto y el puto amo— me arreglo los gemelos de la camisa —Por cierto, mi empresa ayuda a la caridad con gente discapacitada, te puedo conseguir un buen bastón.

—Gracias por su oferta, pero el MI6 paga bien.

—Cuando quieras estoy para ayudar, a excepción de las veces que traten de atrapar a mi familia, oí que lo que le inyectaron lo puso en coma agente Gray.

—No sabía que estaba bien informado.

—Tengo ojos en todos lados, pero le sugiero que tenga más cuidado porque la próxima dosis podría dejarlo dormido, pero para siempre.

—Emma podría ponerle veneno en el café alguna mañana, también debería tener cuidado.

—No iba a envenenar a su prometido.

—Parece que se le olvida que el compromiso es falso.

—¿Estás seguro? Me están dando ganas de hacerlo real.

—Emma está apoyada por el MI6, el MI6 va detrás de los Roe, Ella ya tiene un lado y sabe que solo está haciendo su trabajo.

La rubia y compañía se acercan para ver el anillo, veo la inconformidad de Richard y la de Tyler, de Maya no me molesto en verla porque sabemos cómo debemos hacerlo hoy, las palabras del cojo me ponen de mal humor de nuevo.

Mi diversión con él se termina pronto porque como esta corito Sarah se lo lleva a una de las mesas para descansar, Erick viene y me trae alcohol que sabe a agua de caño.

—Felicidades hermano, mi madre habría querido estar aquí, pero te desea lo mejor.

—Gracias.

—¿Por qué estás matando con la mirada al agente Gray?

—El cojo vino a decirme que Emma está del lado del MI6 y que tiene muy presente que nuestro compromiso es falso, que sólo está trabajando.

—¿Y por qué te afecta si ya lo sabías? Tienen un contrato firmado

—No me está afectando en nada, yo también estoy haciendo mi trabajo.

—Pues no lo pareces, casi lo matas con esa mirada— arquea ambas cejas —¿No estás celoso porque la sigues amando después de todo lo que pasó y quieres que el compromiso sea real?

—Nunca te debí hablar de nada chismoso de mierda.

—Yo no fui el que se fue a Nueva York para no estar pensando en ella y su ausencia, yo te levanté los días que no querías.

—Eso ya pasó, así que deja tus tonterías de lado y si vuelves a repetirlo, te voy a dar la paliza de tu vida Erick, aquí lo único que hay es trabajo.

—No es lo que parece con el Alexander que estoy viendo, parece que te estás muriendo de celos por el agente.

—Ella ya tiene su lado como dijo el cojo y está con el MI6.

—Él puede decir lo que quiera, pero yo no lo creo, parece que ella puede elegir estar con los Roe.

Me río sin humor. —Esa mujer está loca, es obstinada, rebelde, me disparó a la primera oportunidad que tuvo y si fuera poco siempre hace cosas que siempre arruinan mi reputación desde que la conozco.

—Y eso es exactamente lo que te vuelve loco por ella, que ella haya sido la que te jodió hasta el suelo, pero aún así la seguiste hasta el Caribe, no para matarla como le dijiste a Richard y a los demás— se me acerca más — Si no porque la sigues amando.

Miro a Emma anonadado.

Se vuelve en ese vestido y me ve mirarla. —No te hagas el sorprendido de lo obvio amigo— Erick me palmea la espalda. —Por algo a los hoteles de nueva York les pusiste su nombre.

Me doy cuenta que ya llevo demasiado tiempo callado, haciendo el ridículo frente a Erick. Muevo mi whiskey escoses y lo bebo.

—Si eso fuera verdad, nada cambia porque ella no me elijaría a mí, en el MI6 está el hermano de Cora, están la misma Cora, no traicionaría a los que son su familia por mí, por eso esto es trabajo.

—Pero te gustaría que te eligiera.

Miro mal a Erick para que ya se calle y lo hace porque los invitados siguen con las felicitaciones, entre las señoras que me han felicitado está la señora Pitt, muy amable, pero muy animosa.

Jack me escribe que ya está en el Score, tampoco encontró nada porque Sarah lo descubrió como dijo.

La tensión en el auto de regreso se hace más tanto que Ida debe bajar las ventanillas, me sumerjo en el silencio de nuevo, este no es el Score y se duerme mal, lo único que me mantiene la cabeza clara es el trabajo, pero esta noche no sirve.

Porque mientras Emma sube las escaleras yo veo los planos que llevan su nombre. Me repito las veintiséis razones que recordaba en Nueva York y ninguna es razón para odiarla, es todo lo opuesto.

Hablo con Ida enojado y espero el tiempo necesario antes de irme a la habitación para que haga lo que le ordené.

Mi cabeza no deja de dar vueltas entre pensamientos absurdos, ella no me elijaría sobre los que considera su familia.

Cojo mi pantalón de chándal y espero con una mano en la cara en el lugar en el que no duermo a propósito, porque no debe tardar.

—Alexander— la puerta se abre y casi susurra.

Me hago el dormido, lo único que se escucha es el reloj digital en la mesita de noche.

—Alexander, Kieran hizo un desastre en mi habitación y la cama es un asco, las demás habitaciones están cerradas y nadie es capaz de encontrar las llaves.

Abro un ojo a medias viendo su pijama diminuto, abro y cierro los ojos para enfocarla en la oscuridad.

—Ni siquiera en la sala de estar hay espacio, hay cajas encima. ¿Quién las puso ahí?

—Estuve desempacando— yo no desempaco nunca.

—Esto tiene que ser una broma y de muy mal gusto, no hay lugar para dormir, mi habitación está hecha un asco, solo entré a desmaquillarme al baño y al salir era un desastre. — no quiere ceder, pero aun así pregunta —¿Puedo quedarme aquí?

Ladeo la cabeza. —Pero sólo por una noche, Maya va a venir dos noches seguidas por algo de la organización y no quiero faltarle al respeto a su presencia.

—Está bien, sólo será una ¿Pero de qué forma le faltaríamos al respeto?

—Ella es muy tradicional, aunque no lo creas, eso de que durmamos juntos no le irá bien, menos por lo que supo de ti, se calmó sabiendo que el compromiso es falso, pero aun así debemos mantenernos a raya.

—De acuerdo.

—Además tenemos un contrato de castidad. Tengo una reunión mañana, no ocupas mucho espacio en la cama. — le doy la espalda a punto de reírme, creo que Erick aún tiene a su abuela viva.

A los pocos segundos, ya la tengo al frente. —Estas en mi lado de la cama.

—Me acostumbre a dormir de este lado durante los tres meses que te fuiste, te ofrezco el de la derecha si lo quieres, si no, puedes esperar donde quieras hasta mañana porque no pienso discutir a media noche, sabes que no me gusta.

El enojo que trae cima no es más grande que su cansancio porque se acuesta del otro lado, a propósito, jalo la cobija y resopla jalándola de vuelta, pero soy más fuerte y no la suelto hasta que se viene acercando poco a mí, pero no se pega a mi cuerpo.

Le dije que nos mantendríamos en la línea de su contrato.

El contrato será nuestro límite.

Cuando su respiración se vuelve pesada la miro sobre mi hombro, volteo la cabeza y veo el arma cerca, un cuerpo tan menudo no puede causar tanto daño.

Me río sarcásticamente de mi propio pensamiento, me disparó y luego trajo a Logan a mis narices.

Parte de mi enojo por la muerte de Ethan es que ella pudo salir lastimada.

Miro al techo varias horas que no puedo conciliar el sueño, la mente no me deja en paz, las palabras se vuelven en mi contra.

Sigo malditamente enamorado de ella. 

Sigo enamorado de mi Reina. 


¡Hola sexys!

Don't blame love made me crazy... (No me culpen, el amor me volvió loca)

Creo que ya van entendiendo porque está etapa es una de mis favoritas. 

¡Los amo tres millones!

-Karla. 


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