CAPÍTULO 39
Emma.
—Siempre...— el cuerpo de Ethan se dobla con las ultimas convulsiones—Siempre leal a usted... señorita Brown y a mi señor.
Ida me quita de su lado con precaución y le sostiene la cabeza cerrándole los ojos.
La culpa me llena el pecho mientras las heridas de Ethan se hacen visibles. Alexander lo mira desde la columna serio sin mostrar ninguna emoción, pareciera que no siente nada al verlo muerto.
Cora me sostiene con las mejillas húmedas también. Ida junto con la seguridad del hotel examinan el piso tres, Logan y el otro kray ya se han marchado, lo que querían lo lograron.
Primera regla entendida y de la peor forma, nunca utilices al Logan de la organización, porque el precio es alto.
Ethan me hizo confiar que la situación no era tan delicada cuando hablé con él, mi inexperiencia me hizo confiar en él, solo estaba protegiéndome, me dijo que no debía tener miedo al enfrentarme al ministro, aun sabiendo que eso le iba a costar la vida.
Alexander pasa mucho tiempo mirando el cuerpo en el suelo, sigue serio, pero no deja de verlo hasta que se lo llevan.
La policía me interroga con el resto de huéspedes del piso tres mientras veo como se llevan el cuerpo sin vida de Ethan y el de los otros agentes del MI6 que me puso el ministro, sólo uno quedó vivo.
—Sólo cumplimos las ordenes del ministro, dijo que ya no protegiéramos esta habitación, yo solo vi a dos hombres armados venir y matarlo— dice ese agente que sobrevivió antes de quedar inconsciente y todos lo escuchamos.
—El ministro tiene parte de la culpa de esto— Cora lo mal mira mientras los paramédicos se lo llevan. —Ni siquiera ayudaron a Ethan.
Después de lo que le hice a Richard no me sorprende que me retirara su ayuda.
No dejo de mirar el collar de Ethan en mi mano, la cara de Logan no se me borra de la mente. Alexander alza la mirada y me mira fríamente antes de mirar el collar en mi mano.
—Lo siento mucho— le susurro, pero no recibo respuesta, se mantiene como una persona de piedra.
Me parece ver a Sarah, pero dudo que sea ella, me siento en un trance, pero aun así me siento con Cora en el Lobby.
Los demás huéspedes tienen a sus familiares preocupados por ellos, todos van y vienen. .
Le digo a Ida todo lo que vi, que vi al kray y a Logan irse y que ninguno nos vio porque Ethan nos sacó por la salida de emergencias.
—Arregla todo para que su cuerpo nos lo llevemos nosotros y no la policía — Alexander finalmente le da la orden.
Bennett llega poco después. Revisan el lugar, no hay más heridos ni alboroto, venían específicamente por Ethan.
Alexander pasa de largo frente a mí entrado a la habitación con Ida siguiéndolo, sacan las cosas de Cora y las mías. —Al parecer nos vamos al Score— Cora no protesta.
—No puedo irme, el contrato con Richard no me permite salir de este hotel, ahora que trabajo para él debo permanecer aquí.
—Efectivamente— responde el agente que estaba inconsciente revisado por los mismos paramédicos —El ministro Madden llamó en cuanto se enteró y me pidió que te lo recordará, el vendrá pronto y arreglará todo este desastre, trabajas para él no para el señor Roe.
No puedo irme del hotel.
—Se van conmigo, necesitan seguridad está noche en caso de que Logan regrese— Bennett encuentra a su hermano en la puerta.
—A Emma me la llevo yo.
—No puedo irme...
—¡Ya es suficiente! — me encara —Ya viste lo que provocaste. Ya hiciste suficientes impertinencias, desde ahora harás lo que digo quieras o no.
—Acaba de presenciar la muerte de Ethan, murió en sus piernas— Bennett trata de calmarlo poniéndose frente a mí.
—Ella lo provocó— dice crudo con la verdad. —Trajo a Logan a la residencia de Richard.
Cierro los ojos, incapaz de soportar esas palabras que duelen.
—Buenas noches, nos acaban de informar lo que pasó aquí y ya tenemos gente de Brent vigilando— se acerca James el amigo de Dylan, no vi el momento en el que llegó. —Hay dos todo terreno, azules esperando por ustedes, se nota que los agentes del honorable ministro Madden no saben trabajar.
Mira el desastre con la mano en su cinturón de armas y el otro agente lastimado que le da una mirada barrida.
—El teniente seguro te hará desertar, si no pudiste cuidar un simple piso de hotel, no estás listo para estar en el MI6.
—Soy principiante, estoy en mis practicas— se excusa el otro.
—Y así te quedarás porque no sirves para esto.
—No sé cuál de estos imbéciles me cae peor— Cora recoge sus cosas.
—No hagas esfuerzo— Bennett se acerca preocupado y toma sus cosas por ella, mientras ella se toca el abdomen. —¿Todo bien? — pone la mano en el mismo lugar que ella. Cora se tensa de que la toque.
—Puedo hacerlo sola.
—No quiero que estés incomoda, necesitas descansar, estoy seguro que un susto como este no es bueno para ustedes— sigue tocando su abdomen.
—¿Ahora eres experto en bebés Bennett Roe? — mi rubia favorita arquea una ceja.
—Sólo si es nuestro bebé Gatita— le sostiene la mirada con demasiada intensidad que hace que de nuevo le rehúya la mirada.
—No me llames así.
Ida está en la entrada mirándonos de lejos y James también. —Recoge tus cosas también, castañita, no soy chofer de nadie y me tienen aquí a la media noche.
Ethan me dejó claro que si en alguien debo confiar es en el teniente, el mismo lo llamó para que nos ayudará en la casa de Richard, ambos estuvieron en el ejército, fueron viejos conocidos.
Pareríera que Ethan me trazó un plan antes de morir.
Alexander regresa del piso de arriba y cuando ve que James nos espera camina a la salida. — A Emma súbanla a mi camioneta— manda a los dos hombres de seguridad que vienen con él.
—El ministro Madden dio la orden de que ella no saliera del hotel ni con el teniente, ni con usted señor Roe. — el otro agente habla, pero nadie le hace caso.
James se interpone entre ambos, pero Alexander domina entre todos los que están aquí y los dos hombres que no conozco ya los tengo a la espalda.
—Usted y yo ya habíamos tenido un altercado cuando le avisé a Emma la muerte de su padre y hoy otra vez está interfiriendo con las órdenes del MI6, le recuerdo que somos la seguridad de Londres— James no nos deja pasar. —A excepción de los principiantes estúpidos como estos.
—Sube a mi camioneta, a menos que quieras más muertes como está— Alexander es claro conmigo.
Tomo mis cosas para seguirlo. Me hace caminar con él mientras a Cora la regresan a su casa.
Ida abre una sombrilla para la lluvia, pero aun así me mojo, estos son los días que más llueven en Londres, le hago espacio a Alexander en el asiento de cuero mientras nos vamos.
El silencio de camino al Score es incómodo, más porque Ida y los hombres del Score mantiene la cabeza abajo en toda la noche.
Llegar y pisar el lugar dónde solía cuidarme ese guardaespaldas que se convirtió en mi protector es mil veces peor.
—Vas a quedarte aquí de ahora en adelante— Alexander habla enojado todavía.
—El ministro tiene un documento que me obliga a quedarme en el hotel el tiempo necesario, dudo que quiera que viva contigo.
—Si tanto te molesta tenerme cerca Emma, mañana vamos a revisar las malditas clausulas de tu contrato y nos apegaremos a cada punto, pero de aquí no sales— me hace mirarlo. —Ya cobraste una muerte, gracias por traer a Logan, el líder de la organización, lo hiciste mejor que dispararme hace tres meses porque le dispararon a Ethan.
—Lo siento— apenas lo susurro. —Habría puesto mi vida por la suya sin pensarlo.
—No digas estupideces.
—Me habría tirado por él, porque yo soy la a la que quiere la organización.
—Esta vez vas tener sentido común y te vas a quedar.
Cierro los ojos y asiento, incapaz de hablar o voy a romperme frente a ellos. Rebecca viene del pasillo igual mirando al piso como si fuera un código de la gente de seguridad. —¿Quieres que te acompañe dentro? — le habla en voz baja.
—No y que nadie me moleste— no la mira y se encierra en su oficina.
—Tiene que secarse señorita Brown, la llevaremos a la habitación de huéspedes, sus cosas no las desempaque— Ida me insta a caminar.
En el primer piso la puerta de Jack está cerrada y no sale para nada. Dejan mis cosas en la habitación de huéspedes en la que nunca he estado.
—Tengo que ir a recoger los restos, de la puerta no te mueves— Ida le da la orden a Rebecca.
Y cuando se va después de dejar mis cosas dentro, ella se pone en la puerta sin hablar justo como lo hacía Ethan. No me quito la ropa mojada, me tumbo en el piso con la habitación a oscuras.
Todas las lágrimas que no derramé cuando me dijeron de la muerte de Sawyer, las derramo por Ethan, llorándole a un maldito collar y recordando el día que llegó al gimnasio y evitó que me asaltaran.
Pero mientras lo hago mi celular vibra, es un mensaje de un numero privado se pone en la bandeja de entrada.
«Lo siento, pero Ethan sabía que algo saldría mal si nos arriesgábamos y tuve que hacerlo, era él o yo»
Es de parte del hacker porque tres minutos después se borra automáticamente y el remitente no acepta respuestas.
Era él o yo. El hacker siempre verá por su seguridad primero, nunca ayuda a nadie, a excepción de Alexander y eso incluso lo dudo, Ethan fue el que se comunicó todo el tiempo con él.
Me quedo dormida a las horas en el piso cerca de la puerta, mi cuerpo tiembla de frio por la ropa mojada, busco cambiarme, pero no subieron mi maleta principal.
Salgo de la habitación, Rebecca alza la cabeza, se le ve cansada, no se ha movido de aquí en toda la noche.
Bajos los escalones a oscuras, cuando encuentro mi ropa paso por la oficina de Alexander cuando su cuerpo sale de la puerta. Alza la mirada viéndome en su sala de estar y aunque no le veo bien la cara.
Frunce el ceño. —Lo que le pasó a Ethan no va a ser en vano— le digo muy en claro.
—No te quiero ver en este momento— se va por el pasillo.
La primera llamada del día es del ministro y exige una reunión inmediata, me cambió en está habitación extraña y me coloco con respeto el collar de Ethan escondiéndolo dentro de mi blusa.
Me coloco el anillo y nadie menciona un memorial de Ethan ni su muerte, se mantienen neutros como si no mereciera ni siquiera mencionarse, pero yo no olvido.
Bennett desde temprano a reunirse con Jack, pero el hijo de Maya sigue sin salir de su habitación. Cora ya está de regreso en su casa y Dylan sale hoy dl hospital.
—¿Desayunará señorita Brown? — pregunta amablemente Octavian, aunque se le ve decaído.
—No— el apetito se me fue hace días.
—Tengo sus tostadas de crema batida y fruta fresca.
—No, hoy no.
Alexander está en la entrada del Score con su traje y serio, no le veo los ojos por los lentes negros que usa. Los que yo uso ocultan las ojeras en mis ojos que no me favorecerán durante días, él por su problema de vista.
Rebecca está a su lado con el uniforme trajeado que usa Ida y usaba Ethan, es la primera vez que la veo usarlo, está bien peinada y ahora también lleva un comunicador en el oído, mientras Ida abre la puerta veo a la prensa fuera del edificio.
Los escucho hablar en voz baja, ella si recibe respuestas, yo no.
El ministro trabaja rápido, en un par de días ya hizo correr la información. Alexander me mira, está cooperando con él sin darle luto a Ethan, pongo mi mejor cara de póker y por primera vez salgo con al lado del empresario Alexander Roe en una de sus camionetas.
—Pon tu mejor cara, estamos trabajando.
—Como desee señor Roe.
Los flases se disparan con los primeros medios amarillistas que se enteraron de la noticia, solo son cinco reporteros, pero son suficientes. Alexander me ofrece la mano para que entre en su auto.
El camino a la residencia de Richard es incómodo, Ida y Rebecca vienen con la seguridad atrás en otra camioneta.
—¿Qué quieres? — Alexander contesta el celular aun sin quitarse los lentes negros.
—Qué pongan una mejor cara de la que traen porque hay prensa en mi casa— escucho la voz del ministro. —Están aquí por mí, pero les viene bien que los vean entrar juntos. Dile a esa publicista que quite su cara de pena y que de una buena imagen como sabe hacerlo.
Lo escucho perfectamente, pero Alexander no me comunica nada, El frio de afuera me golpea la cara justo en la entrada de la residencia.
De nuevo bajamos y con incomodidad ambos caminamos al lado del otro sin tocarnos y serios. En lugar de parecer una pareja de comprometidos, parecemos una pareja de abogados.
—Es el señor Roe con la publicista que le disparó, los rumores eran ciertos— escucho a nuestras espaldas cuando del jardín salen dos mujeres con cámaras.
Alexander apenas la mira hasta que los sirvientes nos hacen pasar. Blake el abogado de Hilton &Roe está aquí, los abogados del ministro también.
—Bienvenidos, lamento la muerte del guardaespaldas, si quieres Emma, mi agencia les buscará uno nuevo en dos días tendrán remplazo— la esposa del ministro con ropa de Tenis nos saluda antes de irse en su Mercedes.
—¿No podía esperar un día al menos para estar reunión? — le pregunto al ministro con su pequeño grupo de gente reunida.
—¿Para qué? Hablé con el agente que quedó vivo y no es necesario esperar ni darle luto a un simple empleado.
—Por supuesto que no— Alexander entra delante de mí.
—Llamé a los abogados para que revisemos el contrato que nos hizo firmar Emma, pero esta vez me encargué que no haya sorpresas ni gente armada venga a mi jardín, así que pueden estar tranquilos— Richard se sienta al centro de la reunión y Alexander con Blake.
—No habrá más inconvenientes— les aseguro.
—Claro que no Emma, jugaste con fuego y te quemaste, te cobraste la vida de un hombre y aunque mis agentes quisieron ayudar no pudieron— se inclina cerca de mi asiento.
Alexander dirige la mirada hacía mí, oímos anoche que los agentes tenían la orden del mismo ministro de no ayudar.
—No sabes jugar con gente de poder y lo acabas de comprobar. Ni siquiera un día te duro tu satisfacción, ahora lo vamos a hacer a mi manera como debió ser desde el inicio.
No tengo ánimos de pelear verbalmente con él.
—Ya revisé su contrato y lo único que pide es que el compromiso sea falso hasta que el honorable ministro Madden gane las elecciones lo que será el próximo mes— Blake habla primero.
—Yo también lo revisé y además de estar mal redactado lo único que veo es que no eres ambiciosa Emma, ni siquiera pides una indemnización por esta farsa. — saca un puro, aunque no pasa de las diez de la mañana —¿El muerto te ayudó con esto?
—El muerto serás tú si vuelves a mencionar en vano el nombre de Ethan— Alexander no se quita los lentes, pero yo sí.
El teniente Wall entra tarde a la reunión, pero me reconforta que esté aquí. Le sirven un café los de servicio antes de ponerlo al día.
—Los ánimos están tensos después de lo de anoche por lo que veo— el ministro sigue intrigando entre nosotros. —Aunque desde ahora estar con ella te resulte repulsivo, seguiremos con el plan original del compromiso para favorecerme.
Otra vez recalca la desconfianza entre Alexander y yo.
—Que hayan venido juntos en la misma camioneta desde el hotel estuvo bien pensado.
—No viene del hotel, desde ahora ella va a vivir conmigo— Alexander finalmente me mira desde que lo vi.
—No es necesario— Richard ni lo piensa.
—Tampoco creo que sea una buena idea, puede trabajar desde lejos, solo presentarse a la reuniones extra ordinarias— el teniente está de su lado y no apoya la idea,
—Creo que la hemos sometido a demasiada presión, como dice el teniente Wall si ella quiere un compromiso falso, no la obligaremos a vivir contigo.
—¿Cuál es tu interés en que no viva conmigo? Está establecido en el contrato que nos hizo firmar. — Alexander lo enfrenta directamente y levanta los documentos que le entregué está mañana.
—No es cierto— frunzo el ceño —Lo único que establecí fue que el compromiso sea falso, que me apegaré a las ordenes de Richard hasta que la campaña política se terminé.
—Acabo de añadir esa regla y no vas a negarte— Blake comienza a transcribir y la añade al documento frente a nuestras narices.
—¿Por qué no?
—Porque estás loca, vas a ser la prometida de un empresario reconocido, te la pasas en lugares que pueden destruir mi reputación en un segundo.
—¿Qué lugares? He vivido en el hotel desde que regresamos del Caribe.
—¿Ya te olvidaste de la fuente? — ladea la cabeza.
El baile de la fuente.
—¿Qué fuente? — el teniente mira entre ambos.
—De la galería— el beso —Del restaurante — me acorraló en el estacionamiento. —Llevas mi anillo en tu dedo esto va a ser diferente, siempre quieres manipular mis decisiones y me haces perder la cabeza.
—La idea no me parece sensata.
—No te pregunté Richard— Alexander no deja hablar a Richard. —Esto es lo que pasará— se levanta mirando al ventanal de la sala y se quita los lentes dándonos la espalda. —Emma se encargará de la publicidad de nuestro compromiso, medios, portales, noticieros, el MI6 aumentará nuestra seguridad y tú Richard nos presentarás a tu lado, te beneficiaremos hasta que ganes y también cubriremos el fracaso del Caribe.
—¿Para que la quieres viviendo contigo? Lo que pasó anoche solo fue un imprevisto, le mandare gente de Brent, yo la necesito cerca, es mi publicista privada independientemente del falló del MI6.
Alexander no lo escucha. —Tengo una casa en esta zona residencial y lo sabes, viviremos ahí hasta que ganes las elecciones, mientras tanto los dos nos acoplaremos a tus ordenes tal cual nos lo pidas y como ya firmamos su absurdo acuerdo el compromiso será falso para nosotros, pero verdadero para los medios.
—Estás poniendo una orden aquí ¿Qué te hace pensar que ella va a aceptar? — me señala con la cabeza.
Se vuelve a poner los lentes y se gira a nosotros. —Lo hará. — me señala —Lo harás por Ethan, que su muerte te pese en la conciencia— lo suelta con tanto descaro frente a todos.
Cuando pronuncia su nombre mi pecho duele. Desde anoche no he dejado de escuchar cada palabra que me dijo, cada cosa que hizo por mí. Ahora todos estamos al mismo nivel en el tablero.
—Y aunque nos odiemos viviremos juntos.
Escucho que hablan, pero en mi mente están repitiéndose las cosas que sucedieron anoche. Por primera vez en días, siento que Alexander y yo debemos estar del mimo lado.
—Lo haré al modo de Alexander.
Se quedan callados. —¿Estás segura de esto Emma? — pregunta el teniente.
Asiento, anoche la organización atacó, no tengo opción, no quiero más perdidas. Blake redacta el nuevo documento y los tres firmamos en acuerdo mutuo.
—¿Qué es lo que procede con los medios? — Richard se ve satisfecho por una parte y enojado por otra.
—Que el compromiso se haga oficial en un día o dos, se dé una fiesta de esas pomposas que su esposa sabe organizar y varias entrevistas con medios como el Daily Star.
—Llamaré a mis contactos y comenzarán todo— sonríe, aunque nadie más en la sala lo está haciendo. —De todas formas, el anillo ya lo tiene.
—Y por la ayuda del MI6 tendrán seguridad.
—No la necesito— Alexander se pone serio. —Tengo a mi propia gente de seguridad.
Ni Alexander ni yo cruzamos palabras entre nosotros. Ya no hablamos más. Las paredes de la sala comienzan a asfixiarme tanto que salgo casi corriendo después de dar por terminada la reunión.
Toco el collar que escondo debajo de mi blusa. Rebecca me sigue, como solía hacerlo Ethan y por más que me aleje para llorar a solas viene detrás.
Las emociones reprimidas comienzan a darme señales de un ataque de pánico, salgo fuera para respirar aire fresco, pero no funciona mucho. Cuando Alexander sale me hace caminar de vuelta al auto.
No hay aire aquí tampoco. Hago amago de agarrarme las rodillas al pecho mientras salimos del estacionamiento, pero me detiene sin mirarme.
—Hay cámaras afuera, contrólate.
Lo veo tan impecable y serio que me controlo a mi misma de camino al Score. La ventana abajo me ayuda, pero no lo suficiente.
—Que la mudanza comience hoy mismo, no quiero a tus amigos aquí ni en — le dice a Ida o a Rebecca, sin que le hagan preguntas. — Mi familia va a querer dar una fiesta, que Amelia se encargue de eso.
Bajo como un bulto cuando llegamos y justo al cerrar la puerta de la habitación de huéspedes mi cuerpo se pierde con lo que reprimí durante el camino.
Pero en esta ocasión igual que en Trafford nadie me sostiene, recuerdo poner mi cabeza entre mis piernas, el aire no viene fácil.
Siento una mano en mi espalda y brinco del susto, se sintió como la mano de Ethan. Miro la pared vacía. Es una vergüenza que después de todo ni siquiera podamos hablarnos.
Cora viene a medio día a verme, ya no estoy en el piso, ya no siento mi cuerpo temblar, incluso estoy trabajando en la publicidad, no tengo ni que pagarle al Daily Star por sus rumores amarillistas, viven de ellos,
No he salido en horas de esta habitación. Octavian vuelve a subir comida, pero tampoco la toco, sólo Cora le hace caso.
—Todo el mundo aquí parece estar de luto.
—Ethan era muy querido por todos y el jefe de la seguridad de los hombres de Alexander, pero no habrá un memorial, Ida me lo dijo— me cambio la ropa dos veces, aunque nunca lo hago, de repente me siento perdida.
Ni siquiera me doy cuenta cuando empecé con el movimiento involuntario de los dedos hasta que ella me aparta las manos de mi maleta. —¿Tienes ansiedad desde anoche?
—Es por Ethan, pero me siento bien— no quiero preocuparla en su estado, quiero que viva esta etapa de su vida plena, con Dylan y conmigo apoyándola, aun la veo como mi hermana pequeña.
—Dejarán que Dylan salga del hospital hoy mismo como nos informaron, Sarah llamó, demos ir para que vean dos caras familiares cuando salgamos, tuve que detener a Alicia porque quería ir con nosotras. ¿Cuánto planeas quedarte aquí?
—Ni un solo día.
—Perfecto.
—Ni un solo día en el Score porque... — es mejor que lo suelte ahora antes que se enteren por los medios.
Me acomodo el cabello en el espejo del baño, incluso si es la habitación de huéspedes es un lujo, no me acostumbro a quedarme aquí porque nos iremos a la nueva casa, parece que este compromiso es más real que falso.
—Porque Alexander y yo nos comprometimos para salvar la campaña política del ministro Madden.
Se le saltan los ojos, pero ya le había hablado de esto. —Mierda, mierda, yo no debería decir malas palabras, pero no puedo evitarlo.
—Es un compromiso falso que espero mantengas en silencio, solo los más allegados a nosotros lo saben, mi trabajo es mantener su reputación cueste lo que cueste y en este negocio el Alexander Roe y yo estamos juntos.
—Lo harás por Ethan ¿Verdad?
—No, lo hago porque es mi trabajo, el teniente lo sabe, se hará público en unas horas y Dylan lo sabrá también— suspiro con los ojos cerrados —Sale del hospital con una notica como esta, no quiero decírselo.
—Cuando lo dijiste ebria no pensé que hablaras enserio ahora me queda más claro que el ministro incluso vendería su alma al demonio por quedarse con el puesto.
—De todos los que conozco, sólo el teniente merecería ser ministro, pero no tengo opción firmé un contrato y voy a cumplirlo hasta las elecciones.
—Te voy a apoyar en todo esto, aunque dudo que sea placentero para los dos quedarse en la misma casa después de todo lo que ha pasado y más por la organización. ¿Han hablado?
—Hablamos en el Caribe, pero el ministro en la primera reunión nos descubrió de que lado estábamos, después de lo Ethan trabajaremos juntos. — dijo que aunque nos odiemos viviremos juntos —Las cosas se van a poner peligrosas Cora y el único beneficiado es él, por eso nos vamos del Score.
—Por eso pidió la ayuda del teniente ¿No? Para mantenerte a ti y a Alexander a salvo de la organización una vez que se sepa del compromiso. —asiento—Es muy peligroso, pero no te niego que me muero por ver todas las noticias que acapararás, primero le disparas, luego te comprometes con él, si eso no es amor no sé lo que es.
—En este momento lo único que hay de sentimientos es el enojo por la muerte de Ethan, murió salvándome.
—Tal vez su cuerpo murió, pero aquí— me toca el pecho —Siempre va a estar, tan leal como siempre— me abraza reconfortando todo el dolor y decepción que siento dentro.
—Su muerte no va a ser en vano Cora, te lo juro.
—Vamos al hospital por favor que muero por ver a mi hermano en una sola pieza. Tarde mucho convenciendo a Alicia que no se lo lleve a su casa, creo que quiere seducirlo, eso lo ayudará a reponerse.
Rebecca no se despega de nosotras en todo el camino, ni porque ya tengo mi Mazda conmigo. Sarah está en la recepción llenando unos papeles y James el amigo de Dylan lo está ayudando a vestirse.
Anoche perdí a Ethan y no merezco la recompuso de ver a Dylan levantarse en una sola pieza para salir del hospital.
〘 〙
Alexander.
Ver el cuerpo sin vida de Ethan me dejó enojado con una rabia interna, no mostré emociones innecesarias. Dos cosas me molestaron, la declaración del agente sobre Richard y veo tumbado en el suelo con tres tiros en el cuerpo por Logan.
Las primeras fotos que tomaron en la mañana ya están en los portales londinenses, Emma ya las puso en los portales amarillistas también. Los primeros rumores de nuestra relación comienzan a circular como dijo Richard.
—No te olvides que esto es una estrategia Alexander— Richard me recordó antes que saliéramos de su casa.
No lo olvido, después de anoche apenas puedo mirarla.
Mientras la mudanza se mueve Emma se va con la rubia seguidas de Rebecca, desde que llegamos no salió de su habitación por horas, eso me dijo Ida.
Me froto las sienes con los ojos cerrados, me siento cansado, pero ya no hay a quién decírselo.
Me miro de nuevo el tatuaje pequeño que tengo en el antebrazo con la inscripción del collar de Ethan, 452724, anoche mientras me emborrachaba parece que ese imbécil de dieciocho años que se hizo ese tatuaje salió a flote, cuando quería ser militar como él justo cuando lo conocí.
Miro la puerta dónde se solía parar y aprieto la mandíbula enojado.
—¿Cómo nos vamos a dividir con esta imprevista mudanza? No entiendo por qué lo estamos haciendo, tu diseñaste el Score y ahora resulta que ya no te gustó— Jack viene con la mini humana colgada de su mano.
—¡Tío Alexander! — casi rompo mi colección de plumas danesas con el grito agudo.
—Hola Emilia.
—Soy la princesa Millie. ¿Verdad papi?
—Sí, así que inclínate ante su majestad.
La mini humana espera a que le haga una reverencia, pero ni en cien años la va a recibir.
—¿Qué Sarah no te prohibió verla o algo así? — me quito del escritorio de mi oficina antes que venga a pegarse a mi pierna como suele hacerlo
—Soborné a la niñera y la trajo a escondidas a medio día, Sarah seguramente la va a despedir cuando se enteré, pero me gané un día con mi hija— la levanta en el aire haciéndola reír. —Si empiezas a darme ordenes de cuando puede o no venir, renuncio de inmediato y me regreso a Nueva York.
—La puedes traer cuando quieras porque el Score desde hoy es todo tuyo, mientras no planees matar a Richard, con tus tés o atropellarlo o llamar a Logan y entregarte tú mismo o hacer cualquiera de las estupideces que sabes hacer. — recojo los estados de cuenta de mis empleados —La seguridad se te va a duplicar porque te conozco.
—Si traer a la princesa Millie me iba a dar el Score, lo habría hecho desde hace tiempo y no tenía que haberte soportado tanto tiempo. ¿oíste cariño? ¡Ahora tenemos un castillo!
—¿Pero no es el castillo del tío Alexander, papi?
—El monstruo malo ya se va a una cueva oscura.
—¿Por qué? Quiero que se quede, me gusta estar con el tío Alexander y con Emma también. — salta hasta mí con su vestido rosa — ¿Me llevas con a jugar con ella? — me pone ojos de gato.
El parecido con Sarah es impresionante, aunque también veo parte de Jack en ella más en la forma de comportarse.
Ya dije que ni en cien años voy a jugar con mini humanos, con solo verlos ya siento que me sacan las costillas sin anestesia.
—No.
Su labio tiembla y se va con Jack mirándome detrás de sus rodillas. Los pequeños sollozos no los compro. — ¿Te han dicho que tu hija es muy insoportable?
—Millie es una Roe, entre más crece más se va a parecer a nosotros, tú tampoco eres una pera en dulce primo. — le da el cachorro que metieron en contra de mi voluntad y deja de llorar para salir a jugar con él.
—Si, sí, es una Roe, Coraline y Bennett también procrearon a un Roe.
—¿Acaso estás enojado porque no tienes descendencia?
—Sí como no.
—¿Emma te batió para no tener hijos contigo? Eso debe doler
—¿Quién dijo que quiero hijos?
—Yo no dije que quieres hijos, dije que quieres hijos con Emma.
—Deja tus estupideces— planto mis manos en el escritorio.
—Cuando estás de malas ni quien te quiera ver, pero sigues sin decirme por qué te vas, ¿Es por lo de Ethan?
—Anoche Logan se infiltró en el hotel de Emma y uno de los agentes declaró que Richard había dado órdenes que no ayudaran — se queda parado dónde está.
—El ministro siempre se sale con la suya, ya deberías saberlo.
—Creo que no quiere que Emma hable de más, en el Caribe me dijo que la caja que iba destinada a los daneses terminó en manos de él, entonces esa es la razón por la que me conviene tenerla conmigo — no le doy vueltas al asunto —Además, acabo de comprometerme con Emma, vamos a vivir juntos a partir de ahora para alzar la campaña política de Richard.
—¿Qué carajo? ¿Te vas a casar con Emma sólo por qué Richard te lo pidió? No creí que siguieras ordenes de nadie — sin que le de permiso agarra mi whiskey escoses.
—Me conviene que Richard siga siendo ministro.
—Conveniencia o no, desde que vi el anillo lo supe, pequeño romántico de mierda— se empina el vaso —Eres un cabrón hijo de puta, a mi no me engañas ya tenías planeado todo esto, eso d Richard es una excusa.
—No hagas que me harte y te mande a la calle.
—Te recuerdo que yo fui el primero que los casó, así que por derecho debo ser el que los case en la boda oficial también— sube los pies a mi escritorio.
—No voy a casarme con Emma.
—Ganas no te faltan.
—Es un compromiso falso, tenlo muy en claro porque trabajas para mí— me levanto más enojado que antes juntando mis últimas cosas. —Emma nos hizo firmar un contrato, trajo a Logan para obligarnos.
—Carajo.
—Ahora entiendes, sus artimañas. Ethan la ayudó y lo mataron, fin de tu cuento infantil, trajo a mi peor enemigo frente a mis narices.
—No lo sabía, eso fue malditamente peligroso, le costó la vida a Ethan y le pudo costar la vida a ella también. ¿No la culpas por la muerte de Ethan o sí?
El enojo no me deja desde anoche, todos ponen la cabeza gacha como lo han hecho los demás y eso me enoja más.
—Trabajo para Richard a mi manera y te vas a controlar hasta que pases las elecciones.
—Lo que tu digas lobo— suspira y su mini humana vuelve a entrar sin permiso, como ya no tengo humor para soportar a nadie salgo con mis ultimas cosas.
Miro alrededor todo mientras voy saliendo, este lugar es perfecto, yo lo diseñé, pero en este momento me planteo que incluso, después de las elecciones de Richard, puede que ya no regresé más al Score.
—Te llevaré los demás documentos a tu nueva casa— Erick me atrapa en el ascensor.
—Reúne a los ejecutivos en un par de días para dar la noticia de mi compromiso y que ya no le restrinjan la entrada a Hilton &Roe a Emma Brown como ordenó Tyler.
—Por supuesto, a la prometida de Alexander Roe se le va a ver en la empresa como debe ser. — está más emocionado que yo con este compromiso falso. —Cuando me lo dijiste no podía creerlo ¡Al fin alguien te atrapó cabrón!
Me da un golpe en la espalda y se lo regreso más fuerte casi tumbándolo.
—Vas a acaparar revistas completas hermano— se ríe —No solo porque finalmente una mujer te atrapó, sino por el escándalo que sea la misma que casi te mata.
—Eso es justo lo que quiero, hay que aprovecharnos de la situación y sacar un proyecto de los que planeamos para que se venda más.
Esta noticia por parte de los negocios beneficia a mi empresa, por parte de la organización va a correr sangre, por eso me llevo a Emma Brown conmigo, porque, aunque el compromiso sea falso, esta por convertirse en el blanco principal de Logan.
—Nuestras noches de bares hay que alargarlas antes que te aten la soga al cuello.
Conducimos en su BMW y apenas miro a Emma cuando llega acompañada de la rubia y de Alicia que parece nunca ha visto una casa como la mía. Sí, soy Rico, trabajas en mi empresa.
—Alicia— la saludo para que se ponga nerviosa.
—Señor Roe— casi se le doblan las piernas del susto. —Emma me invitó a ver su nueva casa, somos amigas desde que entró a trabajar a la empresa y...
Me cruzo de brazos y asiento esperando que continúe o vomite en la alfombra.
—Vamos a ver la casa completa Alicia— Emma la salva de mi viendo que lo hice con intención de incomodarla.
Su ánimo está decaído y quiero no mirarla, todos me dicen que fue su culpa, desde el disparo perdí la confianza y ella también, pero anoche cuando la ví en el Score...
Maldito el día en el que me disparó.
Nos ponen las cosas en habitaciones separadas y reorganizo a mi gente de seguridad para evitar la falta de Ethan.
Octavian se queda en la cocina, los jardineros son contratados y al fin tomo posesión de mi fortuna en una casa de lujo. Las camionetas negras las traen desde el Score y las dejan en la entrada afiladas una a una, el Mazda azul y mis autos de lujo los dejan en la parte trasera.
La mitad de hombres se quedaron en el Score a cargo de Jack. Amelia está organizando la documentación no ha dejado de ver a Emma desde que el rumor le llegó y siempre que pasa a su lado le busca la mano.
La entrada principal queda cubierta junto con la trasera, le dejó el lugar de Ethan a Ida con la ceja cortada intimidando a todos, espero que sea estratégico.
Rebecca trae mi pedido de whiskey a mi nueva oficina y los abre en silencio mirando a Erick y a Amelia trabajando. —Contigo no se deben hacer preguntas, pero por qué cambiamos de residencia tan repentinamente.
—Porque se me da la gana.
Asiente parándose con las manos detrás de su espalda. —Extrañaba la versión del empresario egocéntrico Alexander Roe.
—Qué bueno que recuerdes lo que soy.
—Voy a la vigilancia señor Roe— sale uniformada dejándome solo, dándole un repaso a las paredes, mi parte de arquitecto de inmediato aborrece estar aquí.
—Está casa es una pocilga, pero voy a tener que vivir aquí— niego con la cabeza entrando a mi nuevo hogar con la mujer a la que ni puedo ver.
Amelia le da la llave de la casa y ninguno hace preguntas. La rubia silba mientras Erick habla con Amelia reorganizando todo.
—¿Cuánto dinero tienes en tu cuenta de banco cabezota? Tienes medio Londres aquí, Una casa de tres pisos sería el paraíso para mí.
—Tengo el mismo dinero que tiene tu hijo. Que no se te olvide que los Roe somos ricos.
—Ya quisiera verte un día sin dinero, dormido bajo un puente y tomando alcohol barato.
—Sigue esperando sentada, porque cada minuto que pasa, mis acciones y el valor de mis hoteles se duplican en libras.
Una hora más tarde se van despejando las personas, hasta que sólo queda mi gente de servicio, Emma y yo. Octavian baja de nuevo la charola de la comida sin que la toque.
—¿No comió? — pregunto desde mi sofá dónde fumo un porro regular, el de hierba me lo disfruté anoche por la memoria de Ethan.
—No señor, lleva así desde el Score.
Enojado paso por su habitación en camino a la mía, no se oye nada dentro, se está autocastigando, el compromiso se hará oficial el sábado en la noche, haré que Maya se encargue de la fiesta.
Dormí todas esas noches con mi arma en la cabeza porque durmió sobre mí, debajo de mí y aun así me disparó, Richard está en mi cabeza todo el día, con un recordatorio constante.
Harto de todo me voy a la habitación principal y la más grande que es la mía, la pantalla muestra noticias que poco me importan, abro el balcón que da al jardín bajo la luz de la luna.
Me quedó mucho rato ahí, el balcón de la otra habitación también se abre y me niego a verla.
Como jode mi puto pecho cada vez que la veo, más que la desconfianza, más que un arma al lado de mi cabeza, se me metió debajo de la piel desde el acuerdo casual y ahora estamos en un punto de no retorno.
Salgo para despejarme y pareciera que me sigue el rastro porque la escucho por el pasillo, sigo al ruido y veo al perro de Bennett que dejaron aquí en el sofá de la sala de estar.
Me mira y paso derecho evitandola para revisar las muestras que hizo Jack de la anfetamina y lo que escribió de ellas. Esto provocó que Bennett tuviera una pérdida considerable en la vista que solo con el tratamiento está funcionando.
Para alguien como yo, por lo poco que entiendo, la droga que hizo Logan me dejaría completamente ciego.
Emma se queda dormida en el sofá con la pantalla del televisor encendida cuando termino el trabajo y lo sé porque en intervalos la veo, aunque no debería porque estoy enojado y porque prácticamente estamos en desconfianza.
Tiene los pies escondidos bajo un cojín y los glúteos alzados en mi dirección.
Controlo los pensamientos en mi cabeza con ese pijama diminuto que trae que no le cubre mucho, pero mi pene se comienza a alzar cuando Kieran se mueve despertando a Emma y se agacha para tomar el control remoto y se pone en una de mis poses favoritas.
Me la he follado en esa posición varias veces.
Gruñe. —No lo alcanzo— se estira más.
—Vete a dormir a tu habitación— le digo enojado fingiendo que saco unos planos que ni siquiera son míos, paso el lápiz por los trazos para que se vea creíble, ella no sabe de esto, no sabrá que solo estoy haciendo líneas falsas sobre la mesa.
—¡Mierda me asustaste! No sabía que seguías aquí— se toca el pecho mirándome. —El corazón me está latiendo muy rápido.
—Yo trabajo hasta que me da sueño, ya vete a dormir que no me gusta que duerman en la sala como vagabundos en mi casa.
—También es mi casa desde ahora, bueno, hasta que pasen las elecciones y a mí me gusta dormir en el sofá a veces, eso ya lo sabes— la voz la tiene ronca y se frota los ojos para verme bien con las luces apagadas.
—Da igual— respiro hondo.
La mirada se le cae al suelo y me salta el pulso con los ojos tristes que pone.
—Si vamos a vivir juntos vamos a tratar de arreglar la mierda de la confianza porque no comparto la mesa con extraños.
—¿Me la has metido hasta en tu auto y ahora soy una extraña?
Bajo la mano agarrándome el paquete. Su mirada baja a mi mano y levanto un bolígrafo del suelo para que se vea creíble que no me duele la polla.
—Los dos vamos a trabajar juntos en esto, es trabajo ¿Entendiste?
Su ceño se frunce. —Entendí, vamos amigo— se agacha con el perro acariciándole la cabeza, pero la camiseta muestra el borde de sus carnosas tetas.
Maldito perro. La polla empieza a dolerme desde el glande hasta la base golpeándose con mi pantalón con ese gesto simple mientras pasa con Kieran a su lado directo a su habitación.
—Buenas noches— murmura.
¿Buenas para quién? No le respondo y no voy como un imbécil a jalármela con sus bragas, aunque quiero porque la tensión sexual nunca me la aguanto, pero eso lo haré más noche.
Mejor voy al gimnasio de la planta baja y descargo la tensión que traigo encima, aunque ni con dos horas se me baja la erección que traigo.
Me quito la camisa y sigo dándole al saco de boxeo para la tercera hora ya tengo mi pene en su lugar y la mente en el maldito Logan, antes de irme a emborrachar por Ethan otra noche.
—Señor— Ida me interrumpe cuando estoy casi por terminar.
—¿Qué quieres?
—Caterva está aquí y quiere verlo, dijo que es sobre Alesha.
〘 〙
Emma.
Dos días me cuesta acoplarme a la casa, el ambiente sigue tenso desde que llegamos, las miradas están de más entre Alexander y yo, se queda hasta noche en su oficina y sale desde temprano para Hilton &Roe.
Cuando lo veo salir en la madrugada quisiera decir mucho, pero me mira como la culpable por eso paso el menor tiempo posible en la casa.
Dejo el collar de Ethan en mi nueva mesita de noche en forma de respeto de alguna forma, es lo primero que veo en la mañana y lo ultimo que veo en la noche.
Está mañana apenas nos miramos durante el desayuno y con la estatua de Rebecca e Ida muy cerca de nosotros es más incómodo. Sin soportar más comida, dejo mis tostadas de crema batida terminadas y me levanto al mismo tiempo que él.
—Perdón— le digo relamiéndome los labios cuando nos rozamos al dejar nuestros platos en la encimera.
No me responde, pasa de largo de nuevo pidiendo que le preparé su auto y yo me sumerjo aburrida hasta que Cora llama a hacer compras para distraerme.
Dylan volvió al trabajo y Cora sigue trabajando en su siguiente exposición para Gallery Art aun en la casa de Alicia.
La casa es de tres plantas, con casi seis habitaciones, la mía es igual de grande que la que había en el Score, la del final del pasillo es de Alexander. He revisado cada habitación y todas son de buen tamaño, el gimnasio abajo y la sala de estar es elegante.
Un decorador hizo esto y fue un buen trabajo, además tenemos jardín que me encanta, se parece mucho a su casa de las afueras de Londres.
Cada día que pasa echo de menos más a Ethan, más porque Rebecca es como un asesino serial detrás de mí todo el tiempo, por suerte hoy enviaron a Ida conmigo.
El hombre es una roca, pero una roca que no me molesta.
Entramos en Macy's comprando ropa con Cora, al trabajo solo voy con el ministro cuando me lo pide, hasta el momento lo único que he trabajado es en poner noticias amarillistas, hasta que Alexander y yo hagamos público "lo nuestro" hoy mismo.
Traigo mi mejor ropa para las fotos, tenemos la reunión en unas horas y si estamos en una tienda cara es porque necesito lucir mejor en las siguientes fotos.
—Pareces un loco viniendo con nosotras de compras ¿No tienes nada mejor que hacer? — Cora se burla de Dylan.
Tiene un par de días de descanso mientras su salud mejora, es un cabeza dura que quiere regresar al MI6 de inmediato, por eso buscamos la forma de distraer su mente.
—Puedes cargar mis bolsas si quieres.
—Sí y de una vez te digo que esta no va a ser la única tienda que visitemos, vete preparando mentalmente.
—No sé ni porqué me obligaron a venir aquí.
—Para que dejes de pensar en tu maldito trabajo, ya voy a conseguirte una entrenadora personal porque esa es una adicción.
Dylan niega y me aparta a un lado cuando Cora se centra en los vestidos. —Anoche estuve en la antigua casa de Luke.
—De verdad eres un adicto al trabajo, aun tienes una rodilla lastimada.
—Nadie toca a mi hermana, ¿Dónde demonios se metió?
—Dudo que lo encuentres, Bennett se hizo cargo de ese imbécil.
Comparto una mirada con Cora, no siento pena por él. No responde cuando se trata de los Roe, hasta el momento a la única que no he visto es a Maya, en la casa hay vigilancia estricta, ni Jack, ni Tyler, ni Maya han estado ahí.
—Lo voy a encontrar, esa deuda la tengo yo con Cora.
Mientras Cora obliga a Dylan a ir a la sección de trajes y esmoquin me dedico a comprar bragas, las bajas que tuve de estas prendas han sido significativas, pero aquí hay precios de locura y eso que la braga que sostengo es escasa de tela pero vale más que mis botas.
Tomo todo lo que me gusta, me probaré todo, pero tendré una pila de lo que es caro, lo que me gusta y lo que pagaré.
La llamada de Alexander me sorprende más porque en la mañana apenas cruzamos palabras.
—¿Sí?
—Tengo una reunión en una hora Hilton &Roe y quiero que estés presente, por parte del contrato que firmamos debemos estar en reuniones juntos, te lo recuerdo, Christopher va a ayudarte con el tema publicitario. — se escucha ruido
—Está bien, apenas tengo tiempo de llegar, pero lo haré.
—¿Dónde estás?
—En Macy's.
—¿Qué es Macy's?
Suspiro y me subo los lentes negros a la cabeza tomando otro conjunto de bragas. —Una tienda de ropa femenina, no tardaré en ir a tu empresa estoy por ir a probarme lo que falta. — miro el precio de un sostén y maldigo. —¿Los que compran esto se quedan sin comer toda la semana?
—No te distraigas en esas cosas de mujeres Emma.
—No lo haré, serán pocas compras, no tengo suficiente efectivo en la tarjeta y no pienso pedirle prestado a mi compañía.
—¿Quién es tu compañía? ¿Coraline?
—Estaré en Hilton &Roe en una hora para cumplir el contrato.
Cuelgo de inmediato y me apresuro, no sin antes ver a Ida responder su celular cuando voy camino a los probadores.
—Sí— me mira —Está aquí.
Lo miro de lejos, pero Ida se aleja dejándome con la duda. Me las pruebo todas rápidamente para no perder el tiempo, Dylan como siempre sale sin nada a excepción de las bosas de nosotras.
—Son demasiadas bolsas solo para ustedes dos, no llevamos ni dos horas en la tienda, no sé quién las malcrió para venir de compras todo el tiempo.
—Ay hermanito, todavía no sabes cómo hacer a una mujer feliz, dale dinero y trátala como una reina y será feliz.
—Lo menos que puedo hacer es invitarlas a comer para hacerlas feliz, ya que el teniente no me admite todavía en el trabajo de alguna u otra forma tengo que matar el tiempo.
—Tengo una reunión en una hora, tendré que dejarlo para después— le entrego a la dependienta mis compras.
—Puedes perder el tiempo con sexo hermanito y no viniendo de compras con nosotras, Alicia parece disponible — Cora logra hacerlo reír hasta la caja.
—Sólo estás, las demás no me las llevo.
Van a quitar las prendas que son extremadamente caras para mí, pero en justo Ida las regresa a la dependienta y saca una tarjeta negra entregándosela.
—Es su tarjeta señora Roe, no tiene límite, pude comprar todo lo que quiera.
—¿Mi tarjeta?
—¿Señora Roe? — dice Dylan al mismo tiempo.
Cora mira entre todos. —Bueno, a nadie le dan pan que llore— le pone todas las bolsas a la mujer —Como ya hay quién pague, entonces nos llevamos todo lo que pusimos aquí señorita y cobre todo el IVA que quiera— dice una ceja entusiasmada y Dylan se queda mirando a Ida.
Yo me quedo atónita, está es la primera vez que me llaman así.
—¿Por qué nos está siguiendo este hombre desde la mañana? — pregunta pensativo. —Desde que llegamos a la tienda no se ha despegado de nosotros.
Aun no sabe del compromiso falso, el teniente no lo ha mencionado y él no ha vuelto al trabajo, lo sabrá con todos los demás hoy mismo.
—Sus compras— Dylan carga las ocho bolsas en ambas manos.
Ida nunca se ríe y hoy no es la excepción, lo único que hace es extenderle la mano sin darle respuestas.
—Yo tengo órdenes claras de no despegarme de aquí y las bolsas de mi señora las llevo yo— se pone frente al semi rubio y le quita mis compras.
—Su tarjeta señora Roe, excelente compra, esperamos verla pronto— la mujer me da una sonrisa que no le devuelvo.
—Gracias— me la guardo en el bolso.
Ida hace tiempo en la salida, aunque ya tenemos las compras, pero como dos mujeres normales Cora y yo nos quedamos en la sección de vestidos hasta que Ida avanza buscando la camioneta dónde me trajo.
Cuando voy en mi Mazda Rebecca me sigue desde una de las camionetas. En las escaleras del segundo piso voy escuchando a Cora hablar de la ropa de bebé que vio, pero no comprará y Dylan me ayuda con una solitaria bolsa que Ida no tomó, la de mis bragas.
Tiene un pequeño movimiento extraño en una de sus rodillas por los golpes en el Caribe, pero conforme pasen los días y haga los ejercicios que le indicaron disminuirá.
Se queda mi lado, volteo a medias mientras esperamos el elevador y miro de nuevo cuando veo a Alexander venir en la entrada de Macy's en traje negro. ¿Qué hace aquí? Dylan se cuadra a mi lado y Alexander con los lentes negros camina hasta nosotros.
—Aquí viene el dueño real de las compras, a esto me refiero con hacer a una mujer feliz— Cora se ríe tomando su café.
Lo alcanzo antes que venga al elevador, la tensión de Dylan está muy presente. —Te dije que iría a tu empresa en una hora, no me entusiasmé con las compras.
—Vine porque el banco me informó un movimiento de dos mil libras en una de mis tarjetas.
—¿Dos mil libras? — saco el recibo mirándolo asustada por los precios y por el cargo extra que hizo la dependienta por orden de Cora.
—Sí, dos mil libras.
—Pero si no fue tanto— me arde la cara de vergüenza — Ida me la dio la tarjeta por alguna razón, pero no pensé que esa dependienta loca se cobrará a sus anchas, voy a regresar y me va a conocer— la saco de mi bolso y se la entrego.
Apenas la mira y no la toma. —Sí, supuse que el movimiento lo hiciste tú.
—¿Sólo por eso viniste?
Mira a mis acompañantes. —Esa es la tarjeta que vas a usar, pensé que el movimiento no lo habías hecho tú, pero ya que estoy aquí— mira a Cora y a su hermano —Y vine porque nos conviene llegar juntos hoy se anuncia nuestro compromiso. — me recuerda.
—Ya estoy preparada.
—Perfecto, también yo estoy listo para fingir— se gira a los demás —Buenos días— saluda a todos con clase como si no nos hubiera jodido el día.
No me queda más que aceptarlo. El ascensor se abre y entramos todos los que esperamos. Alexander termina a mi lado y al otro Dylan. —Tu bolsa guapa, no vaya ser que me la llevé a casa y terminé usando ropa femenina— Dylan me pasa las bragas en forma de broma.
—No creo que luzcas bien en encaje— hago que se ría más fuerte.
Cuando la tomo se medió abre y Alexander hecha una mirada en el contenido, si es mi imaginación se pone de peor humor que cuando llegó. —¿Qué Ida no se encarga de cargar tus bolsas?
—No todas, tengo dos manos para ayudarlo.
Me mira enojado y toma la bolsa de mis manos cerrándola más de la cuenta, cuando sube más gente en el otro piso me jala del antebrazo a la esquina, aunque hay espacio del otro lado, pero me aleja de Cora y Dylan.
¿Cuánta gente sube a este ascensor? Ya estoy casi contra la pared y suben tres más. Esta tienda necesita otro elevador.
Me tenso cuando siento algo duro en mi espalda y luego en mis glúteos, es su erección, escucho como abre la bolsa de mis bragas, miro sobre mi hombro, pero Alexander sigue serio al igual que todos los días y la bolsa está cerrada.
Me reacomodo y es una mala idea porque la posición no nos favorece a ninguno.
Cierro los ojos con el otro roce incidente que recibo por accidente. La puerta nos deja en la salida antes que haya otro roce e inmediatamente Alexander me toma de la mano.
—Hay mucha gente aquí que seguro me conocerá.
—Es Macy's la clientela viene a ver ropa, no a empresarios hoteleros y sus falsas prometidas. — su agarre se afirma incluso cuando me despido de Cora y Dylan de lejos.
—Hay que apegarnos al contrato, te recuerdo que fue tu decisión— la seriedad no lo abandona.
Lo sigo a la camioneta porque tiene razón y si alguien me hubiera dicho que cuando entré a trabajar a Hilton &Roe, terminaría comprometida con el dueño me habría reído en su cara por días. Lo que nunca sucedió en el acuerdo casual sucede ahora.
Entro con Alexander Roe de la mano y con un anillo que me pesa desde que lo uso. Conozco a cada persona aquí, al que más le pesa vernos juntos es a Tyler y su expresión lo delata.
Dejo mi bolso en su oficina mientras Amelia le da los detalles de la reunión, no vengo por trabajo o no específicamente.
—Mi prometida va a estar en la reunión, que le preparen un lugar.
—Sí señor Roe.
Lo miro desde mi lugar, pero se mantiene serio. —Es mejor que los de mi empresa lo sepan antes que los medios, porque te quiero aquí— frunce el ceño y se corrige —Es necesario que estés en la mayoría de las reuniones.
—Siempre y cuando nos apeguemos al contrato.
—Ese será nuestro limite— me sostiene la mirada.
—Entonces hay que hacerlo.
Caminamos a la sala de reuniones y las miradas ya las siento clavadas desde que entré. Le aprieto la mano por instinto cuando veo a Tyler junto a su esposa, al señor Jones, Alicia, Erick y al resto de los ejecutivos que me conocen, reunidos incluido Bennett.
—No necesito hacer presentaciones, ya conocen a Emma Brown, pronto Emma Roe, empecemos con la reunión— apenas los mira cuando me sienta a su lado. —Emma es mi prometida.
—¿Qué demonios acabas de decir? — Tyler es el único que se levanta cuando Erick está por comenzar la reunión.
—A menos que sea sordo señor Hilton, dijo que soy su prometida.
La reacción enojada del señor Jones no la esperaba y menos la de Maya. Esta reunión se volvió incomoda al punto que Rebecca entra para calmar a Maya cuando las protestas se alzan.
Alicia muy avergonzada nos felicita igual que Bennett y el resto de desconocidos que solo hacen lo que deben, Erick también lo hace, aunque él ya lo sabía.
—Estás en un error si piensas que voy apoyar esto.
—Tía Maya tranquilízate y deja que Alexander te expliqué todo— Rebecca se mantiene cerca de ella mirándome. —Déjame hablar con ella Alexander y yo arreglaré esto.
—No tengo que explicarle nada, el comunicado lo haré en unos momentos con Richard y Emma, la futura señora Roe.
—Trató de venderme con el MI6— esas palabras de Maya me alertan cuando me mata con los ojos marrones.
—Eso no es exactamente cierto— me levanto para defenderme.
—Es mejor que dejes las cosas así Emma— Rebecca hace de mediadora y me molesta que trate de vender una imagen con Maya. —Yo me haré cargo de todo, Maya, me conoces, confía en mí.
—En mi vida entregaría a cualquiera de los Roe al MI6, estuve meses en Brent y nunca lo hice ¿Por qué lo haría ahora? — me defiendo harta de las malditas acusaciones, pero Maya parece no querer escuchar y eso a Tyler le agrada.
—Al enemigo es mejor tenerlo cerca ¿no crees Maya? — Alexander ladea la cabeza y no hay nada que pueda defenderme de eso, tengo a los Roe en mi contra.
—No apoyo tu compromiso con esta mujer— Maya se quita del agarre de Rebecca y sale de la sala de reuniones enojada.
Cuando nos reunimos con Richard el silencio entre nosotros vuelve a ser incomodo, el primero en el micrófono es Alexander anunciando un proyecto que Richard le aplaude y cuando menciona que tiene otra notica más placentera me hace ir a su lado.
El señor Jones viene con él, me ayudará en la parte publicitaria cuando yo deba estar frente a las cámaras.
—Traten de estar lo más juntos posible— nos dice cuando Alexander viene por mi para ponerme a su lado.
Tanto su agarre en mi espalda es tenso como el beso que le doy en la mejilla cuando ante los medios que reuní cuando anuncia nuestro compromiso. Los reporteros se ponen eufóricos.
—Necesitan ser más creíbles— Richard sonríe aplaudiendo a nuestro lado y Alexander me pone la mano en la espalda y me pega más a él.
El ministro no despega un ojo de nosotros. —Necesitan una buena foto— también finjo mi sonrisa como dice el señor Jones.
Alexander vuelve a pegarme a su lado. — Espero que estés preparada para ver el lado oscuro de la organización— me susurra al oído mientras posamos para la foto principal.
¡Hola sexys!
Feliz día de San Karla jajaja
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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