CAPÍTULO 36
Emma.
Si hay fuego en el mundo, seguro alguien se va a quemar, pero tal vez las cicatrices de las quemaduras son las que nos levantan para volverlo a intentar, porque, aunque esas cicatrices duelan no significa que vamos a morir.
—El señor Roe ya llegó— disparan los flashes de las cámaras traseras.
—Viene acompañado.
La residencia es grande, tiene un salón intermedio entre el jardín y la sala principal dónde están instalados los medios y los invitados, hay meseros moviéndose por los pasillos sin interrumpir la conferencia.
La esposa del ministro está a su lado, es una mujer muy bien parecida con un porte similar al de Maya, a su izquierda está Tyler, sin las muletas, pero con un bastón bastante pretencioso.
—Si querías venir al evento lo hubieras dicho— Alexander sigue caminando conmigo. —¿Dónde está la unidad de Sarah y cómo te dejaron quedarte en la ciudad sin escoltarte?
—No vengo con Sarah, ni con el MI6, ya no necesito escolta desde hoy, ni tampoco tengo las horas contadas para estar en Londres como en el memorial del biólogo, vengo a trabajar, ya te lo dije.
—Emma no es momento de acertijos, ni planes obstinados, hablamos en el Caribe, la organización está...— su voz se pierde entre las habladurías de la gente.
—No me he quedado mudo, reportera del New Times— responde el ministro al frente por su micrófono.
—Puede llamarme Katherine Portman.
Las cámaras traseras van capturando a Alexander y a mí. Los pocos años de experiencia como publicista me han preparado para trabajar en algo tan importante como esto, con tropiezos como en el evento de Brent.
Siempre alerta a los medios, siempre dando no una buena imagen, la mejor imagen.
Veo a los medios más conocidos, a empresas que trabajaron con Hilton &Roe, tengo información de quienes están aquí, y en el hotel hice un movimiento bancario a uno de los medios que me interesa.
El dinero que me dio Sawyer hace tiempo sirvió para algo, cuando Seth me lo dio antes de que Jaden apareciera no lo quería, no quería las migajas de Sawyer, pero siempre se puede utilizar para una estrategia laboral.
—Hazte a un lado Alexander, no opaques a una mujer peligrosa— Maya sale entre la gente presente mirando con agrado el vestido que me consiguió con las medidas exactas. —De ultimo momento, me he quedado corta con lo que pudimos hacer contigo cielo.
—¿Sabías que venía? — su sobrino la interroga.
—Sé más cosas de las que aparento y no te voy a estar informando de nada.
—¿Tú la trajiste a Londres? La quieres para quitarle a Millie a Sarah.
Maya lo quita de mi lado y me estudia, no deja de ser una Roe. Hablamos por teléfono, ambas sabemos que la organización también me verá, el MI6 es el menor de mis problemas, fácilmente podría desmayarme en este momento.
—Hay gente de la organización con Katherine, pero ya que decidiste volver, sabemos a lo que nos enfrentamos, esta es mi seguridad privada, te va a seguir toda la noche para evitar imprevistos.
Cuatro hombres extranjeros en traje pasan al lado de su manso y me miran en silencio. Alexander los mira confundido, no sabe lo que hablé con Maya, incluso no ha salido de su aturdimiento de verme ahí, nadie sabe lo que me propuso el ministro y aunque se lo dije no lo cree.
La ayuda de la mayor de los Roe que conozco les da indicaciones.
—Si hay imprevistos con Sarah o con cualquiera del MI6 que también está aquí, yo me encargo— una mujer de lejos le hace una señal con la cabeza.
—El ministro aseguró la residencia completa como acordamos.
—Siempre hay que ir un paso delante de cualquiera cielo— me sonríe.
Maya tiene controlado el lugar, no deja de sorprenderme el poder de los Roe.
El padre de Sarah está por aquí, el mismo Dylan estaría aquí si no fuera por Alexander.
—¿Me veo bien?
—Una mujer como nosotras no pregunta eso, ¿Me imaginas dudando de mi aspecto frente a alguien? — alza la barbilla afilada, con ese porte que carga ni falta hace, las botas, el abrigo rojo. —La seguridad rompe todo incluso si llevas andrajos, la elegancia y la soberbia se lleva en el carácter no en la ropa.
Tanto sobrino como tía hacen un gesto de indiferencia al lugar al mismo tiempo como lo hicieron en el memorial del biólogo sin darse cuenta.
—Me veo excelente— digo con seguridad.
—Como debe ser — sonríe y se hace a un lado dejándonos pasar a Alexander y a mí.
Habría preferido no mirar a Rebecca entre la seguridad de Alexander, algo ha cambiado desde el memorial del biólogo, la mirada me la sostiene y no ha dejado de mirar a Alexander.
¿Será que se enrolló con e...?
—Señorita Katherine— se corrige el ministro —Hago espacio para que mi publicista entre conmigo en las cámaras.
—¿Y por qué esperamos tanto Señor Madden? — Katherine se impacienta.
—Ya no tenemos que esperar— sonríe viéndome atrás y haciendo que todos los medios se vuelvan, no solo las cámaras traseras.
Narrador omnisciente.
Hay medios de comunicación transmitiendo la entrevista del ministro Madden, pero una de esas cámaras transmite exclusivamente a las afueras de Londres, en una residencia de cuatro plantas cerca de las jaulas de los treinta y siete.
Logan mira atentamente a su presa, el ministro, después de su atraco en el Caribe dónde se llevaron al imbécil de Beckham debe tenerlo bien vigilado.
Katherine tiene en la residencia a diez kray en la zona, va como reportera del New Times.
Hay asistentes de la organización y socios empresarios de Hilton & Roe, todos siguen la mirada del ministro cuando los mismos rostros que encabezaron los titulares de las revistas hace tres meses aparecen de nuevo.
La mirada de Katherine sube por los ojos de la castaña vestida de rojo que camina a la par de Alexander Roe en la residencia del ministro.
Sarah al lado de su padre mira atónita a la misma mujer que un arrebato de celos trató de matar en el restaurante dejándola desarmada con todos los de su unidad.
La rabia en la cara de Katherine es poco a sus instintos, sus pensamientos son los mismos que los de kray que ven a la traidora que intentó matar al lobo. «El lobo le vio la cara a la organización, no la mató como debía»
La mujer que le clavo dos veces una daga se pasea frente a todos. —Esa maldita— la sigue con la mirada.
Logan se levanta de su escritorio con la imagen que proyecta la pantalla, el enojo lo hace correr a la bailarina pelirroja de su vista cuando la mujer de rojo pasa frente a su cámara y hace lo que Maya le indicó, sonríe con suficiencia burlándose de todos ellos.
Si la organización buscaba matarla, no lo consiguió.
Emma Brown se burló de la muerte, del desprestigió y de la organización de los treinta y siete.
Verla en uniforme del MI6 en el memorial del hijo del teniente no se compara con verla en un evento oficial del gobierno inglés, los reporteros están eufóricos en tanto se coloca con al lado del ministro.
Como un buen desfile, Maya Roe camina a cerca de su sobrino y de ella, lo aburrido de los eventos de los ricos, se acaba de terminar con la estrella principal, pasa al lado de Rebecca que se relame los labios y discretamente busca la mirada de Alexander.
Los ejecutivos de Hilton &Roe se quedan tan absortos como el mismo de ojos verdes los hizo cuando la vio en la entrada y ahora más cuando la ve subir al lado de Richard Madden, su boca se desencaja.
Ella le sonríe de lejos murmurando un suave te lo dije con esos ojos castaños que lo vuelven loco acojonándolo.
—Buenas noches, pensé que esta entrevista para el ministro Madden sería muy vacía sin mí.
En el Score, el hijo de la misma mujer que la ayudó a vestirse se ahoga con su agua conteniendo la risa al mirar la pantalla de los medios locales. —Está mujer está loca— confirma que sus ojos comprueben que sea la mujer de su primo.
Se presenta a los medios como si no tuviera a la organización de los treinta y siete sobre su yugular.
—Pueden continuar con las preguntas— se pone al lado del ministro confiada, él por su parte está satisfecho con la reacción de la gente, si hay un punto al que mirar sin que sea su misión fallida, funcionará.
Sarah al lado del teniente, su unidad, el MI6 de Brent... Dylan en la camilla de hospital mira en silencio la pantalla.
Las manos de Katherine reclaman estrangularla frente a la gente con sus instintos de la organización y aumentan cuando Emma le regresa la mirada fija.
—¿Se quedó muda señorita Portman? — sonríe atacándola directamente mientras Alexander va al otro lado del ministro planteando la situación.
—En absoluto Emma Brown. — afila sus dientes para atacar.
Alexander.
Me pongo al lado del ministro junto a Emma calmando mi puto asombro, el nerviosismo no existe para Emma, siempre me gustó verla trabajando así porque a pesar de verse menuda y femenina físicamente, en el trabajo demuestra lo que es.
En la fila de enfrente Sarah no deja de verla, Erick levanta su copa conmigo pensando que estamos juntos en esto.
Dos cosas acordamos en el Caribe y las dos acaba de romperlas hoy.
Toda la organización acaba de verla, saben que no la maté. —Es bueno verla después de ser acusada de asesinato señorita Brown— Katherine la ataca rápido.
—No permito preguntas de ese tipo— se apresura Richard. —Que continúe la sesión.
Emma le pasa un iPad con un discurso preparado, Richard comienza a leerlo en el micrófono, las primeras preguntas de la misión en el Caribe saltan y tiene las respuestas preparadas por ella también.
La sesión de media hora se mantiene a bordo, con Emma a su lado, ni siquiera su esposa está tan cerca como ella. Katherine ataca, pero para cada pregunta formulada, Emma preparó una respuesta al ministro.
Ya vi a los kray afuera, pero espero el momento en el que el Daily Star aparezca con sus notas amarillistas y los paparazzis siempre viene al final de las entrevistas, esta ya va a acabar y no llegan.
Katherine también lo espera, esas son las mismas tácticas que aplicó con mi empresa.
—Si buscas al Daily Star no vendrá— susurra Emma mientras Richard sigue hablando.
—¿Cómo sabes?
—Porque los soborné para no venir— sonríe de lado satisfecha.
—Parece que estás tomando ventaja del ultimo evento al que te presentaste.
Su sonrisa se desvanece. —Concéntrate en dar apoyo moral al ministro, contraté seguridad privada para vigilar afuera de la residencia que no se acerquen paparazzis, si no es por las cámaras que hay aquí, nadie va a saber más de lo que hable Richard Madden en el micrófono.
—¿Se lo dijiste a Sarah?
—No, todo el mundo se acaba de enterar está misma noche, incluyéndote.
Las preguntas se terminan y Richard pasa al frente a las cámaras con su esposa, invita a Emma a su otro lado junto conmigo, en cuanto ella da el paso al frente veo las dudas en sus ojos, pero aun así se pone al frente.
Tyler ni se acerca la aparición de Emma no lo tiene feliz menos con Maya asesorándola, como si alguien pudiera detener a un Roe.
—Excelente trabajo Emma, mi reunión con el teniente va a ser mañana le informaré de su descenso de la unidad de su hija y del MI6— Richard planta su sonrisa en las cámaras.
—Yo dimitiré personalmente si me lo permite.
—En asuntos personales con su novio no me meto, puede dimitir sola con el agente Gray.
Novio.
El agente barato necesita otra visita del doctor Roe.
Mi mano se roza con la de ella, veo el anillo de mi familia en su mano y mueve su meñique al mío como en el Caribe cuando estaba enferma, el mío se mueve abajo con el suyo.
Sin que las cámaras vean hay un leve movimiento de nuestras manos, pero no lo podemos mostrar porque acordamos algo en el Caribe y la veo molesta por lo que le hice al agente barato, incluso si no lo ha mencionado, su respuesta a mi fabuloso mensaje fue dura.
—Cuando termine esto tendré que irme pirando, tengo una reunión importante.
¿Novio? Novio mis pelotas.
—¿Dónde está Bennett?
—Seguramente buscando a la rubia.
—Cora no ha salido del hospital— quita su dedo del mío. —Dylan está muy grave.
—¿Enserio? Mi plan era dejarlo muerto no medio muerto— le sonrío.
—Vas a decirme lo que le inyectaste, no sabes lo mal que la está pasando Cora.
—Oblígame— me río a medias, si voy al hospital es a terminar el trabajo.
—Tengo buenos métodos para hacerlo.
—Soy un hueso duro de roer, soy el lobo.
La miro enojado y sube la mirada tierna como lo hizo en la fuente, en mi camioneta...
El maldito zumbido del reloj que me regaló Erick dos noches atrás y que no sé por qué demonios quise usar hace acto de presencia, mi Rolex no molesta como esta porquería, despego mi mirada de ella y veo la pantalla que marca mi ritmo cardiaco.
—¿Es el dispositivo de Dmitry? — mira mi reloj de reojo. —¿Lo conectaste con tu iPad?
Sacudo la mano callando la porquería. —No, es una porquería que me dio Erick.
—Te queda bien— pasa la mano por mi muñeca y nuestros meñiques se vuelven a cruzar. Me quiero quitar el reloj porque, aunque me gusta, fue una mala decisión traerlo, pero con una sola mano no se puede y no voy a soltar a Emma.
Tyler está al pendiente de nosotros, Katherine no se ha acercado a él en lo que va de la noche. Saludo con la cabeza a la señora Pitt de lejos y a Matt el de la galería de arte. La esposa del ministro dice algo mientras los flashes siguen sobre nosotros y Emma se ríe.
Bip. Bip.
Maldigo en mi mente sin perder la postura en las cámaras y agito de nuevo la mano, es la última vez que uso está porquería.
Razón número veinte del por qué me que me saca de quicio Emma Brown, razones que me lo repetí durante los tres meses entre Nueva York y Londres, ayudaron en esos días y me van a ayudar ahora a callar esta baratija.
Razón número quince, la mirada de Emma Brown.
Número doce, los besos en la mejilla.
Número trece, me llama Cariño.
Poso para las fotos con actitud soberbia enumerando las razones por las que la odie tres meses y el sonido del reloj ya no suena. Número siete, es mi mujer, número seis, es mía, número cuatro, es una pequeña seductora.
Número veinte seis, esa es nueva, la dijo en el Caribe. Te extrañé tanto mi amor.
—¿Por qué estás tan callado?
—Así poso yo para las fotos— no la miro.
La sesión de fotos termina y pasamos al salón principal a una pequeña y modesta recepción al estilo de Richard que de modesta y pequeña igual que mi miembro no tiene nada.
Sin los medios amarillistas la reunión está tranquila o lo mejor que se puede con Katherine siguiéndonos, desde hace media hora veo a Sarah queriendo acercarse a Emma, pero con el ministro no puede hacerlo.
—¿Cómo se desactiva está porquería? — le digo a Erick cuando se me pone de frente.
—No sabía que a los relojes de siete mil dólares les llamas porquerías, lo conseguí en Nueva York exclusivamente para tí, es de una tienda suiza moderna.
—¿Y para que coño quiero que me mida la presión cardíaca?
—Es un reloj de entrenamiento, te hubieras traído un Rolex para este evento— se burla.
Sacudo la mano, aunque no ha sonado en los últimos minutos. Una cámara pasa sobre nosotros y posamos juntos.
—Si nuestros socios estaban asombrados con los nuevos hoteles de Nueva York, ahora lo están peor de verte con Emma Brown, la señora Pitt no se despega de mi padre, la verás el lunes en la mañana en la oficina, te lo aseguro.
—La señora Pitt no es socia de Hilton &Roe.
—Pero tu si eres socio de su organización benéfica— vemos a Emma con Richard presentándosela a algunos miembros del parlamento.
La seguridad de Maya la va siguiendo a todos lados, incluso Ethan de lejos, lo que deja a Rebecca y a Ida a mis espaldas con ropa elegante para pasar desapercibidos.
Le doy un trago a mi whiskey, no estamos por negocios aquí, nadie de mi empresa viene a trabajar.
—Katherine está muy impaciente— Rebecca se nos acerca. —¿De quién es la seguridad que sigue a Emma?
—De Maya.
—El problema más grande para ella es la organización— baja la voz —Ha llamado mucho la atención está noche, y más porque quieren que se sepa si están juntos.
El padre de Sarah está cerca escuchando la última parte de la conversación.
—Ella viene como publicista del ministro— la busco entre la gente.
Sonríe, pero apenas la miro. —¿Quieres que te pida otro whiskey?
—No, pero asegúrate que Jack siga en el Score, no lo quiero aquí causándole otro accidente al ministro.
Si no lo conociera a la perfección diría que un día de estos terminará matándolo.
—Sigue ahí, Ida y yo reforzamos la seguridad para que no haya imprevistos.
—Bien.
—He odio hablar de ti Rebecca, pero hace tiempo que no te veía— Erick le da la mano. —Jack te ha mencionado últimamente y te veo como... ¿La nueva seguridad de Alexander?
— Hace más de tres meses que comencé a trabajar con el señor Roe— le regresa el saludo.
—El monstruo te hace llamarlo señor Roe.
—Lo hago por voluntad propia, vengo a trabajar y no por conocerlo de años voy a ser descortés.
—A ti te educó Maya Roe, eso es lo que diría ella, lo insulta, pero sin que se noté, tengo que aprender cómo hacer eso porque esté neurótico se pone peor enojado.
—Hay mejores maneras de insultarnos— los dos se ríe, pero yo no.
Veo a mi hermano de lejos, el esmoquin no le sienta, ya ganó peso desde su ultima recaída, pero se le ve enojado, nos saluda de lejos, peor no se acerca, Maya lo ve del otro lado y se pierde entre la gente.
Comienzan a sentar a la gente, mi lugar y el de Emma están en la mesa del ministro, a ella le veo salir del salón y la sigo jugando a que no nos vean. La señora Pitt está con ella, es mujer no se cansa.
—Señorita Brown ¿Me permite unos minutos?
—Hola Alexander— la mujer trae una copa en la mano.
Le doy una inclinación de cabeza cuando Emma se excusa para venir conmigo. Camina delante teniéndome como imbécil siguiéndola. Le ordeno a la seguridad de Maya que la dejen conmigo.
—Hay mucha gente aquí también— se ríe disimuladamente viendo que ni aquí podemos hablar.
—Me estoy hartando de este juego.
—No le quites lo divertido a esto— toma una copa de vino y se para frente a mí como si de verdad sólo estuviéramos conversando.
El teniente sale del pasillo y se queda hablando con otro hombre mirándonos de lejos como si estuviera cuidando que no me coma el postre del agente barato. Me sobo las sienes enojado.
—Tienes algo aquí— se acerca prudentemente y en ángulo que no nos pueden ver me besa la muy seductora.
Apenas roza mis labios y se aparta. —Si piensas que eso me va a aplacar durante la noche estás loca, yo no me ando escondiendo de nadie.
—Tiene que ser suficiente para la cena, Sarah va a estar ahí.
Hasta ella misma sabe que su petición es absurda. Niego con la cabeza y beso como se debe a mi mujer, la pego a mí y le quito la copa de vino dejándola en cualquier lugar, su lengua sabe a vino.
Entre más gente nos vea mejor, mis pervertidas manos están sobándole el exquisito trasero que marca el vestido.
Sus ojos se excitan más desde que vio que me corté el cabello cuando nos encontramos en la entrada. Que le cuenten al agente barato que mientras él pierde el tiempo en el hospital, yo recupero a mi mujer, que sepa que es mía el imbécil.
—Emma te he estado buscando por todos lados— la voz de la impertinente de Alicia hace que despegue la boca de la mía, pero la vuelvo a pegar a mí hasta que la cotorra vuelve a parlotear.
Como viene del otro lado, no vio lo que hacíamos. Ni me reconoce de espaldas. —La salida está por ahí — Emma se hace a un lado para verla. —Alicia, estaba ayudando a este tipo a encontrar la salida. ¿Cómo estás?
—¡Dios! Te extrañé tanto.
Me limpio el labial que me dejó en la boca mientras las dos mujeres se abrazan y me giro enojado. Este tipo. Quiere dejarme sin bolas.
—Señor Roe— Alicia se queda perpleja.
—Yo no soy ningún tipo, soy tu hombre— me pongo al lado de Emma.
Sus mejillas se ponen más rojas que con el beso por mi posesividad. El ministro nos sigue viendo, me yergo en mi altura completa cuadrando los hombros y le sostengo la mirada.
—Señor Roe, en la mesa sólo lo están esperando a usted y a la señorita Brown, el ministro Madden está impaciente— Rebecca se reúne.
Emma la barre con la mirada antes de volverse con la otra. —Tengo que irme Alicia, después te llamo.
—Si aun soy digna de ser amiga de una publicista privada.
—No digas tonterías— le besa ambas mejillas y seguimos a Rebecca hasta nuestra mesa.
Nota que mi seguridad privada viene camuflados, así como los kray que viene con Katherine su lugar está al lado del mío junto al ministro. El padre de Sarah está al lado de ella y Maya está alegando sobre Millie en voz baja con Tyler.
La señora Pitt también termina en nuestra mesa.
—Los resultados de la misión dirigida por Sarah me siguen sorprendiendo, apenas hoy tuve oportunidad de ser informado de la captura de Beckham— dice la nueva jefa de la policía local.
—El agente Gray y yo trabajamos duro para conseguirlo madame— Sarah no despega la vista de Emma —Fue trasladado aquí con éxito y las perdidas fueron menores de lo que esperábamos.
Poso la mano en la pierna de Emma mientras me sirven mi segundo whiskey de la noche.
—No pueden ser menores si el agente Gray resultó herido y de gravedad— Richard habla dejando el filete a medias.
—Su estado empeoró en el hospital del caribe y en el avión, no por la misión, el camaleón fu intervenido en emergencias— Sarah tiene control de la conversación.
Me aseguro que Emma coma lo suficiente, cuando no despega sus ojos de mi plato, tomo la copa y se lo arrimo, siempre hace lo mismo.
—¿Cómo se encuentra Dylan Emma? Te he visto tan ocupada durante la noche que se me olvido preguntarlo— el teniente ni siquiera disimula conversación para meter esa pregunta.
—Desafortunadamente así es el trabajo que nos separa de los que queremos— la señora Pitt se une a la conversación sin que la inviten. —Te separaron de tu pareja está noche.
La madre que me parió.
—No creo que la situación del agente bara... Gray sea delicada por ahora— mi mano en su pierna sube.
—¿Es médico para dar un diagnostico señor Roe o sólo es una opinión personal? — pregunta Sarah.
—Me parece que te desvías del tema en cuestión Sarah— Emma deja su copa.
—El interés del señor Gray se me hace excesivo en el camaleón, ¿No hasta hace unos meses en Nueva York estaba involucrado en un atraco su compañía de alguna organización criminal? Además, que son esas interrupciones a tus superiores Brown.
Emma ladea la cabeza mientras tanto Maya como yo volteamos soberbios a las palabras de Sarah.
—No soy una agente del MI6 para fijarme en superiores.
—Hasta que desertes personalmente sigues trabajando para mí.
—Sarah por favor— la esposa del ministro interviene.
—Disculpe madame, sabe que lo único que se habla es trabajo y si Emma está interesada en desertar será mejor que obtenga toda la información necesaria antes que se vaya —Trata de bromear, pero habla enserio —¿Conoces la organización de la que te habló Emma? Ahora que tengo a Beckham voy a conseguir que hable sin mucho esfuerzo, algunos reclusos aseguran que ha mencionado algunos nombres en las siete horas que lleva encerrado, pero no es posible que un apellido prestigioso se vea involucrado. — se gira hacia Maya —Buenas noches señora Roe, no habíamos hablado toda la noche.
Los ojos de la señora Pitt, Erick, la esposa de Richard, la jefa de la policía y los dos miembros del parlamento se posan en ella. Esa broma es muy directa.
Sabía que irían primero contra Maya si Dylan y Sarah buscaban a Katherine como informante.
—No habías hablado con la abuela de tu hija porque no has querido, ella se presentó al evento conmigo— Emma se ríe para aligerar el ambiente —Me hubiera encantado tener a Millie aquí.
—¿El padre de Emilia es el hijo de Maya Roe? — pregunta la esposa del ministro.
—De algo tenía que ser una Roe— veo la táctica de Emma, si se sabe que Maya es pariente de Millie, Sarah se anduviera con cuidado con la información que obtenga de ella.
—¿Y dónde está?
—Mi nieta está en Brent— responde el teniente.
—Emma deberías guárdate mejor la información confidencial. — miro a Maya sonreír satisfecha.
—No he desertado oficialmente del MI6, pero solo soy un refuerzo de RCP de tu unidad, ¿La información confidencial no deberías guardarla tú Sarah?
El orgullo se me sube a la cabeza, es la mejor carajo. —¿Estás protegiendo a la familia Roe del escándalo?
—El señor Roe ha estado al lado del honorable ministro Madden presente en nuestra mesa, durante su campaña política y si lo dañas a él, dañas la imagen del ministro.
—Totalmente de acuerdo, en lo que respecta a mi imagen también está ligada a la de Richard, es importante que se cuide— Habla Tyler como si su imagen le importara a alguien.
—¿Planeas usar tácticas que aprendiste en el MI6 Emma?
—Conociste mi etapa de agente Sarah, pero no me conoces como publicista y prefieres no hacerlo.
—¿Y si quiero hacerlo? — le pregunta sonriendo para aligerar el ambiente, pero como una mujer peligrosa la castaña le alza la barbilla.
—Entonces tú y yo tendremos problemas y no voy a ponerte fácil que los resolvamos.
Escondo mi sonrisa de satisfacción y saco el bolígrafo de la bolsa interna de mi saco, deslizo el pañuelo de seda esperando que otro hable en la mesa y escribo tres iniciales antes de guardármelo.
—Conozco a Emma desde que era publicista para Hilton & Roe y creo que el ministro ha tomado una decisión sensata— la señora Pitt cambia el rumbo de la conversación hablando con la esposa de Richard.
Varias parejas ya están bailando, aunque la música me da igual, Bennett ya no está en el evento.
—Alexander háblanos de tu nuevo hotel, cuando estuviste en los Ángeles recibimos la noticia— uno de mis socios se sienta a la mesa con nosotros seguido de Rebecca.
Tratan de no tocar el tema de Emma, del disparo, pero saldrá hoy o mañana, ella lo evitó hoy sobornando al Daily Star.
—¿Ustedes vienen juntos? — señala mi socio a la mitad de la exposición de mis hoteles ecológicos.
—No— respondemos Emma y yo al unísono.
—Ella es pareja de uno de mis mejores agentes— habla el teniente robándose la conversación a su lado.
Richard habla con Emma de los paparazzis que espera fuera, pero me mantengo pendiente de la conversación del teniente, es imposible que no nos haya visto besarnos en el pasillo, aunque aquí mantengamos la distancia desde que nos sentamos.
—Es muy apegado a ella.
—Soy amigo del agente Gray, desde que inició en el MI6, si no está aquí desafortunadamente, yo escoltaré a su pareja a su casa.
—Si Richard me lo permite, creo que deberían ir a bailar, ya dejemos atrás los asuntos de trabajo.
—Querida está reunión es de trabajo.
Ni lo pienso dos veces, sé lo que le gusta a la mujer a mi lado y todavía veo cámaras aquí.
—Señorita Brown, si el teniente me lo permite ¿Bailaría conmigo? — me levanto ofreciéndole la mano.
Su expresión confundida se va cuando insisto. —Una sola pieza de baile.
—Por supuesto— se levanta conmigo.
—¿Entonces si vienen juntos? — pregunta la esposa del ministro.
Emma y yo nos miramos. —No, pero un baile no se le niega a nadie.
—¿Qué estás haciendo? — murmura siguiéndome a la pista de baile.
—Bailar— digo inocente cuando estoy jodido de que le sigan mencionando al agente. —Por un baile no van a crucificarnos ¿o sí?
—Ni siquiera eres buen bailarín.
—Pruébame— la pego a mí.
—Los de nuestra mesa nos están viendo.
—Así se baila esto, mientras estemos en la pista todos los movimientos son válidos. — pongo la mano descaradamente en su cintura. —Creo bailas tan bien como pensé.
—No te metas con mi baile Alexander— me reta y empezamos a movernos entre la gente.
Un movimiento descuidado para los demás es mis ganas de inclinarla y ver el borde de sus tetas.
Hago un sonido de satisfacción y seguimos el ritmo de los demás. Otro movimiento descuidado y tengo su delicioso trasero en mi mano.
—¿Dónde están sus modales señor Roe? — me quita la mano de sus glúteos.
—Se perdieron cuando me la jale en mi oficina después de verte esas deliciosos senos cuando se te rompió la blusa negra.
Sus ojos se abren, pero yo tengo muy repetido ese recuerdo, entre más me irritaba la nueva publicista de Christopher, ese día me dio el calentón de mi vida, tanto que tuve que jalármela en mi propia oficina.
Se pega a mí y mueve la cadera de un lado a otro bajando. Esté juego es peligroso para ella porque yo no tengo control.
Tentación, Deseo y Pecado.
Esos tres combinados en un baile que de inocente no tiene nada. Sonríe satisfecha de ponerme duro.
—¿Ya no vas a criticar mis bailes? ¿O me estás comparando con otras mujeres con las que has bailado?
La giro a mi espaldas. Tengo veintisiete malditos años de ser el lobo y hay dos cosas que sólo le pertenecen a ella.
—Tú eres la única mujer que ha tenido mis bailes. — la miro fijamente —Y la única que los tendrá.
Me clava los ojos de siempre y sonríe en toda la cara bailando conmigo. No puedo con la sonrisa que me arranca, de pronto la puta lengua se me quiere soltar.
—¿Nos vamos?
—Sí cariño.
Bip. Bip.
Mira el reloj y sacudo la mano regresándola a la mesa hasta que me lo quito finalmente.
Me retiro sin despedirme de nadie, ya sé que ella me va a seguir. Llego a mi Aston Martin esperando por mi mujer cuando sale con Maya.
Ethan la sigue de lejos hasta que le abro la puerta del copiloto. Me subo delante del copiloto, ya investigué dónde está quedándose y ese hotel no se parece a los míos, es una pocilga.
—Te llevo a nuestra casa o a la pocilga de hotel dónde te estás quedando.
Ni se sorprende de que ya lo sepa.
—Deja de llamar todo a todo lo que no construiste pocilga, estoy en un hotel de lujo.
—Nada que no lleve la firma de mis hoteles es de lujo.
—Tienes algo en la cara— me interrumpe acercándose desde el asiento y cuando la dejo quitarme lo que sea ya está sobre mí besándome con ganas. —Eres un empresario muy egocéntrico.
—Así nací.
La siento sobre mí en una mejor posición, su pierna se golpea con la palanca de cambios y se alza el vestido para hasta la cintura.
Los vidrios teñidos no dejan que se vea nada, pero si pueden empañarse...
—Me encanta como te queda ese traje, siempre los traes hechos a tu medida me calienta tanto verte como empresario y con el cabello corto.
Su lengua no le da tregua a la mía hasta que me deja hablar. — Si te calienta mi traje deberías verme la polla.
Se ríe. —Esa también me gusta mucho— se le traba un poco la lengua por el vino.
Su lengua pasa por mi cuello tensándome y chupa la piel salada antes de succionarla marcándome, le clavo los dedos en las nalgas gruñendo y la restriego en mi verga.
—Eres mío Alexander— gime acunándome la polla en su mano.
Alzo las caderas para que la apriete toda, que se haga cargo de todo lo que es suyo.
Se impacienta tanto cuando le hago a un lado las bragas y le penetro el canal húmedo con los dedos, que le cuesta bajarme la bragueta.
Maldice enojada y se pelea con el botón, a veces cierra los ojos cuando le masajeo el clítoris y gime mirando al techo, pero vuelve a su trabajo.
—Este pantalón es de diseñador, no lo rompas— juego con ella divertido y excitado de su desesperación.
—Ya la quiero dentro, en dónde sea— gime frustrada y logra bajarme la bragueta.
Se desliza abajo tanto como el asiento se lo permite y me saca la polla solo para llevársela a la boca.
Mi glande toca el fondo de su garganta haciéndome gruñir como un hijo de puta. La saca chupándola con ansias.
Me vuelvo dominante al verla tan caliente, le agarro el cabello y hago que se la coma de nuevo, porque no la tuvo tres meses y se debe alimentar bien.
—Entera Emma— le ordeno y se come toda subiendo y bajando hasta que su garganta se llena.
Miro el asiento de mi auto de lujo maldiciendo con mi mujer mamándomela. Su anillo se envuelve con sus dedos, el anillo que les dice a todos que es mía.
Unos golpes en el vidrio de parte del vigilante del estacionamiento casi nos interrumpen, las bolas se me cargan de semen y Emma nota que mi polla se tensa.
—Párate, te la voy a meter antes de vaciarme.
No me hace caso sigue comiéndomela pasando su lengua por mis bolas. Me la agarro con la mano y se la saco, pero vuelve a meterla en su boca. Me descontrola y comienzo a embestirle la garganta hasta el fondo atragantándola.
Se me tensa el glande y gruño más ronco empezando a vaciarme en su boca.
Se come todo lo que puede y lo que se sale, lo recoge con sus dedos. Finalmente sube masajeándomela, hasta que se queda a horcajadas.
Le propino varias nalgadas, que la alzan con gemidos calientes, pero sigue masturbándome.
—Siempre que esté de rodillas creerás que tú tienes el control— se pega a mi oído chupando mi lóbulo. —Pero yo lo tengo.
Me besa aprovechándose de mi moderna el labio. Saca el pañuelo de mi saco del asiento trasero para limpiarme el glande, se lo queda mirando, pero yo ya estoy dentro de su escote buscando los abultados pezones.
—¿Qué dice?
Le pincelo los labios vaginales con el glande para penetrarla. —Emma...— se corta cuando se la entierro entera.
—Emma Roe— le aclaro lo que escribí y comienzo a follarla.
—Joder Alexander— gime en mi cuello con desesperación mientras se agita mi auto —Estás muy... Muy duro.
Se agarra a mis hombros y empieza a montarme con ganas como lo hizo en el Caribe, pero yo tengo el control de nuestro placer.
—Te metiste en la cama de un empresario de veintisiete años, en acuerdo casual cuando era tu jefe y le mostraste ese coño apretado— la penetro de nuevo haciéndola gemir mi nombre mirando el techo de mi auto —Siempre va a estar duro cuando te penetre.
La giro de cara al volante y la apoyo hacia adelante, la penetro de nuevo desde atrás con más espacio.
Se agarra a la palanca de cambio y a mi pierna y con la nueva posición puede ir más rápido.
—Me disparaste y te largaste tres meses dejándome caliente, ahora hazte cargo Emma— la nalgueo y se corre ruidosamente tan fuerte que le tengo que tapar la boca para que los de afuera no nos escuchen.
—Silencio Emma— miro la ventanilla enojado y empiezo a penetrarla más fuerte.
Sus gritos empeoran calentándome más, pero se amortiguan en mi mano, aunque por poco tiempo porque van a sus pechos y es libre de gemir a gusto.
Cuando me vacío dentro en su segundo orgasmo, se tumba sobre mí exhausta, ya no vemos nada fuera por los vidrios empañados.
Ya follamos en su Mazda, ya la follé en mi Aston Martin, está mujer tiene una afición a que la haga mía en los autos.
—¿Ya se te bajó la calentura para que lleguemos a una habitación decente o quieres que nos vean?
Las mejillas le queman la cara y se acomoda los tirantes del vestido. —Te deshice el peinado— dice como si no hubiera hecho nada indecente aquí.
—Y yo te hice mía en mi auto.
Mira por las ventanas mientras se acomoda el cabello, ya no hay forma de arreglar nada. Los autos comienzan a salir de la residencia de Richard.
—Ya llévame al hotel, ya terminó el evento.
—El evento terminó desde que salimos, pero creo que tu y yo nos retrasamos un poco, estamos recuperando el tiempo perdido— digo mirando a todos lados y le pongo el cinturón mientras ella me mete el miembro y me sube la bragueta.
Arranco el auto y en la salida el vigilante nos hace bajar las ventanillas para quitarnos el gafete de acceso.
—¿Vienen juntos?
Emma tiene las mejillas rojas como siempre que la follo, yo tengo los moratones que me hizo en el cuello.
—No— respondo en forma burlona.
Mi seguridad nos sigue desde la salida, dos camionetas que no serán interceptadas por nadie.
—¿Qué fue exactamente lo que Richard te ofreció? Te llamó a mis espaldas y me interesa saber que tiene en mente, el ministro no es un hombre que haga las cosas sin razón.
—Lo sé, por eso tengo cuidado en cada paso, me ofreció trabajo, el señor Jones no quería ayudarlo, de hecho, va a ser muy difícil que consiga ganar las elecciones después de lo que pasó en el Caribe, el evento de hoy fue por buen camino, pero esto no ha comenzado.
—Mi fuerte son los negocios, yo no haría negocios con Richard si no lo conociera, su reputación está en picada y Katherine no va a desistir tampoco Logan— reviso el retrovisor mirando las camionetas verdes venir detrás de la de Ethan.
—Hablé con el ministro durante la cena, la mejor forma de salvarlo es desviar la atención a otro lugar, pero debe ser igual de impactante como la noticia del Caribe.
—¿Tienes algo planeado?
—Estoy sobrepasando mis opciones y comunicándome con la gente que conozco, creo que se dónde van a comenzar a atacarlo y ni Sarah ni el teniente van a ayudarlo.
Yo tengo un plan en mente.
—Cora no me responde, la deje en hotel— mira su celular preocupada —¿Podemos parar por la casa de Luke?
—¿No está en el hospital con su hermano?
—No dejaron a nadie quedarse ahí, después de las diez las visitas están prohibidas hasta las ocho de la mañana.
Así que tengo tiempo. —Prueba a llamarla de nuevo.
—Ha estado enferma desde que regresamos del Caribe, Maya se ofreció a revisarla, pero nunca supe cuál fue el diagnostico.
—Ni te lo dirá, si es algo de confidencialidad Maya se mantiene al margen de sus pacientes, aunque solo trabaja para clientes exclusivos es muy profesional en esa área.
—Tú puedes convencerla de que me diga lo que sabe.
—¿Por qué no se lo preguntas directamente a la rubia?
—Ha estado distante con todos últimamente, Luke la presiona con la boda, pero si es necesario impedirla lo haré.
—Le estás robando el sueño a Bennett.
—Parece que no le molesta la boda.
—No te confíes— miro de nuevo el retrovisor. —Los Roe, actuamos en silencio y cuando llega el momento el mundo arde bajo nuestras manos.
Las camionetas no nos siguen más, pero esto no se detendrá ahora que Emma se mostró viva ante todos.
El hotel si bien no es una pocilga es una porquería, pero a ella no le molesta y si hay una cama decente es un extra.
Tengo las horas medidas para quedarme antes de la visita mañanera que haré, ya pasa de media noche.
Mientras Emma trabaja en algunos artículos de la noticia del Caribe yo hablo con Erick en lo que debe ser la sala de la habitación, respecto a lo que dijeron los socios al verla ahí.
Christopher Jones asegura que ella será la portada de las revistas y los medios locales mañana en la mañana.
—¿Qué socios son los más interesados? — siento unos brazos en mi cuello.
Emma se pone en mis piernas, se enrolla con mis piernas encendiendo la pantalla del frente con una camiseta corta de pijama.
—Cora sigue sin responder.
Pasa el celular a la mesita de noche y aprovecha para quedarse acostada en mi pecho mirando la serie en la pantalla.
Alza mi mano mientras hablo con Erick y me hace abrazarla.
Bip, Bip.
—¿Qué carajo? — yo ya no traigo el reloj puesto.
—¿Qué pasa? — Erick habla en la otra línea y Emma alza la cabeza.
—Nada, sigue.
La pego a mi y veo lo ridícula que es la serie norteamericana que ve, pero se ríe del tipo que se le atascó el pavo.
Se ríe de nuevo y me baja la cabeza para besarla. Nunca había hecho nada de esto.
Me levanto del sofá individual tosiendo. Aparto el celular y me cubro la boca con el brazo.
—Un poco de agua por favor— sigo tosiendo hasta que Emma me ofrece una botella del mini bar de la habitación.
—Vete a dormir Erick.
Termino mi llamada y voy por mi mujer.
. . .
En la mañana termino de vestirme enojado por haber dormido el sofá tan incomodo.
Emma se frota el cuello despreocupada, el que se llevó las torceduras fui yo, ella durmió sobre mi bien follada y despertó para ser folladas de nuevo.
Busca con que vestirse, ya tengo la respuesta de Jack de la dosis que voy a aplicar.
—Todo es para ti.
El servicio a la habitación del desayuno llega a tiempo, lo pedí antes de que ella despertara.
—Me alimentas como si no hubiera comido en días y ni siquiera vas a desayunar conmigo.
—Te voy a mandar a Octavian a cocinarte exclusivamente.
—No.
—Entonces come.
Como acordamos tengo que irme antes de lo previsto. Me froto los chupetones que me dejó en el cuello.
—Voy a pasar por el consultorio de Maya más tarde, el ministro me puso seguridad anoche.
—Ethan te va a seguir, Maya nos va a informar lo que se hable con la gente de Logan.
—Adiós nena— le beso la mejilla.
Me lleva hasta la puerta con mi camisa puesta, tiene que ponerse bragas definitivamente.
La beso en la puerta y salgo encontrándome a Sarah en el pasillo, como todo un descarado me arreglo la ropa sin fingir que salí de la habitación de mi mujer.
〘 〙
Emma.
Apenas son las siete treinta de la mañana, pero ya tengo al ministro en el teléfono, estoy bajando artículos que subió Katherine al portal del New Times desacreditando su entrevista de anoche.
Desde que conocí a los dueños cuando trabajaba en Hilton &Roe supe como tratar con ellos, el problema es que como le dije a Alexander esto iba a ser difícil.
Quiero regresar a la cama, pero Alexander se fue muy temprano y como tenemos un acuerdo de momento me centro en mi trabajo sentada en el sofá donde nos dormimos.
Además hoy voy a dimitir en el MI6 con la ayuda del ministro y a firmar mi estancia en Londres.
Seré libre de quedarme.
Esta oportunidad que me dio Richard la voy aprovechar. —¿Ya te respondieron los ejecutivos esos? — Cora me trae la taza de café que me preparó.
Vino hace casi una hora, después de no responder mis mensajes me tenía tan preocupada, pero se excusa en que cayó rendida de sueño y se le ve en la cara.
Vamos a ir juntas al hospital a ver a Dylan y le hablaré de mi renuncia.
Con él no es oficial hacerlo porque trabajo para Sarah, pero aun así es algo moral.
—Aun no, pero si no lo hacen tengo una manera de bajar sus notas amarillistas.
—Katherine es un grano en el culo tanto de parte de la organización como reportera, te juro que cada vez que escucho su nombre me da jaqueca, creo que voy a ir a que Maya me recete unas buenas pastillas.
—¿Qué tan enferma estás? — dejo la laptop de lado, me preocupa mi mejor amiga.
—Sólo malestares comunes, nada que ninguna mujer haya pasado.
—¿Qué son malestares comunes? ¿Problemas con la regla?
—Estrés de la boda y cosas sin importancia— bebe de su café para distraerme, pero no voy a dejar el tema de lado, voy a ver a Maya.
—Cora ¿De verdad quieres casarte con Luke después de lo que te hizo? — la tomo de las manos. —No me mientas, se que algo te pasa y me siento tan impotente de que no me hables.
—Tienes suficientes problemas como para apañártelas con los míos, apenas estás solucionando la mierda que te sucedió y no voy a arruinártelo.
—Nunca te voy a considerar un problema, eres mi familia, mi hermana.
Se le llenan los ojos de lágrimas. —Ay sexy— se limpia las mejillas y me sorprendo con la facilidad que se puso sentimental. —Todo se complica a veces, Dylan está en el hospital y...— suspira —Mira como me puse.
—Esto es nuevo Coraline Gray habla de una vez o te sacaré la verdad a la fuerza.
—Vamos a visitar a Dylan al hospital y después de ir a ver a Maya tú y yo nos sentamos a hablar.
—¿De verdad?
—A ti no puedo mentirte Emma, ni siquiera cuando me mude sorpresivamente contigo— se ríe cuando hace segundo estaba al borde del llanto.
Me río también, pero se me formulan preguntas en la cabeza.
Cuando termino el trabajo mi Mazda esta de vuelta con Ethan en el volante.
—Hora de dar un paseo bebé.
—No conduzcas como demente sexy hay mujeres rubias en el asiento del copiloto.
En el hospital Cora es la primera en hablar con Dylan por ser la primera visita del día, sigue en la sala de emergencias en una habitación especial.
Luke también está aquí y no quiero toparme lo, me paseo por la cafetería buscando cafeína que me despierte.
Hablo con mis contactos del New Times para bajar los artículos y en un pasillo de la sala de espera veo a un médico alto que vi en el Caribe.
—Te llamo más tarde.
¿Qué coño?
—¿Alexander?
Voltea la cabeza con una mascarilla cubriendo la mitad de su rostro. Los ojos son inconfundibles.
—¿Qué coño haces aquí? Dylan está en la sala de urgencias.
—Cuidados intensivos.
—Ni creas que vas a entrar a su habitación de nuevo— le quito el traje azul que trae puesto y el gorrillo.
—Viene a ver a Beckham, no al agente barato.
—¿Y por qué Rebecca esta cuidando el pasillo?
Veo a esa mujer mirarnos. Cora sale de la sesión de cuidado intensivos y me llama para que yo sea la siguiente entrar.
Pierdo de vista a Alexander y por lo que me informan unos del MI6 si trajeron a Beckham aquí.
—No se ve bien, el médico le hará una revisión antes de la siguiente visita.
—Tranquila, nos quedaremos hasta que termine.
—El olor del hospital me esta dando arcadas— camina al baño.
Dejo a Luke en la sala de espera y por más que busco a Alexander no lo encuentro, voy a confiar en que vino a ver a Beckham.
Mi reunión con el ministro es al medio día, pruebo a llamar a Sarah pero no coge el teléfono.
—¿Por qué te tardaste tanto? — Luke la aborda a Cora en cuanto regresa.
—Fui por un café.
—¿Y no puedes avisar?
—¿Qué te pasa imbécil? — se lo quito de encima. —¿Crees que por ser un hospital no te voy a reventar la cabeza? No tienes que estar pegado a ella las veinticuatro horas del día.
—Cora— dice en tono de advertencia y ella me aparta de él.
Se ve que lleva días sin dormir y también tiene los golpes antiguos en la cara de sus borracheras en la playa.
—Emma, cálmate, no pasa nada.
—No, ¿Qué coño pasa contigo que dejas a este hijo de puta tratarte así después que te golpeo? ¿Con qué carajo la estás amenazando? — voy de nuevo contra él. —¿La tienes asustada o qué coño le estás haciendo para que no te mande a la mierda?
—Yo no la estoy amenazando, estás haciendo un drama en el hospital— otra vez usa ese tono de manipulación como si no pasara nada.
—Conozco a mi Cora mejor que nadie y ella nunca se dejaría de nadie y menos de un cerdo como tú— veo cómo va perdiendo la compostura—Ni volviendo a nacer serías la mitad de lo que ella se merece.
Me acorrala en la pared —No te metas en lo que no te importa.
—¡No Luke! — la gente empieza a vernos.
Me lo quito de encima, y va directo por Cora.
—De una buena vez vamos a terminar el problema de raíz ya me tienes harto, que tu hermano sepa todo lo que hiciste en el Caribe, está en su maldita cama muriéndose como un perro por tu culpa.
Cora se agarra el abdomen y le voltea la cara con una bofetada. —Voy a ir a decírselo en cuanto salga, tocaste a Emma, me amenazaste con mi bebé, pero ya no más.
Me quedo inmóvil.
Dos enfermeros van a quitarle a Luke de encima a Cora.
Voy con Cora aun aturdida por lo que dijo.
—Cora.
Sus ojos azules se llenan de lágrimas. No la dejó llorar sola, la abrazo y la alejo de ese maldito que se atrevió a pegarle.
Una enfermera le ofrece un calmante que sea viable para mujeres embarazadas.
Pero no es hasta que Bennett y Maya aparecen que se arma la verdadera pelea.
Bennett no es tan alto ni robusto como Alexander, pero fue criado igual de maldito que su hermano, incluso parece que veo la sonrisa de satisfacción cuando se hace de Luke.
—Llamen a seguridad— una doctora mira de lejos.
Los agentes que hay en el hospital ven todo, se enteran de la pelea y sé que irán con Dylan. —Este no es lugar para perder la compostura— Maya nos saca a Cora y a mí con su manso siguiéndonos.
Ni la seguridad del hospital detiene que Bennett saque a rastras a Luke con más que la boca reventada.
Maya soborna a los policías para que dejen el lugar y sube a Cora a su camioneta para llevarla a su apartamento.
—¿Estás bien? — no dejan que un medico la revise porque Maya lo hará en su consultorio.
—No se que te puedo decir.
—Que trataste de proteger a tu bebé— se le llenan los ojos de lágrimas. —No importa lo que pase cariño, yo nunca te voy a dejar—le aseguro.
Le dan arcadas y dolor abdominal que incluso la dobla a la mitad de dolor.
—Es urgente irnos, cielo, quédate con Alexander.
Bennett viene mirando de lejos, no se donde está Luke ni me importa lo que veo en los ojos del castaño me recuerda a cuando lo encontré drogado en su apartamento pensando que ella estaba muerta.
Su mirada se pone en el abdomen de Cora.
—¿Mi bebé está ahí dentro?— pregunta casi en un susurro.
Cora mira a Maya antes de asentir lentamente.
Sus rizos se mueven cuando termina de rodillas frente a ella con la frente con sumo cuidado en la zona.
—Tengo que llevarla a mi consultorio, recibió un mal golpe, tengo que revisar que todo esté en orden— Maya insiste.
—Yo la llevo.— se levanta tratándolo como si fuera a romperse y la sube a su auto.
Incluso le pone el cinturón de seguridad despacio.
—El camaleón me mando por usted— uno de los agentes viene por Cora antes que se vaya con Maya.
—No— me planto de frente.
—Tu vas a ir con Maya, de Dylan yo me encargo.
Cora asiente en el auto, le beso la frente y aunque su abdomen esté plano dejó mi mano ahí un segundo protegiendo a lo que no conozco.
—El camaleón mandó por ella.
Ignoro al agente y paso derecho, para arremeter contra Cora van a tener que pasar sobre mi.
Me desinfectan antes de ir al área de cuidados intensivos y alguien debe hacerle frente a Dylan respecto a su hermana.
—Antes que digas algo, vas a escucharme— cierto la puerta detrás de mi. —Nunca nadie en la vida va a tocar a Cora mientras yo viva.
—¿Escuchaste lo que dijeron? Esta embarazada, se iba a casar con Luke embarazada del maldito Bennett Roe— la intravenosa del brazo apenas se mueve.
—No le dejaste opción para que te lo dijera, la pusiste a la mitad de tus principios, ha peleado toda su vida por tenerte con ella, el maldito la estaba amenazando con su bebé y ni siquiera lo sabíamos, somos culpables.
—Coraline perdió el juicio.
—Escúchate Dylan, ambos son lo único que tienen, ella no te quiso perder y prefirió ser golpeada por Luke si así conseguía tener a su bebé y tenerte a ti— las lágrimas que tengo son de rabia y de impotencia. —¿Sabes lo que es estarse quemando y no tener salida?
Aparta la mirada viendo la ventana. Le doy unos minutos para que hable, pero no lo hace.
—No te atrevas a odiar a Cora por esto porque no se lo merece, te negaste a estar con ella hasta que nos secuestraron, no esperes a ser parte de su felicidad hasta que ocurra una cosa peor, no la hagas elegir entre ellos y tú.
Se voltea, pero veo que se quita lo húmedo de la cara después de estar callado tanto tiempo.
—Siempre he querido protegerla, si yo no era fuerte para afrontar la muerte de nuestros padres, ella no podría— habla todavía enojado, pero escucho el dolor en su voz —He celebrado cada uno de sus logros a mi manera.
—Eso no basta para que ella sepa que la amas.
—Pero lo hago, la crié prácticamente como mi hija como un padre demasiado joven e inexperto que muchas veces no supo cómo curarla del dolor de estómago o de cómo explicarle como una toalla femenina, sin Kate tu madre habría sido peor para nosotros— me siento a su lado y estira la mano. —Éramos dos huérfanos solos, pero quise ser su padre.
—Fuiste más que eso.
—Le di mi palabra a Kate que las cuidaría a ambas.
—Mi madre te adoraba.
—Kate nos dio tanto Emma, fue la madre de los tres, somos una familia, pequeña, pero lo somos.
Asiento.
—Pero no me pidas que acepte los errores de Cora, yo estoy detrás de una organización que mata gente día a día, gente como mis padres, gente que le arrebata la vida a inocentes. Yo peleo por la justicia.
—En este mundo no hay gente buena, solo gente menos corrompida que otros.
—Señorita se terminó la visita, le cambiaran la intravenosa al paciente— una enfermera entra.
—Siempre voy a estar del lado de Cora Dylan y lo sabes.
Me mira debatiéndose, decida lo que decida le costará un mundo hacerlo.
—Ni siquiera se te ocurra tocar a Coraline— Alexander cierra la puerta detrás de él.
—Te estás metiendo en territorio personal, además ¿Qué carajo haces aquí?
—Señor no puede estar aquí dentro, es una visita por persona.— la enfermera trata de sacarlo.
—Coraline va a tener a un Roe y ahora que mi familia y yo lo sabemos nadie la va a tocar sobre nosotros, ni siquiera tú Dylan. —le advierte Alexander.
¡Hola sexys!
Bip, Bip, JAJAJA ese reloj se volvió loco o a lo mejor fue algo en el pecho de Alexander...
Feliz cumpleaños a las sexys que nacieron en Junio ❤️
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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