CAPÍTULO 29
Emma.
—El ministro tenía su asistencia programada hasta mañana por la mañana ¿Qué hace aquí? — Dylan no me suelta, me tiene agarrada de la cintura y aunque quiero quedarme así, no quiero incomodar más a Sarah que se ve, hubiera preferido no entrar.
—No soy su secretaría y menos su asistente si le place venir día y noche a la base del MI6, todos los días del año puede hacerlo agente Gray— la sonrisa que traía en la mañana ya le cambió a una mirada seria.
—Modula tu tono de voz con tu superior Sarah.
—Disculpa— se corrige ella de inmediato y agacha la cabeza. —Ya se están encargando de atenderlo, pero te quiere ver, preguntó por ti desde que llegó.
—Enseguida me reúno con él, ya puedes irte mientras termino de... hablar con Emma— la tensión del lugar es alta por ambas partes y yo no me quedo atrás.
Sarah nos mira a los dos, más a mí. —Como ordenes Xамелеон— se acomoda el uniforme y azota la puerta cuando sale.
Cierro los ojos frustrada, lo que menos necesito son más problemas aquí y con mi jefa. Siento la caricia en mi barbilla.
—Eso pudo haber sido peor de lo que imaginamos— Dylan mira la puerta dónde yo logrando sacarme media sonrisa, no hay incomodidad por lo que acabamos de hacer, es simplemente algo que no se podía evitar en ese momento de impotencia y rabia.
Es algo que dentro de todo lo malo que ha pasado me dio mucho alivio, sentí alivio con ese beso más que deseo, me hacía falta algo de eso.
—Ya me sorprendía que todo fuera bien en mi vida por unos meses.
—Y puede seguir siéndolo, sólo hay que buscar una mejor alternativa — me quita el cabello de la cara.
—No puedo creer que me trates mejor cuando acabo de armar un escándalo allá fuera para pelearme con tu amigo.
—Estoy siendo paciente y razonable, sé que este lugar no es tu campo laboral y que la gente es borde y ruda, la mayoría de los agentes somos así, fríos y muchas veces groseros, pero así fue nuestro entrenamiento.
—Sacan la mierda corrupta del país, se merecen un poco de agradecimiento por eso.
—Nadie está aquí para que le agradezcan— dice serio —Me gustaría decirte que todo va a mejorar, pero no quiero mentirte, aquí tendrás que acostumbrarte a tratar con la gente así y sobreponerte porque si no lo haces te van a echar abajo.
Suelto una risa sin humor y ahora el beso que nos dimos no hace más que esconderse en el fondo de mi mente. —Te dije que no tienes que defenderme todo el tiempo aquí.
—Lo hago para que no te lastimen.
Suspiro. — No Dylan, ya perdí lo que más quería, nadie puede lastimarme más de lo que yo misma lo hice hace tres meses, salgo todos los días a la ciudad pensando cuando será el día que Alexander aparezca para matarme.
—¿Estás segura que esa amenaza es real?
—Quisiera que no, pero Tyler ha estado viniendo mes tras mes a correrme de aquí por Maya antes de los tres meses— ella me dijo una vez que yo era su familia, pasara lo que pasara y ahora lo está cumpliendo protegiéndome.
—Ya se van a cumplir.
—Si tuviera a dónde irme, lo haría sin pensarlo, pero el ministro no me deja ir de Brent.
—Ni yo lo haría tampoco, aquí estás más segura.
El tiempo más difícil que enfrenté fue al poco de llegar aquí y más con las amenazas de Tyler dijo que tenía los meses contados, tres exactamente antes que Alexander me mate, Jack me lo confirmó en su última llamada, Bennett no me lo dijo porque al igual que yo es un traidor para la organización y para su hermano.
Alexander va a matarme si me encuentra, tanto como eso dolió al inició fue la realidad, ahora se convirtió en mi tiempo de supervivencia, pero Dylan llegó a un acuerdo con el ministro para mantenerme en secreto aquí.
—Tienes que salir a ver al ministro, yo regresaré a ayudar al agente castigado.
—Eres muy obstinada.
—No eres la primera persona en notarlo, me sorprende que desde pequeño no lo hayas notado.
—Te miraba todo el tiempo, no te miento.
—Antes de pensar en mentirme deberíamos hablar de lo que hay aquí— le toco el pecho —Y de lo que acabamos de hacer.
—¿Qué cosa? — me pega a él no viendo resistencia de mi parte —¿Esto? — besa mi mejilla —¿O esto? — su boca me sabe dulce cuando toca la mía —No hay nada que mienta aquí, porque es evidente todo, te hablo con la verdad— me besa más despacio —Tú sólo pregunta y te doy las respuestas que quieras.
No sé exactamente en qué momento comencé a dejarme llevar, pero, aunque me guste sucumbo a mis deseos y me aparto con la cara roja.
—Espera.
—¿Vas a decir que vamos a arruinar la amistad? Porque yo siento que la estamos mejorando. — me sigue teniendo retenida entre el escritorio y él —Vamos a dejar el coqueteo silencioso de lado, si no hubieras respondido a mi beso diría algo como, me deje llevar o una mentira peor.
Una parte de mi se siente bloqueada y la otra actúa con tanta naturalidad, porque es Dylan, mi Dylan de hace años.
—De echo iba a decir ¿Qué dónde diablos aprendiste a besar Gray? — la mitad de una sonrisa alcanza a salir de su boca. —Pero también que esto no es una discoteca, sabes perfectamente por qué terminé aquí.
Su recuerdo no se va, pero también con Sarah aprendí a dejar ir lo que me duele porque el pasado no va a cambiar.
—Tú eres mi bala perdida Emma de hace años, no me olvido de muchas cosas de la adolescencia y menos de que eres una obstinada.
—No es el mejor de los cumplidos que he recibido.
—Escucha— me toma la cara entre sus manos para que lo mire fijamente —No debe haber nada a menos que tú lo quieras, ya te dije que, si te defiendo aquí, si me preocupo por ti es porque eres mi amiga, por te quiero, te adoro, te...— deja de hablar —Eso ha sido desde siempre no porque cambie algo entre nosotros lo dejaré de hacer.
—¿Te vas a poner sentimental?
Se ríe —Mi trabajo, Cora y tú, están en mis prioridades.
—De acuerdo, esta es la parte dónde entro en crisis por lo que acabamos de hacer. — me alejo mirando la puerta —Sarah se va a volver loca después de esto, somos amigos y nosotros no...
—¿Te gustó o no? — se apoya en el marco de la puerta con media sonrisa.
—En primer lugar, no debiste besarme si estaba enojada, en segundo, no he pensado en si me gustó o no, acaba de suceder.
—Pues piénsalo todas las veces que quieras, y sobre lo que te dije antes, eso no significa que yo voy a dejar de intentarlo ahora que vi tu respuesta— baja la voz. —Tengo que encontrarme con el ministro ¿Vienes? — me da una inclinación de cabeza.
—¿Por qué haces parecer esto tan simple y tan natural? — le pego a medias en el brazo.
—Porque lo es— se encoje de hombros —Somos amigos, nos besamos, me encantó, te encantó y ahora tan amigos como siempre de vuelta al trabajo porque conmigo no hay presiones y de verdad debes volver al trabajo.
—Si camaleón— pruebo y el apodo me resulta raro. —Estás loco y ni una palabra de esto ni a Cora, ni a nadie, bueno... con Sarah ya no aplica.
—Tranquila Emma— me guiña un ojo y salimos juntos.
Me acomodo el uniforme con una extraña sonrisa en mi cara y lo espero para que salgamos.
Se reacomoda el cuello del uniforme azul y su sonrisa se vuelve seria cuando vemos la camioneta del ministro en el estacionamiento y una camioneta negra. Cuando Tyler se quita los lentes casi no lo reconozco, ha ganado peso.
La visita mensual está sucediendo y cómo las otras veces se ve enojado de que siga en Brent.
El ministro como la primera vez que lo vi en el restaurante con Alexander entra directo a la oficina sin saludar a nadie con lo malhumorado que es, por eso Jack no quiso quedarse con él.
—Que preparen mi hotel como siempre— ordena al jefe de Dylan. —Agente Gray.
—Bienvenido ministro.
—Que me preparen un buen hotel igual a mí, vengo en representación de la empresa— Tyler habla como si se le debiera tratar igual que al ministro. —Que lleven mi camioneta fuera, no quiero que el chofer entre aquí. ¿No vamos a entrar a la oficina del oficial?
—Siempre saludo a los cabos cuando llego, no coma ansias señor Hilton.
La mirada del ministro Richard se mantiene seria mientras el agente castigado va a la camioneta negra para sacarla de nuestra vista, pero no consigue que se mueva.
Me mantengo en silencio poniendo la espalda derecha como hacen los pocos agentes del MI6 que están aquí con nosotros, entre ellos al que castigaron.
La mirada de Tyler es peor que antes, la oscila entre la camioneta de dónde bajó y yo. Se ve ansioso por entrar o por quitarnos a todos de aquí.
—Voy a dar una conferencia antes de que se terminen las elecciones, quiero que reúna a los agentes en el auditorio principal— habla el ministro, pero ya no lo escuchó con atención porque sigo la mirada de Tyler.
Veo un cuerpo de espaldas por el vidrio trasero.
Hay alguien más en la camioneta.
—Emma regresa a trabajar— Sarah me manda.
—Voy a terminar el trabajo del agente castigado y después me encargo de lo demás— ahora que veo que hay alguien no me muevo de aquí. Mi respuesta enoja más a Tyler.
—¿Entramos ministro? Ya pidieron su almuerzo a su restaurante— Dylan hace pasar a Richard a la oficina de dónde salimos.
—¿Qué demonios haces aquí? ¿No te dije que te fueras? — Tyler se me acerca cuando el jefe de Dylan y Sarah se llevan al ministro y me hace caminar lejos de su camioneta, le sigo el paso, pero sigo volteado a medias.
—No tengo por qué irme de Brent señor.
—Claro que sí, ¿Estás esperando que se cumplan los tres meses para largarte? Maya ha hecho de todo para que tu información sea borrada, se agradecida con mi esposa y vete.
—Suéltame— me jalo de su agarre, pero me sigue llevando hasta dónde está la oficina de Sarah. —Si vienes a tu visita mensual pierdes el tiempo, llegué a un acuerdo con el ministro, no tengo por qué obedecerte a ti, cumplí yéndome de Londres.
—No estás para negociar con nadie, te dije que te largues de Brent.
—¿Cuál es tu insistencia en que me vaya? — lo encaro —¿Quién viene en la camioneta?
Cierra la puerta haciéndome entrar primero con la cara. —Ya me hartaste, tu no vas a arruinar lo que quiero.
—Maya ha sido muy buena conmigo, pero no voy a irme, es lo único que tengo, me quitaron todo, ni siquiera puedo volver a trabajar.
—¿Creíste que iba a dejarte trabajar de nuevo? Me he encargado de dejarte en la vil miseria por el puro placer de hacerlo — se ríe con la voz ronca. —El que tiene dinero es el más poderoso aquí.
—¿Qué fue lo que te hice Tyler? ¿Por qué tanto odio?
—Nunca preguntes eso en la organización niña estúpida— saca algo detrás de la cinturilla de sus pantalones —Porque tus tres meses ya se cumplieron y cómo ya se tardó en encontrarte alguien va a hacer el trabajo aquí. Alguien que tenga cojones.
Miro la daga que saca, es similar a la mía que aun conservo y retrocedo unos pasos. El lugar esta lleno de agentes, esta es la base del MI6, no va a hacerme nada.
—Mentiste, a Jack no se lo llevó Logan.
—Ajá, pero no por mucho.
—No podrías entregar a tu propio hijo.
—Ese no es mi hijo, es sido muy condescendiente estos meses, paciente contigo, con la empresa y con el hijo de mi esposa, incluso le lleve a su ex mujer y a su hija para que se mantenga distraído del problema en cuestión y ha funcionado.
—No me interesa saber más, tengo trabajo que hacer— pruebo a moverme a la salida y no me deja pasar. —Si no se mueve voy a utilizar la fuerza.
Se vuelve a reír. —Te subieron el ego hasta el cielo, hora de bajártelo.
—Buenas tardes— lo esquivo y voy a la puerta cuando su mano me jala del cabello y me azota en el suelo.
Con el trabajo que hice durante el día me duele el cuerpo y el golpe lo empeoró. Se me viene encima enojado.
Me quitó todo, me ha amenazado mes con mes y me ha hecho odiar esta ciudad.
Levanto mi rodilla y le doy en el estomago abultado como todas esas mujeres que entrenamos día con día con Sarah que no nos damos el lujo de volver a ser ultrajadas. Mi codo le golpea la garganta y le escupo en la cara.
—Le dije que usaría la fuerza.
—Ni siquiera he terminado.
—Yo tampoco— no es parte del entrenamiento, pero si parte de mi naturaleza la bofetada que le asesto antes de cruzar los tobillos sobre sus pantorrillas y girarlo en el piso para someterlo. Aprieto su cabeza en el suelo.
Se queja con la garganta ronca por el tabaco que consume. Me levanto dejándolo tirado.
—Buenas tardes Tyler, espero y se largue pronto.
—Maldita perra— jadea y saca la única cosa a la que no he podido anteponerme desde que le dispare a Alexander, ni aun todas esas veces que en la zona de tiro trato de jalar el gatillo.
Palpo la puerta mientras se alza con el arma en mano y corro buscando la salida. Nadie parece ver que trae un arma o no se si la guardó porque ninguno de los agentes hace amago de ayudarme.
La puerta delantera de la camioneta negra se abre.
Ethan baja serio mirándome.
—Ethan— corro hacia él.
—Señorita Brown— el sombro en su mirada no se puede negar.
—¡Atájala ahí! La acabo de encontrar. De una vez terminemos lo que el lobo no ha hecho todavía— Tyler entra al estacionamiento sudado por todos lados por correr.
Ethan me mira y luego a él. Asiente sacando un arma más pequeña y la alza.
Le apunta a Tyler.
—¿Qué haces idiota? Te di una orden.
—A mí no me importan sus órdenes.
—Eres un imbécil si crees que esto no cuenta como traición al lobo.
—Usted es más imbécil si cree que yo le voy a disparar a mi señora— no deja de apuntarle.
Otro hombre baja de la camioneta corriendo y no es ninguno que trabaje para Alexander, es de los que trabajar para Tyler porque se pone a la defensiva protegiéndolo.
—Baja el arma Ethan.
—Oblígame.
—Alexander te envió como seguridad del señor Hilton— la vena del cuello se le salta a Tyler.
—Dígale que su seguridad se reveló y protegió al enemigo, que vengan y me maten en lugar de ella porque no pienso dejar que la lastimen— Ethan se mantiene sereno.
El ministro sale mirando entre ambos. Habla con Tyler y lo convence de irse mientras tanto hay pocos agentes mirando de lejos. Me bajo las mangas del uniforme hasta que me cubren las marcas circulares de las manos y un raspón reciente que se me hizo mientras sometía a Tyler.
—¿Qué es eso? — Ethan no deja de ver a Tyler ni al otro hombre, pero mira mi mano.
—Me encerró en una oficina, tuve que someterlo, fue su visita mensual pasa que me largue de Brent.
—¿Cómo que visitas mensuales? —me quedo en silencio. —Ahora mismo soy tan traidor como usted, aunque no lo crea, lo que hablemos no saldrá de mi boca. Le dije que siempre sería leal a usted señorita Brown.
Y le creo. Al fin veo una cara familiar de Londres. Sin moralismos estúpidos me abrazo al hombre grande y dejo parte de la tensión del día en su cuerpo.
—Maldito traidor.
Deja que Tyler gruña todo lo que quiera y me sostiene fraternalmente.
—No debiste ayudarme así.
—Uno decide a quién serle leal y a quién no, ese maldito fumador ya me tenía harto. ¿Qué vino a hacer aquí?
—Maya ha insistido en que me vaya— le digo cuando me levanto —Lo envía para que me saquen de Brent antes que Alexander o la organización me encuentren para matarme.
La mirada le cambia y en tres pasos tiene al marido de Maya del cuello azotándolo con sus dos metros de altura en la parte trasera de la camioneta.
—A mi señora no la toca, ni la amenaza, ni la encierra.
El cuerpo robusto de Tyler se pone rojo ante la falta de aire. Sarah sale siguiendo al ministro y Dylan también.
Cuando lo suelta lo deja en el suelo como yo y se acomoda con educación el traje de uniforme que trae.
Al que me ha estado molestando lo miro con una ceja arqueada.
—Ministro Madden, haga que el señor Hilton se vaya de aquí y Emma Brown— el jefe de Dylan habla para poner orden en el lugar —Ocupas desde hoy el lugar del agente Vincent en su castigo, faltan tres camionetas por descargar.
No replico porque todos me ven. — Si señor.
—No general— Dylan se opone —Ese castigo es muy pesado para ella.
—No se acepta su replica agente Gray.
—Ella no puede hacerlo.
—Ella sí puede hacerlo— Ethan los calla a todos y me sigue mientras camino hasta las camionetas rehaciéndome la coleta escuchando como la camioneta de Tyler sale del estacionamiento.
Las demás bolsas fueron pesadas, esta mierda va a partirme. Le doy una sonrisa tranquilizadora a Dylan y me pongo a levantar la primera. Los brazos me tiemblan, pero la hago caer pesadamente.
Voy por la segunda bolsa cuando las manos más grandes se ponen del otro lado. Ethan ya se quitó el saco y se levantó las mangas de la camisa. —No apoye el peso en sus brazos, levante la punta con la bota y luego haga el pecho hacia arriba y lo cargamos en el hombro— carga una de las bolsas en el hombro como si no pasara nada y la tira con las demás.
—No puede ayudarla caballero— Sarah viene a vernos.
—No la estoy ayudando— Ethan baja otra bolsa —Le estoy enseñando.
—Es lo mismo.
—Sí es lo mismo ¿Por qué no viene usted se sube a la camioneta y lo hace?
—No es mi castigo.
—Entonces déjanos trabajar a solas Sarah— le pido amablemente.
—Como quieras— se da media vuelta. Regresan dentro con el ministro y a la mitad de la camioneta ya estoy exhausta.
—Tyler le dirá a Alexander lo que hiciste.
Me quita la bolsa de las manos y sigue el solo sin responder. No ha hablado de él ni una sola palabra, hemos estado trabajando casi dos horas juntos.
—Poco me importa, el esposo de Maya se ha vuelto un grano en la espalda de todos en Londres— suspira — Aunque hay algo en lo que tiene razón, el tiempo se terminó Emma, pero aquí no podemos hablar— les silva a cuatro agentes que cuidan la entrada y les da un fajo de dinero para que terminen el trabajo que me impusieron.
—¿Te ofrezco una cerveza? Mi apartamento no está lejos de aquí.
—Por favor— se limpia la frente como yo —Mis tiempos de militar ya pasaron.
—Lo sigues haciendo bien.
—Eso creo.
Lo llevo al apartamento y cuando Cora lo ve casi se cae de espaldas, la saluda como si nada y nos llevo a la terraza de afuera dónde me siento con Dylan y le abro la bebida y una para mí.
—Ya tenía la certeza que seguía en Brent, aunque Tyler haya borrado la información porque estoy seguro que ha sido él y no Maya.
—¿Para qué querría borrar mi ubicación? No creo que para protegerme.
—Es una distracción.
—¿Para quién?
—Estoy divagando, hoy vine a seguirlo a él, si vine como su seguridad, pero la encontré justo a tiempo.
—¿Por qué justo a tiempo? Espero que no vengas a correrme de Brent tu también — en la pantalla de la sala de estar comienzan a pasar una entrevista de hace dos días, como estamos afuera apenas escucho lo que dicen los reporteros.
—No, pero la organización de los treinta y siete da tres meses para matar a un traidor, lo suyos ya se cumplirán en unas dos semanas, sé que Bennett le dejo un regalo generoso por qué no aprovecha para viajar fuera del país en ese lapso de tiempo.
—Unas vacaciones le vienen bien cualquiera, aunque estaban en mis planes.
—Le aseguro que es la mejor alternativa.
Le doy un trago a mi bebida y guardo silencio un segundo.
—¿Cómo supiste del regalo de Bennett? ¿Él está bien? No he podido comunicarme con él.
—Le tomará unos días comunicarse de nuevo, está en un proceso complicado— mira a Cora que habla por teléfono con Luke discutiendo otra vez.
—¿Sabes sobre la boda?
La sonrisa se le cae. —¿La boda de quién?
—Luke y Cora— alzo las cejas.
—Ahora entiendo la borrachera— se ríe sin explicarse —Uhm, mis felicitaciones para los novios. — frunce el ceño y choca su bebida con la mía. —Ahora hay dos razones por las que las vacaciones son la mejor opción.
—Ya tenía planeado hacerlo, por mi cumpleaños.
—¿Ah sí? ¿A dónde?
—El destino es secreto.
La pregunta en mi boca me la he respondido muchas veces a solas y será masoquista hacerla de nuevo, pero si me pide que me vaya en el confío más.
—¿Alexander sabe lo que sucedió exactamente esa noche del evento de inversionistas? Que Katherine... sobre Ida y Katherine... todo lo que ocurrió.
Respira hondo. — Sí.
—Hablé con Jack hace tiempo ¿Me ha estado buscando? — asiente y no tengo que preguntar lo siguiente porque el mismo lo dice.
—Para matarla, yo no tendría el valor de hacerlo, pero él sí.
Me levanto de mi asiento y camino más a la salida de la terraza respirando el aire frío. Cora me abraza desde atrás sobresaltándome.
—El señor Roe vendrá a Brent, le sugiero que no pase de esta semana su viaje.
Me giro a verlo y veo la pantalla de la entrevista de antes. Rebecca está en una mesa sentada junto a... Alexander, no se ve muy bien porque la cámara está muy alejada.
—Lo haremos Ethan— Cora habla.
—Lo haré yo y porque me lo merezco— la detengo carraspeando —Ha sido bueno verte Ethan— le sonrío. —Probablemente tomaremos las vacaciones decembrinas por mi cumpleaños, pero voy a regresar a Brent, porque ahora vivo aquí.
—No podía ser de otra forma con usted, aquí está a salvo ¿Lo sabía? — se levanta.
Cora no tarda en invitarlo a cenar, Ethan es muy grande para un apartamento tan pequeño. Dylan es rico, pero vive modestamente a excepción de otras personas. En la entrevista mientras llega la comida china veo a Rebecca inclinarse a susurrarle algo a Alexander.
El primero frunce el ceño y luego se ríe.
He visto a la mujer en Brent siempre parece estar de compras, no tenía especial interés en ella ni cuando Alexander me la presentó.
Como en silencio escuchando a Cora contarle a Ethan entusiasmada de su boda. Dylan prefiere no unirse a la cena y es mejor.
Cuando Ethan se va me pongo el pijama y me siento en el sofá con el ordenador sobre las piernas mientras Cora pinta en la terraza.
—Dijiste que la pintura era de Luke, pero no creo que Luke tenga los ojos castaños— le grito a la espalda.
—No los tiene, pero siempre termino pintando a otro— arroja el pincel y se acuesta conmigo.
Sacudo la cabeza y regreso a mi búsqueda con un destino que me hace sonreír y a ella también.
—¿Cuántos boletos vas a comprar?
—Tres.
—¡Te amo! — me besa por toda la cara haciéndome reír —Pero buena suerte convenciendo a Dylan de dejar su trabajo por vacaciones— se ríe más fuerte y roba de mis uvas. —Primero se dispara en una pierna antes que ir.
—Le hace falta relajarse, a todos, Luke te dijo si quiere ir.
—No, sólo discutió que debemos viajar, pero a ver a mi tía— suspira —Nos hace falta música aquí porque el amargado de mi hermanito nunca pone algo bueno.
Pone Siine y me levanto bailando a medias para ir por más uvas. Cora se une a mi baile ridículo y no hay persona en el mundo que pueda amar más que a esta mujer.
—A la mierda los hombres, cásate conmigo Emma Brown— me retiene la cara en sus manos.
—Acepto.
Una risa ronca nos hace girarnos y vemos a Dylan en la entrada conteniendo una risa, Cora se encoje de hombros y me insta a seguir con lo nuestro.
. . . .
Conforme pasan los días el humor de Sarah va mejorando conmigo, en el trabajo, pero no vuelve del todo a cómo era antes, yo por mi parte me mantengo en orden haciendo lo que debo para que me paguen y siendo amable con ella.
Lo que es buena señal es que aun sigue en pie ir a los ángeles a esa conferencia que tiene.
—¿Necesitas ayuda con eso? — Dylan me encuentra en el camino acariciando mi barbilla.
—No agente Gray, pero ¿Puedes guardarme una charola de comida? No me dio tiempo de desayunar en la mañana, sólo dejo esto en la oficina de Sarah y te alcanzo en la cafetería.
Me quedé muy noche organizando mis maletas y todo lo femenino que necesitaré en el Caribe que ni siquiera escuché la alarma sonar.
—Hecho— me da un saludo militar.
No volvimos incomodo el beso, no hay tal cosa entre nosotros.
El amigo que siempre me molestaba se mantiene en raya desde que Ethan vino. Paso cargando los materiales de Sarah y veo a los nuevos reclutas pasar con los calibres en el costado.
He oído que hoy es su día de entrenamiento y me pica la curiosidad, no vienen muchos de esos seguido. Los sigo distraídamente y me quedo lejos apoyada en una pared viendo como les colocan el chaleco antibalas y cos cinturones para armas a cada uno.
Nunca había visto este tipo de entrenamiento. Una mujer pasa corriendo más rápido que todos y escala la pared casi sin utilizar la cuerda, su disparo es perfecto.
Se necesita coraje para proteger lo que amas, en el caso de ellos a su nación.
—¿Quieres intentarlo? — me pregunta el entrenador. —Llevas media hora viéndonos desde ahí. ¿No eres la chica que viene a tirar de vez en cuando, la amiga del agente Gray?
—Sí, pero no tengo tiempo, tengo que ir a dejar estos materiales de Sarah.
—Inténtalo, el miedo se pierde hasta que lo hacemos una y otra vez. Algunos nos disparamos a nosotros mismos cuando recién comenzamos así que no te sientas tan culpable.
—Inténtalo Emma— Dylan viene detrás uniformado y me quita los materiales de Sarah de las manos.
Camino hasta dónde el entrenador y me deja utilizar unos bloqueadores de sonido. El arma es más grande aquí.
—¿Ves el blanco de ahí?
Asiento y cierro un ojo para poner la punta sobre dónde me indica. —No cierres los ojos o vas a dispararle a una parte de su cuerpo diferente a la que quieres— Dylan está detrás de mí y me mueve las manos.
—Ya pasé por eso una vez.
Quito el seguro y jalo el gatillo dos veces. La adrenalina corre por mis brazos haciendo que dispare una tercera vez.
—Buena puntería.
—Muévala a la otra línea de tiro agente Gray.
Caminamos alejándonos del blanco dónde están tirando los nuevos y de nuevo disparo al blanco, pero hay más de uno a que tirar. —Déjame hacerlo sola.
Disparo al blanco dos veces y cómo la ultima vez me cargo toda la zona de tiro sola. La playera se me pega al cuerpo y sonrío al saber que no he perdido eso. Termino soplándole al arma después de colocarle de nuevo el seguro.
—Buena suerte— le entrego el arma al entrenador y recojo los materiales sabiendo que no se esperaban eso.
—Puedes venir a la línea de tiro cada vez que quieras— me dice el entrenador.
—Gracias agente— le doy una inclinación de cabeza.
—Hey Brown— dicen a mi espalda y cuando me giro Dylan me avienta un arma casi sacándome el alma del cuerpo cuando la atrapo.
—Buenos reflejos.
Le pongo el arma en las manos con los ojos entrecerrados. —Espero que tus maletas ya estén hechas porque voy a arrastrarte al Caribe el fin de semana y la semana siguiente— con eso le borro la sonrisa de satisfacción de la cara.
—Aquí es dónde te permito cerrar los ojos y me dispares— me extiende el arma.
—No puedes ser un obseso del trabajo siempre.
Pasa su brazo por mis hombros y caminamos juntos. —Un vuelo de nueve horas con Coraline ansiosa y hablando de su boda suena aterrador.
—Hay calor, palmeras, la playa y chicos en traje de baño— le muevo las cejas de forma insinuante.
—Tocaste mi punto débil— nos reímos, pero cuando su mano me levanta la cara se van las risas.
—Emma ya tardaste— Sarah sale de malas de su oficina.
—Te veo en la cafetería— Dylan no la saluda cuando se va.
〘 〙
Alexander.
—Señor Roe, el último documento por firmar— Amelia me intercepta en el estacionamiento de mi empresa. Tengo mucho trabajo antes de irme a los Ángeles con Richard.
Me urge que se acabe su campaña, no tengo tiempo para perderlo con él. —Te veo mañana en la reunión de la mañana— Erick se sube a su porche.
Aprovechando que Tyler metió las narices en ir con el ministro me pongo a trabajar mientras está en Brent. Es un alivio que Maya no se haya metido en mi casa está cuidando a la primera nieta Roe, aunque no lleve el apellido por culpa de su madre, me da igual mientras se mantengan lejos.
El Score ya parecía hotel para todos, menos mal ya los eché hasta quedarme solo con Jack. Los demás ya fueron a llevar sus pulgas a otro lado.
—El señor Roe acaba de llegar.
En el pasillo de mi habitación veo a Jack sacando a Kieran de mi habitación. Si no me sirviera para Bennett y para Maya ya lo habría metido a las jaulas yo mismo. —¿Qué ese perro no se había ido con mi hermano?
—¿Es mi única compañía y quieres que se vaya? — se pone la mano en la cintura.
—Haz lo que se te de la gana, no tengo tiempo para tus tonterías.
—Caterva vino dos veces a verte.
—¿Eres mi nueva secretaría?
—Si Tyler me sigue teniendo encerrado aquí me convierto hasta en tu bailarina.
—Déjate de estupideces y sal de una buena vez si tanto quieres, pero con la debida seguridad, Tyler está en Brent.
No le toma nada irse cuando hago que lo dejen salir. En mi casa nadie es prisionero. Pero en mi casa de las afueras si habrá uno.
—Mi señor hace dos días que no se le ve al biólogo por las cámaras, Dmitry limpio las bodegas esta mañana— Ida me pasa el dispositivo cuando entro a mi estudio después de cambiarme.
La charola que me trae Octavian ni la toco, hago que se la lleve de inmediato, solo se queda la botella de whiskey escoses.
—Llama a Jack antes que se vaya del lugar y dile lo del biólogo, puede que se lo hayan llevado a las jaulas y si Dmitry vació el lugar donde realizaban las pruebas, seguro se lo llevaron a casa de Logan.
Sobre paso mis opciones, Jack regresa media hora después con la ex mujer y la cosa que no habla solo llora y molesta al perro de Bennett, las ojeras debajo de los ojos de la mujer dicen que le contó que se llevaron al biólogo.
—¡Abuela! — grita la niña esa corriendo a Maya cuando la ve venir, pero igual que hizo con Jack la madre se la jala.
—Si mi nieta no la quisiera esa mujer habría desaparecido hace años— azota la puerta molestándome y quitándose el abrigo, el manso no entra como de costumbre. —Para que querías verme.
—Voy a ser franco Maya, ¿Qué relación tiene tu marido con Logan?
—Ninguna— responde de inmediato —Y antes de que lo preguntes no he ido a suplicar por más de esa porquería.
—Ni lo harás madre porque así como el ministro se durmió treinta y seis horas, me conozco más trucos más— Jack ya vuelve a tener la bata blanca puesta como si esto fuera un consultorio.
Me froto las sienes, llamo a uno de mi familia y vienen todos como si este fuera un maldito hotel.
—Me revisé la vista en la mañana, la de Bennett tampoco mejora.
—Por adictos— suelto borde como se me da la gana ganándome una bola de maldiciones de las mas elegante de mi familia.
—Señor Roe, caterva ya está en el lugar.
—Perfecto, llama a Rebecca— me amarro el cabello, necesito cortarme esta porquería —Desde hace días el biólogo ya no está en las bodegas dónde lo tenían, era obvio que se lo iban a llevar.
—A las jaulas no se lo llevaron, las anfetaminas necesitan refrigeración—Jack interviene.
—Entonces si está en las jaulas, está en la casa de Logan— les informo.
—De ahí va a ser imposible que lo saquemos.
—No precisamente, si está en la casa de Logan dile a tu ex mujer que su hermano va a ver la luz de su libertad hoy.
—¿Cómo vas a sacar al biólogo Alexander?
—Déjame eso a mí, pero díselo a Tyler para que esté prevenido aunque esté en Brent.
—¿Vas a necesitar al hacker?
—No.
Nos toma una hora llegar al lugar que pactamos, no está lejos de las jaulas. Me paso la mano por los ojos y miro bien en la entrada en la que entra mi camioneta. Ida pasa caminando detrás de mí y veo a Caterva sentado en el sillón de piel.
Sus rasgos son tan marcados con los de su hija que parece que la estoy viendo a ella.
—¿Ya encontraste forma de entrar?
—Sí, Alesha me acondicionó una entrada trasera que ni la misma Katherine conoce, hice pasar anoche a dos de mis hombres y aquí están sin un rasguño, pero te sugiero que lo hagas rápido.
Le hago un movimiento de cabeza a Ida para que vaya primero, de alguna u otra manera me sirve Caterva. —La mitad va por el biólogo con Caterva, yo voy solo.
En su estado actual Maya no es de mucha ayuda física, y menos Jack, no por sacar al biólogo van a atraparlo a él. La tos del traidor que me hizo crearle una sala de juegos al poco de graduarme se acerca.
—Yo vigilo la entrada, no voy con ustedes porque creo que me quieren matar, vagamente lo recuerdo— dice irónico.
Mando a Rebecca con Caterva y ni dejo que Ida vaya conmigo, la entrada es más pequeña que una ventana y se mete por el enjambre del jardín a la entrada lateral de la casa de Logan.
No hay francotiradores, estamos de suerte, pero si Maya hizo la llamada, tenemos poco tiempo. Me pierdo por los pasillos de la casa con las memorias bien vividas, las pisadas resuenan como cada vez que me escapaba o cada vez que me arrastraban a las jaulas.
Durante el camino al biólogo solo tengo que quitarme a dos kray del camino y ni Katherine o Dmitry aparecen por aquí.
—Caterva está aquí— oigo a alguien decir.
Paso por el comedor reventándome a otro kray y al cerrar la puerta veo a una mujer joven delgada y de tes pálida que se pone peor cuando me ve, tira el libro de la mesa dónde estaba sentada y se tapa la boca.
—помощь — grita asustada en perfecto ruso. — помощь— grita de nuevo y nadie viene — ¡Ayuda! — cambia a un idioma que sigue pronunciando con su acento ruso.
—La próxima vez trata de pedirlo en un idioma que entiendan desde la primera vez— paso de largo sin perder el tiempo.
—Eres el hermano de Bennett, el otro hijo del amo... el que quiere dentro de la organización de los treinta y siete— dice a mi espalda.
—No, yo soy el lobo— le respondo sin girarme y salgo por el otro lado del comedor encontrando la puerta que da a uno de los sótanos.
No soy un hombre que encuentre difícil a sus presas, esta me costó porque Logan lo tenía, pero hace meses que sigue en mi radar.
En la casa de los treinta y siete cuando encontré a Coraline en el suelo y a Emma maté a un bastardo que le puso las manos encima, le masacré el miembro, pero eso no paró mi ira, ni mandar a Sawyer como mercancía en la casa de los treinta y siete lo hizo.
Cada palabra.
Cada lagrima.
Cada suplica.
La he recordado todos los días que he vivido desde que maté a Matt porque cuando el primer traidor se atrevió a ocultarme un acto atroz, la muerte fue muy poco castigo para él.
Me criaron los rusos, fue concebido sin piedad y seré muerto sin clemencia cuando mis verdugos vengan y ni aun en el mismo infierno voy a arrepentirme de mis pecados ni de mis venganzas.
—¡El lobo también está aquí! — la voz de Logan me llega de lejos.
Claro que lo sabe, si Tyler lo sabe...
Azoto la puerta de la primera habitación del sótano y me reviento a un kray cuando el rubio se levanta de las muestras que guardan en los contenedores y busca el arma que usaba el kray.
Sonrío como un maldito.
—Si hubieras escuchado los gritos de tu amigo Jaden cuando le reventé el miembro con plomo en la casa de los treinta y siete, estarías suplicando ser él— le digo en voz baja a Seth Wells.
El gatillo en mi cabeza me detiene. —Lárgate, eres la única presa que atrae al lobo aquí.
—No dejen que lo mate, llévenlo a las jaulas— el otro kray habla.
Me río ronco, preparándome como lo hice tantos años. —No lo voy a matar ese premio se lo reservo a alguien más, pero les ahorraré el camino a las jaulas.
Me voy encima del kray y le doy dos rodillazos en las costillas. Ida entra detrás de mí y lo tumban al suelo. Mi especialidad el cuerpo contra cuerpo me hace ir por Seth en menos tiempo.
—Carajo— escupe al suelo y viene a pelear contra mí casi sacándome otra carcajada cuando lo tumbo al suelo y azoto su cabeza en el suelo repetidas veces con una facilidad que ni me asombra.
—Eres el que se folló a la puta.
Ni me inmuto en borrarle el rastro de los labios de la boca que acaba de abrir estúpidamente. Ida se quita de encima al kray y veo el terror en sus ojos, sólo Ida ve lo que pasa por los míos porque yo ya no tengo control de mi mismo.
Los gritos son melodía para mis oídos, mis manos toman el miembro y no por venganza de ella saco la daga, esta es por esa palabra que salió de su boca. La punta la clavo en la misma punta flácida antes de levantarme.
—Ya que hicimos las presentaciones— saco la correa de la cinturilla de mis pantalones. —Es hora de recrear la primera marca en tus muñecas Seth.
Ya no puede hablar porque la boca la tiene reventada, pero solo lo suficiente para que siga consciente. Termino de atar las correas con fuerza hasta que corten, hasta que dejen cicatrices.
La rabia que comenzó en la casa de los treinta y siete cuando encontré a Emma, acaba de ser desatada.
Tomo su cabello rubio y con mi arma en mano lo arrastro por los pasillos sacando a mi nuevo perro que se atrevió a venderla, a abusar de ella y a tratar de prostituirla.
—¡Tenemos al biólogo! — Caterva sale corriendo, ya hay kray por todo el lugar.
Ya se que solo vamos a llevarnos a uno. Dejo que intenten traer al biólogo que ni pude caminar. El camino a la salida es el que más disfruto porque la daga en el miembro de Seth se clava más.
Veo a Logan venir por arriba el arma en su mano nos dispara desde su altura. Estoy siendo cubierto mientras saco a la basura arrastrándolo y también. Katherine nos bloquea el paso cuando cierro la puerta de la camioneta y vine por el biólogo.
No conseguimos llevárnoslo, pero el primer intento hará que lo lleven a las jaulas y ese es el lugar dónde tenía planeado que lo llevaran, porque ahí si puedo sacarlo. Bennett me abre la puerta para subir a Seth y por más que queramos retener al biólogo no es necesario.
Cierro la puerta de la peor pesadilla que verá. Ya cumplí con mi venganza hacia ella, ahora debo cumplir con la de la organización. Los tres meses ya se cumplieron.
Caterva sale con un bolso de Alesha en las manos y de lejos veo a la rusa que me topé en el comedor.
. . . .
Me lavo la cara antes de regresar al Score y las risas afuera de Erick y Jack ebrios ya me pusieron de mal humor de nuevo, ya ni Maya está ahí, pero Tyler ya regreso solo sin Ida.
—¡Por Kieran!
—¡Por Kieran! — brindan los dos y chocan los vasos.
Ni va a preguntar por el biólogo y mejor porque no lo sacamos, solo fui a conocer a una rusa muy remilgada.
Paso de largo cuando se vuelven a carcajear y finjo que no veo cuando se van juntos a la habitación de Jack, me permito sacar un par de fotos con mi teléfono para después, del recuerdo para Erick.
Miro mi fondo de pantalla recostado en mi silla bebiendo whiskey. Maya ya se llevo a la hija de Jack y a la madre a su casa como siempre. Tyler entra con la cara magullada.
—Pensé que regresabas mañana.
—Cambiaron los planes, el ministro no me necesitaba tanto como a ti.
—Por su puesto que no— bufo vaciando mi vaso.
—¿De dónde vienes?
—Eso ya lo sabes— ladeo la cabeza —Fui por el biólogo y lo llevé a mi casa de las afueras de Londres— hay terror y asombro en su mirada, aunque pronto le dirán que no pude conseguir sacar al biólogo.
—Me alegro por Jack.
—¿Hubo algún inconveniente en Brent?
—Ninguno.
—¿Y Ethan?
—Aquí estoy señor— entra mirando al esposo de Maya enojado como todos aquí que no lo soportan, pero aun así no le quito el poder que yo mismo le di. —El ministro también está aquí, la visita en Brent no fue lo que esperaba.
—Hazlo pasar.
Richard viene de peor humor del que tengo yo y con los gritos obscenos de Jack tengo que cerrar la puerta para negociar otra maldita reunión, si no gana las elecciones me corto las bolas parezco la primera dama de este cabrón que me lleva de reunión en reunión.
Las cosas en Brent me dan igual. —Si buscas que te acompañe, ya lárgate, tengo mis propios asuntos, el único lugar al que iré será a Los Ángeles.
—Te voy a poner en bandeja de plata la solución a uno de tus problemas y a la par me conseguirás el voto decisivo de mi campaña política.
—¿Vienes a negociar conmigo?
—Como en los viejos tiempos Alexander Roe, claro, con un precio grande como siempre, porque todo lo que buscas está en Brent.
〘 〙
Emma.
El clima cálido del Caribe me sube el ánimo en cuanto la camioneta del aeropuerto se detiene en nuestro hotel. Dylan me ayuda a bajar primero y luego a Cora, si el avión de Luke no llega será una ventaja para disfrutar más las vacaciones, pero como futuro esposo de Cora debo aprender a tolerarlo más que siempre.
Me subo los lentes negros dejando que el sol me de en la cara y los trabajadores del hotel suben nuestras maletas.
—Estoy en el paraíso— Cora abre la puerta de su habitación y bendigo la cuenta bancaría de Bennett Roe en mi mente porque también me siento en el paraíso.
No entiendo como Dylan no puede viajar como una persona normal. Trae al menos a cuatro agentes que aunque digan que vienen a una reunión de trabajo disfrutarán igual del lugar, si entre ellos no viniera Sarah me sentiría más cómoda.
—¿Quieres ayuda con eso? — Dylan me ofrece con un guiño de ojo antes de su clásico movimiento en mi barbilla.
Se ha mantenido justo como lo dijo en su lado coqueto que más de una vez me saca una risa que no me esperaba. Sarah pasa de largo sin despedirse y si estamos en este hotel fue porque ella insistió en que es el más cercano al lugar dónde recibirán la conferencia.
—Gracias, lo hago sola.
—Adiós Sarah— le grita Cora a la espalda aunque es evidente que no quiere hablarle a nadie.
Dylan sube a su habitación y la mía está continua a la de Cora con vista al mar y se conecta por el balcón con la de Cora que compartirá con Luke, paso entre la cortina blanca de mi rubia favorita y la encuentro comiéndose los dulces de bienvenida que dejan los hoteles caros como este.
—Hay una piscina también el hotel, pero por nada cambio la playa real.
—Primero comemos en uno de esos restaurantes de las avenidas.
—Por favor— alza las manos y se tumba en la cama cómoda junto conmigo —Dios bendiga a Bennett y a su miembro.
—¡Cora! — abro los ojos mucho.
—¡No! — se levanta —¡Que Dios bendiga su... su billetera! — trata de arreglarlo pero no funciona de ninguna manera. —¡Hay joder! si Luke estuviera aquí ya estaría divorciada antes del matrimonio.
—Si piensas en otro tal vez no deberías casarte— es la primera vez que lo digo desde la noche del compromiso, pero a veces se le ve tan entusiasmada que parece real.
—Estoy divagando sexy, no me hagas caso, además Dylan será el padrino— alza las mejillas —Con lo que me moría antes por ver a mi hermano en una de mis celebraciones, ahora lo haré y en Esmoquin.
La dejo divagando sola mientras me ducho rápido antes de salir, el gel de baño huele a rosas y algo tropical como coco que me encanta. El cabello me queda húmedo por el clima y amenaza con convertirse en un enjambre si no me lo cepillo bien.
Con Cora salimos del hotel a buscar uno de esos locales de comida que vimos mientras veníamos en la camioneta de camino al aeropuerto.
Mi instinto rítmico sale en cuanto veo el sazón que hay por las calles Cora se deja el cabello rubio suelto y yo me pongo un sombrero para cubrirme del sol. Terminamos en una cafetería vintage con mesas afuera y vista a la playa.
—Estos va a ser la mejor celebración de mi cumpleaños.
—Y eso que no has visto mi regalo, te daré algo que compensara el anillo qde Kate que me regalaste a mí— dice ella con una risita maliciosa.
—¿Qué es? — me pica la curiosidad.
—No Emma Brown, no me sacaras información confidencial, aun quedan unos días para que mudes al maravilloso mundo de los veinticinco.
—Entonces no te diré como planeo celebrar mi cumpleaños.
—Puedo vivir con la duda— se ríe de mi insistencia y me abraza por los hombros levantando la cara al sol. —Mientras tanto disfruta sexy, estamos en el paraíso.
Hago lo mismo que ella y con el sonido de las olas a lo lejos que se escucha aunque hay ruido en las calles de la ciudad, siento que este es mi paraíso después del infierno que ha pasado.
¡Hola sexys!
Finalmente mi nena tiene su lugar en el paraíso *suspira*
No quiero dar spoilers, pero ¡Cora! JAJAJA
¡Los amo tres millones!
-Karla
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