CAPÍTULO 28
Alexander.
La mujer me da una mirada amena y compartida. El arma en la cinturilla de mi espalda queda guardada por el saco, la seguridad es más rigurosa.
—Ya llegaron los medios quiero que el tema del momento sea la campana que lanzamos el mes pasado. — Tyler da instrucciones sin verme que ya estoy listo. —Christopher muévete a dónde te pedí.
—Señor Hilton la rueda de prensa no es exclusiva de Hilton &Roe sino del señor Roe.
—Y tú a mí no me das ordenes de lo que se hace o no, ya se tiene un itinerario de la entrevista de Alexander— Christopher muestra su desagrado.
—La reunión del señor Roe o Alexander como lo llamas es nuestra también.
Hay tres personas en la mesa del micrófono incluido el ministro. No es que haga falta que nos relacionen, he estado en todos sus eventos. Hago pasar a la mujer delante de mí pasa que salga a las cámaras dejando a Tyler hablando y Christopher me mira.
—Sera mejor que la entrevista la de la entrevista con él como he sido imagen de su empresa estos meses, es evidente que me querrán ver a mi también— Tyler se mete en la entrada fumando un último de sus puros llenando el pasillo con humo
Una secretaria nueva lo sigue y otro hombre. Los mismos que mencionó Erick que había convertido en socios.
—Dame esto— le arrebata la lista de los medios a mi asistente.
Christopher e incluida la mujer lo miran. —¿Qué nadie sabe obedecer órdenes aquí? Es la primera rueda de prensa que doy. Christopher Jones has tu trabajo como publicista y arregla este desastre o te largas de la empresa.
Cristopher no le responde. Nadie se mueve porque todos tienen su mirada fija en mí incluso el staff de los medios. —Señor Roe bienvenido.
Tyler se da la vuelta. Muevo los dedos y Ethan se acerca con los lentes negros puestos. —Sigue dando órdenes Tyler.
—Me quedó de apoyo Alexander, no pensé que vinieras a esta rueda de prensa no te has presentado en Londres, es mejor que tengas a una imagen de apoyo y con la campaña que lancé el mes pasado ya me conocen los clientes— su voz ronca tiene labia. —Querrán saber de mí y nuestro contrato.
Me guardo mi risa para otro momento. —Christopher ya oíste al señor Hilton dale el control que te pidió.
La sonrisa del marido de Maya me hace regresar con Rebecca.
Caterva está entre la gente invitada y me desagrada que este todo el tiempo cerca, esa noche que apareció en Nueva York después que le informaran el nada inesperado descenso de Alesha no tuve que deducir que quería unirse a mi contra Logan, aunque lo hizo demasiado tarde, yo no voy recogiendo refuerzos innecesarios y menos ambiciosos.
Ambos padre e hija tomaron su lugar dónde quisieron por avaricia y fraguaron un plan, tengo entendido que él la frecuentaba en la casa de las afueras de Londres dónde los Kray podía verlos perfectamente.
Su plan era sencillamente estúpido, quedarse con todo lo que le pertenece a Logan mientras Alesha estaba con él, pensé que Caterva era más inteligente que su hija.
Ahora trabaja para mi o es mi suministro por las fallas, lleva un mes ayudándome en absolutamente nada, solo me sirvieron sus hombres una vez para ir por Bennett anoche, pero nada más. Así que ¿De qué me sirve un hombre como Caterva Smith?
Nunca subestimes las medidas del otro jugador del tablero, siempre es bueno tener pioneros que mover para que no te toquen.
Las cámaras disparan directo a mi cara. Con la mano libre me quito los lentes mientras Rebecca, Christopher y yo tomamos lugar frente al micrófono, mi mirada capta a Mikael el ex dueño de West B entre los visitantes y sobre todo a Katherine a unos metros de él.
Escondo mi risa. Cómo llamo la atención con una simple aparición que hasta Beckham la mano derecha de Logan está aquí y más llegando con una mujer que ha hecho unos cambios notorios y perfectos en su imagen para el día.
—Señor Roe es grato que haya recibido a los medios otra vez.
—No se sorprendan, me han seguido hasta en Nueva York todo este tiempo— respondo con educación mientras una uña decorada se mueve en la mesa con claro aburrimiento.
Rebecca sabe cómo mostrarlo con un movimiento muy simple como ese evidenciando que viene como mi compañía.
—Un vaso de agua Rebecca— tomo una pausa perfectamente calculada entre la siguiente pregunta y ella hace lo propio sirviendo en un vaso de cristal.
Christopher le da las especificaciones que se deben hablar y me muestra la lista manteniendo la mirada seria, pero esta vez con un toque de sonrisa.
—Gracias por su decencia en brindarnos esta entrevista exclusiva después que hace tres meses su salud se vio afectada inesperadamente, pero ahora viene con muy buena compañía— reconozco el tono cotillo de esa voz.
—Es un placer— alzo mi vaso de agua en forma de un brindis transparente y pasan a la siguiente persona.
—Señor Roe, finalmente se le ve de regreso en Londres— sigue la mujer y Katherine aun no toma la delantera, sabe esperar, pero si mira a Rebecca. La organización sigue dejándome trazar mi camino hasta Emma para regresarle el golpe que me dio.
La organización no olvida y yo tampoco.
—Sus hoteles en Nueva York lo han hecho muy intermitente en las reuniones del ministro en Estados Unidos.
—El ministro Richard es un gran amigo y lo apoyaré hasta el final de su campaña política en la que creo firmemente— digo serio — Su reelección en el gobierno sería benéfica para todos, si conozco a un hombre de moral en este país ese es Richard Jhosep Madden, quién ha contribuido notoriamente a diversas causas benéficas y económicas y en esta época electoral yo me uno a la suya.
Los aplausos para el ministro no son necesarios, pero si se alzan. Estrechó las manos con él como muestra de mi apoyo. Katherine mantiene la vista en el estrado, pero no quiere que las cámaras la enfoque si Mikael está aquí, con la caía de West B ella también quedó plasmada como una baja notoria.
Amelia le da a Christopher la lista de los que pueden hacer preguntas y un hombre se une a la reportera.
—Han sido meses productivos para su cadena hotelera en Nueva York y sus hoteles ecológicos, recientemente se supo de su nueva adquisición aquí mismo en Londres ¿Qué podría decirnos al respecto?
Miro a Rebecca.
—No es la mejor adquisición que he hecho en el año, pero dado que el señor Mikael se encuentra aquí presente, aun en sus tres meses de libertad condicional antes de su juicio por inesperados desfalcos de lavado de dinero, no creo que sea propio que el nuevo dueño de las antiguas acciones de West B se salude con el hombre del fraude.
Alzo una ola de murmullos, le quite todo a Mikael, hasta la libertad. Voy limpiando el camino accionista por accionista de su empresa, Tail encabezó la lista, pero a mi manera quiero que todos sigan con vida hasta que sean invitados a la mejor rueda de prensa del siguiente año que daré y no quiero el tema se olvide.
Los ojos azules del perro de Adam presente se carcomen de rabia al verme, se comporta peor que un indigente sin prestigio ni trabajo porque eso es en lo que lo convertí, hasta los harapos que trae le decoran los golpes callejeros.
Rebecca se mueve y la miro pendiente de lo que necesita. Su mirada se alterna en Beckham que la mira.
Mientras pasan a la siguiente pregunta ella se reclina para decirme algo en voz baja y me inclino a ella.
—Maya está aquí— me susurra mientras frunzo el ceño y luego sonrío de lado cuando ya está hablando la siguiente reportera.
—Es una fecha navideña y para muchos de nosotros de celebración ¿Lo será para usted señor Roe después de la tormenta que se vio hace tres meses? La última campaña de sus hoteles del mes pasado sorprendió a su público.
Mi humor comienza a bajar y la mano femenina se pone sobre mi brazo dando la imagen de apoyo moral. — Esa campaña no fue autorizada por mí sino por uno de mis socios.
El maldito Tyler.
—Ya que compró la empresa ¿Planea hacer algo con West B ahora que es el dueño después del gran escándalo que se vivió con su antigua publicista señor Alexander Roe? — finalmente Katherine alza la voz.
—El tema se había cerrado— interviene Christopher, pero lo detengo
Rebecca baja la mirada y muestra su molestia clandestina con la pregunta y la mención de mi anterior publicista. Ethan la mira de lejos. —¿De qué medio es la reportera Portman?
—El new Times— responde ella de inmediato.
—No me sorprende el interés de su pregunta en el evento de inversionistas se le vio cerca de Mikael como buenos amigos, ¿Lo ayudara durante su juicio? — contraataco.
—No mantengo ninguna relación con Mikael.
—Las cámaras del evento de inversionistas dijeron otra cosa, lo curioso es que se encontró con otra de mis ex arquitectas Alesha Smith, que se unió a otro fraude Katherine.
—Parece que el New Times no se entera del perfil bajo de sus nuevos reporteros— la voz de Rebecca apenas se escucha, pero la perciben los medios.
—Siguiente pregunta.
—Veo que la incomodidad del tema no ha pasado aún Alexander— Katherine no se rinde —Los medios estamos encantados de verlo, pero queremos respuestas claras.
—Cuando usted mencione su verdadera relación con Mikael el señor Roe podría responder sus preguntas— Christopher le cede la palabra a alguien más.
—Como ministro prefiero que mi gran amigo Alexander se deslinde de dichos actos ocurridos en ese evento, para Londres se vienen cambios y los portales publicitarios deberían centrarse en ello, no en el desagradable incidente que se vivió, al policía londinense actuó de inmediato contra la mujer y se tomaron las medidas necesarias— Richard acapara toda la atención.
—Por supuesto, esperamos que como a cualquier criminal esa mujer haya recibido su castigo porque esos actos no se olvidan— Katherine le da una inclinación de cabeza.
—Le recalcó que al policía actuó en su momento.
—No hay mejor imagen que tener de su lado a un hombre tan prestigioso del parlamento inglés y de la corona.
—El parlamento regula nuestros derechos.
—Totalmente de acuerdo señor Madden y aprovechando su interrupción ministro sería agradable que el señor Roe nos mencionara quién es su dulce acompañante, no soy la única que tiene interés aquí, es bueno ver que después de la tormenta vienen las regalías.
Rebecca muestra su incomodidad al ser el centro de atención y me hago cargo del asunto.
—Katherine, somos antiguos conocidos, si quieres el chisme completo de mi vida privada solo has una llamada— mi broma y la información de que conozco a la mujer es bien recibida por el público.
Respondo dos preguntas más respecto a los hoteles y se termina el tiempo de la entrevista, me levanto con Rebecca y la ayudo a salir de la silla mirando una última vez a Beckham llevarse a Katherine en cuanto los medios salen.
—Llévala al hotel De High Street— le doy instrucciones a Ethan mientras las cámaras dan los últimos disparos del flash sobre todo en la cara de Richard.
—Te veo en el hotel Alexander— se despide.
—Estaré en el restaurante comiendo con Tyler y el ministro no esperes mucho.
—No lo haré.
Me inclino sobre la mejilla de la mujer mostrándome lascivo, el contacto que le dejo la hace aguantar la respiración.
Le doy una última mirada mientras la escoltan con los tacones hasta mis camionetas. Maya aparece en escena con el glamour de siempre y la despide de un beso en la mejilla antes de venir conmigo y el ministro seguida de la escoria de su marido.
—Adiós cielo, te veo en casa.
—Nos llevamos a la señorita— Ethan habla por el interfono de su oído.
La satisfacción de Christopher se evidencia en su cara, le entrego mis notas a mi asistente y voy en la camioneta del ministro al restaurante donde tendremos una comida de negocios, o la tendrá Maya porque para eso está aquí para distraer a Richard.
Bajo en el restaurante con mi tía y su marido y la seguridad del ministro. —Una conferencia favorable para ti.
—Siempre lo son— nos sirven en nuestra mesa en uno de los restaurantes del hotel a dónde llevaron a Rebecca específicamente.
—Siempre es favorable para Alexander, hemos estado trabajando mano a mano estos últimos meses y se nota en los resultados que tenemos— Tyler saca otro puro.
—Es bueno el apoyo de tu familia, casi parece que quieren quedarse con tu crédito— lo dice serio, por respeto a Maya el ministro se ríe de sus propias palabras. —Siempre encantado de verte Maya, mi esposa adora las reuniones contigo.
—Siempre será un placer que nos visite en casa y en Dinamarca por supuesto también es bienvenida.
—Con Alexander aun me queda un evento político más por asistir en América, después de las elecciones le cumpliré esa visita a Dinamarca a mi esposa.
—Nosotros encantados, nuestra casa es su casa— Tyler sigue con labia. —Pero tenga cuidado, los daneses no le pertenecerán a la reina, pero si juegan para la reina.
—No me hables con piezas incompletas Tyler que no me gustan.
Le hago una señal a Maya que intervenga en la conversación de la que no tengo ánimos. —Dejemos eso para después, oí que ya tienes las elecciones en las bolsas ministro, propongo un brindis por ti.
—Es un poco adelantado hacerlo, pero acepto que me alabe ¡Mesero! — levanta la mano y nos traen el mejor vino de la cosecha.
Ida aparece en la entrada del comedor y recibo la primera señal. El ministro empieza a beber y a mí me traen mi whiskey. —¿Dónde estás? — la maldita voz en mi oído casi me deja sordo, aunque el aparato es muy pequeño.
—Adivínalo— susurro por lo bajo. Oigo las manos sobre las teclas características de esa pieza fundamental que trabaja encubierto para mí.
—Buena jugada, tienes al ministro en tu mesa y estas en el mismo hotel donde está su seguridad, ahora solo nos queda esperar, el hotel está repleto de hombrecillos verdes, tienes a tres en la mesa de al lado — escucho un clic y los tambores de la batería de Queen empiezan a sonar del otro lado.
Es silencioso como siempre, y si estuviéramos frente a frente tendría la cara cubierta. La segunda señal entra por la puerta, Ethan sin Rebecca. Me levanto de la mesa dejando a Tyler que sirva de algo para estar con el ministro y voy por el pasillo desabrochándome los gemelos de la camisa.
—¿Te retiras tan pronto Alexander?
—Tengo compañía esperándome.
—Claro, la mujer de la entrevista, Rebecca es una mujer de buena elección. Deberías traerla a los Ángeles con nosotros en febrero, de la última que tuviste yo me encargué como lo pediste, aunque no está tan lejos como quisieras.
—Se perdieron los datos de esa mujer y es mejor cerrar el tema, estén presentes las cámaras o no— se apresura a decir Tyler.
—Los datos de ella bue ron saqueados a la semana de exiliarla.
—Yo me hice cargo en buscarlo, pero al parecer el mismo hermano de la mejor amiga los borro el solo.
—¿El agente Gray? Lo dudo— el ministro frunce el ceño.
—Ve a tu acomedido Alexander, nosotros le haremos buena compañía al ministro.
Dejo el tema de lado, los datos de su ubicación desaparecen constantemente de la base de datos cuando el hacker los consigue.
Entro a una de las habitaciones vacía, me quito la corbata sentándome en el sofá después de servirme un whiskey esperando a Rebecca. La puerta se abre y entre quitándose los tacones que llevaba puestos.
No hay palabras para comunicarse la hago que se quite el vestido aun de lejos en la puerta. —Cuando salí de la entrevista unos hombres nos bloquearon la camioneta, pero Ethan se deshizo de ellos y más porque venía la seguridad del ministro.
—Que no despeguen los ojos de ti, me preocupa tu seguridad.
—Lo sé por eso Ethan me trajo a salvo como pediste.
Me termino el whiskey mientras llaman casi a los segundos y Rebecca se asoma semidesnuda a la mujer que viene a ofrecer servicio de habitación. —Buenas tardes. — mi mirada se queda fija en sus glúteos y luego pienso.
—Era el servicio del Hotel— se ríe. —Ya no quiero más interrupciones mientras complazco al amigo del lobo— bloquea el seguro de la puerta antes de poyarse en ella dejando caer el vestido por ella.
— Yo te complazco como quieras.
Se acerca a montarse en mis piernas. —Esa voz me agrada ¿Me traes fresas con chocolate para disfrutar de la tina de baño? — besa mi mejilla y ni con la voz mimada pierde la mirada seria.
—Voy a decirle a Ethan que te las traiga.
—No Alexander, quiero que me las traigas tú, no puedes negarle nada a mi— salta con un berrinche particular.
Las ruedas del mueble de la mujer de la limpieza ni se mueven por debajo de la puerta. Me levanto con la petición y salgo por la puerta. —Quiero fresas con chocolate— le digo a la mujer que tocó la puerta y no se ha ido como pensé. —Cómo me deja caliente esa mujer por unas jodidas fresas — gruño bajo.
Saco un cigarro y me agarro el paquete con la intención de que me vean saliendo al área de fumadores que da por la terraza de la habitación en la que está Rebecca, el suceso no tarda en ocurrir.
—Los kray van por el pasillo y no vienen solos, son seis insignificantes, que se cubren de la seguridad del ministro— la voz del hacker en mi oído avisa lo que mis ojos no pueden ver.
Me rasco la nuca rozando el collar en mi cuello y le doy otra calada a mi cigarro.
Rebecca se hace a un lado el cabello y con la puerta que dejé entre abierta pasa primero el calibre del arma y luego los ojos que comparto en desgracia. La mano de uno de los kray se cierra sobre el cuello de ella y la jala hacia atrás mirando por la habitación en oscuras dispuesto a disparar.
Entro despacio. —Traigan al amo, la tenemos.
Escucho los pasos —¡Suéltame! — se remueve ella en encaje.
—No, el amo te quiere Rebecca, pero por lo que veo el lobo también quería darte su despedida.
Si no me cago de risa en el momento es por el cigarro en mi boca. —La confusión más estúpida de la historia— hago que el kray me vea y Rebecca como la profesional que es se zafa de su agarre y le voltea la mano y lo desarma dando dos disparos que se lo quitan de encima.
Dos kray más entran por la puerta al oír el ruido y me uno a ella, pero no necesita de mi ayuda porque sabe cómo hacerlo. Dos golpes en las costillas y se tumba sola a dos kray y medio.
—Buscaste a la mujer equivocada— le apunta al último.
—Nunca debes subestimar a una mujer— lo miro en el suelo —Cuando tu amo venga le dará pena recibirte en las jaulas, hace meses que se que buscan a Rebecca— miro a la mujer que se coloca el vestido.
— El amo está aquí y viene por ella— jadea cubriéndose la herida.
—Sigues sin entender que todo esto fue solo una carnada para atraer a Logan.
—¿Lo termino ya señor Roe? — Rebecca le apunta con su propia arma.
Niego con la cabeza. —No me mates y te diré lo que quieras saber del amo, eres el lobo y anda a la expectativa porque hace meses que no te movías.
—No hay nada que me interese busco a Logan no a ti.
—Se más de lo que Beckham sabe, se cosas sobre el biólogo, la anfetamina y el Gard— habla rápidamente llamando mi interés interno.
—Busco a un rubio que estuvo en la casa de los treinta y siete, en las jaulas no está o ya lo habría encontrado— hago tiempo a lo inevitable —Si me dices dónde está te dejo vivir, es mejor que yo te deje vivir a que Logan lo haga en las jaulas.
—Acepto— ni lo piensa, ya debe conocer el horror de ver a Logan enojado. —No sé su nombre, pero sé que lo querían para el intercambio a cambio de Jack, está en la casa del amo bien resguardado, Alesha lo alimentaba pendiente de que tú no lo encontrarás, está en el sótano con más mugrientos, no salen se quedaron ciegos la mayoría de ellos.
—Los otros no me interesan.
—Deben interesarte, se mucho y Alesha también sabía mucho pero no pudo decir nada, Katherine la traicionó con el amo, ella es la nueva bailarina particular del amo, se quedó con el poder que tenía la pelirroja— levanto el arma para callarlo. —Dijiste que me dejarías vivir.
—Mentí.
La puerta se abre al mismo tiempo del disparo y veo al peón del otro lado del tablero. Rebecca retrocede a la mirada del maldito que me engendró y que planeaba matar a mi hermano. Las habilidades de estar mujer están escondías para cuidar de dos personas en específico.
Mira a sus kray en el suelo. No controlo la sonrisa ladeada que me sale. —El amo llegó Ethan, sírvele una copa.
Mi hombre de mayor confianza entra por la puerta de la terraza y se adentra en la habitación, el hotel de central de la ciudad es el tablero perfecto el encuentro, aquí está la seguridad el ministro, la seguiré dad pública y aunque Logan traiga Krays y yo a mis propios hombres, ninguno querrá atacar a la vista de todos los huéspedes.
Espero que Caterva sirva para algo hoy porque Jack es un imprudente que no pudo quedarse mientras sacamos una muestra más de la droga dónde tiene al biólogo.
Logan alza el arma en mi cabeza al mismo tiempo que lo hago yo. Hay veinte años de diferencia ente nosotros y aun así es un jugador mejor especializado que muchos mediocres que creen poder contra mí.
—Si no estás aquí para regresarme al traidor de Bennett y matarlo no veo porque quiera quedarme a beber contigo.
—A lo mejor quiero intercambiarte a Jack por Katherine.
Se ríe. — Si eso fuera verdad tendrías todas las de ganar, pero como es mi bailarina particular no la comparto de momento, me gusta la exclusividad igual que a ti.
—Has más tiempo, Caterva, Jack e Ida ya van de camino a ese lugar— la voz del hacker en mi oído no me distrae de la conversación.
—Somos iguales entonces, por eso no podría dejar que te llevaras a Rebecca.
Mira a mi trabajadora que ahora finge estar asustada como si no hubiera sido ella la que se cargo a esos tres kray sola.
—Maldito incompetente— baja el arma al kray que quería negociar conmigo y aunque ya esta desplomado le da dos tiros más.
La tensión en el ambiente es notoria, pero clara que ni el pasará a mi lado ni yo al suyo o si no aquí mismo arderá el infierno.
—Ni con West B ni Katherine de tu títere pudiste hacerme recaer aun herido ¿Qué te pasa Logan? Mientras más viejo te vuelves más inútil te haces— me siento en la mesa de la habitación dónde acaban de colocar una botella de whiskey escoses.
—Nadie insulta al amo— tengo la luz roja de los kray apuntando directo a mi cabeza y haciéndome reír.
Logan los detiene calculando la situación y se sienta en la mesa frente a mí. —Parte del Mi6 está aquí cuidando de mi gran amigo el ministro y no dudo que me ayuden si deciden abrir fuego, no es por presumir, pero tengo la situación perfectamente calculada.
—Hijo de perra, si fueras más hombre me darías la cara afuera de este hotel y verías de lo que soy capaz. Yo te convertí en el lobo y sigues sin tener agallas de denostarlo hijo.
—Acabo de servirle un plato de cena a tus bestias que guardas en las jaulas con los mugrientos y ni siquiera me lo agradeces, cundo tus lobos se coman a tus kray al menos has que alguien diga algo en mi honor— le sirvo un vaso completo y se lo deslizo por la mesa.
—Crees que tu juego conmigo funciona, crees que con el traidor adicto de Bennett de tu lado ya recuperaste estabilidad, pero en cuanto recaiga veras lo fácil que es para mí arruinar a los que me estorban— toma el vaso y se lo lleva a los labios. —Ni las muestras que se robó le van a dar al hijo de Maya pruebas suficientes para controlar su adicción y la de su madre. ¿No te ha dicho Maya que va a rogarme por anfetamina de rodillas?
—¿Y se la das?
—Yo no le niego el placer a nadie por más que los aborrezca incluso a Alesha le di placer antes de matarla como la mugrienta que es— se ríe más fuerte —Díganle a Caterva que aun no me da las gracias por la peluca pelirroja hecha a mano que le envié.
Prueba de un solo trago el whiskey y no tarda mucho en su boca porque lo escupe al instante pasándose la mano sucia por la lengua para quitar los restos de su boca.
—Es el mismo whiskey que me enviaste en mi recuperación, pero Jack le añadió un toque especial para ti de tu propia anfetamina, si te gustan los adictos conviértete en uno.
Casi escucho la sonrisa del hacker, aunque no lo veo. Logan tose tratando de sacar todo el liquido que se bebió. —Tienen la muestra, Ida salió mal herido.
—Amo las cámaras de la bodega del biólogo fueron desactivadas, gente del lobo entró a robar— le informan y ni hago acto de moverme de mi lugar. —Se robaron las nuevas muestras que hizo el biólogo anoche.
—Hijo de perra cabrón maldito, te estás ganando tu muerte— los dos metros de Logan se alzan sobre mi asiento.
—Descuida, al biólogo te lo dejo de recuerdo que lo que quería ya lo tengo, los rusos estarían interesados en comprar un refuerzo contra tus drogas y también los daneses, el mercado es grande para dos competidores como nosotros.
La risa no se le escapa, pero si sale cortada de su garganta mientras tira la botella de whiskey rompiéndola en pedazos.
—La base militar del Gard danés está en mis manos, no me vas a sacar de la jugada así de fácil lobo— mira a Rebecca con curiosidad.
—Es está es mi última amenaza cuando Richard gane las elecciones el MI6 será mío.
—Perfecto porque busco al agente que mató a la hermana de Beckham y a mi hermano. Aunque dudo que quieras matarlo por la organización y así redimirte conmigo. — vuelve a mirar a Rebecca.
—Yo no trabajo para ti y no me toques los cojones que si se me da la gana el Gard danés lo puedo pelear, ya tendría al MI6 bajo mi mando y ahora con Caterva, comienza a gustarme la idea.
—Si lo haces cavas tu tumba infeliz.
—¿Mataría el líder de la organización de los treinta y siete a un miembro de sangre como yo?
—Si no me toqué el corazón por el adicto no te hagas tú el interesante que el único amo soy yo y mientras el ministro no gane las elecciones no hay nada para ti, yo me encargo que ese pelele no quede en el parlamento.
—El ministro tiene protección de una parte de la organización según tengo entendido — Maya entra a la habitación.
—Sigue yendo contra los treinta y siete, gacela apoyando al lobo y al ministro y la siguiente cabeza que adornará mi pared no será la de Alesha sino la tuya y la de tu hijo si crea ese refuerzo contra mis drogas.
—Si no ordenas la liberación de la cacería de mi hijo nada me va a parar de acabarte.
—Me acabas solo cuando al biólogo lo tenga en mis jaulas, esta guerra no se termina sin que lo tenga— le sonríe y mira de nuevo a Rebecca —¿Es tu nueva mujer? A la antigua aun no la has matado, la organización no olvida y quiere darte el placer de hacerlo, pero con esta estupidez te quito los privilegios y lo hago yo mismo.
—La ubicación de esa mujer ha estado oculta por alguien, se sospecha que uno de los agentes del MI6 de quién es amiga— Tyler no se ni para que entra.
La mirada que toma con Logan me advierte mucho antes de lo que espero.
—Claro, la traidora se esconde porque no es una mujer de la organización y le teme a las torturas, pero hace falta que me conozca, vine por la Rebecca equivocada hoy, pero no mañana.
Me levanto decidido. — A Emma Brown la mato, yo, es un pacto de la organización.
—El tiempo se te acaba, los tres meses para cazarla ya se van a cumplir.
—Aun tengo a un hombre rubio para intercambiarlo por Jack, piénsalo bien Alexander.
—Amo las bodegas se quedaron sin protección por la gente del lobo.
Con la mirada enojada salen de la habitación uno a uno recogiendo entre medias la cena de los lobos de Logan que resguardan la entrada de las jaulas. —Tu hijo consiguió las ultimas muestras de las que nos habló Bennett— me quito el auricular diminuto del oído y se lo doy a Ethan.
—Por lo que me informan las dosis son muy pequeñas, Logan ya las había utilizado, pero los milímetros son suficientes para dos muestras— soy seguido por Ethan a las camionetas que aparcan a la entrada del hotel.
—Si solo hay dos dosis de refuerzo, la primera que sea para Bennett— dice Maya a mi espalda.
—Y la segunda para ti. — le dejo en claro después de las palabras de Logan.
Todo este teatro fue necesario para conseguir un refuerzo a la adicción de meses de mi hermano y espero que valga la pena.
No salgo las siguientes horas que Jack pasa encerrado trabajando con las muestras las cámaras ocultas en las bodegas dónde tiene al biólogo no han tenido actividad, Ethan prepara todo.
Esta noche será placentera para mí.
El perro que no se apartó de mi ni un solo momento desde Nueva York ahora no sale de la habitación de Bennett. Hago una mueca enojada y me pongo con lo que tengo en las manos.
—Tuvimos buen recibimiento con la entrevista— Erick entra a mi sala de estar dónde Octavian mezcla algo de beber que me quite lo amargo de la boca, en los viajes del ministro abundaba el whiskey barato.
—Siempre lo tenemos.
—Han los mejores meses de la cadena hotelera y más si le añadimos que compraste West B y mandaste a juicio a Mikael.
—Nadie que me traicione sale ileso.
—Bennett puede dar fe de ello, ahora es un trapo delgado que tu primo Jack reparará. — ni le respondo porque tomo el vodka de color que me sirve mi chef personal. —Y hablando de él ha estado encerrado durante estos meses aquí, cuando le darán su libertad.
—Jack no saldrá hasta ser completamente necesario— Tyler sale de la nada, parece los ojos y boca de este lugar —Si le quite su libertad fuer por su seguridad. —Octavian prepárame un martini, mi esposa esta con su manso y quiero despejarme la cabeza.
El de rasgos asiático asiente. —Si señor Hilton.
—Lárgate de mi vista— lo corro no tengo humor para su prepotencia.
—Quiero beber para despejarme la cabeza.
—¿Me importa? Lárgate— lo corro para que deje de malhumorarme.
—Es claro quién manda cuando hay un Roe— Erick se prepara una sola bebida —No comparto empatía con parte de tu familia materna.
—Ni yo lo hago, ni mi hermano lo hará porque, aunque esa mujer que nos dio a luz se haya muerto por adicta Bennett no va a terminar como ella.
Rebecca entra al salón seguida de una mujer, la misma mujer que no conoce la palabra decencia en la misma oración y que trae a una pequeña versión de ella a un lado.
—Joder hermano, ya quisiera yo tener hermanos que se preocuparan así por mí. Lo que daría por ser parte de esa unión que tiene ustedes los Roe, siempre cuidándose la espalda a pesar de la mierda que cae y no estoy ebrio para decir eso.
—Erick cállate.
La pequeña de ojos castaños que viene con ella se queda en silencio, no es muy habladora, pero quiso venir a visitarlo. Erick casi se atraganta cuando voltea a verla. —Estoy de salida la visita fue rápida.
—¿Saludó a su padre? — señalo a la niña pequeña de casi tres años.
—Sí y como prometiste que su padre está en mejores condiciones para verla que la última vez fue el momento oportuno — la mira despreciativa no se me escapa.
—¿Quién es mami? — pregunta esa voz pequeña en español.
—Soy Alexander Roe, soy empresario, pero dudo que sepas lo que es eso ¿Te ofrezco una bebida? — me inclino apenas un poco, pero para alcanzar su pequeña estatura tendrían que tumbarme en el suelo, aunque parece que no me entiende.
—Tiene dos años— su madre me acaba con la mirada.
—Reglas son reglas, niñita, necesitas dieciocho años más para poder acompañarnos con una de estas— levanto mi vaso colorido.
—Dale jugo o lo que tomen a esa edad ¿Leche de fresa? — Erick se rasca la cabeza y la evalúa de cerca por el parecido a la madre —Nadie puede negar que es tu hija, aunque su acento es muy raro, si la trajeran a vivir a Londres te apuesto lo que quieras a que se le pegaría el verdadero inglés.
La niña no habla, parece aterrada sin entender nada, por eso no me gustan los niños tan retraídos siempre.
No hablan, solo lloran y hacen popo y huelen feo. Son como los malos contratos, pero al menos los contratos son papel y no hablan pidiendo dulces y cosas coloridas.
—Mi hija no necesita ese cochino acento inglés — la madre nos reta en español y tanto Erick como yo alzamos las manos.
—Auch, me acaba de insultar en acento extranjero Alexander no lo permitas.
Me agacho a la pequeña versión de ella. —Me llamo Alexander Roe, tu madre está loca— le digo en español.
Jack sale de su encierro y mira a su ex mujer con su hija cortando mi inexistente charla con ella. Le doy espacio y mientras Erick y yo bebemos en el bar cerca de la terraza lo vemos despedirse de ella y de la Neoyorquina.
Se pone de rodillas diciéndole algo en el oído y la niñita asiente.
—¿De quién fue la idea de traerla aquí? ¿No es peligroso para estar tan cerca?
—Tyler forzó a Jack a un encierro inevitable, la única forma de que este en sus cabales es recordándole que esa niña vive por él, aunque no se quedara mucho tiempo, la regresaran a nueva York con su madre.
—Ya tenemos que irnos— la madre la aparta de Jack de un tirón.
—Quédate unos minutos más por favor.
—No salgas con tu excusa que no puedes salir de tu encierro porque ya se que saliste hoy para no se que bodegas Tyler me lo dijo.
—Fue una hora en la que lo único que respiré fue aire dentro de una camioneta, déjame a mi hija unos minutos más.
—No, Tyler solo me pago para venir una hora al día y ya se cumplió, lo que menos quiero es verte porque mientras tu estás aquí resguardado por tanta gente mi hermano está encerrado en una tortura continua por tu culpa.
—Lo vamos a recatar ya te lo dije, pero no es tan sencillo, si lo fuera hace meses que lo tendría conmigo— trata de tocarla, pero no se deja.
—Llegue a un acuerdo con Tyler por dinero, pero si no lo traes de vuelta te juro Jack que nunca en tu vida vas a poder estar con tu hija porque no te voy a perdonar que hayas arrastrado a mi hermano a su propia muerte.
—No hagas amenazas.
Miro la hora en mi Rolex esperando que Caterva llegue al lugar, a la casa de Logan para comprobar que lo que me dijo el kray sea cierto.
Si digo que Jack podría matar a todo el mundo con su conocimiento, no lo hago como amenaza porque su espíritu tiene debilidad que se va caminando en pasos pequeños agarrada de la mano de su madre que le hace limpiarse la cara húmeda.
La patética escena se corta cuando Jack se quita la bata blanca y se sirve un vodka lleno que Octavian prepara.
—¿Y qué dice la familia? — pregunto como si nada riéndome al instante.
—Dice que ahora entiendo lo que sentiste cuando tu mujer te disparo— se sirve otro vodka quitándome la risa —¿No estábamos jugando a las bromas de mal gusto? Es mi culpa no entender el juego.
Erick se atraganta con su risa y Jack le sonríe alzando las cejas. —No se ve todos los días a un rival para Alexander.
—Es mi actividad favorita desde que éramos niños— chocan los vasos. —Cuando estaba de buenas te golpeaba, cuando estaba de malas, casi te hacía ver a san pedro.
—Se de primera fila lo que son los golpes de este cabrón— Erick se soba la mandíbula.
—Nadie me dijo que estábamos en una reunión— Bennett sale del pasillo descalzo seguido de la bola de pelos amarilla.
—Ni se te ocurra tocar la botella de vodka o echaras a perder la desintoxicación. — Jack le advierte.
—Claro porque mi mayor debilidad es el alcohol— dice con ironía y se sirve solo.
—Si ya terminaron de pelearse bola de mariposas pueden desaburrirme con una buena partida de billar— me levanto de la mesa cansado y voy dónde los tacos de madera —¿Sirvió de algo Caterva para conseguir las muestras?
—Sí, sus hombres sirvieron de algo al fin, es cierto lo que te dijo quiere vengarse a toda costa de Logan, aunque dudo que lo haga — Jack me informa —Y no vi a mi amigo ahí como dijo Bennett que estaría cuando saqué las otras pruebas.
—Es un hecho que la seguridad de las bodegas la aumentaron después que los traicioné por sacar a Cora de ahí, pero el biólogo también puede ser porque el biólogo tiene dos días en los que no se levanta por completo, se queda tumbado en el suelo.
—Es una condición médica que debe estar empeorando por toda la maldita tortura.
—¿Cómo que Cora estaba en las bodegas dónde tenían al biólogo? — nadie hizo mención de ese detalle antes.
—Logan se la quería llevar como quería llevarse también a "Rebecca" y se fue por la equivocada, pero lo peor es que Cora se va a casar con Luke— dice Bennett en voz baja como si eso explicara todo.
—¿Qué ya vas a llorar porque no puedes tener a la mujer que quieres como todos nosotros? — lo reto y Erick dispara el primer tiro esparciendo las bolas por la mesa.
—Lo dice el que cayó en cama hospitalizado porque su mujer le disparó a traición— Jack se jacta.
—Y responde el que le acaba de rogar a su ex mujer que le deje ver una hora más a su hija— no me dejo.
—Ya cierren el pico, idiotas, están jodidos todos— Erick corta la riña —Tan fácil es como se pongan a trabajar en un buen bar y con unas buenas strippers para mejorarnos el ánimo.
—Así nos conocimos en Nueva York— Jack lo mira lascivo —Con unas buenas strippers— pasa a su lado para tirar y le acaricia el brazo llamando la atención de Bennett y mía y haciendo que Erick se levante de inmediato cambiándose al lugar a mi lado.
La ronda nos a beber los cuatro y si Maya no le clavo una de sus dagas a Bennett no fue por decisión propia. Me ato el cabello soltando pocos mechones, me recuerda a los viejos tiempos en la organización.
Aunque Jack nunca volvería ahí por nada ni nadie y Erick se orina primero en los pantalones antes de disparar un arma.
—¿Qué pasa con tu hotel en Brent? No piensas mejorarlo o reconstruirlo— Bennett pasa la tiza por la punta del su taco de madera.
—No, ya no tengo interés, mi mejor negocio está en Nueva York y ahora que ya volviste al trabajo has algo productivo y trabaja que necesito unos diseños.
—Eres un adicto al trabajo.
Tyler regresa a la sala, pero se mantiene alejado sin ponerme de malas a sus apariciones. Que beba, solitario todo lo que quiera mientras a su mujer la complace otro. Rompo el tiro de Jack y me gano la siguiente ronda de tiros solo.
—¿Es cierto qué el ministro tiene ganadas las elecciones?
—Eso parece.
—En la reunión de hoy cuando comimos en el restaurante, dijo que viaja en unos días a Brent para una reunión con el MI6, es más como despedida momentánea hasta que se anuncie que ganó la reelección— asiento a lo que dice Erick.
—Quiere ir a cada base del MI6 para hacer un discurso con labia.
—¿Tu vas a ir con él? — Tyler deja el puro sobre el cenicero. —No puedes abandonar los asuntos de la empresa con tan poco tiempo de regresar, a demás las fechas decembrinas se acercan y te programan una ausencia de casi un mes como cada año.
—Te dije que el esposo de tu tía ha estado investigando— Erick le da un trago a su vodka y tira.
No le respondo ni afirmativa ni negativamente, no doy explicaciones de lo que hago o no porque hoy obtuve más que las pruebas finales del biólogo.
—¡Jack! ¡Jack! — la mujer que hace más de tres horas se fue regresa a mi casa escoltada por Ida. —¡Mi hermano se comunicó conmigo!
—¿De qué estás hablando?
—¡Mi hermano se comunicó conmigo! — trae el celular en sus manos.
Miro a Bennett que con la mirada seria niega con la cabeza, el biólogo no tiene como comunicarse con nadie.
—¿Dónde está mi hija?
—La señora Maya la llevó a su casa.
—Largo todo s de mi casa, fuera— corro a todos, de todo lo que debemos hacer no quiero problemas paternales absurdos ni lloriqueos de nadie.
Erick es el ultimo en irse y Bennett vuelve a su casa hasta que con el ultimo que me quedo es con Jack en su encierro forzado. —Señor Roe, debe descansar— Rebecca me encuentra a la media noche en el mismo sofá de siempre.
Dejo el iPad en el asiento dejando de ver las casas de la agencia inmobiliaria que me aburren. El coche de Dmitry no se ha movido de las bodegas dónde está el biólogo, él se llevará la peor parte de todo esto.
No camino a mi habitación sino bajo a mi gimnasio con Ethan siguiéndome como es de costumbre. Me preparo con la cinta en las manos dejando el arma a mi alcance incluso aquí y me apoyo en el diván unos segundos.
—¿Está cansado mi señor?
—No, pero necesito estar en constante movimiento. Dile a Amelia que le confirme a Richard mi compañía en Brent.
〘 〙
Emma.
Recojo los materiales de la sesión de hoy con Sarah y los nuevos practicantes que han venido. Cuando antes cargaba documentos para llevarlos de oficina en oficina hoy cargo mantas para guardarlas.
Me decepcionó que ni siquiera tuve oportunidad de trabajar para una compañía pequeña aquí en la ciudad, estoy de acogida en el MI6, pero mis antecedentes penales quedaron claros en mi perfil, aunque me dieron mi libertad.
Maya lo hizo, Tyler me lo dijo, gracias a ella pude irme de Londres, si ser condenada a un juicio. Me despido de Sarah, nuestras sesiones terminaron hace un mes y medio había algo extraño en ella y no solo porque Bennett me lo haya dicho hace un par de días, no quiero sobre pensar.
Pero muchos aquí saben que tengo información confidencial que no comparto ni con Dylan.
Miro claramente los ojos de Rebecca la mujer que conocí en casa de Alexander mientras cruza la calle fuera del estacionamiento.
—Fue una buena sesión la de hoy— entro en el apartamento mirando a Cora sobre la encimera de la cocina mirando su anillo de compromiso.
—Me alegro— dice sin voltearse.
Habría preferido que Luke no hubiera echo su propuesta frente a Bennett, pero lo hizo con toda la intención y creo que no soy la única que lo sabe. Se que la hace feliz y que es lo correcto de hacer por su hermano a su parecer, pero Dios.
—Tengo que irme pastelito o no llego a la reunión de mañana.
—¿No te quedas?
—No, pero ven conmigo— la besa ahí mismo —Hola Emma, no te vi— le doy un asentimiento de cabeza y paso de largo —Vente conmigo, hasta podemos aprovechar para ir a visitar a tu tía el fin de semana, la noticia ya la sabe, solo falta que vayamos oficialmente como pareja.
—¿Se lo dijiste a mi tía? Esa mujer ni siquiera se me ha acercado desde que me fui de Trafford ni Dylan ni yo la consideramos como autoridad.
—Estaba ansioso de que más gente lo supiera Cora, pronto el nombre de tus exposiciones va a cambiar.
—¿Y no podías dejar que yo decidiera eso?
Las excusas que le da solo muestran que lo quería hacer más tarde que nunca y aunque Dylan se porte como el hermano protector Cora dijo sí a la propuesta.
—¿Qué dicen los enamorados? — Dylan sale a la terraza con una cerveza en mano para mí y una para él.
—Están teniendo su primera pelea pre matrimonial— respondo mientras me acaricia la barbilla y pone su tumbona cerca de la mía.
Hace una mueca y se sienta conmigo fuera, el ruido de la ciudad no es igual a Londres, no logro acostumbrarme aquí. —Mejor no entro ahí, quiero llegar de buen ánimo a la cena en la casa de Sarah.
—Me muero por qué haga la lasaña como la vez anterior.
—No somos grandes amigos, para que le supliqué, pero somos buenos amigos para que complazca lo que tu quieras. Por cierto, tu pago de este mes está hecho, deberían darte un aumento Sarah dice que trabajas horas extra.
—Siento que cubro las horas y horas en las que me escuchó y me gusta estar ahí.
—¿Aun no te sientes lista para el área de tiro?
—No le cuentes a nadie que me viste ahí la otra noche— le pido en voz baja —Y la siguiente.
—¿Contar qué? — se hace el desentendido.
No puedo decir que mi mente haya vuelto del todo, pero me hizo comprender las cosas de otro modo.
—Diciembre veintiocho, el cumpleaños de la mejor publicista de Londres y ahora practicante del primeros auxilios del MI6. ¿Ya sabes a dónde quieres ir de vacaciones? Estamos a tres semanas aun puedes pedir el Caribe. Cora dice que te hicieron un regalo bastante generoso.
—Tal vez, o quizás busque quedarme en Paris.
—No lo creo Paris está a la vuelta de la esquina, necesitas algo de mar, algo de sol en la piel, algo tropical— me evalúa.
—¿Insinúas que me veo mal Gray?
—Nunca diría eso, aun recuerdo que das buenas bofetadas de adolescente cuando tú y Cora se robaban mis bocetos de la universidad, mejor no me arriesgo— lo miro con los ojos entrecerrados.
—Perfecto porque mis técnicas han mejorado.
—Muéstrame antes de tu lección de mañana.
—¿Aquí y ahora?
Saca un billete de su bolsillo trasero. —Diez libras si logras derribarme. Conozco a Sarah y su entrenamiento es el mejor.
—¿Y si subimos la apuesta? Veinte libras y si Sarah nos da de cenar lasaña, me dejas la mitad de tu plato.
—Trato hecho Brown— se pone en cuclillas.
Voy por el no en la mejor posición, pero pongo mi tobillo sobre su muslo izquierdo y presiono para que lo baje. Se derrapa, pero cae sobre mí. Su aliento me hace cosquillas en la cara.
Trago grueso en mi garganta.
—¿Cuál es el siguiente paso? — pregunta en voz baja.
—¿La bofetada?
—No— oculta su risa —Rodillas al costado, recuerda— sube mi propia rodilla a sus omoplatos. —Siempre que quieras liberarte, rodillas al costado.
Lo repite un par de veces más hasta que lo hago y se cae de lado. Me levanto con las veinte libras en la mano. —Gracias por su participación caballero.
—Bien merecida su victoria, ya debemos irnos a la casa de Sarah, la gente impuntual no le agrada— me besa la mejilla recogiendo los envases de cerveza.
—Yo conduzco— digo a medias poniéndole la mejilla mientras reviso de nuevo mi celular para comprobar que el mensaje que le envié a Bennett sigue sin ser respondido.
Si hay algo que me gusta de la casa de Sarah es la elegancia que hay en cada habitación, los tapices se ven caros, pero iluminan la pared. Es solo dos años menor que Dylan cerca de los treinta, pero tiene toda la energía de una veinte añera.
Nos hemos hecho cercanas desde que comenzamos a trabajar juntas. —La cena está deliciosa.
—Gracias Emma— me sonríe.
El otro amigo de Dylan que no me cae del todo bien desde que se presentó en mi edificio para hablar de la muerte de Sawyer también esta aquí y otro agente más, el sentimiento es mutuo porque veo que no le agrado, después de todo este no es mi estilo de vida original. Todo están normal estos meses, tan liviano y tranquilo, aparentemente.
Cuando comienzan a beber con los aperitivos que trajo Cora ella se excusa al baño, no ha tenido buen humor desde su pelea con Luke. Ayudo a Sarah a recoger la mesa y miro la calle desde su penthouse.
No me siento como si ya fuera a cumplir veinticinco, el tiempo está corriendo muy deprisa, aunque a veces se siente que no corre. —¿Tienen algo planeado para el cumpleaños de Emma? — la pregunta de Sarah me toma por sorpresa.
—No— respondo de inmediato y el otro agente cambia el tema queriendo que no sea yo la que lleva la voz cantante de la noche.
Al final termino dejándolos cuando comienzan a contar sus anécdotas en la base, hablan de una misión en Brooklyn, pero hoy no tengo ánimos, el entrenamiento me tiene agotada, es cierto que trabajo horas extras para Sarah, pero de alguna forma debo callar mi voz de publicista que dejé en Londres y que quizá nunca pueda recuperar.
—La vida es diferente aquí no, nos hace falta una noche de chicas, solo mi sexy y yo y dejar a los locos de lado.
Volteo a ver a Cora. —Si quieres tener una cena romántica conmigo solo tienes que pedirlo.
Nos reímos juntas. Se sienta conmigo pasando sus brazos por mis hombros mientras criticamos silenciosamente una de las pinturas más extrañas de Sarah sin que nos escuche. —No tiene sentido del arte.
—Ni siquiera sé lo que es.
—Ni siquiera creo que ella lo sepa, seguro la pintura se llama no pude coquetear con el agente Gray por eso digo cosas ridículas en mis sesiones.
Le doy un codazo. —Shhh— hago que baje la voz, pero no se detiene e imita la voz de Sarah.
—Dylan ven te necesito en la práctica de hoy, Dylan.
La risa termina ganándome y vamos escaleras arriba —Sexy, me encanta verte reír ¿Te das cuenta que no importa que tanto cambié en nuestra vida tu y yo no hemos hechos desde que somos niñas?
—Y espero que no lo hagamos nunca.
Las noches fueron las más difíciles cuando llegue, el insomnio me acababa todos los días. Camino por la casa cuando regresamos más noche, el piso frio en mis pies me pide salir. Hay mucho silencio, echo de menos la ciudad.
Me quitaron todo de un momento a otro, Katherine, Adam y el mismo Mikael, sin darme oportunidad de recuperar nada, ni mi trabajo, ni mi estancia en Londres, llegué huyendo de Seth, y fui desterrada de ahí también.
Todos los días me levanto no porque quiera hacerlo si no porque tengo que hacerlo. La fuente que está en el estacionamiento de la base militar me hipnotiza. Me siento en la orilla, llevo estos meses trabajando solo con pequeñas salidas clandestinas por la ciudad.
Ni la idea de mi cumpleaños me emociona porque aun le duele a una parte de mi corazón. —Cuando me dijeron que mi ronda de esta noche sería interesante no esperé ver a la asistente de Sarah aquí— el amigo de Dylan viene para mi mal humor.
—Ya me voy.
—No sabía que en el MI6 acogíamos a los prófugos de la justicia, hace tres meses desde que llegaste y no has ido a juicio ¿Por qué?
—Buenas noches— quiero pasar de largo, pero no me deja.
—Seguro es por la amistad que el ministro tiene con el camaleón— arquea una ceja, pero cuando venga el fin de semana le voy a preguntar la razón.
—La razón es muy simple, a lo mejor tu tienes que ir a juicio antes que yo porque, sí, le disparé a un hombre a muerte, pero tengo más decencia que tu y todo el mundo junto porque no voy por el mundo lanzando mierda al que veo— le clavo un dedo en el pecho.
Al girarme veo a Dylan detrás de nosotros.
—¿Qué está pasando aquí? — No hablo con él. Paso de largo. —Emma, te hice una pregunta, soy tu superior.
—Nada agente Gray, no tiene que cuidarme las espaldas todo el tiempo, tuvimos una discusión, pero le acabo de dejar en claro a su cabo que se toque las pelotas antes de molestarme de nuevo.
—Tienes dos días de castigo, te quiero a las cinco de la mañana corriendo la guardia del día y de la noche y quiero que en este momento te disculpes con ella— lo sentencia haciéndome apretar los dientes cuando el otro no dice nada solo porque Dylan es el superior, no porque yo lo haya confrontado.
Lleva todo este tiempo haciendo lo mismo, luchando las peleas que yo debo enfrentar, no soy tan débil para no hablar por mí misma.
—No quiero su mediocre disculpa, y ya me voy a dormir que mañana tengo que trabajar.
—No te oí— la voz de mando de Dylan hace estremecer a cualquiera.
—Te ofrezco una disculpa Emma, ahora haré el castigo que no harías tu ni con diez años de entrenamiento aquí— me empuja al pasar de mi lado susurrando la parte final.
—No tienes que defenderme todo el tiempo Dylan, sigo recordando como hablar— me alejo enojada de oír lo que dijo el otro, me quitaron todo, pero mi espíritu es la única parte de mí que nunca van a poder quitarme.
Nunca.
. . . .
No hablo con Sarah en la mañana me concentro en formar las mantas para los practicantes arreglando mi uniforme al que no me acostumbro, pero no me importa. Sarah da la sesión del día y termino cubierta de tierra cuando trabajé para estar día a día en una oficina.
Estoy cansada, pero recojo todo cuando las practicantes se van. En la hora del almuerzo tomo la charola de comida antes de la siguiente sesión y me siento sola en una mesa. Hay gente limpiando las instalaciones porque el ministro va a venir el fin de semana y quieren todo perfecto.
Me apresuro a comer más rápido cuando veo que el agente que castigo Dylan comienza a bajar unas bolsas negras de uno de los autos todo terreno. Me mira con la cara bañada en sudor, ha estado trabajando desde las cinco de la mañana como dijo Dylan que lo haría.
Escucho a unas mujeres uniformadas cuchichear en mi espalda mientras la segunda sesión con Sarah empieza.
—Emma olvidaste los instrumentales.
—No lo hice— le respondo seria.
—¿Todo bien?
Asiento y vuelvo a trabajar con ella impartiendo los cursos de primeros auxilios para los nuevos practicantes. Al medio día hace más sol del que debiera en invierno. Dos veces veo a Dylan y no le hablo porque si ningún cabo lo hace yo tampoco, él es un superior aquí.
Cierro con llave la oficina de Sarah y hay tres autos azules más para el agente castigado. —¿Qué miras? Lárgate de aquí — escupe al suelo quitándose el sudor de la cabeza.
Leo el mensaje de Cora que está esperándome para ir de compras al centro de la ciudad, pero no dejo de mirar al agente. Ya no voy a dejar que me trate como menos y solo hay una forma de hacerlo.
Me rehago la coleta y me subo las mangas del uniforme que me dio Sarah y camino hasta donde esta él.
—¿Qué demonios crees que haces?
Ni le hago caso paso directo subirme a la parte trasera del auto y alzo la mitad de la primera bolsa. El jadeo me lo trago, esto pesa como cincuenta kilos y eso que no es ni la mitad del peso.
Hago mi mejor esfuerzo en jalarlo al piso y se cae casi pegándole. —Esas bolsas se bajan cargándose, no son sacos de papas. Si no te vas de aquí llamo a un superior y hago que te pongan un castigo peor.
—Hazlo— lo reto jadeando mientras pongo la punta de mi bota sobre una de las bolsas y finjo que estoy en el gimnasio, aunque esto se siente mil veces peor. —Vamos Brown— me obligo a seguir tirando la siguiente bolsa.
La playera de algodón se me pega a la espalda y me quito el sudor de la frente yendo por la tercera, los brazos se me adormecen, pero no dejo de jalar escuchando al hombre insultarme para que me quite.
—Dices que necesito diez años para hacer este castigo y tu necesitas más conojes para seguirme el paso.
Siento las piernas como gelatina cuando logro cargarme una de las bolsas en el hombro, camino bajándola, pero me fallan las piernas a los pocos pasos y me resbalo en el suelo, tiro la bolsa.
—¡Emma! — la voz de Dylan es dura.
—Yo le dije que se fuera agente Gray, pero esta empecinada en hacerlo ella misma.
Me levanto para mi vergüenza contra las advertencias de Dylan y vuelvo a montarme en la parte trasera del auto.
—¡Emma!
La ultima bolsa es la más difícil, ya no aguanto el dolor de brazos y eso que solo baje la mitad de la primera carga, aún faltan cuatro. Veo a Sarah mirarme de lejos pero ni ella me importa.
Aprieto los dientes para que mi cuerpo responda como lo hacía en el gimnasio, pero ya no doy más.
—Ya fue suficiente Emma, este castigo es para él no para ti— Dylan se sube detrás de mí.
—No me voy a ir de aquí hasta que termine agente Gray.
—Para ya Emma, si quieres comportarte como uno de ellos entonces obedece las ordenes de un superior— eleva la voz.
—Grítame todo lo que quieras, es mi motivación para seguir trabajando.
Escucho una respiración pesada y con la fuerza que no me mostro cuando lo derribe en el suelo, los brazos grandes de Dylan me bajan del auto. Forcejeo contra el granito en el que se arrastran mis botas.
—¡Suéltame!
—Te atreviste a desafiar a un superior, eso es castigo y baja definitiva.
La puerta de su oficina la abre con una sola mano y le cuesta meterme dentro cuando cierra dejo salir un grito de frustración enojado. —¡Si crees que por ser publicista no puedo hacer el mismo trabajo que él, te equivocas!
—Nadie dijo que no lo puedas hacer y baja la voz.
—¡No! ¡No la voy a bajar porque parece que solo escuchan cuando alguien grita!
—Estas alterada Sarah me dijo que llegaste así desde la mañana, quédate aquí dentro hasta que te tranquilices y luego sales a irte a casa.
—¡No tengo que calmarme! Se la han pasado murmurando sobre mí desde que llegué, si está es mi nueva vida mejor que me acoplé de una buena vez. ¡Dame un arma! ¡¿Quieren ver que disparé?, lo hice y les voy a enseñar!
Dylan trata de hablar civilizado, pero yo no entiendo de razones.
—¡No tienes que defenderme todo el tiempo Dylan Gray frente a todo el mundo mostrando lo débil que soy y te pedí un arma y la quiero ya!
—¡No te voy a dar un arma y baja el tono cuando te dirijas a un superior Emma Brown!
Ese tono me hace detener los gritos. Pone la espalda rígida y el ceño se le frunce. Nos miramos en silencio, jadeo por controlar mi respiración. —Me largo de aquí— trato de pasar, pero no me deja.
—No, no te vas, querías ser tratada como una agente, pues como superior te demando quedarte.
Aprieto los dientes y me le planto de frente sin decir una sola palabra. Me retiene la mirada. —Tus frustraciones no las vas a descargar aquí.
—Entendido agente.
—Y menos vas a infringir contra un cabo que está castigado.
—Bien— me sale la voz apretada.
—Y no me cuestiones por defenderte otra vez.
Eso rompe mi poca cordura. —¡No soy débil! ¡No vas a pedir por mí como si yo no fuera más que una inquilina aquí, ni que seas hermano de Cora te da derecho!
—¡Ya basta!
—¡Basta contigo!
—¡Emma!
—¡No necesito que nadie de la cara por mí!
—¡Yo no doy la cara por ti por que crea que eres débil, la doy porque quiero y porque te quiero! — apenas mi mente comienza a preparar mi grito de replica siento el golpe suave sobre mi boca que corta los gritos de ambos.
No muevo mis manos porque los ojos los mantengo abiertos mientras veo y siento a Dylan besarme.
Logra abrir mi boca con la punta de su lengua detenido, buscando le momento de hacerme jadear. No es el sentimiento de caer en una tentación inevitable, pero si el momento de un deseo carnal que encuentras a tu paso.
Me agarro a su uniforme y por inercia muevo los labios escuchándolo suspirar hasta que la puerta se abre cortando el contacto.
—Yo no pienso que seas débil Emma— su jadeo me baila en la boca cuando me retiene junto a él.
—Dylan escuche los gri...— la voz de Sarah me hace dejar de ver al hermano de Cora. —Carajo— entra cerrando la puerta detrás de ella. —Así de esto se trataba todo, lo debí suponer, no se por qué me sorprende.
—Estás sacando conclusiones precipitadas Sarah— me despego de Dylan con los labios hormigueando.
—No es que deban darme explicaciones, solo venía a decir que el ministro acaba de llegar.
¡Hola sexys!
Vamos recuperándonos del accidente, pero no podía dejarlos sin capítulo.
Yo se lo que acaba de pasar *Se va corriendo*
¡Los amo tres millones!
-Karla.
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