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CAPÍTULO 10

Alexander.

Hago que Ida y Ethan bajen las armas con una señal apenas perceptible de mi mano y termino de ponerme la chaqueta de cuero.

—Hola querido— Alesha sonríe —Deja de apuntarme con esa arma en la espalda estúpido, el lobo ya te dio la orden de que la bajes— manotea para alejar a Ethan.

—Estás en el lugar equivocado— le dice Ethan sin bajar el arma.

—Estoy dónde quiero estar— me mira —Quiero estar contigo Alex. — ladea la cabeza y se pasa la punta de la lengua por los labios. La miro en silencio observándola. —La última vez que nos vimos pasaron muchas cosas y no dejaste que te explicara todo lo que ocurrió incluido el incendio del hospital.

—¿Hablas del hospital que incendió Logan? — meto mi móvil en mi bolsillo delantero.

—Alex déjame explicarte todo lo que ocurrió y solo hasta entonces tú decides lo que pasará.

—¿Cuál es el castigo de los traidores Alesha?

—Logan me obligó— me interrumpe— De todas formas, iba a venir por ti y no había nada que pudiera hacer para impedirlo. Quiere que te unas a él.

—¿Cuál es el castigo de los traidores? — bajo el tono de voz imponiéndome sobre ella.

Mira a Ida y luego a mí. —Las jaulas—responde —Pero de ser así ya habrías metido a la zorra que vendió información de tus hoteles a West B, la misma que hizo que tu hotel se derrumbara, la reputación de tus hoteles está cayendo en picada gracias a ella.

—No— la corto —Gracias a ti.

Respira profundo. —Las conferencias de prensa me obliga a darlas Logan, no quiero hacerlo, pero me tiene acorralada sin muchas opciones, necesito que me ayudes. — los primeros rastros de lagrimas aparecen, se pasa las manos por los brazos alzando el blazer que trae puesto.

Miro las marcas purpura que trae en ambos codos. —Me está lastimando Alex, todos los días él...— se calla aguantando un sollozo —Tú mejor que nadie sabe de lo que Logan es capaz de hacer con tal de conseguir lo que quiere. No quiero volver ahí, por eso me atreví a venir aquí arriesgando todo lo que tengo allá.

Frunzo el ceño reparando en sus brazos y ella aprovecha para acercarse a mí, sollozando ligeramente y humedeciendo sus ojos azules.

—Arriesgaste mucho Alesha.

—Se que cometí un error con Logan, pero lo hice para protegerte, estando con él puedo decirte todo lo que planea hacer y puedes tomar ventaja— se limpia las mejillas. —Alexander, somos familia desde pequeños, ¿No lo recuerdas? Siempre hemos sido Bennett tu y yo— me toca el brazo —Bueno, con él como traidor solo somos tú y yo.

Dejo que se acerque más.

—La familia se cuida entre ellos como nos cuidamos en las jaulas. — su labio inferior tiembla con el recuerdo. —Cuando quedamos encerrados por meses en las jaulas, nos cuidamos hasta que salimos de ahí, porque la familia es lo más importante para nosotros.

Me aprisiona entre sus dos manos apoyando la cabeza en mi pecho con los ojos cerrados. —Bennett es un traidor, pero a mí me obligaron, no tuve elección incluso si mi padre fue por mí no hubo nada que pudiera hacer contra él. Logan me tenía acorralada y tuve que ceder— sigue —Tú le dijiste que estaba ahí, sé que fuiste tú.

—Sí.

Sonríe sorbiendo por la nariz. —Sabía que te preocupabas por mí. — sube la mano — Recuerda cuando hicimos el amor en la jaula, cuando no teníamos nada ni a nadie, teníamos quince años y los dos estábamos muy solos, juntos nos completamos y nos amamos.

Su mano pasa por mi pecho. Le levanto la cabeza mirándola fijamente a los ojos y la tomo por el cuello hasta que estrello su espalda contra la columna.

—Ale...— tose y aprieto mi agarre.

—Los traidores van a la jaula siempre Alesha — la expresión le cambia ahora que ve que no caigo en su juego. 

Me traicionó, estuvo a punto de matarme por Logan, no tolero traiciones a mi alrededor de ningún tipo. 

—No me vengas con mierda barata como esa porque no sobrepaso ninguna traición.

—Mal... maldito. — tose y las mejillas se le ponen rojas.

La levanto de los pies arrastrándola sobre la columna, sus ojos se mueven de arriba hacia abajo cuando ya no puede jalar más aire.

—Qué discurso tan conmovedor Alesha— me inclino sobre ella —Díselo a los mugrientos de las jaulas la próxima vez que los veas de cerca.

Maya entra por el corredor y nos mira, pero ni así la suelto. Creo que escuchó la mejor parte del discurso preparado de Alesha.

—¡Señor! Hay Kray en el edificio señor— Ida aparece por el pasillo. —La vinieron siguiendo.

—Los vamos a rodear antes de que entren— interviene Ethan

—No— los detengo a los dos. Tengo mejores planes para esto que retenerla aquí, mis planes no incluyen enfrentamientos con la gente de Logan hasta que sea necesario. —Lárgate por dónde viniste— la suelto haciendo que jadee por aire cuando cae de rodillas al suelo.

Si la mato ahora, Caterva va a tomar cartas en el asunto y me conviene tenerlo, no de mi lado, pero tampoco de enemigo.

Alesha tose salivando en el suelo como la mugrienta que es. Paso para servirme un vaso de whiskey escoses.

—Te vas... te vas a arrepentir— me mira con despreció con los ojos llorosos y luego ve a Maya a lo lejos que ni se acerca a ayudarla ni se inmuta en levantarla del suelo. —¿Maya? ¿Qué haces aquí?

Maya le da la espalda porque sabe que es una traidora y se voltea al prostituto que trae en la espalda, de esos que abundan en Dinamarca.

La mayoría aspira a ser Legae de la organización de la mafia danesa, pero cuando ven lo renegado y putrefacto de la organización no tienen cojones suficientes y se quedan de hombres de turno para las mujeres del poder.

Alesha hace una rabieta por la forma que la desprecia Maya y pega los puños en el suelo. —¡Voy a hacer que te arrepientas de casi matarme Alexander Roe! ¡Te voy a joder!

Me río. —Adelante, ponte a cazar al lobo y ve lo que encuentras.

Ida la levanta cuando empieza a patearlo. Incluso como un hombre corpulento de dos metros como él, Alesha es de buena estatura y le saca las rodillas para que la baje. Gritando en voz baja y tosiendo.

La dejé jodida, le quedaron las marcas de mis dedos alrededor de su cuello.

—Sácala a dónde pertenece a la señorita Smith— me limito a decir y Ethan da la orden de que mis hombres no ataquen a los kray que vienen por ella.

—¡Te vas a arrepentir Alexander! — vuelve a gritar con la voz ronca. —¡Voy a destruir tu reputación, te voy a quitar el prestigio y vas a venir rogándome de rodillas! — escupe en el suelo — ¡Crees que puedes contra Logan, pero no eres competencia para él, te va a tener en sus manos antes de lo que piensas!

De la cinturilla saca un arma blanca y la empuña contra Ida. El hombre se mueve sin esquivar que le rebane parte del abdomen. Si hay alguien que sabe del uso de armas blancas es ella, Caterva la instruyó y ella perfeccionó la habilidad desde los diez años.

Ida le voltea la mano haciéndola gritar y le tira la navaja suiza que saca. Maya se acerca a la navaja en el suelo mojada con la sangre de Ida y el prostituto se inclina a levantarla para dársela.

Maya la gira entre sus dedos y limpia la sangre en la palma de su mano. Echo al prostituto de mi presencia y ella me sigue hasta mi despacho.

—Esta es una navaja Roe no debería tenerla. O se la robó a Logan o alguno de los Kray de más confianza que tiene ese bastardo— traga saliva —. O si la convirtió en su mujer.

—Qué gran dilema, no va a dejarme dormir la curiosidad. ¿Crees que puedas resolver esa duda?

—Las pertenencias Roe no se dan a desconocidos y si Alesha solo fuera una ramera más de Logan no debería tenerla y no me hables así que estoy aquí para ayudarte.

—Me sirve Tyler, tú no. — le recalco ameno, mis negocios no la incluyen.

Ponen las manos sobre la mesa y se inclina poniendo su cara contra la mía.

— Te callas o te corto la lengua— clava la daga manchada con sangre en mi escritorio, clava más de la punta mostrando la compulsividad que todos los Roe tenemos.

Me río de lado y se enoja más tanto que termina saliendo dando un portazo y desapareciendo de mi vista.

Reviso que los Kray ya se hayan largado de mi propiedad y mando a revisar la ubicación de Dmitry Makov, el ruso para el que trabaja Bennett, quiero poner mi plan en marcha antes que los rusos tengan oportunidad de comunicarse con Logan.

Necesito que la siguiente venta de armamento que tengan los rusos me la vendan a mi y no a Logan. El armamento está muy bien fabricado, los metales que exportan son de bagaje y oí que tienen mejoras en su mercado ilegal, quiero mejores armas para mis hombres.

El hacker logra interferir en el sistema de vigilancia del edifico de Emma y reviso la cantidad de visitas que ha tenido el traidor de mi hermano en las ultimas dos semanas. Recibe tres visitas por semana.

No voy a arriesgar a Emma a la mierda de Logan, voy a sacarla de ahí antes, pero con esa regla de poco a poco me está tocando los cojones.

—Odio perder la compostura— Maya entra de nuevo y se hace el cabello castaño hacia atrás mirándome con desprecio.

—¿Qué no ya te habías largado?

Me recorre de arriba hacia abajo. —Las señoras adineradas de clase alta se comportan todo el tiempo. Logan va a castigar a Alesha cuando sepa que estuvo aquí, lo va a considerar traición, pero eso ya lo sabes— camina por mi despacho.

—Lo que sea, sirve para algo y ponte a trabajar. Voy a vender mercancía a una de las treinta y siete casas, hazte cargo de buscarme a un buen comprador.

—Si vas a vender amas de una vez te digo que los rusos no tardan en venir a Londres, nadie les hace competencia, a menos que quieras conseguirte gente que te haga tus propias armas— se sienta en la silla más cercana —. Tú tienes poca práctica haciendo armamento, pero los daneses son buenos también.

—No voy a vender armamento, voy a vender a un mugriento que se metió con mi mujer.

—Oh. — sus cejas se alzan—. Hace semanas que no hablabas de tu mujer. ¿La viste?

—Eso no te incumbe ¿Haces el trabajo o no?

Esa sonrisa perversa que no deja ver casi nunca sale —Puedo conseguirte la casa treinta y siete, esa es la peor de todas. Aunque, claro, nada es peor que las jaulas de Logan.

—Él ya está en las jaulas— no está ni cerca de haber comenzado la penitencia de Sawyer Taylor ni mucho menos la de Seth Wells —. Y es justamente la casa treinta y siete la que quiero.

Me mira complacida. —Vas a tener esa, entonces—. Mira Ida y al hacker a lo lejos. —La muerte es un castigo muy miserable para alguien que se mete con la mujer del lobo.

Emma es intocable —Llévala a las jaulas y muéstrale al mugriento de Sawyer— le ordeno a Ethan con una sonrisa ladeada.

〘 〙

Emma.

Las manos las tengo frías mientras le sirven el café a Matthew Clark, el hombre que me contrató en West B.

Agendamos nuestra reunión para el lunes, pero después de que le enviara el segundo mencionando a Hilton &Roe acepto que fuera hoy nuestra reunión. Menos mal Alexander se fue al medio día de mi casa y podemos mantener esto en privado.

Estamos en la sala de reuniones de West B, como es fin de semana la mayoría de los lugares están llenos y para mantener conversaciones como estás no nos conviene que nos escuchen.

—¿Cuéntame de que se trata esta nueva información Emma? — comienza Matthew después que se va su asistente después de habernos servido café a todos.

—Hilton &Roe no quiere que renuncie, ni siquiera han firmado mi responsiva de renuncia, se han visto muy insistentes en mantenerme en la empresa.

—Oh vaya, están sacando las garras.

—De echo pensé que eso es algo bueno— comienzo.

—¿Qué tiene de bueno eso? — interviene el otro hombre de West B que trabaja para Matthew.

Enderezo la espalda y planeo mi estrategia para convencerlos de las suposiciones que se van diciendo por la oficina. —Ya acordamos que les daré información de los proyectos que tuve en la empresa, pero puedo trabajar más que eso.

Ambos hombres se miran y en ese momento la puerta se abre, un hombre mayor entra por ella, tendrá unos cuarenta y cinco años a lo mucho. Es el dueño de West B. Mikael Wall y ha estado por la oficina todas las veces que lo he visto.

Por lo que dice Matthew de él, el éxito de Birmingham de Hilton &Roe, le caló hasta los huesos porque ellos tenían planeado un proyecto similar que Alexander les fastidió y echó abajo con el suyo.

Hilton &Roe no tiene competencia, no hasta ahora que saben cuales son varios de los proyectos y que siguen en estragos por los incidentes en Brent.

—Continua Emma Brown. Creo que estás ofreciendo un proyecto tentador— interviene el dueño de West B. —Me informaron de esta reunión extracurricular y quiero estar enterado de todo lo que se hable.

—Como le decía al señor Clark, señor Wall— continuo con mi reunión, pero me interrumpe.

—Dime Mikael.

—Mikael— le doy lo que quiere—. Ya que mi jefe se ve renuente a darme la renuncia a la empresa, armé una estrategia dónde puedo continuar con mi trabajo en Hilton &Roe y seguir en West B. — todos me miran en silencio—. Lo que les estoy ofreciendo es ser su infiltrada de proyectos en Hilton &Roe.

Mikael sonríe complacido, en los pocos días que llevo de conocerlo deduje que es un hombre ambicioso y estoy tocando su lado débil.

—Qué mente tan perversa tienes Emma Brown, pero no creo que lo hagas por caridad ¿O sí? Esta oferta debe tener un precio, después de todo estas arriesgando tu credibilidad laboral.

Asiento con la cabeza. — Exactamente, quiero el doble de dinero que me ofrecieron por dar información de los anteriores proyectos de la empresa de Alexander Roe.

—Ja. No pensé que fueras tan ambiciosa.

Pongo mi mejor sonrisa ladeada. — Todo el mundo tiene un precio o ¿no Mikael?

El hombre canoso se reclina en su silla. —Y el tuyo es muy caro Emma Brown.

Mikael mira a Matthew complacido y entiendo el lenguaje corporal de ambos, mi propuesta es todo lo que necesito que acepten. Me levanto de la silla como si nada dejando que sobrepasen las opciones.

—Tienen poco tiempo para pensarlo porque Hilton &Roe paga bien.

—Y ahí también los jefes follan a sus asistentes y salen en las revistas— Mikael se ríe. —No creas que tu propuesta es la mejor de todas, eres tan insignificante como todos los que postulan para el puesto. Eres igual de avariciosa que todos.

Un calor nada agradable me recorre la espalda porque me rebajen solo a dormir con el jefe, incluso si Alexander no es mi jefe directo, esa actitud me confirma que estoy haciendo lo que debo.

Por un momento mi confianza se tambalea teniendo a estos hombres imponiéndose, recordándome que estuve encerrada por uno.

El pecho me palpita, ni manteniendo mi confianza con Seth impidió que me lastimara. Mikael y Matthew se ven complacidos de hacerme flaquear, odio estos momentos en los que me vengo abajo.

Miro al asistente de Mathew y recuerdo lo que tengo planeado hacer en mente.

—Es verdad— me mojo los labios. — Soy igual de ambiciosa que los otros que postulan para los trabajos, pero soy más inteligente que todos ellos juntos.

Le sostengo la mirada, no va a echarme a abajo. Juego bien con las apariencias, soy publicista, la imagen es lo primero, lo aprendí en la universidad, en mi primer trabajo laboral y en la vida.

Nadie puede echarte abajo a menos que tú se los permitas, y yo no permito que nadie me eche abajo en mi trabajo.

—Trato hecho— responde Matthew cuando pongo mi mano en la manija de la puerta de la salida. —Aceptamos tu propuesta Emma. Claro que firmaremos los debidos acuerdos para evitar fallas.

—Perfecto— no muestro ni una sonrisa, ni complacencia —Buenas tardes caballeros.

Salgo sintiendo nauseas de lo que acabo de hacer, pero logro llegar a mi Mazda. Apoyo las manos en el volante y me pongo en marcha para recoger a Cora en la galería y llevarla a mi apartamento.

Paramos por unos croissants por el camino y llegamos al edifico. Aparco al lado de una camioneta verde, que tiene espacio suficiente al otro lado para salir. Dejo a Cora bajando nuestras cosas mientras voy con el recepcionista que es amable, me da mi correo que llegó en la mañana.

Y le hago un pequeño recordatorio en un pequeño post it, de un paquete que viene mañana con mis cosas de la oficina de parte de West B. Tengo más responsabilidades, soy directora de relaciones públicas

El sonido del claxon en el estacionamiento me hace fruncir el ceño y le dejo la nota al recepcionista.

—¡Me estoy apurando! — Cora grita sacando las bolsas del supermercado que traemos del maletero.

El dueño de la camioneta verde le esta silbando a cada momento poniendo molesta a Cora, no entiendo cuál es su problema. Me acerco enojada y no puedo ver quién es el dueño porque traen las ventanas y el parabrisas polarizado.

—¿Qué pasa?

—¡Sexy que bueno que llegas! — me grita Cora desde atrás de mi Mazda —Este imbécil quiere que muevas tu auto para que pueda salir. ¡Porque al parecer la mitad del estacionamiento no es suficiente para su chatarra de camioneta!

El conductor claramente la escucho porque sigue silbando como desesperado. —Ya basta, voy a moverlo— le grito al desesperado o desesperada.

—Solo quiere pelear— Cora le levanta el dedo de en medio.

—Déjalo Cora— me meto al auto y lo enciendo poniéndome en otro lugar.

Pero el señor ventanas polarizadas no se queda callado y cuando va en reversa para salir del estacionamiento se pone muy cerca de mi auto y lo aboya del lado la parte trasera, el ruido desquebrajado me hace abrir la boca y me bajo de inmediato.

—¡Qué mierda! — le grito y camino a su estúpida camioneta después de ver la línea cortada que dejó en mi Mazda.

Ni baja la ventanilla ni se baja cuando me acerco. ¿Está ignorándome? ¡Ja! Levanto mi pierna y le pego una patada a la puerta de su jeep verde 4x4

—¡¿Eso está mejor?! — le pego otra patada y otra hasta que la puerta se abre y un hombre baja de ella con la ropa holgada y botas negras.

La mirada es de un enfermo de rabia, pero ni me asusta. Ni, aunque un escalofrío me recorre la espalda. Levanto mi pie y pateo la defensa del frente medio abollándola, aunque me alcanza a doler el pie.

—¿Ya no es divertido estar silbando o sí? — le levanto la barbilla jadeando aire de lo enojada que estoy.

Unas manos me jalan hacia atrás y veo el abrigo de faux fur café que trae Maya puesto. —Emma— me hace dar dos pasos hacia atrás y oigo el ruido de sus tacones sobre el piso.

El hombre hace amago de acercarse y Maya se pone a mi lado alzando la cabeza. —¿Se te perdió algo?

El hombre nos mira por unos segundos más y luego sin decir nada se sube a la camioneta y se va derrapando sus llantas.

Me paso la mano por la cara y camino a ver la abolladura de mi Mazda. —¿Qué fue todo eso? — tengo a Maya detrás y Cora se acerca.

—Que no tengo buenos vecinos.

—Arrasaste con él sexy— Cora sonríe.

—Si tan solo supieras— Maya inspecciona la marca. —Tienes un carácter fuerte linda—. Se ríe con un tipo de broma privada que no nos cuenta.

Claro, ella debe conocer mejor a la gente de aquí que yo, Bennett vive aquí y... miro a Cora. —Hola de nuevo— saluda a la tía de los Roe.

—¿Qué tal? — Maya le da una sonrisa amable.

—Vamos a arriba— tomo las bolsas restantes, pero dejo que mi rubia favorita vaya primero. —¿Estás aquí por mí o por Bennett? — le pregunto a Maya una vez que nos quedamos solas.

—No hay porque seguir ocultándolo, seguramente viniste a este lugar porque él te lo recomendó.

—Si te digo que no tenía idea de que Bennett vivía aquí probablemente no me lo creas, las cosas se dieron de otra forma.

Vamos por las escaleras y no me la imagino subiendo tres pisos en esas botas, que me encantan, deben ser de colección. Siempre que la veo trae algo distinto, su guardarropa debe ser todo un lujo.

Me acompaña por los tres pisos sin siquiera verse exhausta. Mi móvil vibra en la bolsa de mis vaqueros, pero como llevo bolsas en las manos no puedo revisarlo.

—Cora es casi de mi familia, ella... tiene una historia con Bennett que termino antes que él se fuera a Nueva York— le explico —Fue ella la que me trajo aquí, pero después de todo lo que pasó dudo que quiera verlo. — le digo cuando llegamos al tercer piso. —Ni siquiera lo he visto por el edificio.

Suspira mirando el corredor. —Bennett no se ha vuelto muy hablador en las ultimas semanas.

Me debato en decirle lo que me dijo Alexander y que no terminó de explicar cuando terminamos de desayunar en la mañana, aunque no lo culpo, las manos de Octavian son benditas para cocinar.

—Alexander dijo que Bennett es un traidor. — nos paramos frente a mi puerta y rebusco mis llaves. Espero que ella me lo explique antes que hable con Cora sobre esto.

—¿Así que viste a Alexander? — veo el amago de una sonrisa en sus labios pintados de rojo intenso.

Las palabras se me estancan a mitad de la garganta. —Trabajo para él— respondo como si eso explicara todo y ni siquiera se porque estoy nerviosa, ese poco a poco sigue resonando en mi cabeza. —¿Quieres pasar? — pregunto sin mirarla cuando la cerradura cede y encontramos a Cora dentro.

—Maya no nos han presentado formalmente, la única vez que te vi fue en el apartamento de Luke— Cora le extiende la mano —Soy Coraline Gray, la mejor amiga de Emma.

—Maya Hilton, tía de Alexander... y Bennett.

Saco mi celular y veo un mensaje en la bandeja, Es de Alexander, miro a Maya hablar con Cora y aprovecho para salir un poco a la pequeña terraza y responder.

<< ¿Ocupada? >>

Miro a mi espalda y le respondo. <<Estoy cenando con Cora ¿Puedo ayudarte en algo?>>

Después de enviar el mensaje entra una llamada con su nombre, respiro hondo y respondo. —¿Diga?

—Hola nena— su voz ronca me hace respirar hondo otra vez. —¿Estabas ocupada?

—Un poco. Trata de subir las bolsas del super tres pisos y responder el teléfono al mismo tiempo. — miro hacia los edificios de Londres.

—Hay otras formas más placenteras de perder calorías que subir escaleras.

Me río de lado, pero no va a llevar la conversación a dónde quiere antes que yo lo haga. —¿Ah sí? ¿Cómo cuáles?

Se queda en silencio como si lo estuviera pensando. — Todas las que incluyan tu coño desnudo.

Me da una punzada caliente en el pecho, pero me sobresalto cuando Cora toca la puerta de vidrio con los dedos haciéndome una señal para que salga y preparemos la cena. Maya está en la sala de estar con una taza de café.

Le doy un asentimiento de cabeza y regreso mi concentración hacia Alexander. —Poco a poco— mi voz sale más ronca de lo normal.

—Tu coño desnudo... mi polla entrando en él— sigue con sus indecencias cortándome la respiración —Tus tetas en mi boca— gruñe bajo en su garganta y se me tensan los pezones. —Mi polla nena... la que siempre quieres entera.

Los pezones se me endurecen más y jadeo, es una suerte que esté en la terraza dónde el aire frio me esta pegando. Carraspeo para concentrarme en la llamada. —Alexander deja de...

—Poco a poco— repite cortándome —Poco a poco entra en tu coño... Poco a poco te embisto duro.

Gimo enojada por estar cayendo en su juego pervertido y comenzar a excitarme. —No juegas limpio. — resoplo —Eres un gilipollas.

La risa ronca del otro lado me hace abrir mucho los ojos. Nunca lo había oído reírse así. Disfruto del sonido a pesar de su exitoso intento de hacerme pensarlo desnudo. Sonrío abiertamente.

—Fue tu regla Emma.

—Y la mantengo— digo firme, de todas formas, no puede ver mi sonrisa. — Voy a tener que dejarte riéndote todo lo que quieras, tengo a Cora en casa y una cena que preparar.

—No cortes la llamada Emma.

Sonrío con entusiasmo, odia que corte la conversación de repente. —Eso no va a ser posible.

—Emma— me advierte.

—Adiós— doy un beso en la línea y cuelgo.

Me río de el en silencio y entro a mi apartamento para ayudar a Cora a cocinar la cena, aunque mis habilidades en la cocina son reducidas.

—¿Maya te quedas a cenar con nosotras? — la mujer está tomando su café en una forma muy británica, removiendo la cuchara de un lado a otro sincrónicamente, solo con la punta del índice y el pulgar.

Le paso la caja de pasta a Cora, se ve que agradó la tía de los Roe. —Claro— nos da una sonrisa y no tengo oportunidad de devolvérsela porque mi celular suena.

El nombre de Alexander salta a la pantalla y me entra el nervio. —¿Diga? — respondo abriendo una caja de pasta. Cora me mira de reojo y Maya hace lo suyo.

—Sal al pasillo. — la voz enojada de Alexander ni siquiera me saluda.

—¿Ah?

—Déjame ayudarte con eso— Maya pasa a mi lado

—No— respondo al teléfono bajando la voz.

—Si no sales entro y estrenamos los oídos de Cora.

Ya estoy caminando a la salida antes que termine la oración, ambas mujeres me miran desde la cocina. Cierro la puerta detrás de mí y veo a Alexander venir desde el otro lado del pasillo. Viene con chamarra de cuero y enojado.

La marca de mi mordida en su cuello sobre sale de la chaqueta y siento la satisfacción recorrerme.

Camino el resto del pasillo y antes que siquiera hable, lo tomo por sorpresa, enredo mi mano en su cuello y lo hago que me bese. Huele a menta y fragancia fresca. Me pego a su cuerpo mientras abro la boca y muerdo su labio inferior haciéndolo gruñir.

Me aparta antes que comience a disfrutar de su boca, el ceño lo tiene fruncido. —Vuelves a colgarme el teléfono y...

No lo dejo terminar porque vuelvo a besarlo. Esta vez ya no se resiste. Sus manos bajan a mi cintura y me aprieta contra su cuerpo. Aprieto sus bíceps codiciosamente sonriendo por mi victoria de fastidiarle la llamada.

—Maldita boca imprudente— gruñe y entierra una mano en mi cabello, su lengua entra en mi boca haciéndome gemir por lo duro que me besa.

Me quedo sin aire y poco a poco paro. Pego mi frente a la suya y como si nada acaricio mi nariz con la suya. —Te veo el lunes en la mañana señor Roe.

—¿Vas a aceptar seguir en la empresa?

—Amo mi trabajo— me encojo de hombros. —Pero debes recordar la regla, nada de... esto.

—¿Crees poder con eso Emma? — pasa su dedo por mi labio hinchado por los besos y se me humedece. El cosquilleo me desestabiliza por un momento, pero me mantengo firme.

—Tengo mejor control de lo que crees— me defiendo.

—Eso ya lo veremos— sonríe de lado.

Alguien carraspea y hace que mire a un lado. Yo también miro por el pasillo cuando una mujer y su hijo pasan a nuestro lado. La mirada desaprobatoria de ella me dice que nos vio.

—Buenas noches— Alexander la saluda y ella apresura el paso.

Le entrecierro los ojos y se aguanta una sonrisa cuando vuelve a pegarse a mí.

—La veré el lunes en su puesto señorita Brown — se inclina y me besa la mejilla... mueve la boca con toda la intención y atrapa mis labios. —Adiós Emma. — susurra sobre mi boca antes de irse por el pasillo.

Entro al apartamento y ambas mujeres se giran hacia mí. Aunque Cora lo hace automáticamente porque está concentrada en su pasta.

Paso de largo sin dar excusas y la ayudo a preparar la cena. Hasta que una hora y media más tarde la mesa ya está servida y Maya se sienta con nosotras. EL perfume Channell que me gusta lo trae puesto porque lo huelo desde aquí.

—Por el nuevo apartamento de Emma— alza su copa del vino que compré de camino a casa, aunque la cena no es con motivo de ninguna celebración.

Pasamos una agradable la cena las tres con una exquisita pasta y debo decir que la tía de Alexander a pesar de ser una mujer adinerada también es una mujer agradable, es eso o está tratando de no hablar de temas complicados como lo relacionado con lo que es el de ojos verdes.

Mas tarde se disculpa para irse y me quedo a solas con Cora sin encontrar valor para hablarle de lo de Bennett, está claro que nos trajo hasta aquí con un propósito, pero no quiero presionarla, después de todo cuando rompieron ella ya tenía sentimientos por él.

—¿Ya pensaste si quieres alquilar el apartamento de abajo?

Enciende la televisión y pasa por varios canales. —No lo sé, Luke, es muy amable y...— se encoje de hombros.

No la presiono para que hable de Bennett. —Voy a regresar a trabajar a Hilton &Roe.

—¿Qué? — se gira hacia mi—. Pensé que había tenido una entrevista de trabajo y te aceptaron.

—Pero quiero regresar a trabajar ahí, me acostumbre al lugar y el señor Jones no ha dimitido mi renuncia todavía. — no la veo muy convencida cuando asiente. —Es mi decisión final.

—Claro sexy— mete la cara entre sus manos. —Pensé que podíamos cortar todo con los Roe, pero tenemos tu trabajo y a su tía viniendo a cenar con nosotros. — se ríe sin humor —Creo que le agradas mucho.

—Una cena tranquila es todo lo que necesitamos y quizá que me digas cual de todos estos apartamentos es el de Bennett.

—Ah, lo sabes, pensé que tenía otro poco de tiempo hasta que tuviera que decírtelo.

—Querías verlo.

—Tal vez, o tal vez no. — sacude la cabeza. —Definitivamente no. Las cosas terminaron muy mal la ultima vez que nos vimos y no quiero revivir eso. — sube los pies al sofá —Sabía que este era un edificio seguro después de lo que pasamos y quería que te sintieras cómoda. Además, no es cómo si no te lo fueras a topar en el trabajo.

— Cora— me siento a su lado. —No quiero que te sientas así.

—Sexy, después de lo que pasó, aunque queramos, las cosas no son iguales, además, está Dylan— me quedo en silencio. —Todo lo que vimos y ocultamos, está del lado contrario a él, no es como si pudiera ir a la puerta de Bennett sin pensar en que estoy de alguna forma traicionando a mi hermano. Tenemos un acuerdo con Alexander de no hablar de él, pero dónde queda la justicia en esto.

—Yo...

—Estamos retomando nuestras vidas, pero no voy a traicionar a mi hermano, el se juega la vida todos los días para hacer justicia, incluso está buscando al bastardo de Sawyer y no voy a divertirme en las sabanas con Bennett como si nada estuviera sucediendo. Sería como traicionar a Dylan. — se endereza.

Me quedo pensando en lo que dice y después en la noche cuando no puedo dormir, me preparo un balo en la tina y vuelvo a pensar las palabras de Cora, estar de lado perverso es como traicionar la confianza de Dylan.

Seco mi cabello después del baño y sigo sin poderme aclarar la mente. Me visto y salgo al corredor en busca de un poco de aire fresco, ya pasan más de la una de la madrugada.

Bajo por las escaleras y no voy a salir a la calle de madrugada, se lo arriesgado que es hacer eso y aun no me he recuperado del todo para comenzar de nuevo en esa área, solo quiero cansar mi cuerpo un poco más para poder dormir cuando regrese a la cama.

Tal vez, subir y bajar escaleras me ayuda, pero es el segundo piso cuando veo una sombra cerca de las ventanas, hay otra más pequeña a su lado, pero al oír las pisadas su cabeza se alza y se aleja de la sombre más grande para venir por el pasillo.

La cola la mueve de un lado a otro y compruebo que es el mismo perro que vi el otro día con Dylan.

Kieran viene con la lengua de fuera y pasa a mi lado como saludándome. Bajo mi mano por su cabeza y el gesto le gusta porque se queda debajo gustoso y asienta las patas delanteras para quedarse conmigo.

—Hey— le sonrío poniéndome en cuclillas. —Hola amigo.

Lo acaricio por varios minutos y juguetea conmigo, me sorprende que Bennett no noté que alguien está con su perro. Cuando Kieran ya se cansó de jugar regresa al lado de la otra sombra grande que mira por la venta.

EL cielo está nublado por eso hay poca luz de su lado cuando se levanta. Me preparo mentalmente para hacerle frente a que me vea, meto las manos dentro de las bolsas de mi sudadera ancha.

Bennett se levanta con Kieran y le pone la correa, toma una pelota del suelo y vienen por el pasillo.

La luz comienza a iluminarle el rostro y me preparo para decir hola cuando veo lo delgado que está. No es una perdida de peso normal teniendo en cuenta que solo han pasado unas semanas desde la última vez que lo vi.

—¿Bennett? — pregunto cuando lo tengo al lado.

Gira la cabeza y no hay reconocimiento en sus ojos, los tiene rojos y no puede enfocar la mirada porque... está drogado.

El olor a coca me llega a la nariz y está impregnado en toda su ropa. Una punzada de tristeza me da en el pecho al verlo así, sin su característica sonrisa y desmejorado. ¿Qué le sucedió?

—No... noches— alcanza a balbucear ilegiblemente sin reconocerme y sube por las escaleras al siguiente piso.


Hola sexys. 

Secretos y secretos solo llevan a una mentira dolorosa... en fin, ¡Feliz viernes!

¡Los amo tres millones!

-Karla 

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