CAPÍTULO III

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"Steph, no eres gracioso". Stephen acababa de darme un susto de muerte en el pasillo.

"Lo sé... pero tenía que intentarlo". Me dice, mientras ríe.

Puse los ojos en blanco y él continuó: "Alice, desapareciste". Lo dijo como si me estuviera acusando de algo.

"Apenas me estoy acostumbrando a todo esto, Steph... Entiéndeme"

"Lo hago... ¿Te incomoda lo mío con Rose?"

Me quedo con la boca abierta por la sorpresa. "¿Qué... qué quieres decir?".

Tuerce los labios ante mi respuesta. "Mira, Alice... Siempre voy a estar ahí para ti"

Le sonrío. "Lo sé, imbécil. Me alegro por ti y por Rose. Solo me siento algo rara por todo lo que está pasando, pero ya se me pasará."

"¿Imbécil?..."

Stephen suelta una sonora carcajada al escuchar cómo lo he llamado. Ambos reímos juntos por un momento antes de que él diga algo más; entonces vuelve a hablar:

"Rose y yo vamos a salir este fin de semana a ver una película. ¿Quieres venir con nosotros?".

De ninguna manera, pensé. Sacudo la cabeza inmediatamente.

"No puedo... Voy a una fiesta con mis compañeras de habitación". Todavía no lo había decidido. No iría a otra fiesta después de lo de Rachel. Ese no era el ambiente ideal para mí, pero era la excusa perfecta para quitarme a Stephen de encima.

Hasta que...

"¿Vas a una... fiesta? ¡Cambio de planes! ¡Rose y yo también estaremos allí!"

"No es necesario, Steph..." Me cortó, sin dejarme terminar de hablar.

"Oh... Es un hecho. Estaremos allí. No voy a dejarte sola con Rachel y los otros.... Y no creas que me voy a perder ver a mi mejor amiga en una fiesta. ¡Esto no hay quien se lo pierda!

Me reí de mala gana y asentí. "Está bien, tú ganas".

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De vuelta en la habitación, no tuve más opción que entregarle el sobre con la tarjeta a Stacey y Mackenzie.

"¿Una fiesta de bienvenida?" Gritaron las dos al unísono.

"Bueno, tenemos que conseguirte algo porque definitivamente no vas a ir con lo que sea que tengas en ese escaparate de abuela" Me dijo Mackenzie.

"Ujum. Ya nos conoces y no dejaremos que pase". La rubia peinó su cabello con sus dedos y sonrió mirando a Mackenzie mientras esta se ponía los dedos en la barbilla tal cual un genio.

"Déjalo todo en nuestras manos, te daremos la mejor fiesta del mundo"

Un dejavu atravesó mi cabeza. Esas habían sido las palabras de Rachel, pero... ¿Qué era la mejor fiesta del mundo para alguien como yo?

Me estaba empezando a arrepentir.

"¡Me encanta! ¡Nos lo vamos a pasar como nunca!" Gritó Stacey.

Ambas me miraron con grandes sonrisas en sus rostros. Sabían que habían ganado la discusión y estaban muy satisfechas consigo mismas.

"Entonces, ¿Qué te parece nuestra idea? ¿Vas a dejarlo todo en nuestras manos?". me preguntó Mackenzie.

Suspiré. Ahora no me quedaba más que hacer lo que me dijeran y esperar que al final todo saliera bien...

Stacey sonrió enormemente y tomó mis manos entre las suyas, mirándome con admiración en los ojos. "Sabes que eres muy especial, ¿verdad?", dijo con un tono de voz muy sincero. "Y de verdad queremos que esta fiesta sea perfecta para ti".

"Lo sé", dije, intentando no llorar. "Pero sigo preocupada".

"No lo estés", dijo Mackenzie. "Lo tenemos todo bajo control". Me dio una palmadita tranquilizadora en el hombro antes de volverse hacia su mejor amiga.

"Ya verás", murmuró Stacey. "Que Rachel se va a arrepentir de haberte reemplazado".

"Tiene razón", dijo Mackenzie, poniéndome la mano en el hombro. "Eres una gran amiga".

Le sonreí, pero no dije nada más.

Esperé a que terminaran de arreglarse y corrimos a la sala común. La Sra. Miller, nuestra directora, nos había convocado a todos para entregar oficialmente el material de este año y dar la bienvenida a los alumnos del nuevo curso.

Cuando llegamos, Rebecca ya estaba allí, con algunas de sus amigas. Hablaba con Rachel de mí: de lo mucho que me odiaba, de las ganas que tenía de que me echaran del instituto porque era una perdedora y nadie querría volver a ser mi amiga... Lo repetía una y otra vez hasta que se dio cuenta de que estábamos justo al lado de ellas.

Entonces, sonrió. "¿Con que esta es su obra benéfica del año?", les había dicho a Stacey y Mackenzie. "¿Ser amigas de esta perdedora? ¡Me encanta!"

"No la escuches", dijo Mackenzie, que ya estaba a mi lado. "Sólo está amargada porque no tiene a nadie que se preocupe por ella".

Stacey se echó a reír. Las mejillas de Rebecca estaban muy rojas.

"Que te jodan, Mackenzie", resopló Rebecca, apartándose de nosotras y caminando hacia donde estaban el resto de sus groupies (o como quiera que se llamen).

Miré a Rebecca y a las demás. Me di cuenta de que todas eran el mismo tipo de persona.

Se creían mejores que los demás, sólo por ser guapas y populares.

No me sorprendió que Rebecca dijera esas cosas sobre Stacey, Mackenzie y yo. Era típico de ella tratar de menospreciar a los demás para sentirse mejor consigo misma.

Pero Mackenzie tenía razón: Rebecca no tenía amigos, sólo gente que le tenía miedo o que quería algo de ella. Y odiaba que Stacey y Mackenzie se tuvieran la una a la otra, ¡no necesitaban la aprobación de Rebecca para nada!

Asentí lentamente con la cabeza de un lado a otro mientras me volvía de nuevo hacia ella:

"¿Sabes lo duro que es? ¿Que se metan contigo sólo porque no encajas en la idea que los demás tienen de cómo debe ser una persona? Y luego, cuando por fin alguien te defiende...". Suspiré pesadamente antes de continuar: "...también sufres acoso".

Las amigas de Rebecca cuchicheaban entre ellas, mirándose nerviosas mientras escuchaban lo que estaba diciendo, aunque nunca lo admitirían en voz alta. Rebecca se dio media vuelta, sin prestar atención y sin decir una palabra.

Stacey y Mackenzie no podrían creer lo que acababa de ocurrir. Habíamos puesto a Rebecca y a su equipo en una situación incómoda.

Rachel también parecía atónita. Antes de irse, me dirigió una expresión que no pude descifrar pero parecía estar orgullosa de cómo me había defendido.

Todas nos quedamos calladas después de ese momento. Recogimos nuestros útiles y no volvimos a cruzar palabras, hasta que Mackenzie volvió a hablar: "¿Qué quieren hacer ahora?". Stacey respondió: "No lo sé".

Mackenzie habló a continuación: "¡Tengo una idea! Vamos a ver si encontramos nuestros atuendos para la fiesta de este fin de semana".

"¿Vienes, Alice?" Me preguntaron. Negué con la cabeza.

"Vayan ustedes, chicas, y búsquenme algo" Las vi dar saltos de alegría antes de desaparecer en la esquina.

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El resto de la semana fue bastante ajetreada. Aunque acabábamos de empezar las clases, los profesores no tenían compasión de ninguno de nosotros y nos habían dejado un montón de trabajo, como para dos meses, como si alguien les hubiera dicho que hoy nos escaparíamos de fiesta y quisieran evitarlo.

Sólo había intercambiado unas cuantas palabras con Stephen, que también estaba inmerso en un montón de deberes. Lo echaba mucho de menos, sobre todo después de que Rebecca y sus amigas intentaran meterse conmigo y él no estuviera ahí (aunque por suerte no lo consiguieron).

Gracias a Stacey y Mackenzie ya no me sentía tan sola como hacía unos días y eso me hacía sentir mejor. Nuestra amistad iba viento en popa.

"Así que, máquina de estudiar..." Dijo Stacey, quitando el libro de física de mis manos. "¿Estás lista para la fiesta de este fin de semana?" preguntó.

"Por supuesto". Asentí, aunque no muy convencida de mi respuesta.

Stacey sacudió la cabeza y me sonrió. "No te preocupes, si las brujas de Rebecca y Rachel vuelven a intentar meterse contigo estaremos allí".

Le devolví la sonrisa. "Gracias".

"De nada" Respondió para luego gritar "¿Qué pasa?" a Mackenzie que entraba en la habitación sosteniendo algo en sus manos.

"¡Tengo nuestros trajes!"

Abrí los ojos de par en par. Habían conseguido los malditos trajes. Había estado cruzando los dedos para que no lo hicieran y quedarme viendo la nueva temporada de The Vampire Diaries.

"¿Qué tipo de fiesta es?" Pregunté mirando la ropa que parecía cara, dándome por vencida.

"Es una fiesta informal", dijo Mackenzie, "Pero tenemos que destacar".

"¡Qué bonito!" exclamé, mirando el conjunto que llevaba en la mano. Era un conjunto que consistía en una falda de lino y un jersey a juego.

"Lo sé", dijo con una sonrisa, "Y es tuyo". Me lo dio y me lo puse. Me quedaba perfecto y me sentaba de maravilla. "Vas a destacar", dijo Stacey con aprobación.

Mackenzie ya estaba sacando su ropa para la fiesta: un top transparente con un pantalón de tela ajustado a sus curvas. Hizo de modelo para nosotras y todas estuvimos de acuerdo en que a ella también le quedaba muy bien.

Para Stacey había un enterizo de campana que le hacía resaltar su esbelta figura. ¡Se veía preciosa!

Me volví hacia Mackenzie y le pregunté: "¿Cuándo nos vemos aquí?".

"Dos horas antes de la fiesta", me dijo. "Saldremos juntas".

Stacey y yo asentimos y cada una salió de la habitación para hacer sus cosas.

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Estaba en la biblioteca, cuando entró Stephen y se sentó a mi lado. Me miró con sus grandes ojos azules y sonrió.

"Sabía que estarías leyendo algo", dijo mientras me miraba con preocupación en los ojos. "¿Hace mucho que estás aquí? Porque me doy cuenta de que algo va mal".

"No mucho"

Mentí al ver la cara de preocupación de mi amigo. Llevaba allí más de una hora.

"Bueno, eso está bien", dijo. "Así que Al... ¿Estás lista para la fiesta de hoy?". Cree que intento huir de nuestro compromiso y no se equivoca.

"No estoy segura", le dije a Stephen. "Esperaba que pudiéramos pasar una tarde divertida".

"Bueno, para eso es la fiesta, ¡así que vamos!". Dijo alegremente.

Tendió su mano hacia la mía antes de levantarme rápidamente de la silla y llevarme fuera de la biblioteca hacia nuestra siguiente parada: ¡mi habitación!

"¡Ya es hora de alistarnos! Rose y yo te esperaremos en la entrada" Asentí y se fue sin más.

Suspiré profundamente y entré por la puerta. Stacey y Mackenzie ya se estaban preparando.

"Entonces, ¿Qué está pasando?" Preguntó Mack.

Mackenzie me miró con su sonrisa habitual en la cara y dijo: "Me parece que has tenido un pequeño incidente..."

Asentí con la cabeza. "Sí... como que me retrasé. Estaba dudando si ir a la fiesta o no". Les solté una risa nerviosa mientras ambos giraban la cabeza hacia mí, con los ojos entrecerrados. "Pero no se preocupen, aquí estoy".

Stacey puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza antes de acercarse a mí con una pequeña sonrisa en la cara. Me cogió de la mano y tiró de mí hacia su cama, donde nos sentamos juntas mientras empezaba a maquillarme.

"Bueno, esto es todo", dijo pasados unos minutos, después de terminar de arreglarnos, mientras salíamos del instituto, hacia el bosque, y nos dirigíamos a la fiesta.

"No puedo esperar a ver qué sucede esta noche", dijo Stacey mirándonos con una expresión emocionada en su rostro.