Después de lo sucedido México pareció retomar la rutina que había estado llevando esos cinco meses con la actitud de los últimos días, aunque ahora Reino Unido había comenzado a darle espacio.

A mediados de ese mes el inglés al regresar se encontró con el mexicano en la mesa de la cocina en dónde se encontraba una deliciosa cena para ambos, hacía tiempo que no comían juntos. Dudoso dejó sus cosas para lavarse las manos y caminar lentamente hasta llegar a una de las sillas desocupadas, todo bajo la atenta mira de México.

<<¿Puedo?>> Recibió un asentimiento por parte del tricolor, se sentó y observó al contrario comenzar a comer por lo que imitó su acción. No supo cómo fue capaz de evitar que la cena se enfriara, si bien siempre llegaba casi a la misma hora no podía creer que el latino le prestara atención como para saber eso.

<<Ella dijo que debíamos hablarle>> Soltó de la nada con un tono indiferente, pero fue suficiente para sorprender al inglés, quien dejó de comer y observó incrédulo al hispano. <<Los dos>> recalcó y él no podía creerlo.

<<No tienes que hacerlo si no quieres>> Ahora que veía su error no podía dejar de sentirse culpable, a pesar de esa pelea ¿México realmente está poniendo de su parte? Lo así sentir culpable y no sabía cómo corregir todo aquello.

<<Ya es un poco tarde para eso>> Era cierto. La expresión indiferente del menor cambió a una incierta, parecía reflexionar con cuidado. <<Hazlo durante el día, en la noche se pone inquieto>> Mencionó con un sonrojo y desviando la vista, pese a todo fue incapaz de no emocionarse por esas palabras, quizá y sólo quizá aún no era tarde, podía hacer las cosas bien ésta vez, quería creer que aún podía.