Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. Placeres morbosos

Cuando Joss se enoja, se calla. Eficiente. Vicioso.

El tipo de calma que te aplasta sin darte cuenta. Supongo que es de eso de lo que me había advertido Klaus.

Aunque es el más joven de los hermanos Koch, también es el más sereno.

Y el más difícil de leer.

Recuerdo cuando Joss fue con los chicos a rescatarme. En ese momento de ira, en lugar de explotar, se mostró increíblemente calmado y calculador, incluso cuando le cortó la garganta a ese tipo, se mostraba gélido.

Su calma aparente es más intimidante que la ira de otros.

Al día siguiente del lío en el club escuché a Klaus y Blaz hablar de que habían encontrado al tal Simón muerto y supuse que Joss lo había matado, ya que le habían cortado la cabeza.

Hay que tener cuidado con los chicos dulces y tiernos.

Quizá otra persona hubiera sentido horror y hubiera salido corriendo de la casa. Pero sentí algo que no creí nunca sentir: protección y seguridad.

Ha pasado una semana y les he ido leyendo a los chicos todas las noches para mostrar mi avance. Y con respecto a nuestra relación, puedo decirte que nada a cambiado; Klaus me sigue robando besos, me hace propuestas indecentes y a veces termino encima de su regazo en busca de fricción. Blaz me habla solo cuando es necesario, también me ha puesto tapones anales para que esté lista cuando tenga que acostarme con los tres, y Joss duerme conmigo todas las noches luego de una sesión de besos sucios que dejan a ambos con ganas y ardiendo de deseo. No hemos hablado de lo qué pasó; bueno, le dije que se olvidará de qué pasó y que no se lo contará a los chicos; porque es de caballero no tener memoria. Ha aceptado y hemos decidido —en contra de mi voluntad—, no volver a hacerlo hasta el día de mi cumpleaños.

Probablemente piensas que estoy loca por darle mi virginidad a Joss, pero tengo un plan. El día de mi cumpleaños pienso emborrachar a todos y así nadie sabe qué ha pasado después.

Estoy durmiendo cuando un ligero movimiento me despierta en medio de la noche.

Me tomo unos minutos abrir los ojos, pero cuando lo hago, encuentro la cama vacía. Miro el lugar que Joss había ocupado durante un largo momento.

Un largo, largo momento.

Y luego mi cabeza se estira hacia el baño entreabierto, donde sé que probablemente se ha metido. Puedo dejado.

Puedo volver a dormir. Pero... yo lo deseo.

En mi estado de somnolencia y vulnerabilidad, no tengo más remedio que admitirlo.

Lo he deseado durante días.

Demonios, lo había deseado desde la primera vez que me besó, como si no hubiera nadie más para él y nada más que hubiera preferido hacer. En un unas pocas horas seré mayor de edad. Técnicamente hablando ya soy mayor de edad. Así que, me quito la enorme camiseta negra que había estado tomando prestada de su armario esas últimas noches, y voy al baño.

Cuando abro la puerta el calor me inunda cuando encuentro a Joss en la misma posición en la que había estado la última vez: una palma en la pared y la otra en su pene.

Acariciándose, más o menos.

Quiero que me vea, así que dejo escapar un suspiro lento y suave.

Su cabeza se sacude hacia un lado, y cuando esos brillantes ojos dorados chocan con los míos, se queda inmóvil.

Y permanece inmóvil mientras camino hacia él, moviéndose cuando llego cerca del inodoro.

Se queda dónde estaba, con la respiración entrecortada y el cuerpo tenso mientras yo lo rodeo, colocándome entre su pecho y la pared.

—Deja que te ayude, así podrás gemir mi nombre con más ganas.

Cuando aparto su mano de su erección, la suelta sin protestar. Tengo la esperanza de que se siente abrumado por la lujuria y simplemente me agarre, me bese y folle. Pero eso no sucede... y yo estoy cansada de esperarlo.

Es hora de tomar las cosas en mis propias manos.Literalmente.

Mis dedos se envuelven alrededor de su erección y deja escapar un suspiro ahogado.

―Pequeña pagana ―dice, en voz baja y áspera.

En lugar de responder, lo beso. Simplemente levanto mi cabeza y capturo sus labios en los míos. Y maldición, me devuelve el beso con más ganas. Mientras nuestros labios y lenguas luchan, se atraen y se repelen, mueven mi mano lentamente sobre su pene, que ya está mojada con algo, probablemente saliva, o lubricante, haciéndolo gemir. Una de sus manos se envuelve alrededor de mi espalda baja, deslizándose hacia mi trasero y agarrándolo con fuerza.

La otra mano finalmente deja la, agarra mi muslo y me levanta para que la mano en mi trasero pueda deslizarse hacia mi frente y encontrar mi centro.Respiro hondo, deteniendo el beso cuando sus dedos encuentran mi clítoris.

Sus dientes se arrastran sobre mi labio inferior, recordándome que lo bese, así que enredo mi lengua con la suya de nuevo cuando me toca. Como lo toco. Y momentos después, está deslizando dos dedos dentro de mí, estirándome mientras trabaja en mi clítoris.

El placer crece bruscamente, ardientemente, hasta que me estoy desmoronando. Joss gruñe mientras yo grito, nuestras narices se presionan una contra la otra y nuestros labios están separados por un suspiro.

Ambos jadeamos mientras descendemos de lo alto, nuestros pechos se juntan mientras suben y bajan rápidamente.

―Mierda ―logro decir, apoyando la cabeza contra su hombro—. Eso fue increíble.

—Lo fue. ―Su voz baja y áspera me calienta de nuevo. Tampoco duele que sus dedos aún estén enterrados dentro de mí. O que los míos todavía están envueltos alrededor de su erección, y la evidencia de su placer está en mi cadera y el costado de mi trasero.

Su frente se encuentra con la mía suavemente, y ambos cerramos los ojos mientras disfrutamos del cómodo silencio que nos rodea.

Sin embargo, la culpa me está carcomiendo, así que admito en voz baja: —Creo que tengo que ir a ver a Blaz.

Su cuerpo se tensa. Luego me da un beso.

—Es buena idea.

Me limpio bajo su atenta mirada. Le doy un último beso antes de ponerme la camiseta.

Salgo sigilosamente de mi habitación y recorro el pasillo oscuro.

Recuerdo lo aterrorizada que está la primera vez que hice esto.

Ahora he pasado mis mejores momentos en esta casa, conozco sus sonidos tan bien como conozco el sonido de mis propios latidos y mi propia respiración en mis pulmones. Sé exactamente cómo llegar a la habitación de cada uno. Las habitaciones de Joss y Klaus están en el segundo piso, al igual que la mía, y la de Blaz está en el tercer piso. Es su lugar sagrado, solo he ido dos veces y ha sido por curiosidad.

Subo las escaleras para ir a la parte prohibida de la casa. Solo han pasado unas horas desde que Blaz me dio las buenas noches. Antes ir al tercer piso me impulsaba la simple curiosidad, ahora me impulsa algo más fuerte.

Termino de subir las escaleras y camino al lado oeste en silencio por el largo pasillo, cuando paso por la oficina de Blaz, miro adentro en caso de que se haya quedado despierto trabajando. Esta vacío. Llego a la suite principal con sus pesadas puertas dobles. Giro el pestillo y me deslizo dentro, pensando con certeza que todavía ese va a despertar. Espero escuchar su voz baja y clara, exigiendo saber qué hago aquí, pero la suite es oscura y silenciosa.

Cruzo hacia la cama.

Allí está él.

El gruñón de mi captor. Está desnudo encima de las mantas, vistiendo solo un par de calzoncillos. Por primera vez, tengo una vista completa de su cuerpo. Cada centímetro de su piel está cubierto de tatuajes, a excepción de su vientre y rostro. Su cuerpo es una obra de arte viva que respira. Es un tapiz completo de patrones, imágenes y remolinos en tonos de gris. Debajo de los tatuajes, planos de músculos magros y duros. Es más musculoso que un Joss. Veo los cortes profundos de sus abdominales, luego sus huesos de la cadera, luego la cintura de sus calzoncillos, apenas cubriendo su pene.

Se me hace agua la boca y tengo que tragar saliva. Solo tengo ganas de meter ese pene en la boca.

No sé cómo diablos tengo el coraje para hacerlo, pero saco su pene de los calzoncillos y estoy fascinada por esa piel suave y desnuda. Parece la piel más suave de todo su cuerpo. Cuando sostengo su pene en mi mano, siento que tiene vida propia, temblando y palpitando contra mi palma para hacerse más grande.

Espero que se despierte en cualquier segundo, conmigo de pie junto a él. Probablemente se pondrá furioso y me echará.

En este momento, su rostro está totalmente relajado.

Nunca lo había visto así.

Me hace darme cuenta de lo hermoso que es Blaz con sus rasgos relajados. Se ve feliz. Incluso dulce y vulnerable.

Me quedo mirando su rostro durante mucho tiempo. Estoy mirando al hombre que podría haber sido, un hombre sin ira ni amargura, un hombre sin dolor.

Me deslizo en su cama, esperando que se despierte en cualquier segundo.

Se despertará ahora que estoy acostada a su lado. Ahora que he apoyado mi mano en su estómago. Ahora que le doy un beso en el pecho izquierdo. Suspira, un suspiro largo, lento y masculino.

Me doy cuenta de que está despierto, pero finge no hacerlo, lo que hace que mis muslos se aprieten. Tomo su pene en mi mano. Es cálido, medio duro, cada vez más duro.

Moviendo mi mano hacia arriba y hacia abajo, me familiarizo con él. La cálida carne me atrae, y ni siquiera pienso cuando me inclino y lo tomo en mi boca. Puedo oler su piel, cálida y almizclada por el sueño y puedo saborear su pene, que tiene un sabor propio: salado y cautivador. Me inunda la boca de saliva, mi lengua se desliza fácilmente sobre su suave carne, la cabeza de su pene llenando mi boca, pero no creo entrar todo. Solo alcanzo la mitad. Cuanto más duro se pone, más tengo que abrir la mandíbula.

No tengo ni idea de cómo hacer una mamada correctamente, si he practicado, pero nunca con un hombre. Además, a Joss solo se lo lamí, no hubo garganta profunda ni se la chupe. Por lo que estoy probando cosas sobre la marcha, a veces lamiendo, a veces chupando, a veces simplemente deslizando mis labios y mi lengua alrededor del glande como vi hacer Eda y otras de las chicas.

Lamo toda la longitud antes de centrarme en la cabeza, chupándola, con mi lengua jugando con la parte inferior, tal y como había visto hacer.

A juzgar por su reacción, lo hago bastante bien, porque su pene se ha puesto tan dura como si quisiera estallar.

Las manos de Blaz se meten en mi cabello, sosteniendo mi cabeza a ambos lados. Miro hacia arriba y veo que ha dejado de fingir que sigue dormido, ahora está mirándome.

Pensé que estaría enojado o molesto.

Esas son las únicas dos opciones que esperaba. En cambio, veo una expresión que apenas puedo entender, casi parece gratitud.

—Si vas a tomarme, hazlo bien.

Él sostiene mi cabeza, girando sus caderas para que su pene se deslice dentro y fuera de mi boca a un ritmo constante. Sigo lamiendo y chupando lo mejor que puedo, su respiración se acelera y hace pequeños sonidos, algo como un suspiro y un gemido mezclados.

Empieza a empujar más fuerte y su pene va demasiado profundo, golpeando la parte posterior de mi garganta, me ahogo.

—Mierda, tómame más profundo —jadea.

Mantengo los ojos abiertos, cautivada por verlo. Su cuerpo se ve increíblemente sexy, sus brazos tensos, cada músculo de su pecho y estómago se flexiona.

Sigue bombeando su pene hacia adentro y hacia afuera. Me empieza a doler la mandíbula, pero no quiero parar, él me mira y yo lo miro a él y estamos encerrados juntos en esta cosa que es íntima, intensa e imposible de detener. Luego cierra los ojos e inclina la cabeza hacia atrás sobre la almohada, y siento que su pene comienza a latir en mi boca. Deja escapar un grito largo y bajo.

Mi boca está inundada de calor, resbaladiza y salada, pero no desagradable.

—Traga —ordena—. Quiero que tragas todo mi semen como si fuera tu bebida favorita.

Su pene todavía está palpitando, así que sigo chupando, no queriendo parar demasiado pronto.Cuando finalmente está hecho, suelta mi cabeza y agarra mis brazos en su lugar, tirándome sobre la cama para que pueda rodar sobre mí. Me besa, sin importarle si el sabor de su semen todavía está en mi boca.

Este beso no se parece en nada a los antiguos besos.

Blaz todavía está tibio y pesado por el sueño, sus labios son más suaves de lo que hubiera imaginado.

—¿Qué estás haciendo, Dieb? —gruñe.

—Desperté con ganas —le digo.

—Sé por qué y has hecho bien en venir aquí —dice.

Ahora él es el que se desliza a lo largo de mi cuerpo. Se detiene en mis pechos, tomando cada uno en su boca por turnos, chupa el pezón hasta que está completamente duro, luego lo gira suavemente y lo aprieta entre sus dedos mientras chupa el otro. Luego baja más, todo el camino entre mis muslos.

—¡No! —digo, estoy nerviosa de que sepa o huela mal, ojalá lo hubiera comprobado antes de entrar aquí.

—¿Por qué no? —entrecierra los ojos.

—Por el olor.

Pero Blaz no parece más preocupado por el estado de mis partes femeninas que por mi boca, entierra su cara entre mis muslos, lamiendo mi vagina con movimientos largos y húmedos.

«Dios mío, nunca imaginé que algo salido de Blaz pudiera sentirse tan bien hasta el punto de hacer que quiera más».

Eso se siente bien. Malditamente bien.

Una lengua es muy diferente a los dedos. Es cálido y húmedo, y parece despierta terminaciones nerviosas que nunca supe que existían. Envía una avalancha de humedad fuera de mí, tanto que me preocupo por un segundo que me he mojado, Blaz todavía me lame y besa ahí abajo, totalmente despreocupado.

Humedece uno de sus dedos y lo desliza dentro de mí.

Jadeo.

Aunque el dedo de Blaz es mucho más grande que el mío y el de Joss, parece encajar perfectamente dentro de mí, probablemente porque estoy muy excitada. De hecho, se siente mucho mejor que tolerable. Se siente increíble.

Su dedo me da algo para agarrarme, mientras su lengua lame constantemente mi clítoris. Parece aumentar la sensación, por lo que puedo apretar su dedo mientras aprieto mi clítoris contra su lengua.Puedo sentir esa sensación familiar comenzando a construirse: el comienzo de un clímax. El placer crece y crece hasta que, el orgasmo me atraviesa, inundándome como una cascada.

Estoy moviendo mis caderas contra su rostro, tratando de sofocar mis gritos en la almohada. Me avergüenza ser tan ruidosa, pero también me importa un carajo, porque se siente tan bien. Grito y me retuerzo. Entonces todo ha terminado y me quedo ahí, jadeando y sudando, pensando en lo loco que es esto.

«Blaz me ha dado un momento realmente placentero».

Nos miramos a través de la almohada. Creo que está tan perdido como yo, y no sabe qué hacer. Pero esta claro que me va a echar, lo puedo presentir.

—Me voy —susurro.

Eda solía decir que, «La gente dañada te quiere como si fueras la escena de un crimen antes incluso de que se haya cometido. Guardan sus zapatillas de correr junto al alma cada noche, un ojo abierto por si las cosas cambian mientras duermen». Así que, esperaba que alguien dañado nunca me quisiera ni yo a esa persona tampoco. De hecho, esperaba nunca enamorarme; porque si lo hiciera sería un par de dañados que corren cuando no saben qué más hacer.

Blaz me besa una vez más, algo duro en los labios. Luego dice: —Haces bien, Dieb. Descansa un poco más. No hagas ruido mientras regresas.

Silenciosamente salgo de la cama y corro de regreso por donde vine, mi cuerpo débil de placer y mi cabeza dando vueltas y vueltas.

Al llegar a mi habitación Joss no está, voy a su dormitorio. Encuentro a Joss en la cama. Las mantas le rodean la cintura y tiene el antebrazo sobre los ojos.

—¿Puedo dormir contigo?

—No.

—¿Estás enojado conmigo?

—No —dice, pero no me mira.

—Entonces, ¿puedo dormir contigo?

Me meto en la cama a su lado y me acurruco contra su cuerpo grande y desnudo.

—Ajá... —da la vuelta y me abraza.

Dejo un beso en su pecho: —De los tres, tú siempre serás mi favorito.

***

¿Qué les ha parecido el capítulo de hoy?

¿Cuál ha sido su escena favorita?

No olviden poner queremos más con un 🥰.

Las actualizaciones de ahora en adelante serán los jueves. Cada jueves publicaré un capítulo nuevo. Si hay muchos comentarios, habrá actualización antes.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro