5- Fuerte e imparable.
Tenía que mostrar lo fuerte que era, ayudar a todos en las encomiendas más complicadas y siempre estar para los demás, sin descanso, sin relajación.
Había mucho trabajo que hacer, cosas por cargar e inclusive destruir.
Y cuando las grietas hicieron aparición se sintió débil, estaba en pánico pero debía actuar como siempre. Tenía que ser fuerte en todo el sentido de la palabra, ser el pilar de esta familia, quien cargase con todo.
Era su trabajo.
Para lo que existía.
Su abuela le enseñó lo importante que era.
Solo que el tic en su ojo seguía sin desaparecer y esperaba que nadie se diera cuenta, sentía que con ello perdería la confianza del pueblo.
Aún cuando Mirabel se preocupaba fingía que tenía las cosas bajo control.
No había porque arruinar los días de si familia y más ahora con el descubrimiento del don de Antonio y la pedida de mano de Isabela.
Hasta que solo su fuerza desapareció...
No era capaz de levantar ni un burro.
Todo se iba a derrumbar e iba a ser culpa suya.
Quería actuar como siempre pero era cuestión de tiempo para que se supiera la verdad, el milagro estaba muriendo.
Su puerta dejaba de brillar, era inútil.
Ella se sentía inútil.
El desastre comenzó, las grietas seguían y casita les hizo salir antes que fuera demasiado tarde.
Apenas y pudo actuar rápido para cargar a su abuela y evitar que se lastimara ante la caída hacía el suelo.
El pánico la inundó cuando no vio a Mirabel con ellos.
Se supone era su hermana mayor y no había podido protegerla.
Ella había sido la única que se preocupaba por ella, queriendo ayudar a pesar de no tener un don. Y es que ella no lo necesitaba, era tan única y especial.
Enfocándose tanto en el bien de la familia que llegaba a olvidarse de si misma.
Isabela le abrazó queriendo calmarla.
- Estoy segura que está bien.
Quería llorar, mostrar aquella sensibilidad que se mantenía oculta en su habitación y muy pocas veces le permitía ver a los demás.
Ya no era fuerte.
Dejaba de sentirse una Madrigal.
La visión de Bruno les alertaba de esto pero nadie quiso escuchar.
Se enfocaron tanto en que las visiones también mostraban el lado malo de un futuro que no intentaron siquiera cambiarlo.
Se quedó ahí, intentando quitar los escombros, esperando que algo se hubiese salvado y gracias a casita Mirabel no había salido lastimada, pero se había ido.
¿Haría lo mismo que tío Bruno?
Ojalá y no.
Levantó su mirada encontrandose a Mirabel.
Y al ver como la familia volvía a unirse sintió que podía con todo, ya no era ella sola el pilar.
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Cargaba lo que podía sin sobre esfuerzo, teniendo la ayuda de sus hermanas que le daban ánimos y decían lo orgullosas que estaban.
- Disculpen por no ser fuerte como antes.
- Claro que lo eres Luisa y por eso te admiramos tanto.
Le abrazaron con tanto amor, algo que no recordaban haber hecho hace años debido a las grandes responsabilidades que tuvo que tomar cada una.
Y si su fuerza volvía debía entender que no tenía que hacer todo sola.
E igual pensar en si misma, tomar un descanso, saber que es importante sin necesidad de demostrarlo una y otra vez hasta el cansancio.
Era muy amada, respetada.
Fuese como fuese se le recordaria y valoraria.
Cada uno de sus esfuerzos valía la pena.
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Sé que son cortos pero el final será una gran sorpresa.
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