Parecía como si su más grande temor estuviera apareciendo frente a sus ojos y no podía hacer algo para evitarlo.
Esto se les salía completamente de las manos.

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El día que obtuvo su don también aparecieron esas pesadillas donde por su culpa toda la familia tenía un horrible final.

No podía molestarse sin llevar con ello un mal clima, había experimentado con varias de sus emociones para descubrir que efectos tenía.
No era solo lluvia, granizo o tormentas. Tenía consigo terremotos, erupción de un volcán que parecía salido de la nada, tanto en poco tiempo.
Bueno, malo, cualquier cosa tenía reacción en cadena.

¿Y si un día no podía calmarse?

Aquel berrinche de cuando era niña había provocado una inundación de la que por suerte no se vieron tan afectados. Gracias a la visión de Bruno pudieron evitar tragedias.
Se lamentó por meses esa ocasión.

¿Pero cómo demonios evitaría esto?

Día tras día parecía ser una tortura, obligándose así misma a manejar sus emociones lo mejor posible.

No quería que le tuvieran miedo.

"No puedes ser una decepción para esta familia, Pepa. Tanto nosotros como el pueblo dependemos mucho de tí."

Como si ya no sintiera peso en sus hombros su madre le recordaba que tenía prohibido cambiar su humor.

Inclusive si por una razón u otra no tenía ánimos, buscaba desesperadamente la forma de mantener el control. Cuando conoció a Félix se dió cuenta que él se esforzaba demasiado en darle lo que necesitaba.

Le amaba profundamente y gracias a él se mantenía estable.
Ya no estaba sola pero el miedo se mantenía...
Podía lastimar a otros sin querer, provocar grandes desastres naturales que le harían entrar en desesperación.

Al enterarse de la visión de Bruno y ver como el milagro desaparecía
no importó lo mucho que se esforzaba en mantener sus emociones controladas, al final todo ocurrió.

Perdieron su casa, el milagro, sus dones.

Se sentía... Aliviada de cierta forma.
No la mal entiendan, sabe que las cosas no están bien pero ahora ella puede hacer una rabieta sin tener el miedo que un huracán llegue.
Podía asustarse sin que un trueno les cayera encima.
Llorar sin tormenta.

No tenía que estar siempre feliz.
Fingir ser feliz para ser honestos.

Cuando se vio la responsabilidad a base de su poder solo podía tener una emoción.

Presión tras presión,notando aquello con Luisa cuando debido a la fuerza que está tenía se le encomendaban las tareas más pesadas.

Cada uno en la familia tenía su trabajo y en base a ello, todo recaía en como los sentimientos se desenvolvían.

Era una libertad diferente a como la imaginó.

Y los días así fueron maravillosos, la reconstrucción de su hogar le mostraba que no todo se había perdido y el brillo de la puerta pudo darle una sensación de vacío en el estómago.

Si casita volvía, el milagro también y con ello...

"Sol, sol, que solo salga el sol."

Estaba temblando con una sonrisa a medias.
Si no fuera porque Mirabel le miraba haciéndole saber que las cosas serían distintas fue que aquella nube sobre su cabeza se mantuvo pero con un nuevo descubrimiento.

Félix estaba maravillado de ese arcoiris que hacía que su esposa destacará mucho más.
Había nubes, granizo y los colores brillantes en ello.

Podían darse un descanso, claro, seguiría al pendiente de su esposa.

Ser más honesta en lo que sentía, pensar más en si misma.
Todo estaría bien, ella estaba bien y su familia volvía a estar unida.

- Parece que va a llover.- mencionó Bruno con un tono de broma, esperando que no se repitiera lo de la boda. De todas formas ya había aprendido a usar a Hernando para estas situaciones.

- Y te vas a mojar mucho- con esto comenzó a divertirse lanzando bolas de nieve a su hermano.

El milagro volvía junto con su sonrisa.
Una verdadera.

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Gracias por leer.