10
Gulf se despertó a la mañana siguiente con la convicción de que sería un día maravilloso.
¡Al fin recobraría el sentido! !Al fin aquel hechizo de aquella horrenda gitana llegaría a su fin con el beso de Mew!
Gulf se estremecía de pies a cabezas cada vez que pensaba en ese beso que Mew le daría a las horas del crepúsculo. Miraba el reloj casi compulsivamente preguntándose si no existiría un hechizo para hacer que el tiempo fluyera más rápido. Al principio se sintió algo incómodo por la expectativa y el deseo de ser besado por Mew. Él no se consideraba gay; jamás había besado a un chico... Y si llegara a hacerlo alguna vez, se sorprendió pensando, definitivamente no elegiría a un humilde jardinero, pobre y sin futuro como aquel muchacho Mew.
—Es verdad que es pobre y sin futuro. Con mucha suerte morirá haciendo jardinero.— se dijo Gulf así mismo mientras llegaba el lobby de la planta baja— Pero tienes que admitir Gulf que nunca habías visto unos ojos tan maravillosos como los de Mew, ni una sonrisa tan dulce, ni te habías sentido tan bien en la compañía de alguien, ¡y definitivamente jamás habías visto una boca tan tentadora como la suya!
Gulf sacudió la cabeza al oír sus propias palabras. Se sintió por un momento avergonzado de sí mismo punto pero luego recordó que aquellas palabras sin sentido eran producto de un hechizo, no lo estaba sintiendo realmente, por lo que sólo sonrió.
A esa misma hora del día siguiente ya sería un espíritu libre otra vez, se recordó y su sonrisa se hizo más amplia.
Un grupo de empleados del hotel, reunidos en la puerta, llamó su atención y se acercó a ellos sigilosamente. Saludaban con amplia sonrisas a alguien que les devolvía el saludo desde un automóvil que ya se ponía en marcha. Antes de que se alejara Gulf alcanzó a ver a la hechicera asomándose por la ventanilla y sonriéndole con picardía.
Gulf entonces se sintió aliviado. La bruja finalmente dejaba el hotel. Eso lo pondría a salvo de cualquier nuevo hechizo que quisiera lanzarle. Volvió a sonreír mientras disimuladamente escuchaba la conversación de los empleados.
—A pesar de los años sigue siendo la más bella de todas las actrices...
— Y sigue siendo famosa... Nadie podrá olvidar jamás su papel estelar en aquella serie televisiva.
—La serie de "La gitana plateada" ha recorrido al mundo. ¡No hay nadie que no la haya visto!
—¡Y su frase para hechizar ha llegado a hacer la frase de ficción más premiada de la historia de la televisión!
—¡¡¡Hocus Pocus!!!— acabaron gritando a coro entre risas.
Pero cuando uno de los empleados notó que el joven dueño del hotel los observaba de cerca le hizo una seña a los demás y en un segundo desaparecieron del lobby en completo silencio.
Gulf se mordió el labio atormentado.
—¿¡Actriz!? ¡No puedo creer que esa vieja chiflada me haya engañado de esa manera!— repitió Gulf alejándose del lobby desierto, cabizbajo y sintiendo que jamás volvería a salir de su habitación si alguien se llegara a enterar de que había sido tontamente engañado por una vieja actriz de comedia— Al menos lo has descubierto a tiempo...— se dijo a sí mismo— ¡Alégrate, Gulf ! Ya no tendrás que besar a ese jardinero.
Pero por alguna razón, al escuchar sus propias palabras, Gulf se dio cuenta de que no iba a sentir los labios tentadores y carnosos de mío en los suyos a la luz del Crepúsculo en el jardín de Kayza. Y eso era más decepcionante que cualquier broma de cualquier actriz chiflada del mundo...
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