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Capitulo 33

-¿Un amigo de la familia?

-Sí, bueno... Era en verdad un gran amigo de nuestro padre-Explica Elena mientras carga en sus brazos a Karl-Estuvo al pendiente de nosotros desde hace mucho... Y durante la ceremonia me pidió que nos diéramos un tiempo para visitarlo.

-¿Y...está bien que yo vaya?

-¿Por qué no lo estaría? Eres el novio de mi hermano...Edgar no querría ir sin ti.

Dudando por un momento su respuesta Ranpo acaba asintiendo causando la expresión animada de la joven.

-Entonces iremos hoy a las siete.

Minutos después de esa conversación y, deambulando por los pasillos en un principio con la idea de buscar a Poe, ahora estaba más preocupado por saber dónde rayos había ido a parar, haciendo lo posible por no demostrar que acababa de perderse dentro de esa casa.

El recorrido motivado también con una pizca de curiosidad lo lleva a encontrarse con una puerta entreabierta la cual, tras pensarlo un poco acaba abriendo.

"Oh, genial" Piensa con un gesto de fastidio.

-¡Hey! ¡Famoso detective japonés! Veo que te extraviaste.

Dupin se encuentra sentado en uno de los sillones de aquella habitación, la biblioteca, sin despegar su vista de las páginas del libro que sostiene muestra una ligera sonrisa.

Pasando por alto el comentario Edogawa termina de adentrarse en el lugar, pensando hacer sólo una pregunta para obtener información y retirarse es interrumpido apenas al intentar hablar.

-Sí, Edgar estuvo aquí... Pero Rosalie vino a buscarlo hace un momento, lo siento.

La sonrisa irónica se establece en el menor tras la anticipación de sus palabras.

-¿Ah, sí? Bueno...-Con marcado desinterés se da vuelta dispuesto a irse.

-Hoy leí la novela que Edgar llevó a Japón para retarte-Comenta pasando la página del texto que seguía sin soltar-Es bueno pero el intento de presión que quiso ejercer sobre ti le hizo descuidar varios puntos clave en el desarrollo que al final te dieron las pistas que necesitabas...Aún así me siento honrado, ha hecho referencias a los casos que resolvimos juntos...es un lindo detalle de su parte.

-Su técnica sólo necesitaba pulirse un poco...¿Sabes cual es su fuerte? El terror y suspenso, algo que no sea fiel a la lógica llevando a desestimar a la razón-El rostro se inclina en una sonrisa diferente-Ese tipo de cosas que provocan escalofríos.

-¿En serio?-Una risita lo lleva a cubrirse parte de la cara con el libro-Supongo que sí pero... ¿Sabes qué es lo que me gusta a mí? Su lado poético, esos fueron sus inicios en realidad..
¿Has leído alguna de sus composiciones? Ah, claro... No es el tipo de escritos que acostumbras.

Con un suspiro se levanta de su asiento, cierra el libro que tenía dejando el separador en una de las páginas centrales.

-Edgar puede exponer sus sentimientos de una forma maravillosa en sus poemas... ésto, por si interesa-Sonríe inocente mostrando el ejemplar que su mano sostiene-Es una recopilación que me obsequió hace tiempo, puedes leerlo.

-No creo que a Poe-kun le...

-Por favor-Murmura tomando la mano del menor para cederle el libro, guiándola hasta que se apoyara contra su pecho evitando que lo soltara o pensara en devolverlo-Insisto, estoy seguro que quieres este lado de él ¿verdad?

Con un último guiño se aparta para pasar de largo y dirigirse a la salida.

-Que lo disfrutes.

Tras escuchar el sonido de la puerta al cerrarse chasquea la lengua con un notable malhumor. Mira la apariencia superficial del libro dejado en sus manos y, aunque sabía que leer el contenidos solo complementaría los hechos de los que era consciente, decide tomar lugar en el sofá contrario a donde estuvo Dupin anteriormente para comenzar con aquella lectura planeada por el detectives francés.

Dicen que la curiosidad mató al gato.

Bueno, esta vez era más bien un gato listo sabía dónde caería pero no estaba preparado para el golpe.

Tenía que darle la razón a Dupin.

Edgar podía plasmar sus sentimientos, transmitiéndonos con tanta claridad incluso cuando esa no fuera su intención.
Todo lo escrito ahí, cada palabra y frase plasmada en una métrica excepcional...
Todo aquello hecho para una persona, ese alguien admirado causante de la primera idealización platónica del autor de los textos.

-¿Ranpo-kun?

Tomándole por sorpresa debido a su atención perdida en el párrafo que leía, Edogawa alcanza apenas a bajar el libro y cubrirlo con las manos.

-¿Qué...?

-Estaba leyendo-Se adelanta a hablar antes que el mayor pudiera cuestionarle.

-Ya veo, he estado buscándote y Dupin me dijo que al parecer estabas aquí...Planeamos irnos a las siete asi que deberíamos cambiarnos para estar a tiempo.

-¿Él...irá también?

-Ah, no...en realidad dijo que prefería quedarse en casa.

-¿En serio? Bien, vayamos entonces.

Poco después el primero en estar listo fue Poe y escuchando el llamado de su hermana desde el piso de abajo acude a verla después de que el menor dijera que lo alcanzaría en cuanto acabara.

En cuanto Ranpo mira a su pareja irse saca el libro que colocó debajo de la almohada, las páginas abiertas muestran el separador dejado por Dupin.

Un par de líneas son suficientes, el mensaje que el detective francés ha dado con eso es perfectamente claro ahora. A pesar de eso termina de leerlo, suspirando antes de devolver el objeto de donde lo había tomado para disponerse a salir.

Niega con la cabeza para intentar despejar su mente de las ideas y cuestiones que le abordaban, sabe que el objetivo buscado por el otro ha sido cumplido justo como quería, esa persona es lista y no perdería el tiempo con una confrontación directa por eso optaría por ese sutil, conciso y casi directo primer golpe, elegante y digno de su nivel. Algo que Ranpo tomaría, siendo con ello incapaz de refutar el argumento, viéndolo también como la advertencia de alguien que no puede arriesgarse a causar una mala impresión a la tercera persona involucrada en el asunto.

Si hiciera caso omiso a eso, algo realmente poco probable, Dupin se manejaría diferente en ese sentido, el carácter directo lo llevaría a una serie de palabras frías en un tono presuntuoso, a un desahogo de motivos sin ningún tipo de consideración ante quien ve como un intruso que se ha metido en su camino.

Lo sabe...

Porque es algo que sin duda él mismo haría...

En otras circunstancias habría sido gratificante lidiar con alguien así, ese capaz de anticiparse a sus preguntas y analizarle tan bien como para saber, aún sin conocerlo, el tipo de cosas que lo dejarían arrinconado.

Ambos saben que la riña silenciosa se mantiene en bajo perfil, ninguno de los dos quiere exponerse a terminar siendo el primero a ser descubierto por Edgar, ambos tienen conocimiento de la gran importancia que el contrario posee para el escritor y la completa derrota que acarrearía demostrar que de alguna manera están tratando de dañarlo sin motivos aparentes.

Puede saberlo... Puede anticiparse a todo y a la vez ser consciente de que el otro hace lo mismo también.

Es como un molesto efecto espejo.

Esa persona era tan parecida a él...

Tan parecida que...

No se conformaría con un plan tan simple como el de mostrarle los sentimientos pasados de Poe.

No, claro que no.

El motivo real era...

-Ah...¡Ranpo-kun!-La voz de Edgar al verlo bajar contrasta con el encuentro de la respuesta que venía buscando.

El reflejo instintivo de atender al llamado distrae sus acciones mecánicas y consecutivas, alterándolas provocando con ello un tropiezo que lo lleva a caer cuando faltaban apenas dos escalones para llegar, soltando una exclamación involuntaria que finalizó con un quejido cuando se sintió en el suelo.

Y si debiera describir la reacción de Poe ante ello... El mejor ejemplo de comparación sería el de una madre sobreprotectora que ve caer a su bebé por primera vez.

-¡R-Ranpo-kun!

El mayor cae arrodillándose para estar lo más cerca posible de su pareja ayudándola cuando se incorpora en un intento de levantarse, intento que se ve impedido cuando una nueva queja en tono bajo lo lleva a sujetarse uno de sus tobillos.

-¡P-Por favor quédate quieto! ¿Dónde te golpeaste? ¿Duele mucho? ¡N-No intentes moverte ahora! Yo...yo...

-Estoy bien, Poe-kun-Intenta calmarlo-Es sólo mi tobillo, no tienes que...

-¿Seguro que es solo eso?-Insiste comenzando a revisarlo- Tu cabeza... ¿No te golpeaste ahí? ¿No sientes nada raro? ¡Dime si sientes algo!...¡Cualquier cosa!

-Hermano ¿Por qué gritas?-Elena entra a la sala junto con Rosalie, llamadas por la voz alarmada del escritor.

-¡Elena! ¡Ranpo-kun se torció el tobillo! ¿Debería llamar a una ambulancia?

-Ah...no creo que sea necesario llegar a tanto pero puedo llamarle a nuestro doctor para que lo revise.

-, hazlo por favor.

Ranpo suspira sintiendo el dolor persistente en su pie izquierdo, reclamándose mentalmente por su descuido.

-Ya está, dijo que llegaría en menos de diez minutos-Habla la castaña luego de colgar el teléfono-Primero que nada hay que ayudarlo a volver a la recámara.

-Está bien, ésto no es...-Ayudándose con el apoyo que su novio le ofrece consigue incorporarse pero ver a éste tomándole los brazos para hacer que le rodearan el cuello detiene sus palabras sustituyéndolas por un gesto desentendido y una queja entrecortada provocada por la acción posterior.

Parpadeando ante su nueva posición el agarre se refuerza, el leve sonrojo le hace evitar mostrar mostrarlo al resto girando el rostro y tomando aire antes de reclamar.

-¿Qué crees que haces?

-Te llevo a la habitación-Responde ladeando el rostro-Ranpo-kun odiaría alargar el tiempo en que se expone a ser visto después de este accidente ¿cierto?

-¿Y crees que ésto ayuda?

-Fue lo primero que se me ocurrió.

-Oportunista-Ríe débilmente el otro con una sonrisa resignada.

Y mientras tanto Elena y Rosalie se toman del brazo compartiendo la euforia ante la imagen ofrecida por la pareja.






Ranpo estaba sobre la cama, el pie lesionado elevado con la ayuda de una almohada y el área del tobillo envuelta en vendas.

-¿Va a estar bien?

-No se ha roto nada, Edgar-Le tranquiliza su doctor, un hombre de mediana edad que no puede evitar reír un poco ante la expresión del escritor-¿Quieres tratar de calmarte?

-Yo le dije que no era nada-Recrimina el menor cruzándose de brazos.

-De acuerdo, aunque no haya sido algo grave es necesario que te mantengas en reposo un tiempo... Una compresa fría o hielo para bajar la inflamación ayudará mucho.

-Entiendo...¡Y-yo me encargo de todo, gracias!

-, sí-Corresponde dando palmaditas a uno de los hombros de Poe, dando una mirada al detective con una leve inclinación de cabeza como despedida-Que se mejore.

El azabache asiente y mira a su novio correr a la orilla de la cama en cuanto tiene el camino libre, llegando hasta él para rodearlo en un abrazo donde el mayor oculta el rostro entre los cabellos de Edogawa.

-Estás exagerando, yo...

-Tengo derecho a preocuparme-Interrumpe en un murmullo sin apartarse-No tienes idea de lo que pasó por mi mente...de todo lo que sentí entonces... ¿Qué haría si algo te pasara? Aún si fuera el más mínimo rasguño...

Ranpo exhala rendido cediendo cediendo plenamente al gesto dejando escapar una risita, la actitud sobreprotectora saliendo a flote era de cierta forma reconfortante pero...

-¿Qué es lo que sucede, Ranpo-kun?

-¿Ah?

-En ese momento...la expresión en tu rostro antes que yo te hablara-Menciona con voz inquieta-¿Estás preocupado por algo? ¿Hay algo que te molesta? Si es así puedes decírmelo.

Algo que le preocupe...

Algo que le moleste...

Tras permanecer en silencio meditando su respuesta termina negando con la cabeza decidido a evitar exteriorizar el conflicto silencioso en el que era partícipe. Decir que lo hacía porque no quería que Poe llegara a sentirse incómodo al estar en medio de la situación al ser consiente de ello era una simple excusa para evadir su verdadera razón.

No muy convencido de aquella negativa Allan quiere tratar de insistir pero el repentino sonido proveniente del teléfono en su bolsillo lo sobresalta haciéndole buscarlo para notar ese número familiar de la llamada entrante.

-¿Hola?-La expectativa es reemplazada por una leve sonrisa al reconocer la voz-Ah, así que Elena le ha dado mi número... Lo siento, no lo reconocí de inmediato.

El novelista ladea el rostro que se ha apartado del menor lo suficiente para hablar, la pregunta del hombre al otro lado de la línea provoca el fruncir de sus labios que exponen un sonido de duda.

-Sí, bueno...-Titubea al saber que Ranpo había escuchado aquello-Sobre eso...no si pueda ir en este momento, tal vez podamos quedar otro día... Ha sucedido un asunto aquí asi que...

Mientras mantiene un pesado suspiro el detective alcanza a arrebatar el teléfono ante la mirada desconcertada del otro.

-Hola, lo siento... Edgar irá a verlo no hay ningún cambio de planes-Habla ahora tomando la llamada-Él y Elena estarán ahí pronto...claro, buenas noches.

-¡Ranpo-kun!-Reclama en cuanto su pareja ha colgado.

-No tienes por qué detener tus planes por ésto.

-¡Por supuesto que puedo! ¿Cómo voy a ir dejándote aquí después de que te lastimaras?

-Lo único que necesito es quedarme quieto en cama, no veo problema... Estaré bien.

-Pero...

-No tienes que preocuparte, Edgar-La voz suave de la joven que ha dado unos golpecitos en la puerta abierta llama la atención de ambos-Henry y yo podemos vigilar a Ranpo-kun mientras tanto, estaremos al pendiente de todo lo que necesite... Así que...creo que deberías hacerle caso.

Titubeando, Allan mira a Rosalie con esa expresión de plena confianza y dando un vistazo a su novio encuentra ese claro gesto de "Ni creas que estoy dispuesto a escuchar un NO" termina por ceder sin mostrar muchos ánimos.

-Descuida, podrás cuidar de y todo cuando regreses-Las palabras despreocupadas pero totalmente pensadas le hacen sonrojarse y apresurar una despedida antes de abandonar el lugar, dejando al detective y a la mucama compartiendo una risita.

-Probablemente se tomarán un par de horas-Comenta la chica-Lo más cómodo para ti sería que te trajera la cena para evitar que te muevas demasiado ¿Tienes hambre ya?

-Por ahora estoy bien, tal vez después-Sonríe declinando la propuesta.

-Entiendo, si necesitas cualquier cosa estaré enviando a Henry para verificar si algo te hace falta.

-Como digas...pero ésto no es nada no tienen que esforzarse tanto.

-Lo sabemos-Responde deteniendo un segundo su salida-Pero eres la adoración de nuestro Edgar, después de verlo así de asustado por lo que pasó...es lo menos que podemos hacer en su ausencia ¿Qué clase de familia seríamos si no cuidamos lo que a él tanto le importa?




Habiéndose quedado solo Ranpo mueve el pie vendado apenas lo suficiente para acomodarse mejor y recostarse. Así pasaron los minutos, recorriendo con la mirada las figuras del techo hasta que podía cerrar los ojos y dibujar cada una de las líneas en su mente tal como estaban ahí, al final de todo inhala profundo.

Estaba aburrido...

Dos o tres veces se había quejado después de haber querido cambiar su postura recordando el impedimento que limitaba su movilidad.

De nuevo se reclama a si mismo... Si tan sólo hubiera tenido más cuidado.

-Oye... Escuché que tuviste un pequeño accidente.

Su vista va de nuevo a la puerta, el detective francés apoya un brazo en el marco y con éste sostiene también la cabeza en una postura curiosa que disimula un poco su preocupación, justo como Edogawa suponía, quería corroborar el nivel de influencia directa que tuvo en ello.

-Uno puede tener distracciones de vez en cuando-Responde restándole importancia.

-Claro-Consiente de la mentira se limita a asentir.

-Ah, por cierto-Desvía la vista para buscar algo bajo las almohadas donde se reclinaba-Debo regresarte ésto.

La mano extendida ofrece el libro en dirección a Dupin y éste acaba adentrándose al cuarto para tomarlo.

-¿Lo terminaste?

-Sabes que no era necesario que hiciera eso, pero -Flexionando la rodilla derecha para apoyar en ésta ambos brazos una risita ha emergido causando confusión en el más alto-Tu primer movimiento fue divertido.

-¿Divertido?

-Hacerme ver de forma indirecta nuestras similitudes y forzarme a reconocerlas ha sido un primer golpe bastante bueno... Nos parecemos, en muchos sentidos, lo y entiendo lo que tratas de decir pero...-Levantando la vista para fijarla en el rubio, los ojos verdes se muestran para complementar la sonrisa de suficiencia-Lo más interesante fue que con ello supe que detrás de ese porte de caballero francés también se esconde un niño caprichoso.

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