Había comenzados mi guardia; me dedicaba a trabajar como voluntaria en una emisora local; cubriendo mis horas como operadora radial.

Mi madre entro con los ojos rojos, las lagrimas bañando sus mejillas, a la vez que los sollozos le impedían hablar.

Mi corazón se detuvo, presentí lo que ocurría; había perdido a alguien y tenia miedo de saber quien seria.

¿Seria un hermano?, ¿Mi amado abuelo?, ¿Mi adorada abuela?

Mis pulmones se negaban a recibir oxigeno y las lagrimas cristalizaron mis ojos.

-¿Es mi abi?- pregunte en un susurro.

-No... es tu tío- sollozo mi madre.
Adoraba a todos mis tíos, eran segundos padres para mi, perder a cualquiera seria terrible, pero había uno en especial, uno que me había apoyado en todo, uno que era incondicional- Tu tío kiko.

El mundo me cayó encima. El dolor me silenció y las piernas no me sostuvieron, caí al suelo con un grito mudo.

Te había perdido.

Te habías ido.

De nuevo, me quedaba sin un padre.