
Capitulo Siete.
Girando entre las sabanas grises de su cama, Nee atrapó una de las almohadas y la empujó contra su rostro, intentando amortiguar el sonido irritante de la batería que provenía del jodido aparto perdido entre las prendas de ropa esparcidas por el suelo de su habitación. Ni siquiera recordaba donde había colocado la jodida cosa, había una alta probabilidad de que su locación estuviese en algún punto de los jeans que se había quitado antes de meterse en la cama, pero conociendose a si mismo, todo podía ser.
Sin molestarse en buscarlo y mirar la pantalla, sabía exactamente quién era. Había tenido ese tono por un buen tiempo, desde que Jackson había tomado su telefono y se había grabado a si mismo tocando un solo de bateria, poniendolo luego como su tono de llamadas personal.
Jackson era un dolor de cabeza que no tenía deseos de soportar.
Aun así, se arrastró fuera de su nido de mantas y directo al suelo con un sonido sordo, por suerte la alfombra absorbió la mayor parte del impacto en sus miembros. Buscando alrededor de la ropa, encontró lo que buscaba en la chaqueta que se había quitado al llegar a la casa el día anterior.
La foto del baterista de su banda parpadeaba en la pantalla, anunciando una videollamada.
Dejandose caer en el suelo de espaldas, sostuvo el telefono frente a su rostro mientras aceptaba la misma, sonriendo cuando el rostro alegre del moreno apareció en directo.
—Buenos días, caramelito de cianuro —canturreó el otro—. Veo que acabo de despertar a su realeza de su sueño de belleza.
—Jodete, Jacky, son las cuatro de la mañana, ¿que mierda quieres?
—¿Por qué piensas que quiero algo? —miró ofendido—. No puedo llamar solo para saber como te encuentras.
—No cuando son las jodidas cuatro de la maldita mañana —gruñó entre dientes—. Sabes bien que soy capaz de subirme a un avión e ir a donde sea que tu culo flaco se encuentre solo para poder patearlo hasta cansarme. Así que, deja de hacerte el tonto y dime porque me estas llamando a esta hora.
Jackson frotó suavemente sus ojos y bostezó, mirandolo con aburrimiento—. Bueno, pues, si tanto te interesa, estoy en California, en casa de mi abuela —comentó—. Y hasta ahora, no pude encontrar un solo momento lejos de las manos expertas en pellizcos de mis tías, para poder llamarte.
—Podrias haber esperado algunas horas, llamar durante el día, ¿sabes?
—No quería esperar tanto —confesó—. Tenía que hablar contigo antes de que salieras a la calle en la mañana.
—¿Hay algún problema con que salga en público?
—No, en realidad, no lo hay —hizo una mueca—. Pero salieron unas bonitas fotos tuyas, tomando el té con tu hermanito bebé y un chico.
—Era Kai.
—Si, lo supuse —movió las cejas en su dirección de forma tonta—. ¿Que hay con eso, picarón? Ya llegaste segunda base con él.
—Según como cuentes las bases, aunque creo que no llegué ni a primera en ningún tipo de clasificación.
—¿Que está sucediendo contigo? ¿Acaso volver a casa te ha convertido en un mojigato? —chilló horrorizado—. Dime que al menos, has tocado algo de su mercancía o voy a tener que cortar mis venas con galletitas.
Oprimiendo los labios juntos, se negó a responder nada más—. ¿Era por esto que querías hablar conmigo antes de la mañana? ¿En serio?
—Nah, pero siempre viene bien el chisme —sonrió—. Tengo material para llamar a Bastián y Milo y fastidiarlos mientras duermen.
—Jacky —advirtió.
—Bah, espera, caramelito, no te salgas de tu molde que aun no llego al punto de esto —pidió.
Rascando ausentemente su pecho desnudo, exigió—. Solo habla de una vez.
—Bueno, bueno. La cosa es, que las fotos estan sacadas desde lejos y no son de muy buena calidad. Así que corre el chisme por ahí, de que estas saliendo con alguien a escondidas y sabes como es esto, los periodistas estan muriendose por tener la primicia primero.
—Van a hostigarme hasta el cansancio, ¿no es así?
—Seguramente —suspiró—. Solo quería advertirte, tienes via libre de tratar esto como creas conveniente, Fanny no tiene derecho a inmiscuirse. Así que si ella te llama, solo mandala a buscar sus neuronas donde las perdió.
—No seas cruel —aleccionó—. Ella no las perdió, simplemente nunca las tuvo.
—¡Ahí está el humor que quería ver! Tengo que llamar a Milo para contarle ese chiste.
—No fastidies a las personas cuando duermen o podrian enojarse mucho contigo.
—Ustedes me aman demasiado como para enojarse conmigo demasiado tiempo.
Rodó los ojos—. Creeme, nuestro amor por ti tiene un limite.
—Ahora tengo curiosidad por saber que sucederá cuando rebase ese nivel. —pareció pensativo—. Yo realmente tengo que llamar a Milo, te llamo luego y te cuento cuantos amigos me quedan.
—Jackson, no seas... —sus palabras se desvanecieron cuando la llamada se cortó.
Él haría que lo golpearan, seguro.
Suspirando, entró a sus redes sociales y husmeo en los chismes, intentando averiguar exactamente que se decía de él. No le preocupaban mucho esas cosas en realidad, pero no quería que Kai estuviese involucrado en ello, no hasta que su relación fuese mucho más fuerte y cimentada de lo que era hasta el momento. Había visto muchas relaciones morir antes de empezar por culpa de ese tipo de cosas, no estaba arriesgando ni por un momento lo que sucedía entre ellos, era algo demasiado valioso para él para exponerlo de esa manera.
Vio las fotos, Jackson tenía razón, no se veía bien, podía ser cualquier persona. Los chismes eran bastante coloridos, algunos hasta llegaron a asombrarlo por su grado de ingenio. Ellos habían creado historias alrededor de la imagen, como si llevase una vida paralela a la que mostraba. Al menos, eran creativos, les concedió.
Fregando sus ojos suavemente, buscó la fotografía que Nick había tomado mientras dormía una siesta con Silas cruzado sobre su abdomen y la publicó, al menos eso daría otra cosa de que hablar por el momento.
Dejando el aparato en el suelo, se puso de pie y se acercó a la ventana, moviendo un poco la cortina para ver el exterior. Maldijo por lo bajo al ver un par de autos sospechosos estacionados allí, era obvio que tendría vigilancia cercana por un tiempo. No importaba, él era bastante bueno manteniendose oculto de ellos.
Tendría que tomar precauciones extra para evitar exponer a Kai, pero podía manejarlo.
—¿Que fue todo eso? —la voz adormecida de Nick provinó desde la cima de las escaleras.
A pesar del tiempo, seguían compartiendo el mismo dormitorio al volver a casa de sus padres, era una especie de tradición para ellos. Su padre había convertido el lugar en una habitación doble altura, Nee tenía su espacio decorado con discos viejos en las paredes, fotografias en blanco y negro de momentos que quería recordar, y sus instrumentos musicales en la parte de abajo. Al subir las escaleras al segundo nivel del dormitorio, te topabas directamente con habitaciones decoradas con murales de paisajes en las cuatro estaciones climaticas en las paredes, una cama de dos plazas llena de almohadas de colores y demasiadas cosas de arte por todo el lugar.
Eran dos lugares totalmente distintos, pero seguían estando lo suficientemente cerca como para comunicarse sin levantar demasiado la voz.
Acercandose al último peldaño, Nee miró hacia arriba, haciendo una mueca al ver el pijama verde con nubecitas arrugado y la expresión adormilada que su mellizo llevaba.
—Hey, ¿te desperté?
Negó suavemente—. No, desperté cuando tu telefono comenzó a sonar. —comenzó a bajar las escaleras—. ¿Era Jackson?
—Si, lo siento, él aun no logra comprender porque llamarnos en la madrugada es tan jodidamente molesto.
—Él lo entiende, por eso mismo lo hace. Le gusta fastidiar, eso nunca cambiará.
—Mm —se sentó al final de su cama—. Me hubiese gustado mantener, al menos por un tiempo más, la esperanza de que esas llamadas se detendrian.
—No sucederá. —pateó un par de prendas, quitandolas de su camino con mala cara, antes de hacer un gesto hacia la ventana—. ¿Que tan malo es?
Miró en esa dirección—. No tanto, por ahora, solo un par de autos, aunque aun es temprano, supongo que algunos se sumarán en un par de horas.
—¿Que piensas hacer al respecto?
—No puedo hacer mucho, no es como si pudiese prohibirles estacionarse frente a nuestra casa, estan en su derecho.
Se acomodó en el pequeño sofá de dos cuerpos al otro lado—. ¿Que hay de Kai?
—¿Que con él?
—¿Seguirás viendolo aun con el riesgo de exponerlo a los medios —lo miró preocupado—. Lo destrozarán, Nee, tienes que saber eso. Sacarán toda la información de él que encuentren si piensas que estas saliendo con él, no les importa lo vergonzoso que sea, todo estará en las portadas en cuestión de horas.
—Lo sé —gruñó—. Sé eso perfectamente.
—¿Entonces, que harás?
—No puedo dejar de verlo, esa ni siquiera es una opción —se dejó caer de espaldas en la cama—. Pensaba en simplemente esquivarlos lo más que pueda.
—No se rendirán, encontraran la manera de atraparte en el acto. Ya sabes, es su trabajo, y hay muchos que son muy buenos en él.
—No me estas ayudando.
—No estaba intentandolo —sonrió, aclarandose la garganta—. Pero si lo deseas, puedo darte una idea que tal vez pueda servirte.
—¿De que se trata?
Una sonrisita traviesa apareció en los labios del moreno—. Bueno, se trata de la granja donde crecimos...
(...)
—¿Saldrás temprano hoy, hijo?
Bajando el boligrafo, Kai miró a su madre caminar hasta la mesa donde se encontraba sentado antes de girar la cabeza hacia las ventanas cercanas, cerciorandose de que no se había perdido nuevamente en sus estudios por horas. No, en realidad, el brillo del tenúe sol en las mañanas aun estaba allí, asegurandole que no eran más tarde que el mediodía.
Había llegado al restaurante familiar temprano en la mañana para ayudar a su hermana a mantenerlo en orden mientras cuidaba de su sobrina, Kimi, al mismo tiempo. Se suponía que ellos se hicieran cargo del local durante las mañanas, dejando que sus padres descansaran, y ellos tomaban el revelo en la tarde. En realidad, solo era una especie de ensayo, ya que todos esperaban que ellos se hicieran cargo del negocio cuando llegara el momento de que sus progenitores se retiraran. Esa era la razón por la que estudiaba contabilidad, había sido empujado a esa carrera.
Su madre dobló el paño que llevaba en su mano y limpió la superficie de madera frenta a él, largos cabellos oscuros con pincelazos grises resbalaron de su moño y cayeron sobre su bonito rostro. Ella no aparentaba tener la edad que cargaba, era demasiado bonita aun.
—Tu hermana me comentó que querías irte antes hoy —ella presionó—. ¿Tienes algún compromiso al que asistir?
Kai rodó los ojos, ella hablaba como si ya supiera, lo que le dijo que el chisme se había esparcido.
—Jamás le dije a Yuki que debo irme temprano, simplemente le pedí que me diera un par de horas para poder sentarme aquí y repasar mis anotaciones para un examen fechado para la semana que empieza. Seguramente, vuelva a casa al terminar mi horario aquí —tomó su celular y prendió la pantalla, mirando la hora—. Exactamente en media hora, me iré a casa a seguir estudiando.
—¿Eso quiere decir que no tienes ningún compromiso?
—¿Te refieres a alguna ocasión especial? Porque me estas dando esa vibración, como si ya supieras algo y solo estas intentando confirmar tus sospechas.
Ella suspiró, poniendo mala cara mientras golpeaba el paño contra la superficie de una forma bastante chistosa—. Deja de jugar conmigo, jovencito, tu y yo sabemos exactamente de lo que hablo.
—En realidad, no tengo idea —reprimió una sonrisa—. ¿Por qué no solo me preguntas directamente lo que deseas saber?
Su mandibula se apretó—. ¿Por qué haces esto tan dificil para mi?
Se enderezó en su silla, mirandola divertido—. Porque viniendo de la persona que golpeo mis manos con rama al escucharme hablar de un tercero cuando solo tenía seis años, me parece bastante interesante que seas tu, de todas las personas que conforman nuestra familia, la que venga aquí a indagar sobre un chisme que escuchó sobre mi vida privada.
—No estoy husmeando.
—Dile como quieras, madre, me suena a lo mismo.
—Soy tu madre, tengo el derecho de saber lo que sucede en tu vida —se defendió—. ¿Como se supone que te defienda del mundo si tu no me dices nada?
—No necesito que me protejas de nada. —evadió.
Ella lo miró de esa forma desaprobadora que lo había aterrado de niño—. Estás siendo irrespetuoso, solo estoy preocupada por tu vida, pero si no quieres decirme, solo bastaba con que me dijeras que no querías hablar de ello.
Guardando sus libros en su mochila nuevamente, colgó la misma en su hombro antes de tomar su telefono—. No tengo deseos de soportar tu hipocresía tan temprano —murmuró, poniendose de pie—. Te agradecería que no te metas en mi vida más de lo que ya lo has hecho.
Debió saber que ella no lo dejaría irse, no después de haber pronunciado palabras como esas. La mano que impactó contra su mejilla, con una fuerza que hizo doler todo el lado de su rostro, tampoco debió ser una sorpresa, pero el dolor que tomó hasta su oído lo fue.
—No vuelvas a faltarme el respeto, Kai —ella estaba furiosa—. Soy quién te trajo a este mundo y te dio la vida, deberías estar agradecido de que aun me preocupa a donde ésta se dirija, otras madres solo sueltan a sus hijos al mundo a perderse en él.
Acunando su mejilla adolorida, Kai asintió cortamente—. Lamento haber sido irrespetuoso, madre.
Ella suspiró, como si quisiera tranquilizar su temperamento—. Está bien, sé que no es culpa tuya, es de este lugar. Le dije a tu padre que deberíamos haberte educado en casa, pero él pensó que estaba bien que conocieras otras costumbres. No estoy de acuerdo con eso, nunca lo estuve, solo los convierte en irrespetuosos frente a sus padres —murmuró algo más en japones, que aunque Kai comprendió, se negó a procesar.
—¿Puedo irme?
—Por supuesto, ve —palmeó su hombro, dejandolo marcharse. Cuando llegó al pasillo que daba a la puerta trasera del local, ella volvió a hablar—. Y acerca de esa cita que tienes hoy, espero por tu bien que se trate de Song y no de algún jovencito local, estariamos muy decepcionados de ti si supieramos que se trata de eso.
Sus delgados dedos pálidos se cerraron con fuerza alrededor de las correas de su mochila cuando se apresuró a la salida, tomando un respiro cuando salió directo a un callejón, la puerta cerrandose detrás de él. Inclinandose por la cintura, apretó los ojos cerrados, intentando suprimir el llanto ardiente que llenó sus pestañas de lágrimas. Limpiando la húmedad que se deslizó por sus mejillas sonrojadas con sus temblorosos dedos, parpadeó excesivamente para quitar las lágrimas mientras tragaba alrededor del nudo en su garganta.
Le costó varios respiros controlarse a si mismo para poder salir a la calle. Sabía que sus ojos estaban algo rojizos, por lo que solo bajó la mirada, aferrandose a su mochila al avanzar entre las personas.
—¡KAI!
El grito de su nombre lo hizo detenerse luego de un par de cuadras y voltearse a mirar de donde provenía la voz. Se sorprendió al ver a Nick corriendo hacia él.
—Hey. —saludó
—¡Hey! —el moreno devolvió al llegar a él antes de inclinarse, apoyando las manos en sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento—. Dame un minuto —jadeó—. He corrido detrás de ti por dos cuadras, posiblemente este a punto de tener una crisis asmatica.
Eso alertó a Kai. Acercandose, colocó una mano en el hombro del otro joven—. ¿Tienes asma?
Negó—. Pero creo que se me esta creando en este momento.
Riendo, lo jaló por el brazo—. Ven —lo guió a un banco cercano—. Sientate aquí un momento, tranquilizate y luego me dices que sucede.
La gente pasó a su lado, yendo y viniendo, sin prestar mayor atención a lo que ellos hacian. Pasaron varios minutos antes de que Nick pareciera recuperar finalmente su respiración normal.
—¿Estas bien?
Nick asintió—. Eso creo.
—Bien —sonrió—. Ahora, dime, ¿que sucede? No es que no me agrade verte, pero por lo general, es tu hermano quién corre detrás de mi como un jodido acosador, me extraña bastante verte a ti.
—En realidad, la idea de correr detrás de ti fue porque iba a buscarte al restaurante y te vi desde el taxi, así que bajé y mientras le pagaba al conductor, tu te fuiste y me hiciste correr detrás de ti —lo miró con reproche por un momento antes de que esa expresión desapareciera, siendo reemplazada por una preocupada—. ¿Has estado llorando? ¿Que sucedió?
—¿Que? Eh... no, no, para nada —refregó sus ojos—. Solo debe ser alergía, estoy bien.
—Kai, sabes que puedes decirme si algo sucede contigo, yo-
—Estoy bien —lo cortó—. Mejor dime, ¿por qué viajas en taxi? Se bien que tu familia se puede dar el lujo de un auto para ti.
—No, ellos no harán eso, no después de que estrellé el auto de papá mientras practicabamos para mi permiso de conducir, el cual tampoco me dejaron obtener.
—¿Y eso porque? Yo también tuve algunos problemas al aprender, pero eso no fue razón para impedirmelo.
—Yo choqué el auto contra el único árbol en kilometros a la redonda —hizo un gesto, espantando el tema—. Da igual, no vine aquí a hablarte de mis problemas con la conducción.
—¿Por qué estas aquí entonces?
—Nee me envió a buscarte, está metido en un problema y necesita tu ayuda —rodó los ojos—. Lo que sea que eso signifique.
Kai lo miró preocupado—. ¿De que se trata?
—No lo sé, él solo me llamó y me dijo que viniese por ti.
—¿Te llamó? —elevó una ceja—. ¿Acaso no podías ayudarlo a solucionar el problema tu?
Nick rodó los ojos—. ¿Acaso no conoces a mi hermano? —bufó—. No quiso decirme de que se trataba, pero me aseguró que necesita tu ayuda y de nadie más.
Cruzó los brazos sobre su pecho, mirandolo sospechosamente—. ¿Se trata de algún tipo de trampa? Porque si estoy es uno de sus jueguitos sin gracia, yo voy a-
—No sé —lo cortó—. No tengo idea, él solo me dijo eso. —pareció pensarlo—. Aunque, hablando de ello, recibió una llamada esta mañana.
—¿De que se trataba?
—Uno de sus compañeros de banda, algo sobre tener cuidado con los periodistas —se encogió de hombros, poniendose de pie—. Yo ya di el mensaje, me largo. Queda en ti decidir que hacer, pero recuerda que si esta en un verdadero problema... bueno, será tu responsabilidad hablar con mis padres.
Eso logró que Kai presionara los labios juntos—- ¿Acaso no puedes sentir sus emociones? —le recordó—. ¿No te dicen nada?
—Pff, por favor, esos son los gemelos —rodó los ojos—. Nosotros dos ya no somos tan unidos como antes, Kai, no tengo idea de en que esta metido mi hermano. Antes podía jugar a lo de la conexión, porque podía predecirlo, ahora... no sé.
Él se alejó, dejando a Kai de pie en medio de la acera mirandolo irse. Mordiendose el labio, cedió a la tentación.
—¡Nick! —corrió detrás de él—. Dime donde está Nee.
Si el mocoso estaba jugando con él, le patearía el culo.
Nick recitó una dirección antes de hacer un gesto, deteniendo un taxi—. Creo que iré contigo, quiero asegurarme de que Nee esté bien.
—Hace cinco minutos pensabas abandonarlo.
—No iba a abandonarlo —se subió al taxi detrás de él—. Si tu no ibas, iría yo.
—¿Por qué no vas solo tú?
El moreno le dijo la dirección al chofer y se recostó en su lado del asiento—. Porque dijo que te necesita a ti —rodó los ojos—. ¿Me estás escuchando?
—Te escucho, solo que me cuesta creerte.
Encogiendose de hombros, el menor echó una mirada por las ventanas antes de recostarse contra la puerta. Se mantuvieron en silencio durante la mayor parte del viaje, solo escuchando el sonido de la radio del vehiculo.
—¿Donde estamos exactamente? —Kai preguntó cuando el auto se detuvo, pero no obtuvo respuesta ya que Nick se bajó sin decir nada.
Siguiendolo de cerca, lo vio pagarle al chofer y despedir el mismo antes de hacerle un gesto para que lo siguiera. Estaban en una zona de la ciudad bastante alejada del centro, pero sin salir de la ciudad. Nick no respondió ninguna de sus preguntas mientras avanzaban hasta que frenó de golpe, justo frente a una camioneta azul donde Nee estaba apoyado tranquilamente, jugando con su telefono. Estaba vestido con una chaqueta de cuero marron y jeans oscuros, parecia casual con su cabello castaño desordenado.
Kai miró entre los hermanos—. ¿Que está sucediendo?
Nee levantó la mirada y sonrió, acercandose a paso lento—. Gracias por la ayuda, hermanito —arrojó a kai sobre su hombro con fácilidad, logrando que gritara—. Te debo un favor.
—¿Qué...? —Kai gritó, golpeando la espalda del castaño con sus puños—. ¡Bajame en este mismo instante, Nilo! Voy a patearte el culo por haberme engañado, debí saber que algo se traían ustedes dos, ¡Jodido bastardos mocosos!
—Ya, ya, calmate, cuñadito, no es nada malo, lo prometo —Nick desordenó su cabello, sonriendo—. Y sobre la conexión, si tenemos telepatía, cosa de mellizos, tu sabes.
—¡Los voy a matar a ambos!
Una puerta se abrió y fue depositado en un asiento de auto, justo a tiempo para ver a Nick agitar una mano hacia él sobre el hombro de Nee antes de dirigirse a otro vehiculo, con un conductor rubio demasiado conocido.
Cuando ellos se fueron, desapareciendo en la calle siguiente, se giró a mirar al mocoso fastidioso.
—¿Que diablos planeas?
Nee le sonrió inocente, sus ojos castaños brillando con emoción—. Siento haberte engañado, pero teníamos que traerte aquí sin llamar la atención y si iba yo, los periodistas me verían. Y si Nick te pedia que vinieses a verme aquí, seguramente no vendrías. —se encogió de hombros—. Hablando de ello, gracias por venir. Es muy dulce de tu parte que quisieras ayudarme.
—¡Nilo!
Ignorandolo, jaló la bufanda que llevaba—. ¿Por qué tienes eso? No hace tanto frío.
—¡Porque me dejaste una jodida marca en el cuello! —golpeó su pecho con sus manos, intentando quitarlo de su camino, ya que éste ocupaba casi todo el marco de la puerta y no le dejaba vía de escape—. ¿Por qué me trajiste aquí?
Atrapó sus manos y se inclinó, besando su nariz—. Porque, cariño, estoy secuestrandote.
—¿De que jodidos hablas?
—Bueno, he decidido que ir a verte lograria enfocar la atención de los medios sobre ti, eso no es bueno para ti, no hasta que aceptes lo que sucede entre nosotros —explicó—. Así que estoy secuestrandote durante todo el fin de semana, o hasta que las cosas se calmen un poco.
Kai parpadeó lentamente, intentando procesar esa información—. Tu no puedes... no pued-
El cinturón de seguridad se abrochó y la puerta se cerró, cortandolo. Subiendo detrás del volante, Nee arrancó el mismo y sacó el vehiculo en dirección a la salida de la ciudad.
Mirando hacia Nee bajó la luz solar que entraba por las ventanas, se percató de que la sombra de su barba oscureciendo su mandibula le daba un aspecto más adulto, al igual que su cabello castaño en todas direcciones y la forma tan seria en que colocaba su expresión. ¿Por qué jodidos tenía que ser tan jodidamente hermoso?
Kai sabía que tenía que decirle que se detuviera, bajar y volver a su casa, tendría tantos problemas por hacer esto. Pero mientras frotaba la piel aun sensible de su mejilla, se dijo que no sería tan malo tener un poco de lo que ofrecía su mocoso, un poco de esa vida que tanto deseaba.
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