
Capitulo Dos.
Mordisqueandose el labio, Kai giró frente al espejo una vez más, pasando una mano por castaño cabello en intento de arreglarlo, antes de soltar un pequeño suspiro derrotado. No podía creer que había accedido a esto, no era propio de él hacer este tipo de cosas, pero una persona bajo presión puede cambiar su comportamiento totalmente sin siquiera percatarse hasta que es muy tarde. Él se había dado cuenta de su error cuando ya había metido la pata.
Alizando la camisa blanca con sus dedos, miró nuevamente sus jeans oscuros en el reflejo, buscando algún hueco o hilo suelto que se le hubiese pasado al escogerlo. No había nada. Su vestuario era perfecto. De no ser porque llevaba unas botas Converse negras y blancas, eran sus favoritas, y se negaba rotundamente a cambiarse las mismas por ningún estupido zapato formal. Era una de las pocas cosas que se había atrevido a replicar cuando se le había ordenado cambiar, tenía que aferrarse al menos a un poco de control, aunque fuese minimo.
Su vida se había convertido en un lío en tan poco tiempo, que le extrañaba que haber perdido la cordura para este momento. Había llevado una existencia tranquila por veintitrés años, siendo un buen hijo y actuando responsablemente, no recordaba haber escuchado una sola queja de su comportamiento alguna vez. La disciplina había sido una parte de su niñez y adolescencia, acostumbrandose como algo común a la severidad con que sus padres lo habían educado.
Era un "buen niño", lo que fuese que eso significaba. Respetaba las costumbres de su cultura natal, sin importar no haber crecido rodeado de las mismas totalmente. Siendo tradicionales, sus padres se habían asegurado que tanto él, como su hermana, nacieran en Japón. No tenía recuerdos de eso, tenía solo tres años cuando se trasladaron a Inglaterra, y aunque sus padres habían mantenido siempre presente a su país natal, se sentía dividido entre ámbos.
Mirando su reflejo en el espejo, le era fácil ver a donde pertenecía. Tenía todos los rasgos asiaticos que se esperaban de él, por fuera, era Japonés, por dentro... por dentro no estaba muy seguro de ello.
Con un suspiro, cerró la puerta del armario, escondiendo el espejo pegado en esta dentro del mismo. Volteandose, observó alrededor de su habitación antes de que su mirada cayera sobre las revistas esparcidas sobre la cama. Tomando una de las mismas, la cual estaba abierta casi por la mitad, se quedó mirando la fotografía que ocupaba casi toda la hoja.
Dios, Nee había crecido tanto.
Era la fotografía más actual que tenía. Nee estaba de pie frente a fondo blanco, con unos jeans azules rasgados que colgaban de sus delgadas caderas descuidadamente, dejando ver la V que se marcaba en su bajo abdomen y que terminaba bajo la tela de los mismos. Llevaba su guitarra en la mano izquierda, con una camisa gris desabotonada que caía hasta la mitad de sus brazos, dejando ver su marcado pecho a la cámara.
Ya no es un niño, había sido su primer pensamiento al ver aquella imagen. Poco quedaba del niño dulce que corría a su alrededor, mirandolo con ojos brillantes y alegría obvia por su presencia.
Su segundo pensamiento fue que sus posibilidades se habían desplomado, Nee no solo era hermoso, sino también era malditamente talentoso y había miles de personas allí afuera que darian cualquier cosa por estar en su cama. Personas que eran mucho más atractivas que él, ¿por qué querría al estupido chico que lo había rechazado cuando era un niño?
No, él debía superar toda esta cosa y hacer lo correcto, seguir siendo un buen hijo.
Dudando un momento, tomó un post-it verde y lo pegó en el borde de la hoja, cerrando la revista luego. Tomando todas las demás que estaban por todo el lugar, las apiló rápidamente antes de guardarlas dentro del baúl al final de la cama. Se desharía de ellas... en otro momento.
Su telefono sonó sobre la cómoda mientras cerraba la tapa. Tomandolo, abrió el texto que había llegado. Era de su hermana.
"¿DONDE ESTAS?
SONG Y SUS PADRES YA LLEGARON, MUEVETE.
YUKI♡"
Apretando el aparato entre sus dedos, cerró los ojos un momento y tomó aire. Se dijo a si mismo varias veces que había tomado la decisión correcta, intentando convencerse a si mismo de ello, no lo había logrado totalmente, pero aun así, seguía con una sensación amarga en la boca cuando tomó un sueter y salió de la habitación.
Pasando por la sala, se detuvo un momento para ponerse la prenda de color salmón, acomodando las mangas antes de dirigirse a la puerta principal. Se había mudado de casa de sus padres hacia algunos años e instalado en un edificio de apartamentos más cerca de la universidad a la que asistía. Era más practico y aunque aun desde la distancia, su madre se aseguraba de que siguiera las reglas, al menos no la tenía respirando en su nuca en sentido literal todo el tiempo.
Ya en el exterior, detuvo un taxi, ya que con sus ingresos no podía permitirse un auto, y le dió la dirección del restaurante de sus padres. Ellos habían sido inteligentes al elegir ese punto como lugar de reunión, iba a ser dificil para él escaparse si decidía que había sido un imbecil al aceptar aquello en primer lugar. Esperaba no arrepentirse, no solo por lo de escapar, sino que no quería decepcionar a nadie.
Esto debía salir bien.
El vehiculo se detuvo demasiado rápido frente al establecimiento, se maldijo por dudar mientras observaba el mismo y bajó, pagandole al chofer antes de dirigirse a la puerta. Su hermana estaba allí, su oscuro cabello había sido enroscado en un sobrio moño en su nuca. Tenía un maquillaje sútil y su ropa parecía haber sido comprada para la ocasión.
Genial, ella estaba intentando quedar bien, eso era lo único que le faltaba.
—¡Al fin llegas! —ella chilló, un borde de reproche adherido a su tono. Tomó su brazo, jalandolo dentro del local—. ¿Por qué tardaste tanto? Hemos estado dando excusas por ti desde hace rato, se suponía que estarías aquí antes de que ellos llegaran.
—Lo siento, no me di cuenta de la hora.
Ella espantó el asunto con un movimiento de mano—. Está bien, lo que importa es que estas aquí —le sonrió—. Song te va a encantar, es muy simpatico y creo que ya le agrada a papá.
—Solo dices eso porque es amigo de tu esposo.
—Lo digo porque lo conozco desde hace un tiempo —se defendió—. Ya lo verás, es un joven genial, será bueno para ti.
Kai se estremeció ante la seguridad en su voz—. Ya veremos eso, ¿si?
—Mm, bueno, deberías ir ya mentalizado, porque nuestros padres estan encantados con él y estoy seguro de que esperan una boda.
—No creo que sea para tanto —su corazón se agitó en su pecho—. Solo accedí a conocerlo, nada más.
Ella rodó los ojos, totalmente ignorante de lo que él estaba sintiendo—. Bueno, sí, pero es como una tradición familiar. Ellos se conocieron así, nuestro hermano conoció a quién es su esposa de este modo y luego pasó lo mismo conmigo —se encogió de hombros—. Solo esperan que suceda lo mismo contigo.
—¿Que pasa si no es así?
—No te preocupes, hermanito —pasó un brazo sobre sus hombros de forma cariñosa—. Eres bonito, estoy segura de que le gustarás a Song, solo mantente tranquilo.
Dejandose arrastrar por ella, oprimió los labios juntos e intentó que su miedo no se notara. Sabía que sus padres deseaban que formara una familia, ese era el punto de la reunión, solo no esperaba que tuviesen tantas esperanzas puestas en ello. Con su edad, se esperaba que estuviese al menos en una relación, pero cuando no había mostrado ningún interés hacia algún chico, ellos decidieron tomar el problema en sus manos.
Él no debería haber cedido a sus peticiones.
(...)
—Siento que hayas tenido que pasar por eso, mis padres son demasiado tradicionales, no logré evitar que hicieran esto a su manera cuando supieron sobre ti.
Quitando el cabello de sus ojos, Kai miró al chico por el rabillo del ojo, algo incomodo por la situación. Song era exactamente como Yuki lo había describido todas las veces que habló de él antes de que fuesen presentados; amable, dulce y bastante atractivo. Y por supuesto, lo más importante, al igual que él, provenía de una tradicional familia japonesa, lo cual sus padres habían adorado.
Tenía el cabello negro como la noche, y lo llevaba corto, en un estilo bastante moderno hacia arriba. Su piel era pálida, aunque la sombra oscura de la barba marcaba su mandibula cuadrada y destacaba sus labios rosados. Sus ojos rasgados eran oscuros y eran enmarcados por cejas gruesas y abundantes. Como su hermana había dicho, él era jodidamente hermoso.
Pero por alguna razón, a Kai, simplemente... no terminaba de gustarle.
Haciendo su mejor esfuerzo para que todo no terminase en desastre, sonrió—. Está bien, mis padres son iguales, ellos iban a hacer esto tarde o temprano.
—¿Te han presentado a alguien antes?
Negó—. No, pero no fue por falta de intentos —suspiró—. Han intentado que me interese por alguien desde que cumplí veintiuno. Creo que es porque mi hermano mayor se casó a esa edad, quieren lo mismo para mi.
—¿Que edad tienes?
—Veintitrés —lo miró—. ¿Y tú?
—Veintisiete. —quitó la mirada de la carretera, mirandolo—. Pareces más joven.
—No tienes ideas de cuantas veces al día escucho esa frase.
Song hizo una mueca—. Lo siento.
—Está bien —miró al exterior, señalando hacia la calle—. Dobla a la izquierda en la siguiente intersección, mi edificio queda a mitad de cuadra.
Song asintió, haciendo lo pedido.
Arrojando una mirada curiosa hacia él, Kai intentó reunir todo lo bueno que había aprendido del joven durante la noche, más allá de los intentos desesperados de sus padres por convencerlos de que eran el uno para el otro, y se esforzó intentar cambiar el que solo le pareciera agradable a que empezara, al menos, a gustarle. Sus padres y hermana esperaban mucho de esto, no podía decepcionarlos.
Cuando el vehiculo paró, quitó su mirada y miró el exterior por un momento. Antes de que pudiese despedirse o pronunciar palabra, Song apagó el motor y bajó, rodeando el capó para abrirle la puerta. Añadan "caballeroso" a la lista de virtudes del chico.
Aceptando la mano tendida en su dirección, permitió al otro ayudarle a salir del auto. ¿Por qué ese gesto le había causado ternura, pero ningún otra emoción significativa? ¿Que estaba mal con él? El tipo era perfecto y era todo lo que sus padres querían para él, ¿por qué no podía al menos verlo como una potencial pareja y no como un buen material para amigo?
Caminaron juntos hasta la puerta del edificio y se detuvieron allí.
Song fue el primero en hablar—. Espero que mis extraños padres no te hayan espantado, no son tan aterrorizantes luego de conocerlos mejor.
—¿Acaso no viste a mis padres? —bufó una pequeña risa—. Estoy acostumbrado a los padres sobreprotectores, no te preocupes.
—¿Eso quiere decir que saldrías conmigo a una segunda cita?
—¿Segunda cita?
—Si, ¿no es así como esto funciona? —preguntó con un poco de diversión—. Se espera que luego de la reunión con nuestros padres presentes, tengamos otro par de citas solos nosotros dos.
—¿Solos? —susurró, dudoso.
—No te preocupes, prometo que no actuaré raro ni nada de eso. —acarició la mejilla de Kai con el dorso de sus dedos, logrando que este se estremeciera, aunque no por las razones correctas—. Eres muy lindo Kai, me agradó lo poco que pude descubrir sobre ti y me gustaría tener la oportunidad de conocerte mejor. ¿Que dices? ¿Saldrías a una segunda cita conmigo?
—Yo... —la imagen de sus sonrientes padres cruzó por su mente como un flash, su voz salió débil—. Creo que eso estaría bien.
Song sonrió de forma brillante—. ¿El viernes?
Asintió a medias, intentando mantener la compostura—. El viernes está bien para mi.
—Genial, pasaré por ti a las siete —propuso—. ¿Te gusta la comida Italiana?
Comida Italiana.
Nee.
Nee amaba la comida Italiana, solía arrastrarlo junto con su familia a algun restaurante cercano, lo recordaba a la perfección.
Sacudió la cabeza—. No, lo siento, no me gusta.
—¿Desde cuando? —la voz rasposa y gruñona hizo saltar a Kai, volteandose con el corazón tronando en su pecho para ver una imponente figura al final de las escaleras principales del edificio. Ojos ámbar lo miraron interrogantes bajo las luces de los faroles de la calle—. ¿Cuando dejó de gustarte la comida Italiana, Kai?
—Nee.
—¿Lo conoces? —Song preguntó.
Kai parpadeó hacia él, asintiendo—. Si, él es... es...
Nee subió las escaleras en un par de saltos y se posicionó detrás de la forma más pequeña de Kai—. Soy su pareja, ¿y tu?
—¡Nilo!
Con un solo brazo, lo jaló a su pecho y lo inmovilizó allí antes de que pudiese golpearlo por su desfachatez. Tenía una mirada asesina decorando sus rasgos cuando miró a Song—. Te recomiendo que te largues antes de que pierda totalmente la paciencia y te mate por meterte con mi hombre.
—Nilo, detén eso. —siseó, logrando ser apretado con más fuerza contra su pecho.
Cuando se giró a mirarlo, pudo ver sus ojos arder con enojo—. Dile a tu amiguito que se vaya antes de que lo golpee —susurró hacia él—. Y sabes bien que lo haré, estoy en el borde de mi temperamento en este momento.
—Sueltame —nada. Apretando los dientes, se giró hacia Song—. Lo siento, yo... creo que lo mejor será que te vayas.
—Pero, Kai-
—¡Ya lo escuchaste, largate! —Nee rugió, el bastardo parecía un jodido toro enojado mientras miraba al otro.
Dudoso, Song le lanzó una mirada preocupada a Kai, quién le dedicó una sonrisa apretada y gesticuló un "Vete" en su dirección. Pareciendo ceder, bajó las escaleras, dando una última mirada atrás antes de subirse a su auto.
En cuanto se marchó, Kai se revolvió con toda la fuerza que pudo y escapó de los brazos del cantante, girandose hacia él con todo el enojo que pudo reunir brillando en su mirada—. ¿¡Quién mierda te crees que eres para hacer algo así, jodido bastardo posesivo!?
—¿Quien mierda te crees tú para tener citas? —gruñó en respuesta—. ¿Crees que porque yo estaba fuera de la ciudad tu puedes ir y salir con cualquier imbecil que se te cruce?
—¡El único imbecil que veo aquí eres tú! No puedes llegar aquí y dar ordenes, tu y yo no somos nada.
—Y ahí es donde te equivocas —tomandolo de la muñeca, volvió a encerrarlo en un apretado abrazo, su boca pegada a su oido—. Tu eres mío, Kai, que no se te olvide eso.
—No puedes solo decir que te pertenezco, no funciona de esa manera.
—Puedo y lo hago —mordió el lado de su mandibula, lo suficiente para dejar huella, logrando que el mayor soltara un chillido sorprendido—. Deja de probar mi temperamento, Kai, porque aunque jamás levantaría una mano con ira hacia ti o te lastimaria de cualquier manera, esos imbeciles no tienen la misma suerte. No quiero terminar en la carcel por homicida, así que deja de llevarme la contraria con esto.
—Mocoso descarado. —enojado, mordió el pecho del otro con fuerza, asegurandose de dejar una marca en el pectoral, ya que era el lugar más alto donde llegaba gracias a la diferencia de alturas.
—Joder, Kai —Nee se apartó, una mueca de dolor en su rostro—. ¿Por qué mierda hiciste eso?
—Tu me mordiste primero.
—Si, pero no te lastime —se frotó el lugar—. Auch, duele.
—Pues, ¡Jodete! —gruñó—. Si no hubieses llegado aquí gritando que te pertenezco, como un maldito perro protegiendo su territorio, no te habría mordido.
—Ironico que hayas sido tu quien me mordió a mi y no alrevés.
Temblando de enojo, intentó tomar un respiro y dar un paso atrás—. ¿Que haces aquí? Pensé que estabas en Estados Unidos.
—Ya te lo dije, llegué esta mañana.
—Si, pero, ¿por qué estas aquí? —repitió—. ¿No se supone que tienes que estar presentandote junto a tu banda en Los Angeles?
—Oh, así que sigues mis pasos, ¿eh?
—Tu maldito rostro ha estado en cada diario y revista que he visto este último año, es dificil ignorarte —bueno, tal vez, él no había intentado hacerlo tampoco, pero eso no tenía porque decirlo—. ¿Vas a responderme?
Nee se encogió de hombros descuidadamente—. Extrañaba demasiado este lugar, a mi familia... y a ti.
¿Por qué jodidos su corazón se aceleraba con esas palabras? ¿Por qué su cuerpo tenía que responder a él? ¿Por qué con la única persona que sabía, su familia jamás aprobaría?
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