En Navidad también se juntaba la familia de Franc, si, aquella que humillaba a Frida con ella y su hijo incluidos y quizá alguna pareja de algún hermano también. 

La lista de regalos que el niño llevaba ocupaba un folio por delante y por detrás. Se podría decir que todos los juguetes que eran anunciados como los más aventureros, aunque luego no tuviesen esos efectos, a él le llamaban la atención pero, claro, nadie en su sano juicio podría tener centenares de regalos en una sola Navidad, así que su familia lo resumiría regalando lo que creerían oportuno estuviese o no en aquella lista kilométrica de juegos.

Cenaban en Noche buena, Derek aparecía disfrazado de Papá Noel y repartiría los regalos. Más tarde harían una sobremesa un tanto descabellada, pues Mike se disfrazaría de abuela de pueblo con un pañuelo en la cabeza y haría alguna actuación para darle un toque de humor más a la cena y en algún punto de la noche, sacarían algún juego de mesa que Franc habría comprado, cada año era uno diferente, para jugar juntos.

Al día siguiente harían la comida de Navidad, pero por la tarde, el niño se quedaría solo con sus abuelos porque toda la familia acudiría al centro donde siempre iba Franc a sobredosificarse de ludopatía, el bingo. Al llegar sería demasiado tarde ya y por cualquier motivo, Deckie pasaba la noche en casa de sus abuelos y a la mañana siguiente, segundo día de Navidad que era festivo en su municipio, comerían todo lo que el día anterior habría sobrado.

Las fiestas Navideñas parecían bastante entretenidas si contamos que la noche del Roscón de Reyes, después de ver la cabalgata, irían con el tradicional Roscón a cenar a casa de su abuela y a la mañana siguiente todos los vecinos se asomarían a sus ventanas, pues sabían el ritual que les esperaba fuera:

Franc llegaba tocando el claxon de su vehículo, Derek bajaría vestido de pequeño paje y les haría cantar una canción tradicional de aquellas fechas en su pueblo a toda la familia asomada al balcón antes de subir con los regalos bien empaquetados con la ayuda de sus padres a casa de Dory.

Sin duda, parecía que la vida de Derek fuera del colegio era bastante divertida aunque siempre fuese el mismo escenario, siempre cambiaba algo. Pero en realidad, sólo lo parecía y así le engañaban.

Entraba en la edad del pavo y la astucia se iba cubriendo con su diversión, además su familia lo cubría todo demasiado bien pero nuevas aventuras, pensamientos y sensaciones invadirían la ya desamueblada cabeza a éste casi jovenzuelo con un nuevo destino y nuevas o repetidas experiencias.