DULCES DIECISÉIS
Pese a que repitiese curso, la ruleta apuntó a su favor haciendo nuevos amigos que le alababan, su gen rapero comenzaba a hacerse burlesco superponiendo su firma creativa sobre la de otros raperos admirados por un grupo al que consideraban rivales, comenzaba a recibir nuevos candidatos en su grupo de amigos para hacerlo cada vez más grande hasta llegar a la veintena y, lo mejor de todo es que aceptaban gente de cualquier edad y estilo, acto que les hizo poco a poco y sin darse cuenta adquirir un estilo híbrido.
Ese año su gráfica fue en picado con los estudios, causa de una enseñanza distinta en un centro diferente juntado a una edad adolescente rebelde. El personaje clasificó aquel año como el mejor aunque manteniendo el yo que sus padres querían y revelándose ante ellos. Si, de repente sus múltiples personalidades tomaron control del joven pacifista, que comenzó a manifestarse en forma de maremoto allá donde estuviese y dado que ese carácter que había adquirido tan desparpajado recibía tantos halagos, todo no podía estar siendo tan malo ¿no? O eso daría que pensar al menos en él. Además así llamaba la atención de sus padres, aunque él solo quería marcar a Franc pero éste era el menos afectado y Frida, que ahora trabajaba en una agencia inmobiliaria, tampoco sabía nada de lo que realmente estaba pasando.
Un par de meses después de aquel fantástico viaje por Extremadura llegó el verano, y aunque éste no viajaron ya a ninguna parte en familia el chico tampoco lo echó de menos, pues comenzaba a odiar de forma potenciosa a su simplemente progenitor, sabía que en casa las cosas estaban turbias, se había aislado además totalmente de su familia paterna: tíos, abuelos, etc con quien compartió prácticamente toda su infancia pero también de quienes comenzó a recibir desprecios y no solo hacia él, sino que también abría los ojos para darse cuenta de lo que estaba atacando a Frida nuevamente como vio durante toda su infancia pero parecía descuidar. Por "gamberro" que se volviese, nunca fue tonto ni descuidó aquello que le cuidó.
Aquel verano Buggie, Meny, Lury, Amy, Miry y alguna que otra amistad más, decidieron pasar una semana de camping en la casa de campo de Meny extendiendo una tienda de campaña familiar de dos habitaciones, pasando cables para instalar una televisión e insistiendo a los padres que ellos mismos cocinarían y se servirían como si se tratase de un camping de verdad.
La verdad es que los chicos supieron preparárselo muy bien. Cada mañana, extendían la mesa plegable, preparaban las sillas, entraban a la casa a coger leche y cacao soluble junto a algún bollito extra y salían a prepararlo en su mesa, situada al lado de la tienda en aquel terreno del exterior de la casa.
Después de desayunar, los chicos tenían tantas opciones que cada día hacían algo distinto: jugaban a fútbol en la zona de césped del exterior de la misma casa, recorrían caminos rodeados de huertos para comer algún limón o contar leyendas de la zona (ellos eran muy místicos con ese tema paranormal), salían con las niñas del chalet de al lado aunque no les caían demasiado bien con el fin de vacilarles un poco, bajaban a la ciudad dando un paseo para verse con los demás, etc... Cualquier cosa era buena para pasar el rato.
Llegada la hora de comer, a veces los padres les ayudaban un poco y los niños comían en la mesa con vasos de plástico y refrescos con gas, muy apropiado para hacer concurso de eructos después de comer. Todo lo que comenzaba como un juego, se les acababa yendo de las manos.
Por la tarde solían bañarse en la piscina de aquella casa con tanto espacio, a veces acudía más gente pero entre los 7 perros de la familia y ellos, tampoco necesitaban mucho más.
Malcom, el hermano pequeño de 7 años de Meny y primo tercero de Buggie, sufría burlas por Sam, una de las niñas de la villa vecina. Esta niña tenía una voz aguda y gritona lo que resultaba chirriante para el resto, es más, lo aprovechaba para dar gritos en los oídos de los demás, acto que molestaba y ponía cada vez más agresivo a Buggie:
- No me toques enano, deberías salir. -Esta frase fue percibida por los oídos de Buggie mientras todos lo pasaban bien en la piscina. Se giró inmediatamente, vio que Malcom estaba cohibido, con los ojos llorosos y la cara de Sam llena de poderío dirigiendo la mirada al niño.
Éste acto empoderó al valiente Deck que se dirigió, dentro de la piscina y con paso decidido mientras pensaba a una chica no se le pega hacia la pesadilla de Sam. La cogió con una mano del cuello sin fuerza y acercó su cuerpo a ella, le acorraló contra la pared de la piscina:
- ¿Tu de qué vas metiéndote con un niño pequeño? - dijo con tono de rabia pura y clavando su mirada, firme, seria y penetrante en las pupilas de aquella chica. - Como vuelva a ver que te acercas a él o pegues otro de tus grititos te reviento la cabeza.
La verdad que la frase del joven estuvo llena de ira y aquella joven cambió su cara de chulería a una con respeto. ¿Qué había pasado aquel año con el niño que agachaba siempre la cabeza? Aquella noche cenaban juntos y a Sam le aterrorizaba la idea de tener a Buggie cerca por lo que pudiese hacer, pues el acorralamiento de aquella tarde prometió bastante.
El chico sonreía, le dijo que no se preocupase, que no le haría nada pero que se portase bien. La chica sonreía pero ambos no se perdían de vista aunque claro, Derek atento para intervenir y Sam atenta por si intervenía, pero la verdad fue una cena de lo más placentera y calmada pese a todo. Él tenía algo claro: debía defender como a él nunca le habían defendido y debía cuidar lo que apreciaba como nunca le habían cuidado. Aunque, bueno, en este grupito la verdad es que si que se protegían mucho entre ellos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro