Capítulo 4: Intercambio de Gustos.
Capítulo 4: Intercambio de Gustos.
El día siguiente estaría lleno de rutina. Selene se levantaría, se bañaría y se prepararía para salir a la universidad. Una vez que estuviera en "La casa que vence las sombras", se reuniría con Beta en el aula y luego irían solas al comedor, ya que Mati y Nati no cruzaban horarios con ellas hoy.
—Beta, tengo algo que contarte—le dijo a su amiga mientras probaba un bocado de su comida.
—Sabía que algo te pasaba, estás muy extraña, más de lo común.
—Jaja, muy graciosa—le respondió Selene de forma irónica. —Sabes que la noche del musical comencé a seguir en las redes a varios del elenco del Principio. Pues adivina, ¿quién comenzó a seguirme?
—¡No puede ser! ¿El Principito? —preguntó Beta, boquiabierta y a la vez entusiasmada.
—Así es, a mí también me sorprendió un montón; además, reaccionó a mi historia del vídeo de su solo y le gusta Tolkien también.
—¿Quién diría que sería un nerd como tú? Jajaja, me gustaría verlos hablando del Señor de los Anillos—dijo Beta riendo a carcajadas.
—No te emociones tanto, tampoco hablamos un montón, solo un poco de que estudiamos...
—Y, ¿qué estudia él? ¡No me digas que también es de la UCV! —la interrumpió emocionada su amiga.
—No, no. Estudia Música en un conservatorio; más preciso, estudia piano.
—¡Qué genial! Ahora tienes un nuevo amigo músico. Se podrían reunir y hacer un cover para tu canal.
—Sí, claro, y mi madre me dejó reunirme a solas con alguien que apenas conozco y de paso voy y le cuento de mi canal de música, que lo guardo en secreto con el nombre de mi personaje favorito de los libros.
—En algún momento vas a tener que soltarte de tus ataduras, querida, y mostrarte frente a tu mamá como realmente eres—le decía Beta, arqueando una ceja mientras la veía fijamente.
—Sí, cuando me gradúe y tenga un trabajo con el que pueda mantenerme a mí misma.
—¡Ay, Sele! Eres un caso serio—le respondió mientras pasaba una mano por su cabello, desordenando las ondas naturales de la peli marrón.
Llegó el fin de semana y en el Coro de CEA anunciaban que en dos semanas presentarían las piezas del Rey Arturo de Henry Purcell que estaban preparando desde hace meses. La directora de la Coral, Berenice Berroteran, les pasó a todos por teléfono la imagen promocional para que la compartieran con sus familiares. Se cobraría entrada por persona y este dinero serviría para ayudar a la institución que solo vivía de donaciones y aportes de sus miembros.
—Mis polluelos, la semana que viene estaremos haciendo tres ensayos generales con la orquesta estudiantina, así que espero que puedan venir a todos los ensayos, no falten—. Dicho esto, se despidió del grupo y terminó el ensayo del día.
En la cena, Selene le comentó del concierto a su madre para que comprara su entrada y le habló de los últimos ensayos, que era importante no faltar.
—Claro que iré a ver el concierto, Selene, solo no descuides tus exámenes en la universidad por comprometerte con el CEA.
—Tranquila, mamá, llevo todas las materias al día y falta para la fecha de los parciales.
—Muy bien, esa es mi hija disciplinada.
Selene solo le sonrió y no volvió a hablar hasta que se despidieron para dormir.
Ya en su cuarto, compartió la imagen que les había pasado la directora del Coro en las redes sociales. Se puso un rato a scrollear y le apareció una publicación de Alex tocando el piano. En el video solo se podía apreciar el teclado y las manos del chico. Estaba tocando, según la descripción, el Preludio BWV 934 de Bach. Quedó encantada con la agilidad de los dedos de este; se movían rápido, pero con delicadeza, mientras que el sonido era un poco melancólico. Una perfecta combinación, le pareció a Sele, y dejó un comentario en la publicación: un "Bravo" acompañado de un emoji de aplausos y fuego.
Al cabo de un rato, recibió la respuesta de este, con un "Gracias" y un emoji de corazón. Así que Sele se animó y lo saludó en el chat privado.
Selene:
—¡Hola, Alex! ¿Cómo estás? ¡Excelente video! Aunque es una pieza muy nostálgica.
Alexander:
—¡Gracias, Selene! Bach tiene muy buenas composiciones, pero esa te remueve el alma. Oye, vi que van a hacer King Arthur de Purcell, ¡es magnífica! ¿Harán la obra completa?
Selene:
—Sí, la verdad es que es muy linda. Vamos a hacer solo algunos números, para mí los más conmovedores, sobre todo la Passacaglia. ¿La has cantado antes?
Alexander:
—Nunca, pero una vez vi la obra en el Teresa Carreño con mi padre y salí emocionado. Investigué la historia y me quedé prendado con Purcell hasta buscar más música de él.
Selene:
—¿Alguna otra obra que quieras compartir de Purcell? La verdad es que soy una neófita en este mundo, pero me gusta aprender.
Alexander:
—Te recomiendo Dido y Eneas, luego te paso un link para que la puedas ver completa por video; puede que te guste.
Selene:
—Te agradezco. Es un buen plan para un fin de semana, ver una obra junto con un helado.
Alexander:
—Buena combinación, aunque le faltarían unas papas fritas y sería un tremendo plan.
Selene:
—No está mal tu plan también. Jejeje. Una vez hice una pijamada con unos amigos de secundaria e hicimos una combinación loca de snacks entre dulce y salado, mientras veíamos El Resplandor.
Alexander:
—Es lo mejor ese tipo de experimentos y veían El Resplandor, ¿era una especie de pijamada por Halloween?
Selene:
—Así es, tenemos la tradición de reunirnos en alguna de las casas del grupo y ver películas de terror esa noche. Llevamos desde chicos haciéndolo. Te cuento que estudié desde jardín de infantes hasta terminar el secundario en una misma escuela, por ende, somos un grupito de siete amigos que nos conocemos desde pequeños, aunque ahora estamos todos separados; muchos se fueron a estudiar al extranjero luego de terminar el secundario.
Alexander:
—Debe ser una locura estudiar con las mismas personas todos los años, jeje. Yo, en cambio, nunca estuve más de dos años en una misma escuela; recién en el conservatorio es que me he mantenido estudiando en un mismo lugar.
Selene:
—Una experiencia totalmente distinta, ¡qué locura!
Alexander:
—Y que lo digas. Además, como no soy de gustos muy populares, siempre fui el renegado de clases. No es sencillo encontrar a alguien con quien hablar de Tolkien, por ejemplo, por eso me pareces una persona interesante.
Selene:
—No creo ser una persona interesante, pero te agradezco el cumplido; al fin puedo hablar con alguien sobre Tolkien sin que me tomen de rarita.
Alexander:
—Créeme, no hay nada de malo con ser "rarito", jajá. Más bien significa ser exclusivo, fuera de lo común. Tómatelo como un halago cada vez que te lo digan.
Selene:
—Si tú lo dices, Sr. Principito, acataré órdenes de la realeza, jajá.
Alexander:
—¡Ah, pues! Bueno, Selene, estamos hablando mañana; tengo clases temprano. Buenas noches, que descanses.
Selene:
—Buenas noches, Alex, tú también descansa.
El siguiente día estuvo agitado para Selene con la clase de cálculo. No era mala para los números, pero el profesor la agobiaba de sobremanera, y sabía que no solo eran cosas de ella, ya que a Betania también le pasaba lo mismo. Ambas salieron ese día de la clase con ganas de echarse en el piso y realmente lo hicieron. Se sentaron en el piso de los corredores de la facultad a conversar mientras esperaban el comienzo de la próxima clase que les tocaba.
—Sele, voy a denunciar a este profesor por aburrimiento y por arruinar la mejor materia de la carrera.
—Jajaja, ay Betania, te pasas a veces.
—Puede ser que un poco, pero es que me desespera, jeje. Por cierto, echa tu cuento, ¿has seguido hablando con el Principito?
—Sí, anoche hablamos un poco más—dicho esto no continuó y vio a su amiga con cara seria, ya que esta la miraba risueñamente. —¿Y ahora por qué me ves así? No te pongas a fantasear, amiga, que tengo novio. Este chico es solo un amigo nuevo que estoy conociendo.
—Dale, Selene, ¿vienes de nuevo con eso? Yo respeto tus decisiones, amiga, pero ya llevan dos años manteniendo esa relación a distancia. No sé, es medio raro; podría haber venido a verte durante las vacaciones. Ni idea de verdad cómo sigues con eso.
—Ya te dije, el año pasado su mamá estaba enferma y no podía dejarla sola, y este año fue de viaje con unos amigos que lo invitaron a la casa de sus familiares en la playa.
—No sé, Sele, ese grupo es grande y siempre están las mismas chicas. Sabes que hombre no es gente, y playa, sol, arena, la distancia...
—Ya basta, Beta, no me pongas más inseguridades de las que ya de por sí crea mi mente. Yo confío en él.
—Solo te digo que estés más atenta, Sele. Te quiero un montón y no quiero que te lastimen, amiga.
En ese momento llegó otro compañero de clases que iba pasando por el pasillo y les dijo que la profesora de la siguiente clase mandó un correo que no iba a poder ir el día de hoy, así que recogieron sus mochilas y se fueron a sus casas. Pero en el pensamiento de Sele quedaron las palabras de Beta retumbando. Si era cierto que a Néstor, su novio, se le veía a veces muy juntito a una chica de su grupo de compañeros de clases, pero no trató de pensar en eso durante el viaje a casa.
Continuando con su rutina, siempre llegaba y se encargaba de hacer la cena para luego comer junto a su madre y después irse cada una a su habitación. Ya en su aposento, se recostó en su cama y le envió un mensaje a su novio preguntándole qué tal había estado su día, pero el chico no se encontraba en línea, así que se metió en las redes sociales y vio un mensaje de su nuevo amigo Alex.
Alexander:
—Oye, Tinuviel, ¿has visto alguna de las series dirigidas por Mike Flanagan? Pienso que podría gustarte, quizás El Hundimiento de la Casa Usher.
Selene:
—He escuchado del director, pero no he visto nada en particular de él. Podría verlo este fin de semana, suena interesante. ¿No es el título de uno de los cuentos de Poe?
A los pocos minutos de enviar su mensaje, este le contestó.
Alexander:
—Así es, en esta serie le hace un lindo homenaje a varios de los cuentos más famosos de Poe. De verdad que es una obra maestra, tienes que verla. No será Halloween, pero siempre es buen momento para una historia oscura.
Selene:
—En eso tienes razón y, en agradecimiento a tu recomendación, podría recomendarte alguna película de, no sé, Wes Anderson. Por ahí, "Asteroid City", ¿la has visto?
Alexander:
—La verdad no, pero el título suena interesante. Gracias por el intercambio cinematográfico.
Selene:
—Despreocúpate que después te arrastro para que veas algo de Almodóvar, Woody Allen o incluso Hayao Miyazaki, porque conociéndote, seguramente has visto todas las de Peter Jackson y Burton.
Alexander:
—¿Qué comes que adivinas? Y me parece estupendo. Después yo también te arrastraré, como dices tú, al mundo de Monteverdi, Wagner, Puccini y otros que seguramente te gusten.
Selene:
—Me parece estupendo, un intercambio cultural, jajaja.
Alexander:
—Bueno, es un trato entonces.
Selene:
—Trato hecho.
Alexander:
—Bueno, descansa, Sele.
Selene:
—Descansa, Alex.
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