Capítulo 34 - Mascarada parte 2

—Alex, ¿eres tú? —dijo casi en un susurro la peli marrón, mientras sentía cómo se le aceleraba el corazón. Tardó un minuto en recobrar el control de su cuerpo y fue corriendo a las escaleras tras el chico.

Cuando llegó a la planta baja, vio cómo este hablaba con los chicos de la banda y notó que él y su compañero se habían disfrazado ambos de Arlequín, pero de colores diferentes.

《Con razón lo confundí en la terraza》, se decía, poniéndose colorada mientras se acercaba a la mesa donde ya estaban varios del teatro. Ahí saludó a Ro y Fede, que estaban disfrazados de Hada del bosque y de Peter Pan.

—Hola, chicos, me encantan sus disfraces combinados —dijo, saludando con un beso en la mejilla a cada uno.

—Sele te estaba buscando, te me escapaste. En un momento estabas detrás mío y, de repente, me volteo y me dejaste hablando sola.

—Disculpa, Ro, estaba... bueno, todavía estoy muy nerviosa.

—Ya lo veo, estás como un tomate. ¿Pasó algo o es la humedad que te tiene así?

La chica no continuó hablando, ya que Flor, desde el escenario, dio la bienvenida y apertura del concierto. Tocaron dos canciones, pero no vio de nuevo al Arlequín que quería ver, ese que se había robado un beso de sus labios y su corazón.

Hasta que Flor presentó al chico, quien dedicó unas palabras de agradecimiento y, ante todos, dedicó la canción que iba a cantar.

—Esta canción está inspirada en una chica que ha sido la razón de mis desvelos y delirios desde una noche que la vi aplaudiendo en medio de la gente en un teatro y que, por fortuna del destino, me comenzó a seguir en las redes. Esto es para ti, mi Musa.

《Sabía que no había sido cosa mía ese día》, pensó, recordando ese contacto visual que tuvieron cuando fue a ver El Principito.

La letra de la canción la conmovió. No podía esperar más, no importa qué estuviera pasando con la otra chica; sabía que no era lo suficientemente fuerte. Él estaba parado enfrente, cantándole una canción a ella.

Al terminar la canción, se escuchó un estridente aplauso en todo el bar; estaban todos emocionados. Así fue como Flor iba a presentar la siguiente canción, pero se vio interrumpida por Selene.

《No puedo esperar a llegar al departamento, tengo que hacerlo en este momento, y si las palabras no me salen, una canción se encargará de decir lo que llevo dentro reprimiendo todo este tiempo》, pensó, armándose de valor, y se levantó e interrumpió a la chica mientras le decía al oído si le permitía cantar una canción, pero que necesitaba que alguien la acompañara al piano.

—Bueno, gente, esta noche tenemos otra grata sorpresa. Antes de seguir con nuestra presentación, les queremos presentar a otra artista de Venezuela que tiene una canción para mostrar por el cumpleaños de nuestro querido invitado —dijo mientras Selene le pasaba unas partituras a la tablet de Maxi.

Alex estaba expectante, sorprendido; no se esperaba aquel acto. Solo bajó del escenario y se sentó en la mesa con los chicos del teatro y con Flor.

—Llegó el momento —le dijo su amiga.

En ese instante, Lare comenzó a tocar el piano con una introducción y luego comenzó Selene a cantar.

"Estas palabras que nunca he dicho siguen atormentándome, y sé que no pueden estar equivocadas.

Y todavía soy un poco tímida para decir lo que pienso, pero la verdad simplemente no se queda quieta.

Porque aquí en la noche, no hay nada malo ni bueno.

Solo existe la oscuridad; estoy sola con mi corazón."

Cantaba Selene mientras le temblaban las manos; con una sostenía el micrófono y la otra la tenía apoyada en su pecho, como conteniendo los latidos de su corazón. Solo había una persona en ese bar a la que veía y dirigía sus palabras.

"Y ahora, necesito decírtelo ahora. Necesito decirte cómo me haces sentir.

Eres como una canción, te canto todo el día; una melodía tan fuerte, dulce y real.

Y no sé si alguna vez te sentirás así, pero tengo que decir lo que tengo que decir.

Te amo, y necesito decírtelo ahora."

Sentía cómo, con ayuda del sonido del piano, sus palabras fluían como un río al cantar. Le había costado todo este tiempo poder decirle esas palabras al chico, pero era tan sencillo poder cantarlo.

En ese momento, el peli negro que recordaba la canción, que era del musical del Dr. Zhivago, se levantó del escenario y tomó el otro micrófono disponible y cantó el estribillo, dejando en silencio a una Selene sorprendida.

"Y ahora, necesito decírtelo ahora. Necesito decirte cómo me haces sentir.

Solo existe el ahora; ¿qué sentido tiene esperar? Mañana es demasiado tarde,

no puedo dejar de ver que tal vez nunca más tenga otro día;

así que tengo que decir lo que tengo que decir.

Te amo, y necesito decírtelo ahora."

Cantó, tomando la mano que estaba posada en el pecho de la chica. Pudo sentir cómo esta de verdad temblaba, pero al tener el contacto de la mano del chico, suspiró y, de cierta forma, se calmó.

AMBOS:

"Ahora, el único momento es ahora; un momento para decirte cuánto te necesito cerca.

Te respiro, te siento en mi piel. Derrites el frío, el dolor y el miedo.

Y puede que nunca más haya otro día, pero sé que mi vida no puede terminar de esta manera.

Te amo. Y necesito decírtelo ahora."

Al terminar el canto, Selene tomó entre sus manos el rostro del chico y lo besó, mientras este le correspondía, tomándola de la cintura con ambas manos, atrayéndola hacia su cuerpo.

Podía sentir cómo sus labios encajaban perfectamente con los del chico, como dos piezas de rompecabezas.

Todos aplaudieron mientras los enamorados solo podían sentir las palpitaciones revolucionadas de sus corazones y el dulce néctar de los labios del otro, hasta que se separaron y bajaron del escenario.

Flor los felicitó por el micrófono, diciendo cuánto esperaba por verlos juntos, y con un nuevo aplauso de los presentes, ahora sí presentaba la siguiente canción de la banda.

—¿Quieres tomar un poco de aire fresco? —le preguntó el peli negro a la chica, sosteniendo una de sus manos, y al ver que esta asentía con la cabeza, la dirigió nuevamente a la terraza.

El cielo ya estaba muy nublado, tanto así que ni la luna se distinguía; lo único que daba algo de luz era el farol de la calle. Al llegar a la esquina donde hacía rato le había robado el beso a la chica, la volvió a besar, atrayéndola a su cuerpo. Esta simplemente correspondió al beso. Se sentía confortable entre sus brazos, y los labios de este eran tan suaves y tiernos al tocar los de ella, hasta que se vio sobresaltada al sentir cómo los dedos del chico le tocaban el cuello. Este solo pudo reír por esa reacción y la volvió a acercar a su cuerpo.

—Disculpa, no quería asustarte.

—No lo hiciste, solo me dio cosquillas.

—Haberlo dicho antes —dijo este, volviendo a pasar la mano por su cuello. La chica volvió a temblar entre sus brazos.

—¡Alex! —chilló esta, sonriendo.

Este solo pudo sonreír y volver a besarla.

—Lo siento, es inevitable; esperé mucho tiempo por estar así contigo.

—No eres el único —dijo esta, besándolo para luego abrazarlo—. Perdóname por ser tan tonta y no expresarte lo que sentía con claridad, por no querer hablar de lo que pasó en el Teresa Carreño...

—Shhh —le dijo este, colocando un dedo en sus labios—. Ya olvida todo eso; lo que importa es lo que estamos viviendo en el ahora —decía, acariciándole el labio inferior a la chica con el dedo.

Esta tomó su mano para poder abrir paso hacia los labios de este. Este fue un beso más largo. Se sobresaltó al sentir cómo este comenzó a saborear su labio inferior con su lengua. Ella no podía quedarse atrás, así que empujó su lengua contra la del chico, quien se sorprendió por el acto, pero la besó con mucha más intensidad. Mientras más se iban humedeciendo los besos, también lo hacía el ambiente, que comenzó a rociarlos con agua de lluvia, como si el cielo estuviera bendiciendo su unión. Al fin, no era una escena que tenían que actuar; lo hacían por placer propio.