Capítulo 19. El Teresa Carreño Presenta: El Fantasma de la Ópera
Capítulo 19. El Teresa Carreño Presenta: El Fantasma de la Ópera
《Tengo que bajar un poco las revoluciones o, si no, mi corazón explotará antes del show. No puedo creer lo que pasó, estuvimos a centímetros de besarnos》, se decía Selene mientras la maquillaban.
—Selene, te noto muy nerviosa. ¿Quieres que mande a alguien por un té de valeriana o manzanilla? —le decía la maquilladora.
—Te tomo la palabra, que sea de manzanilla, por favor. Siento que el corazón se me va a salir del pecho.
Mientras tanto, la maquilladora le dijo a un chico que fuera por el té de Selene.
—¿Es tu primera obra?
—Sí, jamás había sido solista y menos delante de tanto público.
—Quédate tranquila, he visto cómo cantas en los ensayos. Te va a ir excelente, y si no, imagina que estás en un ensayo o cantando sola; borra al público de tu visión.
—Gracias, Josefina, eres muy amorosa. De verdad, me confortan tus palabras.
—Y si eso no te funciona, solo mírate al espejo. Te estoy dejando más hermosa de lo que ya eres —le dijo, haciéndola que se viera en el espejo.
Realmente hacía un trabajo grandioso Josefina. Luego de terminar su maquillaje, comenzó a ponerle la peluca y llegó el chico con el té de Selene. Esta sorbió solo un poco, dejando la taza a mitad de contenido; no quería llenarse de líquido y luego andar con ganas de orinar mientras estaba en escena.
Así pasó el tiempo, todos preparándose para el Gran Show, mientras de a poco iban llegando los espectadores, tomando sus asientos en la Sala Ríos Reyna. Betania se había ido con Mati y Nati a la presentación; estos tenían asientos mucho más atrás que Beta, quien estaba dentro de la platea por la entrada de regalo que le había dado Selene. Para sorpresa de la chica, cuando llegó al asiento que le tocaba, al lado del suyo ya se encontraba la madre de Selene, que se le veía muy ansiosa.
—Betania, hija, ¿cómo estás?
—Muy bien, señora, ¿y usted?
—Algo sorprendida, la verdad, y un poco enojada.
—No regañe a Selene, sus calificaciones siguen tan buenas como siempre; más bien aprecie su dedicación al poder llevar su pasión y el estudio de la mano. Siéntase orgullosa, tiene una hija con mucho talento; está presentándose nada más y nada menos que en el Teresa Carreño, imagínese ese honor.
—Tienes razón, mi niña, es un gran mérito el de esta noche.
—¡Así me gusta oírla! Póngase cómoda, que va a poder ver y escuchar a la nueva Sarah Brightman venezolana.
En menos de lo que canta un gallo, ya estaba repleta la sala y fueron apagando las luces, dejando solo iluminado el escenario que tenía todavía el telón abajo.
De entre el telón salió Eliot, vestido con un traje negro muy formal, con su característica sonrisa y un micrófono en mano. Fue aplaudido y, luego de que los aplausos cesaron, comenzó a hablar:
—Damas y caballeros, sean bienvenidos al estreno del Fantasma de la Ópera de Andrew Lloyd Webber. Esta noche nos acompañan el ballet, el coro y la orquesta estable del Teatro Teresa Carreño, más un elenco de actores y cantantes excepcionales con nuevos rostros en la industria que les van a llenar el alma acariciando sus sentidos. Espero disfruten la función; sin más que decir, ¡arranque, maestro Berroterán! —decía, dándole indicaciones a la orquesta que comenzó a afinar.
Hubo un momento de silencio y se abrió el telón, dando por comenzada la obra.
Comenzó el prólogo, donde el viejo vizconde Raoul, interpretado por Nicolás, compra en una subasta la extraña caja de música con la figura de un mono perteneciente al fantasma. Luego es subastada una lámpara dañada que, con las primeras notas de la "Overtura", va ascendiendo al techo del teatro, esta vez encendiendo las luces de la lámpara, remontando a la juventud del vizconde y dando inicio al primer acto.
Así se fue desarrollando el primer acto, donde fueron apareciendo cada uno de los personajes; cada uno brillaba en su papel. Así se lució Eli como Carlotta, Carolina como Meg y, obviamente, Selene como Christine.
El público enloqueció con la entrada en escena del fantasma. Cuando realizaron las escenas de "The Phantom of the Opera" y "The Music of the Night", tuvieron que tardar un poco en continuar la escena, ya que el público, al terminar las canciones, se paró ovacionando el canto y la actuación de los protagonistas.
Los chicos y sus compañeros estaban todos emocionados por tan cálido recibimiento del público; no hay nada más reconfortante que cuando tu trabajo es valorado y apreciado de esa forma.
Al momento de la escena de "All I Ask of You", todo el público quedó embelesado con la declaración de amor de Raoul y Christine. Ambos chicos eran muy buenos para transmitir el mensaje de la pieza musical y Nico fue muy respetuoso con Selene al momento del beso, con todo y que siempre se la pasaba bromeando sobre ese momento, no se desubicó en ningún momento.
Así llegó el interludio con el final del primer acto. La gente enloqueció con aplausos y se podía ver, con ojos llorosos, a la madre de Selene, que jamás se imaginó la voz que poseía su hija, comenzando a dudar y a sentirse un poco mal por no haberle permitido explotar ese talento mucho antes a la chica.
Mientras, en los camerinos, todos prácticamente corrían preparándose para el segundo acto, por lo que casi ni pudieron dirigirse palabra alguna Selene y Alex, aunque era palpable la emoción que tenían ambos y cómo querían continuar aquella conversación que había sido interrumpida en la terraza.
El segundo acto abrió con la escena de "Masquerade", donde se hace saber, en un baile de máscaras, que Raoul y Christine se han comprometido en secreto. Entonces, aparece el Fantasma disfrazado de la Muerte Roja, quien dice traer una partitura para una nueva ópera y reafirma que el canto de Christine le pertenece.
Fue uno de los números más brillantes de toda la obra, donde se unía por completo todo el elenco; estaban los actores principales, todo el coro y todo el ballet juntos. Había color por doquier y disfraces pintorescos. Se notaba que el público estaba contento con tan magnífica interpretación. Pero así como estaban eufóricos, llegó el momento del drama con el aria más emotiva de Christine.
Estando afligida, Christine visita la tumba de su padre y se representa la escena de "Wishing You Were Somehow Here Again".
En esta escena, el escenario estaba iluminado con una luz tenue azul, dando la sensación de un anochecer nublado. La escenografía consistía en varias tumbas de fondo en un empapelado y una gran tumba física que era la del padre de Christine.
Selene se encontraba sola en el escenario, de espaldas al público, viendo esa gigantesca tumba que le recordó a la de su verdadero padre, por lo que sintió una profunda tristeza. Se volteó hacia el público y, con la mirada perdida entre ellos, viendo pero no observando, comenzó a cantar:
"Little Lottie pensó en todo y en nada.
Su padre le prometió que le enviaría el Ángel de la Música.
Su padre le prometió."
Al decir estas palabras, volvió la mirada hacia la tumba y comenzó a cantar con un hilo de voz, ya que cada frase que cantaba realmente le rompía el corazón.
"Una vez fuiste mi único compañero. Eras todo lo que importaba.
Una vez fuiste un amigo y un padre. Entonces, mi mundo se hizo añicos."
Con las lágrimas queriendo salir de sus ojos, se volvió hacia el público, tratando de esquivar esa escenografía que le carcomía el alma al imaginarse enfrente de los restos de su verdadero padre.
"Deseando que estuvieses de alguna manera aquí otra vez.
Deseando estar de alguna manera cerca.
A veces parecía que, si tan solo hubiera soñado,
De alguna manera estarías aquí."
Para este entonces, ya las lágrimas se derramaban de sus ojos y el vibrato en su voz sonaba como un verdadero y desgarrador lamento.
"Deseando poder escuchar tu voz otra vez. Sabiendo que nunca lo haré.
Soñar contigo no me ayudará a hacer todo lo que soñaste que pude ser."
Entonces, se abrazó con ambas manos el pecho, caminando por el escenario. Para este entonces, la chica ya no aguantaba más y se largó a llorar como si fuese el mismísimo día en que su padre murió, cantando con fuerza, tratando de, con su canto, poner una curita a su corazón roto y, de alguna forma, con el poder de su voz, hacerle llegar su canto a su padre en el cielo.
"Demasiados años conteniendo las lágrimas. ¿Por qué el pasado no puede solo morir?
Deseando que estuvieses de alguna manera aquí otra vez.
Sabiendo que debemos decir adiós. Intenta perdonar, enséñame a vivir.
Dame la fuerza para intentarlo.
No más recuerdos, no más lágrimas silenciosas.
No más mirar a través de los años desperdiciados.
Ayúdame a decir adiós."
La escena fue tan desgarradora y emotiva que fue vitoreada y aplaudida con ovaciones en la sala. Pero bueno, la obra tenía que continuar, así que, mientras Christine lloraba la ausencia de su padre, el Fantasma aparece y la hipnotiza con sus palabras, llegando Raoul para rescatarla. Entonces, el Fantasma, enfurecido, declara la guerra a ambos.
En la escena final de la ópera, con la penúltima canción "The Point of No Return", el Fantasma logra escapar llevándose a Christine con él por el laberinto subterráneo. Entonces, Madame Giry acepta guiar a Raoul hacia la guarida del Fantasma.
Estando en la guarida, Christine se enfrenta al Fantasma, mientras que Raoul llega y es capturado por este, amenazando a Christine con matarlo si ella no se queda a su lado. Esta lo besa, tratando de calmar el monstruo dentro de él.
Al momento del beso, ambos chicos estaban emocionados por la acción, aunque tuvieran la prótesis del Fantasma en medio de sus labios, haciendo más fuerte el deseo de ambos de que pudieran rozarse labio a labio en algún momento, culminando lo que casi pudo ser en la azotea horas atrás.
Sin embargo, tenían que conformarse con la simple ilusión del gesto y solo sentir la respiración de uno uniéndose a la del otro.
Finalmente, el Fantasma cede y ordena a Christine y Raoul que se vayan, no sin antes declararle su amor a la chica. La concentración de gente que perseguía al Fantasma consigue descender hasta su guarida, pero este escapa dejando solo su máscara.
De esta forma, terminó la obra. Recibieron aplausos por doquier, gritos de ovación y vítores. Fueron apareciendo uno por uno los participantes para las correspondientes reverencias de despedida. Al finalizar los saludos, los últimos en salir antes de que el telón se cerrara fueron Alex y Selene, quien, de la emoción, la llevó cargada en sus brazos.
—Estuviste alucinante, "Mi Ángel de la Música"—le dijo este al bajarla de sus brazos al cerrarse el telón.
—Y tú estuviste brillante también, "Mi Fantasma, Mi Principito"—le respondió ella.
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