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9. "Esto ni siquiera ha comenzado"

   Nota de la autora: Actualización babys, sí lo sé fue muy rápido. Hoy me he levantado inspirada y les traje este capítulo demasiado comprometedor.

Lo van a amar, lo sé.

Tendrán que disculparme porque demoraré en actualizar, se quedarán con la duda después de este capítulo, pero quizás para la semana que viene esté el próximo.

Este capítulo contiene una mini-escenita +18. No la escribí tan explícita para no incomodar y evitar algún inconveniente. Espero que entiendan

Ahora sí...

Capítulo narrado por Nicolás en

3...

2...

1...

 

  C A P Í T U L O    N U E V E

Nicolás:

Nada vale más que la cara de una hermana sorprendida cuando le presentas a tu novia. Sé que Mica no esperaba ni en un millón de años encontrarme aquí y bueno yo tampoco esperé encontrarla a ella, pero ¿Qué puedo decir? La vida es impredecible.

—¿Estás bien? —chasqueo mis dedos en su cara intentando despertarla de su shock repentino.

—Eh, si, claro, estoy... ¿Ella?—jadea Mica señalando con su dedo índice a Gaby, aunque lo tomo más como un reproche y no me gusta en lo absoluto.

Estoy a punto de salir a la defensiva, cuando Gaby se me adelanta.

—¿Hay algún problema? —espeta ella con cierta curiosidad pero bastante segura.

Micaaela suspira y por su cara sé que está cabreada, la conozco bien, más de lo que quisiera.

—Ningún problema, ahora si me disculpan mi tiempo es muy válido para estarlo derrochando —aclara ella y hace un ademán para irse pero alguien la frena jalándola del brazo haciéndola girar bruscamente.

—Tú no vas a ningún lado —exclama Xavier mirándola con rabia.

Sonrío en diversión cuando noto su antes perfecto y elegante traje, con una gran mancha de vino en la parte del pecho.

Muy ridículo el idiota.

—¡Suéltame estúpido! —Micaaela chilla, zafándose de su amarre, o al menos eso intenta.

—No, tú me las pagas por esto —enfoca la mancha en su ropa y la vuelve a mirar como si quisiera asesinarla.

Mientras tanto, Gaby y yo disfrutando del show.

Y gratis, amigos.

Esto va a ponerse bueno.

—No tengo nada que pagar, te equivocas de persona. De seguro te refieres a las p*rras con las que te acuestas —mi hermana me sorprende soltando eso furiosa y yo me cruzo de brazos observando a detalle a ambos.

—¿Si? Pues fíjate que ninguna de las p*rras con las que me acuesto son tan torpes y contestonas como tú —él vuelve a tomarla por la muñeca con agresividad y comienza a jalar la cuando de pronto sucede algo que no espero realmente, Mica le pega una patada entre sus partes.

Genial, un espectáculo y la boda aún ni comienza.

Como por ley, Xavier se retuerce sosteniendo su anatomía adolorida y yo me muerdo el labio inferior para no estallar en risas.

Se lo merece por idiota y bruto.

Mi hermana al parecer se percata de lo que hizo y la muy tonta se arrodilla junto a él.

—Oh dios mío, ¿estás bien? No fue mi intención, lo juro. Perdóname. ¿Qué puedo hacer? —habla ella preocupada, y no, no es ironía, parece de lo más sincera.

—Bol-bolsa hie-hielo —logra pronunciar Xavier y veo como Mica se levanta desesperada y corre a buscar lo que él le ha pedido.

Mica, no aprende.

Aunque me enorgullece su valentía para pegarle una patada.

Consideraré darle clases de kárate.

—¿Esa es tu hermana menor? —a mi lado Gaby rompe el silencio y pregunta incrédula.

Asiento en confirmación y ella pone los ojos en blanco. —Es una niña aún, me da pena ajena.

—No hables así de ella —advierto y me sorprendo a mi mismo por lo que acabo de hacer.

¿La defendí? ¿A esa tonta?

El alcohol comienza a hacerme efecto.

Gaby se gira abrupta mente hacia mí con su mejor cara de "que acabas de decir" y yo por supuesto finjo que no me di cuenta.

—¿Quieres una bebida? —le digo para calmar la tensión.

—¿Piensas drogarme? —inquiere y yo la miro frunciendo el ceño.

Ella se abalanza hacia mí y comienza a revisarme cada bolsillo o posible escondite de mi cuerpo.

—¿Qué haces? —espeto molesto.

Pero ella no se detiene.

—¿Dónde la escondes? ¡Habla! ¿Cuántas bolsitas traes? —vuelve a exclamar y yo me inquieto y la detengo agarrándola por los hombros.

—Mírame bien, ¿tengo cara de querer drogarte? —le pregunto serio observando fijamente sus dos perlas azules.

Sí, sus ojos.

Son los más hipnotizantes que ví en mi vida.

Gaby niega con la cabeza y pone mala cara, para entonces abrazarme.

—Tranquila, todo va a estar bien. Ahora yo estoy contigo y nunca te dejaré ¿vale? —aseguro acariciándole la parte posterior de su cabeza y dejándole un tierno beso en ella me separo.

—Lo siento, es que a veces... —la interrumpo.

—Sí, ya sé que tienes trauma con lo que sucedió, pero yo no soy como él, y lo sabes. Al igual que sabes quién provocó todo esto —declaro y ella cambia la expresión de su cara considerablemente.

—No fue culpa suya, él no haría nada que me hiciera daño —sale a la defensiva.

—Pero lo hizo, Gabriela y nunca se lo voy a perdonar —afirmo con una nota de rencór en mi voz.

Miró hacia mi izquierda y noto que Micaaela está arrodillada en un pie junto a Xavier, el cual sostiene una bolsa de hielo en sus partes golpeadas.

Pongo los ojos en blanco ante tal escena—¿Parece que ya no tienes ganas de cobrarle algo a Mica no? —me burlo.

—Calla idiota, que la golpiza que te dí hace años puedo repetirla y está vez no saldrías impune —advierte en un sollozo muy seguro de que puede ganarme.

Que tonto es.

—Sabes qué, no voy a perder mi tiempo contigo, tengo cosas que hacer y una boda que disfrutar —me decido por terminar esta payasada y tomar a mi novia de la mano para sentarnos en la primera fila.

Luego de esperar una eternidad, la novia comienza a caminar junto a la música hasta llegar a dónde la espera el padre y el futuro esposo.

Gaby se ha mantenido muy inquieta en toda la ceremonia como si no pudiera concentrarse y decido romper el silencio.

—¿Te sucede algo?.

Ella asiente mirando hacia todos lados con desesperación.

—¿Qué te pasa? —vuelvo a preguntar.

—Mi hermano, no lo veo por ningún lado —explica por fin y yo exhalo ferozmente.

¿En serio? ¿Todo porque no ves a tu hermano?

—Ese imbécil debe andar con alguna mujer por ahí —la tranquilizo, o al menos eso intento.

—No, sabes que él no es mujeriego y menos ahora en plena boda de la tía Helena —afirma.

—Bueno, estará aburrido y seguro se marchó a casa —nuevamente intento.

Pero ella nuevamente me contradice—No, a él no le gusta estar en casa y su lugar favorito está a muchas horas de aquí.

—Seguro fue a allá para desconectar —aseguro encogiéndome de hombros.

Gaby niega repetidas veces y bastante rápido con la cabeza —¡No! Lo conozco bien, no sé iría así como así, sin avisar.

—¿Pero estás segura de que vino a la boda? —le pregunto.

—Si, claro —ella se gira a mirarme con el ceño fruncido— ¿Acaso no lo viste?.

Dudo sobre qué responder pero sé perfectamente que sí lo vi, de hecho ella misma me lo señaló cuando llegamos.

—Mierda Nicolás, no me prestas atención cuando te hablo —protesta con enojo.

Coloco mi mano sobre la suya en modo reconfortante.

—Esperemos a que termine la ceremonia y luego vamos por él, ¿te parece? —propongo y la escucho suspirar.

—Perfecto.

***

Habían pasado más de dos horas desde que vimos por última vez a su hermano, Gaby se comenzó a preocupar en el momento en que no lo vio en la ceremonia. Según ella, él jamás se iría sin avisar o se perdería esa boda.

Aunque de él ya espero todo.

(...)

"Escúchame, el amor es como es

Llega en silencio y descalzo

Entiende que, yo no descansaré

Hasta tenerte a mi ladoooo.

Para enamorarte de mi

Yo seré quien tome en sus manos la luna y te la entregaré

Para enamorarte de mi

Yo seré tu cómplice en cualquier locura y te acompañaré

Seré tu soldado, en tu cuerpo tu esclavo.

Guardián del sabor de tu piel

Por siempre mi amor he jurado...

Que así te amaré..."

Me encontraba bailando con Gaby una canción de David Bisbal, ella apesar de su inquietud por no encontrar a su hermano, se relajó y disfrutó un poco de la fiesta. En el otro lado del local se podían ver a Mica y a Xavier como perro y gato, ambos uno al lado del otro, sin mirarse si quiera.

"Del odio al amor, solo hay un paso"

Ni lo pienses, Xavier no será mi cuñado.

Eso no lo decides tú, sino el destino.

Pues maldito destino, si tiene eso en sus planes.

No te imaginas lo que tiene en sus planes el destino...

Sacudí mi cabeza ante esos pensamientos los cuales me cabrearon de solo imaginar a mi hermana en manos del idiota de nuestro vecino. ¿Por qué se tuvieron que conocer ahora, si nunca han cruzado palabra?

—Voy al baño —me dice Gaby al oído y se separa de mí para darme la copa de champán—No demoro.

Y es lo último que dice antes de salir a toda prisa en dirección a los pasillos. No me dio tiempo ni de asimilar la situación.

Me quedo un rato como tonto mirando la copa en mis manos, y cuando despierto de mi transe adivinen que hago, me tomo las sobras del Champán de Gaby.

¿Qué? ¿Creyeron qué iría trás ella?

Pues no, yo confío en mi novia.

***

Díez minutos.

Once minutos.

Gaby no aparece.

Comienzo a preocuparme, pero ¿Tengo motivos? Solo fue al baño ¿que podría pasarle?

Estaba borracha, idiota.

No, no estaba borracha, solo hemos tomado un poco.

Sí, si que lo estaba, ya había comenzado a marearse y ambos sabemos como se pone Gabriela cuando bebe.

OK, mucha razón.

Comienzo a mirar en dirección al pasillo–en el cual no he entrado ni una vez–esperando señales de Gaby pero al no obtener nada, decido levantarme e ir en esa dirección.

Esquivo varias personas que se atraviesan en mi camino y al entrar al largo pasillo me percató de que está muy oscuro.

¿La boda muy linda pero no pudieron ponerle luz y adornar este pasillo?

No me quedo parado a esperar respuesta y entro. Con la vista busco el baño de mujeres y sin pensarlo agarro la manija de la puerta y entro.

Aparentemente está vacío, lo primero que veo es el gran espejo frente a los lavamanos y me acerco, luego busco en cada cubículo.

OK, solo falta el último.

—¡Ahhhh! —un grito de pánico me hace brincar y vuelvo a trancar la puerta del cubículo rápidamente.

Serás idiota, no puedes ir abriendo las puertas de los baños de señoritas, ¿de las cientas personas que hay en la fiesta no crees que al menos una mujer se está meando?

Buen punto.

No siquiera me disculpo por lo que acabo de ver–sin intenciones–y me centro en mi objetivo Gaby.

La alarma roja se activó en mi cabeza, ella me dijo que iría al baño, entonces, si no está aquí ¿dónde estará?

Comienzo a preocuparme y salgo de ese baño como un rayo.

Estoy a punto de salir de ese pasillo para volver a la fiesta cuando un golpe fuerte me llama la atención y me detengo abruptamente.

Viene del baño de los hombres, no lo dudo y me adentro sin pensar que puedo encontrarme la escena más horrible de toda mi vida o al menos una de las peores.

Lo primero que veo es un hombre de espaldas a mi, el cual conozco perfectamente, pero eso no es lo alarmante sino que él está sosteniendo a alguien del cuello, pegándola contra la pared y esa, es Gabriela.

—¡¿Qué mierda haces cobarde?! —grito enojado no, enojadísimo y lo separo de ella.

Ahora soy yo el que lo sostiene del cuello y lo pega a la pared con furia.

—¡¿Qué coño le has hecho?! ¿No te quedó muy claro la última vez que la dejaras en paz? —escupo con rabia articulando cada palabra con el odio que siento hacia su persona.

Él sonríe —Ella es mía no tuya, deberías afrontarlo.

Le pego un puñetazo.

Gaby estaba aún pegada a la pared llorando del horror.

—Ya déjalo Nico, no vale la pena —dice ella.

Pero no la escucho, comienzo a pegarle con destreza, con rabia, desahogándome en él.

—¡Para, lo vas a matar! —escucho que Gaby grita y decido controlarme.

Lo suelto con fuerza y lo dejo en el suelo tocándose la cara.

—Esto no se ha acabado imbécil —le digo mientras tomo del brazo a Gaby y la saco.

—No, esto ni siquiera empieza —asegura él con una sonrisa en su rostro.

Tengo deseos de seguir golpéandolo pero me aguanto, Gaby me importa más.

Salgo corriendo junto a ella del pasillo e intento calmarla con un fuerte abrazo.

—¿Estás bien? ¿Qué te hizo? —le pregunto desesperado.

—Nada, solo amenazas, sácame de aquí Nico, por favor —pide y no lo dudo, me apresuro en salir de ese maldito lugar.

***

—Perdóname por no haber ido contigo —le susurro a Gaby en el oído.

En serio me duele mucho que haya tenido que pasar por eso.

—No fue tu culpa, amor —musita y me da un corto beso en los labios.

Comenzamos un beso pasional y de un momento a otro sin darnos cuenta ya nos encontramos deshaciéndonos de la ropa en su auto.

—¿Estás segura? —pregunto porque me extraña que luego de encontrarse con ese tipo esté pensando en sexo.

—Te necesito más ahora que nunca Nicolás —confiesa con esa sonrisa que tanto adoro y se sienta a horcajadas encima de mí.

Demasiado hormonal.

Ella desabrocha cada botón de mi traje sin dejar de penetrarme con sus perlas azules y mordiéndose el labio inferior baja el zipper de mi pantalón, para sacar ya saben que.

Se lanza hacia mi boca y nos besamos apasionadamente con todo el deseo del mundo, aprovecho para tomarla del cabello y profundizar el beso. Nuestras lenguas viajan de boca a boca enviándo sensaciones espléndidas a mi cuerpo.

Luego de unos segundos ella se acomoda y yo saco el condón de mi billetera.

Sí, mi billetera tiene más condones que dinero.

Triste realidad.

Gaby lo coloca en mi anatomía sensualmente y corre a un lado sus bragas bajo el vestido para dejarme penetrarla.

~~~

Ella empieza por moverse con lentitud hasta que va tomando fuerza, trazando su cadera en círculos y de arriba hacia abajo siento el orgasmo llegar.

Ambos explotamos en distintas sensaciones exquisitas, alcanzamos el clímax. Nos acomodamos en nuestros asientos, ella en el del conductor y yo en el del copiloto para desaparecernos del lugar.

Sí, aún nos encontrábamos parqueados fuera de ese local donde se celebró la boda.

Por suerte el auto de Gaby tiene los cristales oscuros.

—¿A dónde vamos? —pregunta ella sonriente.

Finjo pensar—A las nubes

—Pero si de ahí acabamos de llegar —responde con una sonrisa pícara.

—Bueno, ni modo, tendrás que llevarme a casa —me rindo.

—¿Qué te parece si vamos a la mía? Te tengo guardados como quince caramelos —propone ella mientras pone las llaves en el vehículo.

—¿De los gigantes?.

—De los gigantes.

—Bueno, entonces no puedo rechazar tal propuesta, vamos —confirmo y nos perdemos del lugar.

En el camino cantamos todas las canciones de la lista de Melendi, Gaby era su fan número uno y bueno, a mi me gustaban algunas.

Por suerte no tuvimos ningún otro imprevisto con el idiota de la fiesta, aunque no dejé de pensar ni un segundo en mi hermana. Por una parte me daba miedo dejarla sola con Xavier, espero que él la deje sana y salva en casa a la hora que mi madre dijo.

—¿Qué piensas? —pregunta Gaby sacándome de mis pensamientos.

—En los caramelos gigantes que me comeré cuando lleguemos —distorciono la situación.

—Bueno ve preparándote porque ya llegamos —avisa mientras parquea frente a su casa.

Ay no

Lo que faltaba para completar la noche.

Genial, su maldito hermano.

—¿Qué hace él aquí? —espeto desconcertado.

El muy flojo estaba sentado en la entrada de la casa fumándose un cigarrillo como si la vida dependiera de eso.

—Es su casa ¿no? —ella me recuerda.

—Sí, pero no tiene que estar tirado afuera como un animal ¿no crees? —respondo con seguridad y ella asiente rindiéndose.

Nos bajamos el auto y a paso lento nos acercamos a él.

—¿Por qué te has ido de la boda? —Gaby le pregunta pero él no responde—¿Qué sucede? —insiste.

—Nada ¿vale? Estoy perfectamente bien —afirma sin mirarla a los ojos.

Suspiro con tedio—Al menos pudiste entrar y no andar como vagabundo en la entrada —espeto y él levanta la mirada.

—No tengo llave.

¿No tiene llave de su propia casa?

A mi lado Gaby, saca de su bolso varias llaves juntas en un llavero y separa una para dársela.

—Toma, espero que la cuides —le ofrece.

Él la agarra y susurra:—Gracias.

Intercambio mirada con mi novia y cuando su hermano se hace a un lado entramos pero ella se detiene antes de cerrar la puerta.

—¿No vienes?

Pero no recibe respuesta de su parte solo una negación de cabeza.

Genial, este chico parece un puto fantasma.

***

En cuanto a mi novia y a mí, nos entretuvimos toda la noche viendo series y conversando mientras comiámos caramelo.

—Tu boca parece una mercocha —ella se burla.

—Lo sé, soy un niño pequeño.

—Eres un adicto al caramelo —acusa.

—¿Y qué? —inquiero—al menos no soy adicto al cigarro igual que tú hermano.

Ella cambia su expresión y la pone seria —¿Puedes no mencionar eso ahora?

Le sonrío—Con una condición

—¿Cuál? —pregunta curiosa.

—Qué me dejes hacerte cosquillas —aclaro y sin pestañear me lanzó hacia ella.

Ella grita porque la deje en paz pero nada, soy una máquina de hacer cosquillas.

Después de largos minutos jugando de manos me rindo y caigo exhausto junto a ella en la cama.

—Me la pasé muy bien contigo —confiesa.

—Yo también ¿Sabes que te quiero mucho verdad? —digo cariñoso

—Lo sé, yo también te quiero —dice finalmente y se gira para darme la espalda en la cama.

  

______________________________

¿Del uno al diez cuanto les ha gustado el capítulo?

A mi un 100 jajj, lo amé y espero y vosotros también lo hayan hecho.

Y díganme, ¿cuántas de ustedes que odiaban a Gaby la comenzaron a amar?

¿Aman esta parejita verdad?

¿Qué me dicen del tipo en el baño?
¿Y del misterioso hermano de Gaby?

Hasta próxima actualización

Besitos amorosos

Nunca me odien
Yo los amo.

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