8. "Ella es mi novia"
Nota de la autora: Sí, amores, aquí les traje otra actualización porque los amo, solo por eso vale. Y porque los amo tanto es posible que mañana o pasado publique el próximo capítulo.
Así no se quedan con la intriga...
(Puede que encuentren algún que otro error ya que solo lo revisé una vez y fue mientras lo escribía, espero que puedan perdonarme por eso)
Disfruten este capítulo, y rían bastante.
Los quiero:)
<<No olviden comentar y dejar su voto, no cuesta y ayuda mucho, además de que me pone feliz :) >>
3.....
2....
1...
C A P Í T U L O O C H O:
—No pienso ir, mamá —aclaro sentada en la silla del comedor, mientras que ella busca algo en un botiquín de primeros auxilios.
—Sí irás y punto, fin de la conversación —su respuesta me cabreó, y el hecho de que tome decisiones por mí más aún.
—¡Qué no!, no quiero ir —ella deja a un lado el botiquín y me observa perpleja.
—Hija, mira Xavier es un buen chico, se ve que está bien educado y es una persona muy sana, ¿por qué no le das una oportunidad y se hacen amigos? —casi suelto una carcajada, pero la contuve.
¿Persona muy sana, en serio?
¿Es una broma?
Sisí, seguro me están haciendo una cámara oculta.
Esperé en silencio al menos siete segundos, pero al no sentir las risas desistí.
Definitivamente habla en serio.
Ok, está loca.
—Hablas como si lo conocieras de toda una vida —digo un poco atónita por su comentario.
—Pues no, pero sé que su familia son personas de bien ¿Qué te cuesta intentarlo? —vale, me siento como en la época antigüa que los padres obligan a los hijos a casarse con los que ellos elijan.
No voy a casarme obvio, pero me siento presionada.
—¡Que no! —exclamo y ella me dedica una mirada furiosa para luego relajar la expresión de su rostro y decir:
—Si no vas a la boda esta noche con Xavier no te daré dinero en dos semanas seguidas —suelta con mucha tranquilidad.
Mala que es.
Ok, me toca ir a esa boda y montar el papelito de parejita feliz.
No me da tiempo a responderle porque su celular comienza a sonar. Ella estrecha el brazo para agarrarlo y sale de la cocina para hablar.
¿Por qué tanto misterio mami?
¿De qué hablarás?
Suspiro con tedio, aún continúo con el pie elevado en una pequeña sillita y cada vez que me miro la rodilla me dan naúseas. Lo único que veo en ella es sangre y suciedad, es horrible, odio la sangre.
—¡Nico, me hace falta que cures a tu hermana que tengo que salir! —exclama mi madre, aún con el celular en su oreja.
¿Nico? ¿curarme? ¿es una broma?
Miro hacia el pasillo donde están los cuartos y veo que Nico sale del suyo con unos auriculares de lo más molesto por la interrupción. Segura estoy que tiene deseos de volarle los sesos a alguien.
Pongo los ojos en blanco.
OK, él me va a dejar sin pie.
Nicolás llega a la cocina y me avienta una mirada acompañada de una mueca tipo "¡Que horror y ahora que te hiciste!" pero en lugar de decir algo se arrodilla frente a mi y aún escuchando música comienza a buscar el algodón y el mercurio en el botiquín.
Eso me hace sonreír levemente. Me lleva de nuevo a los días, cuando éramos pequeños que él siempre me protegía. Una vez en el colegio se comenzaron a burlar de mí los niños mayores, porque se me habían caído dos dientes y yo regresé llorando a casa. Nico estuvo toda la tarde preguntándome que me pasaba y cuando le conté me acompañó al otro día al colegio y les dio su merecido, casi se mete en un lío gordo por mi culpa.
Siempre fuiste su consentida, no sé que cambió.
Pues, que me odia y ya.
Na, si él te ama.
No creo, él no ama a nadie.
Pregúntale...
—¿Tú me quieres? —suelto de pronto antes de que pueda pensarlo.
Maldita consciencia.
Él no responde, solo me mira, me mira incrédulo como si le hubiera preguntado ¿Cuántas cabezas tienes?
Que todos sabemos que tiene dos.
OK, para nada pervertida.
—¿A qué viene eso? —pregunta ahora él.
Odio que me respondan con una pregunta.
—Es solo una pregunta, muy fácil de responder —digo y él suspira centrándose otra vez en el botiquín.
—No hay nada que responder —sus palabras por alguna razón me dolieron.
¿En serio? ¿Tan orgulloso eres que no puedes decirme que sí me quieres?
Ya nada es como antes...
—Sé que no me quieres, no hace falta que le des más vueltas puedes decírmelo en directo —aclaro con amargura.
Él no dice nada pero repentinamente coloca el algodón con fuerza en mi rodilla herida.
—¡Ah! —grito del dolor.
—¡Quieta! —exclama él cuando me remuevo.
—¡Me duele! —le reclamo entre gritos.
—¡Si te quedas quieta no tiene por qué doler! —vuelve a decir.
Aprieto los puños a mi lado y trago en seco. Arde demasiado y él no parece querer ser más delicado con mi pobre herida.
Es un bruto.
Un animal
Giro la cabeza para ver a mi madre corriendo hacia nosotros un poco ¿nerviosa? ¿agitada?. Frunzo el ceño, no tengo idea del por qué se comporta así.
—Chicos necesito salir a...a conseguir unas cosas que prometí, vuelvo en una hora. Mica recuerda no llegar muy tarde y Nico —suspira— tú, haz lo que quieras —nos dijo a toda prisa tomando su bolso y caminando a la salida.
Miré a mi hermano como "¡Wtf!" pero él tampoco tenía idea de que le pasaba.
Cuando Nico terminó su tortura con mi herida se levantó lentamente y me echó un vistazo antes de marcharse a su habitación sin decirme ni una palabra.
Genial.
Me quedo sola prácticamente.
Puse de mi parte y me ayudé de mis manos para bajar el pie adolorido de la silla e ir en busca de algo de ropa. Me iba a bañar antes de que se hiciera más tarde y el fastidio de mi vecino me tocara la puerta.
No paraba de pensar en como la pasaría en la tal boda. La pregunta es ¿En realidad iremos a una boda? ¿una boda?
¿Xavier en una boda?
Por más que intentaba no lograba imaginarme a Xavier vestido de traje elegante con corbata y a mi a su lado enganchada en su regazo de blanco.
Espera, ¿de blanco?
¿Qué acabo de pensar?
¿Me casaré con Xavier?
Uy, por supuesto que no
Sacudo mi cabeza rápidamente para esfumar esos pensamietos horribles y comencé a buscar en mi armario algún atuendo indicado para la ocasión. No quiero ser la más bella pero tampoco quiero parecer una desaliñada delante de todos.
Opto por un vestido rosa muy clarito y discreto, con la espalda descubierta. Su diseño es uno de mis favoritos, dado a que deja buena parte de mis muslos para que el aire les de.
Emocionada lo agarro y lo coloco en la cama para ir corriendo a ducharme. Miro la hora y son las seis y cincuenta y tres minutos.
Ok, a las siete y media viene el arrogante e idiota a buscarme.
Me pregunto como iremos ¿a pie?
Pongo la lista aleatoria y me cabreo cada vez que suena una canción que detesto y se preguntarán ¿que detesto? ¿entonces para que la tengo en el cell?
Pues, respuesta fácil, simplemente me gusta tener de todo un poco por si acaso, surge la ocasión.
Y si volverán a preguntar ¿que ocasión? Pues no lo sé, ya no sé ni que carajos estoy pensando.
Maldita consciencia
Maldita boda.
Maldito Xavier.
**
—"Cavernícolas, eso fuimos
Sin Patria, sin futuro, sin hogarr
Éramos dos y nos bastaba
Quién sabe Dios si nos gustaba
Vivir asi"
Mientras quitaba el jabón de mi cuerpo cantaba con el haragán usándolo como micrófono la canción "Cavernícolas" de Ricardo Arjona.
La amo.
Es por eso que siempre demoraba hasta media hora y más en el baño y por supuesto, mi madre aparecía de vez en cuando con su chancla para obligarme a terminar rápido y no derrochar más agua.
¡Qué tiempos!
Con solo una toalla en mi cuerpo salí del baño y comencé a peinar mi cabello. Me aplicaba crema peinadora cuando escuché un ruido venir desde afuera.
¿Qué fue eso?
No esperé que mi consciencia me respondiera porque como saben eso sería un año discutiendo con ella y decidí salir a inspeccionar.
Primero asomo mi cabeza y miro hacia afuera, por lo que recuerdo mi madre salió y mi hermano entró en su habitación como un cohete. ¿Qué provocó el ruido?
De seguro es Nico, inventando en sus aposentos alguna pose de yoga.
Vale iré a comprobar.
Muy poco probable.
Me escabullí como una rata y mirando hacia todos lados tomé la perilla de la puerta de la habitación de Nicolás y la abrí.
No está.
OK, debe estar en el baño.
Pego mi oreja en la puerta de su baño y nada, al parecer salió. El muy idiota salió y no me dijo nada.
¿Desde cuando tiene que decir para donde va? Es mayor de edad ¿recuerdas?
Si, si recuerdo, pero al menos que avisara.
Suelto un largo suspiro y salgo de su cuarto para volver al mío y terminar de arreglarme, mejor dicho, comenzar a arreglarme. Abro la puerta y al primero que veo frente a mi es a Poseidón, el pobre, lo ha abandonado últimamente con el lío que tengo en mi cabeza.
—El niño de mamá,¿Quién es mi persona favorita en el mundo?, Sí tú —musito cariñosamente, lo mimo demasiado y extraño hacerlo, en realidad hace varios días que no juego con él.
Poseidón me ladra repetidas veces como nunca había hecho.
Está molesto porque eres una mentirosa.
¿Mentirosa? ¿Por qué?
Lo llamaste tu persona favorita en el mundo. No es para menos.
Pero si siempre lo he llamado así.
Anjá. Pero tú y yo sabemos que no es así. Ya alguien más tiene ese puesto...
Estúpida consciencia.
Sacudí mi cabeza para deshacerme de mis pensamientos. ¿Qué me habrá querido decir?
Lo que sea, no pierdas tiempo pendeja, dentro de unos minutos Xavier vendrá por ti.
Quéeeee
Busco mi celular para mirar la hora y efectivamente son las siete de la noche. ¿Por qué me he demorado tanto? Y todavía me falta maquillarme, peinarme y vestirme, de seguro terminaré a las nueve de la noche y Xavier me matará.
Noto que tengo varios mensajes de Vivían en WhatsApp y optó por revisar para ver de qué se trata.
Vivian:
Le envié fotos del vestido que pensaba llevar y ella como siempre me dio su opinión más sincera, que preferí no haberla escuchado.
Vivian:
Dios mío, y así no quieres que te follen. De veras no te comprendo, no quieres tener nada que ver con Xavier pero te vistes como si fueras a desfilar en un burdel.
Yo:
No te pases, solo es un vestido al descubierto, además no lo hago por él, ¿y si conozco a alguien en la fiesta?
Vivian:
Ja, ya comienzas a pensar diferente, me alegra que disfrutes de la vida. Pero no olvides usar condón que Xavier es muy guapo y todo pero me cae mal y no quiero ser tía de un hijo suyo.
Y vuelve de nuevo con Xavier. ¿Qué hago con ella?
Yo:
Ay basta, estás completamente loc...
No termino de teclear la última letra porque un sonido llama mi atención y me obliga a alzar la vista, para encontrarme con nada más y nada menos que el rey de Roma, sí todo porque estaba hablando de él.
Xavier.
Y bueno, amigos, ese es en el maldito momento en el que te das cuenta que estás con solo una toalla frente a tu vecino pervertido el cual ahora le ha dado por tirar piedrecitas a mi ventana.
De un salto me desaparezco de su radar, brinco para la cama y agarro el mismo vestido que llevaré a la boda y me lo pongo como puedo.
Cualquier cosa es mejor que una mini toalla.
Ni siquiera llevaba bragas ni sostén pero que remedio. Camino hacia la ventana y abro el cristal transparente que nos separa para ponerle mi mejor cara de asco.
Él sonríe—Te veo agitada.
—¿No tienes cosas más importantes que hacer que lanzar piedras a mi ventana? —pregunto con ironía.
Finge que está pensando—Si, la verdad muchas, pero entre esas cosas te incluyes tú ya que no puedo entrar a la boda sin mi pareja —explica y yo pongo los ojos en blanco.
—Como jodes —acuso.
—Lo sé, pero tranquila solo te necesito para entrar a esa boda ya después te suelto en dónde sea —aclara con superioridad.
—¡Hablas en serio! ¡O sea que me dejarás sola en la calle a media noche! —pregunto incrédula.
—No, pero tampoco te traeré a casa, tengo cosas más importantes que hacer, como dices —responde y mi sangre comienza a hervir, creo que mis intestinos se fríen cada vez que cruzo palabras con este idiota.
—No puedes hacer eso, mi madre te matará —me apresuro a hablar.
—No creo. Pero deberías echarte una miradita en el espejo —dice y me quedo pensativa y confusa.
—¿Qué quieres decir? —la pregunta abandona mi boca.
—Bueno, a una distancia de tres metros puedo notar perfectamente la forma de tus pezones —casi me desmayo ahí mismo. La cara me ardió en vergüenza.
No dije nada, me quedé sin habla.
Y él continuó —Tranquila, no le diré a nadie.
—Pervertido.
Genial, no dices nada y después de un rato lo único que consigues es pronunciar esa palabra. ¿Crees que es una ofensa para él? Eso ya lo sabe idiota.
Xavier suelta una carcajada —Ya lo sé y ahora si me disculpas tengo que terminar de vestirme, tú has lo mismo, a las y media estaré afuera —y con eso se marcha cerrando su ventana.
Hago lo mismo.
Solo Dios sabe lo que me espera con este imbécil.
Maldita noche.
****
—Vaya ¿vas a desfilar en un burdel cinco estrellas? —las primeras palabras que dice Xavier al verme hace que me entren deseos de pegarle una cachetada y marcar mis cinco dedos en su perfecta piel.
—¿Puedo pedirte algo? —pregunto—. Él asiente y continúo —¿Crees que puedas no hablar en toda la noche?
—Con una condición —dice y lo piensa—, que no te alejes de mi lado en la boda.
What!
Nonono.
—¡Ni hablar! No estaré todo el tiempo contigo —exclamo molesta.
—¿Y con quién entonces?.
Buena pregunta.
De seguro no conozco a nadie más.
Genial, aceptaré, no tengo más remedio.
—Está bien, pero a la primera palabra salgo corriendo —advierto y él asiente estrechándome su brazo.
Lo miro sorprendida y él sonríe —Solo quiero guiarte hacia el auto —asegura.
—Sé donde está, no estoy ciega —afirmo tranquila.
Xavier se encoje de hombros y baja el brazo—Como quieras.
En todo el camino no mencionamos ni una palabra y lo agradezco, al parecer lo que hablamos antes de salir iba en serio. No podía ver la hora de llegar a esa boda para marcharme.
Sí un poco raro pero quería llegar lo más rápido posible, para irme lo más rápido posible y poder descansar.
Doblamos por una carretera bastante apartada y me empecé a poner nerviosa, les explico.
Soy muy fanática de los documentales forenses y cualquier situación que se le parezca a la que sufrió una víctima yo pienso que puede sucederme a mí. No dejaba de pensar en que Xavier me iba a violar para luego asesinarme.
No seas tonta, solo le conviene matarte para salir de tí, pero no es muy lógico que te viole.
Tienes razón consciencia, por esta vez.
—¿Qué piensas? —el idiota a mi lado, rompe el silencio.
—¿Qué dijimos? Cero charla —respondo rápidamente tensándome en el asiento.
—Creí que solo era válido en la boda, y aún nos quedan pocos metros para llegar —aclara y yo sostengo mi celular fuertemente en mi mano derecha para cualquier cosa llamar a emergencias.
Sí, en serio me meto en el papel.
Más vale precaver.
Me relajo abruptamente cuando noto que parqueamos frente a lo que parece un castillo.
Genial, creo que estoy metida en alguna película o serie.
Me recuerda al castillo del príncipe de Élite.
Bueno tampoco para tanto.
Mis ojos brillaron y sonreí levemente, era un lugar muy hermoso y apesar de no haber visto su interior, el jardín delantero lo delataba.
—¿Sorprendida? —pregunta Xavier y yo solo puedo asentir y sonreír.
Bajamos de su auto y nos dirigimos a la entrada, mientras Xavier estaba dando nuestros nombres con la invitación yo solo me concentraba en observar detalladamente cada flor, cada luz de la decoración.
Para entrar al lugar debías atravesar un largo jardín, un pasillo, el cual a su alrededor tenía millones de maravillas, desde luces de todos colores, hasta flores blancas por doquier en cada arbusto.
Nunca en mi vida visité un sitio así.
Cuando pasamos por el frente y pusimos un pie en el interior me enamoré aún más. Cientos de sillas adornadas con tela de seda blanca y lazos azules llenaban el espacio, que por cierto era al aire libre, solo bastaba mirar hacia arriba para encontrarse frente a frente con las estrellas.
Habían bastantes personas, casi todos estaban de pie, yo intentaba abrir paso entre la multitud para seguir a Xavier que caminaba a toda prisa.
—¿Pudieras ir más despacio? —cuestiono alzando la voz para que pueda oírme.
—No seas tonta, necesito encontrar asientos para no estar de pie en toda la ceremonia —explica.
—¿No hay asientos para todos? —pregunto incrédula y él se detiene abruptamente haciéndome chocar con su espalda.
—¿Tú qué crees? ¿Te parece que esas sillas son suficientes para las cientas personas que hay aquí?
OK, tiene razón.
Él no espera respuesta por mi parte y sigue avanzando, bueno seguimos. Por suerte alcanzamos a sentarnos en dos sillas que habían vacías justo en la ilera izquierda.
Pero la comodidad no duró mucho tiempo.
—¿Y ustedes quienes son? —una voz demandante pregunta y levanto la vista para encontrarme a un guardia.
No, no de policía, sino un guardaespaldas como los de las novelas.
—¿Somos invitados no? —habla Xavier.
Genial, conseguirá qué nos boten el muy idiota.
—No pueden estar sentados a no ser que sean unos de los elegidos de la novia —aclara el guardia y no nos queda remedio que levantar nuestros traseros.
Vaya, creo que mis lindos y delicados pies no soportarán andar con estos tacones tantas horas.
Es el final.
—Díganme sus nombres —exige el guardia apuntando a Xavier especialmente.
—¿Para qué? ¿Si estamos dentro es que fuimos invitados no cree? El hombre de la entrada nos dejó pasa....—lo interrumpe.
—Es sólo para comprobar que no sea una equivocación —explica el guardia.
—¿Equivocación? ¿Tengo cara de equivocación? —reprocha Xavier con falsa molestia.
Genial, nos sacaran de aquí a escobazos frente a todos.
Saldremos en las noticias.
Mientras intentaba ignorar la absurda discusión a mi lado mis ojos captan lo que no esperaban captar y la verdad algo me decía que podía ser una equivocación.
Ojos oceánicos.
Esto sí es una equivocación, no puede ser.
¿Me creerían si les digo que me froté los ojos como si estuviera acabada de despertar? Necesitaba estar segura de no estar alusinando.
Pero bueno, es prácticamente imposible estar segura cuando lo veo desde tanta distancia, el chico se encontraba en la otra ilera, en la ilera contraria, parado de perfil observando el frente.
¿Eres tú ojos oceánicos?
Lo lógico es que hubiese ido en su dirección para comprobar mi teoría acercándome pero no, soy tan tonta que me quedo embelesada mirándolo.
Idiota, ni siquiera sabes si es él y ya te quedas embobada.
Como sea, consciencia estúpida.
Bueno, en caso de que no sea ojos oceánicos, no importa te lo ligas y ya de todos modos se parecen y no te quedas traumada.
Me di una bofetada mental.
—¿Miquela? —Xavier habla a mi lado y yo estoy tan absorta en mis pensamientos que no entiendo ni lo que dice.
Lo miro por educación pero en realidad ni sé lo que me dijo.
—¿Estás bien? —pregunta él.
—¿Desde cuando te importa como esté? —salgo a la defensiva.
—No me importa, pero no quiero que te desmayes y me jodas la noche, solo me aseguraba —ok, me quedó muy claro.
Es un insensible.
Cuando le resto atención al idiota a mi lado, decido centrarme en mi objetivo: el posible "ojos oceánicos".
Alerta roja
Repito: alerta roja.
Se acaba de levantar de su asiento. Está adentrándose en la multitud de personas.
Oh, no
No quiero perderlo otra vez
Me apresuro tanto para intentar alcanzarlo–no sé qué voy a hacer si lo alcanzo, pero igual– que en un movimiento brusco tropiezo con alguien, que llevaba una bandeja de bebidas y casualmente derrama el noventa por ciento encima de Xavier.
Toma p*rro
Yesssss
La risa me ganó y reí como niña pequeña, pero no por mucho tiempo. La risa se ahogó en mi garganta cuando miré a Xavier, el cual me observaba como si quisiera golpearme con un bate hasta morir.
OK, este sí es tu momento de correr.
Sal corriendo como en las películas.
Mensaje captado.
No lo pensé ni un segundo más y emprendí mi carrera. Xavier, para mi mala suerte me perseguía sin muchos deseos de perdonarme la vida. No sé de donde saqué tanta agilidad y rapidez pero esquivé a todo el que se me cruzaba y como si tuviera que soltar una bomba corrí.
Con la mirada busqué al posible chico de ojos oceánicos. Mi más profundo deseo es que me rescate de Xavier, como en las pelis de la damisela secuestrada que es rescatada por su fiel príncipe azul.
Que bonito, hasta le pega lo de azul
¡Pero corre, idiota, corre!
Sí, lo sé, estoy en el mundo real, no en la filmación de una película, pero sinceramente me encantaría escuchar que gritaran "¡Corten!" y lo más duro y cruel de todo es que jamás lo escuché.
Volví a ver al chico que tanto quiero conocer, ahora se dirige hacia lo que parece el pasillo donde están los baños.
¿Es buena idea?
¿Debería entrar ahí también?
Bueno, no sé si es buena idea o no, pero lo voy a hacer y que pase lo que tenga que pasar.
Empujé suavemente a las cincuenta personas que se cruzaban en mi camino y cuando estoy a mínimo veinte pasos de adentrarme al pasillo, me detengo en seco.
Nicolás.
Y está acompañado.
Y se me atravesaron en mi descubrimiento.
Mierda
Re-mierda
Triple-mierda
Millones de mierdas.
—¿Micaaela? —dice Nico sorprendido al verme, frunciendo el ceño exageradamente.
Suspiro con hastío y enojo—Hola.
La chica a su lado por algún extraño motivo me es conocida, o al menos familiar.
—¿Qué haces aquí? —pregunta nuevamente mi hermano.
—Lo mismo digo —respondo escaneando a la chica que está con él.
—Yo puedo hacer lo que quiera, además esta es la boda de la tía de mi novia —explica él muy seguro.
¿Tía? No, espera.
¿Novia? ¿Él dijo novia, o el misterio de ojos oceánicos me está haciendo alusinar?
Pues sí, dijo novia.
—Ah, si, casi lo olvido —habla Nico y sonriendo levemente continúa—Micaaela ella es Gaby, Gaby, ella es Micaaela.
Quéeee
¿Gaby? ¿La misma Gaby por la que lloraba? Bueno, creo.
Ambas nos damos las manos y yo por supuesto con millones de arrugas en la cara de tanto asombro y desconcierto.
—¿Quién es Gab... —me interrumpe.
—Ella es mi novia.
Y esas tres palabras fueron suficientes para que mi mandíbula cayera al suelo.
Genial, Nico con novia, y eso no es lo peor, sino que esa chica no me daba buena espina.
Maldita boda.
_____________________________
¿Les ha gustado?
Bueno....
<<Liberen aquí toda su furia si esperaban que Micaaela iba a alcanzar al posible ojos oceánicos>>
M
eme:
Hasta próxima actualización
Besitos misteriosos.
Nunca me odien
Yo los amo.
Síganme en mi cuentas:
Twitter: @LismaryPrez01
Instagram: Lisy_pglez
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro