Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. No te vayas, por favor


*no está editado*




CAPÍTULO VEINTICINCO

Mi instinto me advertía que debía separar a Nico y a este hombre desconocido sino se caerían a golpes o mejor dicho, Nico le caería a golpes. La mirada de mi hermano hirradiaba rabia, furia y quizás celos, él no soportaría un padrastro.

—Mica —los ojos de mi madre se ven nostálgicos y preocupados a la vez. Ella me observa como si me pidiera ayuda con la mirada.

Me acerco inmediatamente a Nico para tomarlo del brazo y sacarlo del lugar pero él me responde con un fuerte jalón apartándose, que incluso me lastima.

—¡Déjame en paz! ¡No soy un niño!

—Pues te comportas como uno —exclama mi madre.

—¡Yo no fui el que trajo a un hombre a la casa como si fuera un adolescente rebelde! —escupe Nico rabioso y se siente un choque.

Todo pasó muy rápido, ni siquiera capté el instante en el que mi madre le implantó los cinco dedos de su mano en el perfecto rostro de mi hermano.

Me asusté

La expresión de mi hermano denota dolor, rencor pero ya no más rabia, más bien  transmite sentimiento.

Creo que es la primera vez que mi madre le pega, nunca vi que lo hiciera.

—Ese hombre es pasajero, tus hijos son eternos, piénsalo bien —suelta con el rostro tenso y da su espalda para marcharse.

Lo conozco y sé que contuvo las lágrimas.

No lo pienso y corro en su búsqueda para impedir que salga a la calle tan alterado.

—¡Nicolás! —exclamo aturdida mientras intento alcanzarlo. Él abre la puerta principal y sale como un rayo fugaz.

En un momento se detiene y me hace retroceder rápidamente.

—¡Quiero estar solo, deja de seguirme, joder! —sus gritos no me toman desprevenida.

—No, tú no vas a ningún lado —lo jalo del brazo derecho y por un momento no hace nada, hasta que parece reaccionar y me empuja con delicadeza para apartarme y seguir caminando a paso rápido.

—No se como puede traer a un desconocido a nuestra casa, ella nunca necesitó de nadie para ser feliz, siempre nos ha tenido a nosotros. No entiendo que cambió —musita rabioso por todo el camino, mientras intento correr con mis piernas cortas, tras él.

Top, Desventajas de ser bajita...

—Ella tiene derecho a rehacer su vida, nunca estuvo con nadie más que no fuera nuestro padre —mis palabras lo alteran más y vuelve a detenerse para mirarme atónito.

—No hables lo que no sabes

—¿Qué? ¿Quieres decir que conoces alguna otra relación de nuestra madre que yo no? —infago confundida.

—No me refiero a eso, Micaaela —me frena— Mira hay cosas que no sabes y no entiendes, y si es por mi se quedarían enterradas para siempre.

—¿Cómo cuáles?

Él me observa dubitativo y traga en seco.

—Olvídalo, no te corresponde saber.

Comienza a caminar nuevamente por la acera, a paso veloz.

—¡Ya no soy una niña, vale!

—No tiene importancia tu edad, igual no vas a resolver nada con eso —dice.

—¡Nicolás! —grito y él me mira harto— No sé a que te refieres pero todo lo que tenga que ver con mi madre y mi familia, me corresponde saberlo.

Por un momento su expresión es de ¿lástima?, sus cejas se mantienen ligeramente fruncidas. Hasta que no puede más y aparta la mirada desviándola hacia cualquier rincón de la calle.

—No, desgraciadamente no —espeta con un tono triste y vuelve a caminar.

—¿Pero no qué! —pregunto desenfrenada.

—¡Basta ya! ¡En esta familia nadie es quien dice ser, y porque te lo cuente ahora no vas a entenderlo, te vas a alterar, vas a hacer drama, vas a llorar y no me gusta verte sufrir prefiero morirme o que me quemen en una hoguera lentamente antes de que tengas que pasar por esto. Así que por favor no preguntes más o no sé qué haría! —suelta tan rápido e impactante que me quedo perpleja.

¿Qué tanto conozco a mi familia?
¿Qué quiere decir con eso?

¿Por qué iría a sufrir ?

Mi vida cada día se complica más.

Simplemente lo dejó marcharse a toda velocidad y me quedo como estatua desmorronada en medio de la calle.

***

Cuando volví a mi casa no tuve deseos ni de mirar a mi madre y mucho menos a ese hombre desconocido, solo me encerré en mi habitación a pensar y tomar una ducha. Después de tener un día tan perfecto junto a Hansel tener que pasar por un interrogatorio interno no es nada fácil.

Con tanto revuelo ni siquiera notaron que traía mi uniforme completamente mojado.
Espero no resfriarme.

Son casi las diez de la noche y me encuentro sentada en mi ordenador cuando escucho mi celular sonar y voy con calma a contestar la llamada. Era de Vivían.

—¿Hola?

—Pitufa, y-yo, pasó algo —suelta nerviosa tartamudeando.

—¿Sobre qué? ¿Qué te pasa? —digo un poco preocupada.

—Tu hermano, él, él...

—¡¿Él qué?! ¡¿Dónde está Nicolás?! —mi pecho comienza a sentirse pesado.

—Él vino a visitarme hace un rato y...

—¡¿Y qué, Vivían?!

—Él venía completamente borracho, bebió de más. Y-o lo recibí sin entender nada y comenzó a decirme cosas sin sentido, entonces lo dejé en el sofá y fui a mi habitación para tomar una toalla y llevarlo al baño pero..., cuando volví estaba tirado en el suelo y no despertaba —explica con rapidez  y conteniendo el llanto.

Sus palabras causan un revuelo en mí y por un instante creo que me voy a desmayar. Por instinto mi vista comienza a nublarse .

—¿Pero qu-e d-dices? —solo puedo responder eso— ¡¿Cómo está él, dónde está, Vivían?!

Vivían comienza a llorar, — Él se desmayó porque agarró las pastillas de dormir de mi padre, que son analgésicos muy fuertes y las consumió. Ahora estoy  en el hospital esperando respuestas de los médicos.

Un gemido de puro dolor se me escapa y saladas lágrimas se deslizan por mis mejillas mientras intento comprender la situación. Me apoyo de lo primero que encuentro a mi lado para no caer. Mi cuerpo se ha debilitado completamente.

—¿En qué hospital estás? Voy para allá —respondo como puedo.

—En el central, mi padre está conmigo por suerte se encontraba en casa y lo trajimos en el auto nada más lo descubrimos.

—Vale, no te vayas hasta que llegue —dicho eso cuelgo y con suma agilidad me muevo pensando en cómo contarle la noticia a mi madre.

¿Y si no se lo cuento? ¿Estaría bien?

¿Y si solo tomo un taxi y voy sin ella?

Creo que sería mejor no preocuparla.

Opto por escabullirme e ir sola, aún no se si la situación es grave, en caso de que lo sea mi madre será la primera en saber, por ahora prefiero no avisarle para que pase la noche tranquila.

OK, ¿que puede hacer una chica de 17 años al respecto?

Con cuidado me acerco a la habitación de mi madre. Su puerta está entreabierta, asomo las narices y me percato de que su nuevo novio no está, he pasado toda la tarde en mi habitación después de la conversación con Nico que ni siquiera me he enterado de lo que sucede afuera. La última vez que vi a ese hombre fue cuando mi madre me alcanzó la cena hasta mi cuarto, él estaba a su lado. Gracias  a Dios ya se fue.

Suspiro con alivio y entro a la habitación de mi madre.

Si no fuera por la situación de mi hermano hubiese gritado de felicidad. Mi madre está dormida y no hay ser en la tierra que la despierte, parece atravesar por el quinto sueño.

Sin más rodeos agarro una chaqueta, me pongo unos jeans, tomo prestado dinero de mi madre y cojo un taxi en la esquina.

La menor preocupación que tengo ahora mismo es que me secuestren. Si a Nico le sucede algo no se si podría soportarlo.

**

Al llegar me esfuerzo por localizar a Vivían y efectivamente la encuentro sentada en la sala de emergencias. Algo en mi cuerpo se vuelve amargo cuando pienso en mi hermano.

Mi amiga parece pasarla fatal, sus oscuras ojeras y el rímel regado por su rostro, la delatan. Ella quiere mucho a mi hermano y no solo eso, hace poco descubrí que ha estado enamorada de él desde hace mucho tiempo.

Cuando ella nota mi estancia se levanta de la silla en la sala de espera y corre a abrazarme. No puedo aguantar y ambas lloramos juntas. Realmente a pesar de todo Nico es muy querido, él puede maltratarme, yo puedo fingir que no me importa y que no lo soporto pero la verdad es que si él muere, yo muero con él y no me refiero a físicamente sino a una cuestión sentimental. Mi alma iría con él a cualquier lado.

—Todo es mi culpa, Mica, te juro que no fue mi intención —musita entre sollozos.

—No digas eso, nadie tiene la culpa solo él, es muy testarudo no sé en que estaba pensando cuando tomó esas pastillas —intento hablar con fluidez pero cada vez parece más en vano.

—Sí es mi culpa, debí haberme quedado a su lado, debí haberlo escuchado —se lamenta.

Con mi mano derecha le acaricio su cabello y sostengo su rostro para mirarla fijamente.

—Todo va a salir bien, él es fuerte, no creo que unas pastillitas de mierda lo derrumben.

Intento animarla y a su vez animarme internamente sonriendo con nostalgia cuando en realidad lo que necesito es pasar por encima de los médicos y entrar a esa sala donde se encuentra mi hermano para llorar en sus brazos, aunque él no pueda escucharme.

Vivían asiente en complicidad y toma una bocadana de aire. En eso veo que su padre se acerca a nosotras y lo miro con atención.

—Están solicitando a los familiares de Nicolás —avisa y no dudo en correr hacia el doctor que se encuentra en la puerta de la sala.

Temo lo peor.

—Buenas noches —saludo al doctor y me seco las lágrimas.

Él asiente y me mira con ¿lástima ?

Creo que me dará un infarto si se demora un minuto más en hablar.

—¿Eres la novia del chico? —indaga.

—No no, soy su hermana.

—¿Eres mayor de edad?

—Si si —no dudo y miento al instante.

—Bueno, el chico permanece estable en estos momentos. Logramos hacerle una limpieza y extraer los medicamentos ingeridos pero...

—¿Pero?... —pregunto preocupada a punto de romper en llanto.

Vivían se acerca a nosotros todavía agobiada y exclama:

—¡Él está bien!, ¿verdad doctor?

El doctor parece suspirar tenso y comienzo a temblar por la ansiedad.

—No les puedo asegurar nada, es un poco delicada su situación ya que además de esas pastillas contiene mucho alcohol en su sangre, es un milagro que no haya sufrido un paro cardíaco. De haberse demorado un poco más en llegar no hubiese resistido.

Bajo la cabeza y mis lágrimas salen con fluidez, no puedo contenerlas. Solo de pensar en que Nico muera, me causa pavor. El doctor parece darse cuenta de lo mal que la pasamos y continúa sin dar muchos detalles.

—En estos momentos tiene un suero y necesita descansar. Pero dependiendo del tipo de organismo puede o no permanecer en un estado de coma —aclara y abro los ojos como platos.

—¡¿Coma?! ¿Nico en coma? —razono en voz alta lo que acabo de escuchar y mis piernas se debilitan.

Vivian le agradece al doctor y este se marcha para continuar con su trabajo.

Ahora solo queda sentarse a esperar...

**

Una hora después todo seguía igual, sin respuestas. El padre de Vivían nos trajo una merienda para poder pasar mejor la noche. Lo único que necesito es tener certeza de que mi madre no despertará y se dará cuenta de que salí, aunque eso es irrelevante ahora para mí.

Mientras le daba una mordida a mi pan con jamón noto que Vivían ni siquiera quiere comerse el suyo y me lo estrecha.

—Debes comer, anda

Ella niega con la cabeza, —No puedo, perdón.

—Que perdón ni que nada, si no comes vas a desmayarte, por favor ya tenemos suficiente con Nicolás —le advierto y ella pone cara de angustia.

Inmediatamente la abrazo para calmarla, ella aunque parezca extraño es más débil que yo, mientras que yo podría hablar con mi cerebro y controlar más mis emociones a ella le es imposible y más si esta enamorada de Nico.

Aunque no creo que sea más fuerte lo que ella siente por él que lo que siento yo...

—Él va a mejorar verás, no podemos estar solo llorando vamos a deprimirnos y no es bueno. Nico nos necesita con fuerza, vivas, además conociéndolo si pasa todo esto se va a burlar de nosotras por llorarle. Ya me lo imagino: "Y ustedes siempre haciendo drama, qué ¿creyeron que iba a morir? , baff ridículas" —mis palabras causan una risita tonta en ella y me alegra verla sonreír.

No se imaginan como la estoy pasando pero si me pongo a solo llorar y lamentarme no va a solucionar nada. Prefiero pedirle mentalmente a Dios o a San Patricio que todo salga bien.

—Tienes razón, voy a controlarme —suspira ella— Pero...antes quiero comentarte algo.

Rápidamente vuelvo mi atención a ella un poco curiosa.

—¿El que?

—Verás, no estoy segura de hecho es algo sin sentido pero quiero que lo sepas igual. —dice y me parece muy nerviosa. Eso hace que yo me ponga de los nervios también.

—Habla ya que me va a  dar algo.

Vivían se acerca más a mi como para evitar que alguien más escuche, pareciendo tonta porque en ese maldito hospital si hay dos personas más es demasiado.

—Cuando Nico llegó a mi casa, mientras lo arrastraba al sofá pude escuchar algunas cosas que estaba diciendo. Puede que solo sean cosas sin sentido y estúpidas pero me quedé intrigada. —comienza a decir y la observo en silencio— Dijo algo de tu madre...

—¿De mi madre? ¿Qué dijo por el amor de Dios? —la sigo presionando y ella solo abre los ojos.

—Mencionó algo de que él debía cargar con una maldita verdad y que espera que su madre no haga la mismo otra vez. También dijo que le robó el marido a alguien... Cosas raras su aclaración me deja boquiabierta pero al principio no entiendo bien.

—¿Que le robó el marido a alguien? ¿Me estás diciendo que mi madre es una cualquiera? —suelto sin pensar.

—No no no, espera, yo solo repito lo que dijo tu hermano no le encuentro mucho sentido pero bueno. ¿Ella no estuvo casada con tu padre? —pregunta.

Frunzo las cejas pensando un momento y respondo :

—Creo que si, recuerda que mi padre antes de morir vivió con nosotros un tiempo. Siempre estuvo ausente pero venía a dormir y...desaparecía por días —mientras lo digo pienso y razono todo.

¿Será que mi padre tenía otra mujer?

Oh por Dios.

Basándome en lo que según Vivían dijo mi hermano, al parecer mi madre nunca se ha casado o ha estado en algo formal más bien ¿le roba el marido a otras? ¿Mi padre estaba casado y mi madre era su amante?

No no no, eso no puede ser. No tiene sentido. Mi madre es una mujer decente de casa, de familia.

—Esto tiene que ser una broma, espero que en verdad no tengan sentido sus palabras —digo.

—No lo sé, amiga, solo estoy segura de que venía muy afectado y hablando cosas raras. También mencionó algo de hijo bastardo, no estoy muy segura pero sí —explica Vivían y vuelvo a caer en una guerra de interrogantes.

Maldito día.

—Que raro... —musito.

—¿Tu mamá tiene novio? —pregunta Vivían de repente y asiento.

—Hoy lo trajo para presentárnoslo y fue cuando Nico salió hecho una furia, yo lo seguí y tuvimos una conversación extraña. Según él hay cosas que yo no sé y que no me corresponden saber —digo profundamente—, pero algún día voy a averiguar.

—¿Qué cosas?

—Eso mismo quiero saber. No tengo idea. Necesito tener una plática seria con mi madre y que me explique mejor —espeto y suspiro tediosamente para entonces continuar con mi merienda.

***

3:23 am

—¿Estás segura de esto? —musita Vivían a mi lado.

—He dicho que si, no me importa que me saquen de aquí por los cabellos —afirmo

Ambas nos encontramos a dos pasos de la sala hacia donde trasladaron a mi hermano. Debo decir que este hospital no dispone de las mejores atenciones, los médicos son buenos pero no hay muchos y a estas hora de la madrugada menos. Sólo quedan uno o dos haciendo guardia además del que custodia la entrada y la salida de emergencia.

El horario de visita concluyó hace horas y no solo eso, sino que no nos permitieron visitar a Nico dado a que estaba pasando por un estado delicado y necesitaba descansar.

Sí, es lo que piensan, voy a entrar furtivamente para verlo, necesito de él.

—Vale pero ten cuidado que hay una enfermera rondando —avisa y me aprieta la mano.

—Lo tendré, tú estate atenta cualquier cosa me dices —asiente y respiro hondo antes de entrar a la sala.

La iluminación del lugar me hace sentirme extraña, la sala no es muy grande pero se puede estar cómodo en ella, al menos los pagos los asumió el padre de Vivían, él siempre tan considerado.

El cuerpo de mi hermano yace horizontalmente en esa camilla. Dos tubos atravesados por sus fosas nasales y uno un poco más grande en su boca. Me duele tanto verlo así que mis deseos son salir corriendo, sino fuera porque necesito pasar algunos minutos a su lado, lo haría pero no, voy a afrontarlo.

Me acerco suavemente con expresión nostálgica a su cuerpo. Las yemas de mis dedos se deslizan por todo el borde del colchón a medida que avanzo lentamente hasta llegar a quedar  a su lado. Mis ojos recorren cada espacio de su pálido rostro. Pasar de verlo lleno de vida a verlo así, me destruye.

—Hola... —lo saludo y sonrío para mi misma. Puedo sentir como una lágrima comienza a recorrer mi mejilla— Supongo que no vas a responder, tú siempre tan orgulloso...

Me fijo en su mano derecha y estrecho la mía para agarrarla con delicadeza. Una corriente se esparse por mi cuerpo.

—De verdad no sé por qué has hecho esto, no entiendo tu lógica y tampoco comprendo nada de lo que mencionaste en nuestra última conversación —digo mientras hiperventilo por el llanto. Aprieto su mano con más fuerza aún— Tengo miedo de que no vuelvas a despertar o incluso a gritarme o reclamarme por cualquier idiotez que cometa. Temo no poder sentir más tu mirada fría y llena de odio que me lanzabas, incluso tu incomprensión e ignorancia hacia mi persona me haría feliz antes de tenerte lejos y en este lugar.

Con mi antebrazo me seco las lágrimas del rostro y lucho por no hacer una mueca y caer al suelo para seguir llorando.

—Sé que guardas ese dibujo...también sé que significa algo para tí, algún día me dirás por qué tu cambio repentino después de tantos años. Siempre fuiste un chico rebelde e inmaduro pero cuando se trataba de mí eras capaz de matar solo para verme contenta, ¡y no lo niegues! —sonrío nuevamente sintiéndome tonta porque él no puede responderme. Me quiebro, estoy quebrada.

—Quiero abrazarte, joder, quiero que hablemos por horas de la vida, como antes y luego terminar jugando a la guerra de las cosquillas. Siempre me ganabas ¿recuerdas? Hasta cuando intentaba hacer trampas siempre me vencías —esbozo una sonrisa y vuelvo a limpiar mis lágrimas. Me agacho un poco hasta quedar cerca de su rostro.

Mi mano le acaricia el cabello mientras lo observo con ternura.

—Que tonta soy ¿cierto? De verdad agradezco inmensamente que no puedas oír todo lo que he dicho sino perdería nuestra batalla de orgullo. ¿Te has dado cuenta que nunca nos decimos te quiero o incluso, te amo? Solo nos tratamos como animales, aunque no olvidaré tu mensaje donde me decías "pelusa", ese apodo que tanto he extrañado....

De repente la puerta se abre y doy un brinco en el lugar.

—¡Venga apúrate, creo que la enfermera encargada pasará en unos minutos. Está supervisando la sala de al lado! —Vivían me avisa en voz baja un poco nerviosa y asiento.

—Ya salgo —afirmo y ella se va.

Me abalanzo para depositar un largo beso en la frente de mi hermano, aprieto los ojos con fuerza y le pido a Dios internamente que lo proteja. Solo necesito que no se lo lleve de mi lado.

—Te prometo que volveré y saldremos de aquí como si nada hubiese sucedido. No te vayas todavía, al menos no de esta forma, me siento muy culpable e idiota por no haberte repetido cada día de mi vida cuanto te quiero —rompo en puro llanto nuevamente y decido mirar hacia otro lado para poder marcharme.

La despedida duele, aunque espero que no sea infinita.

A pasos apurados salgo como ratón de la sala y me hago la loca cuando paso por la sala junto a la de mi hermano, en la que se encuentra la enfermera. Por suerte no me vio, estaba muy ocupada revisando al otro paciente.

Que alivio

Busco a Vivían inmediatamente y la encuentro dando brinquitos en el lugar, desesperada.

—¿No vas a entrar para verlo? —le pregunto.

—Que más quisiera, pero te has demorado demasiado y yo también quería decirle algunas palabras, Mica —se lamenta y presiento que esta un poco molesta.

—Aún tienes tiempo ¿no?

—No lo creo, mi padre me ayudó a averiguar y ahora es que las enfermeras supervisan a los pacientes, como te dije, ya le toca a ella pasar por su sala. Aunque es inútil, él no despierta —susurra cabizbaja.

El padre de Vivían tiene un amigo que trabaja en este hospital y por suerte se ha prestado para ayudarnos. No podía marcharme sin ver a Nicolás.

—Pensemos positivamente, ya verás que todo saldrá bien —la animo— Y siento haber demorado tanto, no debí ser tan egoísta.

—No te preocupes, lo entiendo, debes tener más cosas que decirle que yo —espeta.

—No seas boba, estoy segura de que ambas lo queremos muchísimo. Si él supiera —hablo con completa nostalgia, atravesando por un momento de tristeza.

Él va a volver Mica, él va a volver, no puede caer en coma.

No y no

—Chicas —siento la voz del padre de Vivían a nuestras espaldas— Voy a llevarlas a casa, si quieren yo paso la noche aquí y les aviso.

Niego inmediatamente, —No no, ya ha hecho bastante por él, muchas gracias.

—Es mi deber, además sino hubiera dejado esas pastillas en la mesa de la sala nada de esto estuviera sucediendo, lo siento mucho.

—No diga eso, no fue culpa de nadie. Nico es fuerte, él mejorará —confirmo forzando una sonrisa.

—Esperemos.... Pero ahora déjenme llevarlas, mañana tienen que ir a la escuela es demasiado tarde —recuerda.

—Verdad que si, ni había pensado en eso. Tienes razón, mejor nos vamos. Mañana será otro día. Ni modo, tendré que avisarle a mi madre —reacciono.

—Yo me voy a quedar —dice Vivían— No he podido verlo y esperaré a que la enfermera se distraiga.

—Pero hija, mañana tienes que ir al instituto, no puedes quedarte.

—Él tiene razón, en ese caso la que debería quedarse soy yo —digo.

—Mira, hagamos algo, yo me quedo y tú te vas. Mañana por la mañana le dices a tu madre la noticia y cuando ella llegue yo me marcho —sugiere Vivían y su papá parece pensarlo.

—¿Y la escuela? —pregunto.

—No voy, ya inventaré una excusa familiar.

—Vale, en ese caso, está bien —confirmo y el padre de Vivían asiente, igual.

—Llevaré a tu amiga y vuelvo contigo, cariño —le dice el padre de Vivían a ella.

Abrazo a mi mejor amiga y me dispongo lista a salir de ese hospital. Necesito llegar, tomar un baño y al menos dormir tres horas para estar un poco más animada mañana.

La brisa de la noche me golpea el rostro y me abrazo a mí misma por el frío. Casi a punto de subirme al auto del padre de Vivían siento que una voz conocida me habla.

—¿Necesitas una chaqueta?

El hermoso y reconfortante rostro de Hansel hace lo posible por esbozar una sonrisita y por algún motivo me calmo internamente.

Lleva su atuendo oscuro y me fijo que tiene puesta una chaqueta diferente ya que la que siempre trae, la tengo en casa.

Él empieza a deslizar el zipper de ésta y suavemente se la quita para estrechármela.

Ojos oceánicos siempre al rescate.


________________________

AHHHHHHHH amé este capítulo.

He llorado lo que no se imaginan

Duele, verga, duele....

Me duele por Nico.

¿Les gustó el capítulo?

Espero que lo hayan disfrutado o al menos haya causado alguna reacción en ustedes.

Gracias por todo...

Meme:

Hasta el próximo capítulo

No me odien
Yo los amo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro