21.¿Confías en mí?
Nota de la autora: Siento la demora, he estado un poco liada con un problemita de alergia que tengo, espero que me entiendan. El próximo capítulo me va a encantar mucho y no quise esperar para llegar a él, así que escribí este, que solo será el comienzo de algo...
Puede que demore en actualizar dado a que esta semana mi mejor amiga cumple quince añitos y su madre me obligó a que le escribiera una canción y se la cantará en su fiesta jajaja sí, también canto, no muy bien pero sí. En fin, prometo no olvidarme de ustedes :)
*capítulo con sin editar*
3....
2...
1...
CAPÍTULO VEINTIUNO
Las manos me tiemblan y mi corazón solo puede palpitar con desesperación pero eso no es impedimento para que vuelva a articular la pregunta del día. ¿Qué diablos viniste a hacer a mi casa?
Y Hansel, por supuesto, no respondía.
—¿No vas a decir nada? —insisto, mientras que él sólo puede mirarme con tranquilidad y esbozar suave y lentamente una sonrisa.
—¿No puedo venir a verte?
—¿Por qué querrías venir a verme? —digo enarcando una ceja.
Él se encoje de hombros, —Quizás porque te extrañaba.
—Mentiroso —acuso
—¿No me crees?
—¿Por qué debería creerte?
—Porque estoy siendo sincero —admite y se coloca una mano en el pecho.
Suspiro con tedio, —¿Ya terminaste?
Hansel parece confundido, —¿Con qué?
—Con la visita
—¿Quieres que me vaya? —inquiere y se acerca a mí para provocarme. Me tenso en el lugar y trago en seco.
—Por favor —es lo único que logro emitir en un susurro.
Él se aleja y apoya una mano en la pared justo a mi lado a pesar de tener la oportunidad de dar un paso atrás y cerrar la puerta en sus narices, no lo hago y me siento acorralada.
—Voy a fingir que no escuché eso —dice mientras busca mi mirada. Giro los ojos hacia otro punto, esos ojos azules pueden provocar que me desmaye aquí mismo.
—¿No te irás?
—Quiero irme y llevarme una mejor impresión de tí, creo que no estás siendo muy amable con los invitados, específicamente conmigo —afirma con una sonrisa.
—¿Quieres pasar, Hansel? —digo sin más remedio con un tono irónico. Aunque en realidad me muero de ganas porque pase.
La cuestión es :¿y si llega mi madre a casa y nos encuentra solos?
Espero su sonrisa de burla o su respuesta inmediata, pero nunca llega, en lugar de eso detallo su mandíbula tensada bruscamente y su punto de referencia hacia algo en específico a mis espaldas.
Frunzo el ceño confundida y sin pensarlo un segundo más decido girar lentamente la cabeza hacia atrás y cuando me volteo completamente, vuelvo a enderezarme de un brinco, lo menos que tengo ahora es valor de mirar a la persona que está a mis espaldas.
Nicolás
Mi hermano no parece muy contento y lo más raro es que no me observa a mí, sino a Hansel, ambos se miran con cautela y siento el ambiente más pesado que nunca.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Nicolás es el primero en hablar, rompiendo el temible silencio.
—Eso mismo iba a preguntar yo —Hansel lo reta con una ceja enarcada y una expresión poco amigable.
—¿Ustedes se conocen? —decido intervenir. Por suerte estoy en medio de ambos, sino por como se miran, los creería capaz de agarrarse a golpes.
—Por desgracia, sí —admite Hansel.
—¿Qué has venido a hacer? y ¿Por qué hablas con mi hermana? —pregunta Nico, con voz amenazadora.
Miro a Hansel y noto que parece completamente perplejo por un instante.
—¿Tu hermana? —indaga atónito y me mira a mí— ¿Eres hermana de este idiota?
Trago con detenimiento, —Sí.
—¿Vas a irte o tengo que sacarte a patadas? —amenaza Nico y se acerca aún más a nosotros, dejándome a mí entre ellos a una distancia de menos de diez centímetros de cada uno, creo que el aire comienza a faltarme.
—No veo necesaria la violencia —dice Hansel y me asombro un poco, realmente creí que lo iba a golpear primero o quizás a provocar.
—Pues, desafortunadamente apareces en un momento un poco inestable y confuso de mi vida, no sé de qué otra manera reaccionar —espeta Nico intentando parecer relajado.
—Te aconsejo que vayas a un psicólogo
Nico se frota las sienes intranquilo.
—Y yo te aconsejo que te vayas de mi casa y alejes tu puta presencia de mi hermana, ¡ahora! —el grito de advertencia de Nicolás hizo resonar las paredes de la sala.
Hansel asiente con una expresión que no descifro.
—Está bien, pero solo por hoy, no renunciaré a ella ni por tí, ni por nadie —aclara con firmeza— Nos vemos, Estrellita —se despide dedicándome una sonrisa y se marcha sin mirar atrás.
Mi corazón palpita aún más fuerte con sus palabras ¿está hablando en serio? ¿Por qué no va a renunciar a mí?
Dios mío creo que me dará un ataque cardíaco.
Estrellita, esa se ha vuelto mi palabra favorita últimamente.
Con demasiada tensión sobre mi cuerpo me quedo paralizada observando con curiosidad y confusión a Hansel mientras se aleja aún más de mi casa.
—¿Qué acaba de pasar? —me pregunto a mí misma pero lo suficientemente alto como para que mi hermano lo escuche.
Nico suelta un suspiro a mis espaldas y cuando me volteo me doy cuenta de que ambos estamos demasiado cerca, tanto que me resulta extraño, puedo sentir el calor de su cuerpo irradiar e impregnarse en el mío.
—¿De dónde se conocen? —le digo en un susurro con un poco de cautela para que no tenga un ataque de nervios y me mande a la mierda, como siempre.
Para mi sorpresa él baja la mirada y me mira fijamente.
—Es una larga historia —asegura impactado—. Sígueme.
La piel de su mano hace contacto con la mía y trago en seco dejando que me guíe hacia donde sea, no quiero equivocarme pero vamos directamente a su habitación.
Me freno abruptamente y Nico me mira con el ceño fruncido.
—¿No quieres que te cuente?
Afirmo indecisa, con la cabeza.
—¿En tu habitación?
—Anja, ¿por qué te sorprende? —indaga tranquilo.
—Porque nunca me dejas entrar tan fácilmente —declaro
Él esboza suavemente una leve sonrisa y niega con la cabeza, —¿Quieres saber o no?
—Si quiero.
—Entonces deja de poner excusas y entra a mi habitación, vamos —dice y vuelve a jalarme por el brazo hasta que en menos de cinco segundos ambos estamos en el interior de sus aposentos.
No es como si nunca hubiese entrado, claro, pero las veces que lo he hecho últimamente, han sido de manera furtiva, sé muy bien que mi hermano no me quiere cerca de sus cosas, mejor dicho, no me quiere cerca ni de él mismo. ¿Por qué será?
—Puedes sentarte en la cama si quieres —sugiere y no dudo en hacerlo cuidadosamente.
Creo que esto es una especie de cámara oculta.
Espero no salir por Internet.
Nico se acerca a mí con rapidez y se sienta a mi lado en la cama, ambos nos giramos hasta quedar frente a frente.
—¿Entonces? —hablo indicándole que comience a contar.
Él suspira antes de empezar.
—¿Recuerdas a mi novia?
—¿Gaby? —indago con una ceja enarcada.
Nico asiente, —Bueno, él es su hermano.
¿Qué?
Espera
—¿Qué? —espeto completamente confundida.
—Hansel es hermano de Gabriela, mi novia, la pelirroja que conociste en la boda, boda que casualmente era de su tía —explica sin paciencia, pero creo que la perplejidad por la que estoy pasando no me deja pensar claramente
No dejo de parpadear repetidas veces, creo que he comenzado a ver borroso.
—¿Mica? —siento la voz de mi hermano llamándome y a duras penas capto el movimiento de su mano agitándose frente a mi rostro haciendo un intento porque reaccione, pero es muy tarde, creo que me desmayaré.
Respiro profundo para evitar caerme rendida en la cama de mi hermano—eso no puede pasar—me froto las sienes y me pongo una mano en el pecho para aliviar mi incontrolable respiración.
Es que no puedo procesar que el chico tan extraño, grosero, poético, profundo e indescifrable que conocí aquella tarde desde mi azotea, chico con el cual he soñado por días imaginando como sería acercarme más a él, resulte ser el hermano de la persona o al menos una de las personas más odiosas, irritables y desagradables que conozco, que además es mi cuñada.
Esto es demasiado para mi cerebro.
Y lo peor del día no es que me hayan contado que Hansel y Gabriela son hermanos, lo peor de todo es que en cuestión de segundos acabé perdiendo el conocimiento y la cama no fue precisamente mi fuente de apoyo, más bien el torso desnudo de Nicolás.
Genial
¿Ya dije que genial?
Pues esto es un desastre.
**
Un fuerte aroma que me es conocido me hace resaltar en el lugar y abro los ojos con rapidez. Lo primero que noto es una oscuridad profunda que me aterra, intento a través del tacto darme cuenta de donde me encuentro y me pego un grito ahogado al sentir con la yema de mis dedos un el cuerpo de alguien al otro lado de la cama.
—Ah, ya despertaste —la voz inconfundible de Nicolás hace eco en el lugar e inmediatamente me doy cuenta que estoy en su habitación.
Claro como olvidarlo.
—¡Me asustaste! —acuso y reacciono de pronto— Un momento, ¿que estoy haciendo aquí ? —pregunto atónita.
—Te desmayaste —me recuerda.
La oscuridad es tanta que siento que hablo sola, ni siquiera logro captar donde se encuentra Nico con exactitud.
—Ya lo sé, pero por qué no me llevaste para mi cuarto.
—Porque no soy el príncipe azul que anda cargando a damicelas en apuros para llevarlas a sus aposentos reales —ironiza y hago una mueca.
Odioso.
—¿Por lo menos podrías encender la luz? ¿Por qué la has apagado? —me quejo
—Me gusta la oscuridad
—A mi no
—No es mi problema
—¡Enciéndela ya! —exclamo harta.
Seguido de mis palabras él hace lo que le pido y mis ojos se abren escandalosamente cuando noto que Nico solo anda en unos bóxers rojos.
¿Será que no tiene otro color de bóxers?
Me giro rápidamente sobresaltada tapándome los ojos
—¡Pero que haces!
—Solo encendí la luz —dice fingiendo inocencia.
—Me refiero a que por qué estás en ropa interior.
—No es para tanto, tampoco estoy desnudo, además somos hermanos
Claro como olvidarlo
—Lo sé, pero estamos muy mayorcitos para vernos en esas condiciones —murmuro
—¿Te da miedo tener pesadillas? —siento que se burla.
—No es gracioso, vístete
—Estoy en mi habitación, si te molesta, puedes salir —aclara y bufo con tedio.
Me dirijo a la puerta y agarro la manija para salir cuando me acuerdo de algo importante.
—Solo para estar segura ¿nuestra conversación sucedió realmente o fue solo un sueño?
Que sea un sueño
Que sea un sueño
—Que más quisiera yo que haya sido un sueño, pelusa —dice con un tono agobiante.
Me dispongo a irme pero algo me detiene nuevamente.
—¿Cómo me llamaste? —espeto asombrada de espaldas a él.
—Dile a Vivían que vuelva a quedarse aquí pronto —habla y me doy cuenta de que cambia de tema abruptamente. Asiento y salgo de la habitación, por fin.
¿Se arrepiente de haberme llamado pelusa?
Que tanto ocultas Hermanito.
Recostada a la puerta suelto un bufido y me froto la frente a raíz de un gran dolor de cabeza repentino que me azota. Con una expresión de molestia decido ir a mi habitación para acostarme y descansar un poco, quizás tantas emociones seguidas empiezan a acabar conmigo.
Al estar entre las cuatro paredes de mis aposentos reales—como dice Nicolás—me abalanzo hacia la cama y me quedo mirando al techo varios minutos hasta que decido tomar mi celular y echar un vistazo a las últimas notificaciones.
Sí, soy así, aunque tenga un horrible dolor de cabeza a veces me resulta difícil soltar el celular.
Inspecciono en el grupo de WhatsApp y realmente no encuentro nada relevante, todo es en referente a los estudios y chorradas de los idiotas de mi salón, nada productivo que pueda ser de mi interés.
Rendida opto por entrar a mi biblioteca y buscar nuevos libros, ya todos los pendientes los he leído, definitivamente no creo poder parar nunca.
Entro al perfil de mi escritora favorita y noto que no ha publicado absolutamente nada, y es así, ella no es de publicar muy seguido, su historia más reciente me ha dejado con mucha intriga, además de que he tenido que cambiarme las bragas muy a menudo, vaya prosa erótica.
Debería darme vergüenza
Pero no, no me da ninguna.
Sonrío sola a causa de mis pensamientos y me centro en mi búsqueda cuando de repente el celular en mis manos comienza a vibrar y no son vibraciones casuales sino muy contínuas.
Alguien me está llamando.
Lo más extraño es que solo aparece un número desconocido en la pantalla, no tengo su número registrado. No acostumbro recibir llamadas de equivocados o bromas telefónicas, es por eso que me causa curiosidad saber quién me solicita y como ha conseguido mi número.
Ya lo averiguaré.
Justo en el instante que decido desplazar para contestar la extraña llamada, la persona al otro lado de la línea cuelga.
Genial
Maldigo en voz baja y comienzo a dar vueltas en la cama en la espera de que llame nuevamente. No pienso llamarle yo, sea quien sea.
Así es amigos, mi orgullo se mantiene firme hasta con personas desconocidas.
Ni siquiera sé si es un extraterrestre pero yo muy orgullosa.
Vuelvo a sentir una vibración, me apresuro para ver de que se trata pero la decepción me invade cuando veo que no es una llamada, solo un mensaje.
Espera, ¿un mensaje? ¿Del mismo número?
Una nueva esperanza vuelve a mí y en un movimiento rápido y ágil con mis dedos termino abriendo el dichoso mensaje del número desconocido.
Desconocido:
¿Tanta curiosidad tienes?
Pues no tengo problema en que me acompañes :)
Frunzo el ceño sin entender absolutamente nada. ¿A qué se refiere con "curiosidad"?
Yo:
¿Quién diablos eres? ¿Y cómo tienes mi número?
Desconocido :
¿En serio no sabes? Te daré una pista, tiene cinco dedos en cada mano y una nariz :)
Yo:
No me da gracia ¿vas a decir quién eres o reporto tu número para que lo bloqueen?
Desconocido :
Calmate fiera, y después dices que el grosero soy yo, Ja.
Diez minutos y paso a recogerte a casa. Atentamente: Un grosero anónimo :)
Ya veo de quien se trata. No estoy completa y exclusivamente segura de ello, pero no creo equivocarme.
Yo:
¿Hansel?
Desconocido:
Me maravilla la facilidad que tienes de descubrirme ¿tanto me conoces?
Yo:
Tengo buena memoria.
Desconocido:
Ya veo. Ocho minutos y paso a recogerte.
Yo:
¿No eran diez?
Desconocido :
Ya han pasado dos, no te arregles tanto, me gusta verte lo más natural posible. Nos vemos, estrellita:)
Decido no responderle y simplemente prepararme, lo conozco lo suficiente como para suponer que se aparecerá si o sí. Aunque tengo demasiadas dudas y preguntas sin respuestas que me urgen saber, no puedo seguir ajena al hecho de que Hansel y Gaby son hermanos. ¿Cómo pueden ser hermanos y no tener nada que ver uno con el otro?
Ella es demasiado segura de si misma, muy creyente en cuanto a su persona, sabe muy bien de lo que es capaz y eso he podido comprobarlo las únicas dos veces que me he cruzado con ella. Sin contar su forma de vestir tan llamativa, juraría que su familia tiene muy buen dinero, y mis sospechas son comprobadas dado a la exclusiva y expléndida boda a la que asistí la cual según era de su tía.
Mientras que Hansel, es demasiado frío y su persona irradia oscuridad. Nunca jamás, de los jamases lo he visto usando aunque sea un atuendo de otro color que no sea el negro.
A simple vista uno puede asumir que se trata de un vagabundo delincuente que frecuenta las calles, aunque creo que está lejos de la realidad, nunca he visto un vagabundo que huela tan bien o que tenga tan buenos modales y sepa sociabilizar tan bien como lo hace él a pesar de ser un grosero.
¿Existe posibilidad de que los hayan cambiado de cuna en el hospital donde nacieron?
De seguro sus verdaderos hermanos andan regados por ahí.
No, no creo.
El timbre de la puerta principal me hace resaltar y corro hacia su dirección para impedir que alguien más vaya en mi lugar, prefiero que Nico no vuelva a verse con Hansel, no en mi presencia.
—Hola —saludo en un sollozo, sofocada por correr hacia la puerta.
Hansel eleva su comisura izquierda para sonreirme.
—¿Nos vamos?
—Por favor —le digo y solo salgo por la puerta, la cierro a mis espaldas y comienzo a caminar a su lado hasta sabe Dios donde...
No me reconozco.
Ni siquiera tomé mi celular.
Ya vale, estoy loca, pero este chico me da seguridad, no creo que sea mala persona.
—¿Hacia donde me llevas exactamente? —pregunto al darme cuenta de que nos dirigimos a una dirección opuesta al centro de la ciudad.
—Es sorpresa
Freno en seco y él hace lo mismo.
—No me vengas con eso que creo que me vas a secuestrar —digo un poco asustada pero más bien en broma.
Hansel sonríe, —Tranquila no pienso hacerlo, no soy tan cobarde, prefiero ganarte antes que llevarte a la fuerza —admite mientras observa a su alrededor.
Sonrío interiormente, —Es bueno saberlo.
Un minuto de silencio transcurre en el camino, hasta que él decido romperlo.
—¿No sabías que Gabriela era mi hermana?
—No, solo la he visto dos veces y ni en un millón de años se me ocurriría asociarlos a ambos —aclaro.
—Somos muy distintos, ¿no?
Asiento y él vuelve a sonreír.
—Nunca fuimos muy cercanos pero la quiero mucho, y no me gusta que esté con tu hermano —afirma sin ningún tipo de rodeos.
—¿Por qué?
—Tu hermano no es la clase de hombre que quiero como cuñado, es promiscuo y no lo asocio en una relación fija —explica.
Si supieras que Nico es más que eso.
Acepto que es promiscuo y sale con muchas chicas, pero estoy segura de que cuando tiene novia la ama y la respeta aunque sea la último que haga.
—Él es genial en sus relaciones —digo de pronto y Hansel me mira confundido.
—¿En serio? Porque la última vez que lo llamé a su móvil casualmente me contestó una chica, al parecer una de las perras con las que se acuesta —espeta indignado.
De pronto una corriente de electricidad azota mi cuerpo y siento algo en el estómago.
No, no puede ser.
—¿Cuando fue esa última llamada que le hiciste? —indago.
—Hace poco, creo que fue el mismo día de la boda de mi tía —afirma y casi siento que me voy a volver a desmayar.
Genial, esto es un caos.
—No, espera Hansel, esa chica que te contestó la llamada no fue ninguna perra
—¿De qué hablas? ¿Cómo puedes saber eso? —inquiere perplejo.
—Porque fui yo
Él deja de caminar por un momento y lo piensa primero.
—¿Qué? —escupe atónito.
—Ese día antes de ir a la boda yo entré a su habitación y tomé su celular sin permiso suyo, él estaba en el baño duchándose —comienzo a explicar.
—Ahora entiendo por qué tu voz me era familiar —murmura tan bajo que a duras penas lo entiendo.
—Fuiste muy grosero conmigo —le digo.
—Eso no es novedad ¿cierto?
Blanqueo los ojos, —Esa vez fue de verdad.
—¿O sea que ahora es de mentira? —indaga divertido.
Le golpeo el hombro con frustración, un poco burlona y comenzamos a caminar lentamente.
—Deja de irme a la contraria siempre.
—Lo siento, no puedo —admite sonriendo
—¿A no?
—No, es que cada vez que lo hago tu rostro se contrae y la pequeña arruga de tu frente aparece —confirma.
—Grosero —acuso sin poder contener las risas.
—Aún no olvido cómo casi te ahogas bebiendo agua de ese pomo cuando me viste —recuerda y se burla.
—Muy gracioso, prefiero olvidarlo.
—Bueno, siento que hay algo que no podrás olvidar, más bien afrontar —dice.
—¿Cómo que? —enarco una ceja.
—Pronto lo verás, Estrellita.
**
En todo el resto del camino decido no interrogarlo más, ninguno de los dos luchamos por sacar conversación alguna, se tornó demasiado incómodo el recorrido.
Después de alrededor de diez minutos de viaje a puros pasos, comienzo a ponerme nerviosa a causa de unos recuerdos que atormentan mi subconsciente.
El día que lo perseguí, el día que perseguí a ojos oceánicos.
Genial
¿Por qué siento que vamos por el mismo camino?
—¿Falta mucho? —rompo el silencio.
Hansel niega, —No, solo nos falta atravesar la carretera.
Trago en seco al notar que es la misma carretera solitaria por la que transité detrás de él esa tarde.
No. Puede. Ser.
Estoy comenzando a tener miedo. ¿Y si me asesina y tira mi cuerpo al lago del bosque?
No quiero morir virgen
Luego de cortos minutos caminando, por fin confirmo mis sospechas al notar que Hansel se detiene justo en la entrada del extraño bosque en el que entró cuando lo perseguía. ¿Qué tanto piensa?
—¿Confías en mí? —pregunta mirándome fijamente a los ojos.
Me derrito.
Trago grueso, —Eso creo.
Él asiente y me estrecha su mano. Sin dudarlo dos veces la tomo y me estremezco tras el contacto de nuestra tan delicada y caliente piel. Mi corazón se acelera y lucho por mantener el ritmo mientras ambos nos adentramos al interior del profundo bosque misterioso...
__________________________
Ahhhhhh. Griten aquí si aman a Hansel.
Ohhhhh. Griten aquí si aman a Nico
Uhhhh. Griten aquí si los aman a los dos.
¿Qué les pareció?
Hasta próximo capítulo
No me odien
Yo los amo
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro