Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18. "Siempre hay una primera vez "

Nota de la autora: Linduras, perdón la demora andaba sin Internet. Espero que me hayan extrañado porque yo lo hice y pues, aquí les traje un nuevo capítulo  espero que lo disfruten y dejen su votico y sus humildes comentarios.

Puede que encuentren algunas fallas, si es así, me avisan.

Gracias x todo, que tengan dulces sueños bebés.

(Para que no se quejen, este capítulo es más largo que los demás jahaha disfrutenn)

3....

2....

1....


Dedicado a AngelicaBetancourt74

CAPÍTULO DIECIOCHO

Si fuese espectadora pagaría sin dudas por ver esta escena. Hansel y yo brincando por la reja de mi casa a medianoche, o no, él de seguro brinca como todo un Jackie Chan de las artes marciales pero ¿yo?. Eso será un gran espectáculo, amigos.

Debería considerar trabajar para el circo.

—¿Brincas tu primero, o brinco yo?

A mi lado Hansel se acariciaba la barbilla razonando la manera para salir de él claustrofóbico lugar. Cuando niña tuve ese problema, no podía estar en espacios cerrados me ponía de los nervios y bueno, por alguna razón me siento asfixiada.

Imagínense estar en un pequeño espacio—no tan pequeño pero de todos modos estoy enjaulada— con el chico que te remueve el piso y para colmo sin oportunidad de escapar si pasara cualquier cosa. Me refiero a si tengo que salir huyendo como normalmente lo hago con su presencia.

El destino me ha jugado una mala pasada.

¿Este es mi castigo por pecadora?

Niego con la cabeza ante su pregunta, —No, ni te lo imagines, no pienso brincar esa reja.

Él se gira hacia mí y en arca una ceja divertido.

—¿Ah no? ¿Y como piensas salir de aquí? —reta.

Comienzo a pensar en una respuesta convincente pero me doy cuenta inmediatamente que sería absurda. Cuanto desearía en estos instantes ser descendiente de una familia de brujos o algo así para poder volar.

Tengo que dejar de leer libros de fantasía.

—Pues, no lo sé, ya se me ocurrirá algo —me encojo de hombros.

Hansel suelta un rápido suspiro a mi lado y por el rabillo del ojo lo noto negar con la cabeza, como si fuese absurda mi situación, y sí, lo es.

—Bueno, tú haz lo que quieras

Y pronunciando esas palabras coloca un pie en el muro que sostiene la reja y ayudándose con sus manos, se agarra de éstas, luego cruza una pierna y la otra hasta que de un brinco cae del otro lado, dejándome boquiabierta.

Pestañeo repetidas veces vacilando como tonta.

Él eleva ambas cejas y me observa con una burla sensible y amable en su rostro.

¿Burla sensible y amable?

Bueno yo me entiendo, su mirada emana burla total hacia mi persona, pero a la vez con una nostalgia y un cariño notable que me pone los vellos de puntas.

Igual es idea mía.

—Te espero, Rapunzel —esconde las manos en los bolsillos de sus jeans y adopta una posición cómoda y relajada. Mientras que yo solo puedo mirarlo perpleja a través de la reja, sin saber que hacer exactamente.

Hago una mueca por como me llama, —No soy Rapunzel.

—Lo sé, eres más hermosa —dice y suspira como si hubiese dicho algo malo y se lamentara de ello.

Mis mejillas se tornan color carmín gracias a mi sangre que apresuradamente se apodera de ellas. En fin, me sonrojé.

—¿Cómo, se supone que cruce? —pregunto.

—Pues, tú repites lo que me viste hacer y...

—¡Ni hablar! ¡¿Y si me caigo, ya viste la altura desde el final de la reja hasta el suelo?! ¡Me quedaré sin dientes! —exclamo como loca desquiciada. Por un momento me acuerdo de Vivían.

¿Donde estarás, amiga?

Espero no llegar demasiado tarde y que Xavier la haya violado. Es muy capaz.

Hansel sonríe y niega, —Vamos, hazlo, te atraparé —asegura relajadamente.

Niego con la cabeza repetidas veces, —No, no, tengo miedo.

—¿No confías en mí? —indaga de repente y me observa con tanta profundidad que no soy capaz de aguantar su mirada.

—¿Por qué debería hacerlo?

—Porque no quiero hacerte daño, créeme, si deseara hacerlo oportunidades no me han faltado —afirma— Vamos, te sostengo —avisa y extiende los brazos con anticipación para mantenerme relajada. No puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Con cuidado repito sus movimientos cautelosamente. Apoyo mi pie izquierdo en el muro, con mi mano derecha agarro la reja y fuerzo para quedar parada en el muro.

Estando arriba trago en seco, lo siento más difícil que como lo imaginaba y obviamente me echo para atrás.

—No puedo hacerlo —aseguro con un notable miedo.

—Vamos, no te dejaré caer —Hansel extendía sus manos para darme seguridad cuando decidiera bajar.

Niego con la cabeza rápidamente, —¡No, no, no puedo! —grito alarmada y aprieto mis párpados—Soy muy cobarde.

Aún agarrada de la reja en lo alto miro a Hansel y él tras mis últimas palabras adopta nuevamente su posición despreocupada y me observa incrédulo.

—Como quieras —habla y da su espalda para comenzar a caminar.

—¡Espera! ¡¿A dónde te crees que vas?! ¡Hansel! ¡Hansel! —exclamo como loca intentando no hacer demasiado ruido y repitiendo su nombre entre dientes para hacerle entender que no estoy jugando.

Él solo ha dado dos o tres pasos no se encontraba muy lejos de mí pero el pánico me atacó e hice lo que menos esperaba. Me aterró la idea de verme sola en la calle a esa hora, entonces coloqué mis ovarios en su sitio y en un dos por tres di un brinco. Me dispuse a tirarme para la acera.

Aprieto mis ojos con ímpetu debido al impacto que recibiré en mis piernas—las cuales, digamos que no son tan fuertes, sino muy vulnerables— y con las manos frente a mí esperando caer de rodillas e irme hacia delante, me protejo.

Aunque bueno, no hizo falta.

Un protector agarre me sostuvo antes de que cayera al suelo directamente. Suelto un largo suspiro y miro los brazos de la persona que me agarró, luego instintivamente mis ojos viajan hacia su rostro y analizo su expresión.

Ay, ojos oceánicos.

Hansel me observa con una sonrisa tierna esbozada, adoro ver los hoyuelos que se forman en sus mejillas.

—Al parecer no eres tan cobarde —susurra y sin darme cuenta nuestros rostros se mantienen demasiado cercanos, pero raramente, no rompo el contacto.

—Si lo soy.

—Un cobarde no salta de esa altura sin esperar que nadie desde abajo lo sostenga —afirma aún sonriendo sensualmente.

—Tal vez soy como Rapunzel —digo y esbozo una sonrisa orgullosa.

Hansel niega cautelosaente sin dejar de sonreír y musita:

—No eres Rapunzel, eres Micaaela, más valiente que ella.

Mi corazón palpita con más rapidez al sentirlo mencionar mi nombre, trago grueso y hago un esfuerzo por no perder el conocimiento en sus brazos.

Aunque sería bueno ¿se imaginan a Hansel cargándome como damisela secuestrada?

Ay no, hoy en día las princesas se salvan solas, no necesito un príncipe.

El chico frente a mí empieza a inclinarse con intenciones de darme un beso pero reacciono justo a tiempo y le corto la inspiración echándome atrás y enderezándome en mi lugar.

—Ya deberíamos irnos —acomodo mi cabello.

Hansel suspira con decepción, —Tienes razón.

Nos quedamos estáticos unos segundos, al parecer ninguno de los dos decidía quien iría delante aunque justo en el momento que me voy a hacer la valiente y caminar primero, él avanza.

En todo el camino no hablamos de absolutamente nada, todo fue silencio. Hansel iba dos pasos delante de mí en todo el recorrido.
Sinceramente temía que mis piernas fallaran de tanto temblar por su presencia.

Luego de unos minutos atravesamos la ciudad. Estábamos ubicados en medio de ésta, donde se encontraban todos los centros nocturnos, los parques y los alboroto mayores.

Repentinamente Hansel se detiene y casi impacto mi nariz en su ancha espalda.

—¿Qué pasa?

—Ven, camina adelante —pide él con seriedad.

Frunzo el ceño, —No, aquí estoy bien.

—Estrellita, camina adelante —insiste nuevamente sin mostrar ningún rastro de diversión.

—No me llamo Estrellita y creo que lo sabes bien —me quejo perpleja por el nuevo sobrenombre.

—Ya, como sea —y dicho esto me agarra por el brazo delicadamente y me dirige hasta quedar frente a él. Luego me indica que camine.

—¿Por qué tengo que ir adelante? —indago.

—No me gusta que andes detrás con esta oscuridad.

—Pero si he ido todo el camino atrás —hago una mueca.

—Tienes razón pero podía vigilarte bien, aquí en el centro no estoy muy seguro. En la madrugada hay mucha actividad y los delincuentes se apoderan de las calles —explica.

—¿Te importaría que me pase algo? —enarco una ceja y me siento tonta porque no me puede ver, dado a que me encuentro de espaldas a él.

—Na, es que no tengo deseos de pelear con nadie esta noche —responde con indiferencia.

Ugh, que Grosero.

Ante su comentario decido no decir nada. Claro tonta, ¿que pensabas? ¿Por qué le iba a importar en lo absoluto? Ni me conoce, soy una simple idiota que lo atormenta. Me avergüenzo conmigo misma por preguntarle semejante tontería, hasta que...

Lo escucho sonreír levemente, —Claro que sí, estrellita.

Aww que lindo.

¿Por qué me dice estrellita?

No puedo evitar blanquear los ojos al escuchar su "estrellita" debo admitir que se escucha lindo saliendo de su boca y hasta me erizo al escucharlo pero no entiendo el motivo de su referencia hacia mí.

Mis ojos viajan a un gran cartel que sobresale en la acera por donde caminamos. Se trata de la entrada de un bar muy conocido en la ciudad por los jóvenes. Nunca he ido dado a que cuento con solo diecisiete años.

Alcanzo a escuchar la bulla y la música desde afuera pero no me atrevo a mirar hacia adentro, ni siquiera ruedo los ojos hacia la ventana del costado y continúo mi camino como si nada. Hasta que de pronto alguien me jala por el brazo haciéndome retroceder.

—¿Qué sucede ahora? —le replico a Hansel

—Vamos a entrar.

—¿Eh?

—Lo que escuchaste.

—P-pero n-no, yo soy menor de edad —protesto al instante, y me alarmo porque nunca he estado en un sitio nocturno como  este.

Estoy asustada.

—Tranquila, yo te entro —afirma Hansel a la misma vez que pone un pie dentro de la disco. Mientras que yo me mantengo haciendo presión a su agarre desde afuera.

Niego con la cabeza, —No, no voy a entrar allí —digo asustada.

Él frunce el ceño, —¿Jamás te has colado en un centro nocturno?

Bajo la cabeza un poco avergonzada, —Nunca.

Lo escucho suspirar y acercarse a mí.

—Escucha —me toma con delicadeza el rostro y coloca sus manos en mis mejillas haciéndome alzar la vista—  Te prometo que no te pasará nada, nadie te molestará, pero necesitas entrar. Siempre hay una primera vez ¿no? —me dedica una sonrisita.

Si claro, y últimamente te has vuelto mis "primeras veces".

Tendré que decirte "primera vez" en lugar de "Ojos oceánicos".

Asiento forzando una sonrisa, pero al mismo tiempo muriendo de miedo por lo que encuentre ahí dentro.

Soy una chica sana, ok.

Avanzamos y después de que Hansel diera una edad falsa de ambos y el señor de la puerta nos cediera el paso con facilidad, lo primero que me hace tensar es la cantidad de personas que abundan a mis alrededores.

Todos bailaban y la mayoría estaban sentados en grupo bebiendo. Hansel me agarra la mano y mi ritmo cardíaco se descontrola.

—No te separes de mí ¿vale? —advierte apretando mi mano. Asiento y lo sigo.

Mientras caminamos entre la multitud de personas observo con detenimiento a cada persona de la fiesta. Hago una horrible mueca al notar que una chica con la ayuda de un palito de plástico absorbía un extraño polvo blanco que abundaba en la mesa.

Hansel apresura el paso y me veo obligada a hacerlo también. Aunque de un momento a otro se detiene abruptamente.

—Mira hacia la barra —sugiere y con discreción señala a ésta.

Me tenso en mi lugar al encontrarme a Xavier sentado junto con Vivían, la cual no parecía nada bien, cabe destacar que se movía de un lado a otro en su asiento.

¿Eso es otro síntoma del efecto Xavier?

Ay no, ya se la folló.

Me desgraciaron a Vivían.

Sin pensarlo suelto a Hansel dejándolo como tonto en su lugar —o eso creía— y me muevo hacia donde se encuentra Vivían. Debo ayudarla.

Lo primero que hago es agarrar por el hombro a Xavier y girarlo con brusquedad hacia mí.

—¿Miquela? —dice extrañado, o más bien, atónito cuando nota mi presencia —¿Eres tú? ¿Qué haces en este sitio?

—No, dime tú por qué trajiste a mi amiga a este sitio —exijo molesta.

Él Sonríe con picardía, —¿Celosa? Bueno, yo te iba a invitar pero creí que esto no era lo tuyo así que, ya sabes —responde encogiéndose de hombros como si nada.

Arrugo la cara en una mueca de rabia, —¡Eres un idiota!

Asiente, —Ya me lo has dicho.

Rodeo los ojos con tedio y me exalto en el lugar cuando a nuestro lado alguien resuena con fuerza, una copa en la barra.

—¡Mierda! —exclama Vivían a sí misma, luego mira hacia un lado y parece notar mi presencia— ¡Pitufa!

Ay no.

Xavier ríe y enarca una ceja, —¿Pitufa?

Decido ignorarlo y me centro más en mi amiga la cual parece completamente borracha sin una pizca de noción del tiempo o  circunstancia.

—¿Qué te ha pasado? —le pregunto acariciando su cabello e intentando carmarla.

—Desde que comenzó a beber a estado quejándose y hablando de un tal sinvergüenza —se adelanta Xavier encogiéndose de hombros sin entender. Aunque a decir verdad, yo tampoco entiendo nada.

—¡Él es un tonto y yo soy más tonta que él! —grita mi amiga nuevamente— ¿Cómo pude creer que él sentiría algo por mí alguna vez? De todos modos fui una estúpida —maldice dando golpes en la barra y llorando.

—Vamos, yo te sacaré de aquí —le dije en el oído mientras la jalaba por el brazo intentando convencerla.

Vivían comienza a negar bruscamente con la cabeza y se suelta de mi agarre .

—Él no me quiere —espeta dolida—. Aún recuerdo cuando éramos niños y me regaló una flor —Sonríe con nostalgia—, me dijo que yo era la más bonita del mundo, que mis sonrisa era espléndida —ríe con ironía nuevamente, una ironía dolorosa.

¿Qué le sucede?

—Que haces ahí mirando, ¡ayúdame! —le exijo a Xavier que se mantenía como imbécil observando el espectáculo

—¿Con quien has venido? —inquiere él.

—Eso no importa, ayúdame a sacarla de aquí, por favor —pido ignorando ese detalle.

Xavier se da un último trago y coloca la copa en la barra, seguido a eso sin pensarlo me quita del medio y sostiene a mi amiga del brazo y comienza a jalarla.

—¡Déjame! ¡No me toques!

Vivian como psicótica gritaba a más no poder, mientras tanto, yo me ocupaba en salir de la vista lo más rápido posible. Ya son demasiadas vergüenzas.

Noto que Xavier le susurra algo en el oído a mi amiga, pero sinceramente no logro escuchar nada aunque no pasa mucho tiempo para que él en un movimiento brusco se abalance y estreche sus brazos para cargarla.

Sí, como en las películas.

Siempre he querido que me carguen así. Qué lusión.

—¿A dónde la llevas? —le pregunto a Xavier entre gritos.

—Hasta el baño para que se eche agua en la cara —responde él.

Asiento, —Esta bien, ve llevándola y espérame que voy a pedir un refresco —anuncio y doy la espalda sin esperar su respuesta o comentario al respecto.

La sed me mata lenta y dolorosamente, si no buscaba agua potable pronto, de seguro me desmayaría.

Aunque, bueno, sería ideal si Hansel me cargara hasta la casa después, pero ni siquiera lo he vuelto a ver desde que me señaló a Vivían en la barra.

En dos pasos esquivo a más de diez personas, en varias ocasiones se me han pegado lo mismo chicas que chicos bailando como animales en celo. Siento un poco de miedo, la verdad, nunca he venido a un sitio de estos, de hecho jamás he ido a una fiesta, máximo a pijamadas.

¿Todas las fiestas son así de revolcadas?

—Buenas noches, ¿me pone un refresco? —le digo a duras penas, al barman, el cual frunce el ceño en confusión.

—¿Refresco? —indaga perplejo.

Asiento sin entender absolutamente nada y justo cuando voy a reclamarle, un brazo se apoya en mi hombro y me hace girar la cabeza para ver de quien se trata.

—¿Estas sola, chica? —Un hombre un poco guapo de unos 1.78m, el cual es completamente desconocido, parece tener intenciones de socializar conmigo.

Sé amable.

—Em, si ¿por qué?

Él sonríe, —Nada solo quería invitarte a un trago.

Me encojo de hombros y él habla

—¿Ron o cerveza?

Hago una mueca de repugnancia instantáneamente, —No no gracias, no bebo alcohol.

—¿Hablas en serio? —reprocha cómo si fuese estúpido lo que acabo de decir.

El chico suspira aún un poco espantado.

—Vale ¿entonces que quieres? ¿Agua? —pregunta y me da la impresión de que se está burlando de mí.

—No quiero nada, gracias —digo de mala gana.

Arrepentida de haber entablado conversación con este hombre extraño estoy a punto de darme la vuelta para irme cuando algo me detiene.

—¿No quieres hacerme compañía, preciosa? —dice con una picardía asquerosa, el mismo chico.

—No, déjame en paz —replico un poco harta.

Él me agarra por la cintura y comienzo a moverme en el lugar para intentar zafarme.

—Ven conmigo esta noche, princesa —insiste y el estómago se me revuelca.

Me dan deseos de gritar por ayuda pero al momento reacciono, nadie entre tanta gente va a venir a ayudarme con este escándalo.

Eso creo

—¡Suéltala, idiota!

Una tercera voz se adentra con un tono demasiado potente, cargado de rabia, me volteo y mi corazón da un brinco cuando me fijo que se trata de Hansel que casualmente le acaba de dar un puñetazo en el rostro al atrevido hombre que casi me viola en el asiento.

—Te dije que no te separaras de mí. Vámonos —espeta Hansel y me toma de la mano con suavidad para sacarme del lugar. Lo sigo exaltada

—¡Espera! —me detengo, él hace lo mismo— Tengo que traer a Vivían conmigo.

—¿Donde está ella?

—Fue con Xavier al baño, bueno están esperando por mí.

—¿Estas segura? —indaga

—No puedo dejarla desamparada con un maniático en esta fiesta de locos.

Hansel sonríe sin más remedio, —Esta bien, pero voy contigo.

Asiento y nos dirigimos a toda prisa buscando el baño. En menos de dos minutos nos topamos con un pasillo el cual tenía dos dimensiones, la derecha es el baño de hombres y la izquierda da hacia el de las mujeres. Pero, Xavier no está por ningún lado.

Rápidamente me preocupo y pienso en la posibilidad de que Xavier este abusando de Vivían o algo peor. ¿Es capaz de eso realmente? Mi mente quiere creer que no, aunque no lo creo ni yo misma, tengo fe en ese chico. No creo que sea tan mala persona.

—¿No estaban esperando por ti? —dice Hansel enarcando una ceja.

—Han de estar en el baño, seguro —menciono y lo dirijo de un empujón hacia el interior del baño de damas.

En el instante que pisamos la losa, un grito hizo eco en el lugar. Habían como dos o tres chicas medias desnudas cambiándose en éste.

Suelto una risita al notar a Hansel cubriéndose los ojos con vergüenza.

Ja, que lindo.

—Vamos, aquí no están —digo y lo saco de allí.

Él suelta un largo suspiro, —No pienso entrar nunca a un baño de mujeres, son unas escandalosas. Ya me duelen los tímpanos —aclara con seriedad y no puedo evitar reír discretamente.

—No tienes remedio —susurro entre risas.

—¿Eh?

—No, nada, que entremos por el medio.

—¿Qué medio?

—Ay, olvídalo —espeto—. Los hombres son muy despistados, nunca captan nada a la primera —digo con ironía, imitándolo

Hansel se detiene y me fulmina con la mirada.

—¿Te parezco un despistado?

Trago en seco, nerviosa, —Sí —mantengo mi palabra.

—Bueno —se encoje de hombros—, es la primera vez que me llaman así, lo guardaré en la parte favorita de mi memoria —alardea sonriendo— Al final, para todo hay una primera vez ¿no?

Mis ojos viajan a cualquier lado menos a su rostro, no puedo chocar con su mirada sino sería la gota final del vaso. Mi corazón, el pobre, palpita a mil por segundo, creo que me desmayaré si no cambio de tema.

—Entremos al baño de una vez —afirmo y lo jalo para entrar al de los hombres.

Mientras me entretengo en abrir la puerta Hansel habla:

—Pareces no tener ningún problema con encontrarte a chicos desnudos

Esbozo una sonrisa, —No ocupa mi lista de preocupaciones.

Él se aclara la garganta, —Ya veo.

Al abrir la puerta lo primero que encuentro me alivia grandemente. Vivían está frente al espejo mirándose como su quisiera que un rayo la partiera. Busco a Xavier con la mirada y no obtengo resultados. ¿Donde se metió?

—¡Vivían! —exclamo aliviada— ¿Cómo estás?

Ella agacha la cabeza, —Mejor, vamos a casa por favor —pide en un susurro.

—Vale. ¿Dónde está Xavier?

Vivían parece confundirse por un momento, hasta que reacciona.

—Está vaciando su vejiga, esas cervezas no le vinieron muy bien después de todo —aclara y se ríe con ironía.

Río también, —Me alegra verte sonreír.

—Para que llorar, al final, la vida es muy corta y no pienso ahogarme en un mar de lágrimas —dice más animada.

—Vaya, una bipolar psicóloga, me impresionas —la voz de Xavier se escucha en el baño. Seguido a eso descarga el retrete y sale abrochandose el cinturón.

Genial

Garaspeo la garganta, —Bueno, es mejor irnos ya —confirmo y guio a mi amiga hacia la salida. Pero ella se detiene en seco.

—Espera, ¿como llegaste aquí? Oh, dios mío,¡Tú, en un bar de drogadictos y rameras! ¡ESTO TIENE QUE SALIR POR EL PERIÓDICO NACIONAL! —sus gritos casi me dejan sorda.

No demoró en salir la Vivían escandalosa. Que bueno, al menos sé que está bien.

Blanqueo los ojos con tedio.

—Ya ya, vamos. Luego te explico —resoplo y estoy a punto de continuar cuando me doy cuenta de un detalle— ¿Cómo dijiste? ¿Drogadictos y rameras? ¿Aquí? —abro los ojos como platos.

—¿Qué pensabas, que el polvito blanco que inhalan por la nariz es sal o azúcar? —se burla Xavier a mis espaldas.

Impactada.

—Eres muy inocente —afirma Hansel— y eso es bueno, creéme.

Trago nerviosa y sin perder más mi tiempo con más ganas de salir de este lugar, me dirijo a la salida, mientras que los tres me siguen.
Hansel se adelanta y camina junto a mí, Vivían se apoya en mi hombro y Xavier, bueno, aquel anda por detrás sabrá Dios inventando qué.

Conseguimos salir del tumulto de personas y tomar aire puro y no contaminado. Aún no creo que haya estado alrededor de drogadictos y rameras baratas.

—¿Tomamos un taxi? —pregunta Hansel.

—No, Xavier nos va a... —me detengo en seco cuando me doy cuenta que Xavier n o está con nosostros.

Genial

—No creo, él tiene ligues pendientes —aclara Vivían.

—Pues, tendremos que irnos con nuestras propias piernas —soplo con hastío

—Lo mejor es tomar un taxi, llegarán más rápido, además están cansadas —explica Hansel a mi lado.

Asiento, —Tienes razón, mejor tomamos un taxi.

Los tres caminamos hacia la calzada donde se estacionan varios taxistas. Mi amiga a duras penas, aún con mareo se sostiene de Hansel, el cual se brindó para ayudarla. Por suerte, ya que no me creo capaz de poder sostenerla todo el camino.

No pasó mucho tiempo hasta que encontramos un taxi presentable, a mi me da igual la presencia pero Hansel insistió. Vivían montó primero y seguido a ella, yo. Ambas subimos en el asiento trasero. De pronto me sosprendo al ver que Hansel igual se sube, y en el puesto del copiloto

—¿Qué haces? —frunzo el ceño.

—Acompañarlas

—Pero ¿no te vas a tu casa? —inquiero

—¿Te molesta que las acompañe? —replica extrañado.

—No, obvio no —exclama Vivían a mi lado.

—¿Estas seguro? —digo enarcando una ceja. Él se voltea a verme.

—¿No puedo preocuparme por tí? —sus palabras hacen que los dragones de mi estómago agiten sus alas con fuerza y trago en seco.

—¿Querrás decir "por ustedes", no? Yo también existo —Vivían rompe la magia y nos dejamos de observar como tontos.

—Eso, eso quise decir —habla Hansel, riendo discretamente y acomodándose en su asiento.

Después de que le indicáramos al conductor la dirección de mi casa y luego de que gracias al terrible silencio en el vehículo, me tuviera que entretener detallando cada estrella que hay en el cielo, por fin llegamos al destino deseado.

—Hogar dulce hogar —exhala Vivían a mi lado y comienza a bajarse sosteniéndose de la puerta.

Comienzo a buscar en los bolsillos de mis jeans, ruedo el suéter de Hansel y meto mi mano en cada uno de mis bolsillos pero el pánico me ataca cuando recuerdo que no traje dinero.

Que bonito.

—Tome, gracias por el servicio —capto a Hansel estrecharle lo que parece un pequeño  fajo de billetes, al conductor, entonces me exalto en mi lugar.

Ojos oceánicos baja del auto como si nada y yo hago lo mismo, me apresuro para llegar hacia donde está y lo fulmino con la mirada.

—¿Acabas de pagar?

—Si ¿por? —dice con normalidad.

—No tenías que haberlo hecho —regaño.

Él se encoje de hombros, —Me dio la gana

Mis labios se abren en una pequeña "O" y él comienza a reír por mi expresión.

—No es para tanto —dice y se encoje de hombros—, solo quise ayudar

—Ya has hecho bastante —exhalo.

Hansel se queda mirándome como si esperara que dijera algo más y enarca ambas cejas.

—¿Qué?

—Te falta algo

—¿Qué? —espeto

—Un gracias no cuesta nada.

—Gracias —musito soltando el aire que sostuve en mis pulmones por largos segundos.

Él Sonríe con suavidad, —Ahora sí.

—¡Hey tengo sueño, dejen el romance! —Vivían exclama desde la puerta haciendo señas.

Elevo los brazos y hago todo tipo de ademanes para que se calle, al parecer olvidó que es de madrugada y me escapé con un extraño.

—Bueno, debería entrar adi...

—¿Te gusta? —me interrumpe cuando estoy a punto de darle la espalda.

Arrugo un poco la nariz sin entender, —¿El que?

—Mi chaqueta —aclara con la comisura derecha de su labio elevada.

—Ah...eh...no, l-lo siento —tartamudeo e inmediatamente me deshago de su suéter, chaqueta o como se llame. Lo único que sé es que su aroma es increíble.

Ya me volví loca

Puedes quedártela —afirma y me detengo en seco.

—No, no toma —se la estrecho

—No tengo frío

—Yo tampoco, ya estoy en casa —le recuerdo y él desvía su mirada hacia otro punto y sonríe.

—Lo sé pero quiero que te quedes con ella.

—¿Por?

—Porque así tendré una excusa para volver a recogerla —explica y me guiña un ojo, lo cual provoca que mis vellos se ericen.

—Eh...no, no —balbuceo pero antes de que me de tiempo a protestar, él vuelve a subirse al taxi, el cual seguía esperándolo.

—Buenas noches, Estrellita —y es lo último que dice antes de que el vehículo arranque y se pierda en la oscuridad.

Y por supuesto, yo parada con su chaqueta en la mano, atónita.

—¿Ya podemos entrar? —insiste Vivían recostada en la pared del portal.

Estoy a punto de entrar cuando me doy cuenta de algo y frunzo el ceño extrañada.

—¿Brincaste la reja?

Vivían parece confundida, —¿Eh? No no, solo entré ¿por qué lo dices?

—Es que —digo— Nada, olvídalo, son tonterías mías —afirmo intentando buscarle una explicación en mi subconsciente

¿Quién quitó el candado?

La respuesta a todas mis dudas es revelada cuando en el momento que me detengo frente a la puerta principal, luchando con mis pensamientos y diferentes teorías del por qué la reja está sin candado y de cómo entraremos si olvidé traer las llaves, el chillido de la puerta que estuve a punto de tocar me hace resaltar en mi lugar.

Ay no

—Buenas noches, hermanita.

Un Nicolás cruzado de brazos nos recibe y para mi desgracia no deja de fulminarme con la mirada como si quisiera derretirme.

¿Por qué me pasan estas cosas a mí?

____________________________

Ahhhhhh gritennnn jajsjajaja esto se pone caliente. Ahora siii Mica va a saber lo que es bueno.

¿Les ha gustado?

Yo lo ameeee.

Como dato extra: ¿Creen que puedan pasarse por alguna de mis otras historias? jaja es solo recomendación, no los obligo, es que las veo y me duele que estén tiradas y no les hagan caso, ustedes me entienden ¿no? :/ y bueno, creo que les pueden gustar también, no andan tan adelantadas como esta pero las estoy escribiendo.

Vayan a leer o no, yo las seguiré amando, no me importa si no leen más ninguna de mis historias con que me apoyen con esta me basta.

Meme

Hasta próximo capítulo

No me odien
Yo los amo

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro