17. Atentamente: El Grosero
Dedicado a Gabrielitaaaaaaa
CAPÍTULO DIECISIETE
Mi madre siempre me ha dicho que todo en la vida se resuelve conversando. Los diálogos civilizados entre las personas siempre son una mejor opción antes de tomar decisiones precipitadas. Y pues eso hice.
Conversé con Vivían respecto a lo ocurrido en la habitación de Nicolás, de todos modos ella es mi mejor amiga y no tenía motivos para molestarme. Simplemente estaban riendo juntos. Y por más que eso me carcomiera por dentro no es un crimen. A pesar de mis celos me aguanté y no corrí a Vivían de mi casa.
Si lo sé a veces soy un poco cruel y egoísta, creo que todos los humanos pasamos por esos sentimientos.
—¿Entonces fue solo eso?
—Solo eso —ella asiente.
La observo unos minutos con desconfianza analizando cada bocanada de aire que inspira.
—¿Qué? —Vivían se exalta al notar que no le quito los ojos de encima— Te juro que solo hablábamos de música, pitufa. ¿No me crees?
Bufo rindiéndome, —No es eso —bajo la cabeza— ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro.
—¿C-cómo le haces para hacerlo reír? —casi puedo sentir una lágrima deslizarse por mi mejilla pero la contuve con toda mi voluntad.
Ella sonríe con nostalgia, —No lo sé, simplemente encontré el disco de mi banda favorita de Rock en su habitación y le comenté que me gustaba, luego comenzamos a conversar respecto a los integrantes y eso —explica.
—¿Cómo se llama esa banda? —inquiero.
Ella enarca una ceja, —¿Vas a escuchar rock?
—Lo que sea para que Nico vuelva a ser como antes —aclaro respirando profundamente.
—Pues, nuestra favorita es "Nirvana", o sea mía y de él —afirma— es un grupo viejo de los años noventa.
Abro los ojos como platos, —Que horror —musito con intenciones de que no me escuche.
—¿Eh?
—No, nada, que si me puedes pasar algunas de sus canciones —distorsiono.
—Ah, si, con gusto —ella se emociona y da un brinco de la cama hacia su maletin, saca su celular y comienza a teclear algo.
Luego de mi berrinche deje que pasara y ahora nos encontramos sentadas en la cama de mis aposentos, tranquilamente.
Ella me pasa alrededor de cincuenta canciones, por lo que hago una mueca y sin remedio doy a escuchar la primera que aparece en pantalla.
—Esto es... —me quedo pensando un momento para no soltar una profanidad.
—Perfecto —termina Vivían por mí.
¿Cómo puede gustarle el rock?
—Si sí, eso quise decir
—¿Que piensas hacer? —indaga ella.
Me encojo de hombros, —Comentarle con dimisulo un día de estos que me gusta esta banda de Rock —aclaro orgullosa por mi "plan maestro"
—Pitufa, no tienes que escuchar un tipo de música para acercarte a alguien o para agradarle y que te quiera. Tienes que ser tú misma —dice Vivían con expresión reconfortante y yo no puedo mirarla a los ojos.
Detengo la canción reproducida, —Lo se, pero ¿que hago si él no me quiere como antes? —pregunto triste.
Escucho a Vivían sonreír muy bajamente.
—Yo pienso que si te quiere, lo que no lo demuestra como debería. Ya verás que es un berrinche de su parte y va a pasar —intenta contentarme.
—Llevo años esperando a que pase.
—Solo —habla— espera un poco más —sugiere sonriendo y no puedo evitar hacer lo mismo.
—¿Sabes que te amo?
—No, no lo sabía —hace una pausa— Claro que si, tonta —exclama y se lanza hacia el frente para abrazarme.
El timbre de su celular interrumpe nuestro cariñoso abrazo de amigas y ella se apresura para ver de que se trata. Mientras que yo la observo con extrañeza, Vivían le sonríe con satisfacción a la pantalla.
—¿Quién es? —indago
—Adivina
—¿Mario Casas? —ironizo ya que su sonrisa de perrita en celo la delata.
Ella adopta una expresión como si lo que dijese fuese absurdo.
—Claro que no, es... alguien más —afirma.
Emocionada extiendo mi risa de oreja a oreja.
—¿Es el chico que me contaste que te gustaba? —pregunto ansiosa.
Su rostro se contrae en desacuerdo, —No hija no, para nada.
—¿Entonces?
—Míralo tu misma —sugiere estrechándome su celular.
Inmediatamente noto la llegada de un mensaje y cuando leo de quien se trata no puedo evitar abrir mis labios en una pequeña "O".
Xavier:
Hola Trigueña, recuerda que nos reunimos en mi casa a las nueve. Ponte lo mas hermosa posible.
—¡¿Tienes su número?! —es lo único que me viene a la mente cuando leo el mensaje y le grito entre furiosa y sorprendida.
Ella se encoje, —Si, ¿es nuestro profesor no?
—¡Por eso mismo! ¡¿Tienes el número guardado de un profesor?! —exclamo con perplejidad— No espera, ¡no te hagas ahora la del profesor que lo conoces hace más tiempo! —vuelvo a recalcar recordando los hechos.
—Ay pitufa no es para tanto. Solo intercambiamos los números de celular por...
—¿Por qué? —insisto
Vivían lo piensa por unos segundos, —Por si algún día me pasa algo tengo a una persona más a quien llamar para que acuda a mi rescate —se justifica.
Achico los ojos mientras la observo fijamente como si le estuviera advirtiendo de un próximo ataque.
—¿No tienes una mejor excusa? En ese caso llamarías al 911, no te hagas —desafío.
Vivían abre un poco los labios para decir algo cuando de pronto la madera de la puerta de mi habitación cruje luego de que alguien la toque desde afuera.
—Adelante —hablo.
El próximo rostro que captan mis ojos no lo espero y por algún motivo me emociono, hasta que claro, recuerdo que no ha venido por mí, exactamente.
Nico.
—¿Vivian ? ¿Puedes venir un momento? —pide él que yace acomodado en el marco de la puerta.
Ella me lanza una mirada rápida como si me estuviese gritando "Tranquila todo va a estar bien, no te pongas celosa de nuevo" y pues si que lo estoy, estoy celosa, muy celosa.
Mi amiga se acerca a Nico y él le susurra algo que no puedo escuchar en mi posición por ende me siento más excluida aún. De pronto Vivían asiente y sale de la habitación doblando hacia la derecha por lo que sospecho que va directico a la cueva del león.
Genial.
Mi rostro decepcionado se apodera de mí y exparse esa sensación por todo mi cuerpo, provocando que agache la cabeza y me recueste boca abajo deprimida. Justo en el momento que decido hacerlo me doy cuenta de que alguien no ha salido de la habitación y al alzar la mirada me paralizo al escanear a Nico completamente inexpresivo mirándome con detenimiento.
—Las niñas cuando lloran se ponen feas. No deberías hacerlo, hermanita —seguido a eso me dedica una leve sonrisa para cerrar la puerta y marcharse.
¿Cómo sabe que estaba llorando?
Porque te conoce, tonta.
Derrotada me acuesto con fuerza haciendo temblar al colchón y coloco la almohada en mi cara sosteniendo la con frustración. Si antes estaba confundida, ahora lo estoy el doble.
¿Por qué mi hermano es tan difícil de leer?
**
"Una cama sin ti
Una almohada en tu sitio
Y el silencio sonando en lugar de tu voz"
"Este frío en la piel
Que atraviesa mis huesos
Y que viaja directo hacia mi corazón"...
"Miro a mi alrededor
Los espacios vacíos
Que se han vuelto dolor
Porque no estoy contigo"
Mi celular se mantiene encendido junto a mi rostro el cual está recostado en el colchón de mi cama. Escuché alrededor de cinco canciones seguidas y ahora mi lista reproducía "Espacios vacíos" de Álvaro Torres, sin dudas cada vez que me siento sola es una de las canciones que escucho.
Son cerca de las ocho de la noche y aún ni siquiera me he bañado, de hecho ni de la habitación he salido. Mis ánimos están por los suelos y creo que ni diciéndome que Billie Eilish está de concierto en el parque de al doblar iría.
El sonido de las gotas de agua cayendo en el piso del baño eran constantes, Vivían se duchaba y no parecía querer salir de allí, es una amante al agua, sin dudas.
—¡Oh dios mío, ya son las nueve y cuarto, que tarde es! —exclamó a propósito para que ella reaccione y salga pero no tengo resultados.
Frunzo el ceño y me dispongo a levantarme de la cama para comprobar que no le haya dado una parálisis en medio de su ancestral baño. Abro la puerta y me alivio al notar su sombra a través de la cortina. La muy relajada estaba moviéndose de un lado a otro bailando mientras susurraba una canción de las que escucha.
Genial.
—Tienes una llamada de Xavier —anuncio con segundas intenciones.
La escucho dar un gran brinco del susto, no se había percatado de mí presencia.
—¡Me vas a matar de un infarto!
—Como sea, Nicolás te llama —digo nuevamente mencionando el nombre de mi hermano por error.
De tanto darle vueltas a su asunto ya me volví loca.
—¡Qué! ¿Qué quiere? ¿Está ahí afuera? ¡Espera ya salgo! —exclama como loca dando brinquitos.
—Es broma, apúrate que te has cogido toda el agua para ti sola —digo aguantando la risa.
Ella bufa, —¡Como juegas con eso!
Dejo de reír y frunzo el ceño confundida, —¿Con eso? ¿Qué es eso?
—Nada nada, solo que...bueno ya salgo espera afuera —responde cortante y finjo que no me di cuenta de su distorsión sobre el tema.
¿Tanto le importa que mi hermano la llame?
¿Que mierda le sucede, primero Xavier ahora Nico?
No, no creo, es impresión mía.
Vuelvo a mi lugar de origen, selecciono una canción de Billie Eilish "Bellyache" y me acomodo para escucharla. No pasan ni diez minutos y ya Vivían sale del baño envuelta en una toalla.
—¿Qué ropa crees que debería usar?
Me encojo de hombros, —La que quieras.
Ella comienza a buscar en su parte del armario y toma un vestido Morado corto, que no deja nada a la imaginación.
—¿Este? —indaga sosteniéndolo frente a ella.
Vacilo un poco y decido, —Prefiero que vayas en jeans.
Su cara decepcionada no demora en aparecer, —¿En serio?
—Está muy corto.
—Todo esto es por Xavier ¿no? Tranquila no me interesa para nada —señala.
—No es eso, solo te cuido vas sola en la noche con un chico al que a penas conocemos.
—No seas dramática, Xavier vive allí hace años y que yo sepa no es un psicópata —defiende.
—Si tu lo dices —exhalo con los ojos abiertos, rendida.
Después de "ayudar" a Vivían a elegir su ropa ella por fin se decidió con el vestido como la caprichosa que es. No tuve opción y accedí, la maquillé y peiné para que fuera perfectamente hermosa.
—Diviértete —le digo.
—¿Es de verdad o con ironía?
—De verdad, tonta —golpeo su hombro y ambas reímos.
—Espero que no te hayas molestado por aceptar la invitación, te diría que nos acompañaras pero te conozco y se que no vas a ir. No eres de fiestas —explica y asiento confirmando su teoría.
—Me conoces bien, yo mejor duermo que estoy agotada.
—Volveré en la mañana
—¿Eh?
—Es broma, vuelvo antes de la medianoche —habla al final y suelto el aire que guardaba en mis pulmones.
La acompaño hasta la puerta principal y espero a que se monte en el auto de Xavier y se pierdan en la oscuridad.
**
11:59 pm
¿Recuerdan que le dije a Vivian que me acostaría a dormir porque estaba cansada? Pues, no puedo, me he desvelado de tal manera que no tolero estar en la cama.
Sostengo con fuerza el vaso lleno de agua mientras me froto la parte posterior del cuello con la otra mano. Mi pierna izquierda no dejaba de moverse con desespero, es horrible perder el sueño.
Nicolás no ha salido de su habitación desde que Vivían se fue de allí y mi madre que por suerte o desgracia estaba despierta, paseaba de un lado a otro manteniendo el orden de la casa .
—¿Por qué no duermes, cariño? —la siento preguntar a mis espaldas.
Me doy el último sorbo de agua, —No tengo sueño.
—Bueno, yo ya me voy a acost...
Se detiene en seco y adopta una expresión confusa al captar el toque de la puerta principal. Inmediatamente pienso que se trata de Vivían que ya ha regresado y me dispongo a decir:
—Voy yo, seguro es Vivian.
Pero una mano fría me detiene apretándome con prudencia el antebrazo.
—No, quédate tu aquí —exhala mi madre perpleja— Voy yo.
Con pasos sigilosos la observo alejarse de mi y atravesar el pasillo directo hasta la puerta.
¿Esta asustada?
No estoy segura de la hora pero deben ser más de las doce de la noche.
¿Quién puede ser a esta hora?
¿Y Vivían?
Me quedo estática visualizando a mi madre tomar con cuidado la manija de la puerta y abrirla tan lenta y cuidadosamente que me pone los vellos de punta.
En menos de un minuto ella abre la puerta completamente y sale para inspeccionar el portal mirando a todos lados.
—¿Mamá?
Al ver que no contesta me acerco al lugar con precaución y me llevo un gran susto cuando al llegar a la puerta ella entra con rapidez y me empuja para que lo haga.
—¿Qué sucede? —musito
—Han dejado una nota —anuncia enseñándome un papelito doblado.
Frunzo el ceño, —¿Quién ha sido?
—No lo sé
—Déjame ver —menciono al mismo tiempo que le arrebato el papel de las manos y comienzo a abrirlo. Ella no se niega y espera una respuesta.
Mi sangre hierve, mis nervios me traicionan y mi respiración comienza a atragantarse en mi garganta cuando leo la primera línea de la nota.
Hola, obra abstracta ¿estás ocupada? Bueno, como sé que no lo estás quiero hacerte una invitación para ir a un bar en el centro de la ciudad. Prometo que no hay drogas, mafiosos, ni prostitutas.
Vístete que te estaré esperando afuera.
Atentamente: El grosero.
Mis manos tiemblan mientras sostengo el papel. No se si reír o llorar, sinceramente me removió algo en mi interior saber que ojos oceánicos dejó la nota pero, ¿Qué le digo a mi madre ahora?
—¿Y bien? —ella se mantiene parada frente a mi a un metro más menos, de brazos cruzados esperando que le diga que dice la nota.
—E-es un dibujo d-de una estrella —tartamudeo.
¿No se me pudo ocurrir algo más convincente.?
Obvio no, yo soy Micaaela, ¿recuerdas?
—¿Me estás tomando el pelo?
Niego rápidamente, —En serio, es una tontería.
—Micaaela dame eso ahora —advierte.
—No
—Micaae...
—No
Ella se pone como una furia y se abalanza hacia mí para arrebatarme el papelito, pero, como soy muy rápida en menos de un segundo lo hago trizas. Aunque sé que esto me traerá problemas y sospechas.
—¡¿Qué acabas de hacer?!
—Lo he roto, no tiene importancia ¿ves? —reto mostrándole los pequeños pedacitos de papeles que sobrevivieron y lanzándolos al suelo.
Ella entrecierra los ojos, —Tú no tienes remedio. Ya conversaremos —dice antes de marcharse.
¿No salió tan mal después de todo, eh?
Ahora...a pensar.
Se supone que ojos oceánicos está afuera esperando por mí ¿que debería hacer? ¿Acepto escabullirme con él a estas horas de la noche?
No, espera, aún no sé a qué se dedica ¿y si es un asesino serial?
Indecisa comienzo a morder mis uñas y caminar de un lado a otro. Definitivamente no puedo aceptar, obvio no. Suelto un hondo suspiro y luego de pensar en voz alta tomo la decisión de quedarme tranquila e intentar conciliar el sueño pero...
Un ruido de impacto contra el suelo me alerta y agudizo mis receptores. Rápidamente noto que viene de afuera y pego el oído a la puerta sigilosamente sin si quiera respirar.
Trago en seco y aprieto mis párpados convenciéndome de que es una ilusión por la falta de sueño y que no se trata de nada. Me enderezo y intentando no hacer escándalo con mis chanclas, giro en mi eje y justo cuando pongo un pie delante para avanzar algo se desliza por debajo de la puerta.
Otra nota.
Sin moverme del sitio me agacho y la tomo en mis manos para leerla.
Sé que estás ahí no intentes esconderte ¿o no piensas ayudar a tu amiga la trigueña?
Una alerta se activa en mi cerebro al leer el final de la nota. ¿Vivían está en problemas? Efectivamente esa es la gota final para llenar el vaso de agua, tengo que aceptar.
Compruebo que mi madre esté dormida y decido no asomarme por la habitación de Nicolás ya que tiene el sueño muy liviano y temo despertarlo. Me dirijo a mis aposentos y agarro los primeros jeans que encuentro acompañado de una camisa color azul celeste, hecha de seda.
Segura de no tener ningún otro tipo de interrupción me lleno de valor y abro la puerta principal.
Primero ni veo nada y me asusto, luego asomo mi cabeza, miro hacia la derecha y capto a Hansel recostado en la pared fumándose un cigarrillo mientras mira el oscuro cielo.
Me acerco con timidez a él y evitando mirarlo a los ojos me sonrojo abruptamente con la cabeza baja.
—Creí que no saldrías nunca —espeta bajito y levanto la mirada para observarlo de cerca.
Por la oscuridad no se nota mucho el color de sus ojos, aunque es perceptible. Su mandíbula es bastante definida y ni hablar de sus voluminosos labios los cuales esbozaban una hermosa y leve sonrisa
—¿Donde está Vivían? —pregunto con nerviosismo sintiéndome pequeña a su lado.
Él le da la última calada a su cigarrillo y lo lanza a la calle.
—Te vienes conmigo, ¿si o no?
Ni siquiera lo pienso y asiento con cautela.
Hansel se agarra el zipper de su abrigo oscuro —como siempre— y lo desliza hasta que logra desabrocharlo para entonces quitárselo.
No te sonrojes, no te sonrojes.
Demasiado tarde.
Mi rostro parece un tomate pero intento ocultarlo a capa y espada.
De un momento a otro Hansel hace algo que no espero y con delicadeza me cubre con su abrigo y lo acomoda perfectamente a mi cuerpo.
—Hace frío, puedes enfermar —aclara y me tenso en el lugar. ¿Debería desmayarme?
Que lindo es, Dios mío.
Él comienza a caminar y no da tres pasos cuando se gira hacia mí y con el ceño levemente fruncido y su expresión pensativa pregunta:
—Trajiste las llaves, ¿verdad?
Lo fulmino con la mirada cuando reacciono. Oh no, genial.
Literalmente, la reja del portal de mi casa tiene un candado el cual mi madre cierra en la noche cuando vamos a dormir y por cuestiones que no comprendo he acabado fuera.
Y eso no es lo peor sino que agarré las llaves de la puerta principal para cuando llegue de madrugada, pero olvidé rotundamente las de la reja.
Tonta, tonta, tonta.
Niego maldiciendo interiormente y Hansel sonríe divertido y con las manos en los bolsillos anuncia:
—Sabes que vamos a tener que brincar ¿no?
—¿Eh?
—¿Eh? —imita divertido.
Lo último que faltaba. Yo, Micaaela brincando la reja de mi propia casa a las doce de la madrugada como una delincuente, con un chico el cual no conozco.
Me maravilla lo buena que soy tomando decisiones.
__________________________
Jajsjajaja tengo que reír jajajaja. Visualizo la escena y me da mucha gracia, en fin.
¿Les ha gustado?
Bueno, sé que este capítulo ha quedado a medias y bueno lo corté porque no podía hacerlo tan largo, no quiero agobiarlos.
No me odien pero van a tener que esperar un poco la siguiente actualización, la cual se supone que se tratará de la furtiva noche de Mica con nuestro Hansel, sí nuestro porque mío también es jajsjaja.
Aquí nota mental: Muy pocos se darán cuenta de que Mica no se bañó jajjsjajaja pero bueeeeno tampoco es que ande tan sucia jajaj. Mejor la dejamos por incorregible ella anda feliz con su Papi Hansel Jajja.
Meme:
Hasta próxima actualización
Nunca me odien
Yo los amo
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