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14. "Él es oscuridad plena"

   

  C A P Í T U L O   C A T O R C E


Nicolás :

Debo desconectar...

Debo olvidar por un momento todo...

¿Por qué las cosas tuvieron que ser así?

¿Por qué me toca ser el mayor, el que cargue con todo?

Aunque en realidad prefiero cargar con eso yo, antes que ella.

Mi hermana no merece saber esto, no creo que se sienta feliz o realizada al saberlo, más bien la confundirá y terminará con su poca estabilidad emocional. No puedo hacerle esto, no puedo decirle. Definitivamente no.

—¿Amor? —vuelvo al planeta y me centro en mi novia, la cual se entretiene en su celular pero obviamente esta pendiente de lo que hago.

—¿Eh? —espeto confundido, en los últimos diez minutos no he escuchado nada de lo que me ha dicho.

—¿Entendiste lo que te dije?

Genial.

—No, la verdad es que no —me paso la mano por el rostro con frustración y me acuesto boca abajo en la cama.

Siento que ella se acerca a mí y se acomoda a mi lado. Su delicada mano se dedica a dejar tiernas caricias en mi cabeza y espalda desnuda, mientras que yo solo puedo pensar en el mismo asunto.

—¿Te pasa algo? —Gaby insiste.

—No, no te preocupes solo es mi hermana

—¿Qué hizo la malcriada ahora? —ella no se rinde.

—Nada, y no la llames así —suelto y hasta me extraño por mis palabras pero bueno, es lo que salió por mi boca ¿que voy a hacer?.

—¿Qué no la llame así? Si hasta el otro día te pasabas los minutos hablando de ella, criticando su manera de ser y cada cosa que ha hecho mal —Gabriela me recuerda incrédula.

Suspiro tediosamente, me giro para quedar mirando hacia el techo.

—Olvida lo que te dije vale —espeto sin más.

—¿Me vas a contar que te pasa?

—No

Mi respuesta cortante e inmediata la molestó, como por inercia y de un golpe rápido se levantó de mi lado.

—Sinceramente no entiendo que te sucede últimamente. Ya no me hablas de tus cosas, no eres comunicativo. Esto me está cansando Nicolás —suelta ella indignada y para nada contenta con la situación.

No me quedo detrás y me siento con el ceño fruncido en un costado de la cama para verla directamente.

—¿Y crees que yo no me canso? Soy un ser humano ¿sabías?  Tengo mis límites, límites los cuales pasaste —le recuerdo.

Su boca de abre en una gigantesca O, y se cruza de brazos para enfrentarme.

—Dijiste que habías dejado eso en el pasado. Sabes muy bien que no fue concentido Nicolás.

Asiento y aprieto mis labios respirando profundamente.

—Es cierto, pero no hiciste mucho que digamos para evitarlo —vuelvo a decir.

—¿Qué no hice mucho? Después que te estuve llamando como loca para arreglar las cosas. Eres un imprudente —afirma a gritos.

—Mira Gabriela, no tengo deseos de continuar esta charla. Mejor la dejamos para otro momento —le corto y me levanto para tomar mi sudadera y ponérmela.

—¿A dónde vas? —ella se preocupa.

—Lejos de aquí —y como en las películas, hago mi mejor salida dramática.

Ella no intenta correr tras de mí, lo cual le agradezco, necesito ubicar mis pensamientos en el lugar que corresponden.

**

Camino sin rumbo alguno pateando cada piedrecita que se me cruce. Le doy otra calada a mi cigarrillo y me adentro a un parque cercano.

A primera impresión está solitario dado a que son casi las once de la noche y las personas se supone que duermen. Con pasos firmes y seguros me dirijo a un banco que se encuentra bajo un enorme y frondoso árbol. El famoso árbol del amor.

¿Muy cursi? Sí. Este parque en su tiempo fue bastante recurrido por muchas parejas enamoradas. Eso con el pasar de los años quedó atrás, hoy en día nadie se sienta a pasar un rato tranquilo y agradable con su pareja, para hablar de la vida, del futuro o de otras cosas importantes que nos mantiene vivos, ya todos depende solamente de celulares, Internet o fiestas ruidosas.

Aunque soy demasiado fiestero, y me encanta pasar locos momentos con amigos desquiciados, también aprecio las pequeñas y sencillas cosas.

Levanto mi vista antes de sentarme y escaneo todo mi alrededor. Técnicamente el árbol esta ubicado en medio del parque, es muy alto y ancho. Éste es rodeado de varios bancos, los cuales se mantienen llenos de polvo, como dije, nadie viene a sentarse a este lugar.

Excepto...

Ay no.

Maldigo interiormente cuando me fijo y a mi derecha hay una persona sentada en un banco muy cerca del mío. Solo alcanzo verla de perfil, hay bastante oscuridad y no logro descifrar quien es exactamente, aunque en realidad no tardo mucho en enterarme.

Mi cuñado, sí el hermano de Gabriela.

Cuñado del demonio.

Bufo aturdido y planto mi trasero en las sucias tablas de madera, lo cual provoca un ruido entre en silencio de la noche.

Genial, casi caigo de culo.

Me limito a mirar si el chico notó mi presencia y continúo sumergido en mis propios problemas.

¿Qué estará haciendo mi hermana ahora?

Espero que esté bien...

Anhelo con demasiada fuerza e intensidad esos tiempos que pasé con ella, jugando día a día, sin descansos. Esos momentos sin preocupaciones ni problemas. Instantes en los cuales no debía atormentarme por ninguna circunstancia.

Como siempre digo, mientras menos sepas de la vida, más feliz vives.

Lamento cada segundo, haber escuchando a mi madre cuando me lo dijo...

¿Por qué no simplemente le dije que no quería escuchar, que no era necesario? ¿Por qué?

—Linda noche ¿verdad? —habla una segunda persona y no necesito ni mirarlo para saber de quién se trata.

—Hasta que apareciste, sí —admito.

—Que grosero puedes llegar a ser, me sorprendes —ironiza como de costumbre y se acomoda a mi lado.

—¿Qué quieres, imbécil?

—Mira, Nicolás, aquí para odiarte solo estoy yo, así que deja tu teatro para otra persona —dice tranquilamente.

—¿Eso crees? Que yo sepa el que siempre nos ha querido a mí y a Gaby separados eres tú ¿no? —le recuerdo.

—Si, porque tú no le convienes, y no soportaría ver a mi hermana sufrir —confiesa mientras le da una calada a su cigarrillo.

—Nunca la haría sufrir

—No te creo, sé como eres, te conozco. Cada noche cambias de chica, las usas como si fuesen objetos ¿y dices que no le harás daño a mi hermana? —bufa alzando un poco la voz.

—No me conoces en lo absoluto.

—Eso te crees tú. Mira que intenté que Gabriela cayera en razón, pero ella no me creyó cuando se lo dije —habla consternado.

—¿Le dijistes que? —inquiero curioso.

—¿Qué va a ser? Lo de la otra chica a la que te llevas a la cama o mejor dicho a una de ellas —aclara cínicamente.

Frunzo el ceño y siento mi sangre herbir por un momento.

—¡¿Qué mierda dices?! Yo. No. He. Traicionado. A. Gabriela. —enfoco cada palabra con furia y vuelvo a decir—, ¿te quedó claro?

Él sonríe con ironía y lo veo bajarse el gorro de su suéter para mirarme fijamente.

—¿Entonces la chica que me respondió al teléfono el otro día, era un fantasma? —su pregunta me deja atónito, ni siquiera se a que se refiere.

—¿Qué chica? —pregunto con expresión perdida— ¿Cuando me llamaste?

—Ah, no te lo dijo. Pues, tuvimos una charla bastante interesante. Le advertí que se alejara de tí o al menos que te enamorara para que dejaras a mi hermana en paz —explica con rabia.

—Estás completamente loco. No tengo la más mínima idea de nada de lo que me dices, creo que te has inventado esa llamada o la soñaste —digo y me entretengo a mirar el oscuro cielo, despreocupadamente.

—Revisa tu registro de llamadas —suelta y de una se levanta de mi lado.

Me quedo dubitativo unos segundos y sí, efectivamente es una buena idea.

Comienza a marcharse pero frena en seco.

—Cuando lo hayas hecho, me darás la razón y puede que si te alejas de Gaby, seamos amigos. De todas maneras no tengo más nada en tu contra —dicho esto le da la última calada a su cigarrillo y lo lanza al suelo para desaparecer en la oscuridad.

De todos modos, él es oscuridad plena.

No pierdo tiempo y me apresuro para revisar cada llamada entrante en estos últimos días. Aunque no tengo su número registrado, me será fácil hallarlo ya que no suelo recibir llamadas de personas desconocidas, todos están registrados.

En menos de ocho minutos encuentro un número sospechoso, obviamente es el único sin registrar en los contactos. Busco en los detalles y plantea que esa llamada fue atendida y que la persona con la cual habló demoró un minuto con seis segundos.

Entonces, si no fui yo ¿quien fue?

Según el idiota que se acaba de marchar, le contestó una chica.

Estoy completamente seguro que no le he prestado mi celular a ninguna mujer, ni mis amigas más cercanas lo toman.

Sobre la hora que fue atendida la llamada, yo debía haber estado en casa, fue exactamente un poco antes de que Gaby me llamara para que la pasara a recoger para la Boda de su tía.

Solo pudo haber sido una persona.

Micaaela.

**

Una luz radiante me golpea directo a los ojos haciéndome despertar repentinamente. Me apoyo en mis codos y con cuidado acomodo mi cuerpo en el diminuto e incómodo espacio. Cuando me doy cuenta de que me quedé dormido en el banco del parque sin darme cuenta y no solo eso, sino que a mi alrededor se encuentran al menos cinco ancianas que no parecen querer despegarme la vista.

—¡No puedo creer hasta dónde han llegado, fíjate como está la juventud de hoy en día! —exclama una de ellas elevando los brazos.

—Es increíble como evolucionan para el sentido contrario. Cuando los veo no sé bien si son primates o personas —dice la de su izquierda.

—Pancrasia, el problema es que tienes un cristal del espejuelo quebrado y para colmo estás ciega —la otra le recuerda.

No se dejaban de escuchar balbuceos de las señoras frente a mí. Siento que han invadido mi espacio personal y eso no me agrada en lo absoluto. Sus comentarios anticuados me hacen blanquear los ojos exageradamente.

Me limpio el costado del labio y frotándome el rostro con cansancio pido permiso para irme de ese lugar.

Con mi mano me reviso en bolsillo trasero del pantalón y suspiro en alivio cuando compruebo que mi celular esta intacto. Gracias a Dios no me lo robaron en la noche.

Primera vez que duermo en la calle.

Y última.

Me fijo en las notificaciones y como imaginaba tengo cientos de llamadas de Gabriela y alrededor de ocho mensajes.

¿Estas en tu casa?

¿No piensas volver?

Me tienes preocupada por favor llámame.

Nicolás Bill, no estoy jugando llamame de una maldita vez o lo nuestro se termina.

Genial, entonces ¿ya ando soltero?
Decido ignorar con el dolor de mi alma sus mensajes y llamadas, temporalmente claro. Luego resuelvo las cosas con Gaby y le explico pero por ahora solo me interesa averiguar una sola cosa: si realmente Micaaela fue capaz de responder a la llamada en mi celular.

No dispongo de dinero encima así que debo resignarme a caminar al los tres kilómetros y medio desde el parque hasta mi casa.

Llegaré hecho picadillo.

Camino sin mirar hacia donde lo hago, solo en línea recta. Me es imposible sacar los problemas de mi cabeza, estoy agobiado. Ando pidiéndole permiso a un pie para mover el otro cuando miro hacia mi derecha y capto a dos chicos vestidos con el uniforme del instituto muy tranquilos, yendo en la dirección opuesta a la mía.

Inmediatamente recuerdo un pequeño detalle; es jueves, mi querida hermana está en la escuela. Tengo dos opciones, ir a casa y esperarla hasta la tarde o visitarla al instituto en busca de respuestas a mis preguntas.

En definitiva la primera no es una opción. Mi interés es tanto que por primera vez pisaré la escuela de mi hermana.

**

Es terrible y agobiante el silencio por el que transcurre un instituto en la mañana. Se me ocurre mirar el reloj y noto que son casi las diez de la mañana, o sea, ahora mismo están atravesando el segundo turno del día.

Entro y me acerco a la oficina del director. Lo primero que veo es un enorme bulto de papeles en su escritorio, lo que asocio con los expedientes de los estudiantes. Me pregunto si mi hermana está entre ellos. ¿Es alumna ejemplar o irresponsable?

Siento una punzada en el pecho cuando me doy cuenta de que no se absolutamente nada de mi hermana. No entiendo como en estos años nos volvimos tan amenos e independientes, cuando antes con tan sólo mirarnos nos podíamos comunicar.

Duele, y lo peor es que sé que ella no lo anhela tanto como yo.

—¿Puedo ayudarte, joven? —una voz masculina me saca de mi mundo y alzo la vista para encontrarme con el supuesto director.

—Si, Buenos días, necesito hablar con una estudiante de último año —afirmo

—Nombre de la estudiante

—Micaaela, Micaaela Bill —me apresuro para aclarar.

Él frunce el ceño y me mira extrañado :—¿Y tú eres?

—Su hermano mayor.

—Ah, comprendo, no sabía que Micaaela tenía un hermano —confiesa mientras entra a la oficina y hace un mohín para que lo siga.

—Es que no somos muy unidos.

—Entiendo, ¿has venido por sus faltas en las tardes? —su pregunta me deja extrañado.

—¿Faltas? ¿A qué se refiere?

—Oh, no sabes qué tu hermana ha estado faltando en las tardes, sobre todo los miércoles, ella afirma que su familia tiene conocimiento de ello —dice sin respirar.

Trago grueso y suspiro:—No tenía idea, solo vengo porque necesito hablar con ella.

El director deja de organizar los documentos y me observa con seriedad.

—Micaaela está en clases, no se permiten visitas en estos horarios —advierte inexpresivo.

Juego con mis manos frente a mi pecho en señal de inquietud.

—¿Entonces no podré pasar a verla? —insisto.

—Solo por esta vez te voy a dejar pasar, pero no te acostumbres —dice y asiento con una sonrisa mientras doy mi espalda para salir de ahí.

De pronto recuerdo que ni siquiera tengo conocimiento de cuál es su salón. Me volteo nuevamente y abro los labios para preguntar cuando...

—En el patio, al final del segundo pasillo —aclara el director sin mirarme.

—Gracias.

Agradezco y me voy a toda prisa.

**

Lo primero que noto cuando me adentro en el patio es un grupo en un área espaciada, los cuales parecen bastante regados.

¿Están en Educación física? ¿Dónde está su profesor?

Me dirijo directamente hacia el grupo de estudiantes, me preocupo cuando no veo ningún rostro familiar hasta que una voz conocida palpita en mis oídos.

Micaaela estaba hablando con un chico de cabello negro, alto, el mismo chico que he visto visitarla en casa. Apresuro el paso y sin permiso alguno me presento en su charla.

—¿Nicolás? —la expresión de mi hermana al verme fue de completo desconcierto.

—Necesitamos hablar sobre algo —le digo y la agarro del brazo para sacarla de la multitud.

—Espera, ¿que haces aquí? ¿Por qué has venido? ¿Le sucedió algo a mamá? —ella no pierde tiempo y me interroga mientras caminamos.

Con brusquedad pero intentando mantener la calma y la paciencia, obviamente, la suelto y me plantó frente a ella enfrentándola, sin despegarle los ojos de encima.

—¿Recuerdas el día de la boda? —ella asiente dubitativa y continúo — Bueno esa noche un poco antes de salir para la boda, me llamaron ¿Tú respondiste a esa llamada?.

Mica comienza a mover hacia todas direcciones su punto de referencia como si estuviese perdida, por unos segundos baja la cabeza y juega con sus dedos. Está nerviosa.

—Yo n...

—He sido yo —una tercera persona interrumpe la conversación y asombrado me giro para encontrar a mis espaldas a una chica que me es familiar.

—¿Perdona? —le digo frunciendo el ceño.

—Que yo fui la que contestó a esa llamada —ella insiste.

Vuelvo a girarme hacia mi hermana la cual parece más asombrada que yo. ¿Es una cámara oculta o que?

—¿Quién demonios eres tú? —pregunto incrédulo.

—La que atendió la llamada de tu celular —suelta.

Casi le digo una barbaridad.

—Eso ya lo sé —hablo pasivamente.

La chica se encoje de hombros :—Entonces, ¿no se te ofrece nada más?

Díganme que esto es una maldita broma.

Miro a Micaaela con los ojos abiertos como esferas en busca de una buena explicación, ella abre la boca para hablar.

—Ella es Vivian —explica.

Caigo en cuenta hasta que entiendo de donde la conozco. Sí claro, es la amiga de mi hermana que no sale de casa, están juntas desde pequeñas. Como pude olvidarla.

—Anja, pero ¿como explicas que haya respondido a dicha llamada? —vuelvo a inquirir.

—Es...es que ese día ella me visitó, si, me visitó —Mica responde tartamudeando.

—¿Te visitó? —dudo.

—Sí, antes de que te fueras le pedí que entrara a tu habitación y tomara tu desodorante —explica mi hermana.

—¿Mi desodorante? —dudo nuevamente.

Ella asiente:—El mío se había acabado por eso usé el tuyo.

—¿Y eso que tiene que ver con mi celular? —le pregunto a ambas y las dos lo piensan bien para contestar.

—Cuando entré a tu cuarto, ví el celular sonando y pensé que era el de Micaaela así que respondí a la llamada —se justifica Vivian rápidamente.

—¿O sea que creíste que el celular de mi hermana estaba en mi cuarto? —digo confundido y negando varias veces con la cabeza.

Vivian y Mica asienten al unísono.

—Sí claro y ¿que más sigue? ¿Viste uno de mis bóxers y también creíste que era de ella? —ironizo al instante mientras me cruzo de brazos.

—Los forros de los celulares son parecidos y me equivoqué —Vivian insiste.

Enarco una ceja: —Su forro es rosa con brillo y el mío es negro.

La chica se rasca la parte posterior de la cabeza en señal de nerviosismo y lo noto al instante pero esta vez mi hermana salta al rescate nuevamente.

—Bueno, en fin, ella confundió los celulares, no hay nada más que decir. Luego hablamos —intenta despedirse y arrastra a su amiga lejos cuando...

—¿Qué está pasando aquí? —una cuarta persona interrumpe mi salida. Ok, ya me iba.

Me quedo sorprendido al ver que se trata de Xavier, el idiota de nuestro vecino que se pasa la vida acechando en mis alrededores y ¿ahora también lo encuentro en el instituto de mi hermana?

—¿Qué haces tú aquí? —inquiero

Xavier sonríe :—Soy el profesor de educación física y estás interrumpiendo mi clase.

Comienzo a reír irónicamente :—Vaya clase la que estás impartiendo.

—Mira, no voy a discutir en mi trabajo, mejor vete —advierte y alzo las manos en señal de rendirme.

—No quería discutir, ni tampoco quiero ver tu cara, así que adiós —concluyo y empiezo a caminar fuera de toda esa tensión.

¿Alguien entiende lo que acaba de suceder?, por que yo no.

¿Se supone que debo creer la historia de que Vivian respondió esa llamada?

Bueno, de todas maneras esto no ha terminado, esa chica me aclarará algunas cosas en otro momento...

     

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Nota de la autora : No puedo con la Vivian esta Jajajja jaja. Está loca jajaj, aunque no saben nada aún. UPs me callo mejor.

Algún día sabrán por qué lo hizo jjejejeje.

¿Les ha gustado?


Meme:

Sin más que decir hasta próxima actualización.

No me odien
Yo los amo.

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