12. ¿Eres muy intenso, eh?
Nota de la autora: Amores, disculpen la demora, es que este capítulo es especial y quise escribirlo cuando la inspiración me llamara. Anoche me senté en mi azotea y me sentí como Micaaela. Lo triste es que por mi casa no pasan chicos sexys de ojos oceánicos :/
En fin, espero que disfruten el capítulo(yo lo hice mucho) y que comenten y dejen su votico.
*Puede que hallen pequeños errores, no me ha dado tiempo a editarlo, me emocioné y lo publiqué*
3...
2...
1....
C A P Í T U L O D O C E
Shock
Ese estado cuando te encuentras vivo, pisando tierra pero tu mente viaja en un universo inexistente donde solo estás tú intentando no perder el conocimiento y afrontar situaciones que te presenta la vida.
En este caso te pasaste, vida querida.
Bueno en fin, yo sabía que este momento iba a llegar.
Mis piernas están a un hilo de perder fuerza y hacerme caer ridículamente al suelo. Mis ojos miran sin mirar a la persona frente a mí y el pobre pomo de Tatiana se encuentra en mi mano pasando por un momento de tortura completamente inhumana, bueno "anti-plástico", el pobre ya dejó de ser pomo de lo fuerte que lo aprieto.
—¿Hola? —ojos oceánicos intenta captar mi atención abriendo de par en par sus gemas color oceáno y literalmente mi yo interior repite "Serás idiota, ¿crees que con esos ojos penetrandome hasta el hígado puedo concentrarme y responderte el saludo?"
Saben, ese momento cuando tienes cara de espasmo y no sabes cómo reaccionar o que decir es el que estoy pasando justo desde que perdí mi poca dignidad derramandome el agua encima, gracias a un señorito que se mantiene muy firme y tranquilo.
—Hola, adiós —de un segundo a otro solo le pido a la tierra que me trague y me escupa en otro planeta, pero las cosas no son tan perfectas. ¿Pueden creer que las únicas dos palabras que consigo soltar son esas, para después dar mi espalda y marcharme dejándo al chico con su mano extendida?
Escucho una risita discreta pero dulce detrás de mí.
—Oh, entiendo, vas a huir —dice Hansel sin darme oportunidad a dar el tercer paso.
Me giro para encontrarme nuevamente con su mirada y un ceño levemente fruncido se presenta en mi cara.
—¿Eh? —espeto sin entender(entendí muy bien pero le estoy dando oportunidad de recapacitar y disculparse).
—Que. vas. a. huir. Porque eso es lo que haces ¿no?.
Mi boca tiene intenciones de esbozar una gigantesca O, pero me contengo para no hacer otro papelazo.
No me creo como te ha dicho miedosa en la cara.
Silencio estúpida consciencia.
No pregunten de dónde saque el valor, pero a pasos indecisos me fui acercando lentamente a Hansel, cruzando los brazos en mi pecho.
—No sé de qué estas hablando —finjo inocencia plena, total.
El maldito eleva su comisura derecha como un gesto para sonreír sensualmente.
—Que linda —sus palabras me dejan sin habla nuevamente y demasiado desconcertada.
¿Todo lo que dice este chico es sin sentido?
Oh no, creo que me he obsesionada con un retrasado mental.
—¿Cómo? —reto.
—Que linda tu pequeña arruga.
San Patricio por favor ¿crees que puedas virar el tiempo atrás?, te juro que no entro a este teatro o al menos me meto en el baño hasta que este maldito se haya marchado.
¿Es eso no que quieres?
No, digo sí.
En fin, la hipocresía.
Cómo la tonta que soy emito un grito ahogado y me palpo todo el rostro por instinto. ¿En serio tengo una arruga en la cara?
—¿Qué arruga? —pregunto un poco fastidiada ya, para mi desgracia Hansel no ha dejado de esbozar esa sonrisa y lo peor es que no es una sonrisa de burla, sino algo más delicado más profundo.
Iu, te estás volviendo demasiado cursi, eso es malo.
Tienes razón, esto no me gusta.
—La arruga que se forma en tu frente cada vez que te molestas —contesta colocando las manos en sus bolsillos de los jeans.
—¿Y que sabes tú si nunca me has visto molesta? —curioseo con ímpetud.
Ahora sus ojos viajan a un costado despreocupadamente y se encoje de hombros con desdén.
—Te estoy viendo ahora, es suficiente para deducir que cada vez que te enojas aparece la arruga —su respuesta me inquieta.
—¿Eres muy intenso no? —pregunto desafiante.
—Depende.
Elevo una ceja como analizando lo que tengo en frente de mí y él hace lo mismo. Nos observamos por largos segundos hasta que Hansel habla:
—¿No dirás nada más? —inquiere con una chispa de decepción en sus ojos.
Benditos ojos oceánicos los que tiene. Amén.
—¿Debería preguntar algo más? —suelto.
—Pensé que me preguntarías de qué depende —confiesa y dirige la mirada hacia otro sitio indefinido.
Sonrío interiormente, pero no lo muestro:—Pues, pensaste mal.
Otros largos segundos transcurren y nosotros continuamos viéndonos cómo inútiles en la misma posición inicial, hasta que...
—¿No dirás nada más? —inquiere nuevamente él de la nada y yo me contengo para no soltar una grosería.
¿Es idiota o qué?
Síguele la rima.
—¿Debería preguntar algo más?
Hansel niega con la cabeza y sin dejar de esbozar esa coqueta sonrisita suelta:
—¿Entonces por qué sigues ahí parada mirándome?
Mis pobres mejillas ardieron en fuego puro. No sabía si agacharme o tirarme al suelo haciéndome la desmayada para que me socorrieran, la verdad en esa situación no me acordaba n ide mi nombre.
No hablo, no respiro, no suspiro, no inspiro, no me muevo, no nada, pero él por desgracia sí:
—¿No puedes dejar de mirarme o qué?
—Grosero —acuso y me giro abruptamente en dirección al escenario.
Subo a toda velocidad las escaleritas y sintiendo flojera en mis piernas camino hacia donde se encuentra Tatiana hablando con Livyan.
—... Y es entonces cuando entra Seyda, ¿entiendes? —escucho que le explica Livyan a Tatiana mientras me acerco.
—Hey Mica, ¿dónde pusiste mi querido pomo? —me recibe Taty nuevamente y la miro incrédula.
—¿Tanto quieres a ese pomo?
—No te imaginas cuanto —su respuesta con tanta profundidad me hace soltar una leve carcajada.
—Estás loca —digo entre risas.
A nuestro lado aún se encuentra parada Livyan, pero al contrario de nosotras, ella no sonríe ni un poco.
Amargada.
—¿Vas a escuchar mi explicación o prefieres perder tu tiempo con ella? —me señala Livyan con desprecio, desprecio al cual estoy acostumbrada. Todas se creen inferior a mí solo por tener aptitudes para la actuación y yo solo soy una simple escritora.
Me critican pero saltan de alegría cuando escribo una nueva obra para que la interpreten.
Hipócritas.
—Modera tus palabras para referirte a mí —digo con toda la tranquilidad que me representa.
—Lo siento, no te preguntaba a tí sino a ella. De veras discúlpame es que no suelo ver cosas tan pequeñas e insignificantes —aclara ella con su tono ofensivo.
Me duele, pero no dejaré que me afecten sus palabras.
Casi me lanzo encima de ella para darle su merecido pero el brazo de Tatiana me lo impidió.
—No vale la pena, vamos —me convence y me aparto con mera rapidez de ahí.
—Es tan idiota, tan dramática, tan imbécil, tan egoísta, tan crue...
—Oh, ¿están hablando de mí?
Ay no.
No, otra vez.
Esa voz masculina que tanto he soñado escuchar y que hasta familiar me parece, vuelve a hacer ser presente luego de unos minutos sin escucharla.
Maldito chico de ojos oceánicos.
Mi cabeza se gira en un movimiento un poco brusco y veo que Hansel está a solo dos pasos de mi cuerpo por detrás, mientras que Tatiana se mantiene tiesa a mi lado como si un extraterrestre hubiese bajado a saludarnos.
—¿Ahora te crees que todo lo que digo es por tí? —espeto indignada cruzándome de brazos.
Hansel encoje sus hombros y curva sus labios hacia abajo.
—Puede que sí, puede que no, pero como sé que piensas todo eso de mí, me hice una teoría —explica él sin despegarme la mirada.
Blanqueo los ojos e intento cambiar mi punto de referencia para que no note los nerviosa que me pongo al cruzar miradas con él.
—Pues tu teoría es completamente errónea —dramatizo y me giro nuevamente para tomar a Tatiana del brazo y pedirle que me acompañe a mi usual rincón.
Hansel se acerca más a mí impidiendo que camine ni un centímetro hacia delante, y sin ponerme un dedo en el cuerpo acerca su rostro y me paraliza cuando suelta:
—Es raro, porque un noventa y ocho por ciento de las veces, mis teorías son ciertas.
Me muero.
Dame un tiro y lánzame al río, San Patricio.
Si voy a morir que sea ahogada, no por culpa de este chico.
Sin pensarlo una vez más sostengo con fuerza el brazo de mi amiga a mi lado y avanzó dejándolo atrás. No pienso responderle a eso, ni siquiera sé que se responde en esas situaciones, aunque suelo ser muy creativa cuando escribo y creo escenas, la realidad es más dura, más difícil, por más que crees conversaciones en tu cabeza, nunca llegan a ser como las planeaste.
Triste verdad.
—¿Qué ha sido eso? —pregunta incrédula Taty y efectivamente cuando la miro tiene cara de emoción.
Mantengo mi rostro inexpresivo:—No sé de qué hablas.
—Ay vamos, de ese chico que parece de novela. ¿De dónde ha salido? —insiste abriendo los ojos como platos.
—Ahora que lo mencionas —frunzo el ceño confundida— No tengo ni puta idea.
¿Qué haces aquí, ojos oceánicos?
—Pues yo creo que ha venido a por tí —opina Tatiana mientras me observa rebuscar un cuaderno en mi mochila.
Alzo la mirada para buscar la de ella y con mi mejor cara de "¿Estas oyendo lo que dices, eso es absurdo" respondo:
—¿Estas loca? Ni siquiera lo conozco.
—¿A no? Pues parecían muy involucrados —comenta ella con una sonrisita pícara.
—Ni de broma, no tengo, no he tenido, ni voy a tener nada que ver con él Nun.ca —enfatizo cada sílaba de nunca y Taty no deja de detallarme con cautela.
—Te salvas que no traigo mi cámara encima.
—¿Tu cámara? ¿Para qué?
—Para grabarte cuando digas eso y luego de un tiempo enseñarte el video —espeta sonriente y yo hago muecas con mi boca.
—¿A que te refieres?
—Dios mío, Mica, nunca entiendes nada —se queja— Digo que me encantaría ver tu expresión dentro de un tiempo cuando veas el video diciendo eso. Además amiga, nunca digas nunca.
—¿Ahora eres vidente o predices el futuro? —inquiero enarcando una ceja.
Ella sonríe :—Solo soy realista, ambos parecían perro y gato y sabemos como termina eso. Es un clásico —afirma sentándose en el suelo, a mi lado.
—No lo creo, odio esas parejas que comienzan así, yo siempre lo vi de una manera más romántica en el principio —comento imaginando profundamente un amor bonito junto a una persona X.
—Esas parejas que comienzan con ese amor primerizo casi siempre terminan traicionándose entre sí o con problemas en la relación dado a que fingen todo muy bonito al principio y luego lanzan el veneno —suelta ella con un fluidez que siento que sabe mucho del tema.
—¿Eres muy sabia, no?
Tatiana sonríe nostálgicamente:—Algo así, la vida te enseña mucho cuando te tropiezas constantemente.
—¿O sea que te ha sucedido? —indago curiosa e interesada en el tema.
—Bueno, mejor me voy a ensayar con las chicas.
OK entendí. No hablar más del tema.
—Vale, nos vemos luego —le digo forzando una sonrisa y ella me toma la mano con cariño.
—Deberías dejar de escribir sobre el amor feliz y eterno, eso está muy lejos de la realidad. A veces uno tiene que tomar un respiro y analizar las oportunidades que te da la vida. Si pierdes una oportunidad, no siempre hay vuelta atrás.
Si claro. En mi caso Dios no me ha dado nunca ninguna oportunidad en el amor, ni siquiera me ha gustado alguien en mi vida.
Vaya, nunca pensé que Tatiana fuera tan sabia y profunda.
Las personas sorprenden.
Asiento sin deseos de seguir la conversación y le doy un tierno y corto abrazo para entonces dejarla irse y quedarme en mi eterna soledad junto a mis cuadernos de escritura
Me dispongo a sacar mi estuche con los lápices y bolígrafos para escribir en mi cuaderno, cuando de pronto y casualmente todos los chicos del teatro se reúnen en un círculo y en medio de éste se encuentra parado el director Patrick.
Genial, otra mini-reunión.
Por más que intento esconderme él llama mi atención con sus pesados ojos y avanzo para unirme a la multitud que yace nerviosa esperando que el director suelte la noticia.
—Bueno, ahora que están todos...
¿Todos? Todos estábamos hace un rato en el despacho.
El director habla unas cuantas palabras que no escucho del todo porque estoy muy ocupada buscando discretamente con la mirada al tal Hansel, el cual no encuentro a la primera. Él está del otro lado del círculo charlando con la persona que más detesto en el teatro.
Seyda.
Casi me sale humo por las orejas y no entiendo el por qué. Seyda es una chica muy guapa por ende muchos chicos la acechan constantemente, pero no, ojos oceánicos no puede unirse al clan.
¿Verdad que no?
—Hansel, acércate —escucho a Patrick ordenar y es cuando vuelvo al mundo.
Todos miran con una atención dolorosamente profunda, cada segundo que transcurre al hombre frente a mí. Nuestro director es tan respetado que hasta su madre le pide permiso para hablar.
Y del silencio penetrante pasamos nuevamente a los cuchicheos sigilosos cuando el director anuncia señalando al chica su lado :
—Hansel Joseph, les presento al nuevo integrante de la Asociación y futura estrella del teatro.
Segundo shock.
¿Es posible que habiendo tantos lugares, tantas ocupaciones y hobbits en el mundo, ojos oceánicos prefiera la misma que yo?
Que maldito y cruel es el destino.
—¡Silencio! —espeta demandante Patrick y le indica a Hansel con un mohín que puede regresar a su lugar.
Livyan levanta la mano y la agita en el aire para llamar la atención.
—¿Cuando comienzan las audiciones? —pregunta ella.
Patrick duda un momento y luego responde: — Cuando nuestra querida escritora termine de escribir la obra, de lo contrario no habrá actuación.
Siento toda la atención recaer en mí, incluyendo a Hansel el cual me detalla confundido, definitivamente no sabe qué soy la creadora de las obras de esta Asociación.
—¿Te falta mucho para terminarla? —musita Eliot a mi lado.
Niego lentamente con la cabeza:—Un poco, es que ando bloqueada.
—Bueno, te aconsejo que busques forma de desbloquearte porque sino Patrick te asesinará un día de estos.
Exacto.
—Veré que puedo hacer —digo simple sin ninguna vuelta.
Comienzo a jugar con mis dedos en señal de nerviosismo y poca paciencia. Gracias a Dios luego de unos minutos el director junto a los demás desvían su atención de mí y se centran en sus propias cosas. Cada uno se reúne con su grupo habitual y ensañan, hablan de sus papeles y obras. Mientras que yo, bueno, yo continúo en mi plena soledad.
Agarro mi bolígrafo y con toques precisos y cautelosos empiezo a dibujar una estrella en la última hoja de la libreta, pero definitivamente no sé dibujar.
Esa estrella parece que sufrió un accidente. Tiene cada brazo de un tamaño direfente.
Que cruel eres, consciencia.
Me tenso al notar que una sombra nubla la hoja de papel que sostengo en mis manos y elevo la cabeza para encontrarme a Hansel observándose con curiosidad, las manos en los bolsillos de sus jeans y trago seco cuando me doy cuenta del ángulo que lo estoy detallando.
Pervertida.
Literalmente yo estoy sentada en el suelo y él de pie frente a mí ¿Qué es lo que más resalta? Pues su pantalón.
Él chico enarca una ceja:—¿Qué es eso?
Vuelvo mi vista hacia la estrella desfigurada en mi cuaderno y tengo intenciones de cerrarlo para no pasar la pena del siglo, pero no me da tiempo, justo a que cuando me dispongo a hacerlo Hansel se lanza de un tirón, cayendo sentado a mi lado.
Está demasiado cerca.
El calor de su cuerpo emana en mi brazo.
Cierro los ojos y los aprieto nerviosa sin fuerzas para moverme pero tampoco para quedarme como estoy. ¿Quién me entiende?
—Que linda figura abstracta —dice con emoción.
Lo fulmino incrédula:—No es una figura abstracta.
—¿No? ¿Entonces que es eso? —pregunta frunciendo el ceño con rareza.
Tu arruga en la frente también es linda.
Trago incómoda:—Es una estrella.
En un movimiento brusco Hansel gira su cuello y me observa como si estuviese completamente loca, hasta que suelta una sonrisa que me hace temblar las manos.
—¿Una estrella? —inquiere sin dejar de reír.
—No te burles, sí, es una estrella
—¿Y a qué especie pertenece? —vuelve a indagar con la risa un poco más controlada.
Me encojo de hombros sin saber qué decir exactamente:-Ni idea, pero es una estrella.
—Bueno, digamos que eres muy creativa —comenta divertido.
—¿Por qué?
—Es que yo he asociado tu estrella con miles de cosas, menos con la que en realidad es —responde sin dejar de mostrar su perfecta y sensual dentadura.
¿Sensual dentadura? Ok
No soy capaz de mirarlo directo a los ojos, pero tampoco soy capaz de tenerlo frente a mí y no mirarlo.
Es extraño.
—En todo caso el creativo eres tú —digo como puedo, haciendo un pobre intento porque no me tiemble la voz.
Este maldito chico no se despega de mí. Su brazo está completamente pegado al mío.
—¿Tu crees?
Asiento poniendo los ojos en blanco y desviando mi punto de referencia hacia cualquier lugar del teatro, pero él vuelve a hablar haciendo que toda mi atención recaiga en su ser.
—¿Me prestas el bolígrafo?
Por un instante no sé qué responder a eso, así que solo le estrecho lo que ha pedido y siento mi corazón palpitar a toda presión cuando acompañado de un toque delicado y profundo roza su mano con la mía para tomar el objeto.
La profundidad lo caracteriza. Fin.
En lo primero que en fijo es que me quita (sin permiso) el cuaderno que roposaba en mis muslos y lo coloca en los suyos para entonces sostener con su mano izquierda el bolígrafo y comenzar a dibujar.
—¿Eres zurdo? —inquiero.
—Sí, es herencia familiar, todos en mi familia son zurdos —responde simple y tranquilamente.
No digo nada más y detallo cada movimiento que hace con su manos, cada punto que traza de un extremo a otro en el blanco papel. Dirijo mis ojos para recorrerlo de perfil y me sorprendo con la perfección que representa. Su cabello es de un color miel que hace una grandiosa combinación con sus ojos. Su nariz es respingada pero no demasiado. Y ese suéter negro, crea un bello contraste con su color de piel similar al de Blanca Nieves.
¿Alguna vez has visto un chico tan bello?
Solo en mi imaginación.
Pues ahora lo tienes de frente ¿que esperas?
Mejor miro como dibuja.
En unos segundos, antes de que llegue al minuto concluye con su obra maestra y me lo muestra como si fuese un niño pequeño enseñándole el dibujo que acaba de realizar a su madre.
—Mira —tomo el cuaderno en mis manos cuando me lo ofrece.
—Que bien dibuj...
—Esa sí es una estrella —afirma y seguido a esto sonríe con satisfacción.
Oh entiendo, se está burlando de mi estrella y mostrando que la suya es mejor.
Ja y yo haciéndole un cumplido.
Tonta tonta.
—Eres un grosero —acuso y me levanto indignada. Él hace lo mismo.
—¿Eso piensas de mí? —pregunta fingiéndose ofendido cuando en realidad estaba sonriendo.
—Eso me has mostrado —digo sin más y me marcho avergonzada, de su radar.
**
El tiempo transcurrió tan rápido que no lo vi pasar, estuvimos alrededor de cuatro horas en total conversando y perdiendo el tiempo en el vacío teatro, mientras que Hansel hizo intentos por acercarse a mí nuevamente pero lo no permití, me alejé en cuanto tuve chance dándole a entender que lo quería bien lejos.
No entiendo el por qué pero me asusta acercarme demasiado.
No fue hasta entonces Patrick anunció que todos podíamos marcharnos a casa, que me percaté de que el cielo se había vuelto completamente oscuro y no tenía mi celular para llamar al mismo taxi que siempre me recogía.
Genial, sola de noche en plena calle.
Todo por culpa de Patrick que no nos dejó irnos antes que oscureciera.
Mis piernas no sabían hacia donde dirigirse y estuve varios minutos en la entrada del teatro mirando los alrededores.
—¿No quieres irte? —la voz de Eliot me sorprende y me giro para encontrarme con él.
—Si, es solo que no tengo quien me acompañe y es de noche —explico un poco preocupada con la vista perdida en el cielo estrellado.
—¿No puedes llamar a tu madre o alguien que venga a por tí?
—No llevo mi celular, lo olvidé —me justifico y suelto un largo suspiro.
Eliot duda y luego suelta: —Bueno en ese caso te acompañ...
—Ya la llevo yo.
Una tercera voz se adentra a la charla y cuando me volteo adivinen, un chico grosero de ojos oceánicos perfectamente perfecto está posando detrás de mi cuerpo.
Me tenso.
Eliot parece estar confundido y con su dedo índice nos señala a ambos mientras intenta entender la situación.
—¿Ustedes se conocen? —inquiere él.
—Emm...no —contesto.
—Sí —espeta rápidamente Hansel.
—¿Si o no? —cuestiona aún más desconcertado Eliot.
—Nos conocemos hace poco —afirma Hansel y en un movimiento que no vi llegar, me agarra suavemente por el brazo jalándome hacia afuera.
Literal, Eliot se quedó sorprendido.
Pero no tanto como yo cuando vi esa escenita.
Me zafo de su agarre de un tirón:—¡¿Pero que es lo que haces?!
Hansel inspira y mira hacia otra dirección como si estuviese pensando su respuesta.
—¿No puedo hacer una buena acción y acompañar a una chica sola e indefensa?
—No soy indefensa —digo indignada.
—Pero sí estás sola.
—¿Y eso qué? —espeto cruzándome de brazos.
—Que pueden raptarte y tomar tus órganos para venderlos por muy buen dinero —explica con su usual pose: las manos colocadas en los bolsillos de sus jeans sensualmente.
—¡Vaya! ¡Qué calculador! Me sorprendes —ironizo enarcando ambas cejas.
—Gracias
—No era un cumplido —aclaro seria.
—Pues para mí lo fue.
Minutos en silencio hasta que cierta persona lo rompe.
—¿Vas a dejar que te acompañe o irás sola? —pregunta en casi un susurro.
—Me gusta caminar sola, gracias —afirmo y comienzo a caminar alejándome de él.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis pasos.
El doble de pasos.
Mi expresión se vuelve entre confusa y alarmada cuando me doy cuenta que Hansel ha seguido mis pasos y ahora se encuentra a diez centímetros de mí en total silencio.
—¿Pero que haces? —escupo incrédula.
—La calle es pública ¿sabías? —habla muy pasivo con mientras su mirada azulada se encuentra perdida hacia el frente.
—Pero vas en mi dirección ¿sabías? —lo imito y dejo de caminar observándolo de arriba a abajo. Él hace lo mismo.
—Lo siento pero no puedo dejar que una chica se vaya sola a mitad de la noche con tanta delincuencia que hay en esta ciudad —explica completamente serio sin mostrar signos de brula o cualquier tipo de sonrisa en su rostro.
Ay, que lindo es.
Frunzo el ceño en confusión :—¿Qué es lo que quieres de mí? Déjame decirte que lo que sea que quieras no estoy dispuesta, solo pienso en los estudios.
Por un momento me siento ridícula al decir eso pero fue lo que me salió.
Hansel de pronto me mira fijamente como si tuviera cuatro ojos y cinco nariz e incluso una vaca azul voladora a mis espaldas.
—Lo siento, pero solo me ofrezco para acompañarte porque eres mujer y muchos hombres se aprovechan de eso hoy en día para abusar. Como mismo lo hago contigo puedo hacerlo con cualquier otra que lo necesite —y esas fueron las treinta y nueve palabras que me dejaron boquiabierta y no solo eso, sino que lo mejor que haría San Patricio es pedirle a la tierra que me trague.
Golpe bajo.
Vergüenza pura.
—... Pero si no quieres está bien, que puedo hacer, mejor te dejo por incorregible —concluye y da su espalda un poco indignado listo para marcharse.
No lo dejo, lo detengo.
—Espera —en menos de 0.05 segundos él se gira intercambiando su mirada con la mía y es justo en ese instante que se da cuenta de lo que quiero decirle.
Me disculpo internamente, pero no lo digo.
Me resulta complicado pedir disculpas.
—Vamos —musita él de pronto y le sigo el paso.
**
En todo el recorrido ninguno hizo mención de palabra alguna, fue terrible ese maldito silencio. Alrededor de la media hora conseguimos llegar a mi casa, bueno, hasta la puerta, obviamente él no pasó.
—Gracias por acompañarme —agradezco el gesto con la cabeza baja y abro la reja del portal dispuesta a entrar cuando...
—Mis sospechas eran ciertas
—¿Perdona? —indago confundida.
—Eres la chica de la azotea que me siguió aquella tarde —aclara y mis mejillas se tildan de rojo.
—N...no se de que hablas —finjo inocencia.
Él sonríe y sus hoyuelos se resaltan más que nunca.
—Sí que lo sabes, lo que no quieres aceptarlo.
—Estas loco —acuso poniendo un pie dentro del portal y antes de que entre completamente él me detiene sosteniendo mi brazo.
Por instinto me giro y nuestros rostros quedan más cerca de lo que deberían, mi pobre corazón quiere explotar en mi pecho.
—Gracias... —musita.
—No era un cumplido —aclaro con un tiemble notable en la voz.
Esta cercanía me está matando lentamente.
—Para mí lo fue —susurra y me tenso cuando sus ojos azules se deslizan hacia mis labios.
—Buenas noches —me alejo abruptamente de él y entro con suma rapidez al portal.
—¿Te digo algo? —llama mi atención nuevamente y vuelvo a mirarlo— Creo que las figuras abstractas son las más bonitas, porque cada persona es libre de observarla de la forma que quiere y apreciarla de diferentes maneras —hace una pausa y suspira— Me encantó tu estrella.
Mierda.
Mi pobre corazón.
Mis pobres piernas.
Que chico tan intenso.
Bendito seas, ojos oceánicos.
__________________________
No words jajajjaa
Creo que he gritado internamente como perra loca escribiendo este capítulo. Dios mío pude hasta sentir la tensión de Micaaela.
¿Se dieron cuenta que Mica olvidó hasta a su pobre celular? jajaja
Todo por ojos oceánicos.
¿Es extraño e inusual este Hansel, verdad?
Veremos que nos espera en este largo recorrido....
Meme:
Hasta próxima actualización
Nunca me odien
Yo los amo.
Besitos intensos como Hansel, jajaja. :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro