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11. Mucho gusto... Parte II

Primero que nada...
Quería pedirles que si aman realmente esta historia podrían unirse a mi grupo de face, recién lo creo y no tengo miembros, allí publicaré diario cosas con respecto a la historia y ustedes siéntanse libres de publicar también, memes, frases opiniones etc. Gracias
 
Nombre del grupo : Lectores de "Desde mi azotea" novela juvenil.

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 Nota de la autora: El capítulo más comprometedor de la historia acaba de llegar a sus manos ¿Qué esperan para leerlo?

Yo que ustedes lo hiciera ya jajaja.

Para aclarar: En este cap, aparecerán nuevos personajes que nunca antes se les había hecho mención. Conocerán otra parte de la vida de Micaaela. Espero sinceramente que la amen con toda su alma como lo hago yo :)

Comenten y voten por fa. Sino demoro en traer el próximo capítulo y les va a doler, lo sé jajajja.  No me odien, yo los amo :)

Sin más que decirles, Sorpresitas en...

3....

2....

1....

   

    C A P Í T U L O       O N C E

Y aquí estoy.

Haciendo una entrada deslumbrante como si de una película se tratara. Las voces de la calle son reemplazadas por el silencio del gran y majestuoso teatro. Las miradas se hacen fijas en mí a medida que avanzo por la extensa alfombra roja que se encuentra en medio de los asientos, directo al escenario.

Genial, Me siento como Barbie en la pasarela de París.

Mientras me acerco noto que una cara familiar me sonríe y sí, allí estaba Eliot con su brillante mirada clavada en mis entrañas. Ese chico cuando se dedicaba a observarme, lo hacía hasta llegar a mi hígado prácticamente.

Es muy profundo el Men. Un verdadero artista.

Con una tierna sonrisa le devuelvo el saludo y continúo mi recorrido detallando por milésima vez el interior del teatro.

Es una parte de mi vida realmente.

—Buenas buenas —exclamo con las mejores intenciones de saludar a todos los presentes, los cuales son pocos, a penas hay un promedio de seis personas.

—Hey, que bueno que llegaste, te esperábamos —Tatiana se lanza hacia mí para abrazarme cariñosamente y le correspondo.

Ella es aparentemente con la chica que más me relaciono, desde mi primer día aquí. Tatiana se ha encargado de guiarme y ofrecerme cualquier tipo ayuda. Es una chica muy alegre con el autoestima muy alto, verdaderamente la admiro.

—¿Me esperaban? ¿De qué me perdí? —funzo el ceño extrañada por su comentario.

Tampoco es que sea tan imprescindible por aquí.

Livyan se aclara la garganta:—En realidad esperamos por todos.

Grosera.

Si creen que por aquí todos somos unidos pues no, al contrario, se pudiera decir que nos dividimos por bandos. Si apoyas a un bando una vez, eres miembro de ese bando, si apoyas al otro, pues eres miembro del otro.

Y así, amigos.

Aunque nuestro profesor nos ha inculcado que debemos llevarnos bien y apoyarnos entre todos, no siempre es así. Tampoco es que nos odiemos a muerte y andemos en pelea constante, solo que no solemos andar juntos todos.

Más bien, juntos pero no revueltos.

Me entienden ¿no?

—Así es —Eliot continúa—, el profesor Patrick tiene algo que anunciarnos, pero debe esperar a que estemos todos.

—¿Habrá una especie de reunión colectiva o algo así? —inquiero con intenciones de indagar más.

—Eso parece —asiente Tatiana a mi lado.

—Bueno, ni modo. A esperar entonces —digo mientras me dirijo a colocar mi mochila en el rincón donde siempre dejamos nuestras pertenencias.

Por el rabito del ojo noto que Tatiana me sigue.

—¿Por fin pudiste terminarla? —pregunta ella curiosa.

—¿Eh? —suelto un poco dislocada.

—La obra —aclara ella y reacciono al momento.

—Ah, bueno. Respecto a eso, no creo que la tenga lista para este encuentro —me lamento mientras rebusco en mi mochila mi celular.

Pero no lo encuentro.

—¿Es en serio? Sabes como se complicarán las cosas si no la tienes terminada —reprocha Tatiana.

—Ay no, ay no, ay no —hablo nerviosa y un poco alarmada.

Escucho a Taty–o sea Tatiana pero también le digo Taty de cariño– resoplar—¿Y ahora qué sucede?.

—Mi celular, no lo encuentro —continúo virando al revés todas las cosas que guardo en mi mochila.

Oh, genial. Ya creo que sé donde lo dejé.

Al instante recuerdo que en el último turno antes del almuerzo se lo presté a Vivian para que se pasara unas cosas de ella que había guardado en mi cell, pero olvidé completamente volver a pedírselo y ella con lo despistada que es, menos se acordó.

Muy bonito.

Y yo que no puedo vivir sin mi celular.

—¿Lo perdiste? —indaga Taty mientras se agacha junto a mí con intenciones de ayudarme a buscar.

—Si, pero ya creo que recordé a quien se lo dí.

—Bueno puedes llamar a esa person...—reacciona ella— verdad que no tienes celular.

—Exactamente —afirmo.

—Te daría el mío pero se lo dejé a mi madre esta mañana —lamenta ella.

—Tranquila, ya veré que hago.

De repente estoy a punto de levantarme del suelo y miro a Taty. Ella abre los ojos como si acabara de descubrir a los extraterrestres.

—Puedes pedirle el de Eliot, él te dejará hacer la llamada encantado —sugiere picarona.

Para nadie es un secreto que Eliot está colado por mí desde el día que puse un pie en este teatro por primera vez. Pero no, no creo poder darle alas a ese chico. Es muy guapo y gentil y bueno y todo pero no me gusta.

La vida es así, gente.

—Emm, vale pues pídeselo —le sugiero y ella niega con la cabeza.

—Ve y pídeselo tú.

Genial. Ok me toca.

Pongo los ojos en blanco y voy directo a su dirección. Él se encontraba parado en el mismo lugar donde lo vi por última vez charlando con su círculo cerrado de amigos.

—Eh, miren que nos trajo la marea —habla David–uno de sus amigos, o sea otro integrante del grupo–, divertido.

—Hola, ¿puedo robarles a Eliot un momentito? —pregunto tomando del brazo a este y alejándolo fuera de la multitud.

Ni dejé que respondieran.

Oh dios mío, que educada soy.

Los chicos atrás ni atención me prestaron, al parecer Eliot no era muy importante en su conversación, o quizás no estaban para lidiar con una introvertida rara como yo.

Buen punto.

—Necesito una favor tuyo —le digo haciendo un intento porque despierte. Él por su parte me miraba como si quisiera desnudarme. Creo que puedo ver la saliva corrérsele por el labio.

—Lo que desees —al fin despierta.

—Verás, es que mi amiga se ha quedado con mi celular por error y me preguntaba si podrías prestarme el tuyo para llamarla y decirle que me lo alcance rápido  cuando pase por su casa —explico de forma nerviosa y compulsiva.

—Obvio que puedo, toma —se saca del bolsillo su iPhone y me lo estrecha—. La contraseña es 2908.

Casi lo fulmino con la mirada cuando me menciona los números de su contraseña, los cuales "casualmente" forman la fecha de mi cumpleaños.

—¿Tu contraseña es mi fecha de cumpleaños? —pregunta incrédula.

Él se rasca la cabeza con inquietud.

—No sabía que ese día era tu cumpleaños —asegura pero por su manera de actuar sé que miente.

—¿Es en serio? —reprocho.

—Vale vale. Tatiana me contó tu fecha de nacimiento —aclara derrotado.

—¿Así porque sí? —cuestiono.

—Bueno —duda— yo le pregunté.

Sonrío negando con la cabeza.

—Tal parece que has asaltado un banco. No tienes que ponerte así para responderme eso —hablo para relajarlo un poco.

—Pero creí que te molestó, me estabas preguntando como si...

—Tranquilo, era una broma —afirmo antes de tener que escuchar su diarrea verbal.

Chico transparente.

Me alejo un poco de Eliot para llamar a mi querida amiga despistada. Creo que así le pondré en el contacto. Ella cuelga repetidas veces y me cabreo por instinto.

¿Qué rayos le cuesta responderle a un número desconocido?

—¿Hola?.

Al fin.

—idiota, ¿se puede saber qué tanto hacías? —replico un poco fuera de mis estribos.

—¿Mica? ¿Eres tú? —pregunta un poco perdida.

—Si, soy yo —respondo en tono tedioso.

—¿De quién es ese número y por qué me llamas por ahí? —activa su lado detective de querer saberlo todo y yo solo consigo poner los ojos en blanco y respirar hondo porque no la tengo frente a mi para asesinarla.

—Por el simple hecho de que tienes mi celular —explico relajadamente para no soltar una profanidad.

—¿Yo? —pregunta—Ahh, si si, verdad.

Tan despistada como siempre.

—Por fin, ¿Puedes alcanzarmelo a las ocho cuando esté de vuelta en la esquina de tu casa?

—Esta bien. ¡Rodri!¡Ya dame el celular, última vez que te lo presto! —la escucho musitar furiosa.

¿Celular? ¿Qué celular?

Ay no.

Vivian.

—¿Eh? Sí, dime.

—¿Le prestaste mi celular a Rodrigo? —suelto la pregunta por lo bajo.

—¿Yoooo? No se a que te refieres —se hace la inocente pero la conozco demasiado.

—Estás alargando la O, de yo. No puedes ocultármelo, te he oído —afirmó y ella resopla.

—Bueno, es que él... —le interrumpo.

—Ya hablaremos eso más tarde. Recuerda que estoy por teléfono ajeno. Hasta luego —dicho eso, le cuelgo en la cara y le devuelvo humildemente el iphone a Eliot.

Misión cumplida.

Como es debido le devuelvo el celular a su dueño y rápidamente me libero de la tensión, o sea me alejo de los demás para volver a mi rincón favorito del escenario.

Como siempre sola, y en mi propio mundo. Aunque parezca una persona sociable y extrovertida esa está muy lejos de ser mi realidad, literalmente solo soy así como mis amigos más cercanos y familiares.

Aunque a veces ni eso.

Es raro pero desde que comencé a leer y escribir, me he mantenido en mi propio planeta de ilusiones sueños y fantasías, a veces me recuerdan que es solo ficción y que debo salir de mi burbuja pero ¿que puedo decir? Así soy feliz. No necesito nada más.

Oh si, necesitas un hombre.

Estúpida consciencia. Ambas sabemos bien que eso ni siquiera está en las sobras de neuronas que viven en mi subconsciente.

Eso es porque no te das la oportunidad a ti misma de sentir algo por alguien.

Simple. Ningún chico que pueda conocer, será capaz de cubrir mis expectativas en el amor.

Tú problema. Entonces te veo muriendo virgen.

Sacudo mi cabeza evitando pensar más en el inútil asunto al que le doy vueltas y me centro en mi libreta de tareas, la cual descansa sobre mis muslos.

¿No les he mencionado que tengo una lista de tareas?

Es que todo se me olvida.

Las cosas como son.

—Anjá, "Buscar un tema juvenil" listo. "Utilizar un vocabulario apropiado y no tener faltas ortográficas" listo.

Musito muy por lo bajo repasando una y otra vez las tareas que me implantaron para ser entregadas este miércoles–o sea, hoy–, las cuales se resumen en solo una, "Escribir una obra completa para la clase de teatro".

Y la misma que no has cumplido.

Exacto consciencia.

—"Debe contener un mínimo 150 páginas y un aproximado de 20 capítulos para ser aceptada" —suspiro en frustración— no listo.

Sé que he estado demasiado entretenida esta semana por cuestiones que no quiero recordar porque literalmente son estúpidas pero también sé que temo ser ignorada nuevamente en la asociación. No quiero más tristeza y decepción propia en mi vida.

Bueno, para aclararles. Efectivamente soy una escritora "principiante", a la cual aceptaron en la Asociación de Teatro para probar mi potencial. He estado integrada a este grupo desde hace más de un año y medio, solo me he dedicado a escribir las obras, sobre la categoría que me asocien y entregarlas a la fecha prevista.

En todo este tiempo no había tenido inconvenientes, solo una vez, que estaba pasando por un bloqueo de escritor y al parecer nuestro querido director no pudo entenderlo, aunque fingía hacerlo, me apartó con el disimulo y solo pasé a ser el fantasma del teatro.

Decepción total.

Así es, amigos y amigas.

Lamento tener que informarles que no soy actriz aficionada. Sé que esperaban que como siempre ha sido mi gran sueño y aspiración, lo estuviera intentando. Pero no todo es siempre como uno quiere y bueno, no me siento preparada para dar ese paso.

Solo soy una simple escritora novata que es pisoteada prácticamente en la Asociación a la cual pertenezco. No me quejo para nada de haber tomado la decisión de escribir, eso me libera y me gusta, puedo expresar todo tipo de emociones e inculcar en mis personajes distintos pedazos de mí, siempre lo hago.

Leerme o mejor, actuar algunas de mis obras, es representar pequeños pedazos que me identifican y me destruyen a su vez.

—¿Hablando sola? —una voz femenina chillona me hace brincar del susto. Era Taty.

Sonrío levemente:—Solo leo en voz alta —afirmo.

—Mmm, ya veo. Y ¿que lees? Dime que es la obra y que hace un rato me hiciste una broma. ¿Sí la escribiste verdad? —su esperanza hace que algo en mí se derrumbe.

Niego con la cabeza y vuelvo mi mirada a la liberta en mis muslos.

—¿Recuerdas lo que sucedió la otra vez verdad? —dice mientras se agacha a mi lado.

Asiento.

—Vas a salir dolida nuevamente y no quiero eso, amiga. Ambas sabemos que Patrick es un imbécil y no te da el reconocimiento que mereces —cuestiona ella con la voz cargada de rabia.

Sí, prácticamente medio grupo odia al director Patrick.

—Tranquila, sobreviviré —aseguro conteniendo los deseos de llorar.

—De eso no tengo dudas, pero si necesitas ahogar toda tu frustración en alguien, no me olvides —me da una palmadita en el hombro y sonreimos divertidas.

Aunque Tatiana y yo no mantengamos una amistad muy duradera ni pegajosa como la que tengo con Vivian, las dos nos complementamos muy bien cuando se trata del teatro. Nuestra amistad es más bien detrás de los telones y en los ensayos.

Repentinamente noto como el silencio se hace presente en todo mi alrededor. Busco con la mirada al grupo de integrantes y me topo con que han tensado cada músculo de sus cuerpos. Sé lo que significa.

Director Patrick.

Él llega, se para frente a los presentes y mientras se acomoda sus gafas comienza a señalar a todos como si estuviese contándolos.

—Mejor vuelvo —anuncia Taty a mi lado y se dirige en dirección al grupo.

Asiento y la dejo adelantarse. Yo debería estar presente en lo que sea que quiera decir pero conociéndolo no hablará por ahora, no hasta que todos los demás aparezcan.

Y como mismo llega, vuelve a irse.

Un silbido capta mi atención y alzo la mirada para encontrarme a Eliot haciendo un ademán, indicándome que vaya. No demoro mucho y me levanto para ir en su dirección.

—¿Qué sucede? —inquiero curiosa.

—Nada, era para ver si te sabías el número de Seyda.

Oh, genial. La odiosa no podía faltar.

Ya había pasado mucho sin que la mencionacen.

Para que entiendan un poco más. La antagónica de Seyda por mucho que me duela en el fondo y me moleste, es muy conocida y respetada como actriz en esta Asociación. Ya saben, ella es la líder principal del grupito de "Creídas forever" en el teatro.

Todos las aman.

Yo y Tatiana las odiamos y creo que Eliot también a decir verdad.

Lo único que los demás ven en ella es que es buena en la actuación y que... Ah, olvidaba el detalle más importante.

Es la sobrina del director, o sea de Patrick.

Como escucharon.

Una maldita pesadilla con la que he tenido que lidiar desde que me incorporé aquí.

Organizo mis ideas y vuelvo al presente. En la conversación que estaba a punto de establecer con Eliot.

—No, lo siento no tengo su número —respondo cortante.

—Vale, veré a quien le pregunto.

—¿Y su querido tío no la puede llamar? —replico dubitativa.

Eliot se encoge de hombros:—Ni idea, sinceramente no sé si se comunicará con ella pero todos están preguntando si vendrá o no. Es que quieren organizar algo de la obra de la semana pasada —aclara rápidamente y lo miro casi estirando la bemba.

—Bueno —y es lo más que digo antes de dar mi espalda y desaparecer de su vista.

**

Han pasado más de veinte minutos. He sido testigo de las llegadas de la mayoría de integrantes, aunque he visto muchas caras que odio, solo una no se hace presente ante mis ojos.

Seyda, la maldita no acaba de llegar y yo necesito estar en mi casa antes de las nueve de la noche para que mi madre no sospeche.

¿Crees que puedas aparecer, querida Seyda?

Luego de intentar comunicarme telepáticamente con ella, vuelvo a la realidad y me centro en la persona a mi lado.

—¿Puedes creerlo? ¡Es como si se hubiese vuelto completamente loca! —exclama Eliot muy emocionado con su conversación, la cual no tengo idea de que trata.

Exacto, no he escuchado ni una sola palabra.

Más bien oí, pero no escuché.

—¿Micaaela? —él intenta llamar mi atención agitando su mano frente a mi rostro.

—¿Eh?

—¿No has escuchado nada de lo que te he dicho, cierto? —casi pude visualizarlo llorando de la decepción. Su carita de perro mojado lo decía todo.

—Si, si claro. Continúa es que me distraje —fingo rápidamente para evitar que se sienta mal.

Él suspira con hastío: —No tienes que hacerlo.

Me giro hacia él con el ceño ligeramente fruncido.

—¿De qué hablas?

Lo veo acomodarse para quedar sentado con las piernas cruzadas frente a mi. Ambos estábamos en el suelo, especificamente en mi rincón favorito.

—Estás intentando hacerme creer que me prestaste atención cuando realmente no consigues bajar de tu mundo ficticio —se explica sin dejar de observarme por un instante.

—Lo siento, es que no estoy de ánimo —exhalo.

—¿Quieres hablar de ello? —pregunta preocupado.

Niego con la cabeza rápidamente.

—Esta bien, pero si necesitas algo solo llámame, para ti nunca estaré ocupado —afirma y me guiña un ojo.

¿Qué diablos tienen todos hoy?

—Eliot —llamo antes de que se marche— Gracias. 

Él me sonríe con ilusión y yo le correspondo para entonces volver nuevamente a mi monotonía de los miércoles.

Este es mi día favorito de la semana, y no porque cumpla mis sueños sino porque veo a otros cumplirlos por mí.

Triste realidad.

Bueno al menos lo puedo ver.

—Micaaela Bill —un tono de voz demandante me hace exaltar y alzar la vista para encontrarme a nuestro director.

Intenta ser amable.

—¿Sí? —dudo sin saber exactamente qué tiene para decirme.

—Necesito que le anuncies a todos que ya pueden pasar al despacho para la reunión —aclara de modo serio y frío. Típico de su persona.

—¿Ya llegó Seyda? —pregunto al recordar que sólo ella faltaba.

—No te pedí que me hicieras preguntas. Solo cumple con lo que te oriento ¿queda claro? —casi le saco la lengua en la cara por grosero y maleducado.

Asiento derrotada y me limito a colocar en mi inexpresivo rostro una pésima cara. Quiero que note lo odioso que puede llegar a ser y lo pesado que le cae a las personas de su alrededor.

Ojalá pudiera mandarlo lejos.

Pero no puedo.

A pasos indecisos me acerco a la multitud que yacían en medio del escenario sentados en el suelo conversando.

—Patrick los espera en el despacho —anuncio sin muchos deseos.

Todos giran a verme y me tenso instintivamente.

—¿Quién te ha dicho eso? —Livyan no duda en soltar.

—Si ella dice que Patrick nos espera en el despacho, pues Patrick nos espera en el despacho —Eliot la salva de que la mande a la mierda sin posibilidad de regreso.

—Espero que no sea una mala broma —vuelve a decir Livyan y se levanta. Tras ella todos los demás.

Parecen mamá pata y sus patitos.

Contengo la risa ante lo que acabo de pensar y cuando estoy a punto de volver a mi inhóspito y tranquilo rincón alguien me llama–bueno grita– desde la distancia.

—¡Micaaela!, te quiero aquí también en cinco segundos —Patrick me sorprende pero no chisto y avanzo.

**


La tensión es horrible.

Tal parece q todos estamos a punto de ser sacrificados. El director Patrick lo único que ha hecho en los últimos diez minutos es dar vueltas en el mismo sitio detrás de su silla y mantener un comportamiento impaciente.

—Buenas tardes —una voz que me hace fruncir el ceño de la sorpresa hace un eco repentino en el despacho.

Seyda.

Nadie habla, nadie mueve un solo dedo, solo la observan curiosos.

Bueno, observamos.

—Toma asiento —demanda Patrick.

Seyda no protesta, sólo lo hace.

—Ahora que estamos todos, quiero hacerles llegar la noticia de que habrá un nuevo integrante en la Asociación.

Luego de las palabras del director se comienzan a escuchar cuchicheos constantes. Todos hablan y comentan en voz baja a mi alrededor y yo lo único que hago es rezarle a San Patricio para que Patrick no me asesine por no tener terminada la obra.

—¡Silencio! —grita furioso.

El idiota no tiene un buen día.

Él nunca tiene un buen día, consciencia inteligente.

La piel de me puso de gallina cuando su ronca voz rebotó por las paredes del despacho. Abrí los ojos como platos e intente acomodarme en el lugar para prestarle toda la atención.

Esa es otra cosa. Nuestro director tiene la costumbre que cuando habla le gusta que lo miren a los ojos fijamente. De no ser así, puedes pagarlo caro, y con pagarlo caro me refiero a que te soltará un regaño frente a todos sin importarle la dignidad que puedas perder en público.

Es triste.

—Como les decía. Dado a que ustedes no son nuevos, y todos los presentes hoy tienen un buen tiempo trabajando conmigo, no debo recordarles como se les trata a los recién llegado ¿verdad? —él habla tan seguro de si mismo que me parece una amenaza.

Absolutamente todos asentimos con la cabeza sin despegarle el ojo.

A mi lado noto que Tatiana levanta la mano para hacer una pregunta. Patrick hace un mohín indicándole que puede hablar y ella procede:

—¿Hoy se presentará el chico?

—¿Y por qué asumes que es un chico? —suelta Patrick rápidamente cruzándose de brazos.

Tatiana se encoge de hombros:—No asumo nada, solo es una idea.

Que valiente es, la admiro.

—Bueno, eso lo veremos cuando aparezca la persona. Ya decidirás tu misma si es chico, chica, trasvesti o hemarfrodita —responde el director casi riéndose de su propio chiste sin gracia.

Los aquí presentes intercambiamos mirada de "Este hombre está loco"

—¿Pero por fin se presentará hoy? —inquiere nuevamente Tatiana en busca de respuestas.

—Sí, está al llegar —afirma y por algún motivo me pongo nerviosa.

Nuevo integrante, significa una persona nueva a la que conocer, alguien nuevo a quien orientar.

No soy muy sociable que digamos.

No me agrada mucho la idea. Bastante me cuesta adaptarme a las personas que me rodean constantemente.

¡Qué raro que digas eso! Cuando perseguiste a ojos oceánicos no te aterró ni perder la vergüenza.

¡Cállate consciencia! Esa es otra cuestión.

El local estuvo un rato en silencio hasta que de pronto Patrick vuelve a hablar y dice las palabras más sabías que ha dicho en el día.

—Ya pueden salir a hacer lo que quieran —. De golpe nos levantamos al unísono hasta que él continúa— Tú Seyda, te quedas debemos hablar.

Y por su cara no será  una conversación muy amistosa.

Toma p*rra.

—¿Quién crees que sea el nuevo? ¿Estará guapo? Porque si está guapo me lo cargo —, casi Tatiana me desbarata el tímpano gritando de la emoción justo en mi oído.

—¡Ay!  Me dejaras sorda un día de estos —me quejo.

—Mira que eres dramática.

—Eso dicen —me burlo y procedo a buscar mi pomo de agua en la mochila.

Pero no lo encuentro.

Genial, hoy es justamente el día en que se me queda todo.

—¿Qué sucede? —pregunta Tatiana al notarme incómoda o sea furiosa conmigo misma.

—Tengo una sed terrible y no traje mi pomo de agua —le cuento y ella no demora en reaccionar.

—Eso no tiene problemas, te puedo prestar el mío.

La miro unos segundos con desconfianza.

—Tranquila no tengo ninguna enfermedad contagiosa —declara riendo mientras me da un manotazo en el hombro.

La sigo en dirección a su mochila, la cual la tiene tirada donde siempre. Abajo, en uno de los primeros asientos del ancestral teatro.

Bajamos del escenario y al llegar a donde descansa su mochila morada, me poso detrás de ella esperando por el pomo.

En serio tengo sed.

Toma, intenta no perder la tapa por favor, sujétala bien.

Blanqueo los ojos con tedio:—Tranquila, no tienes que preocuparte no voy a dejar caer la tapa de tu querido pomo.

—No te burles, es que en el suelo hay gérmenes.

—Si claro —asiento divertida.

Comienzo a empinarme el pomo, sin pegar los labios a la boca de este y bebo por fin agua refrescante.

—Te espero arriba, vale —dice Tatiana dirigiéndose hacia el escenario, yo asiento como puedo, sin dejar de beber.

Estoy girada de lado con mi vista enfocada y perdida en la decoración del techo del teatro cuando  repentinamente...


—Afortunados son mis ojos de captar esta imagen.


Una voz masculina y terriblemente sensual me sorprende haciendo que con el rabito del ojo mire–sin dejar de empinarme el pomo de agua– hacia la dirección que proviene.

¡Whatttttt!

Pellízquenme por favor, se los ruego.

Estoy en un sueño, mejor dicho, una pesadilla.

Esto. no. puede. ser. posible.

Pego un brinco tan pero tan brusco que casi me ahogo con el líquido que bebía, el cual por supuesto derramé en todo mi cuerpo, o al menos la parte visible delantera.

Muy bonito, blusa, saya, cara y hasta la dignidad mojada.

El chico que ahora está frente a mí, luciendo unos jeans apretados y un suéter con capucha, negro, suelta una risita que me hace temblar internamente.

Oh dios mío, no siento mis piernas.

Tiene la sonrisa más perfecta y encantadora que he visto jamás.

Me voy a desmayar.


—Lo siento, no era mi intención asustarte —no para de reír el maldito.


En un movimiento rápido pero que a mí– que estoy pasando por un proceso de cámara lenta–se me hace infinito, el chico eleva su brazo y se baja la capucha, mostrando su cabellera ligeramente castaña y alborotada.
Para luego estrecharme caballerosamente la mano.

—Mucho gusto, mi nombre es Hansel Joseph...

Hansel Joseph;  ese es el nombre del chico, cuyos ojos oceánicos han estado ocupando mis pensamientos por un buen tiempo.

Chico por el cual he navegado haciéndome miles de preguntas y deseando el momento que lo tuviera de frente, muy de cerca para detallarlo estrictamente.

Chico, que he perseguido en la tarde, para terminar en un inhóspito y extraño bosque apartado donde hay un río.

Sí amigos, el mismo que me sonrío como maníatico esa tarde.

Ahora lo encontré, o bueno, él me ha encontrado a mí.

_________________________________

       ______________________

Espera espera*respira profundo*

Ahora sí, griten conmigo...

AHHHHHHHHHHHHH

El momento que todos esperábamos, acaba de llegar y a partir de ahora la historia comenzará a tomar rumboss y rumboss.

¿Qué les pareció?

Hasta próxima actualización(la cual estoy ansiosa por escribir)

No me odien
Yo los amo


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Y aquí para despedirme les dejo una fotito de Nicolás cargando al perrito de Mica, o sea Poseidón. Este bebé también es un modelo:

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