79.- Por siempre y para siempre
-No, no no no ¡Princesa! No se suba ahí. Santiago deja eso ¡DIOSES NO!
Burak iba caminando por uno de los corredores cuando escuchó aquellos ruidos, extrañado miró a los soldados de los pasillos que enseguida desviaron la mirada al verle.
Sin pensarlo mucho abrió la puerta y encontró a Riftan tratando de recuperar las hojas que se le habían caído.
–¿Sabes que hay guarderías y que no debes trabajar con niños?– dijo Burak.
–Es su hija– reclamó el hombre poniéndose de pie mientras levantaba la tinta dada vuelta.
–Y tu hijo.
–Arg... No puedo con esto.
–Hey– reclamó Burak cuando la pequeña Selene salió entre sus piernas hacia el corredor corriendo antes que él la retara– ¿Dónde está Gina?
–Es su día de descanso.
–Pensé que su descanso era por el trabajo.
–Como ve mi rey no, ella agarró sus cosas y salió hacia la cascada dejándome con Santiago por dos días.
Burak le levantó las cejas al pequeño cuando cruzaron miradas, el niño era igual a Riftan pero había sacado los ojos de su soldado. Su embarazo al fin y al cabo no se había perdido, pero después de lo ocurrido en el Reino de los bosques Gina tuvo que estar con reposo absoluto, no era de esperarse que ahora que su hijo estaba grande quisiera salir de su hogar.
–Me agrada verte así– soltó Burak mirando a Riftan.
–No sea cruel mi señor.
–Vete de aquí Riftan, vete y llévate a tu hijo, una oficina no es lugar para un niño. Dile a Cedric que te ayude con algunas cosas.
–No me lo descontara ¿Cierto?
–Lo pensaré– dijo Burak saliendo y dejando la puerta abierta.
Su pequeña era un remolino de energía, salvaje como todo Átkozott pero sencible y cariñosa como su madre.
Burak olfateó su olor y su esencia hasta que al doblar en una esquina ella lo esperaba.
–¡Guau!– la voz de su pequeña sonó por los pasillos.
–¿Oye tú a quien le ladras?
–A ti sabueso– le contestó ella corriendo a sus pies.
Burak la tomó por los brazos y la sostuvo mirándola con el ceño levemente fruncido. Ella cómodamente sentada en su antebrazo derecho lo miró achinando sus ojos mientras sonreía como si haya dicho algo malo pero sintiéndose orgullosa. Mostrando su dentadura blanquecina como pequeños frijoles se rió mientras lo miraba.
–¿Quien te ha enseñado eso?
–Mamá Cerdina, dijo que tú eras un perro– dijo ella acercando su rostro a él y puso sus manos en su boca levantándole el labio superior– papá tiene dientes de perro.
–¿Sabes que no puedes meterte dónde la gente está trabajando? ¿Dónde está tu mamá?– le preguntó pero la pequeña riéndose pataleó para que él la bajara cosa que lo hizo lentamente.
–El tío Cedric dijo que mamá es un angel– dijo saltando hacia el pasillo detrás de él– un ángel que se casó con un perro.
Sorprendido no le quedó más de otra que ladrarle fuerte y su hija salió corriendo mientras gritaba y reía. Escondiéndose entre las habitaciones Selene siempre hacia de las suyas y los guardias no podían evitar sonreírle y salir de sus posiciones cuando ella intentaba jugar o bailar con ellos.
Mientras la miraba, la risa de una mujer sonó por el otro extremo del pasillo. Burak volteó y encontró a Cerdina que no paraba de reír.
–Le estás enseñando mal.
–No puedes involucrarte en la crianza de una abuela hacia su nieta. Además, ella saca sus propias conclusiones, sabueso– acentuó la última palabra.
–Ven aquí perrito– la voz de su hija volvió a sonar llamándolo– tienes que buscarme hasta encontrarme– agregó cantando.
–No te saldrás con la tuya Cerdina.
–Ve con ella.
Burak siguió los sonidos de su pequeña hasta que la encontró cerca de las escaleras jugando a saltar cuadro por cuadro la cerámica del piso.
Fue abrir la boca pero la voz dulce de una mujer llegó primero.
–Selene no llames a tu papá así.
–Mamá, ¿Es verdad que eres un ángel?– dijo la pequeña acercándose a ella y abrazándole las piernas. Astria rápidamente bajó a su altura.
–¿Quien te ha dicho todas esas cosas?
–¿Quien crees?– dijo él acercandose a ella.
–Burak– sonrió ella al verle.
Astria llevaba en su cintura a su pequeño de tres años. Había heredado sus hermosos ojos celestes, el color de su piel no era pálido ni tampoco bronceado como un Átkozott pero su pelo negro carbón era igual a su padre.
Burak se acercó a ella y le besó los labios antes de acariciar a su pequeño.
–Mamá Cerdina también dijo que papá llevaba una correa imaginaria en su cuello y que la dueña eres tú.
–¿Qué?– Burak frunció el ceño una vez más mientras Astria se ponía a reír
–Cerdina tiene razón– dijo Astria mordiendo un poco sus labios y mirando a su esposo– toma– continúo pasándole algo en su mano– nos vemos arriba sabueso– agregó tomando la mano de su pequeña y diriguiendose a los jardines traseros.
Burak viéndola marchar abrió su mano y miro en ella. Se le escapó una gran sonriza mientras volvía a posar sus orbes dorados hacia su mujer.
–Claro que si hermosa mía– dijo hechandose la moneda de oro al bolsillo. Una propuesta que nunca pasaría de moda.
_____________________________________
Tiempo transcurrido Astria soño con aquel gigante, despertando a mitad de la noche se sentó agarrándose el pecho, el mismo sentimiento que tuvo ese día le molestó el respirar.
–¿Qué te ocurre?– los brazos de su compañero enseguida la envolvieron cálidamente.
–No lo sé... Yo... Siento que algo me aprieta el pecho.
–¿Quieres que llame a Sam?
–No, solo es extraño yo no me sentía así desde que...– pensando en eso la imagen de ella tomando la energía de los gigantes inundó su mente–los gigantes.
–Dijiste que no volverías.
–Lo sé, no quiero hacerlo.
Pero las cosas no siguieron normal, cómo había dicho Luna, Astria sabría el tiempo exacto donde debía volver al Reino de los bosques junto a su hijo. Las promesas no se rompen con el tiempo hasta ser cumplidas y Astria no volvió a tener un sueño tranquilo.
Obligada por ese hecho trató de impedirlo y hablar con Luna pero Luna no volvió a aparecer, la última vez que la escuchó fue ese temible día.
–Veremos a un amigo– dijo Astria hacia sus hijos.
–Papá dijo que la tierra aquí era mágica, ¿Te lo imaginas Seren?
(Seren, origen nórdico y significa Estrella)
–No me molestes Selene, no me gusta el viaje es tan aburrido. Mamá ¿Puedo ir con papá en el caballo?
–Pregúntale a Cedric o a Bruno ellos siempre dicen que sí.
–A ti sí, porque tú eres la consentida, además hablaba con mamá, no te metas.
–Basta, no estén peleando– dijo Astria mirándolo enojada– Seren ¿Qué modales son eso?
–Vamos niños hagan caso a su mamá– dijo Amy que también iba en el carruaje.
–Ella empezó– dijo el muchacho mirando a su hermana mayor que estaba adelante.
–No tienes una pizca de animal pero te comportas como uno– dijo la muchacha cruzando los brazos y murmurando en tono bajo.
–¡SELENE!
*****************
–Tienen un alboroto dentro– dijo Cedric. acercándose a Burak que iba a la cabeza.
–Ni lo menciones–dijo Burak voltando a observar el carruaje.
–Nuestra Reina perderá los estribos tarde o temprano– dijo Bruno.
–Ve y trae a uno de ellos, mientras estén separados se portarán bien– dijo Cedric, Bruno enseguida le obedeció– Deberías hablar con ellos siempre te hacen más caso a tí.
–Estan en la edad, además no siempre estaré todo el tiempo con ellos– dijo Burak riéndose. Escapar de esas situaciones era algo que hacía pero no tan seguido.
Cuando llegaron al Castillo, Selene fue la primera en bajar y correr a los brazos de Edgar, con su hermoso vestido rosado y su cabello rojizo llamó la atención de todos por su hermosa belleza.
–¿Cómo estás linda?
–Estoy bien tío, mi hermano fastidio todo el viaje ¡Fue una locura!
–Hola Selene.
–Hola Mery, tu también estás guapísima.
Edgar y Mery ya se habían famiarizado con la pequeña pero no así con Seren que al verlos enseguida aguardo detrás de Astria mirándolos con el ceño fruncido. Selene una vez en el suelo corrió saludando a todos incluso a los soldados del Reino.
–Estoy seguro que tú también eras timido– dijo Edgar golpeando la espalda de Burak.
–Seren ven a saludar– le dijo su padre. El niño apretó los labios antes de salir del refugio de Astria y caminó hacia él.
–Hola Rey Edgar– dijo tímidamente y sin dejar de mostrar un rostro molesto.
–Hola pequeño– contestó él hincandose frente a él– ¿Me tienes miedo?
–No– le dijo seguro de sí mismo pero en cuanto Edgar sonrió y mostró aquel gesto usual de un Elfo el niño instintivamente tomó la mano de Burak y la apretó contra la suya.
–Vamos, no lo asustes.
–No te asustes Seren- dijo Selene llegando a abrazar el cuello de Edgar– el miedo solo existe en tu cabeza.
–Eres una chica inteligente– dijo el Rey Elfo poniéndose de pie y levantándola– vamos saludemos a tu madre.
–No tienes que tener miedo, no todos nacen con una sonrisa como la tuya– le dijo Burak tomándolo en brazos.
–Soy valiente.
–Sí lo eres, pero recuerda que el Edgar y Mery pueden sentirse mal si tú llegas a temerle, pero ellos jamás te harán daño.
–Lo haré.
*****************
–¿Ya te pusiste en campaña?– molestó Burak mientras caminaba a los jardines traseros.
–Claro que sí, hay que esperar nada más, ser paciente, tu sabes – dijo Edgar con un suspiro. Los años habían pasado y por fin el Rey Elfo podía intentar tener descendencia.
–Creeme que te arrepentirás de tener uno de estos.
–¡Papá te estoy escuchando!– dijo Selene volteando a mirarlo enojada.
–Burak no digas esas cosas– dijo Astria con una leve sonrisa– sabes que tu padre solo está bromeando– agregó mirando a Selene mientras Burak se reía.
–Más le vale.
–Ojala nuestros hijos fueran como ella– dijo Mery–me encanta su actitud.
–No te gustaría cuando realmente está enfadada– dijo Burak tomando la mano de Astria y entrelazando sus dedos con ella.
Cedric y Bruno iban cada uno sosteniendo la mano de Selene que daba pequeños brincos mientras caminaba y el pequeño Seren iba de la mano de Amy.
Lentamente llegaron dónde una de las piedras había quedado separada al resto, las demás habían sido enterradas para poder evitar que volvieran a despertar. Lo peligroso que había sido fue suficiente para que todos le temieran.
Si en algún momento Astria ya no estaba para volver a hacerlas dormir no habría nadie que pudiera con ellas.
–Seren– dijo Astria agachándose a ver a su chico, habían pasado 5 años desde que habían estado allí y aunque miró a su hijo con una leve sonrisa en su interior estaba bastante nerviosa.
Los gigantes y todos los hechos que habían ocurrido con Hunur la habían afectado despertando constantemente con pesadillas de aquello. Burak fue esencial para que pudiera superar sus traumas y sin duda alguna la llegada de su pequeño le dió la oportunidad de dejar sus recuerdos.
Burak no la dejó sola, los traumas propios de Astria que había ocultado se fueron con el tiempo, reemplazando momentos oscuros con nuevas vivencias llenas de cariño y amor por todos.
Tomando la mano de su pequeño se acercaron a la piedra mientras que Burak se quedó con Selene sujetandola de los hombros.
–No tengas miedo hijo mío, despertaremos a un amigo.
–No tengo miedo. Yo he soñado con ese gigante mamá, él también es mi amigo.
Astria sabía de aquello pero esperaba que la inocencia de su hijo fuera correspondida.
Dando unos pasos más, levantó su mano y tocó la piedra luego, cerró los ojos para concentrar su energía en aquella mano. Iluminandola levemente la piedra comenzó a temblar y en unos segundos una luz fuerte de color azul alcanzó los cielos.
Astria tomando la mano de su pequeño dió unos pasos atrás mientras cubría un poco sus ojos de la potente luz. La gente que había estado ese tiempo, recordaría aquel suceso y es por eso que Edgar el Rey, los preparó para este día. Con mucho respeto se acercaron al lugar, lo suficiente para ver lo que ocurría pero también para no poner en peligro sus vidas.
Cuando la luz se apagó el gigante estaba una vez más delante de ellos, pero está vez no soltó un bramido y ni siquiera gruñó. Mirando el cielo por última vez observó su alrededor y tomó aire por la boca para luego bajar sus ojos hacia hacia las personas pequeñas que estaban frente suyo.
–Te veo– soltó en una voz muy ronca.
–Te dije que vendría luego– dijo el chico soltando la mano de su madre y acercándose.
–Seren– dijo Astria agarrando sus hombros y apegandolo hacia ella.
–No le haré nada, no quiero su sangre.
–Leo– dijo Astria mirandolo hacia arriba– yo no sé lo que tengo que hacer.
–Tú no harás nada– el gigante lentamente se arrodilló y bajó su rostro hacia el chico.
Observandolo con sus enormes ojos rojos, Seren no pareció tenerle miedo. Entonces Astria se preguntó si relamnete ambos tenían una conección como para que en el sueño de su pequeño Leo haya aparecido.
–Mamá yo no tengo miedo– dijo el chico mirándola desde abajo. Su altura era pequeña y apenas llegaba a su cintura, pero aún así, con una leve sonrisa dibujada en su rostro soltó la mano de su madre.
Caminando lentamente alzó la mano cuando estuvo al alcance del gigante y tocó su rostro. En cuanto ambos estuvieron en contacto un viento enorme hizo volar el cabello de Astria.
Selene abrazó la pierna izquierda de su padre mientras escondía su rostro del viento.
Un gran remolino cubrió al gigante consumiendolo y muchas luces pequeñas como las estrellas en la noche brillaron con tonos celestes. Segundos y el remolino se fue disipando dejando a un hombre en el medio.
Leo sonrió, su parte humana era lo último que quedaría, mirándose las manos sintió su propio tacto, no era una ilusión, ni una conciencia, podía tocarse la ropa, el pelo, los brazos, el cuerpo.
–¿Eres tu?– preguntó el niño sorprendido y con un poco de temor.
Leo al escucharlo despertó de su realidad y solo se abalanzó a él tomándolo de los brazos, lo sostuvo firmemente de la espalda y una de sus manos acaricio el pelo del chico mientras dió dos vueltas.
–No sabes lo feliz que estoy– le dijo dejandolo en el suelo y doblando una rodilla para mirarlo de baja altura.
Astria no dijo nada, ya no era Gigante y ya no era un hombre sin sentimientos. Le sonrió con dulzura, al ver nobleza en el hombre, claro que para Burak no fue igual. Astria evitó girar su rostro para verle o escucharlo gruñir.
–Gracias chico– dijo Leo mientras Astria se acercaba– serás un Rey magnífico, noble, valiente y muy inteligente.
–¿Está hecho?– preguntó Astria mirándolo.
–Sí.
–¿No tienes miedo?
–Jamás le he tenido miedo a la muerte– dijo Leo acercandose a ella, su pequeño enseguida le tomó la mano a su madre– Haz cumplido Astria, ella también lo hizo, gracias, de verdad... Gracias– agregó y la abrazó.
Astria no se sorprendió, el hombre parecía emocionado y lentamente tocó un poco su espalda para corresponder a su abrazo, pero enseguida que lo hizo sintió un pequeño cosquilleo pasar por sus dedos.
Burak no intervino, aguantando y tratando de controlar su instinto de propiedad, se mantuvo allí a pesar de que su pequeña hija tapó su boca y dijo "Oh no" mientras miraba a su madre y volvía a mirlo a él.
–Tranquilo animal, solo es una gratitud– le dijo Edgar.
–Estoy consciente de ese hecho– soltó suavemente.
Leo la soltó lentamente y luego dió unos pasos atrás mirándose las manos, su escencia de fue disipando lentamente desapareciendo en el aire.
–¿Cuál era su nombre?– preguntó Astria antes de que desapareciera por completo.
Leo llevó sus ojos hacia ella por última vez y mostrándole una sonrisa hermosa y encantadora susurró el nombre de la persona que hasta este tiempo aún amaba.
–Helina.
–No... mamá– Seren escondió su rostro en la ropa de ella mientras lloró, como un niño que había perdido a un inusual amigo se aferró a ella cuando pequeñas luces azules terminaron de desaparecer.
–Tranquilo, él estará bien.
–¿Dónde fue? Pensé que...estaría más tiempo aquí– dijo llorando.
–No mi hermoso niño, él estaba feliz, va a un lugar donde lo esperan las personas que él ama y ellos le aman también.
–Ven mi principe– dijo Amy tomándolo de los brazos de su madre y llevándolo hacia el jardín.
Astria miró el cielo, era tan hermoso, tan cálido, sintió la presencia de Burak acercándose a su lado pero el no dijo nada, tomó lentamente su mano y aguardó allí.
–Yo quiero llegar a amarte tanto como ese hombre amaba a su mujer.
–Quizás era su hija– dijo Burak soltando una leve risita.
–Lo dudo mucho.
–Yo ya te amo de esa forma– dijo Burak parándose frente a ella y tomando sus manos las beso sin dejar de mirarle sus ojos celestes– en esta y todas las otras vidas yo te amaría de la misma forma– agregó robándole un beso cálido y fugaz.
–¿Siempre?– preguntó Astria e hizo lo mismo. Juntando las frentes se observaron mientras su respiración se hacía uno.
–Por siempre y para siempre mujer de mi vida.
–Yo también. Te amo Burak.
~Fin~
**********************
Muchísimas gracias a todos, ame desde el principio hasta el final interactuar con cada uno de ustedes. Dilate lo que mas pude su final porque me cuesta despegarme de los personajes pero era la hora.
Gracias infinitas y nos vemos en otros proyectos. (Noviembre quizás)
Karen Hinojosa M.
*Historia paralela, saga Hijos de las Estrellas, “Tarikan” disponible en mi perfil
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro