Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

76.-Eran leyendas


–¿Qué es eso?– susurró Astria y rápidamente sintió una electricidad que entró por la tierra y llegó a su cuerpo. Burak sintió exactamente lo mismo tratando de sentarse.

–Mierda– soltó suavemente.

Astria volteó y se dió cuenta que tanto su esposo como Edgar pusieron una cara aterradora, aquello si era miedo.

Al instante que volteó un sonido fuerte sonó expandiéndose por todos los rincones. Un potente rugido con un bramido hizo que todos cayeran tapándose los oídos y el caos que ya había se volvió una locura. Con los pelos como aguja clavándose en cada poro de la piel había surgido un mal aterrador.

–¡LOS GIGANTES HAN DESPERTADO!– se escuchó fuerte y claro mientras la tierra continúo temblando.
La gente rápidamente comenzó a reunirse alrededor de los jardines traseros, a espera de ver tan extraño acontecimiento a pesar del miedo que causaban.

Pocos minutos pasaron cuando la gente rápidamente comenzó a gritar y a correr mientras el suelo tembló. Detrás del Castillo las cabezas de 4 gigantes se vieron a lo lejos.
El poder de Astria había sido tan fuerte cubriendo cada parte de la tierra que las leyendas se hizo cierta y las piedras gigantes dejaron de ser piedras.

Lo próximo que se escuchó congelo los corazones de todos.

–¡Se están comiendo a la gente!

*****************

–Burak tenemos que salir– dijo Astria pero él no dijo nada solo bajó su rostro.

Era imposible hacerlo, Burak no se veía en condiciones de caminar, a pesar de su tono de piel mas oscura podía notarse lo pálido que estaba, la transpiración fría que tenía y sin imaginar todo el dolor que le carcomía las entrañas.

–Si nos vamos, no llegaremos lejos. Si luchamos la leyenda dice que solo uno de esos acabó con media ciudad, si fuera un gigante cualquiera pero estos son soldados, guerreros hechos para pelear.

Los gigantes como habían dicho comenzaron a moverse entre el jardín trasero transpasando sin problema las rejas que encerraban el lugar.

–¿Esto parece un sueño o estoy muriendo?

–Burak deja de hablar estupideces ¿Puedes moverte? Vamos– dijo Edgar tratando de levantarlo, Astria también tomó parte de su estómago pero Burak rápidamente se quejó gruñendo con fuerza.

–Gina– susurró Astria, Sam no podía ayudarla y Astria tampoco.

¿Podían dejar a la soldado ahí? Definitivamente no.

Astria giró a mirarla pero en cuanto lo hizo el grito de una mujer invadió todo el lugar. Alzó la mirada y vió a uno de los gigantes tomar a una persona y hecharsela a la boca. Se lo trago por completo sin ni siquiera mordelo, su boca era tan grande que se podía tragar al Átkozott más alto sin la necesidad de atorarse.

Todos los gigantes estaban vestidos con unas armaduras y pieles de animales. Dos de ellos tenían barbas espesas, pero todos tenían unos ojos de color rojo oscuro como si la propia sangre de sus víctimas se concentrara en ellos.

–Van a la ciudad– susurró Astria– la gente, los niños...– dijo sin sacar los ojos de aquel gigante.

–Hay que aprovechar para marcharnos ¡Merry!

–No... No podemos solo irnos. Burak hay que hacer algo y aún no encontramos a Cedric.

–Cedric está muerto– susurró llevando lentamente su mirada a ella. Luego miró hacia el otro extremo del jardín, no sabía dónde estaba pero el hombre que había caído por la ventana era su hermano.

Burak aún estaba bastante pálido pero la imagen de su hermano siendo tomado por Hunur llegó a su mente. Cedric había tratado de cortarle el cuello pero la espada no llego a cortarle, contrario a eso Hunur se levantó y lo tomó del cuello lo mismo que hizo con los otros soldados. El poder del hechicero se había asentado con la energía vital del propio príncipe de Átkozott, al menos lo reconfortó sabes que había muerto antes de caer.

Astria intentó no pensar en lo que había escuchado, volvió a posar sus ojos en el gigante que siguió agarrando a más personas alimentándose con ellas. No podía dejar que todo acabara de esa forma, ella había sido la responsable de haberlos despertado y pensó que si no hacía algo el caos no solo en este Reino se formaría, sino en toda la tierra.

Recordó las palabras de ella misma "No hay en el mundo hechizo, moustro, ser humano o animal más fuerte que yo"

–Tengo que hacer algo, al menos debo intentarlo– se susurró a si misma.

Pensando en aquello, dió unos pasos sin pensar en nada más que en ello. Las palabras de Burak y de Edgar tratando de detenerla se esfumaron con el viento.

Astria respiró profundamente alzó la mano hacia el cielo y una luz blanca se elevó hasta el espacio cinderal.
Al hacerlo todos los gigantes se detuvieron como si algo les hubiera dado la orden de hacerlo, y luego al mismo tiempo giraron sus rostros para llevar sus ojos hacia la luz en especial hacia aquella pequeña mujer que lo hacía.

–¡ASTRIA!– ni siquiera la voz de Burak llegó a los oídos de ella. Cuando los ojos de los gigantes se posaron en su imagen Astria se congelo, pero solo fueron unos minutos.

Si Burak tenía la habilidad de proyectar terror a los enemigos, esto no tenía palabras, era como si pudiera sentir el dolor de la gente que había sido devorada. Todos los gigantes solo los tragaron con excepción de uno, el gigante de armadura negra los desgarraba con los dientes, extremidad por extremidad antes de tragarse el torzo. Claramente podía tragarselos completos pero aquello solo era mera diversión.

Astria apretó fuertemente los dientes y las piernas, sentía que se podía orinar en cualquier momento y su cuerpo comenzó a temblar cuando el gigante que estaba más cerca dió pasos aproximándose.

–No se acerquen– dijo Astria pero no dirigiéndose hacia los gigantes, sino a todos las personas que tenía atrás, entre ellos su esposo.

Al escucharla muchos ojos brillaron con colores celestes y ninguno dió un paso más.

Estirando ambas manos al cielo, Astria sintió como desde su interior comenzaba a juntarse la energía, muy parecido a los gases. Un dolor leve se concentro en su barriga y cerró por unos segundos los ojos. Ella no se dió cuenta pero mientras aquel malestar comenzó a moverse hacia sus extremidades extendidas, su cabello volvió a teñirse de color blanco.

Dió unos pasos hacia delante separandose de toda la gente que la obserbaba, alejándose de toda la seguridad que podía haber tenido pero valientemente no miro atrás.
Burak ignoró sus palabras, trató de acercarse pero más de un soldado lo detuvo junto con Edgar. No tenía la fuerza para seguir por lo tanto fue fácil mantenerlo a una distancia prudente. Extrañamente Astria llamó la atención de todos los gigantes y aquello les hizo preguntarse si ella también tendría el poder de controlarlos.

Mientras el gigante más cercano estrechó la distancia, los demás gigantes también se acercaron.
En cuanto el primero lo hizo, del cielo cayó un gran rayo azul electrocutado gran parte de la tierra y con ello al primer gigante. El moustro rugió con una fuerza que lastimo los oídos de todo espectador pero Astria no se inmutó. El rayo no paró, cubrió al gigante de pies a cabeza quemandolo y haciéndolo temblar.

Al cabo de unos segundos Astria cerró las palmas de sus manos y aquel fenómeno se extinguió. Agitada y con el respirar acelerado no dejó de mirar hacia alfrente. El gigante cayó al suelo con su ropa humeante.

Aquello le había quitado casi toda la energía, Astria se dobló un poco pero no quería verse débil frente a los ojos de los demás moustros, tratando de recuperar su aliento volvió a estirar la mano y volvió a tomar más energía lunar. El sudor corrió por su cien, su cabello se movia violentamente por el aire, blanco como la nieve, sus ojos punzantes y decididos del mismo color del mar no se movieron de aquellos seres. Más fuerte que Burak, más fuerte que cualquier Átkozott, ella era la reencarnación de la estrella más poderosa que había tocado la tierra, dentro de Astria no había solo una Dama blanca, dentro de ella estaba el poder de todas.

El próximo gigante, mostrando una sonrisa reluciente, caminó lentamente llegando dónde Astria. Ella volviendo a preparar sus manos lo observó con el ceño fruncido, aquel ser ni siquiera le dió importancia al gigante caído.

Haciendo movimientos lentos se agachó frente a ella para mirarla de cerca, luego abrió sus labios y una voz ronca y fuerte habló.

–Hold? nem kellene itt lenned

Era un idioma muy antiguo, dónde ninguno de los espectadores pudo entender pero, extrañamente Astria si lo entendió.

–¿Luna? No deberías estar aquí.

–¿Luna? Ella no es luna– dijo otro contestándole en el mismo idioma.

–Tragatela entonces Thicio, si no es Luna es una usurpadora.

Aquella voz era distinta a los otros, vino del gigante de armadura negra que había quedado atrás, ni siquiera volteó a mirar a Astria, pero los demás si voltearon a verle.

–Tú, no dejas de ser tú– dijo el más alto riéndose.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro