71.- Insuficiente
Cuando la explosión de aura terminó, Gina no dudo ni un solo segundo en sacar a Astria de allí. Astria también se preguntaba porque ella no había sentido nada. Mirando a Sam que estaba con los ojos desorbitados se fue asustada.
Los soldados atacaron, se escucharon más espadas que resonaron por todo el lugar, más gritos, más terror. La gente corría frenéticamente, los sirvientes, mujeres, hombres, todos lod que habían quedado trataron de salir lo más rápido del Castillo. Habían tratado de prevenir todo pero que Hunur se presentara como si nada antes y logrando pasar al grupo de los Reyes Elfo eso no era parte del plan.
Un plan que claramente no empezó bien desde un principio y estaba lejos de terminar de buena manera.
–¡Evacuen todo!– gritó un hombre desde el primer piso.
Astria iba concientemente ausente, no dijo nada ni hizo nada más que mover sus pies uno tras el otro. No tenía pensamientos y a la vez tenía tantos que no podía procesarlos. Todo era un caos de mucho ruido y movimiento.
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Burak y Cedric se unieron a la lucha sin dudar, mientras Sam intentaba controlar a su hermano con hechizos de amarres, otros se deshacian de más hombres, pero todo surgía infructuoso. Hunur comenzó a consumir cada hombre que se le acercaba y riéndose como loco soltó palabras temibles.
–¡Tú nunca fuiste mi objetivo!– dijo riéndose y de sus pies comenzó un humo negro que cubrió rápidamente todo su alrededor.
El pelo del hechicero se hizo negro al igual que sus ojos que brillaban con una leve luz blanca en medio de tanta oscuridad. Las venas sobresalieron de su barbilla esparciéndose por su cuello y sus brazos. La última parte humana de aquel ser se despojó de él.
La mirada de todos los Átkozott temblaron y tragaron una espesa saliva. Aquel ser dejó de ser humano, era un mostró llenandose de energía vital. Era suficiente para poder tomar el control, el poder y alcanzar la coma de todo.
La profesía era esta y como siempre, se estaba cumpliendo de forma aterradora.
Burak recibió un corte en su antebrazo y mirándose unos segundos se asombró de aquello. No había personas que pudieran dañar su piel dura y Hunur lo hizo con una facilidad inquietante. La posibilidad de morir quizás si estaba otra vez al alcance, pero como había dicho, su esposa había sido la única y ese derecho de derrotarlo quería que solo lo pudiera obtener ella.
El Rey de Átkozott era fuerte al igual que el Príncipe, pero lo que estaba ocurriendo era algo difícil de sobrellevar.
Hunur se hizo de la energía de más soldados, cada uno fue cayendo uno a uno y luego fijó sus ojos en Cedric. Burak entonces comprendió sus palabras, el no venía por él, sino por su hermano.
Los sonidos eran inquietantes, los soldados gritaban de una manera poco natural, la absorción de la energía era fuerte y parecía que los quemara desde adentro mientras todo salía por sus bocas cada vez que Hunur se alimentaba de ellos. Era muy parecido a cuando Mery usaba su energía, como los hilos dorados tocaban la piel de la gente, pero cuando Hunur absorbía aquello parecía una luz disipada en todas las direcciones como si sacara raíces que hacían sinapsis entre ellas.
Luces rojas y verdes envolvieron al hechicero, su torso pronto fue doblándose hasta que una de sus rodillas tocó el suelo.
Los ojos de Sam comenzaron a sangrar. Sintiendo la presión junto con la impotencia que tenía al no poder lograr lo que quería con su hermano. Lo odiaba, lo odiaba profundamente, desde el pacto que tuvo que hacer de forma obligada, con todo lo que tuvo que soportar para que su querido hermano le devolviera todo de mala manera. Hunur no debía vivir, debía morir hoy, ahora, lo más rápido posible.
–¡NO PUEDES CONTENERME SAMUEL!
La presión que se ejercía en ese lugar era bastante que incluso Burak que había tomado al hechicero bajó su poder pudo sentir como su cabeza temblaba. Un líquido caliente cayó de su nariz hacia su boca, su mano extendida comenzó a temblar mientras Hunur no sé arrodillaba del todo. Sus propios hombres lo protegieron para que pudiera doblegar al hechicero, el viento pronto golpeo la cara de todos. Mientras eso pasaba Cedric se aproximó con una espada desenvainándola y levantadora sobre su cabeza le dio justo en la nuca de Hunur.
–¡CEDRIC!
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Astria no fue consiente los primeros minutos, zamarreada por Gina solo se movió de forma brusca y sin control. Corriendo por un pasillo entre unos enormes ventanales, un fuerte sonido la despertó, giro a mirar atrás y pronto un hombre voló por los aires, lo vio traspasar la ventana cayó iluminado por unas luces negras hacia los jardines delanteros. Por la altura, lo lejos del suelo, era imposible que aquella persona sobreviviera.
–Mierda– susurró Gina apurando el paso.
Esas luces, solo significaba una cosa, el hechicero logró tener el mismo poder que tenía la familia Real de Átkozott.
–No...Burak– susurró Astria.
Corrieron por el piso para llegar hacia las escaleras. Astria poco a poco comprendió porque ella no había sido dañada.
Le aterró la idea, ese hombre había logrado obtener el poder de su esposo, pero para haberlo hecho debió haber cumplido con el hechizo. Aquel hechizo dónde la sangre era la más importante. Asumiendo las escrituras se llenó de miedo.
–Selene– susurró– ¿Dónde está ella? ¡¿Dónde está mi hija?!
No le importó el hecho que lo más probable era que había conocido a su progenitor, sino que, la única que podía detenerlo era ella misma. Sam era su hermano de sangre, pero no había tenido descendencia para poder matarlo. En cambio, Astria, Selene era la única razón que tenía ella para dañar a Hunur.
Si él la mataba, entonces Astria estaría perdida, todos estarían perdidos. ¿Qué podía hacer ella? No sabía de hechicería, no tenía poderes tan fuertes y capaz de defenderse. Era la única que podía matar a Hunur y era inútil.
–Burak, ¿Él tampoco podría?
Saliendo de sus pensamientos miró por la ventana y vio algo inusual. Una luz roja como una esfera encerraba el Castillo. Edgar y Mery estaban en la entrada fuera de esta barrera junto con sus hechiceros que trataban de romperla. Estaban encerrados, todos estaban dentro con un hechicero peligroso. Toda la gente que había salido del Castillo se amontonaron tratando de salir pero aquella barrera era como un muro que los dividía con el exterior.
–No...– dijo Astria deteniéndose abruptamente y miró por la ventana hacia afuera.
Bruno no había alcanzado a salir, se veía desesperado tratando de buscar un lugar para traspasar aquella barrera, en sus brazos llevaba la última esperanza junto con Amy.
Todos trataban de golpear, romper y traspasar la barrera rojiza, pero nada daba frutos. Astria con el corazón en la boca, se llenó de miedo. Hunur iría por su pequeña, ella debía salir de allí.
No sabía si podía hacer algo, pero lo intentaría, su hija estaba en peligro, su gente, su esposo y su propia vida. Miró el cielo, la luna a penas se podía ver, pero aquello era suficiente para poder tomar su energía. Alterada no dudo un solo segundo en alzar la mano al cielo y rápidamente las puntas de su pelo comenzó a blanquearse. La luz tocó su palma, pero en vez de absorberla ella hizo una esfera unida en cada uno de sus dedos, luego golpeó la ventana.
-¡NO!- gritó Gina al verla, no tardó un segundo y quebró el vidrio con el puñal de su espada. En cuanto lo hizo, Astria estiró la mano y lanzó la esfera hacia la barrera.
Una hermosa luz blanca con tonalidades celestes llegó a chocar con aquella luz roja y la abrió.
Bruno volteó asustado mirando al Castillo y no dudo ni un segundo en pasar hacia afuera y siguió corriendo sin detenerse. La barrera pronto volvió a cerrarse.
"Quiero vivir, quiero verte crecer, quiero amarte y ser amada, quiero ir contigo, ser digna de ti."
Que su hija marchara lejos, lejos de su lado era lo que más anhelaba, mientras las lágrimas se amontonaban en sus ojos, lamentó el hecho de tener que hacerlo. Selene debía vivir.
–¡NO GINA! ¡DEBO VOLVER, YO TENGO QUE VOLVER!
–¡¿QUÉ ESTA DICIENDO?¡ ¡¿VIO LO QUE ESTA PASANDO?!
–¡PERO GINA, SOY LA ÚNICA QUE PUEDE DETENER A HUNUR!
–¡¿Y COMO LO HARÁ?! ¿Con luces, flores, lo curará? ¿Sabe usar una espada acaso, sabe pelear con ella? ¿El hombre tiene sangre animal? ¡DEJESE DE ESTUPIDECES Y VAMONOS!
Era verdad, era una dama blanca pero una aún muy insuficiente. La cruel verdad llegó a sus pensamientos, su madre había estado con Hunur, su madre que murió cuando ella nació y lo que siempre le recalcaron en el castillo era cierto. A pesar de que antes lo había leído en los pergaminos ahora saber quién era su verdadero padre fue chocante. Ya era suficiente todo lo que sentía, estaba desesperada, asustada y se sentía hundida.
–¿Detenerlo?¿En serio?– pensó. Era absurdo y Gina tenía razón, era una Dama Blanca pero no una guerrera.
Cuando Astria respiró profundamente mientras pensaba en su pequeña, un sonido aterrador llego a sus oídos, en una minúscula fracción de segundos una gran fuerza como la energía las hizo volar. Al mismo tiempo sintió como todo se detenía, sus pies despegándose del suelo, su espalda jalada hacia atrás y su pelo flotar en el aire. No hubo pensamientos, no hubo ni una reacción que impidiera oponerse a aquello y así como todo fue lento, la realidad la golpeo y de un momento a otro todo se volvió negro.
El cielo se cayó, el sonido como un rayo tronó en cada parte del edificio, los pilares se trisaron, las fundaciones del propio Castillo se agrietaron y toda el ala sur se vino abajo. Un gran temblor sacudió todo y Astria perdió rápidamente el conocimiento al caer con fuerza sobre el suelo.
Próximo Capítulo 73.-Caos
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Subiría el que sigue pero les juro que van a querer seguir leyendo el siguiente y el capítulo siguiente (74) no lo tengo disponible.
Elijan aguantarse un poquito para no quedar con tanta intriga o sufrir.
Ustedes deciden.
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