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61.-Un buen Castigo

Esa misma noche Astria volvió a despertar, aturdida se encontró en su habitación acostada en su cama. Con lentitud observó su alrededor y descubrió piedras verdes por todos los bordes de su cama iluminando con una luz tenue, eso solo significaba una cosa.

–¿Piedras curativas?– susurró.

Lentamente movió un poco sus brazos y se quejó del dolor muscular, era soportable, pero aquello le hizo recordar lo que había vivido la noche anterior, sin saber que habían pasado cuatro días.

Tratando de sentarse un dolor agudo le clavo en el vientre bajo y sus caderas crujieron como si se las hubiera roto. Gimió rápidamente del dolor apretando sus ojos y tapando su boca, su cuello también ardió como si se quemara en fuego.

No pudo aguantar llorar, Burak de verdad había sido muy rudo con ella, sentía que todo le clavaba mil agujas, el dolor incluso le impidió hablar con normalidad.

Apretando los dientes se enfureció grandemente imaginando que lo tenía al frente, quería golpearlo y gritarle de muchas maneras.

Concentrándose sacó rápidamente una luz y la llevó a su vientre para acelerar su curación, mientras lo hacía escuchó unos ruidos que venían desde el exterior del pasillo. Había un sonido un poco más agudo y otro grave que rápidamente pensó que era un hombre.

Llenando sus pulmones de aire gritó a los cuatro vientos al causante de su malestar.

–¡BURAK...!

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Burak que había dejado la pequeña reunión con los Reyes, se había encaminado a la habitación y estaba hablando con Amy sobre su pequeña hija. Escuchó rápidamente su nombre gritado con fuerza, aquello le causó un escalofrío que rápidamente lo dejó sin palabras. Gina que custodiaba desde el inicio del pasillo se rio en silencio al ver la reacción del gran Rey de Átkozott.

Amy no dijo nada, frunció el ceño, bajó el rostro para marcharse y dejarlo solo. Ella también le hizo ver su descontento por el trato que había recibido su Reina.

En las condiciones que había dejado a Astria no era algo que se pudieron aguantar solo por respetar títulos, así que malhumoradamente se tragó todo lo que le dijeron.

Había pasado cuatro días completos, Burak no tuvo otra opción que abrir la puerta de forma lenta y pesada. Su mirada fue por pocos segundos a ver a Astria que lo miraba de forma enojada y sus pupilas doradas no volvieron a encontrarse con el celeste de sus ojos.

–Burak, ven aquí– dijo ella fríamente.

–Lo siento– dijo caminando hacia la cama. Llegando a ella apartó unas piedras antes de sentarse en el borde de ella.

–¿Mi Rey ya se encuentra bien?– preguntó ella mirándole, él no pudo evitar sonreír y apretar los labios.

–Sí– dijo subiendo la mirada, la miró pocos segundos antes de volver a posar sus ojos en las manos de ella que continuaba curándose.

–Me alegro– dijo Astria calmadamente pero luego subió el tono de voz– ¡Debería abofetearte!

–Lo sé, puedes hacerlo.

–Así como tú mismo me castigas y me das nalgadas debería castigarte también, ¡Eres un animal!

–De verdad lo lamento, no medí consecuencias cuando bebí de la copa, pensé realmente que no me haría nada– dijo tomando su mano izquierda– lamento haberte tratado tan duramente yo...no pude controlarme.

Astria no dijo nada más después de eso, lo miró con los ojos llorosos, pero seguía muy enfadada, no podía creer que se comportará como una bestia depravada o peor.

Todo podía haber salido mucho peor, pero Burak se controló las últimas horas cuando ella estaba durmiendo, eso no lo sabía ella.

–Desvístete– le dijo.

Burak al escucharla levantó una ceja sobre la otra y sonrió levemente.

–¿Qué harás? Si me vas a nalguear te voy a volver a coger– le advirtió, pero Astria le ignoró.

–¿Tienes alguna junta o reunión ahora?

–Una con Edgar.

–Bien, les diré que no irás.

–¿Qué? No puedo, es importante.

–¿Quieres que te perdone? No te veo sacarte la ropa.

Burak le miró directo a los ojos, no sabía que era lo que su mujer quería, pero por la expresión de su rostro entendió que obedecer era lo mejor para no hacerla enojar más. Había cometido un grave error al tratar de esa forma a su mujer, ahora solo debía mantenerse cabizbajo.

Se puso de pie y girando a mirarla comenzó a desabrocharse la ropa. Astria pacientemente y sin sacar aquella expresión en su rostro, le miró como su piel desnuda comenzó a estar a su vista. La camisa siempre le quedaba un poco más apretada en los brazos siendo un poco más lento en ser sacada. Su torso rápidamente se flexionó cuando él se despojó de aquella prenda.

–Todo– dijo Astria al ver que se había detenido. Burak solo mojó un poco sus labios y continúo sacándose las botas, el pantalón y los calzoncillos.

–¿Ahora qué esposa mía?

–¿Te acuerdas las palabras que me dijiste esa noche?

Si Burak hubiera tenido el miembro completamente levantado seguramente aquella pregunta hubiera hecho que aquello se bajara rápidamente. Burak si lo recordaba y miró hacia un lado respirando profundamente. Aquel rostro avergonzado fue la primera vez que ella lo veía así.

–Si lo hago– dijo llevando su mano a peinar su cabello. Astria mirándolo pudo verle como los músculos de su brazo y del costado se estiraron con aquel gesto– ¿Solo vas a mirarme?

–No– dijo ella y lentamente se corrió hacia un lado de la cama con dificultad– acuéstate a mi lado.

Burak aún sin entender nada le obedeció, enterró sus piernas bajo las frazadas y se acostó de lado mirándola.

–Quiero que medites.

–Oh Astria...

–Sí estoy segura que no necesitas tu energía, yo necesito curarme.

–Hay plantas aquí que pueden...

–No, quiero tu energía porque tú provocaste esto.

Burak cerró los ojos al comprender aquello, Astria lo haría caer dormido si hiciera lo que le pedía.

–¿Y quién te cuidara en la noche?

–Amy puede hacerlo perfectamente.

–Está Bien– dijo de forma pesada y la miró con más atención– podía dormir con ropa.

–Sí también sé eso.

–Lo haré, pero solo si me besas primero.

–No estás en posición de pedir nada.

Burak suspiró al ver que ella no daría marcha atrás, pero no tenía otra opción más que aceptarlo. Cerró sus ojos para concentrarse, pero Astria con su mano libre le tomó la barbilla y le besó.

Estaba siendo fría con él, pero fue ella misma que se ofreció a ayudarle con la poción mágica, a pesar de todo Burak no tenía toda la culpa.

Lo mejor que podía hacer es entregarle una noche de descanso que talvez solo talvez sus pesadillas no lo vendrían a molestar y ella a cambio tendría la energía suficiente para curarse y no quedar agotada.

Burak se apoyó en su brazo derecho mientras que con el izquierdo sostuvo el rostro de ella y la besó con tranquilidad, lenta, pero apasionadamente se besaron. Sintiendo como la carne de sus labios se iba mojando, lo blando de ellos, la dureza de sus lenguas, sus alientos combinándose y haciéndose uno.

Cuando sus respiraciones comenzaron a agitarse la luz y el viento los rodeó por completo haciendo su pelo volar. Astria abrió sus ojos y se encontró con los celestes de su esposo. Delicadamente se separó de sus labios y succionó con fuerza. Una esfera de luz rápidamente apareció de su boca y entró a la de ella.

Astria no se detuvo, cuando sacó el segundo sintió que el brazo de Burak comenzó a temblar pronto terminaría acostándose completamente en la cama y así fue cuando sacó el tercero.

–Ahh...– gimió él pesadamente, en cambio ella hecho su espalda hacia atrás y gimió de satisfacción.

Burak mirándole sonrió lentamente, sus fuerzas rápidamente abandonaron su cuerpo y un cansancio pesado lo aprisionó a la cama.

–Buenas noches sabueso– le dijo volteando a mirarle. Astria ya no se desesperaba al devorar su núcleo por lo tanto no necesito controlarse para robarle uno más.

Burak lo último que vio fue la sonrisa de su esposa, sus hermosos y brillantes ojos celestes. Pensando que si pudiera detener el tiempo sería justamente ese, cuando ella lo miraba con esa sonrisa. Trató de modular algo, pero nada salió de sus labios y entró en un sueño profundo.

"El silencio de mi voz diciéndole... te amo"

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–Mi Reina– dijo Amy detrás de la puerta, habían pasado unos minutos cuando su dama había llegado. Entró con una gran bandeja de comida y cuando observó la puerta se extrañó de ver al Rey dormido a un lado de la cama.

Sus ojos rápidamente buscaron el orbe de luna llena pero no estaba en ningún lado, desechó la idea de que ella lo había controlado.

–¿Todo bien?

–¿Qué crees?– dijo Astria mirando a Burak.

–Coma algo y después continúe. Ha pasado un día completo desde que ingirió comida, hoy usted no ha ingerido nada.

Astria al escucharla se dio cuenta que estaba hambrienta, el dolor no le había permitido distinguir que era el dolor físico y la fatiga del alimento.

–¿Un día?

–Han pasado cuatro días.

–¿Cuatro?

–¿No recuerda haberse despertado? Usted ha despertado estos días y ha comido algo antes de volver a dormir.

–No lo recuerdo.

–Estuvo Sam vigilándola, su esposo tuvo que escuchar más de una reprimenda.

–Se lo merecía– soltó sonriendo mientras volvió a mirarlo y le peino un poco el pelo de su frente.

–Me gusta verla sonreír así. Su pequeña ha estado bien nuestro Rey ha estado pendiente en su ausencia.

–¿Cómo han estado las cosas?– preguntó Astria llenándose la boca con un pedazo de pan que junto en un huevo.

–Hunur está llegando en cuatro días, lo vieron en Rindell. Nuestro Rey coordinaría hoy los refuerzos que se tomarían para el Castillo.

–Mierda– soltó deteniendo su masticar. La reunión si era importante.



Próximo Capítulo 62.-La llave


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Soy malvada, si ya me lo dejaron en claro, en mi defensa debo decir que mi trabajo es estar frente a una pantalla y cuando me dan días donde no tengo que trabajar, lo que menos quiero es estar frente a un pc. 

Pd1: Piedad mujeres crueles 

Pd2: El lunes será igual jajajajajjajajajja sufran mientras yo descanso :D

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