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60.-Arrepentido

Gina se mantuvo detrás de la puerta mientras los demás esperaban noticias, las horas pasaron lentamente hasta que un ruido la hizo salir de su posición.

–¿Mi Rey todo está bien?– dijo en la puerta pero no obtuvo respuesta. Al volver a escuchar aquel sonido forzó la puerta y la abrió un poco asustada.

–Todo... Todo está Bien– dijo Burak limpiándose la boca mientras se apoyaba en una pared. Había agarrado su camisa y la mantuvo en su cintura.

–No te ves bien.

–No... No lo estoy– dijo y volvió a hincarse cerca de la ventana y devolvió lo que tenía su estómago.

Gina lo observó, sus músculos se tensaron y se apretaron, sus abdominales se marcaron con cada arcada, pero nada de eso le produjo algo a la soldado. No era la primera vez que lo veía desnudo, pero era una mujer que sabía muy bien dónde estaba parada y jamás deseaba a alguien que no fuera su amado esposo.

–Le mandaré a traer agua– dijo saliendo a la puerta y en segundos volvió cerrándola a su espalda.

Burak tenía el borde de sus ojos enrojecidos y su pelo revuelto con la transpiración, por otro lado, Astria aún estaba dormida entre las cortinas que ella misma había arrancado.

–Cuando pierde el conocimiento o duerme profundamente... Su poder se pierde– dijo Burak refregándose la frente mientras respiraba agitado.

–¿Del uno al diez cuánto es su celo?

–Cuatro.

–Eso está bien. No voy a preguntar qué fue lo que pasó porque ya lo descubrí. Es malo aguantarse, pero no le queda de otra, seguirá mareado por al menos una o dos horas más.

–Lo sé perfectamente.

La puerta pronto fue golpeada y mientras Gina se acercaba a ella para recibir el agua que había pedido, su Rey volvió a vomitar haciendo sonidos fuertes y desagradables por la habitación.

–Usted fue muy duro con ella– dijo hincándose frente a él y entregándole un vaso que rápidamente relleno con agua– no me extraña que le hubiera frenado.

–Ella... Ella es perfecta.

–Sí, para dejarlo en ese estado ya me lo creo– rio burlándose de su propio Rey– al menos tiene un sueño pesado.

Burak la escuchó, pero tardó unos segundos en abrir bien sus ojos y volver a girarse para vomitar por la ventana. Su celo aún estaba presente, las ganas de volver a estar con Astria aún le mantenían el miembro duro como una roca, pero al dormir y negar los efectos de su cuerpo aquello le produjo un mareo constante.

–Ahh...– gimió incapaz de controlarse.

–Si me lo permite la llevaré al Castillo– dijo Gina mirándolo.

–Gina. Dime tú reporte– dijo deteniéndola.

–Señor ¿No puede esperar hasta mañana?

Burak a pesar de su condición estrechó los ojos y subió una ceja sobre la otra mirándola. No dijo nada, se mantuvo en silencio mientras su respirar se escuchaba fuertemente. Gina no tuvo más remedios que abrir la boca y anunciarle su reporte.

–Llegamos a la casa y la hechicera estaba muerta...– dijo suavemente. Burak se sorprendió por aquel hecho y frunciendo fuertemente el ceño golpeó su cabeza con la pared– lo lamento mi Rey.

–No es tu culpa, pero ¿Ahora qué?

–Quizás se refiere a la mujer más longeva en el tiempo en que la predicación se lleve a cabo.

–Las... las predicciones de mi madre nunca demoran tanto en ocurrir Gina.

–Mi Rey...

–Si Astria no pudiera controlarme... Tú y Cedric...

–No Burak, eso no ocurrirá, usted no es esa persona de la predicción.

Gina sacó su mirada de su Rey y pensó en lo que acababa de decir, la imagen del hombre de ojos rojos invadió su mente causándole un temor que siempre había tratado de ocultar.

–Llévatela antes... antes que me arrepienta.

–Mi Rey encontramos la llave de la torre de Hunur, está en una esfera metálica. Bruno lo llevará al Castillo para que Sam pueda abrirla

–Yo también encontré uno– dijo apuntando a su ropa.

–Bien la examinaremos.

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Astria durmió profundamente, no hubo un sueño que rondará por su mente. Volvió en si cuando el sol se había vuelto a ocultar, comió algo adormilada y volvió a dormir un día más. Enferma Burak ni siquiera pudo verla despierta, arrepentido se mantuvo a su lado cuidándola de cerca.

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Para el cuarto día Edgar y Mery hicieron un pequeño junta familiar en una de las salas de estar. Recordando viejos tiempos se sentaron en los sillones alrededor de la mesa mientras comían, bebían y platicaba para pasar un poco el rato. Más tarde tenían una reunión importante sobre la llave y sobre Reiga.

Burak también participó, pero con la culpa que carcomía su mente, se mostró bastante inactivo en las conversaciones que se llevaban a cabo. Edgar y Sam también tenían una buena relación y fueron llevando el mando de la palabra un buen rato antes de que Cedric encontrara conflicto con la Princesa Olivia.

–Anímate– le dijo Mery inclinándose y dándole un leve toque en el hombro a Burak.

–Debería estar aquí.

–No sacas nada con lamentar, cometiste un error ahora ten paciencia y soluciónalo. De los errores se aprende mi gran Rey.

–No me trates como niño.

–A veces te veo como un gran hombre, pero con Astria muchas veces te comportas como un cachorro y eso es agradable.

–Yo...– Burak trató de defenderse, pero fue rápidamente interrumpido.

–Es una lástima que tu esposa se haya enfermado, pero no por eso vas a quedarte todo el tiempo en tu habitación– dijo Olivia ofreciéndole una copa de vino a Burak y se sentó a su lado en el sofá.

–Si supieras porque está enferma– soltó Cedric soltando el humo del puro que fumaba mientras se reía.

Olivia sin entender volteó a mirar a Burak para encontrar aquella respuesta, pero Burak se hizo el desentendido. No iba volver tocar el asunto y mucho menos explicarle a Olivia que su esposa estaba así por haber mantenido relaciones sexuales con ella sin medirse. Ya se había llevado el regaño de Sam y de Mery por haber sido un inconsciente con su frágil y delicada esposa.

–Olvídalo.

–¿Están peleados? ¿No está enferma?– dijo Olivia mirando a Cedric y volviendo a mirar a Burak. En su rostro solo se reflejó una pizca de alegría que trató de ocultar.

–Las niñas deberían dormir a esta hora– agregó Cedric cambiando el tema al ver la mirada de su hermano.

–Cállate Cedric ¿No tienes nada más que hacer?

–Deberían casarte de una vez quizás así madures.

–¿Si? ¿Así como tú? Aunque te cases eso no te quitará lo idiota– le dijo la muchacha mientras lo miraba enojada.

Burak volvió a ignorarlos mientras se echaba unas uvas a la boca, pero lo que no pudo ignorar era la mirada de la Reina a su lado.

–¿Qué?– preguntó despegando su espalda del respaldar y apoyando sus codos en las rodillas.

–Me preguntaba ¿Cómo Astria pudo controlar su poder y hacer todo lo que hace? ¿No crees que es poco el tiempo?

–Me preguntó lo mismo– agregó Sam que los había escuchado. Con su participación, Edgar también puso atención a aquel tema– la noche que todo ocurrió yo vi a Astria cambiar el color de su pelo.

–¿De su pelo?

Sam explicó lo mismo que le había contado en su tiempo a Burak, cómo habían ocurrido las cosas y que creía que Astria no era como las demás estrellas.

–Usted la vio como esta hoy– dijo Sam. Burak bajó su cabeza al escucharlo– pero le aseguro mi Reina, que cuando despierte bien, tardará unas horas y verá usted a nuestra Reina volver a ser la misma de antes.

–¿A qué te refieres?

–Astria no necesita mucho mis piedras de curación, ella misma curará su cuerpo con una facilidad que llega a sorprender.

–Antes lo hacía más rápido– soltó Cedric mirando a Mery. Hasta el momento había seguido discutiendo con Olivia, pero no pudo evitar meter la oreja.

–¿Es por eso que te casaste con ella Burak?– preguntó Olivia– ¿Y si ella puede hacer todas esas cosas no piensas que también te tiene hechizado?

–Olivia no hables tonterías– dijo Mery.

–Sea lo que sea, no sabemos que la hace distinta a las demás– continuo Sam.

–Su pelo– dijo Olivia– leí que los hijos del Rey León eran todos con cabellos rubios, eso hace que ella no sea una verdadera Princesa. Es una bastarda como yo.

–Olivia– le llamó Edgar– cuida tus palabras ¿Quieres?

–Lo siento, sueno duro. Lo lamento Burak– dijo acercándose a él y le estrechó un abrazo rodeando con sus manos el brazo izquierdo de él mientras apoyaba su rostro en su hombro.

–Astria tiene una afinidad con sus poderes– dijo Sam– se leyó todo lo de las vitrinas en menos de dos semanas y le ha resultado muchas cosas de las que son mencionadas allí.

–Con solo ver lo que hizo en nuestros jardines no tengo la menor duda– dijo Mery sonriendo– tienes una esposa asombrosa.

Burak soltándose del agarré de la Princesa, hecho su espalda al respaldar y movió su cadera para quedar más acostado.

Él también pensaba lo mismo, Astria era maravillosa pero no quería demostrar aquel sentimiento de sentirse afortunado delante de ellos, así que solo bebió de su copa controlando su amor por aquella mujer.

–¿Que paso con la llave?– preguntó.

–Lo he intentado mi Rey, pero probaré otros hechizos para abrirlo.

–Reiga y los demás no han dicho nada– dijo Edgar– mi soldado niega cualquier acusación y es un poco creíble por estar tanto tiempo fuera.

–Entra en su cabeza entonces.

–Eso es lo último que vamos a recurrir– dijo Mery.

–Burak– dijo Olivia girando su cuerpo hacia él y mirándolo detenidamente– estaba pensando que podríamos hacer un baile antes que te fueras.

–¿Un baile Olivia?– preguntó Mery.

–Sería bastante bueno para recordar viejos tiempos además se acerca la conmemoración del cumpleaños del abuelo– contestó ella mirando con un entusiasmo en su rostro que sus ojos brillaron de emoción.

Mientras explicó porque sería bueno hacerlo y también el gusto que le traería compartir con los invitados puso sus manos en el muslo izquierdo de Burak.

Mery continúo escuchándola mientras le sonreía, pero no estaba ajena al tacto que ella hizo con discreción. Disimuladamente miró a Burak pensando que aquello el mismo aprobaba, aunque para ella esa cercanía era peligrosa de parte de su cuñada, el haber compartido su niñez lo hacía un poco más normal.

Burak no pensaba lo mismo, mientras comento un poco sobre el tema tomó la mano de ella y la sacó mientras no dejó que su lengua se detuviera.

–No me gustan cuando se junta mucha gente, suele ser estresante. Si no es importante prefiero no asistir.

–No seas amargado Burak– dijo ella echándose en el sillón y apoyando su rostro en su hombro mientras abrazaba una vez más su brazo.

–Quieres un baile y eres como un árbol que se mece con el viento– rio Cedric.

–Cedric deja de molestarme– reclamó la mujer.

Burak solo los miró con una leve sonrisa, analizando la situación dejó con rapidez de pensar como un hermano y se plantó la idea de verlos a ambos como una pareja. Recordó lo que Gina había dicho, Cedric y Olivia se trataban constantemente de molestar, aunque Cedric podía actuar como un niño a su lado era bastante más maduro que aquella mujer, sería suficiente para que ella sentara cabeza.

–Olivia, ven conmigo un momento– dijo Mery poniéndose de pie.

–Pero Mery estoy cómoda– dijo ocultando su rostro en entre la ropa de Burak.

–No lo repetiré– dijo Mery caminando hacia la puerta.

Olivia hizo un leve puchero con sus labios y se puso de pie ocupando el muslo de Burak cómo apoyó. Salió de allí siguiendo a Mery al pasillo.

–Olivia, no puedes actuar como niña todavía– dijo Mery agarrándola del brazo.

–¿Que hice ahora?

–Sabes lo que estás haciendo. El hombre que está allí a tu lado es un hombre casado déjate de jugar con tus manos.

–A Burak no le importa Mery, además ya me perdonó.

–Claro que si lo hace, te tiene paciencia que es otra cosa, pero si continúas con estos actos ya vas a ver cómo pierde la cordura contigo.

–Reina Mery estoy completamente segura que lo que siento por él es algo mutuo, que no te des cuenta no es mi problema. Él solo está respetando los títulos.

–Niña estúpida– dijo la Reina zamarreando su brazo, estaba bastante enojada por las palabras de Olivia que no dudo en advertirle– espérate que me enteré de algo que hayas hecho y créeme que te encerraré. No saldrás hasta que te encuentre esposo.

–Me comportaré– dijo ella tratando de soltar su agarré, pero la Reina tenía mucha más fuerza que ella– de verdad lo haré.

–No subestimes a Astria...

–Ella no debería ser su esposa, después de todo lo que dijeron ella debería ser hija de un hechicero y tiene a Burak bajó un hechizo– Olivia le reclamó aquello, pero no tardó en recibir un golpe en la cabeza que Mery le dio con el puño cerrado.

–Olivia.

–Tu siempre has dicho que lograré lo que me propongo si lo hago de corazón– dijo sobándose el cabello– ¿Por qué tengo que dejar que esa mujer se quede con él?

–Esto no es lo mismo, déjate de fantasear, Burak no posará sus ojos en ti de otra manera. No puedes hacer nada al respecto, es un Rey y su esposa una Reina respétalos. Si no lo haces yo ya te advertí lo que ocurriría.

–Pero Mery...

–Algún día de estos, Burak se enojará enserio contigo, lo lindo y bonito que le ves a él se irá enseguida. Mujer estúpida.

–Lo aceptaré

–Eres una niña chica para él, no una mujer.

A pesar de que Olivia siempre había actuado de forma cariñosa con Burak, está vez Mery veía mucho interés inapropiado de ella. Tanto como trataba de sobrepasarse con Burak, cómo su trato y expresión de celos enfermizos cuando estaba Astria.

Al principio cuando llegaron, se había preocupado ya que Burak aún no amaba a su esposa, pensó que podía caer entre los coqueteos de Olivia. Respiró profundamente cuando descubrió que los sentimientos del Rey de Átkozott estaban muy inclinados ya a su esposa. Burak actuó correctamente respetando su relación y eso en parte la tranquilizaban.

El mal actuar sin duda era de Olivia.

Próximo Capítulo 62.-Un buen Castigo

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Tengan por sus esfuerzos. Se las hice difícil eh? Jajajjajaj
Gracias me divertí

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