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6.- Burak



Burak siguió bastante inestable desde el día en que volvió a abrir los ojos. A todos les inquieta lo impredecible que podía ser y a toda costa trataron de evitar que se reuniera con Astria y su pequeña hija.

Pasando ya una semana de lo que había ocurrido se le informo a Astria que podía tratar de acercarse al rey. Obviamente se negó con todo lo que había vivido, mientras los ojos de Burak aún permanecieran en rojo, ella era incapaz de verlo de otra manera. Para ella, él no era más que un extraño, un maldito animal salvaje que no tuvo ni una pizca de piedad e intentar matarla.

—Él ya sabe —dijo Cedric apareciendo desde atrás de Astria. Ella había intentado ir a ver a Burak, pero le tenía miedo y llevaba tres días mirándolo por la puerta sin poder entrar—. Puedes conversar con él. Se te hará más fácil si dejas de pensarlo.

—¿Él intentó matarme lo olvidas?

—Sí, al igual que yo —dijo mirándola con ojos penetrantes y una leve sonrisa—. Bueno, ha pasado unos días y dudo que te ataque, sabe quién eres.

Cerdina estuvo días hablando con Burak, le volvió a explicar lentamente lo que había pasado y termino por contarle bien quien era realmente la mujer que había tenido en el suelo y que la había apuñalado. También le contó un poco de ellos y de su hija.

Burak se sintió confundido, había perdido los recuerdos de hace dos años. No sabía que el rey León había muerto, y que había sido él quien hizo cumplir con el pacto de su padre. Tampoco se había enterado que Luther tenía contratos con él, que los había roto y mucho menos sabía que a su lado hoy tenía a una reina.

En el momento en que Astria y Cedric discutían afuera, la puerta se abrió y Burak los miró desde el dintel.

—Entra —dijo mirándola con seriedad. Astria rápidamente se puso a dudar y a respirar agitadamente.

—Mi... re-rey —dijo tartamudeando. Bajo su cabeza y con el miedo en su cuerpo volteó caminando por el pasillo.

—Te tiene miedo —soltó Cedric mirándolo mientras apoyaba la espalda en la pared y sacaba un puro.

—Es entendible. ¿qué has averiguado? —Burak no la recordaba, pero le parecía familiar. Le vio la espalda hasta que ella desapareció y se preguntó, ¿qué clase de hombre habría sido con ella?

—Sam investigará la piedra, cree que puede haber algo más pero no lo sabremos hasta unos días.

—Vigílalos.

—¿A Sam?

—A los dos.

—¿Sabes que te casaste por amor? —Burak miró a Cedric con seriedad. Su hermano también se incomodaba con su mirada. En cuando Burak posó sus ojos en los de él, Cedric bajo la mirada y la llevó hacia la pared de al frente.

—Lo supuse —soltó entrando lentamente a la habitación—. Investigué un poco, no hay nada que me beneficié casarme con ella. Que lo haya hecho a pesar de eso, me llegó la idea de que la amaba.

—Sí, la amabas y lo gritaste por todo el corredor —dijo Cedric riéndose— ¿Extraño no?

—Demasiado para mí —dijo cerrando la puerta.

¿Cómo podía entender lo que estaba pasando? Su sangre aún estaba muy caliente y alterada. Era un pequeño fuego que incendiaba con muchísima rapidez, pero tenía curiosidad. Le intrigaba la idea de cómo era aquella mujer. ¿Qué tenía ella que él la había elegido como reina? ¿Qué era lo que la hacía distinta a las demás?

Su cara le hacía acordar a un pequeño conejo asustadizo, era pequeña, delgada y de baja altura, bastante expresiva por lo poco que había visto. La piel de ella sobresalía ante todos los Átkozott que había visto, ni siquiera en los demás reinos que eran humanos la piel era tan blanca, eso lo llevo a pensar que su piel era igual a su madre ¿Era una dama blanca? Si fuera así, ¿Por qué su hermano o su madre lo habían omitido?

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Astria caminó con rapidez por el corredor y en cuando dio la vuelta por el pasillo, sus pies se movieron por si sola. Terminó corriendo hacia los pastizales del jardín trasero respirando desesperadamente.

—¿Todo bien? —preguntó Gina mirándola desde un pequeño balcón del segundo piso.

—Sí, yo... No. no te preocupes. —El ambiente había cambiado tanto, que Astria evitaba hablar con los demás. Sabía que aún la juzgaban y la culpaban por todo lo que ocurría, pero no sé mostraría afectada e inferior. Un error y todos le dieron la espalda, claro que no fue menor.

—Sé que es difícil lo que está pasando, pero ¿sabes qué? —dijo Gina bajando al primer piso como todo un animal. En cuanto cayó la tierra sintió el impacto—. Yo te creo.

—No quiero tu compasión.

—No, no lo es para nada, pero vi lo que hiciste, yo estuve ahí, quien quisiera al rey muerto no hubiera hecho lo que hiciste. Te arriesgaste y estuviste a punto de perder tu último núcleo.

—Ojalá todos creyeran así.

—Lo harán a su debido tiempo —dijo ella mientras tomaba del pasto una flor pequeña de color amarillo— ¿Cómo está tu herida?

—Cerrada, pero tengo la zona resentida. Duele por dentro.

—Cuando Burak era pequeño solía tener estos cambios bruscos de personalidad. Después de unos días, volverá a ser el hombre gentil que todos conocemos, así que, si no quieres verlo o hablar con él en ese estado, espera un poco hasta que se le pase. Será más fácil después.

—Sí, tienes razón. No puedo sacar su mirada de mi cabeza —dijo Astria soltando un gran suspiro. Apretó la mandíbula fuertemente intentando no desmoronarse—. No quiero verlo.

—Paciencia —dijo Gina dándole unas palmaditas en la espalda—. Por cierto, tu hija es hermosa.

—Sí —dijo Astria tratando de mostrar una leve sonrisa. Sin duda alguna sacaría la fuerza que necesitaba de su pequeña—. Sí lo es.

Los días eran bastante calurosos, Astria aún no se acostumbraba al clima, luego de intercambiar una que otra palabra con Gina, se dirigió hacia el castillo. Ignoró a todos, su mirada la posó en todos lados menos en los ojos de los soldados o de las sirvientas que la miraban aun con desprecio. Subió lentamente las escaleras tomando el camino más largo solo para no volver a esconderse un día más en su habitación. Lentamente dio un paso tras otro hasta que una voz sonó por el pasillo.

—Te he esperado. —Fue detenida rápidamente por una voz muy conocida.

—¿Qué...qué haces aquí? —Astria volteó al pasillo más allá de la escalera y lo vio apoyado en una pared observándola.

—Me preguntaba que hacía la esposa de este hombre.

—Alejarme de ti sin duda —dijo ella mostrándole una cara bastante seria y molesta. Estaba llena de miedo, pero dentro de su habitación, estaba su pequeña hija y no iba a permitir que él se le acercara.

—¿Es así? —dijo el acercándose a ella lentamente.

—¿Qué cosa?

—¿Así es como me tratas siempre?

—Por favor, no te acerques

—Oh... Querida ¿No quieres a tu esposo cerca? —Burak siguió acercándose e ignorando las palabras de ella. Su mirada aún la dejaba perpleja y su corazón corridos saliéndose por su boca.

Astria quedó inmóvil, mientras lo observó que llegó frente a ella y lo miró desde su baja altura, al mismo tiempo que apretó fuertemente los nudillos.

—Tengo algunas dudas sobre ti —susurró sin sacarle los ojos de encima—. Estuve leyendo los informes de mis hombres. Estuviste casi dos o tres semanas con tu hermano y luego vienes a mi tierra y estás en preñada ¿Cómo sé que tú criatura no es producto de un incesto?

—No sabes nada.

—Solo di que no es una bastarda.

Astria no se contuvo, escuchar aquel insulto a su propia hija le hizo hervir la sangre. Levantó la mano con rapidez y una cachetada sonó por el lugar. Burak ni siquiera se movió de allí, ni sintió algún dolor, en cambio Astria apretó los dientes enojada con su mano ardiente observando la leve sonrisa que esté le mostró.

—Mi rey —dijo Catherine interrumpiendo la escena. A ella le habían explicado lo justo y necesario sobre las cosas que habían ocurrido y por el momento ignorando las advertencias que le habían hecho no le tuvo miedo a Burak—. He escuchado que había estado mal de salud, me alegra verlo tan bien. Mi hijo ha preguntado por usted, sabe que aún no dice muchas palabras, pero sé cuándo se refiere a usted...

—¿Tú quién eres? —Burak que hasta el momento no había sacado la mirada de Astria, la dirigió lenta y aterradoramente hacia Catherine.

—Mi rey, yo...

—Oh, sí recuerdo quien eres —dijo Burak sonriendo mientras dio un paso a ella—. Supongo que ya has llorado lo suficiente a León, para que vinieras aquí como la pobre reina indefensa.

—Yo... —Sin comprender Catherine miró un poco a Astria que lentamente se sobaba la mano sin dejar de mirar a Burak. Jamás había visto al rey con otro color de ojo y eso la aterró. Era suficiente para darse cuenta que algo malo había ocurrido.

—¿Te llevas bien con mi mujer o lo que acabas de hacer es parte de tu juego en seducirme? ¿Quién se mete en un problema de pareja sin ser llamada?

—Lo siento mi rey, no pensé que estaban... —Catherine le miró dando unos pasos atrás.

—¿No pensaste? —soltó una leve risita para luego, de forma rápida, le agarró de la garganta y la golpeo con el muro—. No te creas mayor cosa. Conociéndome, la única forma en que estés tu aquí es porque me interesa que el futuro rey de Lomas, sea mi maldita marioneta —le dijo entre dientes acercándose a su rostro intimidándola.

—Burak. —Astria se sorprendió por su cambio brusco, pero no pudo moverse quedó solo mirando como Catherine era asfixiada por su esposo.

—No te creas gran cosa reina Catherine. —La volvió a separar del muro para luego golpearla una vez más—. Te soltaré solo porque está ella aquí —dijo refiriéndose a Astria—. Pero tú vida no hace falta en el futuro de tu hijo, tenlo en cuenta siempre que trates conmigo.

—Está bien... Sí-sí yo...lo haré.

—Burak —dijo Astria con una voz más fuerte—. Déjala, si quieres conversar conmigo vamos afuera y tú, no te vuelvas a acercar a nosotros.

Burak volteó lentamente a mirarla, mientras soltaba gradualmente el cuello de la antigua reina de Lomas. Luego, mientras se levantaba más erguido, soltó un leve gruñido mientras llegó a ella, no dijo nada, de hecho, Astria tampoco espero algo de él y solo se marchó siendo seguida.

—Entonces si es así.

—No Burak no es así como nos tratamos —dijo sin voltear a verle. Burak pronto llegó a su lado— ¿Por qué la dejaste?

—Porque me gusta tú cara de conejo asustado, pero con ella te pusiste ruda.

Astria sentía que lo odiaba, ni la forma de hablar, ni de expresarse, ni su mirada era algo que Burak haría o diría. Mientras caminaron por el corredor hacia las escaleras que daban a los patios de atrás. Cruzaron un corredor lleno de ventanas que iluminaban lentamente por la luna.

—Ven aquí —dijo con voz áspera. La agarró de la mano y la empujó a la luz. Una escena conocida para ella que recordó actuando rápidamente. Burak puso sus manos agarrando su ropa cuando Astria hablo deteniéndolo.

—¡SOY UNA DAMA BLANCA!, Soy igual a tu madre por favor no rasgues mi vestido —dijo agarrando las manos de él.

—¿Por qué no me lo dijeron?

—¿Tengo la piel blanca y mis ojos celestes eso no te dio una pista?

—¡A LA MIERDA TU PISTA!

—Ya, tranquilo discúlpame. —Burak la soltó, pero no dejó de mirarla enojado—. Solo pensé que era un poco obvio siendo tu madre...

—Aun no me explico ¿Por qué me case contigo? ¿Es por esto?

—No, yo... Puedo explicarte de a poco todo, pero no vuelvas a tomarme tan bruscamente —dijo ella sobando su muñeca, Burak no media su fuerza y le quedo doliendo su agarre.

—Respóndeme lo que te había dicho antes de ser interrumpidos.

—Mi hermano me trató sin importancia, pero jamás me violó —le mintió.

—¿Y estuviste cuántos días inconsciente?

—Yo...

—¿Cómo estás segura entonces que no lo hizo?

—Mi rey —dijo Sam mirándolo de atrás—. Con todo respeto majestad, pero si me lo permite yo puedo explicarle.

—¿Que tiene ahora la gente de aquí que le gusta meterse en conversaciones ajenas? ¿Puedes contestarme eso también? — dijo Burak volteando a mirarle, en cuanto lo hizo. Astria dio unos pasos al costado para tomar distancia de él.

—Lo lamento mi rey.

—El próximo que me interrumpa deseará no haberlo hecho.

—Sí mi rey, lo que usted diga —dijo Sam bajando la cabeza. Incluso él estaba actuando sumisamente—. Déjeme decirle que la pequeña tiene sus ojos, si usted la ve y la siente sentirá su propia energía en ella. Ella es sin duda su hija.





Próximo Capítulo 7.–Un hombre Similar al Rey.

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